domingo, octubre 29, 2006

LA MASONERÍA ES UNA PÉRDIDA DE TIEMPO

by R.W.Bro. LEON ZELDIS


Comienzo esta plancha con la declaración categórica de su título. Querido Hermano lector, estamos perdiendo el tiempo. Pero espere un momento, antes que usted apriete la tecla correspondiente y borre esta plancha. Antes de hacerlo, lo invito a pensar un instante acerca de lo que acabo de decir.

¿Qué significa perder el tiempo? En un primer instante, pareciera ser una pregunta muy sencilla de responder. Bueno, ¿qué piensa usted, querido hermano lector?

Para no extender más de lo necesario esta pequeña plancha, voy a dar una posible definición: perder el tiempo es pasarlo haciendo algo inútil, o no haciendo nada. Lo que se dice, matar el tiempo. William James, el psicólogo, decía que matar el tiempo no es un asesinato, sino un suicidio.

Volviendo a la definición que acabo de proponer, evidentemente, la segunda posibilidad es inaceptable. Estamos haciendo algo, aunque no estoy seguro de qué es lo que hacemos, pero no estamos de brazos cruzados. La primera posibilidad, entonces, es la única que se nos aplica. Estamos haciendo algo… inútil.

¡Ah! Pero entonces surge otra interrogante. ¿Qué significa inútil? O bien, lo que es lo mismo, ¿cuándo es útil una actividad?

Aquí estamos entrando en el fangoso terreno de la filosofía. Pero no hay que asustarse, no voy a seguir el consejo de Bertrand Russell, quien escribió que hacerse inteligible es suicidio para el filósofo.

Ya mencioné suicidio dos veces, y como no queremos suicidarnos, conviene que tratemos de decidir sobre lo que es útil, y para comenzar echemos un vistazo a la doctrina que considera lo útil como base de toda filosofía: el utilitarismo.

Veamos qué dice Don José Ferrater Mora acerca del Utilitarismo en su Diccionario de Filosofía:

"El utilitarismo es la doctrina que sostiene el primado del valor de utilidad sobre los demás valores o que sostiene inclusive que sólo él es propiamente un valor". Es decir, no hay cosa que tenga valor si no es útil.

Más adelante especifica, que en su fundamento, el utilitarismo sostiene que todo en la naturaleza o es ventajoso o es nocivo.

El filósofo inglés Bentham hace un juego de manos, y sustituye el Placer por la Utilidad. Es decir, es útil lo que nos da placer, o evita el dolor. John Stuart Mill, otro inglés, quizás el más famoso de la corriente utilitaria, señala que hay distintas gradaciones de placer, y llega a la conclusión que los placeres intelectuales y afectivos son superiores a los sensibles. El placer de escuchar buena música, o de encontrar la respuesta a un problema, dice, es superior al de comer un rico plato, o acostarse con una joven hurí. No sigo en este terreno, pero creo que Mill escribió esa opinión a los 55 años, que en su época era una edad avanzada y cuando las aventuras amorosas ya excedían su capacidad.

Todo esto es un poco abstracto. Volvamos a la tierra. Cuando decimos que algo nos es útil, significa que nos da provecho. El provecho puede ser material – es útil, por ejemplo, ganar más, o tomar un remedio para mejorarse de una enfermedad, o inmaterial, como por ejemplo, tener buenos amigos.

Veamos desde esta perspectiva, si es útil venir a las tenidas de la Logia, sentarse a escuchar una plancha, realizar una ceremonia, poner unas monedas en el T\ de la V\ y volver a casa, o leer la plancha en el ordenador.

¿Dónde está la utilidad de lo que acabo de describir?

En la logia no ganamos dinero, no hacemos negocios, no nos aprovechamos uno del otro y me atrevería a decir, que estar sentado un par de horas en duras sillas no nos produce gran placer.

¿No sería más agradable quedarse cómodamente sentado en el mullido sillón frente al televisor o la computadora, tomar una copita, o chupar un mate bien cebado, escuchar buena música, leer una novela de detectives o algo más serio?

Eso, sin duda sería agradable, es decir, útil.

Sin embargo, comienzo a vislumbrar algunos indicios de que no todo está perdido.

Veamos, ¿Qué se nos declara respecto al objetivo de nuestra institución? La Masonería – decimos - pretende tomar hombres buenos y hacerlos mejores, y por su intermedio mejorar la sociedad humana para alcanzar el ideal de una humanidad sabia, ilustrada y tolerante, donde la fraternidad sea el vínculo universal entre todos los seres humanos.

¿Son útiles todos estos objetivos? Tenemos que suponer que lo son, por irrealizables que sean en un momento y un entorno dados.

Y aquí volvamos un instante al tema del utilitarismo. No cabe duda que el odio, la guerra, los conflictos - el terrorismo - no pueden producir placer. Sólo a las mentes desquiciadas puede dar satisfacción el asesinato de un niño. Personas normales no gozan con el dolor ajeno.

Por lo tanto, todo lo que conduzca a suavizar las asperezas entre las personas, o sea, a incrementar su confraternidad, debe ser positivo y útil.

Estoy contradiciendo mi proposición inicial. Peligroso. Pero sigamos adelante.

Examinemos algunas otras actividades de la vida cotidiana. Por ejemplo, ¿es útil ir al estadio a presenciar un partido de fútbol? No sólo no nos da un provecho material – no ganamos nada – sino que encima nos cuesta la entrada. ¿Cuál es el provecho que nos da? Algo inmaterial, el placer de ver ganar a nuestro equipo, o la oportunidad de mandar al diablo al otro cuando gana.

Recordemos que cuando nosotros ganamos, es porque lo merecemos, mientras que si gana el otro, es por pura suerte.

Veamos otras actividades. Leer una novela, o mirar la televisión, ¿en qué medida es útil? Tenemos que reconocer, sólo en la medida que nos produzca placer, satisfacción. O sea que estamos confirmando la proposición de Bentham, que mencioné antes.

Pero si esto es así, resulta que hay un sinnúmero de actividades comparables, como ir al cine, ir al teatro, a la ópera, a un concierto, ir de compras, ir a la sinagoga, o por último, ir al cementerio – cuyo único placer es la satisfacción de cumplir con un deber moral. Alguien dijo que asistía a todos los entierros de sus amigos, porque si no, ellos no iban a asistir al suyo.

En todas esas ocasiones que acabo de mencionar, se puede afirmar que perdemos el tiempo, a menos que aceptemos la equivalencia útil igual placentero.

Sin embargo, hay actividades, como hacer el nudo de la corbata, ir a la peluquería, lustrarse los zapatos, que ni siquiera bajo esta perspectiva pueden ser consideradas útiles. No hay una obligación moral de cortarse el pelo, y no creo que nos de placer. Y si embargo lo hacemos, perdiendo el tiempo.

El tiempo, queridos hermanos, es el único capital irremplazable, y sin embargo lo despilfarramos día a día, de hora en hora, de minuto a minuto.

Volvamos ahora a la logia. Probablemente algunos de ustedes ya se habrán dado cuenta que hay un error básico, una laguna crucial en mi planteamiento. He estado hablando todo el tiempo del punto de vista del individuo, de uno mismo, y dejé de lado – por el momento – el resto del mundo, la familia, el entorno humano en que vivimos, la sociedad a la que pertenecemos.

Ampliando la mirada, haciendo zoom out, el problema es más complicado; hay actos que pueden no ser útiles para el individuo, pero sí serlo para la sociedad. Un caso sencillo es el del soldado que arriesga su vida para defender la patria. No hay aquí placer alguno en patrullar la frontera, o entrar sentado dentro de un tanque, y sin embargo lo hacemos, porque es útil para el país, y el país incluye a nuestra familia, y la familia nos incluye a nosotros mismos. Así que tenemos un caso de algo útil que no es placentero.

Repito, volvamos a nuestra logia, tomando nuestra logia como representante de toda la Francmasonería (¡ojalá fuera así!).

No sé si ejecutar bien una ceremonia – una iniciación, por ejemplo – produce placer. Creo que sí. Es el mismo placer de cumplir bien un deber, de ejecutar una tarea bien hecha. Es el placer del artista que termina su obra, del concertista que queda satisfecho de haber tocado bien.

Pero hay más. Escuchamos planchas – no ésta, por supuesto – y aprendemos algo. Un filósofo dijo que cuando la mente se estira para abarcar una nueva idea, nunca vuelve a su tamaño anterior. Ensanchando nuestro horizonte mental podemos tocar el borde de lo desconocido. Eso es filosofía, Querido Hermano; como dijo Bertrand Russell, ciencia es lo que uno sabe, filosofía lo que no se sabe. Cuando dos personas intercambian dos monedas iguales, cada uno se queda con lo mismo que tenía antes, pero cuando intercambian dos ideas, ambos quedan más ricos.

Si consideramos sólo la riqueza material, aquí estamos realmente perdiendo el tiempo; pero si se trata de riqueza mental, incluso me atrevería a decir, riqueza espiritual, estamos haciéndonos más ricos. Más ricos en ideas, más ricos en amigos, más ricos en oportunidades de contribuir al bienestar de la sociedad y al progreso de nuestro país. Así que confieso haberme equivocado en el título de mi plancha. Pero quizás fue intencional.

He llegado al fin de mi trabajo. Alguien dijo que si uno no puede decir lo que quiere decir dentro de veinte minutos, es mejor que escriba un libro.

