sábado, febrero 28, 2009

THE DIGITAL FREEMASON: ¿Qué es lo que realmente desean los masones jovenes?

Hermanos y Amigos,

A partir de este post iniciamos la publicacion de los hermosos trazados que escuchamos desde el año 2005 en el podcast “The Digital Freemason”  de nuestro H:. Scott Blasken del Or:. de Canada.

Las publicaciones incluiran las versiones originales en Ingles y la correspondiente traducción al Castellano realizada por nosotros.

Fraternalmente,

COSMOXENUS

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¿QUE ES LO QUE REALMENTE DESEAN LOS MASONES JOVENES?

Escrito por Timothy Bonney

He sido un Maestro Masón por solo tres cortos años. He cumplido 40 este año y, de acuerdo a todas las estadísticas, aún puedo ser considerado un “Mason Joven”.

Durante el tiempo en que he sido masón algunos masones mayores y experimentados me han dicho que debemos hacer mas facil el ingreso de hombres jovenes a nuestra orden. Se me ha dicho que la reducción de la membresía es parcialmene debido a que es muy dificil para los jovenes encontrar tiempo dentro de sus actividades familiares y profesionales para dedicarse a la masoneria. Así que tenemos que hacérselo fácil.

Así en la busqueda de hacerlo fácil hemos ofrecido Clases de un Día . Hemos relajado las reglas y exigencias para los trazados de los aprendices. Hemos mantenido cotizaciones  reducidas para acomodarnos a los hermanos que pudieran no tener fondos para pagar cotizaciones un poco mas altas. En muchas logias hemos sido menos rigurosos en la evaluación de los candidatos por los Comisiones Secretas. Es muy raro escuchar que algun candidato sea baloteado porque, despues de todo, no necesitamos mayor membresía?

Pero, hay un problema básico en todo lo que ha sido contado por los hermanos mayores acerca de lo que quieren los jóvenes.  Pareciera que ninguno de ellos ha preguntado a un Mason joven si lo que realmente quiere es una “Masonería Fácil”.  Y, de hecho, he llegado a creer que los jovenes que desean ingresar a nuestra orden no buscan para nada una Masonería Fácil” Mi propia experiencia se repite en las historias que escucho de los masones menores de cuarenta.

Yo me convertí en Mason en gran parte por el aprecio de mi abuelo al valor de la Masoneria. Cuando falleció, asistí a su funeral Masonico y me sentí impresionado por aquellos hombres en trajes negros, con guantes y mandiles blancos que brindaron dicho homenaje a mi abuelo. En ese funeral, me prometí que algçun día me haría mason si esa fraternidad de hombres honorables aceptaba recibirme.

Una década pasó antes de que cumpliera esa promesa. Durante ese tiempo leçi cada página web, libro y artículo que pude encontrar acerca de la Masonería. Leí acerca de la histori, filosofía ysistema de moral de la Orden.

Cuando presenté mi candidatur a la Logia Phoenix, se me informó qie yo podía recibir todos los grados en una Clase de un Día. Pero, pensé en mi abuelo y solicité que los grados se me fueran otorgados de la manera tradicional. Quise vivir la experienca de la iniciación que mi padre, abuelo y bisabuelo habían vivido. Quería memorizar cada palabra y clave que me era entregada. No quería que mi mentor me enseñara atajo alguno.

Así como he visto muchos hombres jovenes ingresar a la orden también he visto que ellos buscan  las mismas cosas que yo quería. Los masones jovenes no quieren que nadie les haga las cosas fáciles. Los masones jóvenes con los que he hablado consideran que necesitamos que la entrega de grados se haga mas difícil y no mas fácil. Los Masones jóvenes quieren leer y aprender acerca de la filosofía y enseñanzas de la Orden. Ellos no quieren que les regalen la Masonería. Quieren merecerla!

EN mi propia vida profesional he realizado un estudio acerca de los adultos jóvenes. Dado que mi estudio involucraba jóvenes adultos en un entorno religioso, tuve la oportunidad de escribir algunos materiales para el uso de las iglesias con los adultos jóvenes.

Mucho de lo que aprendí acerca de los adultos jóvenes se aplica a la Masoneria tan bien como se aplica a la iglesia. Los jovenes en nuestra sociedad se encuentran buscando. Estan buscando un sentido, profundidad y objetivos en sus vidas. Estan buscando una filosofía y una moralidad que los ayude a vivir una mejor vida. Estan buscando el crecimiento y el auto desarrollo.  En resumen, están buscando lo que la Masonería en su forma mas pura les ofrece.

Si los masones mayores preguntaran a los jóvenes que es lo que realmente quieren, creo que se darán cuenta que buscamos la esencia de nuestra Augusta Orden. Queremos la masonería de las Constituciones de Anderson. Buscamos la Masonería de nuestros padres y abuelos. Queremos recibir retos, ser exigidos, educados y entrenados. QUeremos ser masones en el total sentido de la palabra!


De la pçagina web de recursos masçonicos de Timothy Bonney, MPS:
http://hiramtyre.squarespace.com

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WHAT DO YOUNGER MASONS REALLY WANT?

Written by Timothy Bonney

Friday, 07 October 2005

I have been a Master Mason for just three short years. I turned 40 this year, and by all demographics, can still be considered a younger Freemason.

During the time I have been a Freemason I have been told by many older experienced Freemasons that we have to make it easier for young guys to join. I've been told that the decline in membership is partially due to it being to hard for young men to find time from family and work to Freemasons. So, we have to make it easier.

So, it the pursuit of making it easier we have offered One Day Classes. We have loosened the rules on proficiency in the first lecture. We've kept our dues low to accommodate men who may not have the funds to pay higher dues. In many lodges we have been less rigorous in our examination of new candidates by investigating committees. You seldom hear about a black cubed being dropped because, after all, don't we need the members?

But, there has been one basic problem with all that I have been told by long experienced Masons about what younger men want. None of them seemed to have ever asked any younger Masons if easier Freemasonry is what they really want! And, in fact, I have come to believe that easier Freemasonry is not what younger men who want to join our fraternity are wanting at all! My own experience is echoed in the stories I hear from Masons under forty.

I became a Freemason in great part because of the witness of my Grandfather to the value of Freemasonry. When he died I attended his Masonic service and was impressed by the men in dark suit, white gloves, and white aprons who paid tribute to my Grandfather. At that funeral, I promised myself that some day I would be a Mason if such a fraternity of honorable men would have me.

More than a decade passed before I acted on that promise. During that time I read every web page, book, and article I could find on Freemasonry. I read about the history, philosophy, and ethics of the Craft.

When I petitioned Phoenix Lodge, I was informed that I could receive my degrees in a One Day Class. But, I thought about my Grandfather and requested that I received my degrees in the usual way. I wanted to experience the full initiatory experience my Father, Grand Father, and Great-Grandfather had experienced. I wanted to memorize every word of the ciphers given to me. I did not want my mentor to cut me any slack.

As I have seen young men come into the Craft I have seen that they want many of the the same things I wanted. Young Masons do not want anyone to make it easy for them. Younger Masons that I have talked to believe that we need to make it harder and not easier to receive the degrees. Younger Masons want to read and learn about the philosophy and teaching of Craft Masonry. They do not want Freemasonry handed to them. They want to earn it!

In my own professional life I have made a study of young adults. While my study involved young adults in a church setting, I had opportunity to write some course material for use by churches for young adult ministries.

Much of what I learned about young adults applies to Freemasonry as much as it does church. Young people are searching in our society. They are searching for meaning, depth, and focus to their lives. They are searching for a philosophy and ethic that will help them to live a better life. They are searching for growth and self-improvement. In short, they are searching for what Ancient Craft Freemasonry in its purest form offers them.

If older Masons really ask young Masons what we really want, I believe you will find that we want the fundamentals of the ancient and honorable Craft of Freemasons. We want the freemasonry of Anderson's constitutions. We want the freemasonry of our Fathers and Grand-fathers. We want to be challenged, stretched, educated, and trained. We want the opportunity to take our rough ashlars and begin to smooth them. We want to be Freemasons in the fullest sense of the word!


Timothy Bonney, MPS, from his web-site Freemasonry Resources
http://hiramtyre.squarespace.com

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TRASCEDENCIA INTERNA DEL RITUAL MASONICO

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA

En la vida profana asistimos con frecuencia a ritos y ceremonias, en su mayoría llenas de intrascendencia. Sin embargo, sus actores la sienten con mucha riqueza, aunque esta sea de carácter material. Esta aseveración se la hace porque este tipo de ritos no están llamados a un progreso interior si producen lo que antiguamente llamaban magia, en la cual se invocaba a las fuerzas de la naturaleza para el beneficio de sus protagonistas.

En contraposición a ellas, los masones practicamos nuestros ritos, en la pasividad de nuestros templos, rodeados de la grandeza y sinceridad de su trascendental significado, donde las enseñanzas nos parece siempre nuevas, inspiradoras, vivificantes y prácticas para la vida.

El rito es una vía para asegurar la comunicación intuitiva entre el mundo profano y lo sagrado. Permite al iniciado trascender para colocarlo en un estado de receptividad para captar verdades universales, y con ello romper el gran misterio. Son representaciones o psicodramas de mitos o leyendas, verdaderos calidoscopios de símbolos o alegorías en acción, que ocultan a la inteligencia común verdades superiores que son percibidas por el adepto solo por medio de la repetición exacta del ritual, enseñanzas que trascienden el tiempo y el espacio. Por ello era llamado el “Oráculo eterno” por los antiguos egipcios.

El rito es en realidad una apertura. Se trata de romper con el mundo exterior e introducirnos en el mundo interior, de tal manera que repercute dentro de nosotros la revolución del universo, su constante transformación y su influencia en nuestra interioridad. Somos el macro y microcosmos, y de esta manera nuestra alma tiene ....

