miércoles, diciembre 24, 2003

QUE BUSCAMOS EN LA MASONERIA



Presentando al público en general, la Antigua Institución de la Masonería



Masonería... Masón... Logia... Iniciación... Secreto... Grado 33... palabras un tanto extrañas, "misteriosas" quizás, para el común de las personas.



Conversando con personas de distintas las extracciones sociales y diferentes grados de cultura, he encontrado que fuera de ciertos círculos, actualmente existe poco o ningún conocimiento real sobre el origen, desempeño y finalidad de esta institución y digo conocimiento real, porque a veces lo he percibido totalmente apartado de la verdad y otras veces, más afortunadas, algo distorsionado, sobre todo, en los fines que persigue; la mayoría de las veces, ha sido confundida con una secta o con una religión y, en ocasiones, hasta con alguna mafia...

De la Masonería se ha dicho cualquier cantidad de cosas; unas buenas, otras malas y otras aún peores, pero lo cierto es que ha permanecido a través de las centurias, confrontando temporales y brillando cuando había que hacerlo, siempre tratando de hacer conciencia, más con el ejemplo que con la prédica… podemos analizarla y estudiarla desde varias perspectivas: desde la histórica, para tratar de establecer su origen, hasta la social, para revisar las influencias que han permitido, de cuando en cuando, cambiar el rumbo de la humanidad… podemos pasar revista a la interminable lista de personajes que han dejado profunda huella en los escenarios sociales, humanistas, filosóficos, científicos, técnicos: desde reyes hasta soldados, desde maestros hasta filósofos, desde rudos obreros hasta encumbrados estadistas, desde humildes picapedreros pre-medievales hasta protagonistas de la era espacial, han recibido grandes influencias y han dejado a su vez excepcionales contribuciones, que en ocasiones han permanecido vigentes por generaciones y que a veces han desbordado el ámbito de nuestra institución para esparcirse sobre toda la humanidad…

Bastantes evidencias, en el transcurrir del tiempo, han quedado de la tinta que se ha gastado en pro y en contra de los masones, analizando y criticando su historia e influencias sociales, acreditándoles responsabilidades, a veces dudosas o señalándoles acusadoramente; por ello, para no caer en patrones de repetición, quisiera presentar hoy una faceta distinta, desde un punto de vista absolutamente particular y personal de quien habla, de por qué existen personas que se adscriben y permanecen en La Masonería... qué se hace allí... cuál es la razón de ser de esta Institución…

Los Masones, y esto es un afán común de la humanidad en todas las épocas, tal como el resto de nuestros congéneres, buscamos la Felicidad y creemos que en nuestra Augusta Institución la podemos encontrar...

Debemos partir de la base de que, ante todo y por sobre todo, los Masones somos Hombres; es decir, que a diferencia de aquellos que creen estar por encima del resto de la humanidad, nos sabemos componentes comunes del género humano y así, en conjunto, corremos la misma suerte...

A menudo, y sobre todo al hablar con mis hijos, utilizo la expresión de que el mundo no es un vehículo del cual se pueda uno bajar por no estar de acuerdo con quienes lo comparte. Si la humanidad se pierde, nos perdemos con ella; por lo tanto, y esto es así, no únicamente para los masones, sólo queda un camino a seguir para tratar de alcanzar la felicidad y este es, levantar la conciencia del hombre para que cada quien, cumpliendo con su deber y respetando el derecho de los demás, permita a las generaciones futuras, más allá de nuestro presente de acres contrastes, ardua lucha y tenaces sacrificios, vislumbrar un horizonte de paz y sana convivencia, de libertad y fraternidad, que sea la heredad de los hijos de nuestros hijos... para tratar de que esto sea posible, para que este sueño de felicidad tenga oportunidad de hacerse realidad, es que existe nuestra institución...

Según algunos estudiosos, percibámoslo a título simbólico, la Masonería nació con la humanidad misma y ha seguido el sendero del tiempo, analizando y recogiendo todo conocimiento valioso, para alimentar con él a sus hijos, orientándolos a la reintegración del género humano con su principio creador, a través de diversas modalidades y formas, escuelas y corporaciones... hoy, somos los herederos directos de los antiguos colegios de picapedreros, talladores y constructores, que dejaron trazas de su arte físico en los esplendores de los templos egipcios, griegos y romanos y hasta en las magníficas catedrales y palacios medievales...

