sábado, mayo 13, 2006

SIMBOLOGIA Y SECRETOS DEL AZUL


Cuando los colores son dispuestos en el pentagrama, el azul figura en el ángulo inferior izquierdo, y a partir de él ocurren las situaciones ritualísticas que podrían influenciar nuestros cuerpos y mentes, hasta el punto de que sin ser raro, encerráramos nuestros trabajos, antes casi entorpecidos, en una sensación placentera de bienestar físico y emocional, bien diverso de aquella que muchas veces nos acompaña cuando nos iniciamos.

Tendiendo a indagar si el color azul del interior del templo podría ser uno de los fuertes factores de influencia, inicié alguna lectura sobre la simbología y los efectos psicométricos de ese color. Sorprendido con la riqueza de detalles inherentes al asunto, decidí compartir con los hermanos, las informaciones que capte por medio de este trabajo.

El azul, es un color fundamental para nuestra orden. De los diversos grados del Rito Escocés, los tres primeros corresponden a la masonería azul, que se refiere directamente a las logias simbólicas de San Juan, así es llamada por ese color a relacionarse con la espiritualidad, al orden, a la tolerancia, a la lealtad y a la honestidad, virtudes a ser desarrolladas, en lo más íntimo de los iniciados el decorrer de su trayectoria ascendente por la Escala de Jacob.

Cuando simbólicamente, los colores son dispuestos en el pentagrama: tenemos que el azul figura en el ángulo izquierdo inferior, por tanto en la base y es a partir de él que ocurren las transiciones cromáticas, correspondiendo a las diversas fases de la iniciación.

Es interesante observar que la primera de esas transiciones ocurren del azul para el verde, que se encuentra en el ángulo superior derecho, eso implica un camino ascendente, de izquierda hacia la derecha, en dirección a la luz solar, (amarilla) considerando eso por los esotéricos como un movimiento de expansión, de adquisición de conocimiento.

Similarmente, cuando los colores son dispuestos en cruz, el lugar del azul es el occidente, y por lo tanto, el mismo lugar en dónde se encuentra la puerta de entrada al templo y dónde se inician las marchas de los grados simbólicos.

Históricamente, el color azul, forma parte de las más diversas culturas, desde el siglo XIII, el manto de coronación de los reyes franceses, era azul luminoso, hoy como conocido azul-real. En el pasado se valorizaba mucho al profesional que producía colorantes azules para pigmentos. Esa práctica , llevó a ciertas curiosidades, cómo, que mientras más brillante fuese el azul de una pieza de ropa, más alto sería el nivel social de su dueño.

Por otro lado, hubo la prohibición del uso de vestimenta azules por parte de los funcionarios de la iglesia en la edad media, debido a su origen. Para la obtención del azul, era necesaria la mezcla de una planta conocida en europa central como ísatis (puede ser el índigo o el añil) con orina humana, en una proporción de veinticinco kilos para seiscientos litros.

Sabíase también, que de la fermentación de esa mixtura resultaba un alcohol, y cuanto más alcohol, mayor la cantidad de tinta.

Consecuentemente, ofrecíase a los trabajadores grandes cantidades de bebidas alcohólicas para que orinasen fuertemente, aumentando así la producción de blanco-índigo, los tejidos eran sumergidos in natura en esa solución y secados al aire libre para que sufrieran oxidación y se transformarán en azul-índigo.

Esa fue la causa que movió al Papa, en 1570, a determinar tal prohibición, la profanidad del origen de aquel color. Por esa razón también, que en Alemania se denominaba a los bebedores con la expresión de "azul", refiriéndose al consumo excesivo de bebidas alcohólicas.

Ya en Inglaterra y en los Estados Unidos se utiliza la palabra "blue" que también significa "azul" para los individuos que se sienten tristes, melancólicos, "blues" para la música sentimental y retrospectiva de compositores de origen negro o influenciados por ellos.

Desde el punto de vista religioso, tenemos el "azul" asociado con el dios egipcio Amon, del Egipto antiguo y figurado en la representación mitológica hindú antiguo de Vishua, como Krisha, en el manto del dios Nórdico, Odín, en la túnica de Jesús como doctrinador, y en el manto de la virgen María, poéticamente también llamada de lirio azul, símbolo de pureza y de modestia.

En las pinturas antiguas, frecuentemente se vé a la virgen extendiendo su manto azul para proteger a los fieles. En el arte budista es el color del espacio vacío, y siempre fue usado como fondo para la representación de la imagen de Buda.

Otra aplicación religiosa de ese color era la vinculación con la protección contra los malos espíritus. Romanos, Germanos y Eslavos usaban moras y paños azules para ese fin. Las criaturas al nacer eran envueltas en tejidos azules y cuando se morían eran enterradas en cajas de ese color. Los funcionarios de los cementerios suizos y alemanes, vestían de azul, para alejar los demonios.

Los egipcios guardaban las piedras semipreciosas conocidas como lapizlázuli, como sagrada, pues a partir de ella es que teñían de ultramarino, el color de los dioses, para hacer los ojos azules de las máscara de los faraones, la piedra era derretida hasta dar un tipo de esmalte vitrificado, tan caro como el oro.

Considerando el color del despertar de la espiritualidad, el azul, es el único capaz de producir calma, tranquilidad, ternura, afectuosidad, paz y seguridad. Favoreciendo las actividades intelectuales y disponiendo el ánimo de los hombres a la meditación.

La contemplación del azul, determina la profundidad del sentimiento de penetración en el infinito y sensación de ligereza y satisfacción, estimulando en la personalidad, la parsimonia y la sensatez. La psicología profunda, lo asocia a una liberación espiritual, a una configuración de vida moderada, leve y superior, a un punto tal, de recomendarse que se pinten de azul, las paredes de los lugares sujetos a mucha tensión donde hay discusiones y desaveniencias.

En un sentido más profundo, es el color de identificación del ser humano con el planeta, que observado desde el espacio, es de un azul indescriptible. Si alguien presenta aversión o miedo cuando está en presencia del azul, puede significar, desequilibrio psíquico, ansiedad excesiva, inquietud, inconstancia, orgullo, rebeldía y necesidad de realización emocional insatisfecha.

Orgánicamente, los efectos de la aplicación del color por diferentes medios y sistemas, se resumen en: reducción del pulso, de la presión arterial, y de las frecuencias cardíacas y respiratorias, inhibición de la adrenalina, efecto hipnótico en el sistema nervioso central, recargando energéticamente al organismo.

Considerando esos efectos benéficos, se indica en los tratamientos cromoterapeúticos como coadyuvante en los casos de estrés, fatiga, convalecencia, presión alta, obesidad, taquicardia, palpitaciones, nerviosismo, insomnio, irritabilidad, celos, miedo, inseguridad, ansiedad, alcoholismo, convulsiones, agitaciones, psicomotora y jaquecas.

En contrapartida, no se recomienda el empleo del azul, en los casos de presión baja, parálisis y principalmente en las depresiones. De las formas de aplicación, los especialistas prescriben desde el uso de ropas hasta el empleo de cristales y piedras azules, directamente sobre la región tratada, el acondicionamiento del ambiente, con la utilización de iluminación cromatizada y la pintura de la paredes, lo que es sabio y no apenas coincidentemente aplicado en nuestros templos.