PARA CONTINUAR CON LA LECTURA DEL TEMA  VISITAR:

http://los33escalonesdelconocimientomasonico.blogspot.com/

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sábado, febrero 21, 2009

MASONERÍA EN EL PARAGUAY: Y amaneció en el Oriente

Diario ABC-Color (http://www.abc.com.py/2009-01-18/articulos/488008/y-amanecio-en-el-oriente)

Revista Dominical, 18 de enero de 2009

Aniversario. Páginas 44 al 48.

Por LUIS VERÓN

Hoy se cumplen 140 años de la instalación en nuestro país de la primera logia masónica que funcionó regularmente en el Paraguay. Desde entonces, la fraternidad estuvo muy presente en la historia, coadyuvando en la recuperación nacional, luego de la hecatombe del 70.La memoria de grandes hombres e importantes obras quedan deslucidas con la situación actual de esa centenaria institución.

El 1 de enero de 1869, las fuerzas aliadas ocuparon militarmente la capital paraguaya.

La encontraron desolada, excepto algunos extranjeros y famélicos animales.

Con las fuerzas invasoras, llegaron muchos vivanderos y paraguayos exiliados.

Entre la oficialidad brasileña y argentina, se encontraban numerosos iniciados en la masonería, esa fraternidad varias veces centenaria de luchadores por el republicanismo, la democracia, la instrucción pública, el conocimiento y la convivencia según reglas de juegos civilizadas. Los presidentes de los países beligerantes y los generalísimos de dichos ejércitos eran grandes maestros de la masonería en sus respectivos países: Mitre, Sarmiento, Caxias, Peixoto, Osorio, etc.

Antecedentes en el Paraguay

Sabido es también que casi toda la Guerra de la Independencia americana fue realizada bajo la dirección de connotados masones: San Martín, O’Higgins, Sucre, Miranda, Bolívar. La excepción fue el Paraguay, donde las ideas políticas y las ideologías llegaban con relativo atraso, debido a nuestra mediterraneidad, lejos de los puertos donde recalaban mercancía, hombres e ideas.

Uno de los precursores de la Independencia americana, el paraguayo presbítero Juan Pablo Fretes, era asiduo de los círculos frecuentados por los masones, donde se iban incubando los proyectos independentistas. Por otra parte, recordemos que en la obtención de la independencia política de los países americanos tuvieron gran influencia logias masónicas. Por citar solo un ejemplo, el de los Estados Unidos de América:  De los 54 jefes y oficiales que lucharon por la independencia, 50 pertenecieron a la masonería, dirigidos por George Washington. En Centroamérica y Suramérica, los líderes también fueron maestros masones.

En el Paraguay, noticias ciertas de la presencia de la masonería datan de los años iniciales del gobierno de don Carlos Antonio López, cuando en 1845, funcionaba –en la clandestinidad– la logia Pitágoras, dirigida por el venerable Enrico Tuba, masón de origen italiano.

De esa época también data el funcionamiento de la logia volante Conway, cuyos trabajos se realizaban a bordo del buque británico “Locust”, del comodoro Sir Ernest Hotham, diplomático llegado al país para el reconocimiento del Gobierno paraguayo por la Corona inglesa. A esta logia ingresaron muchos ingleses y paraguayos anteriormente consagrados y otros iniciados entonces.

La primera potencia masónica y autónoma independiente de América del Sur fue el Gran Oriente del Brasil, fundado el 17 de junio de 1822 en Río de Janeiro.

Su primer Gran Maestro fue el patriarca de la independencia brasileña, José Bonifacio de Andrade e Silva. Fue en el seno de esta donde se gestó la independencia brasileña, concretada con el Grito de Ipiranga, en 1822. Este Oriente propició, en su momento, la fundación de la primera logia masónica paraguaya.

La masonería en el Paraguay

Hoy se cumplen exactamente 140 años de la instalación oficial de la primera logia masónica en nuestro país. Se llamó Fe y trabajó bajo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, con los auspicios del Gran Oriente del Brasil, del Valle Benedictino de Río de Janeiro.

Esta logia y otras que se fundaron después acogieron en su seno a numerosos acólitos, la mayoría de ellos de principalísima actuación en los intensos días en que la República iba reorganizándose:  Toribio, Fernando y Daniel Iturburu, Félix Egusquiza, Cayo Miltos, Juan Antonio Jara, Miguel Haedo, Remigio Cabral y Cándido Bareiro, Benigno Ferreira, Otoniel Peña, Adolfo Saguier, Jaime Sosa Escalada, Cirilo Antonio Rivarola, entre otros.

Debido al calamitoso estado de mucha gente sobreviviente de la Guerra de la Triple Alianza, los cofrades de la logia Fe fundaron, el 6 de junio de 1869, un asilo que llegó a atender a más de 2.000 personas.  Varias semanas después, el 28 de julio de 1869, el Supremo Consejo Grado 33 de la masonería argentina autorizó a uno de los principales miembros, el médico José Roque Pérez, a fundar logias en el Paraguay y a conferir grados masónicos; de esa manera, se fundó en Asunción la logia masónica Unión Paraguaya N° 30. El doctor J. R. Pérez era el enviado extraordinario del Gobierno argentino para la constitución del Gobierno provisorio de 1869.

En aquellos días augurales de la República del Paraguay, fueron iniciadas otras personalidades; muchas de ellas llegaron a las más altas cumbres del poder político, como Juan Bautista Gill, Juan G. González, etcétera.

Es de destacar que uno de los prohombres  de la masonería paraguaya, don Cirilo Antonio Rivarola, iniciado en la logia Fe y perteneciente también a la logia Unión Paraguaya, donó a la fraternidad masónica el terreno donde se erigió el templo masónico de la asunceña calle Palma.

Varios masones de proficua actuación pública se iniciaron en la masonería en el extranjero, como Bernardino Caballero, hecho masón en el Brasil, y Gregorio Benítez, en la Argentina.

Obra masónica

Algunos aportes de aquellos ciudadanos, miembros de la masonería, fueron, como ya dijimos, la fundación de un asilo de menesterosos, la organización de instituciones públicas, como la Municipalidad, la creación de escuelas para niños y para niñas, la abolición de la esclavitud, la fundación de la primera biblioteca popular asunceña, la propuesta de incorporación en la Constitución entonces redactada, del matrimonio civil –conseguida años después–,  así como la creación del Registro Civil de las personas, etc.

Actualmente, la masonería, entre otras obras, se encarga del sostenimiento de granjas de recuperación de ciudadanos.

Tareas de consolidación

El 1 de junio de 1871 se estableció el Supremo Consejo para la República del Paraguay de la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. En aquella ocasión, fue electo el primer Soberano gran Comendador, título de la más alta autoridad masónica de cada Gran Oriente, el doctor Juan Adrián Chaves, jefe del cuerpo médico de la Fuerza Naval brasileña en el Paraguay, quien estuvo secundado por su compatriota el coronel Hermes Ernesto da Fonseca. Los demás altos dignatarios fueron oficiales y comandantes de buques brasileños.

El 3 de febrero de 1873, se inauguró en Asunción uno de los monumentos que testimonian y señalan la presencia de la masonería en el Paraguay: La Libertad, idea masónica concretada en un monumento consistente en la efigie de una mujer, mostrando la Constitución Nacional dirigida hacia el Oriente, rematando una columna.

Cuando en 1876, luego de varios años de presencia en el país, las fuerzas invasoras se retiraron, las logias masónicas –y, por ende, el Supremo Consejo y Gran Oriente del Paraguay, quedaron desarticuladas–.

El 3 de enero de 1896 se restableció el Supremo Consejo del Grado 33 de la masonería paraguaya del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. El 22 de febrero siguiente, todas las logias masónicas del país se unificaron bajo los auspicios del Supremo Consejo. La instalación del Gran Oriente del Paraguay estuvo a cargo de los grandes maestros Bernardino Caballero, Serafín Rivas y Ricardo García. El 28 de junio de ese año, el gobierno de Juan Bautista Egusquiza (masón) aprobó los estatutos y otorgó la personería jurídica a la masonería paraguaya.

También puede verse la mano de los hombres de la masonería en la fundación de los partidos políticos tradicionales –Asociación Nacional Republicana y el Centro Democrático, después Partido Liberal–, del Colegio Nacional, de la Universidad Nacional de Asunción, etc.

Otra fecha importante en la historia de la masonería paraguaya es la aprobación, el 30 de abril de 1923, de un Código Masónico del Gran Oriente del Paraguay y sus Reglamentos Generales.

El 13 de mayo de ese año, el pueblo masónico paraguayo realizó el juramento de dicho código y reglamento.

Logia pionera y seguidoras

El 6 de junio de 1887 se fundó en Asunción la más antigua logia en funcionamiento de nuestro país: Aurora Nº 1 del Paraguay, con 122 años de vigencia. Posteriormente se fundaron numerosas más, varias de ellas de efímera existencia.

Actualmente, algunas de las logias integrantes del Gran Oriente del Paraguay son, en Asunción: Aurora del Paraguay, Sol Naciente, Federico el Grande, Libertad, Universo, Fraternidad Masónica, Paz y Justicia, Bernardino Caballero, Concordia, Pitágoras, Acacia, Arandú, Giusepe Garibaldi, Lautaro, Millenium 3033, Fénix, José Gervasio Artigas, Igualdad, Pensamiento Activo, Wolfgang Amadeus Mozart y Piedra Angular.