El mensaje que quiero comunicarles con mi plancha es muy simple: si en Masonería perdemos el tiempo o no, depende de nosotros mismos. Hagamos todos, cada uno de nosotros, lo necesario para que no tengamos jamás la sensación de haber perdido el tiempo.

domingo, octubre 22, 2006

Algo sobre semiótica, estructuralismo y cómo se encuentra en la masonería



Antes de empezar el desarrollo del trabajo considero pertinente definir los conceptos que vamos a tratar, esto con la finalidad de una mejor comprensión de trabajo.

Empecemos por Estructuralismo. El estructuralismo es la rama de la teoría de la comunicación que se encarga del estudio del mensaje en el proceso comunicativo. El modelo de comunicación está compuesto por tres elementos básicos que son: emisor, mensaje y receptor (preceptor). Y el estructuralismo es el que se encarga del estudio del segundo elemento del proceso comunicativo.

El estructuralismo plantea que para una buena compresión y estudio del mensaje este debe descomponerse en partes. Lo ve como una gran estructura que debe ser descompuesta en otras más pequeñas, para después ser armado y así lograr a una interpretación del mensaje. Desde luego que debemos elegir las estructuras y los códigos adecuados para poder interpretar un mensaje.

Veamos ahora dos definiciones de semiótica, ambas de Umberto Eco:

"La semiótica es la disciplina que estudia las relaciones entre el código y el mensaje, y entre el signo y el discurso". Por otro lado, el mismo Eco dice que "la semiótica se ocupa de cualquier cosa que pueda considerarse como signo. Signo es cualquier cosa que pueda considerarse como substituto significante de cualquier otra cosa. Esa cualquier otra cosa no debe necesariamente existir ni debe subsistir de hecho en el momento en que el signo la represente. En ese sentido, la semiótica es, en principio, la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir".

Ya hemos definido los dos conceptos centrales de este trabajo, ahora, algunos hermanos se preguntaran: ¿y qué tiene que ver la teoría de la comunicación, el estructuralismo y la semiótica con la masonería?.

Creo que tiene mucho que ver, en principio de cuentas porque (querríamos o no) al estar aquí estamos entablando un proceso comunicativo entre todos nosotros. Un proceso comunicativo que incluye varios códigos. Tenemos por ejemplo el lenguaje, donde a través del habla damos a entender lo que queremos decir. Otro código es el de los puestos que tenemos; no vamos a dirigirnos de la misma manera al V. . M. . que al H. . Guarda templo, esto influye en la manera que transmitimos el mensaje hacia ellos y hacia los demás; hay reglas para dirigirse a cada uno de ellos, debido a su jerarquía de sus puestos, es decir, un código jerárquico. Tenemos también un código proxémico (la proxémica tiene que ver con la posición de proximidad de las cosas); los maestros, los compañeros y los aprendices no pueden sentarse en el mismo lugar; unos se encuentran al sur y otros al norte.

Quien entra al templo debe hacerlo por occidente y el V. . M. . debe sentarse al oriente; estás reglas están dadas también por un código proxémico. Si siguiéramos pensando encontraríamos más códigos dentro de nuestro rito masónico (y desde luego que hay infinidad de códigos).

Ya vimos, y creo que ha quedado bastante claro, que manejamos códigos. Ahora veamos que también manejamos signos.

Por ejemplo: la marcha como signo representa las tres edades del ser humano; la escuadra como signo representa la materia o la rectitud (entre otras cosas); el compás como signo representa al espíritu; el piso como signo representa la dualidad; el templo como signo representa el universo etc. Así pues, todos los elementos masónicos pueden ser vistos como signos (y de hecho lo son, porque los signos son un todo).

Ahora bien, dejemos dejar en claro algo (y que menciona la semiótica), y es que los signos no pueden ser estudiados de manera aislada. Y eso es lo que se hace en la masonería; a la hora de interpretar el mensaje masónico utilizamos los distintos signos que tenemos en el templo y en nuestro ritual, pero no los utilizamos de manera aislada.

Es así como unimos lo que significa la marcha con lo que significa la escuadra que hacemos con nuestros pies y el brazo; es así como unimos el significado de los cuadros con el significado del ara y el hecho de que caminemos por encima de esta dualidad.

Como se dan cuenta hermanos, los masones actuamos de una manera estructuralista. Tenemos una unidad macro (que es la masonería) a la cual dividimos en unidades micro (signos, símbolos, significados, diálogos, puestos, etc.) para poder interpretar las enseñanzas y el mensaje de la masonería. Así pues, sin quererlo, bien podríamos hacer semiótica dentro del templo.

Aunque normalmente nosotros hacemos semiosis; la semiosis es un fenómeno de lectura e interpretación de signos en un nivel pragmático. Se trata de una práctica cotidiana para la cual no se requiere un grado alto de especialización. Todos hacemos semiosis, no todos hacemos semiótica. Nosotros estamos acostumbrados a este proceso semiótico dentro del templo, lo hacemos de manera natural, gracias a las enseñanzas del simbolismo masónico. Para hacer semiótica deberíamos ir más allá de los significados que se nos dan aquí (que vendría siendo un nivel textual de mensaje, pensar no sólo en el qué y no en el por qué o el cómo).

Por ejemplo: un semiótico, al hablar del piso, no se quedaría sólo con el significado de la dualidad. Buscaría por ejemplo en los códigos de color o de física, una explicación más allá. Diría por ejemplo que a nivel de los colores el blando tendría que simbolizar la unión de la energía de todos nosotros y el negro la ausencia de energía; pero que combinadas dan un equilibrio. A nivel de física diría que el blanco rebota la energía y el negro la absorbe. Así pues vemos como el semiólogo busca más códigos para interpretar el mensaje.

Debemos recordar ante todo el carácter subjetivo de la semiótica, la semiótica no busca implantar una verdad absoluta en la interpretación de los mensajes, pero si busca darle una amplitud a los mismos.

En el caso del hipotético semiólogo y su interpretación del piso, podríamos pensar (de acuerdo al código que nosotros manejamos) que su interpretación acerca del piso no es correcta, pero tampoco es del todo descabellada, en dado caso, lo único que hizo fue buscar códigos que se adecuaran al estudio del mensaje.

Para finalizar este trabajo me gustaría regresar a mencionar las dos clases de estructuralismo que hay: Uno es el "estructuralismo operativo" y otro el "estructuralismo ontológico".

El "estructuralismo ontológico" plantea que sus modelos de análisis de la realidad son únicos y universales, no permite la entrada de otros modelos. El "estructuralismo operativo" es más flexible, sabe que los modelos de análisis no son universales y permite la entrada de nuevos modelos.

Así pues, tratemos de ser "masones operativos" dejando que los hermanos nos se queden con una sola interpretación de los mensajes masónicos, sino que busquen más allá.




La meta secreta de la Masonería


La meta secreta de la Masonería que es la de tomar librepensadores y sabios más arriba de la condición común y hacerlos aún mejores; y esa formación se hace por selección e iniciación. Según el manual de la Organización, la definición es: Institución filantrópica, filosófica y progresiva.. Teniendo por objeto el ejercicio de la beneficencia, el estudio de la moral universal, el análisis de las ciencias y de las artes, la práctica de todas las virtudes.

Su enseñanza se extiende sobre todo a un punto: la Tolerancia.

Esa tolerancia permite pues a sus miembros de pertenecer a no importa qué religión o concepción con la obligación de su parte de reconocer las mismas libertades a los otros. Debido a ese hecho, la masonería no es una religión, pero de otra parte, seria inexacto también de pretenderla antirreligiosa. En las reuniones, la religión es discutida, comentada y la teología, sin ser puesta en duda, puede ser analizada y debatida; ello se debe a que los adherentes tienen derecho a la palabra y no están sometidos a un dogma obligatorio. El Franc-masón puede dar su aviso por o contra no importa qué ideología.

En los países occidentales y de Fé cristiana en general, algunos han pretendido que la Masonería era anticristiana.... Nada más falso, la mayor parte de los -Masones son cristianos, pero muy a menudo anticlericales, lo cual es diferente. Se puede suponer sin embargo una mayoría de Protestantes por una minoría de Católicos en las Logias Masónicas. Esto provendría a que los Masones, en principio de Fé cristiana se oponen no obstante a los dogmas, no aceptan como cierto la idea de la transubstanciación, protestan contra la infalibilidad del Papa, etc... Cuestiones rechazadas por los Protestantes que no dejan por ello de ser mucho menos buenos cristianos. Se puede también, a pesar de ser de confesión católica, adherir á la -Masonería, ya que en efecto no es esta Institución la que va contra la Religión sino más bien la religión apostólica romana quien sería entonces antimasónica. Mientras que no se le pide al católico de abandonar su Fé para adherir a la Masonería, las autoridades eclesiásticas condenan a los Masones.

Cristianos, Judíos, Musulmanes y hombres de todos los pensamientos, están reunidos en el seno de la Masonería en un espíritu fraternal lo que va contra los dictados de Roma y hace pensar que esa organización está dirigida contra el Clero, mientras que ella permanece independiente de toda religión fanatizada y persigue su meta de establecer una gran familia humana sin ningún prejuicio contra quien o qué ello sea.