El azul del interior de los templos, nos lleva según Goethe, en su Doctrina de Cores, a perseguir algo que huye de nosotros, atraídos por la sensación del azul, parece retroceder delante de nuestros ojos como la lejanía del cielo, o las montañas que se ven a lo lejos. Esa búsqueda constante, conduce, ciertamente a la evolución del espíritu y de la mente.

Finalizando, transcribo un valioso ejercicio de relajamiento titulado "Tornado a la Luz Azul", sugerido por el Médico Psiquiatra Gerald Epstein, especialista en Terapia por Imágenes Mentales.

"Cierre los ojos. Respire tres veces y vea el oxígeno que usted está inspirado en forma de una luz azul dorada, formada por el azul sin nubes, y el sol dorado brillante: vea el gas carbónico que usted expira en forma de fumarada ceniza, como fumarada de cigarro, siendo llevada por el aire y desapareciendo. Vea la Luz tornárse azul cuando entra en su cuerpo, pasar por su corazón y viajar homogénea, ligera y suavemente por las arterias y capilares, sabiendo que en cuanto eso pasa, usted está relajado. Cuando la Luz haya pasado por todo el cuerpo, abra los ojos."

" ..... el azul, símbolo de verdad y eternidad de Dios

(porque es verdadero y eterno) permanecerá siempre

como señal de inmortalidad humana "

Fabio C.B. de Abreu-e-Lima

MODELOS SIMBÓLICOS BINARIOS


Por José Ramón Gonzalez
(Tomado de su Libro "Simbólica del grado de Aprendiz")

La "puesta en oposición" se sitúa al principio de toda percepción y constituye el principio de todo proceso de pensamiento. La educación consiste en practicar este proceso en diversos aspectos, aunque cabe señalar que la puesta en oposición del bien y del mal puede conducir a la actitud maniquea, que en sí misma contiene sus propias limitaciones.

La vía iniciática propone al neófito buscar su bienestar por su propios medios, proporcionándole el camino a seguir y los medios de acción.

La primera etapa de la formación iniciática consiste en tomar conciencia del "Avidya", estado gracias al cual podemos percibir nuestro entorno. La percepción por los sentidos impone límites; a manera de ejemplo: el órgano de la vista percibe las vibraciones luminosas comprendidas entre el rojo y el violeta pero no percibe las ondas electromagnéticas de ciertos colores. Resulta lo mismo para los demás órganos de los sentidos. Por una parte, nosotros interpretamos por medio de las facultades mentales las percepciones sensoriales, que varían en cuanto a la forma según el momento y el lugar. De tal manera, en occidente estamos familiarizados con la lógica aristotélica, aunque como bien sabemos, existen otras formas de lógica igualmente válidas y respetables.

La segunda etapa de la formación iniciática consiste en percibir la acción de las fuerzas que están en nosotros, denominadas "Maya", que nos impiden liberarnos del mundo de las apariencias. El neófito es advertido de cuidarse de la tentación de luchar contra estas fuerzas "Maya", ya que combatiéndolas no hace más que reforzarlas . La tercera etapa de la formación iniciática consiste en enseñar una estrategia y una táctica de combate. La gran epopeya del Bhagavad Gita relata el combate entre el iniciado - guerrero "Arjuna", bajo la conducción del iniciador Krishna y el principio del mal.

Una clave de primordial de la enseñanza de esta lucha consiste en pasar de la oposición a la complementariedad. En lugar de oponer el bien al mal -lo que implica un juicio hecho bajo la influencia dominante de Maya-, hay que aprender a aceptar la coexistencia de las cosas como partes de un todo, de una sola realidad. El juicio moral viene después, cuando de lo que se trata es de actuar sin negar al prójimo ni a sí mismo. La aceptación sin juzgar es una condición objetiva de la vía iniciática, mientras que el juicio moral posterior es su condición subjetiva.

Veamos ahora en qué consiste el proceso de complementariedad: comentaremos enseguida siguiendo a Berteaux, dos ejemplos típicos, referentes el uno a la tradición china y el otro a la civilización contemporánea.

Partamos de los conceptos Fuerza y Belleza y coloquémonos en las extremidades de un modelo bipolar:

Aquel que no posea más que la Sabiduría será como un pozo de Ciencia, pero será incapaz de poner en acción una fuerza de realización; no le será de ninguna utilidad, ni para sí ni para su prójimo. Por su parte, aquel que posea exclusivamente la Fuerza será como el Toro, que simboliza la potencia ciega. Aquel que se sitúe entre los dos polos Fuerza y Sabiduría está en posibilidad de transitar por el camino de una realización armoniosa. Ambos polos se complementan y de esta manera, el modelo bipolar tomado de referencia permite a cada quien "Situarse" .

En todo caso, gracias a la meditación podremos notar nuestra inclinación hacia uno de los polos y a través de la voluntad consciente corregir nuestro comportamiento hacia el equilibrio, dedicando una mayor actividad a la realización de cosas ubicadas en el polo complementario. De acuerdo con lo anterior, el modelo de referencia, que "sitúa", puede convertirse en guía de comportamiento.

La enseñanza mediante los modelos binarios complementarios se encuentra en muchas tradiciones, algunas de ellas muy antiguas. A manera de ejemplo, comentamos la tradición china del I Ching, que propone cuatro modelos binarios de trigramas complementarios, denominados en conjunto "Pa Kua" (ocho senderos):

Como podemos notar, estos trigramas ponen en evidencia a simple vista la complementariedad, pues a cada trazo continuo de uno de los polos, corresponde un trazo discontinuo del segundo polo.

Estos cuatro modelos están dispuestos alrededor de un centro común, de manera que forman una rueda de 8 rayos con 64 combinaciones posibles entres sí.

Pasando de los trigramas a los exagramas, incorporados a su vez en los modelos simbólicos binarios complementarios (utilizados de manera intensiva en la antigua China), cabe mencionar que el I Ching ofrece un total de treinta y dos modelos binarios.

Sería un error creer que el principio de complementariedad pertenece al pasado y que la civilización actual dispone de procesos de pensamiento más elaborados que lo sustituyen. Una muestra clara de la pervivencia de dicho modelo podemos encontrarla en la física nuclear actual .

"Contraria Sunt Complementa"

A lo largo de la década de los años 1920, un grupo de físicos -que entonces no poseían la notoriedad de la que gozarían más tarde (entre ellos estaban por ejemplo Albert Einstein y Neils Bohr), se reunieron en Copenhague para confrontar sus ideas, que desafiaban temerariamente ciertos conceptos fundamentales de Newton tomados hasta entonces como verdades absolutas, aunque se encontraban un poco desconcertados: Uno de los puntos de controversia se centraba en la estructura de la luz, pues mientras que una parte del grupo intentaba demostrar que ésta tiene una estructura ondulatoria, la otra afirmaba que dicha estructura era de naturaleza corpuscular.