Existen también logias en varios puntos del país, como las de los Caballeros de San Juan, en Ñemby; Tekokatu, en Capiatá; Saint Germain, en Mariano Roque Alonso; Luz y Progreso, en San Lorenzo; Unión y Progreso, Igualdad y Fraternidad y Toribio Díaz, en Encarnación; Alborada del Amambay, Hermandad sin Fronteras, en Pedro Juan Caballero; Luz y Amistad, José Félix Estigarribia, Fraternidad, Cedro del Líbano y Libre Pensadores, en Ciudad del Este, y Perfecta Armonía, en Concepción.

Atomización y nubarrones

En los últimos años, la masonería paraguaya vivió situaciones que minaron gravemente su prestigio a los ojos de los profanos.

En 1996 sufrió un grave cisma. “La insensatez de unos, la cobardía de otros y la incomprensión de los más, movidos por intereses profanos –dice un estudioso de la masonería paraguaya– fue la causante de esa herida de la cual la institución aún no pudo cicatrizar. Pareciera más bien un cáncer que hizo metástasis y conduce a la muerte de un organismo vivo que lo contrajo”.

Aquel cisma de 1996 habría sido el estallido de una serie de situaciones que venían incubándose desde más de una década atrás. En años posteriores, nuevas disensiones llevaron a otros tantos desprendimientos, reclamando cada uno para sí, la autenticidad y la regularidad –negadas mutuamente– a las otras logias. También aparecieron en el horizonte masónico paraguayo, logias de otras obediencias y ritos, inclusive mixta, atribuyéndose cada una su propia regularidad, la que le es negada por las otras, suscitándose, cada tanto, enojosas y vergonzantes situaciones que dan como resultado el desprestigio de la Orden.

Ojalá que esta fecha, 18 de enero, en la que se cumplen 140 años de su instalación regular en el Paraguay, sirva para que los miembros de la antiguamente tan respetable fraternidad razonaran sobre su situación y recuperaran su antiguo prestigio.

La memoria de grandes hermanos masones, como Cirilo Antonio Rivarola, Cayo Miltos, Juan Bautista Gill, Higinio Uriarte, Bernardino Caballero, José Segundo Decoud, Antonio Taboada, Juan Gualberto González, Otoniel Peña, José Urdapilleta, Cecilio Báez, Eusebio Ayala, José Félix Estigarribia, Juan Manuel Frutos y otros, merecen un gesto de altura.

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LEOPOLDO LUGONES: SECRETO Y DESCONOCIDO

Por el V.:H.: ANTONIO LAS HERAS

Gran Guarda Templo Interno de la Gran Logia de la Argentina y V.: M.: de la Resp.: Log.: Solidaridad N* 472 del Or.: de Buenos Aires. 

Admitido como uno de los grandes poetas del mundo hispano parlante, elogiado por Jorge Luís Borges y llamado por Rubén Darío “la nota más vibrante de la poesía argentina”, Leopoldo Lugones es una figura de la literatura argentina sobre quien mucho se ha dicho y polemizado. Empero, hay un Lugones secreto y desconocido que es al que aquí queremos referirnos.

Así, por ejemplo, el autor de La Guerra Gaucha mostró gran interés por el espiritismo, el esoterismo, la radiestesia, la quirología, la homeopatía, y la incipiente Parapsicología también conocida entonces como Metapsíquica. Fruto de ello fue su libro Las Fuerzas Extrañas (1906) conjunto de escritos entre el cuento y el ensayo donde se centra en lo fantástico, lo culto, lo misterioso.

Fue seguidor de la Teosofía creada por Elena Petrovna Blavatsky, la mujer que llevó de la India a Londres a Jiddú Krishnamurti atribuyéndole dotes de mesías.

Ricardo Piglia afirma que el espiritismo fue la única visión del mundo a la que Lugones fue fiel toda la vida.

El mundo de lo iniciático; esto es de la Tradición Hermética que aspira a que el hombre obtenga los beneficios perdidos tras la Caída pero que le fueron comunes en los Tiempos Primordiales, fue otro de sus temas de interés.

“Entre los modernistas hispánicos, Rubén Darío aparte, es Leopoldo Lugones – explica Ricardo Guillén – quien más notable inspiración órfica acusa en su obra, especialmente en sus cuentos, donde la idea de que en todo lo existente - mineral, árbol, bestia... - late una fuerza que puede llamarse espiritual, da lugar a páginas notables. La convicción de que las cosas tienen alma, pues, y viven, y hasta matan (como mostró Darío alguna vez) es lo que permitió históricamente hechizos y conjuros, fetiches y amuletos. Idea órfica que empalma con la magia e incita a comunicar con los objetos, es decir con el espíritu que los habita, y esto tanto más cuanto se suponga, como Nerval suponía, que en las cosas hay una postulación hacia el reconocimiento, un deseo de ser reconocidas («Un mystère d'amour dans le métal repose»), una palabra que espera ser oída y podrá serlo cuando hacia ella se oriente una inquietud paralela”.

En 1925 Albert Eistein visita la Argentina; uno de quienes estará todo el tiempo a su lado es, precisamente, Leopoldo Lugones. El autor de Lunario Sentimental era el delegado argentino ante la Comisión de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones (organismo anterior a las Naciones Unidas) presidida por el notable filósofo francés Henri Bergson. Einstein también la integraba. Lugones, aprovechando esa personal relación con el físico, lo invitó a que visitase Argentina. Entusiasmado con los resultados de la visita, el autor de Romances del Río Seco, advirtiendo los sucesos que estaban aconteciendo en Alemania, lanza un llamado para recaudar fondos y radicar al notable físico en nuestro país.

Las complejidades de la física teórica no eran ajenas al poeta. “En 1920 el Centro de Estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires – escriben Miguel de Asúa y Diego Hurtado de Mendoza – invitó a este famoso escritor y personaje público a dictar una conferencia, la cual fue luego publicada como El tamaño del espacio. Ensayo de psicología matemática (Buenos Aires, El Ateneo, 1921), dedicada al Ing. Georges Duclout. Este trabajo es, en esencia, un larga discusión sobre el origen de los conceptos matemáticos. Lugones critica allí las posturas que considerarían válidos solo aquellos conceptos geométricos que pueden ser ‘intuidos’ – visualizados por la imaginación – y defiende una posición según la cual, en el caso de las nociones geométricas, el único criterio de validez es el puramente racional. Para discutir esta cuestión el autor utiliza como principal ejemplo el de la teoría de la relatividad”.

En 1935 escribe el prólogo al libro "La mentira más grande de la historia: los protocolos de los sabios de Sion", de Benjamín W. Segel (Ediciones D.A.I.A., Buenos Aires 1936). La obra denuncia como falsificación al célebre escrito antisemita conocido como Protocolos de los Sabios de Sion.

El autor de Cuentos Fatales tuvo intensa actividad masónica. Fue iniciado en la Masonería Argentina el 13 de noviembre de 1899 en la Logia Libertad Rivadavia N* 51 Obtuvo el grado de maestro el 10 de abril de 1900. El 1 de octubre de 1902 se incorporó a la Logia Confraternidad Argentina N* 2. De 1905 a 1906 fue Gran Primer Vigilante; esto es, vicepresidente segundo de la Orden. De 1906 a 1907 fue Pro Gran Maestre. A partir del 8 de marzo de 1906 formó parte – en calidad de miembro activo – del Supremo Consejo del Grado 33 para la República Argentina. Tras el derrocamiento de Hipólito Irigoyen (lo que fue apoyado por Lugones) quien también era Hermano Masón, el escritor se alejó de la Orden.

El pasado 18 de febrero se cumplieron setenta años de su muerte por suicidio. Durante décadas su féretro permaneció en una tumba del cementerio de la recoleta sin placa ni identificación alguna, tal como él lo había solicitado. Recién en 1994, por iniciativa del entonces Secretario de Cultura de la Nación el poeta José María Castiñeira de Dios en conjunto con la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) el catafalco fue retirado del anónimo reposo y llevado a Villa de María de Río Seco su ciudad natal en Córdoba.

Originalmente publicado en el suplemento de cultura del diario PREGON (San Salvador de Jujuy) el 4 de enero de 2009

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Masonería, Crisis y Modernidad

Por Eduardo Roberto Callaey Arancibia

En la entrada del laberinto:

Dentro de pocos años, en 2017, se cumplirán tres siglos desde el momento histórico en el que cuatro logias masónicas con asiento en Londres constituyeron la primera Gran Logia especulativa de la que se tenga conocimiento. Por primera vez un grupo de logias de masones abandonaban su antiguo oficio de albañiles para dedicarse a la especulación filosófica. Nacía así la francmasonería moderna.

No es tema del presente artículo dilucidar si estos eran los verdaderos masones, ni si tenían mayor legitimidad que los que se negaron a acompañarlos en tal evento fundacional. Ni siquiera cuestionaremos si los antiguos límites establecidos en las constituciones inglesas de 1717 y 1724 tenían o no la entidad suficiente para imponerse luego –como lo hicieron- como base de la denominada regularidad masónica. Al respecto nos remitimos a lo que ya hemos dicho.

Más importante que indagar las raíces de la regularidad, o discutir sobre los sistemas masónicos de reconocimiento entre Grandes Logias (me refiero al denominado Derecho Interpotencial Masónico) o la marca de origen de las distintas corrientes que conforman la francmasonería, es el hecho de reconocer que a partir de esa fecha surgió el modelo de masón “libre y aceptado” cuyo estereotipo ha sobrevivido a casi tres siglos de existencia. Eso es lo que nos interesa.

Los masones del siglo XVIII asumieron como propia la herencia de las grandes corporaciones de constructores de la antigüedad y del medioevo. Reunieron un conjunto de documentos importantes –algunos verdaderos y otros de dudoso origen- y se construyeron para sí mismos un meta-relato, un mito de base con una dinámica propia que permitió que se siguiese enriqueciendo hasta el día de hoy en la medida que la historiografía encontró nuevos y mejores indicios de la existencia real de grandes gremios de albañiles, de sus secretos, de sus ritos y de sus respectivas tradiciones.