En efecto, los Masones son por la mayor parte, seres que han simplemente evolucionado, es decir que sin renegar su Fé de origen, ellos se han elevado a un grado superior de comprensión y no sienten más la necesidad de una disciplina religiosa. En consecuencia, los miembros no estaban obligados a abandonar su. primera religión, conservando generalmente las bases de sus concepciones originales aumentadas de nuevas « realizaciones ». Así se verá los cristianos: Protestantes o Católicos, no practicantes del Culto, pero que permanecen fieles a los principios de la cristianidad en su aspecto moral, social y aun a veces, teológico.

El mismo fenómeno se pasa en Oriente donde se verán los Budistas, los Zoroastrianos, los Hindus, etc... adherir a la Masonería, continuando aun a veces la práctica del culto de su religión de nacimiento.

Es preciso repetirlo aun una vez, la Masonería no es una religión, sino más bien una Escuela de Iniciación; su ritual, antiguo corno el mundo, toma un simbolismo cuyos elementos provienen de fuentes innumerables: Gnosis, Hermetismo, Qabbalah, Sufismo, Yoga, matemática pitagórica, etc.

Se reconoce que la Iniciación masónica es superior a las otras iniciaciones: un ritual de muerte y de resurrección. El « Gabinete de Reflexión » en el cual es introducido el profano, antes de su iniciación, esta pintado interiormente en negro; osamentas, un cráneo humano son colocados y a veces ocurre que él sea situado en un pasaje practicado bajo tierra. Esto simboliza evidentemente la tumba. El profano debe despojar el « hombre viejo ». Ese Gabinete simboliza igualmente el grano del cual hablan las Escrituras: « Si el grano no muere después que ha sido echado en la tierra, no queda más que él. Pero si él muere, dará mucho trigo ». Ocurre que esa frase sea pintada sobre la pared. La palabra « neófito » significa por otro lado: « nueva planta ».

Con las nociones de iniciación, estamos bastante lejos de los ideales democráticos que son aquellos de la mayoría de los Masones, prosigue el autor del artículo antes citado. La Iniciación está reservada a una « élite ». La palabra « élite » tiene la misma raíz que « elegido ». Pero « elegido » en el sentido en el cual lo comprendía el Cristo cuando él decía: Hay muchos llamados y pocos elegidos, para poder ser iniciado, es preciso poseer ciertas calificaciones. La individualidad debe ser tomada tal como ella es en efecto, con todos sus elementos constitutivos y hay calificaciones concernientes a cada uno de esos elementos, comprendido el elemento corporal ».

No hay ahí nada de injusto y no es orgullo que considerarse como dedicado a ser iniciado. Se admite bien que todo el mundo no es capaz hacer matemáticas superiores, de ser artista, sucede lo mismo para un oficio, ya que la iniciación masónica era al origen una iniciación artesanal. La iniciación masónica es, en fin, una iniciación de « pequeños misterios » para emplear un término usado en la antigüedad griega: los «pequeños misterios » comprenden todo aquello que se relaciona al desarrollo del estado humano encarnado en su integralidad; ellos llegan pues a la perfección de ese estado, es decir a la restauración del estado primordial. Los «grandes misterios » conciernen la Realización de los estados suprahumanos: tomando al ser en el punto en lo cual lo han dejado los « pequeños misterios » y que es el centro de dominación de la individualidad humana: ellos lo conducen más allá de ese dominio, hasta el estado incondicionado que es la liberación final. En la primera fase se puede hablar de « realización horizontal ». En la segunda, de « realización vertical ». Es preciso ante todo llevar al centro para poder elevarse en seguida, siguiendo la dirección del eje, en los estados supraindividuales

Libro sobre Cocina Másonica

En este link podréis encontrar información sobre la cocina masónica:

http://www.pepeiglesias.net/op5.php?IDCAT=33&IDFICHA=1006&OFFSET=0

Otro link del mismo autor sobre simbologìa de los alimentos:

http://www.historiacocina.com/colaboraciones/masoneria/index.html

MASONES ILUSTRES


Rubén Darío (1867-1916)

Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, Poeta, periodista y diplomático, (1867- 1916). Rubén Darío es considerado por muchos eruditos como el Príncipe de las letras castellanas. Es el más sobresaliente de los poetas nicaragüenses y Latinoamericanos. Nació en Metapa, hoy Ciudad Darío, en Matagalpa, Nicaragua el 18 de enero de 1867. Murió en León, Nicaragua, el 6 de febrero de 1916.

Reconocido como jefe de filas del movimiento modernista, y más tarde proclamado por sus contemporáneos los más prestigiosos escritores de España e Ibero América como el Padre del modernismo. Editó sus primeros poemas como una mezcla de romanticismo y tradicionalismo. Era admirador de Bécquer al que dedicó su libro "Rimas" y Víctor Hugo.

Azul... fue la obra por la que Rubén Darío fue considerado como el iniciador de una nueva época en la poesía de la lengua española. El genio de Darío es reconocido rápidamente. Sin su influencia, quedaría aún inexplicada e incompleta la historia de la literatura en la lengua castellana.

"Cantos de vida y esperanza", "El canto errante" y "Prosas profanas" hacen que Darío alcance su madurez lírica. La abundancia de elementos decorativos y resonancias musicales hacen que su poesía sea refinada y elevada y que muestre muy acertadamente los gustos y sentimientos de su época.

Rubén Darío tuvo también una faceta de poeta social y cívico.. Compuso poemas para exaltar héroes y hechos nacionales, así como para criticar y denunciar los males sociales y políticos. En "El canto errante" y "A Roosevelt", hay una exposición del descubrimiento y conquista de América y una critica al materialismo de los anglosajones.

Rubén Darío, hito de la literatura en la lengua española, favoreció el encuentro entre la literatura en español de ambos lados del Atlántico. Junto a Gustavo Adolfo Bécquer inició la recuperación de la poesía española que acabaría en la generación del 27 y daría figuras como Juan Ramón Jiménez.

Pertenencia a la Masonería: la Logia Progreso N° 1 de Oriente de Managua fue fundada el 14 de Diciembre de 1899, Dos intelectuales fueron claves para que Darío, 9 años después, haya solicitado su ingreso a la Masonería en esta Logia: el Dr. José Leonard y el poeta nicaragüense Dr. Manuel Maldonado quien lo animó y lo apadrinó. Dicha solicitud fue firmada por los tres dignatarios: el Profesor Federico López (Venerable Maestro), el gramático Rafael Fonseca Garay (Primer Vigilante) y el panameño contador Dionisio Martínez Sáenz (Segundo Vigilante). Este último aseguraba que Darío era un gran hombre y al mismo tiempo un pequeño niño: «Tenía deseos de ingresar en la Masonería pero no se sentía con fuerzas para solicitarlo». A los 41 años de edad, Rubén Darío fue aceptado en la Logia Progreso N° 1 y fue iniciado el 24 de Enero de 1908; así dice José Santos Rivera: «Iniciado aprendiz masón en La Logia Progreso N° 16, de Managua» y lo confirma el poeta Guillermo Rothschuh Tablada en «El retorno del cisne» en sus notas finales.

Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)

Novelista español nacido en Valencia. En sus años de juventud se adhirió al movimiento republicano y fue editor del diario antimonárquico El Pueblo. En 1896, fue arrestado por sus actividades políticas y condenado a dos años de trabajos forzados. Blasco Ibáñez fue posteriormente (1898-1907) diputado del Partido Republicano en el Parlamento español. La Masonería formó parte de su vida y de sus ideales. Sus novelas, que contienen descripciones vivas y realistas de la vida en su Valencia natal, adquirieron más fama fuera de España que en su propio país. Su primera obra de éxito fue La barraca (1898), una novela que denunciaba la injusticia social en la Valencia campesina. Otras de sus obras de carácter regional son Cañas y barro (1902), La Catedral (1903) y Sangre y arena (1908). Su obra más famosa, Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), se ocupa de diversos temas filosóficos y culturales y a partir de ella se han realizado varias películas muy conocidas.

Fue iniciado en la Masonería en la logia Acacia n° 25 de Valencia, en la que ocupó el atril de Orador y en cuyos cuadros lógicos figura con el nombre simbólico de Dantón. Conviene recordar que Vicente Blasco Ibáñez, uno de los escritores más célebres de los adscritos sin ambages a la masonería, es figura indiscutible de la literatura de entresiglos, y su obra ha dejado una huella indeleble en la historia literaria española.

Johann Wolfgang Goethe (1749-1832)

Goethe perteneció a la Masonería , a la que también perteneciera el duque de Weimar. Según la versión de un libro histórico de la Masonería alemana, Goethe habría ingresado a una logia en junio de 1780, cuando contaba 31 años de edad. Según otra versión - atribuída a documentos obtenidos luego de la Guerra Mundial II - ingresaría en masonería en el mes febrero de 1783 y se habría afiliado a la logia denominada "Orden de los iluminados", una sociedad masónica fundada en Alemania en 1776.

Goethe llegó a ser elegido "Maestro" de la masonería en 1782, conjuntamente con el duque Carlos Augusto. En 1830, dos años antes de su muerte, Goethe compuso un poema titulado "Para la Fiesta de San Juan de 1830", en ocasión de celebrarse su cincuentenario como miembro de la masonería.

A su condición de masón y a su paso por la Masonería, así como a otras aficiones que al parecer cultivó, se atribuye influencia en su obra, especialmente en "Fausto".