La contradicción resultaba incómoda, pues si la luz respondía a una de las estructuras confrontadas no podría responder a la otra y viceversa... -¿Y por qué no?- fue la pregunta que se atrevió a hacer Neils Bohr. Siendo ambas posiciones producto del pensamiento humano, su resultado responde a la vez a la naturaleza de lo observado y al pensamiento del observador. De esta forma nacía la idea de la imposibilidad por el observador de dar una respuesta totalmente objetiva a las peguntas que éste puede formularse sobre la naturaleza.

De tal manera, este científico - filósofo redescubría el principio de Complementariedad, ubicado en la base de toda enseñanza iniciática. Cuando Neils Bohr recibió el Premio Nobel de física, diseñó su blasón inscribiendo en él la sentencia "Contraria Sunt Compementa" (los opuestos son complementarios), resumiendo así lo que él mismo consideraría, si no como lo esencial de su investigación científica, sí al menos la base misma del proceso de su pensamiento.

Los dos tipos de experiencias sobre la estructura de la luz se han repetido con precisión creciente, sin que hasta el momento se haya podido cambiar la estructura de los planteamientos iniciales de Bohr. Newton había creado con sus propias bases de pensamiento los conceptos de Fuerza, de Masa y de Aceleración. Los nuevos conceptos de campo, curvatura de campo y Quanta de energía produjeron nuevas leyes de la física, pero también para el ser humano, una nueva manera de situarse en el cosmos.

Werner Eisenberg, otro premio Nobel de física, prosiguió al margen de sus estudios científicos -tal como lo hiciera Neils Bohr- sus meditaciones sobre la estructura del pensamiento. Es así que estudió la obra de Platón, más que para conocer mejor su filosofía, para reconstruir los modelos de pensamiento que derivaron de la misma. Por otro lado, si bien la cultura occidental se desarrolló como prolongación de la cultura judeocristiana, recibió también una herencia importante de la tradición helenística a partir de que los Padres de la Iglesia, tanto griegos como latinos, adoptaron a Aristóteles como Maestro de Pensamiento.

La teoría de la relatividad y su correlativa y correspondiente: la física quántica, han conducido a la revisión de conceptos que por considerarse anteriormente como evidentes, supuestamente no requerían demostración alguna. Hasta hace poco, el átomo de Demócrito estaba lleno, ahora está inmensamente vacío; era inerte, ahora condensa cantidades fantásticas de energía, y así podemos dar otros ejemplos similares.

Los cambios de lenguaje y de imágenes representativas suponen un cambio en la estructura del pensamiento en sí mismo. De ahí que el paso del modelo en oposición al modelo en complementariedad, o dicho de una forma más moderna: el modelo "Contraria Sunt Complementa" de Bohr, sea una etapa esencial.

El modo de pensar del mundo moderno occidental reposa sobre la alternancia de los esquemas filosóficos platónico (análisis) y aristotélico (síntesis), o desde el punto de vista de la terminología simbólica, sobre la alternancia de los modelos binario y ternario, que constituyen por cierto el fundamento de la enseñanza esotérica de la Logia en los tres primeros grados de la Masonería.

Concluyamos este apartado remarcando que una parte importante de la enseñanza en la Logia de Aprendiz consiste en poner de manifiesto los principios herméticos binarios de Complementariedad y de Correlación

domingo, mayo 07, 2006

CÁBALA Y CONSTRUCCIÓN MASÓNICA


La interpretación de la tradición esotérica y de la mística hebreas constituye el objeto de estudio de la Cábala, según expone Gerschom Scholem, tal vez el cabalista más fascinante de nuestro tiempo por su rigor y su solvencia. Nos dice tambien que la Cábala no representa un misticismo, si por tal ha de entenderse el vacío o aniquilación del individuo, requerido para alcanzar una fusión con Dios mediante la "penetración"de éste en ese vacío espiritual. Pero sí será mística, cuando el estudioso cabalista busque el "conocimiento" de Dios y de su creación más allá de la mera, pero importante, activación de sus cualidades o capacidades intelectuales. Mediante la contemplación, se llega a una percepción luminosa de la creación y de su Causa que los cabalistas consideran como una "revelación de lo primordial". La aproximación a la realidad trascendente no es meramente intelectual, como ocurre en las religiones, en las que no se plantea el tema de una "iniciación" personal, que suele ser sustituída por una "fe" simplificadora, consistente en "creer" lo que no se entiende.

El texto fundamental de la Cábala es el Sefer-ja-Zoar (Libro del Esplendor), compuesto en España por Moisés de León, a finales del siglo XIII, aunque el autor afirma haber "descubierto" el libro, que habría sido escrito en el siglo II por Simeon Bar Yochai y su hijo Eleazar, en el seno de una gruta en la que ambos se escondían huyendo de la persecución romana de aquel tiempo.

La Cábala (=Tradición o "Ley transmitida oralmente" ) postula que la manera más auténtica de conocer a Dios es practicar la introspección: "esa experiencia dual y aparentemente contradictoria del Dios que se esconde y se revela (en nosotros), determina la esfera esencial del misticismo, conduciendo a descartar otras concepciones religiosas".

El misticismo cabalístico es un conocimiento muy próximo, en su espíritu, al de la Gnosis helenística, que no puede explicarse sino mediante símbolos y metáforas. Ese conocimiento esotérico puede, sin embargo, articularse y transmitirse como teoría, aunque los cabalistas nunca han deseado hacerlo indiscriminadamente, exigiendo rigurosas cualificaciones morales, intelectuales y de madurez humana como condiciones previas de los posibles receptores, sin las que el conocimiento buscado no puede fructificar. Históricamente, el movimiento cabalístico representa la voluntad de ir más allá de la mera interpretación de la Torah como ley del pueblo judío, viendo en ella un sistema de símbolos con valor universal y traduciéndola como Ley interna y secreta del universo.

Es fácil detectar el paralelismo entre este planteamiento de la búsqueda de la Verdad y el método masónico de avance en busca del lado encubierto de la realidad a través de mitos, metáforas y símbolos que encierran los valores universales a los que el hombre ha de acceder, a través del sentimiento y de la intuición, a partir de un corazón regenerado o "renacido" mediante la iniciación personal progresiva.

El método cabalístico consiste, equemáticamente descrito, en interpretar los valores contenidos en las palabras hebreas, teniendo en cuenta que cada letra del alfabeto hebraico ( que contiene 22 consonantes, sin vocales definidas) representa un número y cada número tiene, a su vez, un valor simbólico. Las palabras tienen un significado directo, material, y otro encubierto, especulativo o esotérico. Así, dos palabras cuyas letras sumen idénticos valores poseen siempre una determinada equivalencia (este análisis es el objeto de la gematriah cabalística).

Veamos, muy sucintamente, a título de ejemplo, algunas de las interpretaciones cabalísticas que tienen un paralelismo en la terminología y en la simbología masónicas:

1.- Los símbolos masónicos se toman de la construcción. Pero el obrero masón es constructor de un templo inmaterial y los utensilios que emplea para ello son tambien ideales. Se pretende volver a construir un nuevo Templo de Salomón, formado con piedras "vivas"(cada ser humano) que dé cabida a una humanidad hermanada y regenerada a través de la práctica de la Virtud.