Tal fue el éxito de esta sociedad de masones especulativos que pronto se convirtió en el contrapeso secular más importante de la Iglesia Católica que no tardó en excomulgarlos en masa ante la impotencia de su avance.

Pocas instituciones en la historia de la civilización humana gozan del privilegio de haber sido testigos de las grandes mutaciones de la cultura y de la sociabilidad. Cada era trajo consigo sus propias estructuras cívicas, sus formas de gobierno y sus filósofos. Occidente es el resultado de un conglomerado de culturas e imperios que se sucedieron a lo largo de más de dos milenios y que, a su vez, venían de sufrir la influencia de antiguas culturas del Mediterráneo Oriental y del Oriente Medio.

En su ensayo sobre “El Espíritu de la Política”, el filósofo y sacerdote catalán Raymon Panikkar afirma que el mundo moderno sigue siendo la continuación de una historia europea y cristiana, definámoslo como Sacro Imperio Romano Germánico, Occidente, Civilización Occidental o Democracias. Podríamos afirmar que la religión goza de esa rara categoría institucional de la que hablábamos al principio. Aún con sus mutaciones, sus conflictos, cismas, reformas y excesos, el cristianismo, corporizado en sus iglesias, ha sobrevivido al paso del tiempo e influido profundamente en el derrotero de la historia.

Sin embargo, no es la religión el único factor perenne en la cultura occidental desde el momento en que irrumpió en su seno el agudo proceso de secularización que dio por resultado el actual estatus de separación entre las iglesias y los Estados y los conflictos que aun se dirimen entre ambos campos. Entre los factores que intervinieron activamente en ese proceso deben mencionarse principalmente las estructuras comunales y las asociaciones gremiales. La francmasonería es –al mismo tiempo- un fenómeno burgués y una consecuencia directa de la organización de las corporaciones de oficios ligados a la construcción. Desde esta perspectiva ha sido participe primario de la construcción de la sociedad secular.

Conceptos como “laicismo”, “laicidad” y “secularidad” son motivo de arduo debate entre los actores de la cultura y la política. Se trata de una confrontación que continúa en pleno desarrollo y que afecta directamente al campo social en la medida que éste reclama cada vez mayores libertades que frecuentemente colisionan con los límites del dogma y la moral que impera en el campo religioso.

Pese a que el público tiende a creer que este proceso de secularización nace con la Ilustración y el advenimiento del relativismo como resultado inmediato de la valoración de la razón y la ciencia, la realidad es que aquella corriente secular hunde sus raíces en tiempos remotísimos y que su desarrollo ha acompañado el devenir de la historia con un protagonismo sólo equiparable al de las religiones. Este otro campo tiene en su mismo centro a otra institución milenaria que, luego de sufrir sus propias mutaciones, cismas y reformas, ha devenido en lo que actualmente denominamos Masonería, cuyo sentido y significado es el objeto mismo de este pequeño artículo.

Uno de los aspectos más irritantes del momento histórico que vivimos es la crisis de las definiciones. En esencia, la posmodernidad tiende a la hibridación, a la exaltación de la cultura popular, el descreimiento de la autoridad intelectual y científica y la desconfianza ante los grandes relatos. Si la modernidad defendía la diversidad de las diferentes culturas bajo el primado de los derechos humanos como base normativa de "una vida libre de dominación", la posmodernidad –tanto en el sentido de cultura o el de civilización- se ha caracterizado por la dificultad de sus planteamientos, ya que no forma una corriente de pensamiento unificada.

No sabemos exactamente de qué hablamos cuando mencionamos los términos familia, género, amor, religión, vida, etc. Todo el tiempo nos vemos obligados a entender y explicar a nuestro interlocutor qué cosa significa para nosotros aquello que durante siglos había permanecido inmutable, seguro, confiable.

Por decenas de generaciones la civilización occidental no supo nada de hogares multifamiliares, derechos de minorías sexuales, amor libre, dudas acerca de qué significaba ser religioso ni si la vida podía ser interrumpida en el seno materno. La lujuria, la sodomía, los abortos y la apostasía eran el ámbito del pecado, el territorio del mal, la ruptura del orden que las masas no discutían. Roto ese orden todo ha debido ser replanteado, redefinido y reclasificado.

Así las cosas hoy resulta más importante definir qué significa ser humano, religioso o masón antes que intentar definir qué es la humanidad, la religión o la masonería, pues según avanza la historia, se multiplican los conceptos de humanidad, religión y, también, de masonería. El lenguaje se ha vuelto babélico, confuso y superficial. No debiera entonces llamarnos la atención ésta necesidad de definir claramente qué significa hoy ser masón, puesto que, seguramente, descubriremos las infinitas diferencias que han surgido al respecto en los albores del siglo XXI y la profunda ruptura de la antigua tradición que intenta, no sin un enorme esfuerzo, perpetuarse en un mar de opiniones, posiciones confusas y extravíos diversos.

Conocida mi posición en torno a los “Orígenes Cristianos de la Francmasonería”, ampliamente expuesta en varios volúmenes que preceden a este ensayo, no por ello desconozco la posición de quienes proponen un análisis del fenómeno masónico desde la teoría de la sociabilidad –como en su momento me reclamara mi colega Víctor Guerra- pues tan cierto es el hecho religioso subyacente en la actitud masónica como su fuerte penetración en la historia fruto de su actuación colectiva en el plano secular. Desde esa perspectiva pueden concebirse de antemano dos vertientes a su vez divididas en numerosas ramas: La de los tradicionales y la de los seculares. Si existe una significación masónica debiera contener a ambos. Si tal significación no existe –asunto que nos proponemos indagar- la masonería, tal como la hemos conocido, transita sus últimos solsticios.

Aun así, si nos proponemos preguntarnos qué significa ser masón no podemos soslayar las opiniones más relevantes en torno a qué es la masonería aunque, como masón, comparta la vieja frase de Perogrullo que reza que es mucho más fácil decir qué no es la masonería.

Tampoco podemos abstraernos al hecho histórico, ni al mito ni a la leyenda sobre los que la Masonería ha construido su sistema de perfeccionamiento humano, hecho que pone de manifiesto a priori la incompatibilidad de lo masónico con la posmodernidad en tanto que esta se caracteriza por la incredulidad respecto de los grandes relatos, el desprecio por la utopías y el fin de los ideales. Toda la estructura de la Francmasonería está construida justamente sobre un meta-relato, mitad histórico, mitad mítico, concebido como una gran utopía y lleno de ideales. Un hombre que renegase de estas tres características no podría, en verdad, ser masón. Continuaremos desarrollando estas ideas en futuras entregas.

(*) Eduardo R. Callaey es autor de los libros: “Monjes y Canteros” Una aproximación a los orígenes de la francmasonería (Buenos Aires; 2001). "Ordo Laicorum ab Monacorum Ordine" (Buenos Aires, Academia de Estudios Masónicos, 2004). "La Masonería y sus Orígenes Cristianos" (Buenos Aires, Editorial Kier, 2006. “El otro Imperio Cristiano; De la Orden del Temple a la Francmasonería” (Madrid; Ediciones Nowtilus, 2005). "El Mito de la Revolución Masónica" (Madrid, Editorial Nowtilus, 2007). Es Director Editorial de la colección "Masonería Siglo XXI" Editorial Kier Argentina. Miembro del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española.

Eduardo Roberto Callaey (1958) es un historiador, periodista y guionista argentino. Su labor vinculada a los medios de comunicación le ha llevado por diferentes televisiones, productoras y revistas de su país. Además como historiador ha publicado numerosas obras sobre la Edad Media, la Francmasonería, sobre la Religión y Simbolismo. Desde 1989 es miembro de la Masonería Argentina y ha presidido dos logias y ocupado el cargo de Gran Consejero de la Orden.

Más información se puede encontrar en www.bibliografiacallaey.blogspot.com 

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Historia de la Masonería en Chile

Los primeros vestigios de actividad francmasónica en el territorio entonces denominado Virreinato de Perú, aparecen en torno al año 1770; se cree que funcionaban algunas logias. En el año 1800, dependiendo de la Gran Logia de Inglaterra, se consagra en Londres la logia “Gran Reunión Americana”, autodenominándose sus miembros “Caballeros Racionales”.

Entre sus organizadores se encuentran Francisco de Miranda y Bernardo O'Higgins. Su ideario se expandiría en Sudamérica a través de las logias llamadas “Lautaro”.

A mediados de 1812 se instala la logia “Lautaro” de Buenos Aires; un tiempo después, aparecen la de Mendoza y Santiago (ésta en 1817). En 1822 las logias lautarinas se disuelven, una vez cumplidos sus objetivos independentistas. Respecto a su verdadera filiación masónica, hay diversas opiniones: unos autores, basándose en su Constitución General, la defienden; otros, piensan que eran logias de tipo militar, secretas pero no claramente francmasónicas.

En cualquier caso, la masonería chilena se verá impulsada por el masón Manuel Blanco Encalada, almirante y primer Presidente de la República. En 1825, durante el sitio de El Callao, visita las logias de Lima. Su amistad con el general Manuel Antonio Valero, Soberano Gran Inspector General del Grado 33º, llevará a que ambos acuerden instalar un taller: el 15 de marzo de 1827, en el Oriente de Santiago, "bajo el patrocinio de San Juan Bautista", se funda la logia "Filantropía Chilena", bajo los auspicios de Gran Oriente Colombiano, por encargo del Capítulo "Regeneración" de Lima y trabajando en el REAA.

Su cuadro de oficiales fue el siguiente:

Venerable Maestro, Manuel Blanco Encalada (18º).

Primer Vigilante, Manuel José Gandarillas.

Segundo Vigilante, Manuel Rengifo.