Y, como tales picapedreros, observamos a todos los que aspiran a ingresar y escogemos las mejores piedras que pueda producir la cantera... la sociedad, con sus inspiradoras cualidades e insufribles defectos, es la única cantera; no hay otra.

De una piedra bruta se puede, con harto y arduo trabajo y con precisión y cuidado, sacar cualquiera de las infinitas figuras o formas, ya sean sutiles o expresivas, que en su interior yacen en estado latente: solo hay que quitarle todo el cascajo que le sobra… así, el prospecto de masón es producto de la sociedad con una potencialidad que se destaca del resto... entre piedras demasiado duras y otras demasiado blandas, siempre hay algunas con excelentes posibilidades de ser talladas y producir bellezas que servirán de hitos... de referencia... de ejemplo a seguir por varias generaciones...

Pero, ¿Quién es capaz de tallar una piedra tan especial?... ¿Quién puede conocer mejor toda la potencialidad de tal clase de piedra, así como sus más ocultos defectos?... Solo la misma piedra se puede conocer tan bien... Es por eso que la Masonería escoge las que aparentan ser de calidad excepcional y les da herramientas de trabajo, herramientas de medida y les da un método... y así, paso a paso, con pequeños y con grandes golpes de mazo y cincel, con la voluntad y el esfuerzo aplicados sobre la inteligencia, se van eliminando las aristas... se van limando las imperfecciones... se va tomando la forma adecuada y se va puliendo la piedra, para que algún día encaje en el sitio preciso que se le tiene destinado en el Templo, que se construye A La Gloria Del Gran Arquitecto Del Universo (A L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.) y que se utiliza para albergar al género humano...

Pero, ¿Cuáles son esas maravillosas herramientas?... ¿Cuál es ese maravilloso método?... ¿Será tan difícil o tan secreto que queda fuera del alcance del común de las personas?... ¿Qué se necesita para calificar?... ¿Qué se necesita para poder aspirar?...

Para aclarar dudas, quizá debamos por comenzar a aclarar lo que la Masonería no es y lo que sí es...

En la Masonería todo se hace "A L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.", título este, que se da al Ser Supremo, pero ello no la hace ser una religión... La institución alberga por igual a judíos, musulmanes, cristianos, católicos, cuáqueros, librepensadores o de cualquier otro credo... solo se exige al individuo admitir la existencia del Ser Supremo, con la denominación que se le quiera dar, porque lo contrario sería improcedente: quien a priori no admite su existencia no tendría mucho que hacer aquí y tendría, por el contrario, un fuerte peso obstaculizando su desarrollo. Es importante destacar que para que esta convivencia pueda funcionar, es imprescindible la práctica de la principal virtud que debe cultivar el Masón: la "Tolerancia"... manifiéstase esta, en el profundo respeto por las convicciones y por la dignidad de sus congéneres... por lo tanto, aunque fue duramente perseguida y estuvo varios siglos excomulgada, la Masonería no es antirreligiosa...

No es una religión, pero trabajamos en un Templo Físico, donde llevamos a cabo nuestros rituales, para fabricar un Templo Simbólico "A L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:."

Aquí nos preguntamos: ¿Por qué hacer un Templo Simbólico y no una casa simbólica o cualquier otro edificio simbólico?.

Un Templo es algo consagrado, no solo por un dictamen o sacralización de alguna institución, sino principalmente por la reverencia, el respeto y la disposición que personalmente ponemos al asistir a él... Un Templo es algo consagrado y respetado de tal manera, que cuando entramos a él, nos induce de vuelta a nuestra mente, las sensaciones y disposición para el trabajo, que previamente hemos puesto en él, a través de las épocas y por una cantidad impresionante de individuos...

La Masonería no es ocultista, ni adivinatoria... es profundamente esotérica, en la medida que le dan los símbolos que estudia y los rituales que practica, pero también es profundamente racional y práctica en su desenvolvimiento y actividades y de acuerdo a los antiguos usos y costumbres, no niega ni pone reparos a ningún método moral para estudiar, investigar y encontrar la verdad...

No es una institución donde el protagonismo sea para la posición social, títulos académicos o poder económico; por el contrario, todos sus individuos se ponen bajo el nivel y se tratan solo con el hermosísimo título de "Querido Hermano". Es en esta base, que con el transcurrir del tiempo, se fomentan hermosas y sólidas amistades, además de un exquisito trato de verdaderos hermanos. En una época, la Logia "... era el único reducto para los hombres amantes de la libertad de expresión y también la asociación cultural donde era posible aprender lo que no enseñaba en ninguna universidad; una logia era el oasis de la libertad que buscaban los hombres libres... (Curso de Aprendiz Masón - P. A. Barboza de la T.)".