Peter Sellers (1925-1980)

Richard Henry Sellers (su nombre verdadero) nació el 8 de septiembre de 1925 en Southsea (Inglaterra), en el seno de una familia dedicada al teatro cómico. En 1951 consiguió debutar en el cine británico con la película "Penny Points to Paradise", una floja comedia realizada por Tony Young. Más tarde protagonizó películas mucho más interesantes, algunas de ellas firmadas para los míticos estudios Ealing, como "El quinteto de la muerte" (1955) de Alexander McKendrick.

Otros filmes de su primera etapa son el título de espionaje "El hombre que nunca existió" (1956) de Ronald Neame, el musical "El pequeño gigante" (1958) de George Pal, y las comedias "Despiste ministerial" (1959) de Jeffrey Dell y Roy Boulting, "Un golpe de gracia" (1959) de Jack Arnold, "I'm alright, Jack" (1959) de John Boulting, "La extraña prisión de Huntleigh" (1960) de Robert Day, "La batalla de sexos" (1960) de Charles Chrichton o "La millonaria" (1961) de Anthony Asquith.

Tras convertirse en estrella local en el Reino Unido durante los años 50, Sellers alcanzaría la fama internacional en el siguiente decenio, coronándose como uno de los rostros de comedia más populares de la pantalla grande. Su pertenencia a la Masonería fue pública y notoria, perteneció hasta su muerte a la Logia Chelsea Lodge Nº 3098 de Londres.

Francisco Giner de los Ríos (1839-1915)

Fue el introductor en España del ideario krausista (Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832) ); las ideas e influencia del krausismo y de la Masonería marcarán para siempre tanto el pensamiento como la obra de Ginerde los Ríos.

Destacó como jurisconsulto y como pensador, pero será con la fundación de la INSTITUCION LIBRE DE ENSEñANZA cuando salga a relucir el genial pedagogo que Giner llevaba dentro. Desde ese instante y hasta el final de sus días, don Francisco Giner de los Ríos se dedicará en cuerpo y alma a poner en práctica las líneas pedagógicas que definen la Institución: formación de hombres útiles a la sociedad, pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos.En una palabra, una Escuela activa, neutra y no dogmática, donde vuelve a aparecer la influencia de la Masonería, basada en el método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano. Giner opuso la libertad a la autoridad.

Aunque la nómina de personalidades, alumnos y profesores en algún momento relacionados con la I.L.E. o formados directamente en ella sería interminable, basten los nombres de Azaña, Bestéiro, Ortega, Lorca, Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Buñuel, Unamuno, o Bosch Gimpera, para comprender la trascendencia que la iniciativa de este rondeño ha tenido en la historia reciente de España. Su labor no se entiende sin su inspiración y pertenencia a la Masonería, así como la de algunos de sus alumnos también pertenecieron a la Masonería.

Antonio Machado 1875 – 1939

Perteneciente al movimiento literario de la Generación del 98. Hermano de otro ilustre literato, Manuel Machado, junto al que escribe obras de teatro.

Ingresó en la Masonería en la logia Mantuana de Madrid, Masonería española. De talante izquierdista y firme defensor de la república se ve obligado a abandonar Madrid tras la Guerra Civil, primero a Valencia para más tarde vivir como exiliado en Francia, en Colliure, donde muere el 22 de febrero de 1939.

AL MAESTRO QUE SE VA

Como se fue el maestro la luz de esta mañana
me dijo: van tres días
que mi hermano ....no trabaja.
¿Murió?... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y nada más, sed lo que he sido´
entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan,
llevan quien deja y viva el que ha vivido.
¡Yunques, sonad! ¡Enmudeced, campanas!
y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba,´
del sol de los talleres,
El viejo alegre de la vida santa.
¡oh sí! llevad, amigos,
su cuerpo a la montaña,
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta.
su corazón reposa
bajo una encinta casta,
En tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España.

Wolfgang Amadeus Mozart 1756 – 1791

Los siglos XVII y XVIII desarrollaron en amplitud los rituales y la filosofía masónica por toda Europa, siendo, así mismo, un periodo de grandes contribuciones artísticas.

Durante esa llamada "Era de la Ilustración" surgieron formas como la sonata, el concierto, el rondó, la fuga, la ópera, la cantata y el arte de la improvisación; fue una época de riqueza musical que acompañó al barroco, el rococó y las escuelas vienesas, con un compositor sensacional como Wolfgang Amadeus Mozart, El niño prodigio, quien muriera a los 35 años de edad, en 1791.

Como decíamos en la entrega pasada de "Canto Rodado", el historiador inglés Jasper Ridley se queda corto en su estudio Los masones. La sociedad más poderosa de la tierra (Vergara, 2004), al asegurar que Mozart sólo escribió ocho composiciones a la francmasonería. Al menos fueron 23 las obras que cuentan estudiosos como Robert G.. Davis, Paul Nettl, Jacques Chilley y, sobre todo, Charles Trupper, quien sugiere que Mozart compuso para los masones, aun antes de convertirse él en masón hacia 1784.

Esa música comprende tres categorías: la que escribió específicamente para la logia; la música con ideas masónicas para el público y la que creara con intenciones diferentes, pero que fuera adaptada por él u otros durante su vida para utilizarse en su logia Zur gekronten Hoffnung. Con frecuencia, los masones ofrecían conciertos de caridad y Mozart hizo piezas para interpretarse durante esos actos, refiere el británico Davis en Mozart and his Masonic Music (buscar en internet su espacio dedicado a Mozart y su música masónica, www.freedomdomain.com/freemasons ):

"La pregunta obvia para una persona que no pertenece a la francmasonería sería por qué una música así se necesita; y la respuesta es que los ritos masones la incluyen como una parte fundamental de los mismos. El proceso de caminatas desde un espacio a otro, en los cuartos de la logia, se acompaña con música.

"Muchos de estos recorridos representan travesías por el tiempo y en dichos casos, se requiere de música apropiada. De igual manera, la música se emplea antes y después de los rezos, así como durante el ingreso a la logia. En Inglaterra aún se usa una oda final para concluir las reuniones de los masones en las logias."

Cita que la Logia Azul de los Francmasones ("fundación original de todos los sistemas de práctica en la fraternidad actual") está dividida en tres grados o escalafones de membresía: el del Aprendiz Inicial, el grado de Hermano ( Fellow Craft) y el de Maestro Masón.

"El segundo es importante en cuanto a Mozart ya que lo inspiró para su más hermosa obra masónica, Gesellenreise (La travesía del hermano) con motivo de la iniciación de su padre, Leopold Mozart, el 16 de abril de 1785.

"En términos francmasones, el segundo en la escala es signo de la madurez del individuo, así como el primer grado equivale a la juventud. En el segundo grado el compañero masón es iniciado en las cinco órdenes clásicas de la arquitectura, así como en las siete artes y ciencias liberales: gramática, retórica, lógica, aritmética, geometría, música y astronomía; cada una representada en los escalones que va ascendiendo el miembro en la escalera del conocimiento."

Mozart escribió en Gesellenreise:

Tú, quien te elevas a las alturas
Hasta la sabiduría suprema,
Persiste en tu alto recorrido a lo alto,
Es el camino más noble.
Sólo un espíritu firme
Podrá acercarte a la fuente de la luz...
Para la introducción a su libro Mozart and Masonery, Nettl escribe:

"Hay un secreto de los masones, un misterio, una experiencia única que no puede ser enseñada o explicada, pues va, como toda vivencia mística, más allá del reino del control de la conciencia… El secreto de la francmasonería es el de experimentar el amor verdadero hacia la humanidad entera, una actitud positiva para el ser humano y la vida, así como una plena afirmación de Dios."

Es probable que Mozart solicitara unirse a los masones por medio del barón Otto Freiherr von Gemmingen-Hornberg, maestro de la logia Zur Wohltataigkeit ("de la caridad"). El 22 de abril de 1785 recibió el grado de Maestro Masón. Pero en su investigación The Magic Flute Unveiled: Esoteric Symbolism in Mozart's Masonic Opera (La flauta mágica revelada: Simbolismo esotérico de la ópera masona de Mozart), Chailley opina que esta asociación es anterior:

"A la edad de 11 años, Mozart puso música a un poema de los masones, An die Fraude y la envió como obsequio al doctor Joseph Wolf, quien lo había curado de la viruela. A los 16, compuso un aria inspirado por las frases del himno ritual O reiliges Band. A los 17, fue elegido por Gebler para componer la música incidental del drama Thamos Konig im Aegypten (K. 345) de los masones, que revisaría el mismo Mozart en 1779."

El 22 de abril de 1785, su padre obtuvo el grado de Maestro Masón y dos días más tarde, su hijo Amadeus y él fueron para saludar con honores al gran maestro Ignaz Born, en la logia Zur gerkronten Hoffnung. Para tal visita, Mozart presentó su nueva cantata Die Mauererfreude (Opus 471). A la mañana siguiente, Leopold partió a Salzburgo y no volverían a verse ya padre e hijo. Expone Davis:

"Rica y variada es la música de Mozart para los masones aunque cualquier enlistado siempre se ponga en duda, por la simple razón de que la música juega un papel importante en sus rituales, era utilizada para las distintas graduaciones y se tocaba como pausa refrescante y de entretenimiento. Hay constancia de que Mozart improvisaba en su logia piezas hasta el amanecer y, además, ejecutaba obras en los conciertos de caridad de los masones.

"Así pues tenemos su música para ritos, otra escrita o adaptada para entretenimiento con propósitos masones, como los conciertos de caridad, y las piezas de música basadas en temática de la francmasonería que no estaban escritas para ser ejecutadas específicamente en las logias, algunas de ellas realizadas cuando aun no era masón, como se ha mencionado."