Salomón (en hebreo Schlomo o Schalom) significa "Paz", pero sus letras suman exactamente lo mismo que las de la palabra "Plenitud". Salomón construyó su Templo en Jeru-schalom o Jeru-schalem. Jeru significa "manifestación". Según esto, es posible interpretar que el templo ideal "se manifiestó en la Paz o en la Plenitud", siendo destruído luego por los hijos de Babel (babilonios). Babel significa "confusión", lo que refleja que la confusión destruyó la idea de paz y de plenitud que representaba el Templo y que es necesario vencerla para poder reconstruir éste.

2.- Fuera del Templo, quiso Salomón que Jirám , el Maestro, situara dos columnas de bronce. A la de la izquierda se la llamó BOAZ ("con fuerza", poder de atracción o principio femenino), la de la derecha recibió el nombre de JAKIN (que significa "él establece", lo que implica tambien "acción"o principio masculino) . Así pues, ambas columnas completaban la idea de "él establece con fuerza". "ÉL" representa al UNO universal (el SER o Jehovah de la tradición hebrea) que establece o crea con fuerza sobre el Dos y el Tres, los principios o polaridades cósmicas, formando la tríada o primer triángulo de la construcción universal.

3.- En el centro del Templo masónico, figuran, en torno al Cuadro de Trabajo de la Logia y en cada uno de tres de sus ángulos, sendos pilares representando los arquetipos que integran la primera tríada de la construcción universal: Fuerza, Belleza y Sabiduría, quedando libre el cuarto ángulo, por el que la Luz de la Inteligencia Suprema penetra en el plano terrestre, simbolizado por el número 4. El número 5 representa al hombre elevándose desde lo terreno, hacia lo que le trasciende. Se simboliza en la Logia mediante la Estrella Flamígera.

4.- El Aprendiz masón tiene tres años simbólicos y el último grado del método de ascesis iniciática llamado Rito Escocés Antiguo y Aceptado, cuenta con 33 grados.

En hebreo, la palabra "gal", que significa "forma", "vibración" o "encarnación", está compuesta por dos consonantes cuyos valores son 3 y 30, respectivamente y cuya suma da 33. El sentido que la Cábala da al valor de esta palabra es el de "plenitud de la forma manifestada". Lo Esencial se manifiesta a través de vibraciones periódicas que proceden de lo invisible y retornan a lo invisible, yendo del 3 al 30 y confluyendo en el 33. Tanto el grado 33 como la edad simbólica atribuída a Cristo por los gnósticos griegos aluden a una última etapa de la manifestación formal.

5.- Los aprendices masones se sitúan en el lado Norte de la Logia y los Compañeros lo hacen en el lado Sur. En la Cábala, el Norte representa la "carne" o la "materia" y tambien el color rojo de la sangre vital. El Sur representa el espíritu, el color blanco y la pureza. Por otra parte, la palabra hebrea "scheleg" significa "nieve"y sus consonantes suman el valor 333. Pasar del Norte al Sur es elevarse sobre lo material pasando al mundo espiritual, en el que se busca la perfección de las formas puras o "blancas".

El espacio de la Logia contiene tres secciones, que en hebreo se denominan "Ulam"(= mundo), "Heikal"(sala del palacio celeste) y Dbir, que equivale numéricamente a Dbar (=hablar). Así, el masón, procedente del Ulam, ha de pasar por el Heikal para encontrar la Palabra perdida, en el Dbir.

6.- Tal vez el símbolo cabalístico en torno al cual más se haya reflexionado y escrito sea el Árbol Sefirá o árbol de la Vida. Se trata de un árbol simbólico que enlaza, en las ramas que salen de su tronco, todo lo existente. Representa la unidad uiversal y nos recuerda que nada de cuanto existe puede ser analizado aisladamente.

El "Ein-Sof" (Lo infinito, lo que no tiene fin ni principio), que es el nombre que da la Cábala a Dios, es tambien "lo misterioso", que ha de ser descubierto a través de sus manifestaciones en el universo. En efecto, el Ser generador se manifiesta mediante la "emanación", la "creación", la "formación"y la "acción". Estas cuatro polaridades del Ser en acción se distribuyen en diez "sefirots"o etapas : Kether o Corona suprema; Jojma o Sabiduría; Binah o Inteligencia; Jesed o Gracia; Yebora, o Fuerza; Tiferet, o Belleza; Netsah, o victoria; Jod, o Gloria; Yesod, o Fundamento y Maljut, o Reino. El Hombre resume en sí mismo todos estos sefirots y, por ello, habría sido creado en último lugar.

Siguiendo la descripción esotérica de la creación, contenida en el Libro del Génesis, las tres primeras sefirots representarían emanaciones previas a la creación de nuestro mundo, que comenzó realmente con la cuarta sefirot o "Chesed" (=Sabia Compasión, o primer "día"), seguida de la "Geburah"(= Fuerza, en el segundo día) y de la "Tiferet"(= Belleza, en el tercer día), concluyendo con las cuatro últimas antes mencionadas. Es decir, que Sabiduría, Fuerza y Belleza son, en la Cábala, como en Masonería, los tres arquetipos fundamentales del universo.

7.- Pero para adquirir el pleno Conocimiento, contenido en las tres primeras sefirots, que precedieron a la creación del mundo, el hombre, creado en último lugar, habrá de realizar un camino de "retorno" por cada una de las siete últimas sefirots, no pudiendo pretender alcanzar el fruto del Árbol de la Vida sin llegar antes a la Sabiduría Compasiva. Esta es, precisamente, la temática del grado 30º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Amando Hurtado

El Triángulo



El concepto que tenemos del triángulo se relaciona con una figura geométrica de tres lados y tres ángulos, cuando los lados y ángulos son iguales estamos hablando de un triángulo equilátero. Desde el punto de vista filosófico y dentro de la simbología Mas.:con la denominada plancha triangular, la cual contiene tres preguntas que nos sirven para conocer su calidad Moral, Física e Intelectual, partiendo de una visión individual y ampliándose a una general. EL simbolismo que podemos entender con el triángulo nos permite reconocer la representación de la vida y la naturaleza así como del proceso de evolución del universo. Cada lado del triángulo tendrá como significado el cual lo podemos relacionar para complementar una idea que estemos analizando o desarrollando tanto a nivel físico como mental, por ejemplo: el ciclo de la vida, esta comprendido por tres estados, a saber, el nacimiento, la vida y la muerte. Un aspecto importante del triángulo es que resulta perfecto tanto en su estructura lineal como en la angular, esto entendido en el equilibrio, la perfección y la rectitud que ejerce la energía cósmica sobre nosotros; recapacitando, podemos encontrar que hay muchas cosas, componentes o procesos que implican la existencia de una triángulo; consideremos lo siguiente:

• La tierra es el tercer planeta dentro de nuestro sistema solar,

• EL cual requiere de tres elementos para su regeneración, que son: aire, fuego y agua,

• Así mismo, el agua esta conformado por dos volúmenes de hidrogeno y uno de oxigeno.