La Masonería no tiene un código dogmático, pero si enaltece y fomenta las buenas costumbres de tal manera, que entre los requisitos para ingresar, desde muy antiguo, además de admitir la existencia de un Ser Supremo, se exige al aspirante la ineludible condición de "ser un hombre, libre y de buenas costumbres"... esta sencilla expresión tiene una dimensión usualmente insospechada: la inmensa mayoría de los humanos es esclavo de sus vicios, caprichos o pasiones; así mismo, no es de buenas costumbres el que deshonestamente recibe o paga comisiones, el comerciante que exagera en las ganancias, el perjuro, el que levanta falso testimonio, el proxeneta, el que engaña o miente para obtener favores o placeres, el que no cuida afanosamente de su familia, especialmente de sus hijos, sobre todo en los aspectos ético y moral y de consciencia, propiciando que se conviertan estos en carne de cañón para quienes persiguen fines inconfesables...

No es una organización absorbente o que exige una disponibilidad de tiempo completo a sus miembros; las logias tienen una reunión semanal y puede haber actividades adicionales alguna que otra vez al mes, pero el verdadero compromiso del Masón no tiene horario ni día de la semana: no se puede ser masón, por ejemplo, en horario de oficina... la dimensión del compromiso del Masón alcanza para el resto de su vida: constantemente debe tratar de ser el mejor esposo, el mejor padre, el mejor hijo, el mejor amigo, el mejor vecino, el mejor trabajador, el mejor conductor, el mejor jefe, el más dedicado profesor, el más honesto comerciante, el más justo juez, etc., etc. etc. ... el ser Masón, y esta es mi definición favorita entre otras, es el mejor estilo de vida que se pueda adoptar... el mejor proselitismo que se puede hacer, es demostrar con la rectitud de sus acciones su incorporación a la Institución...

No es una organización secreta, ya que nos ven entrar y salir constantemente de un edificio llamado Templo Masónico que está en una vía pública en muchísimas ciudades de muchísimos países; la masonería solamente es discreta en cuanto a los modos de reconocimiento entre los Hermanos y en lo atinente a los grados, pero en cuanto a su filosofía, doctrina, código moral y su trabajo sobre el individuo y sobre su entorno, está en disposición de publicitarlo...

La Institución, de acuerdo con tradicionales y sanas costumbres, no se entromete en lo que entendemos usualmente por política, pero forma al hombre para que cumpla con su deber y al inducir al individuo a ser consecuente con sus propios convencimientos, se deduce que la vigilancia constante del acontecer público es inherente a sus actividades... por ello, aunque no es una institución para enseñar moralidad ni patriotismo, exige a quien aspire a ingresar, el demostrar una sólida base moral y una alta disposición para entender los problemas de la nación… el Masón, por el solo hecho de serlo, está obligado a velar por la integridad de su patria, a obedecer las leyes del país donde viva, a consagrar la inviolabilidad de la vida y a combatir tiranía y fanatismo en todas sus formas... fruto de esta faceta del trabajo Masónico, tenemos hoy en día este hermoso rincón del mundo que aún podemos llamar Patria, ya que comenzando por Gual, España y Miranda, siguiendo por Bolívar y los Libertadores y concluyendo por notables personajes que han intervenido modernamente en la historia, en las artes y en las ciencias en nuestro país, muchos de nuestros prohombres se han nutrido de los principios de esta Antigua Institución, además de otros hombres que discretamente, en lo más sagrado del seno familiar, han mantenido encendida la llama de la consciencia y vigentes los principios de la moral y la ética…

La Masonería es una Institución Iniciática, lo que implica que ineludiblemente, quien ingresa a ella debe pasar por una Iniciación, proceso este que tiene por finalidad llevar al subconsciente lo que a la razón le es difícil interpretar y que consiste en una serie de pruebas y rituales simbólicos. La Iniciación transmite al individuo una cierta influencia espiritual, por medio de la cual se le conecta efectivamente a una ininterrumpida cadena de individuos, que según la tradición (expresándolo en una forma simbólica) comenzó en el origen mismo de los tiempos y tiene como significado básico, el inicio o comienzo de una nueva etapa de la vida, en la cual, con el método que se le enseña, lo que el iniciado aprende, lo descubre en si mismo y por si mismo y lo aplica sobre si mismo... Lamentablemente, la Iniciación no produce beneficio, ni surte efecto, sobre los individuos que no están preparados o que no tienen un fuerte afán de superación; esta es la razón por la que la Masonería debe necesariamente escoger con sumo cuidado entre los aspirantes...