Esas son las tres categorías que Charles Trupper tiene en mente al contar música masónica de Mozart en 23 obras. Además de La flauta mágica y las citadas, destacamos:

Salmo 129 De Profundis Clamavi para coro mixto y orquesta (Opus 93), compuesto en Salzburgo hacia 1771 y adaptada para los francmasones posteriormente por Mozart. Sancta Maria Mater Die (O. 273) agregada como canon de la logia, en 1777. Dos Adagio para instrumentos de aliento (410 y 411), el primero llamado Canónico, música de procesión ritual y el segundo para entrar a la logia, de 1784, o la cantata Dir, Seele des Weltalls (429), para celebraciones en público.

También, el Piano Concerto en Mi Sostenido Mayor (Opus 482), para la logia Hoffnung, ofrecido el 15 de diciembre de 1785; también para esa logia la cantata Kleine Freimaurerkantate (O. 623), Pequeña cantata de los masones. La canción de bienvenida a los grandes maestros Ihr unsre neuen Leiter (484). Sinfonía Número 39 en Mi Sostenido (543), analizada en su contexto masón por Alfred Einstein. El motete Ave Verum Corpus (618) y otras.

Según documentos de la logia Hoffnung de Mozart, el compositor escribió en 1785 la música de dos canciones más: Des Todes Werk (Labor de la muerte) y Vollbracht ist die Arbeit der Meister (El trabajo del maestro se ha consumado).

Pero la partitura de estas piezas jamás ha sido hallada en ninguna parte.

La Flauta Mágica y su simbolismo masónico: Masonería y música.

Todo el arte es a la vez superficie y símbolo. Aquellos que buscan sobre la superficie lo hacen bajo su riesgo y peligro. Aquellos que interpretan los símbolos lo hacen bajo su riesgo y peligro.

Se ignora en que fecha le ha pedido Emmanuel Schikaneder (afiliado a la Masonería) a Mozart que escribiera la Flauta Mágica, pero juntos han tenido la idea de que la Flauta Mágica debería representar la apología de la Masonería.

La antigua y venerable orden de los masones libres, fundada en el principio del siglo 18 en Londres, se expande por toda Europa y Norte-América. En Austria la masonería libre prosperaría bajo Joseph II: Haydn, Mozart y la mayoría de la elite intelectual eran miembros, como lo eran también numerosos miembros del gobierno y de la nobleza (Entre ellos el príncipe Nikolaus Esterházy, protector de Haydn que era Venerable Maestro de la Logia de Mozart, die Gekrönte Hoffnung, ó La Esperanza Coronada). Pero a finales del 1780 quedó bajo sospechas de defender los ideales de la revolución Francesa – libertad, igualdad, fraternidad – Una sospecha, de cierta forma justificada. Recientemente vino a la luz en archivos oficiales austriacos de una supuesta conspiración masónica en 1791, hubo una investigación en la época pero el Conde Heinrich Rottenham, responsable último por la Clemenza de Tito de Mozart consiguió convencer el Imperador Leopoldo II que no eran más que un grupo de "chiflados" y excéntricos inofensivos.. El orden era, sin embargo, mal visto en la época que Schikaneder (Iniciado en Ratisbonne) y Mozart deciden hacer su apología en la Ópera que escribirían.

Los símbolos masónicos abundan en la Flauta Mágica. Encontramos el primer símbolo en medio de la Obertura, cuando el ímpetu de la música es interrumpido por los instrumentos de viento y por los metales para entonar la señal rítmica de segundo grado de la masonería (el de compañero) que significa que Tamino tiene todavía una prueba que superar antes de ser maestro masón (El tercer grado). La simbología del número 3 domina toda la obra: Los 3 acordes mayores de la tonalidad de mi bemol en la obertura, tres hadas, tres niños que conducen al protagonista por el bosque, tres instrumentos mágicos, tres pruebas, tres cualidades del protagonista, tres templos...

Pero hay otro punto extraordinario de esta ópera masónica al que debemos hacer referencia. Cuando llega el momento de la iniciación de Tamino, a la que nos hemos referido antes, él no está solo. En una logia masónica los hermanos entran dos a dos (pero en el rito de la iniciación el masón entra solo). Tamino, sin embargo, no entra con otro hombre, si no con su mujer, Pamina.

Las mujeres no tenían ningún papel en la masonería excepto en Francia donde existían logias femeninas – y todavía existen. Sarastro, el dicho venerable maestro de La Flauta Encantada es, de forma innegable, anti-feminista ó misógino. Nos preguntamos que hace Pamina en esta escena crucial? Se cree que era un concepto exclusivamente "mozartiano". En todas las óperas de su madurez, la mujer tenia un papel vital, y Mozart fue el primer compositor de óperas a investigar las esperanzas, los amores y las tragedias del sexo femenino, a interpretar de forma tierna sus motivaciones y sus reacciones. En todos los trabajos para escena de sus últimos diez años, la tierna indulgencia juega un papel central: en el final de las bodas de Fígaro, por ejemplo, donde la Condesa perdona de forma tan tierna el conde, su marido cínico y mujeriego; y de forma mucho mas dramática en la Clemenza di Tito, cuando el emperador Tito, en el final de la ópera, perdona los que han querido asesinarle.

En 1791, el año de su muerte, Wolfgang Amadeus Mozart cumplía 10 años asentado en Viena, pero los tiempos habían cambiado para su carrera. La ciudad que lo había acogido con tanto entusiasmo buscaba ahora nuevos ídolos y el compositor ya no contaba con el aprecio de la corte. El nuevo emperador - Leopoldo II - no mostraba la misma simpatía por las artes que había dejado ver su sucesor, José II. La masonería, a la que Mozart adhería con entusiasmo, atraído por el espíritu de hermandad que profesaba, ahora era perseguida.

Tales circunstancias complicaron la vida de Mozart quien, ante severos apremios económicos, debió buscar nuevos horizontes que pudiesen compensar el desánimo que le producía el hecho de no ser el músico ni oficial ni favorito de la corte. Mozart conocía hacía ya bastante tiempo a Emmanuel Schikaneder, también miembro de la Masonería y artista muy destacado en Viena como escritor, actor, cantante y empresario teatral, entre otras actividades. Del casi centenar de piezas de teatro concebidas por este multifacético personaje, muchas fueron fuente para libretos de óperas. En mayo de 1791, Schikaneder, igualmente en apuros económicos, propuso a Mozart la composición de una ópera que, según sus expectativas, podría cambiar la difícil situación por la que ambos pasaban.

Mozart aceptó la sugerencia y trabajó rápidamente en la composición. La labor fue interrumpida por el encargo sucesivo de dos grandes obras. En julio fue el "Réquiem", y en agosto, la ópera "La clemencia de Tito".

Bien se sabe que el "Réquiem" quedó inconcluso a la muerte de Mozart, el 5 de diciembre de 1791. "La clemencia de Tito", que fue compuesta en sólo 18 días, se estrenó el 6 de septiembre.

Muy pocos días después, el 30 de septiembre de 1791, se presentó por vez primera la nueva ópera: "La flauta mágica". En aquel estreno la dirección musical fue del mismo Mozart. Schikaneder cantó el papel de Papageno y una cuñada del compositor el de la Reina de la Noche. El triunfo de "La flauta mágica" fue inmediato, debiendo representarse durante muchas jornadas consecutivas.

La trama y los personajes de esta ópera dan la posibilidad de ser captados bajo ángulos completamente distintos. Uno es el del simple cuento de hadas. El otro es el del simbolismode la Masonería, y es allí donde nunca terminará de analizarse la profundidad planteada por "La flauta mágica".

Respecto a la fuente en base a la cual Emmanuel Schikaneder, perteneciente también a la Masonería, elaboró ese libreto no ha habido siempre una concordancia de opiniones. Durante mucho tiempo se habló de la historia oriental de "Lulú o La flauta mágica" de Liebenskind. Sin embargo, ha quedado demostrado que hay otras fuentes literarias, como la novela "Sethos" de Jean Terrason, el drama "Thamos, Rey de Egipto" de Philippe von Greber, el libreto de "La piedra de la sabiduría" del propio Schikaneder y, por último, el argumento de "Zaide", un singspiel anterior del mismo Mozart. Más allá de todas estas fuentes, en el simbolismo de que está empapada "La flauta mágica" se hallan incorporados muchos elementos de clara significación dentro de la Masonería.

Santiago Ramón y Cajal 1852-1934

Su inquietud y libre pensamiento es lo que le lleva a sintonizar con la Masonería poco después de su regreso de Cuba. De hecho, en 1877 ingresa, con tan sólo 25 años, en la Respetable Logia Caballeros de la Noche, nº 68, de la obediencia del Grande Oriente Lusitano Unido, que trabajó en estos valles de 1869 a 1886, siendo un encomiable ejemplo de vida masónica, con el objetivo claro en su vida de perfeccionar al hombre a través del estudio de las ciencias, las artes y la moral universal y practicando las virtudes y fraternidad humanas, con una visión de la sociedad filantrópica, filosófica y progresista que enriqueció su vida y la de quienes lo rodearon.