Como se comento anteriormente, cada idea que se desarrolle en nuestra mente, tendrá para lograrse tres factores o elementos, ya que si hablamos de geometría, la tenemos que relacionar con que los cuerpos tienen forma, densidad y color. Respecto a la luz, en su proceso de descomposición, encontramos los tres colores primarios: amarillo, azul y rojo. Dentro de los mismos triángulos, nos debemos de referir a que existen tres tipos, el equilátero, el isósceles y el escaleno. Dentro de la física, se nos dan tres estados de la materia, como son el liquido, sólido y gaseoso, en biología nos podemos ubicar con la existencia de tres grandes reinos: el animal, el vegetal y el mineral. Para las matemáticas, vistas como una de las ciencias exactas, existen tres tipos de números, los enteros, los quebrados y los mixtos. Para los griegos el imperio se dividía entre tres dioses: Júpiter, Neptuno y Plutón, las tres virtudes teológicas identificadas como: la fe, la esperanza y la caridad; así mismo el tiempo lo podemos ubicar en tres ámbitos: pasado, presente y futuro. Dentro de las creencias católicas, se refieren a tres ubicaciones: el limbo, el purgatorio y el infierno. Y desde luego tenemos que tener presente la figura de los tres grandes fundadores de las religiones: Moisés, Jesús y Mahoma. Así mismo, observemos la importancia del triángulo, que la podemos ubicar dentro de la perfección y es origen de todos lo que existe y todo lo que tenemos en la Madre naturaleza, que es influenciada por energía cósmica. El elemento geométrico triángulo, se le relaciona con el símbolo de la Triada, en la creación principio de la transmutación, manifestación, renovación. En lo universal se relaciona con Júpiter, el signo zodiacal Géminis, la nota musical Mi, el color púrpura, el metal estaño, la esencia de tuberosa, el mineral aguamarina, la substancia química potasio clorhídrico y en el hombre esta asociado al Plexo esplenico, hígado y tensión muscular. Dentro de la numerología, los números rigen su personalidad, de manera breve enunciare que la numerología es un sistema filosófico-religioso de Pitágoras que explica por medio de los números la formación del Universo, fue desarrollado en Egipto y había sido empleado en otros antiguos pueblos para explicar el misterio de la Creación. Pitágoras lo adoptó y lo dio a conocer al mundo occidental en base a dos normas
básicas:

• Los números son los símbolos representativos de los principios
eternos que rigen los secretos de la Creación.

• Cada número representa una fuerza en actividad que contiene el
conocimiento del Poder de la cual es atributo.

Así, la numerología nos permite estudiar la propia naturaleza y la de quienes nos rodean. Y para los nacidos el 3, 12, 21 y 30 de cualquier mes, podemos decir que son: de mente rápida y aguda. Creativos pero no lo suficientemente prácticos. Talentosos para expresarse. Disfrutan de la vida social. Tiene posibilidades en el campo de lo artístico. Soñadores de grandes aventuras. Simbolizan al planeta Júpiter y tiene una relación especial con los números que ocupan el 3er. Lugar (3, 6, 9) y sus múltiplos. Son ambiciosos. Se sienten insatisfechos en una posición subordinada. Tienen metas elevadas y desean dirigir. Excelentes en el desempeño de posiciones de mando. Sus defectos más notorios son la tendencia a ser autoritarios; por eso tienen muchos enemigos. Son particularmente orgullosos, y les desagrada deber favores. Sus días favorables para sus planes: 3, 12, 21 y 30 de cualquier mes. El 3 posee cualidades de autoexpresión. Tiene necesidad de comunicarse. Irradia alegría y entusiasmo. Aprecia el romanticismo, arte, belleza y los placeres en general. El 3 tiene una naturaleza emocional muy fuerte. Sensible al halago. Ambicioso y orgulloso. Debe expresar su talento mediante alguna manifestación artística. Para concluir, debemos tener presente que un ángulo del triángulo este apuntando hacia arriba, significa que toda duda que exista en la base o abajo, la solución se encontrara en el vértice o en la parte superior, esta figura bien conocida y respetada por los egipcios los cuales construyeron tres pirámides perfectas, que semejan la constelación de Orión, constituida por tres estrellas, en la misma situación que las pirámides egipcias. El triángulo resulta ser un símbolo muy importante en todos los sentidos, por lo que debemos tener presente que es la fuente de la existencia, de la perfección y de la vida.

Es cuanto.





M.:Mas.: Hiram

EL SOLSTICIO DE VERANO



QQHH.·. , nuestro planeta gira viajando alrededor del Sol y durante en este movimiento varía su inclinación respecto a los rayos solares.

Los solsticios son los dos momentos del año en que la distancia angular del Sol al ecuador celeste de nuestro planeta es la máxima; estos ángulos extremos son más 22 y ½ grados y menos 22 y ½ grados, que son el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio, arriba y abajo del Ecuador respectivamente. Los antiguos pueblos identificaron y marcaron estos días extremos, y en base a ellos surgieron los calendarios solares en las diferentes culturas.

En diciembre el Polo Sur se halla inclinado hacia el Sol. Por lo tanto, el hemisferio sur recibe los rayos del sol de manera perpendicular, las sombras a medio día se reducen a su mínima expresión, hace gran calor, los días son más iluminados y más largos. Justamente, el Polo Sur no tiene noche oscura durante el verano.

Mientras la rotación de la Tierra sobre su propio eje da lugar al día y la noche, su traslación alrededor del Sol, variando su inclinación, origina cambios en calor e iluminación sobre la superficie terrestre. Estos cambios dan lugar a las cuatro estaciones. Si no hubieran invierno, primavera, verano y otoño, que forman el ciclo de vital en el reino animal y vegetal, no tendríamos nuestra vida terrestre actual. Si la inclinación de la tierra fuese mayor, las estaciones serían más intensas, incidiendo en la vida terrestre.

En el Solsticio de Verano se celebran las cosechas, la abundancia de la naturaleza, la fecundidad de plantas, animales y hombres; se hace fiesta a la vida. La cultura quechua celebraba el solsticio de verano (Capac Raymi) en Diciembre.

Alrededor del mundo, las celebraciones del Solsticio de Verano están repletas de símbolos y otras alusiones de carácter solar, como las hogueras (encendidas con el doble propósito de proteger y purificar, y ayudar al Dios Sol a mantener vivo su poder) y las ruedas solares, que se encienden y se echan a rodar por una colina hasta que alcanzan un río.

El Solsticio era celebrado por celtas y sajones en la festividad de Yule. Luego los romanos, durante el imperio de Aureliano, establecieron el 25 de Diciembre como nacimiento del Sol. Después del siglo IV d.C. esta fecha quedó establecida como el nacimiento de Jesucristo en el calendario de Filocalus.

Justamente, los celtas tenían un calendario de 12 meses, nombrados según los árboles a los cuales reconocían nobles propiedades. Adoraban a la encina en diciembre. Esta costumbre pagana se fundió a la celebración del nacimiento de Jesús de los romanos cristianizados. Posteriormente, hemos cambiado a la encina por el pino.

En verano los días son más largos que las noches. En el Solsticio de verano tenemos el día más largo del año. El sol están en su máximo apogeo. Luego comenzarán a acortarse los días. Por eso es también el tiempo de comenzar a almacenar para las jornadas cortas y frías que vendrán.