Y hablando del método, el principal es el continuo y constante estudio de los símbolos; se trata de ver en sus elementos el lenguaje sutil que trasciende las barreras del tiempo, la cultura y el idioma. En este marco, se ve que la temática predominante es la simbología de la construcción y sus implementos, aunque no se descuida la geometría y la ciencia de los números, elementos simbólicos indispensables para poder comprender lo planificado por el arquitecto... el método también es el de un Taller: se viene a manipular un material, la propia personalidad, para transformarlo, dándole una nueva forma o consistencia, de manera que se adapte a lo que la Humanidad, la Patria y la Institución noblemente demanden... esto conlleva a un peculiar estado en la persona: lo que aprende o discierne al estudiar los símbolos, lo debe aplicar sobre sí mismo, cual artista, modelando la materia de su propia personalidad; es decir, se convierte en operario y objeto al mismo tiempo, del arte de enaltecer su ser. Quizás sea este el secreto de la dualidad y de la síntesis al mismo tiempo, del Trabajo de Ser...

En la Institución se trata de que cada estudiante alcance a plenitud, el conceptualizar la libertad máxima: el libre albedrío, con todo lo que ello implica; el tener libertad implica necesariamente, tener responsabilidad por sus acciones, por el cumplimiento de sus compromisos y por alcanzar sus propias metas. "Libertad" y "Responsabilidad por los actos que aquella inspire", son dos caras de una misma moneda, que necesariamente van juntas: no se puede poner en un bolsillo el anverso de una moneda y el reverso en otro bolsillo y al que trate de hacerlo solo le queda un disparate entre las manos...

En lo exotérico, el objetivo básico es tener la capacidad de adaptar la propia potencialidad, a lo que la sociedad requiere para conducirla a unas mejores condiciones, en pos de las marcas señeras de "Libertad, Igualdad y Fraternidad", divisa acuñada, según opinan algunos, por el Conde de Cagliostro y según otros, por los filósofos de la Revolución Francesa, pero que con bastante más antigüedad que estos, delineaba ya en los albores de la civilización, la actividad de los Iniciados...

En lo esotérico, la idea es reintegrar la condición del ser humano a su estado primordial, en el que formaba parte intrínseca del Principio Eterno del Universo…

Llegados a este punto, reflexionamos… ¿será posible tanta belleza?, ¿será posible tanta perfección?, ¿será posible que algo así exista?… ¿o por lo menos así, sin ningún problema, efecto secundario o alto costo?…

Pues la respuesta es sí… sí existe, pero no es fácil y sí cuesta, no en el sentido monetario, sino en el del esfuerzo y con un efecto secundario que debe desbordar lo individual… además, la Masonería está compuesta de hombres, que son imperfectos y complicados, por lo tanto no puede ser fácil. Todo lo que se puede obtener de esta institución está en proporción directa con el esfuerzo invertido en el estudio, con la perseverancia manifestada tras los objetivos y con la asumción del compromiso contraído… las mejores piedras de la cantera aún permanecen allí... aún no se han dado cuenta de su propio potencial, ni tampoco han expresado su deseo de asumir un compromiso serio con esta Institución, compromiso que sirva de levadura, de motor del cambio regenerador que se necesita con urgencia…

Absolutamente nada en la vida es gratis y todo cuesta, pero estimamos que en este caso, el objetivo lo vale; es por eso que nos sometemos a un método de concientización, tratando de ser cada día mejores que el día anterior, en un muy serio compromiso... tratando de que nuestro proceso de cambio alcance a nuestro entorno... tratando de tener autoridad moral para pedir a nuestros semejantes un esfuerzo similar... tratando de que nuestra familia y nuestros vecinos tengan su propio proceso de mejoramiento... tratando, en la medida de lo posible, de retribuir a la sociedad, a la patria y a la humanidad, el habérsenos permitido el acceso al umbral del conocimiento de nosotros mismos: la consciencia… tratando de alcanzar el futuro en la concientización de las próximas generaciones, para que haya posibilidad de que ese futuro exista…

Entonces y resumiendo, ¿Por qué somos Masones?... ¿Que buscamos en la Masonería?... En una palabra y como decíamos al comienzo, queremos ser felices... queremos una felicidad que sea la retribución de haber cumplido con nuestro deber en lo esotérico y en lo exotérico… queremos que nuestros hijos tengan la posibilidad de ser felices y que puedan conseguir personas adecuadas con quien compartir la felicidad...