Orador, Tomás Ovejero.

Secretario, Juan Francisco Zegers.

Tesorero, Ventura Blanco Encalada.

Experto, Ángel Argüelles.

Otros miembros fundadores fueron Vicente Fur (sic), Francisco Dowster, Victoriano Garrido, José Manuel Gómez de Silva, Jorge Lyon, Carlos Renard, José Domingo de Otaegui y Mariano Álvarez.

Esta logia contribuyó, entre otras aportaciones, a la conforrmación del pensamiento liberal chileno y a crear una corriente de opinión, -vehiculizada a través de un partido político próximo al ideario de la Francmasonería: los “philopolitas”.

Aunque un tiempo después "Filantropía Chilena" desaparece, por diversas causas, la francmasonería chilena se reconstituye con un grupo de franceses que deciden levantar columnas en Valparaíso, autorizados por el Gran Oriente de Francia: el 7 de agosto de 1850 nace la logia "L´Etoile du Pacifique", trabajando en el R:.E:.A:.A:.

Cuatro años más tarde, el 14 de diciembre de 1854, un grupo de británicos y norteamericanos, con carta constitutiva de la Gran Logia de Massachussetts, levanta las columnan de la logia "Bethesda". Un año antes, un grupo de chilenos, encabezados por Manuel de Lima –natural de Curaçao e iniciado en Caracas-, luego de incorporararse a la logia francesa, una vez exaltados al grado de Maestro Masón, decidan fundar una logia chilena: el 27 de julio de 1853, bajo la dependencia del Gran Oriente de Francia, levanta columnas "Unión Fraternal"; también se establece en Valparaíso un Capítulo del grado 18º y un Consistorio del grado 30º. En 1856, bajo la dependencia del Gran Oriente de Perú, se establece en Concepción la logia “Estrella del Sur” (que más tarde, en 1860, ya con el nombre de “Aurora de Chile”, solicita carta constitutiva al Gran Oriente de Francia). En 1862 funcionan tres nuevos talleres: "Fraternidad" (Concepción), "Hiram" y "Orden y Libertad" (Copiapó); esta última, que con el tiempo absorberá a la “Hiram”, será la madre “filosófica y política” del Partido Radical.

También por estos años trabaja en Valparaíso la logia “Progreso”.

Ciertos acontecimientos en Francia posibilitaron la creación de una Potencia masónica autónoma: al inmiscuirse Napoleón III en la elección del Gran Maestro del GOdeF, -primero Lucien Murat y luego el profano Magnan-, hizo que ese cuerpo cayese en la irregularidad; las logias chilenas –excepto “L´Etoile du Pacifique”- se negaron a reconocer la autoridad del Gran Maestro y, en sesión conjunta y solemne del día 24 de mayo de 1862, formaron la Gran Logia de Chile.

Sus primeros dignatarios fueron:

Gran Maestro, Juan de Dios Arlegui (30º).

Gran Diputado, Melitón Caso (30º).

Primer Gran Vigilante, Javier Villanueva.

Segundo Gran Vigilante, Manuel de Lima.

Gran Secretario, A.M. Medina.

Una década después, la Gran Logia –ya reconocida por la Gran Logia de Massachussetts (1862), la Gran Logia del Distrito de Columbia (1863) y la Gran Logia Central de Francia (1864)-, tenía diez talleres. En 1862 promulgaría su Constitución y en 1865, los Reglamentos respectivos.

Inicialmente, la Gran Logia de Chile regía tanto la masonería simbólica como la filosófica. A finales del siglo XIX Eduardo de la Barra estableció, mediante Cartas Patentes concedidas en Argentina, un Supremo Consejo del Grado 33º, para administrar los grados filosóficos, mientras que la Gran Logia ejercía la jurisdicción en los talleres simbólicos.

Hacia 1912 se funden la Constitución y los Estatutos Generales para dar paso a la Constitución Masónica, que ha experimentado algunas reformas: 1921, 1930, 1938...

La sede de la Gran Logia de Chile estuvo en Valparaíso hasta 1906, cuando se produjo el terremoto del puerto y se destruyó el local masónico. En octubre del mismo año se trasladó a Santiago. Recompondrá sus cuadros dirigentes y, en la altura de 1950, tendrá unas 90 logias trabajando.

La francmasonería chilena inspirará, en el mundo profano, legislaciones laborales y sociales avanzadas; en el mundo político, el Partido Radical se hace eco de los ideales masónicos en los aspectos señalados; también masones como Arturo Alessandri y José Maza jugaron un destacado papel en la reforma política que inspiró la Constitución de 1925, en la que se profundizó en la democratización y los derechos humanos, el concepto de bien común, la función social de la propiedad, separación entre Iglesia y Estado, dar estabilidad al régimen político, etc.

Haciendo un resumen, la francmasonería chilena impulsó:

En el ámbito legislativo: Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, Ley de Cementerios Laicos, de Jubilación, de Libertad de Cultos, del Seguro Obrero, del Voto Femenino, de Matrimonio Civil y Registro Civil.

En el ámbito de la enseñanza, los Liceos, Escuelas Normales, Escuela Unificada, Escuelas Experimentales y las Universidades de Chile, de Concepción, Técnica del Estado, Central, y La República. Escuelas laicas, coeducación, enseñanza de las ciencias.

En el ámbito de la juventud: Boy-Scouts, Liga de Estudiantes Pobres, Federación Laica Estudiantil Chilena, Juventud Laica.

En el ámbito de la medicina: Cruz Roja, Servicio Nacional de Salud y Colegio Médico de Chile.

El Cuerpo de Bomberos.

Grandes Maestros de la Gran Logia de Chile

Juan de Dios Arlegui Gorbea (1862-1872)

Francisco Javier Villanueva Godoy (1872-1873)

Benicio Álamos González (1873-1875) | (1900-1902)

José Miguel Fáez (1875-1877) | (1882-1884)

Evaristo Soublette Buroz (1877-1881)

José Francisco Vergara Echevers (1881-1882)

Ramón Allende Padín (1884)

Rafael Barazarte Oliva (1884-1886)

Enrique Mac-Iver Rodríguez (1887-1894)

Alejo Palma Guzmán (1894-1900)

Buenaventura Cádiz Patiño (1902-1906)

Víctor Guillermo Ewing Acuña (1909-1922)

Luis Navarrete y López (1912-1922)

Alfredo Melossi Hutchinson (1922-1924)

Adeodato García Valenzuela (1924)

Hector Boccardo Benvenuto (1924-1930)

Armando Quezada Acharán (1930-1931)

Eugenio Matte Hurtado (1931-1932)

David Benavente Sepúlveda (1933-1935)

Fidel Muñoz Rodríguez (1935-1937)

Hermógenes del Canto Aguirre (1937-1944)

René García Valenzuela (1944-1947) | (1969-1974)

Orestes Frödden Lorenzen (1948-1953)

Alejandro Serani Burgos (1954-1957)

Aristóteles Berendis Sturla (1957-1968)

Sotero del Río Gundián (1968-1969)

Horacio González Contesse (1974-1982)

Oscar Pereira Henríquez (1982-1990)

Marino Pizarro Pizarro (1990-1998)

Jorge Carvajal Muñoz (1998-2002) | (2002-2006)

Juan José Oyarzún (electo para el período 2006-2010)

Masones destacados en la historia de Chile han sido:

José Miguel Carrera, Bernardo O´Higgins, Ramón Freire Serrano, Manuel Blanco Encalada, Aníbal Pinto Garmendia, Pedro Montt Montt, Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos Morales, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo, Salvador Allende Gossens, Manuel Blanco Encalada, Juan José Latorre, Patricio Lynch, Manuel Thomson Porto Mariño, Estanislao del Canto Arteaga, Diego Dublé Almeyda, Pedro Lagos Marchant...

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Apuntes sobre el Rito Escocés Antiguo y Aceptado

Según el historiador de la Francmasonería Albert Mackey, el siglo XVIII vio actuar a un tal "chevalier" (caballero en idioma "francés")  Ramsay, presbiteriano escocés educado en la Universidad de Edimburgo y apóstata protestante cuando decidió abrazar la iglesia de Roma.

La huída de Jacobo II a Francia le hizo marcharse también a él. Posteriormente se convertiría en tutor del pretendiente al trono inglés, Carlos II, introduciéndose en los círculos de conspiradores para recuperar el trono de Escocia. La nobleza francesa aceptó de buena gana el rito que, según Ramsay, había sido traído de Palestina por los príncipes, sacerdotes, caballeros y nobles a su regreso de las Cruzadas.

Es cierto que, durante los sucesos revolucionarios que tuvieron lugar en Inglaterra y Escocia a lo largo de los siglos XVII y XVIII, muchos masones escoceses huyeron a Francia. Ello pudo haber dado origen a la popular creencia de que el Rito Escocés nació en Escocia. En realidad, hasta 1846 no se estableció un Supremo Consejo en esta región del actual Reino Unido de Gran Bretaña.

El Rito Escocés creció en Francia a partir de 1754, en el interior del seminario jesuita de Clermont, formándose un capítulo (o Colegio) con siete grados. Existe un documento anterior de un Capítulo Rosacruz de Arras (Francia) instaurado en 1747 por Carlos Eduardo Estuardo. Hacia 1758 el sistema se había convertido en un Rito de 25 grados conocido -en lenguaje jesuítico- como Rito de Perfección de la denominada Orden del Secreto Real, cuyas “Grandes Constituciones” se dictaron en 1762.

En 1761, un judío llamado Stephen Morin, miembro del denominado “Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente”, recibió el encargo de introducir el Rito en el Nuevo Mundo. Primero lo estableció en Jamaica y Santo Domingo. Posteriormente abrió cámaras en Nueva Orleans 1763, Albany (Nueva York, 1782), Filadelfia (1782) y Charleston (Carolina del Sur, 1783). Se dice que de los dieciséis “Diputados Inspectores Generales” nombrados por Morin, trece eran judíos como él.