Por otra parte, para el ciclo de vida, Roma tenía al Dios Jano, de dos cabezas, que lleva una corona y una llave, porque es rey y porque controla el tiempo. Representa el futuro y el pasado. De acuerdo a René Guenon, Jano es el ianitor (portero) que abre y cierra las puertas (ianuae) del ciclo anual, que no pueden ser más que las puertas solsticiales.

Jano presidía los Collegia Fabrorum, depositarios de las iniciaciones y vinculados a las artesanías. Estos Collegia Fabrorum alimentaron las corporaciones que, a través de todo el Medioevo, mantuvieron el mismo carácter iniciático, destacándose la de constructores.

Las dos fiestas de Jano de los romanos han precedido a los dos San Juan del Cristianismo, que hoy se celebran casi coincidentemente con los solsticios. Justamente, la corporación de los constructores tuvo como patronos a los dos San Juan, por eso pertenecemos a las logias de San Juan.

QQHH.·. , así como los Solsticios rigen el ciclo agrario, también deben marcar para nosotros ciclos de evolución personal. Si en el verano hay que regar los campos, así también nosotros debemos nutrir nuestro espíritu. Si en el verano hay que deshierbar los cultivos, también nosotros debemos preocuparnos por arrancar los vicios y pasiones que comienzen a germinarnos. Si tras el Solsticio hay que comenzar a almacenar para el otoño y el invierno, también nosotros preparémonos para tiempos difíciles. Si en el Solsticio se agradece a natura su generosidad y abundancia, también nosotros agradezcamos la luz que recibimos y el desprendimiento de nuestros congéneres. Si en el Solsticio los agricultores celebran con el vino que es fruto de la vid que se ha nutrido del sol estival, también nosotros brindemos con el cáliz de nuestro arduo trabajo que nos lleva al máximo beneficio para nuestra institución y para nuestra sociedad.

Nicanor Calderon.

MI LOGIA MADRE


(Rudyard Kipling)

Allí estaba: Rudle, el jefe de estación Peazley, de la Sección de Vías y Trabajos Ackman, de Intendencia, Donkin, funcionario de la Prisión, y Blake, el Sargento instructor que fue dos veces nuestro Venerable; y también, estaba el viejo Franjee Eduljee dueño del almacén "Artículos Europeos... Fuera nos decíamos: "Sargento" o "Señor", "Salud' o "Salam"; dentro, en cambio, "Hermano", y así estaba bien.

Nos encontrábamos en el Nivel, y nos despedíamos en la Escuadra, Yo era el segundo Diácono. Estaba también, Bola Nath, el contable, Saul, el judío de Aden, Din Mohamed de la oficina del Catastro, el señor Chuckerbutty... Amir Singh el sikh; y Castro, del taller de reparaciones que, por cierto, era católico romano...

Nuestros ornamentos no eran ricos y nuestro Templo era viejo y desguarnecido, pero conocíamos los Landmarks y los observábamos escrupulosamente...

A veces, cuando miro atrás me viene a la cabeza este pensamiento: "En el fondo, no había incrédulos al margen, quizás de nosotros mismos... y, así, cada mes después de la Tenida nos reuníamos para fumar. No nos atrevíamos a hacer banquetes por miedo a forzar alguna norma de cualquier Hermano.

Y hablábamos a fondo, de Religión y de otras cosas. cada uno de uno se refería al Dios, que conocía mejor, y los Hermanos tomaban la palabra uno tras otro y nadie se inquietaba.
Nos separábamos con el alba, cuando se despertaban las cacatúas y los malditos mosquitos portadores de fiebre. Entonces volvíamos a caballo y después de tantas palabras Dios, Mahoma y Shiva jugaban al escondite dentro de nuestras cabezas.

Muy a menudo, desde entonces, mis pasos errantes al servicio del Gobierno han llevado mi saludo fraternal desde Oriente a Occidente.

¡Cómo los recordaba! ¡Y cuántas veces he deseado volver a verlos a todos! A todos los de mi Logia Madre, ¡Cómo querría volver a verlos! A mis Hermanos, negros o morenos, y sentir el aroma de los cigarrillos indígenas mientras deambulaba por allí... el que encendía la luz, y el viejo de la limonada removía por la cocina.

Y volverme a sentir un Masón perfecto. Una vez más, en esta mi Logia de hoy.

sábado, mayo 06, 2006

HERMETISMO Y MASONERIA

HERMETISMO Y MASONERIA
Doctrina, Historia, Actualidad
RESEÑAS

El Sol y sus indefinidos rayos.
Hermetismo y Masonería. Federico González. Ed. Kier, Buenos Aires, 2001. 270 págs. 23 x 16 cm.

Si este libro llega a las manos de algún hombre o mujer de nuestro atribulado mundo moderno que aún alberga deseos sinceros de búsqueda y de encontrar una salida de la cárcel en la que se halla prisionera su conciencia, tan caída en la materialidad, puede ser que empiece a vivir acontecimientos bien extraordinarios, sobre todo, si se sumerge plenamente en la aprehensión de sus capítulos, concentra todas sus facultades en lo que transmiten y se abre al influjo espiritual que vehiculan. Por lo pronto, descubrirá que en el Occidente moderno pervive milagrosamente una rama de la Tradición Primordial -la Tradición Hermética-, herredera, conservadora y transmisora de saberes cosmogónicos intermediarios entre la concreción sensible del mundo y la realidad supraindividual o universal del Ser, primera determinación del No-ser o de la Nada metafísica, que se ayuda de Hermes, deidad o energía intermediaria, para hacerse consciente en la interioridad del ser entregado al recuerdo de Sí-mismo. Y acaso de una manera extraordinaria y asombrosa, tal individuo accederá a un recorrido mágico-teúrgico e iniciático en el que, guiado siempre por la doctrina, copado por la gracia de la revelación, sutilizado cada vez más por los continuos desapegos, muertes y resurrecciones, impregnado de silencio y soledad y sumido en la meditación constante del corazón de los códigos simbólicos que propone esta Tradición, irá siendo conducido gradualmente, de eslabón en eslabón, a una toma de conciencia de la simultaneidad y jerarquía de los estados del Ser y de lo que constituye su verdadera identidad interior y suprahumana; esto es, se vinculará a una cadena áurea de iniciados bajo la advocación de Hermes, adentrándose en un sendero divinizante cuya meta es la 'Liberación' o la 'Identidad Suprema'. Eso es posible por la propia naturaleza de los libros alumbrados en el seno de la Tradición Hermética -y ahora nos encontramos ante una de tales pequeñas joyas-, en los que la deidad intermediaria se manifiesta y expresa a través de los adeptos que se brindan, cual varillas huecas de cristal, a la vehiculación de las Ideas universales y suprahumanas en aras a la realización espiritual de los seres que laboran con las herramientas simbólicas, míticas y rituales propias de esta Tradición.

Puede suceder también que el libro sea adquirido por adeptos vivos de la Tradición Hermética, en cuyo caso éstos lo acogerán con gozo y deleite por la inmensa gracia derramada en cada una de sus páginas, emanadas del inagotable manantial de la Sabiduría divina, que por intermedio de la Inteligencia se hace Palabra y se convierte en huella viva del perenne viaje de Hermes entre el Cielo y la Tierra, deviniendo guía y fuente de inspiración y abriendo ventanas hacia el estudio y la profundización en la multifacética concreción de esta Tradición tan plástica, poliédrica, rica y variada en sus producciones, aunque una y única en su esencia.