Sinceramente y de todo corazón, creemos que vale la pena todo el esfuerzo...

Quisiera expresar un agradecimiento por permitirseme utilizar esta palestra para divulgar conocimiento y expresar nuestra particular opinión sobre una milenaria institución, que pese a las constantes dificultades no ha perdido vigencia y aunque de ninguna manera nos adjudicamos su monopolio, en la línea de la consciencia es insustituible…



R.A.R.

M:. M:.

Caracas, junio de 1.999

Acacia: La Masonería y los libros de 'masonería'


Mi Q.·. H.·. Alejandro, QQ.·. HH.·. todos:


Por lo que veo no supe explicarme bien.


Llevo años, y los más viejos del lugar lo saben bien, afirmando que la Masonería no se aprende en los libros. Estos, y solo muy pocos de ellos, únicamente sirven como material de consulta una vez que el masón está bien formado, es decir, cuando ya no busca en los libros lo que en ellos jamás encontrará.


Las claves de cuanto debe saber una masón están en los Rituales. A un masón que haya entendido algo de lo que es la iniciación y el camino iniciático, es decir, que conozca el Arte Real, no le aporta nada la percepción ajena sobre determinado símbolo, alegoría o herramienta del gremio; entre otras cosas porque la piedra que debe trabajar cada masón es la suya propia, no la del vecino. Si bien esto hay que matizarlo, pues el masón no avanza solo por el camino iniciático, lo hace apoyado por sus MM.·. MM.·. y por sus HH.·. de Logia. Esa es la grandeza del R.·. E.·. A.·. y A.·., en el que los trabajos en Tenida incluyen la lectura y discusión de Planchas sobre diversos temas; lo que hace que el conocimiento del H.·. que ha Trazado la Plancha y el de los HH.·. que la han comentado o matizado, sirva de orientación a todos los miembros del Taller para llegar a conclusiones propias.


Y es que, mis QQ.·. HH.·., el sistema que se sigue en la enseñanza Masónica nada tiene que ver con el de la enseñanza profana.

En el sistema profano el “maestro” explica su tesis, da su “lección” y ahí queda eso, el alumno la aprende y si no lo hace ese es su problema.


En el sistema masónico el Maestro pone a disposición del Aprendiz, y todos lo somos, sea cual se nuestro grado y rango, los elementos de partida para que este analice los significados y llegue a sus propias conclusiones, no hay tesis ni dogmas en la Masonería. La llave a la comprensión de los misterios está en los Rituales, en el Templo y en los psicodramas que se representan durante las ceremonias; no en libros que haya podido escribir otro H.·., por muy sabio que este pueda ser. Estamos ante un método iniciático y, por lo tanto, absolutamente incompatible con los libros.


En la Masonería buscamos el propio conocimiento a través del avanzar individual por el camino iniciático, no el conocimiento del autor de un libro, pues este habrá llegado a tal conocimiento por su propia percepción de las cosas y, por lo tanto, las conclusiones serán las suyas y nada tendrán que ver con las nuestras, es decir, serás distintas en cada caso. La única manera de llegar a conocer el Secreto Masónico, que existe, vaya sí existe, es pasar por el proceso alquímico que de profanos nos transmuta en iniciados, y el camino es solo uno y no se encuentra en los libros.


El nivel al que llega cada masón depende solo de su entrega, de su disposición a analizar y meditar sobre aquello para lo que recibió las claves, sobre cuanto encuentra tras las puertas abiertas con las llaves que irá descubriendo en su avanzar. Cada masón llega a donde realmente quiera llegar, profundiza cuanto desee profundizar; bien sabido que todo masón tiene la obligación de pasar la metamorfosis desde el profano al iniciado. Otra cosa distinta es que los más lo hagan, o lo hagamos. En todo caso estemos convencidos de que si todos los miembros de la Masonería fuéramos masones, no existiría ninguno de los problemas, siempre de índole profana, a los que nos enfrentamos constantemente en las Logias y Grandes Logia; no existirían las ambiciones, ni la graditis ni la carguitis, y todos sabríamos bien que los oficios que desempeñamos ni son de nuestra propiedad ni tienen otro significado que el servicio a los HH.·..


Fraternalmente