Ramón y Cajal es un claro exponente universalizante y fraternal para con todos los pueblos, al modo de la Masonería. La investigación y su labor como científico le llevaron a conseguir numerosos premios entre los que destaca el Premio Nobel de Medicina concedido en 1906. Sin embargo, en su trabajo Ramón y Caja no busca el reconocimiento sino ser conducido a una explicación racional y positiva del hombre y de la naturaleza que nos rodea.

Para Ramón y Cajal todos eran importantes dentro del proceso de investigación, como lo explica en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias, en 1897, que se publicaría después bajo el título "Los Tónicos de la Voluntad".

En esta tesis, Ramón y Cajal apuesta por el avance de la ciencia, calificando de ciencia muerta aquella que únicamente permanece inmóvil en los libros, frente a la ciencia viva y dinámica, en constante flujo, que se aprende con la investigación y que implica los avances de la Humanidad.

Así pues, hasta su muerte, en el Madrid de 1934, Santiago Ramón y Cajal hizo de su vida y su trabajo una constante masónica, abanderando todos aquellos conceptos que le permitieron su evolución científica y personal. Suma de los valores que propugna la Masonería.

Rudyard Kipling 1865- 1936

Joseph Rudyard Kipling (n. Bombay, 30 de diciembre de 1865 - † Londres, 18 de enero de 1936), escritor indio de origen británico. Su segundo nombre hace referencia al lago Rudyard, en Stafordshire, Inglaterra, donde sus padres se conocieron.

Su padre (John Lockwood Kipling), un oficial del ejército británico, experto en arte y artesanía indios, lo envió de niño a Inglaterra para que se educara allí. Solo y abandonado en un principio, más tarde recordaría con placer sus años escolares. En 1878, ingresa al United Service College, una escuela de Devonshire, creada especialmente con la finalidad de educar a los hijos de aquellos oficiales sin gran pecunio. En 1882, a los 16 años de edad, fue al encuentro de sus padres, en Lahore, donde su padre se desempeñaba en el cargo de director de la Escuela de Bellas Artes, y durante siete años trabajó como periodista en la India, país al que observó con penetrante mirada; sus escritos periodísticos aparecen periódicamente en La Gaceta Civil y Militar. Sus cínicos poemas de Departamental Ditties (Cantinelas departamentales, 1886), y sus vigorosos relatos, Plain Tales from the Hills (Cuentos de las colinas, 1888), llamaron la atención.

En 1889 llegó a Londres (luego de un viaje que lo llevara a recorrer Birmania, Japón y los Estados Unidos) con una carpeta de cuentos y baladas que se convertirían en 1890 en un éxito editorial. Incluían estos trabajos algunas reimpresiones de su obra primera y muchos relatos nuevos sobre la India y el ejército británico; sus Barrack Room Ballades (Baladas del cuartel, 1892), un género nuevo en la poesía inglesa; y una novela autobiográfica suavemente enmascarada, The Light That Failed (La luz que se extingue, 1891). En ese mismo año, en colaboración con Wolcott Balestier, escribe Naulahka.

Fue iniciado en Masonería a los veinte años en la Logia "Esperanza y Perseverancia Nº 782" de Lahore, Punjab, India.

Dedicó su vida y sus escritos a profundizar en la condición de Hombre, y su devenir existencia. Temas todos ellos estudiados dentro de la Masonería.

Joseph Rudyard Kipling fallece en Londres el 18 de enero de 1936. sus restos se encuentran sepultados en la Abadía de Westminster.

Obras

Cuarteto (1884, colección de poemas escritos junto a su madre y hermana)
Cuentos de las Colinas (1888)
De un Mar a Otro (1889)
Naulahka (1891, en colaboración con Wolcott Balestier)
El Libro de la Selva (1894)
El Segundo Libro de la Selva (1895)
La Carga del Hombre Blanco (1899)
Kim (1900)
Puck, el de la Colina Pook (1900)
Los Ancianos (1902, donde preanuncia la Primera Guerra Mundial)
Canción de la Patrulla (1908, himno del movimiento scout)
El Retorno de Puck (1911)
Por Todo lo que Tenemos y Todo lo que Somos (1914)

MI LOGIA MADRE

Vivir la Masonería (Rudyard Kipling)

Allí estaba: Rudle, el jefe de estación Peazley, de la Sección de Vías y Trabajos Ackman, de Intendencia, Donkin, funcionario de la Prisión, y Blake, el Sargento instructor que fue dos veces nuestro Venerable; y también, estaba el viejo Franjee Eduljee dueño del almacén "Artículos Europeos... Fuera nos decíamos: "Sargento" o "Señor", "Salud' o "Salam"; dentro, en cambio, "Hermano", y así estaba bien.

Nos encontrábamos en el Nivel, y nos despedíamos en la Escuadra, Yo era el segundo Diácono. Estaba también, Bola Nath, el contable, Saul, el judío de Aden, Din Mohamed de la oficina del Catastro, el señor Chuckerbutty... Amir Singh el sikh; y Castro, del taller de reparaciones que, por cierto, era católico romano...

Nuestros ornamentos no eran ricos y nuestro Templo era viejo y desguarnecido, pero conocíamos los Landmarks y los observábamos escrupulosamente...

A veces, cuando miro atrás me viene a la cabeza este pensamiento: "En el fondo, no había incrédulos al margen, quizás de nosotros mismos... y, así, cada mes después de la Tenida nos reuníamos para fumar. No nos atrevíamos a hacer banquetes por miedo a forzar alguna norma de cualquier Hermano.

Y hablábamos a fondo, de Religión y de otras cosas. cada uno de uno se refería al Dios, que conocía mejor, y los Hermanos tomaban la palabra uno tras otro y nadie se inquietaba.

Nos separábamos con el alba, cuando se despertaban las cacatúas y los malditos mosquitos portadores de fiebre. Entonces volvíamos a caballo y después de tantas palabras Dios, Mahoma y Shiva jugaban al escondite dentro de nuestras cabezas.

Muy a menudo, desde entonces, mis pasos errantes al servicio del Gobierno han llevado mi saludo fraternal desde Oriente a Occidente.

¡Cómo los recordaba! ¡Y cuántas veces he deseado volver a verlos a todos! A todos los de mi Logia Madre, ¡Cómo querría volver a verlos! A mis Hermanos, negros o morenos, y sentir el aroma de los cigarrillos indígenas mientras deambulaba por allí... el que encendía la luz, y el viejo de la limonada removía por la cocina..

Y volverme a sentir un Masón perfecto. Una vez más, en esta mi Logia de hoy.

SI
(Rudyard Kipling)

Si puedes estar firme cuando en tu derredor
todo el mundo se ofusca y tacha tu entereza;
si cuando dudan todos, fías en tu valor
y al mismo tiempo sabes excusar su flaqueza;
si puedes esperar y a tu afán poner brida,
o blanco de mentiras esgrimir la verdad,
o siendo odiado al odio no dejarle cabida
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad;
Si sueñas pero el sueño no se vuelve tu rey:
si piensas y el pensar no mengua tus ardores;
si el triunfo o el desastre no te imponen su ley
y los tratas lo mismo, como a dos impostores:
si puedes soportar que tu frase sincera
sea trampa de necios en boca de malvados,
o mirar hecha trizas tu adorada quimera
y tornar a forjarla con útiles mellados...
...si puedes mantener en la ruda pelea
alerta el pensamiento y el músculo tirante
para emplearlos cuando en tí todo flaquea
menos la voluntad que te dice: "Adelante";
Si entre la turba das a la virtud abrigo;
si, marchando con reyes del orgullo has triunfado;
si no pueden herirte ni amigo ni enemigo;
si eres bueno con todos, pero no demasiado,
si puedes llenar los preciosos minutos
con sesenta segundos de combate bravío,
tuya es la Tierra y todos sus codiciados frutos,
y lo que más importa: ¡serás hombre, hijo mío!

El uso del mandil en los documentos benedictinos


Los documentos de la Hermandad de la Piedra

Un antiguo parlamento es dedicado al recipiendario que acaba de ser iniciado en el momento en el que se le ciñe el mandil a la cintura:

“Querido Hermano recién iniciado: “

“Os entrego el mandil del Aprendiz masón, de cuero blanco, piel de cordero, símbolo de pureza y emblema de trabajo...”

“Más antiguo que el Vellocino de Oro y que el Águila romana, y más honorable que cualquier otra distinción conocida...”

“Con él se honraron los hombres más preclaros en todas las ramas del saber humano, honraos vos también llevándolo con dignidad cada vez que concurráis a las reuniones de vuestra logia...”

“Quizás en el futuro vuestra cabeza sea coronada con laureles de victoria, vuestro pecho luzca medallas dignas de un príncipe oriental, seas cubierto de deslumbrante púrpura y elevado a los más altos sitiales, pero nunca más en esta vida habréis de recibir de manos de otro hombre, un honor tan distinguido y emblemático de pureza y perfección como el que esta noche ceñimos en vuestra cintura...”

Que la blancura de su superficie os inspire constante pureza de pensamiento y nobleza de acción, y sea estímulo permanente para las más grandes hazañas y los más atrevidos ideales, de tal forma, que cuando vuestros cansados pies os conduzcan al término del penoso camino, y caigan de vuestras manos las herramientas de lucha, la historia de vuestra vida y de vuestras acciones sea tan blanca y tan pura como este mandil...”

Este bello texto, que ha sido escuchado la noche de su iniciación por miles de masones, expresa claramente el sentido alegórico de las herramientas, convertidas en símbolos que trasmiten un lenguaje esotérico. Pero, fundamentalmente, se refiere al significado del mandil “símbolo de pureza y emblema del trabajo”.

