Mirad a vuestro rededor; ved la profusión de símbolos extraños y deconocidos envolviéndonos en su misterio. Acercaos a ellos y descubriréis que son libros abiertos de sabiduría, tan claros y sencillos, que a veces, hasta deslumbran con su luz.
Tened presente que nada es vano o fortuíto, ni los símbolos ni el Ritual. Si os parece, si los creéis pueriles, es solo porque aún impìde vuestra visión la superficialidad profana de vuetras costumbres.
No ambicioneis ni grados ni cargos ni honores que, de todos modos, son simbólicos. Más bien retiraos con frecuencia a vuestro cuarto de reflexiones y allí auscultad vuestra conciencia. Así sabreís, sin género de duda, donde realmente estáis ubicados.
Aprended de los aciertos de vuestros HH.•., sin juzgar sus errores y admirad en ellos su fuerza, sin deteneros a criticar las flaques que descubráis. Acostumbráos a tener siempre a vuestro alcance la primera piedra. Entonces comprenderéis cuan difícil es arrojarla.
Tened cuidado con el dineo, implacable corruptor de conciencias. Si es escaso porque os impulsará a buscarlo,. aún a exprensas de vuestra dignidad. Si abunda, porque entonces podrías sentiros tentados a desear que otros, por poserlo, se humillen ante vosotros.
No apoyéis a nadie sin condiciones, porque así empeñáis vuestra libertad a los errores ajenos. Debéis, en cambio, mantener despierto vuestro discernimiento para sopesar hasta las cosas nimias, de diario vivir.
No creáis lo que os digan, pues existe mucha gente mentirosa y equivocada, convencida de su error. sed compasivos, pero no permitáis que influyan en vosotros, que tenéis en vuestro corazón un guía certero e insobornable.
No os preocupéis tanto por vuestros derechos supuestos como en cumplir con vuetras obligaciones, pues a medida que vayas evolucionando en conciencia, descubriréis que aumentan estas últimas y se esfuma la apariencia de las primeras.
Cumplid con las obligaciones que tenéis con vuestra familia, vuestra religión y vuestra patria. No descuidéis estos deberes y sed un hombre de bien.
Sed justos, y sobre todo buenos, pues es lo mejor. Sin embargo tened presente Q.•.H.•. que buenos o malos de aquí a algunos años, solo restará de nosotros, un informe montón de huesos desnudos.
Christian Gadea Saguier, 2001.
Tened presente que nada es vano o fortuíto, ni los símbolos ni el Ritual. Si os parece, si los creéis pueriles, es solo porque aún impìde vuestra visión la superficialidad profana de vuetras costumbres.
No ambicioneis ni grados ni cargos ni honores que, de todos modos, son simbólicos. Más bien retiraos con frecuencia a vuestro cuarto de reflexiones y allí auscultad vuestra conciencia. Así sabreís, sin género de duda, donde realmente estáis ubicados.
Aprended de los aciertos de vuestros HH.•., sin juzgar sus errores y admirad en ellos su fuerza, sin deteneros a criticar las flaques que descubráis. Acostumbráos a tener siempre a vuestro alcance la primera piedra. Entonces comprenderéis cuan difícil es arrojarla.
Tened cuidado con el dineo, implacable corruptor de conciencias. Si es escaso porque os impulsará a buscarlo,. aún a exprensas de vuestra dignidad. Si abunda, porque entonces podrías sentiros tentados a desear que otros, por poserlo, se humillen ante vosotros.
No apoyéis a nadie sin condiciones, porque así empeñáis vuestra libertad a los errores ajenos. Debéis, en cambio, mantener despierto vuestro discernimiento para sopesar hasta las cosas nimias, de diario vivir.
No creáis lo que os digan, pues existe mucha gente mentirosa y equivocada, convencida de su error. sed compasivos, pero no permitáis que influyan en vosotros, que tenéis en vuestro corazón un guía certero e insobornable.
No os preocupéis tanto por vuestros derechos supuestos como en cumplir con vuetras obligaciones, pues a medida que vayas evolucionando en conciencia, descubriréis que aumentan estas últimas y se esfuma la apariencia de las primeras.
Cumplid con las obligaciones que tenéis con vuestra familia, vuestra religión y vuestra patria. No descuidéis estos deberes y sed un hombre de bien.
Sed justos, y sobre todo buenos, pues es lo mejor. Sin embargo tened presente Q.•.H.•. que buenos o malos de aquí a algunos años, solo restará de nosotros, un informe montón de huesos desnudos.
Christian Gadea Saguier, 2001.
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