En 1786 se ratificaron las Grandes Constituciones para poner orden en la caótica situación de los grados europeos. Éstas fueron las Constituciones que trajeron “El Rito Escocés Antiguo y Aceptado”, ampliando hasta treinta y tres el número de grados, con el 33 (cifra que se representa, como el resto de los grados, con el símbolo º junto al número) como Supremo Consejo, es decir, como órgano de gobierno. Algunos historiadores alegan que las citadas Constituciones fueron falsamente atribuidas, para conferirles mayor grandeza y legitimidad, al prusiano Federico el Grande, cuya muerte tuvo lugar ese mismo año, en 1786.

En 1801 se abrió un Supremo Consejo en Charleston (EE. UU.) bajo las citadas Constituciones, absorbiendo al anterior Rito de Perfección. Este Supremo Consejo emitió posteriormente certificados de autenticidad a otros Supremos Consejos. Todos los Supremos Consejos actuales se derivan, directa o indirectamente, del ya citado Supremo Consejo de la Jurisdicción Meridional de Estados Unidos de Norte América.

A lo largo del siglo XIX fueron creándose nuevos Supremos Consejos en Europa y Canadá. En nuestros días hay estrechas relaciones entre aproximadamente 40 Supremos Consejos distribuidos por todo el mundo, incluyendo las cuatro Grandes Logias Nacionales de los países escandinavos.

La denominación “Rito Escocés Antiguo y Aceptado” nació en 1804 a partir del convenio entre el Supremo Consejo de Francia y el Gran Oriente de Francia.

En 1859, guiado por el Gran Comandante y renombrado escritor masónico norteamericano Albert Pike, el Rito Escocés se extendió por Estados Unidos y el resto del mundo. La palabra “escocés” también ha sido relacionada con uno de los grados del antiguo Supremo Consejo.

Según la abundante literatura existente y el uso extendido, al Rito Escocés se accede tras completar los tres primeros grados simbólicos –Aprendiz, Compañero y Maestro- en la llamada logia simbólica o Logia Azul.

El Rito incluye los grados 4º al 32º, cada uno de los cuales ostenta un título* (ver denominaciones abajo). Sus miembros se reúnen en “Valles” y se organizan de cuatro formas: Logia de Perfección (grados 4º al 14º), Consejo de los Príncipes de Jerusalén (15º-16º), Capítulo Rosacruz (17º-18º) y Consistorio (19º-32º).

El grado 33º se confiere anualmente en una reunión del Supremo Consejo del Grado 33 a un número selecto de Masones del Grado 32º que han demostrado en su modo de vida el verdadero significado de la palabra fraternidad. La edad biológica de quien recibe el grado 33º debe ser igual o superior a 33 años. El grado 33º es un grado honorífico concedido en reconocimiento de los servicios prestados a la Francmasonería o a la Comunidad.

A un profano, o a un iniciado, y a muchos Maestros Masones desinformados esta presentación jerárquica les puede parecer que quienes obtienen uno de esos treinta grados adicionales poseen un rango superior. Sin embargo, el principio más firme de la Francmasonería universal es que no hay grado superior al de Maestro Masón. Los grados 4º al 32º señalan un nivel de conocimiento, una ampliación de los trabajos de la Logia Simbólica, lecciones que se enseñan por medio de alegorías dramatizadas. Estas enseñanzas se han extraído de episodios bíblicos y acontecimientos históricos más modernos. Los practicantes o miembros –todos Maestros Masones de buena reputación- utilizan ropajes en consonancia con los personajes que representan.

La mayoría de los Supremos Consejos y sus cuerpos subordinados suelen reconocer la supremacía de las Grandes Logias Simbólicas y los Grandes Maestros en sus respectivas jurisdicciones.

Grados del Rito Escocés

Logia azul

1º   Aprendiz   

2º   Compañero   

3º   Maestro   

Logia de Perfección

4º   Maestro Secreto   

5º   Maestro Perfecto   

6º   Secretario íntimo   

7º   Preboste y Juez   

8º   Intendente de Edificios   

9º   Maestro Elegido de los Nueve   

10º   Ilustre Elegido de los Quince   

11º   Sublime Caballero Elegido   

12º   Gran Maestro Arquitecto   

13º   Caballero del Real Arco   

14º   Gran Elegido y Perfecto Masón   

Consejo de los Príncipes de Jerusalén

15º   Caballero de Oriente o de la Espada   

16º   Príncipe de Jerusalén   

Capítulo Rosacruz

17º   Caballero de Oriente y Occidente   

18º   Caballero Rosa Cruz   

Consistorio

19º   Gran Pontífice o Sublime escocés   

20º   Venerable Maestro de Todas las Logias regulares   

21º   Patriarca Noaquita o Caballero Prusiano   

22º   Caballero de la Real Hacha o Príncipe del Líbano   

23º   Jefe del Tabernáculo     

24º   Príncipe del Tabernáculo   

25º   Caballero de la Serpiente de Bronce   

26º   Príncipe de la Merced o Escocés Trinitario   

27º   Gran Comendador del Templo   

28º   Caballero del Sol o Príncipe Adepto   

29º   Gran Escocés de San Andrés   

30º   Gran Elegido Caballero Kadosch   

31º   Gran Inspector Inquisidor Comendador   

32º   Sublime y Valiente Príncipe del Real Secreto   

Supremo Consejo del Grado 33

33º     Soberano Gran Inspector General   

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El Gran salto a la modernidad en la Masonería: El paso de la Masonería Operativa a la Especulativa

(RESUMEN DE UNA CHARLA IMPARTIDA POR UN HERMANO DE LA LOGIA J. R. VARELA jurisdiccionada a la Gran Logia de España)

Introducción:

Quizás sea la Masonería una de las colectividades de las que más se ha escrito y por el contrario sea, así mismo, una de las más desconocidas. Y en parte ese desconocimiento viene dado por la falta de rigor y precisión de sus detractores y, también es justo reconocerlo, de sus apologetas.

La Masonería no es ni peligrosa o satánica, como la han tachado sus críticos, ni es algo mágico o sobrenatural como a  veces la han calificado sus valedores. La masonería es sencillamente, y aquí ya doy una primera aproximación a su realidad, una asociación humana y laica, y recalco que es solamente eso, una simple asociación más, de hombres, reflejo de sus virtudes y sus miserias, de sus conocimientos y sus carencias.

Antes de comenzar a desarrollar mi charla, quiero dejar clara constancia de una premisa fundamental, la diferencia existente entre Masonería como orden iniciática y el masón como persona.

La Masonería como Institución nunca transciende a la vida profana, en su seno está desterrada toda discusión o manifestación política o religiosa, sin embargo, a mi modo de entender, es casi una obligación de todo masón el trascender a la vida social, el influir dentro de su medida en mejorar la convivencia de la especie humana.

Por ello, porque la Masonería no tiene una doctrina univoca es por lo que aclaro que lo que yo diga en adelante, son las apreciaciones de UN masón, no las de la Masonería y por tanto, estoy expuesto a que cualquier otro hermano no participe de mis criterios e incluso, pueda oponerse a ellos.

Mi intención fundamental al hablarles sobre la Masonería va ir dirigida fundamentalmente a lo que conocemos como Masonería especulativa, es decir, la Masonería actual, a desmitificarla, a mostrarla desnuda sin ese halo de misterio con que muchos tratan de esconder su, demasiadas veces, prosaica realidad, a normalizarla en el seno de una sociedad que acepta la diversidad y puede convivir respetando al prójimo.

Voy a dividir la charla en tres partes, en una primera recorreré su historia para proseguir con una definición de qué es hoy la masonería y después daré paso a un coloquio, ya que según mi experiencia, por mucho que tratemos de definir conceptos, éstos suelen quedar difuminados para el profano que desconoce los entresijos de nuestra institución y es en el juego de preguntas y respuestas donde mejor se abordan las pertinentes aclaraciones y se muestra una visión más real de lo que es la Masonería.

HISTORIA.

Orígenes inciertos:

Cuando se aborda con rigor los Orígenes de la Masonería hay que aceptar el desconocimiento real que padecemos. Su tradición oral nos ha velado su génesis y sus supuestos siglos de historia.

Muchos se han empeñado en descubrir de dónde procede, dónde está la cuna en que se mecieron los primeros masones, cada teórico nos ha ofrecido una teoría diferente y algunas, con perdón, de lo más peregrinas.

Si recurrimos a la bibliografía existente al respecto, leeremos que localizan su punto de partida en el Egipto faraónico, en la Grecia clásica, en los constructores del Templo de Rey Salomón o, incluso, mucho antes. Tanto da, en nada influye para la Masonería especulativa actual, la de estos tres últimos siglos, donde se engendró la Masonería operativa, ni sabemos de donde provenimos ni, me temo, nunca lo sabremos a ciencia cierta.

Edad Media:

Sí hallamos datos de logias masónicas en la Edad Media, así el abate Grandidier nos ha dejado una valiosa documentación con referencia a un antiguo registro de la logia que construyó la catedral de Estrasburgo, comenzada a construirse en el año 1277 por el maestro Helvin de Steimbach y terminada casi doscientos años después, en el año 1439.