El texto que hoy ofrecemos a nuestros lectores se remonta al siglo XI. Fue escrito por uno de los más grandes abades constructores de la Orden Benedictina: Wilhelm de Hirsau. Es el más antiguo texto conocido en el que se hace referencia al mandil y de la profunda significación que tenía para los benedictinos. Lo hemos hallado gracias a las huellas que nos dejara el H:. Marcial Ruiz Torres y traducido del latín en fecha reciente. Forma parte de la larga tradición que une a todos los constructores de todos los tiempos, a la Hermandad de la Piedra.

Constituciones Hirsaugienses
Wilhelm de Hirsau

Primer Libro

Prólogo

Luego que yo, hermano Wilhelm, por mandato de Dios y por elección de los hermanos hirsaugienses, fui instituido rector de aquel lugar, en primer lugar inculqué en ellos las costumbres de la vida eclesiástica que había aprendido, cuando era pequeño, en el monasterio de San Emerammo.

Pero puesto que había en ellos muchas cosas que parecían corromperse poco a poco -en la medida en que la desidia sucedía al rigor monástico y a la conducta que en un primer momento hubo surgido- tan pronto como ante mí, en el lugar que fuera, reconocía algo provechoso de ver o escuchar a fin de recomponer las costumbres de los hermanos, o en la lectura de los libros sagrados, reunía todo esto como si fuesen piedras para la construcción del edificio espiritual.

Mientras encomendaba con delicadas plegarias mi propósito a aquel que colma de bienes el anhelo de sus fieles, Dios, que ordena todas las cosas de modo admirable y con misericordia, aquel hombre admirable, digno de la memoria de todos los hombres de bien, Bernardo, abad de Massilia,[1] que cumplía con la embajada ordenada por la sede apostólica, llegó a nosotros y permaneció casi un año entero en nuestra compañía, retenido a causa de la dificultad de realizar el viaje de vuelta, que era lo que deseaba.

Él, después de considerar atentamente la conducta de los hermanos y la situación de nuestro monasterio, un día, entre otros temas sobre los que conversábamos, se dirigió a mí de este modo: “Según veo, queridísimo hermano, este lugar es apropiado al comportamiento monástico y los mismos hermanos parecen arder en el muy denodado esfuerzo de vivir santamente. Pero sobre todo querría saber qué maestros de vuestro establecimiento tenéis y, principalmente, de cual monasterio derivan las costumbres que observáis”
“Nos empeñamos –respondí- en imitar a cualesquiera religiosos de esta vida como influencia para nosotros; pero, si os dignáis a reconducirnos a la recta senda en el caso que nos desviemos en algún aspecto, lejos de toda duda, a donde quiera que nos conduzcáis con vuestra mano de sabio consejo, con toda predisposición os seguiremos”.

A estas palabras respondió: “Vuestra conducta, hasta donde nuestra humilde agudeza puede penetrar, parece aceptable para Dios y es admiración de todos los hombres verdaderamente sabios. Pero si fuera en este punto más ilustre y, por decirlo así, se distinguiera alumbrada por las virtudes y milagros apostólicos, sin embargo no les resultaría agradable y aceptable en ese mismo grado, a menos que la tonsura llegue a ser adoptada en sus hábitos recurriendo a las otras costumbres monásticas, conforme a las reglas de la Iglesia y a los restantes principios de conducta. Pero entre todos los monasterios de la Galia Cisalpina, si me pedís nuestra opinión, os aconsejo que elijáis sobre todo el cenobio cluniacense, en donde tanto por la autoridad de los más perfectos monjes como por la antigüedad monástica, allí se desarrolla esa vida piadosa de la fortaleza y la gloria, de modo que si en otros monasterios parece haber algunas huellas de la santidad, no hay dudas de que este, como de una cierta viva e inagotable fuente, emanan cada uno de aquellos arroyuelos”.

Mientras con estas palabras y con otras razones parecidas este hombre, como suele decirse, nos dio animo para la vida presente, una vez que la embajada por la que había venido hubo concluido, se marchó, y cuando volvía, al pasar por Cluny, nos encomendó cordialmente al padre del monasterio, y nos confió al anciano tan benévolo, si algo pedíamos de él.

Igualmente, por esa época Udalrico, cierto señor cluniacense, permaneció con nosotros por algún tiempo, enviado a Alemania por asuntos de su monasterio. Y ya que era, desde mucho tiempo atrás, muy cercano a nosotros, y formado por una gran experiencia en las reglas de Cluny, le rogamos para que nos transcribiera sus costumbres. Aceptó, se comprometió a ello, y como había prometido, redacto para nosotros dos pequeños libros acerca de estas costumbres. Más tarde, como considerábamos que en aquellos libros faltaban muchas cosas para abarcar el conocimiento completo de aquellas reglas de conducta, dispusimos en primer lugar de dos de nuestros hermanos y más tarde de otros dos, y por tercera vez de nada menos que de dos cluniacenses: ellos estudiaron en un tan atento examen todos los secretos de aquella orden, que sus propios maestros, en cuya audiencia leyeron las reglas puestas por escrito, aseguraron que nunca otros discípulos de ese colegio espiritual habían entendido la doctrina de su orden más plena y verazmente. Finalmente, en el momento en que partían, trayéndonos con alegría unos mandiles de provechosa hechura, recibimos a través de ellos la disposición del señor Hugo, venerable abad de Cluny, de que por su autoridad, una vez que nuestros señores hubiesen acordado su parecer y de acuerdo con lo que manifiesta el propio proyecto de la obra, si hubiese algún elemento inadmisible acerca de aquellas costumbres, tomando en cuenta el modo de vida del país, la situación del lugar y las condiciones de la época, lo quitáramos, si algo debía ser modificado, lo modificáramos, si algo debía agregarse lo agregaríamos.

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sábado, octubre 21, 2006

Johann Wolfgang Goethe (1749-1832)

Goethe perteneció a la Masonería, a la que también perteneciera el duque de Weimar. Según la versión de un libro histórico de la Masonería alemana, Goethe habría ingresado a una logia en junio de 1780, cuando contaba 31 años de edad. Según otra versión - atribuída a documentos obtenidos luego de la Guerra Mundial II - ingresaría en masonería en el mes febrero de 1783 y se habría afiliado a la logia denominada “Orden de los iluminados”, una sociedad masónica fundada en Alemania en 1776.

Goethe llegó a ser elegido “Maestro” de la masonería en 1782, conjuntamente con el duque Carlos Augusto. En 1830, dos años antes de su muerte, Goethe compuso un poema titulado “Para la Fiesta de San Juan de 1830”, en ocasión de celebrarse su cincuentenario como miembro de la masonería.
A su condición de masón y a su paso por la Masonería, así como a otras aficiones que al parecer cultivó, se atribuye influencia en su obra, especialmente en “Fausto”.

Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)


Novelista español nacido en Valencia. En sus años de juventud se adhirió al movimiento republicano y fue editor del diario antimonárquico El Pueblo. En 1896, fue arrestado por sus actividades políticas y condenado a dos años de trabajos forzados. Blasco Ibáñez fue posteriormente (1898-1907) diputado del Partido Republicano en el Parlamento español. La Masonería formó parte de su vida y de sus ideales. Sus novelas, que contienen descripciones vivas y realistas de la vida en su Valencia natal, adquirieron más fama fuera de España que en su propio país. Su primera obra de éxito fue La barraca (1898), una novela que denunciaba la injusticia social en la Valencia campesina. Otras de sus obras de carácter regional son Cañas y barro (1902), La Catedral (1903) y Sangre y arena (1908). Su obra más famosa, Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), se ocupa de diversos temas filosóficos y culturales y a partir de ella se han realizado varias películas muy conocidas.

Fue iniciado en la Masonería en la logia Acacia n° 25 de Valencia, en la que ocupó el atril de Orador y en cuyos cuadros lógicos figura con el nombre simbólico de Dantón. Conviene recordar que Vicente Blasco Ibáñez, uno de los escritores más célebres de los adscritos sin ambages a la masonería, es figura indiscutible de la literatura de entresiglos, y su obra ha dejado una huella indeleble en la historia literaria española.

Rubén Darío (1867-1916)



Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío, Poeta, periodista y diplomático, (1867- 1916). Rubén Darío es considerado por muchos eruditos como el Príncipe de las letras castellanas. Es el más sobresaliente de los poetas nicaragüenses y Latinoamericanos. Nació en Metapa, hoy Ciudad Darío, en Matagalpa, Nicaragua el 18 de enero de 1867. Murió en León, Nicaragua, el 6 de febrero de 1916.

Reconocido como jefe de filas del movimiento modernista, y más tarde proclamado por sus contemporáneos los más prestigiosos escritores de España e Ibero América como el Padre del modernismo. Editó sus primeros poemas como una mezcla de romanticismo y tradicionalismo. Era admirador de Bécquer al que dedicó su libro "Rimas" y Víctor Hugo.

Azul... fue la obra por la que Rubén Darío fue considerado como el iniciador de una nueva época en la poesía de la lengua española. El genio de Darío es reconocido rápidamente. Sin su influencia, quedaría aún inexplicada e incompleta la historia de la literatura en la lengua castellana.