Combinando constantemente los opuestos, Federico González hila un discurso impregnado de las enseñanzas de Hermes hasta la médula, un equilibrado juego entre la gracia y el rigor, la poesía y una prosa directa y clara, donde se transmite al unísono la doctrina inspirada por las musas y el mismo Hermes con la investigación rigurosa y fielmente documentada, articulándose todo en un mensaje revelador a la vez que velado y que tiene como protagonista la impresionante huella de la Tradición Hermética. Con demasiada frecuencia, esta tradición ha sido ignorada o silenciada conscientemente por el 'poder oficial' de Occidente, y en esta nueva ocasión Federico González, uno de los autores contemporáneos que más luz ha aportado para mantener viva la conciencia de la tradición propia de Occidente, nos brinda un testimonio nítido, amplio y contundente de la vigencia de un legado universal que ha contribuido de una manera fundamental en la configuración y pervivencia de nuestra civilización. A lo largo de los cuatro capítulos, la conclusión y los cuatro apéndices de que consta la obra, González nos sumerge en el universo de lo sagrado, mundo de mundos simultáneos y de la expresión que esta sacralidad ha tomado en Occidente.

Ya desde el mismo prefacio podemos conectar con las altas funciones simbolizadas por Hermes y reconocerlas como análogas a otras tantas energías presentes en la interioridad del ser humano que, tocado por el influjo de esta deidad, puede tomarlas como soporte para su realización espiritual, en un viaje iniciático 'solitario' y muy 'a la intemperie', sin dogmas, ni templos (a excepción de los de la Masonería), ni maestros o directores espirituales y en donde lo central es "la vivencia de su doctrina por medio del Conocimiento". A destacar también la insistencia del autor de que el libro juega un papel fundamental en la Tradición Hermética como iniciador y transmisor de enseñanzas esotéricas que antaño eran orales, pero que habida cuenta de la dificultad creciente de transmisión por este medio tan directo y sutil, los hombres de conocimiento optaron por fijar de forma escrita. Ello puede considerarse como una adaptación a las condiciones cada vez más oscuras del ciclo de manifestación en el que nos hallamos inmersos para garantizar que esos saberes puedan prolongarse y continuar de este modo fecundando y alumbrando a los seres humanos llamados al tránsito por el mundo intermediario o del alma, preámbulo del viaje espiritual.

El volumen continúa con un primer capítulo que nos sumerge de lleno en un vasto recorrido por la multiplicidad formal que las doctrinas herméticas han tomado a lo largo de su concreción en el tiempo y el espacio, sin que esta diversidad aparente afecte en nada a su unicidad esencial e íntima; todo ello, expuesto siguiendo la pista de la cadena impresionante (tanto por la cualidad como por la cantidad) de autores herméticos rescatados del olvido o del equívoco, ya sean filósofos, poetas, escritores, alquimistas, arquitectos, pintores, escultores o músicos, en definitiva, Artistas y Sabios de todas las artes liberales y ciencias que han laborado desde los albores de nuestra cultura con la rica e inagotable simbólica hermética. Simultáneamente, se da cuenta de muchas de sus brillantes y luminosas obras escritas, que de una forma a veces pública y oficial, y subterránea u oculta en otras ocasiones, han perpetuado el mensaje vivificador de la Tradición Hermética, incidiendo con más o menos fuerza en la conciencia de los hombres y mujeres que se han abierto a su influencia, y que gracias a la comprensión y vivificación de las Ideas Universales que estas obras vehiculan, han contribuido al sostenimiento de este mundo hasta que se agote su tiempo.

En el segundo capítulo se aborda la cuestión del estrecho vínculo entre la Tradición Hermética y la Masonería así como de la permanente interpenetración de ambas desde sus orígenes míticos e históricos, la cual permite afirmar que ésta última es una de las formas que adopta hoy en día el hermetismo para procurar la Iniciación, al haberse convertido en un arca de los códigos simbólicos, doctrinales y mítico-rituales de otras vías herméticas ya desaparecidas, pero que se han perpetuado transfiriendo su herencia espiritual a la Masonería. Son muy interesantes también las indicaciones sobre ciertos personajes míticos e históricos y su incidencia en la difusión de las Ideas Universales en el marco de estas vías de conocimiento.

El acápite tercero arranca con la presentación de una sorprendente y novedosa visión sobre los orígenes de la ciencia, usando como base documental los catálogos de dos bibliotecas con grandes fondos de obras herméticas (la Colombina, radicada en Sevilla y la Chemica) que aportan "dos maneras de encarar el tema de la Ciencia, aunque con abundantes puntos en común", todo ello con el fin de intentar "ilustrar esta paradoja: la de que la Tradición Hermética está en el Origen de la Ciencia considerada esta última como aplicación a la realidad concreta de los principios herméticos y las doctrinas alquímicas y teúrgicas, y a la vez la de cómo la visión literal y racionalista se fue apoderando poco a poco del hombre de Occidente, quien ha transferido conocimientos de orden vertical a la parcialidad horizontal y así ha procedido indefinidamente a la deriva, al punto de amenazar su suerte. Pero al mismo tiempo eso ha producido a su vez otra paradoja: que la progresión brinda ahora innumerables puertas de acceso para todos aquellos llamados al conocimiento, lo que es también una extraordinaria riqueza cuando se ordena y se logra sintetizar. De lo Uno a lo múltiple y de este al retorno a la Unidad: un doble movimiento simultáneo, que se expresa mediante series de parcialidades que toman formas sucesivas y disímiles, como las que estamos describiendo." (pág. 155-156).