Ya en esos documentos se vislumbra, sin lugar a dudas, que se trataba de verdaderos masones operativos, divididos en los tres grados en que nos dividimos actualmente, de aprendices, compañeros y maestros. Estos obreros se “iniciaban” en el oficio con un rito muy similar al actual y prestaban un juramento casi idéntico al juramento simbólico que se presta hoy en día, que les obligaba a guardar en secreto los conocimientos que allí adquirían. Ya entonces empleaban de manera emblemática los útiles de su profesión y los portaban consigo como insignias, se reconocían entre ellos por medio de palabras, toques y signos particulares, siendo la logia además de una especie de escuela de Artes y Oficios, una Mutua gremial donde se prestaba apoyo económico y moral a los hermanos necesitados o a las viudas e hijos de compañeros fallecidos. Y algo muy importante para el devenir de la masonería a través del tiempo, ya admitían como afiliados libres a algunas personas que no pertenecían al oficio de constructores.

Los masones operativos nos dejaron escrita su historia en las piedras de los edificios que construían, pero lo más significativo y lo que más nos ayuda a conocerlos son los algunos documentos escritos a lo largo de la Edad Media que, corroboran esta identidad de las logias de masones operativos con las logias actuales de masones especulativos. Logias que se diseminaban a lo largo y ancho de Europa, logias libres e independientes, de masones libres.

Londres 1717:

Como hemos visto, si bien las logias masónicas comenzaron y se desarrollaron durante siglos con miembros exclusivamente dedicados a los distintos oficios de la construcción, paulatinamente fueron abriendo su puertas a otros miembros aceptados, cuyos oficios, sacerdotes, médicos etc., podrían reportarles una mejora en sus vidas o en sus conocimientos. Esta entrada de masones libres y aceptados, fue cambiando la operatividad de las logias, impregnando un funcionamiento más filosófico y simbólico que operativo o de oficio.

El gran salto a la modernidad, el paso definitivo de la Masonería operativa a la Masonería especulativa, se produce en Londres en el año 1717. Cuatro logias ubicadas en sendas tabernas de Londres, deciden reunirse en el mes de febrero de ese año y juntos proyectan dotarse de un órgano que coordine y aúne criterios, dando forma a lo que hoy conocemos como Obediencia o Gran Logia.

De estas primeras reuniones de la recién creada Gran Logia, se decidió entre otras cosas, que el derecho de constituirse en logia que hasta entonces había sido ilimitado, fuera prerrogativa de la Gran Logia expidiendo la correspondiente Patente de Constitución, así mismo se acordó que sobre la base de los antiguos estatutos y usos tradicionales se redactara un cuerpo de leyes que alcanzara rango de norma  y modelo a todas las logias que en adelante se constituyeran y del que nunca se pudieran separar.

Se tardaron varios años en redactar el documento titulado “Constituciones de la antigua y venerable confraternidad de los masones libres y aceptados” más conocidas como “Constituciones de Anderson” Desde ese momento la masonería descanso sobre bases sólidas y su crecimiento fue notable.

Este documento contaba con cuatro apartados:

a)     La Historia del Arte Real

b)    Las Obligaciones de un francmasón

c)     Reglamentos generales

d)     Cánticos de la Masonería

Si me lo permiten vamos a desechar el detallar qué contiene cada uno de estos documentos y centraremos nuestro esfuerzo en analizar solamente aquellos apartados que han influido realmente en el juicio que sobre la Masonería se ha formado gran parte de la sociedad y que ha sido el origen de las grandes discusiones, tanto internas como externas, que sobre ella se han desatado a lo largo de estos tres siglos.

Me voy a referir solo a dos de ellos, ambos del segundo documento. Los referidos a DIOS Y LA RELIGIÓN y el de los CANDIDATOS ADMITIDOS.

    a)     El masón está obligado, por su compromiso, a observar la Ley moral; y si entiende rectamente el Arte, nunca será un estúpido ateo, ni un libertino irreligioso. Pero, aunque en tiempos antiguos los masones estaban obligados en cada país a pertenecer a la religión de ese país o nación, cualquiera que fuere, sin embargo ahora se piensa que es más conveniente obligarles solamente a la religión en la cual coinciden todos los hombres, dejando sus particulares opiniones a ellos mismo; es decir, a ser buenos hombres y verdaderos, hombres de honor y honradez, cualesquiera que sean sus adscripciones religiosas; con lo cual la Masonería se convierte en “Centro de unión y medio para conciliar una verdadera amistad entre personas que sin ella permanecerían a perpetua distancia”.

    b)    Los candidatos admitidos como miembros de la logia deben ser buenos y leales, nacidos libres, de edad madura y discreta, no esclavos, ni mujeres, no inmorales ni escandalosos sino de excelente reputación.

Estos dos artículos, referentes a la religión y a las características de los candidatos, son los que han desatado las mayores críticas, anatemas, acusaciones de deísmo, sincretismo o machismo de la Institución Masónica.

Y también es justo decirlo, las mayores escisiones en las Obediencias, unas por no admitir a las mujeres y otras por no admitir a los ateos.

Grupos de masones que no han querido admitir una u otra, o ambas a la vez de estas limitaciones, han ido constituyendo nuevas obediencias o grandes logias, separadas de ese tronco común al que denominamos tradición.

Esa aceptación o no de esta tradición es lo que distingue lo que nosotros denominamos Masonería regular y Masonería liberal o irregular. Queremos, no obstante, dejar claro que más allá de esta división normativa, todas aquellas personas  que han sido iniciadas en cualquiera de las Obediencias, son reconocidas como hermanos y nuestros deberes fraternales para con ellos, son o deben ser los mismos. Un claro ejemplo de ello, es que cuando recurrimos a dar nombres de egregios masones, nadie recuerda su adscripción a un tipo u otro de obediencia, reivindicándolos como masones sin más referencias.

En estos casi tres siglos de Masonería especulativa, los masones, que no es la masonería, han influido de un modo anónimo pero real y constante, en el devenir histórico de la Humanidad, en campos tan alejados como el arte, la ciencia, la economía, el pensamiento o la política e incluso, en campos mucho más prosaicos.

DEFINICIÓN:

Esta pregunta tiene tantas respuestas como personas sean interrogadas. Las respuestas dependerán de si quien contesta es o no masón y si no lo fuera, además del nivel de desconocimiento, del grado de simpatía o antipatía que muestre hacia la Masonería.

Algunos nos dirán que es un club de agnósticos  librepensadores, otros una secta secreta que oficia ritos mágicos o una organización religiosa, política o mafiosa, una poderosa institución que manipula o gobierna desde la sombra, un grupo de chalados que gustan de disfrazarse y ornarse con insignias y ostentosos collares y otras muchas definiciones que realmente no nos aclararán nada en absoluto, sobre lo que de verdad es la Masonería.

Si nos interesamos en investigar en las hemerotecas, observaremos que nadie define qué es la Masonería, sus adversarios nos dirán en grandes titulares, que nos van a descubrir todos sus secretos, cómo son sus templos, qué herramientas utilizan como símbolos o lo machistas que son por no admitir mujeres en sus logias, nos dirán también la absoluta incompatibilidad y su anatematización por parte de la Iglesia Católica e infinidad de críticas más. Nos descubrirán a  algunos de sus miembros, a poder ser, los  más malvados y perversos. Por contra, sus seguidores nos hablarán sobria y alegóricamente, leeremos que ser masón es tener el oficio de construir catedrales de idealismo, también podremos leer declaraciones del estilo de que la Masonería no es secreta sino discreta.

En definitiva, cuando leamos un artículo periodístico enseguida sabremos, por sus contenidos, si las declaraciones corresponden a amigos o a enemigos, pero seguiremos sin saber, qué es en realidad la Masonería.

Es a mi juicio harto difícil definir de un modo comprensible para un profano, qué es la masonería. Voy a tratar de ir construyendo una definición paso a paso y en la medida que la vaya edificando iré desgranando los conceptos que expresan la esencia de lo que es la MASONERÍA.

Me acercaré a esa definición dando un rodeo, definiendo previamente, qué no es y cual puede ser su finalidad, para acto seguido ir explicando cada una de los adjetivos que utilizaré en su definición.

La Masonería NO es ni una secta ni una ideología política ni, mucho menos, una religión. Estos tres tipos de asociaciones o colectividades tienen unos rasgos definitorios propios, ajenos totalmente a la Masonería, como pueden ser, entre otros, la existencia de un líder, unos dogmas y un afán de proselitismo.

La Masonería carece de esos tres elementos, ni existe ni ha existido jamás liderato alguno en nuestra institución, el dogma es algo contradictorio con la libertad de pensamiento que nosotros proclamamos y el proselitismo está expresamente prohibido en nuestros reglamentos, aceptando como candidatos solamente a aquellas personas que acudan a llamar a nuestra puerta con plena libertad.

Y debido precisamente a este marcado carácter no dogmático, cada masón define la Masonería según su propia vivencia, no existiendo, al menos conocida, asumida, pública y abiertamente una definición concreta. Por lo tanto, la definición que daré es sola y exclusivamente responsabilidad mía, no teniendo más legitimidad que la que emana de mi propia experiencia como masón.

Como punto de partida y para ir centrándonos en el tema, vamos a aceptar la definición de la finalidad de la masonería que en el prólogo de un libro, dio el anterior Gran Maestro de la Gran Logia de España, don Luis Salat, hoy en el Oriente Eterno y que reza así:

“La Masonería tiene como finalidad primordial, establecer vínculos fraternales entre seres humanos esparcidos por la tierra, unidos por ideales y finalidades comunes.

Llegados a este punto, vistámonos metafóricamente el mandil y comencemos a construir esa definición que andamos buscando, coloquemos los cimientos, afirmando que la Masonería es una fraternidad universal. Una institución para la que no existen fronteras territoriales ni ideológicas y en la que todos sus miembros deben tratarse como hermanos.

Añadamos a esto, que para pertenecer a la institución es condición sine qua non, el pase por una ceremonia iniciática de carácter secreto o esotérico; dicho en palabras más comprensibles, por un psicodrama íntimo, velado a los ojos de los profanos. Si tenemos en cuenta estas características ya podemos comenzar a definir que la Masonería es una fraternidad universal e iniciática a la que se accede a través de un rito esotérico” .