"Cantos de vida y esperanza", "El canto errante" y "Prosas profanas" hacen que Darío alcance su madurez lírica. La abundancia de elementos decorativos y resonancias musicales hacen que su poesía sea refinada y elevada y que muestre muy acertadamente los gustos y sentimientos de su época.

Rubén Darío tuvo también una faceta de poeta social y cívico. Compuso poemas para exaltar héroes y hechos nacionales, así como para criticar y denunciar los males sociales y políticos. En "El canto errante" y "A Roosevelt", hay una exposición del descubrimiento y conquista de América y una critica al materialismo de los anglosajones.

Rubén Darío, hito de la literatura en la lengua española, favoreció el encuentro entre la literatura en español de ambos lados del Atlántico. Junto a Gustavo Adolfo Bécquer inició la recuperación de la poesía española que acabaría en la generación del 27 y daría figuras como Juan Ramón Jiménez.

Pertenencia a la Masonería: la Logia Progreso N° 1 de Oriente de Managua fue fundada el 14 de Diciembre de 1899, Dos intelectuales fueron claves para que Darío, 9 años después, haya solicitado su ingreso a la Masonería en esta Logia: el Dr. José Leonard y el poeta nicaragüense Dr. Manuel Maldonado quien lo animó y lo apadrinó. Dicha solicitud fue firmada por los tres dignatarios: el Profesor Federico López (Venerable Maestro), el gramático Rafael Fonseca Garay (Primer Vigilante) y el panameño contador Dionisio Martínez Sáenz (Segundo Vigilante). Este último aseguraba que Darío era un gran hombre y al mismo tiempo un pequeño niño: «Tenía deseos de ingresar en la Masonería pero no se sentía con fuerzas para solicitarlo». A los 41 años de edad, Rubén Darío fue aceptado en la Logia Progreso N° 1 y fue iniciado el 24 de Enero de 1908; así dice José Santos Rivera: «Iniciado aprendiz masón en La Logia Progreso N° 16, de Managua» y lo confirma el poeta Guillermo Rothschuh Tablada en «El retorno del cisne» en sus notas finales.

LA MASONERIA



¿Es una Asociación Secreta?

La Masoneria no es hoy una sociedad secreta en cuanto a la Institución legalmente constituida; las autoridades argentinas le tienen concedida la personeria juridica desde el año 1879, y sus fines son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los Estatutos aprobados por el Gobierno de la Nación y ampliamente difundidos en diccionarios, enciclopedias y publicaciones históricas.

Pero, en épocas de cruenta persecución que en algunos paises se ha lanzado contra la Masoneria, es lógico que se hayan constituido grupos de masones discretamente reservados, lo mismo que hicieron los cristianos perseguidos por el Imperio Romano. Sin embargo, no es esta la verdadera motivación del llamado secreto masónico. Ese se refiere al estudio e interpretació n de los simbolos y ritos de la Orden, de los cuales surge la utilidad de los trabajos realizados en las Logias.

Recordemos que hay dos categorias muy distintas de sociedades secretas:

1) Las organizaciones secretas (clandestinas) politicas, cuya acción y ejercicio son de duración limitada y cuyos fines son concretos. Nada tienen que ver con la Masoneria.

2) Las sociedades iniciaticas que de ningún modo intentan ocultarse, pero cuyo secreto consiste en reservar el conocimiento de los ritos y ceremonias a los iniciados porque se trataba de un método de perfeccionamiento espiritual. La Masoneria es, por excelencia, una sociedad iniciatica.

DECLARACION DE PRINCIPIOS

Son sus principios: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad y su Lema: Ciencia, Justicia y Trabajo.

Se propone la investigación de la verdad, la perfección del Individuo y el progreso de la Humanidad.

Considera que la moral es tanto un arte racional, como un fenómeno evolutivo propio de la vida colectiva, que obedece a leyes naturales. Reconoce al Gran Arquitecto del Universo como símbolo de las supremas aspiraciones e inquietudes de los hombres, que anhelan captar la esencia, el principio y la causa de todas las cosas. Para el esclarecimiento de la verdad, no reconoce otro límite que el de la razón humana basada en la ciencia. Exige de sus adeptos la más amplia tolerancia y por ello respeta las opiniones políticas y las creencias religiosas de todos los hombres. Reconoce que todas las comuniones religiosas y políticas merecen igual respeto y rechaza toda pretensión de otorgar situaciones de privilegio a ninguna de ellas en particular.

La Francmasonerí a, Institución esencialmente humana, trabaja sin tregua por el logro de sus fines, buscando una más armónica estructuració n de la vida sobre bases de amor y de justicia social.

Viene actuando, por ello, desde el fondo de los tiempos, como el tenso resorte que acelera la evolución teniendo en cada etapa de la historia una finalidad determinada de acuerdo con las necesidades y aspiraciones del ambiente.

Flecha de un anhelo proyectado al porvenir, sus esfuerzos del pasado han contribuido a los progresos que goza del presente. Aspira por la evolución y el esfuerzo organizado de la sociedad al perfeccionamiento cada vez mayor de la instituciones sociales, transformándolas en las que satisfagan, dentro de un régimen de libertad, justos anhelos de mejoramiento.

Procura por todos los medios lícitos a su alcance, dignificar al hombre capacitándolo, por un desarrollo superior de la conciencia, para el mejor y más amplio uso de sus derechos y libertades.

Condena la intolerancia, abomina el fanatismo y declara su repudio por los regímenes de fuerza y de violencia como contrarios a la razón y denigrantes para la especie.

Reconoce la fraternidad la condición primordial del género humano; es substantivamente pacifista y considera a la guerra como un crimen horrendo.

Estima que el trabajo es un deber esencial del hombre, y como tal le dignifica y le honra, sin establecer distingos ni categorías, pero juzga que el descanso es un derecho y se esfuerza porque la vejez, la invalidez, la infancia y la maternidad gocen de los beneficios del amparo al que son acreedores.

Libertad, Igualdad, Fraternidad

Libertad de la persona humana y de los grupos humanos ya sean instituciones, razas o naciones, y en todos sus aspectos, es decir, libertad de pensamiento y de movimiento.

Igualdad de derechos y obligaciones de los individuos y grupos humanos sin distinción de religión, raza o nacionalidad.

Fraternidad de todos los hombres, y de todos los pueblos y naciones; porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos y en dignidad. Un alto espíritu de fraternidad inspira los actos de la Masoneria.

Ciencia, Justicia, Trabajo

La Ciencia logra el esclarecimiento del espíritu y la jerarquizació n de los valores intelectuales, asi como la discriminació n del saber humano, armonizando la aspiración a la Verdad con el reconocimiento de las posibilidades del hombre. Es fuente de modestia, cualidad que se opone al orgullo y al dogmatismo intelectivo que muchas veces separan a los hombres.

La Justicia es necesaria para equilibrar las relaciones humanas y para educarnos en la adaptación a las evoluciones sociales.

El Trabajo, que es condición fundamental de la existencia humana, debe ser para el masón un mecanismo creador de vida espiritual. Por el trabajo, el hombre se dignifica y se hace económicamente independiente dentro de la sociedad civilizada.

En síntesis: la Masoneria postula el mejoramiento intelectual, moral y social del hombre y el progreso de la sociedad humana; lograr una evolución dinámica del hombre y del mundo sin menoscabar las tradiciones, la experiencia y los ritos del pasado, y olvidar las pasiones y los interese materiales para alcanzar la serenidad del juicio y de acción tan necesaria en los momentos decisivos de toda labor humana.

LA MORAL MASONICA

La moral de la Masoneria no está directamente ligada a ningún sistema filosófico, ni a ningún credo religioso. La constituye el fondo común de preceptos universales que enseñan al hombre a ser mejor y a amar a sus semejantes. En todas las religiones y en todas las filosofias se encuentran escencias de una sabiduria elaborada por los más grandes apóstoles y profetas de la Humanidad, inspirados en los más sublimes sentimientos del corazón humano y empleados en las duras experiencias de la vida y de la historia.

La Masoneria busca la solidaridad de los valores intelectuales, éticos y estéticos para lograr la consistencia armónica de la conducta.

LA VIRTUD MASONICA

La Masoneria entiende por virtud la capacidad de hacer el bien en su mas amplio sentido y el cumplimiento de nuestros deberes para con la sociedad y la familia sin egoismo ni vanidad. La Masoneria enseña a practicar la virtud como calidad suprema de la moral y como lealtad de la conducta para el ideal, que debe conducir hasta el sacrificio cuando sea necesario para el cumplimiento del deber. Considera la virtud como una realización siempre perfectible, porque sabe que el hombre no es inaccesible a las tentaciones y debilidades; pero el permanente esfuerzo del espíritu se convierte en eficaz baluarte de la virtud.

EL DEBER MASONICO

La Masonería entiende por deber el respeto hacia los derechos del individuo y de la sociedad así como el estricto cumplimiento de las obligaciones que ello envuelve. Pero también tiene el hombre sus deberes para consigo mismo. La Masonería induce al hombre a ser fiel con sus ideales ajustando su conducta a los principios que proclama. El deber masónico consiste en adoptar las normas de conducta adecuadas en cada momento de acuerdo con la palabra empeñada, con el ideal proclamado y con el bien por íntima decisión, llegando al sacrificio, sin necesidad del presiones externas y aún en contra de obstáculos poderosos de orden exterior. El deber masónico es la vocación inquebrantable del espíritu para la virtud.

Recopilación de Alirio Torrellas Marín, 33