Obviamente eso no lo es todo. Si releyéramos los artículos más arriba transcritos de las Constituciones de Andersson, veríamos que de ellos emana un principio del profundo respeto que los masones profesan hacia las creencias de los demás, hacia la libertad de pensamiento y conciencia, siendo ese principio de respeto o tolerancia, un principio fundamental de la masonería. Aunque si bien se puede considerar la tolerancia como un concepto moderno, asumido por la Masonería en el siglo pasado, hoy la tolerancia o respeto, es descrito como el principal vector del comportamiento masón, esencial para la convivencia, no sólo entre masones, sino como una meta a alcanzar para toda la Humanidad. Y es esa tolerancia la que puede permitirnos el ir acercándonos a ese imposible necesario que es la perfección humana.

Uniendo a nuestra inconclusa definición anterior estas nuevas características, quedaría por el momento así definida: Una fraternidad universal e iniciática, a la que se accede a través de un rito esotérico y que teniendo como precepto la tolerancia.

Nuestra definición va tomando forma, párrafo a párrafo vamos añadiéndole más características que aportan una mayor consistencia al edificio que tratamos de construir.

A las planchas masónicas, trabajos escritos, se les exige además de mucha brevedad que nos muestren no los conocimientos de la persona que la ha trazado, sino sus sentimientos o vivencias. No se trata de buscar el enriquecimiento personal a través de compartir conocimientos o cultura, sino algo más profunda como es el sentir de la persona. El escuchar respetando en silencio las percepciones y emociones de los demás hermanos, es lo que nos ayuda a vernos reflejados en él, con nuestras miserias y nuestras virtudes, lo que nos ayuda a tratar de irnos perfeccionando.

Digamos ahora que la enseñanza que emana de los ritos masónicos, la extraemos del oficio de los antiguos constructores y utilizamos para darle forma a nuestro perfeccionamiento personal, de un modo alegórico y simbólico, las mismas herramientas que ellos utilizaban para doblegar la piedra.

Y en el uso de este simbolismo, podemos enriquecer la definición con una declaración deísta que evite malos entendidos y acalle algunas de las voces, que sin razón alguna, nos acusan de ateos o irrespetuosos con las religiones, dejando constancia de nuestra mayoritaria religiosidad laica, de nuestra tradicional creencia en un principio regulador del cosmos aglutinador y no excluyente, al que denominamos genéricamente como Gran Arquitecto del Universo.

Sumando estas nuevas características nuestra definición quedaría por el momento así:

“Una fraternidad universal e iniciática, a la que se accede a través de un rito esotérico que, teniendo como precepto la tolerancia, aspira al perfeccionamiento ético y espiritual del ser humano, utilizando la vía del simbolismo, declara la existencia de un principio regulador del mundo al que denomina Gran Arquitecto del Universo”.

Poco más podemos agregar de lo que es la Masonería, acaso podríamos añadir sus principios, esas palabras que resumen la finalidad que perseguimos y por las que más se le conoce, palabras que han hecho historia. Aunque sólo fuera para recordar algo de su pasado a aquellos que la tildan de reaccionaria, o aquellos otros que desde su seno tengan tentaciones de utilizarla en su provecho, olvidándose de las luchas y los sacrificios de los hermanos que les precedieron y la importancia que para ellos tuvo el luchar por una sociedad laica, más justa y libre.

Dejemos ya con este añadido concluida su definición incluyendo estos principios:

“Una fraternidad universal e iniciática, a la que se accede a través de un rito esotérico que, teniendo como precepto la tolerancia, aspira al perfeccionamiento ético y espiritual del ser humano, utilizando la vía del simbolismo, declara la existencia de un principio regulador del mundo al que denomina Gran Arquitecto del Universo y tiene como finalidad fundamental el de Libertad, igualdad y Fraternidad entre toda la Humanidad”.

La definición ya está concluida, pero... ¿Esta definición hace comprensible la explicación que nos demanda? ¿Es la que mejor describe a la Masonería?. Realmente con esta explicación ¿habremos logrado transmitir algo de lo que somos?

Ustedes tienen la palabra.

Fuente: www.jrvarela.net/PLANcharla.htm 

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domingo, febrero 15, 2009

Una Sentencia Judicial de España de 1941, cuando se condenaba a una persona por ser simplemente Masón

Condena por masón a D. Diego Martínez Barrios, último Presidente de la II República Española

Texto de la sentencia contra Diego Martínez Barrios.

Emitida el 11 de septiembre de 1941 por un Tribunal presidido por el general Saliquet, con los vocales González Oliveros y Pradera. El proceso se inicio el 19 de junio de 41 y se cerró el 15 de octubre del 46. Los documentos se hallan en el Archivo General de la Guardia Civil, sección Masónica.

En Madrid a once de Septiembre de mil novecientos cuarenta y uno, el Tribunal Especial para Represión de la Masonería y del Comunismo, en el sumario número ochenta del Juzgado Especial Uno, y doscientos seis del Tribunal, seguido por delito previsto en la Ley de 10 de marzo de 1.940, en contra del procesado en rebeldía DIEGO MARTÍNEZ BARRIO, mayor de edad penal y de ignorado paradero:

1º RESULTANDO:

Que DIEGO MARTINEZ BARRIO, Afiliado a la Liga de los Derechos del Hombre, de la fue presidente de Honor y Vicepresidente de la Junta Nacional Reorganizadora, ingresó en la Masonería en mayo de mil novecientos ocho, con el nombre simbólico de "Vergniaud" y tras una intensa actuación dentro de la secta alcanzó el grado 33, "Soberano Gran Inspector Comendador" y sucesivamente los cargos de "Venerable Maestro" de la Logia "Isis nº 350" en mil novecientos catorce, reelegido para mil novecientos quince. "Venerable Maestro" de la Logia "Isis y Osiris" de Sevilla, nº 337 en mil novecientos quince, "Gran Maestre" de la Gran Logia Simbólica Regional de Mediodía de España en mil novecientos veintinueve, "Gran Maestre Nacional" del Grande Oriente Español y también cargos en logias extranjeras, como el de "Grande de paz y amista" del Grande Oriente del Brasil en mil novecientos treinta y tres.

A este escaso reflejo de sus actuaciones en el seno de la secta, hay que añadir una continua u celosa actividad masónica en la vida pública y política y una finalidad, nunca olvidada, de infiltrar en los organismos públicos y en toda la vida nacional, los postulados masónicos, según es notorio. En toda su larga vida política siempre se inspiró en la antipatriótica tendencia masónica, adulterando las situaciones de matiz moderado en que actuó, alentando la subversión al iniciarse el Movimiento con utilización de toda la red masónica, que manejaba, y alentando la revolución con todas sus energías y poderes durante el transcurso de la Cruzada salvadora. Aún hoy, como también es notorio, dirige a la masonería y la encamina en contra de los poderes del Estado. Hechos que se declaran probados.

2º RESULTANDO:

Que durante la celebración del juicio ante este Tribunal, el Ilmo. Sr. Fiscal formuló como acusación definitiva la de reputar al procesado como autor, con todo género de agravantes, del delito de masonería que define y sanciona la Ley de 1º de marzo de 1.940 y pidió la pena de treinta años de reclusión mayor, con las accesorias de inhabilitación absoluta y expulsión.

1º CONSIDERANDO:

Que los hechos declarados probados constituyen el delito de masonería que define el artículo 4º de la Ley de 1º de marzo de 1940 ya que el procesado con su alta y significada graduación masónica, no ha sido baja en la secta.

2º CONSIDERANDO:

Que de tal delito es responsable el procesado en concepto de autor de delito consumado.

3º CONSIDERANDO:

Que los hechos probados arrojan, en contra del procesado, las circunstancias agravante del alto grado masónico ostentado, de haber formado parte de la Gran Logia Española, concurrencia a asambleas nacionales, y haber desempeñado los cargos de más alta confianza en la secta: en una palabra se dan todas y cada una de las circunstancias agravantes que definen en el artículo 6º párrafo 1º de la Ley mencionada. Procede, en consecuencia, la aplicación de la penalidad prevista en el grado máximo de su extensión.

4º CONSIDERANDO:

Lo que en cuanto a Responsabilidades Civiles preceptúa el artículo 8º de la Ley aludida, en su relación con la de nueve de febrero de 1939.

Vistos los artículos citados de la Ley de Represión de la Masonería y del Comunismo, los concordantes y relacionados de la misma, el artículo 142 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, los artículos 30 y 44 del Código Penal.

FALLAMOS:

Que debemos condenar y condenamos al rebelde DIEGO MARTINEZ BARRIOS como autor de un delito consumado de masonería, con la concurrencia de solas circunstancias agravantes, a la pena de treinta años de reclusión mayor, con sus accesorias de interdicción civil, inhabilitación absoluta, extensiva, además, a cargos en entidades subvencionadas y empresas concesionarias, gerencias y Consejos de Administración en empresas privadas, así como cargo de confianza, mando y dirección en las mismas.

Para la fijación de las responsabilidades civiles, remítase testimonio de esta sentencia al Excmo. Sr. Presidente del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas.

Notifíquese esta sentencia en la forma que la Ley previene para los rebeldes, remitiendo testimonio de lo conveniente al Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación a los efectos de la publicación en el Boletín Oficial del Estado, y para ejemplaridad y mayor difusión suplíquese la publicación de referencia de este fallo a Ilmo. Sr. Jefe del Servicio Nacional de Prensa y Propaganda.

Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

PUBLICACION.-

Leída y publicada la anterior sentencia por el Excmo. Sr. Presidente y estando celebrando audiencia en los Estrados del Tribunal, Madrid a trece de Septiembre de mil novecientos cuarenta y uno. Doy fe.

 

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