Y a propósito de las 'puertas de acceso' al conocimiento de realidades de orden suprahumano, creemos que ésta es una de las altas funciones que cumple el presente libro, en el que de una forma sugerente, otras veces sorprendente y siempre muy viva y espontánea, Federico González insinúa muchísimos campos de investigación interiores y afines a la Tradición Hermética. Ésta, como si del Sol se tratara, emana desde su centro indefinidos rayos de luz y calor a los que cada hombre o mujer puede vincularse y recorrerlo inversamente, desde la periferia manifestada hasta el núcleo inmutable e invisible, reflejo del Principio Supremo. Federico González menciona muchas de esas líneas de luz, reconociendo no poderles dedicar en el presente volumen el estudio profundo que requerirían; pero lo cierto es que insinuándolas abre una inmensidad de posibilidades para abordar la aprehensión interior de esta tradición tan plástica, colorista y sinfónica. Por ejemplo se refiere a la atmósfera mágico-teúrgica-científica que envolvió el periodo del Renacimiento y los tiempos históricos que le siguieron, con la fascinante apertura hacia otros mundos exteriores como reflejo del despertar de realidades interiores de la conciencia (al respecto, véase la gesta del descubrimiento de América y las aspiraciones espirituales de Colón y otros hombres que se lanzaron a tales aventuras expedicionarias, cuyo valor simbólico más que literal no se ha acostumbrado a destacar en los estudios históricos y sobre las cuales Federico González aporta novedosas lecturas); y la eclosión de nuevos desarrollos del Conocimiento cuya expansión protagonizaron diversos hombres de estudio y ciencia como Francis Bacon, Copérnico, Galileo, Brahe, Newton, Boyle, etc, quienes, fundamentándose en saberes propios del hermetismo, difundieron bajo nuevas formas (utilizando por ejemplo la experimentación) esas mismas ideas, aunque más adelante el discurso científico se desvincularía de los principios superiores del que procede, haciendo caer al hombre cada vez más en la cruda materialidad. Pero todavía se proyectan más rayos; así, Federico González también menciona la estrecha vinculación de la Tradición Hermética con otros vehículos simbólico-rituales como la Cábala, la Alquimia y todas las Artes Liberales en su conjunto; también sugiere la posibilidad de investigar en la inmensa labor que desempeñaron los grabadores e impresores de obras herméticas, y apunta el enorme campo de estudio que suponen las obras en las que el grabado es el texto y el comentario la ilustración. Y qué decir del fabuloso mundo de las 'Utopías' relatadas por autores como Moro, Campanella, Andreae, Bacon, etc que 'idearon' esos mundos acordes en todo a los principios tradicionales, así como la reseña de muchas mujeres, algunas de ellas totalmente desconocidas en la actualidad, que, nacidas en el seno de la Tradición Hermética, la adoptaron como vía de realización interior, como bien lo atestiguan muchas de sus obras mencionadas en el libro de González. El autor también subraya la importancia del estudio de los diversos ritos y grados masónicos, así como de distintas 'técnicas herméticas' de Conocimiento entre las que destaca el 'Arte de la Memoria' y más, mucho más que el lector atento y despierto descubrirá.

Todo este conjunto, unido a lo versado en el capítulo cuarto sobre la Iniciación en el seno de esta Tradición, que con mucha frecuencia y más en los tiempos modernos adopta una forma solitaria y a la intemperie como muy bellamente explica el autor, y complementado por unos apéndices en los que se ofrecen los once primeros capítulos del Poimandrés, más una extraordinaria genealogía de la Escuela de Pitágoras y la Academia de Platón, una relación de textos de la biblioteca Colombina y de otras obras alquímicas no citadas en el texto, confiere a este volumen un tono y un contenido verdaderamente magistral, radiante, multicolor y polifacético a la vez que sintético. Su lectura resulta de lo más ameno, como si de un soplo de aire regenerador se tratara y efectiviza la 'reunión lo disperso' de la Tradición Hermética, 'difundiendo la luz' que ilumina al hombre y mujer que la acoge de corazón, esto es, intelectualmente. Mireia Valls

Video

Interesante video sobre la orden:

http://www.tryfreemasonry.com/video.php

lunes, mayo 01, 2006

CUADRATURA DEL CÍRCULO - CUADRADO Y CÍRCULO


La Cuadratura del círculo consiste en, dado un círculo hallar un cuadrado de superficie equivalente. Es pues, en lenguaje estricto, una operación geométrica y figuradamente se utiliza para indicar la imposibilidad de algo. La cuadratura del círculo es un problema geométrico antiguo, consistente en obtener un cuadrado equivalente en superficie a un círculo de radio conocido. Ello nace de la necesidad de medir superficies comparándolas con unidades de medida cuadradas, lo que obligaba a convertir la superficie encuadrada en una circunferencia denominada círculo, en un cuadrado de área equivalente y por lo tanto más fácil de medir. Se ha demostrado que carece de solución con escuadra y compás, debido a que el número (Pi) relación entre la longitud de la circunferencia y su radio es un número trascendente. Sin embargo dar a un círculo forma de cuadrado o transformar un círculo en cuadrado nos puede sugerir varias ideas. Tanto el circulo, o la circunferencia que lo rodea, y el cuadrado son símbolos utilizados desde antiguo. Vamos a analizar ambas figuras por separado:

- La circunferencia (cuya superficie es el círculo) es una línea curva, cerrada. Si línea recta es "la sucesión de puntos en la misma dirección" (Definición poco científica, pero que hemos aprendido todos desde niños) en la circunferencia todos los puntos "siguen" distintas direcciones. esto puede sugerirnos que los elementos que componen la curva son LIBRES para elegir. Además no se puede distinguir un punto de otro, es decir son IGUALES en sus propiedades y entre todos forman un conjunto armónico, CONFRATERNIZAN y logran un fin común. Podemos añadir que todos cumplen la propiedad de equidistancia respecto de otro, que se llama CENTRO, el cual les da la razón de ser y para el que todos son también igual. Este CENTRO sin embargo, no pertenece al conjunto, pero logra la estabilidad en la armonía. Podemos imaginar que el CENTRO es el GADU., que es la razón de ser de los seres humanos, libres, iguales y fraternales para alcanzar la perfección. Esta curva es cerrada, por tanto no tiene ni principio ni fin, se cierra en sí misma, es infinita en la dimensión, es el volver a empezar, es la representación del cielo. La circunferencia da sensación de movimiento (la rueda) Muchas cosas que se mueven tienen o aparentan forma circular. El Sol, la Luna... las trayectorias de los astros son aparentemente circulares... y esto el hombre lo ha percibido desde siempre. El Sol es la vida, el círculo también. El círculo es fácil de trazar. Basta una estaca y una soga. No son necesarios utillajes complejos ni grandes conocimientos, es algo intuitivo. Los pueblos primitivos se organizan alrededor de algo (Hoguera, altar, casa o choza del Jefe o del hechicero) Sus asentamientos tienen forma circular, influencia, quizás, del movimiento solar. Los consejos de las tribus se forman en círculo... Arturo y los doce caballeros de la Tabla Redonda.

- El cuadrado, al contrario, exige para su trazado una herramienta especial, la escuadra o bien un conocimiento de geometría más depurado (Trazado de perpendiculares) Ha tenido que pasar más tiempo, ha tenido que evolucionar el Hombre, se ha hecho sedentario y hace cosas o las consolida para no moverlas. El cuadrado es estático, sólido, es lo asentado, lo quieto, lo inmutable, el reposo... Da sensación de firmeza. Algunos de sus puntos, cuatro, sus vértices, son especiales, se distinguen de los demás y sus lados, cuatro, se cortan octogonalmente. Cuatro son los puntos cardinales: Norte, Sur, Este, Oeste; los elementos fundamentales: Agua, Aire, Fuego, Tierra; los Evangelistas: Mateo, Marcos, Lucas y Juan; sus símbolos por tanto: Águila, Toro, Hombre, y León; las virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. El cuatro y el cuadrado son la representación del mundo estable frente al círculo que es el movimiento. El círculo es el firmamento, lo que nos cubre, está por encima, lo superior, lo espiritual, lo divino... frente al cuadrado, lo estático, terrenal, humano. Pero esta oposición puede interactuar y llegar a conseguir la fusión del círculo con cuadrado, el acercamiento de uno y otro. La división de un círculo en cuatro partes se logra mediante dos diámetros perpendiculares, señalando los puntos cardinales, un nuevo asentamiento, por ejemplo, o representando la cruz cristiana, Cristo y los cuatro evangelistas. El cuadrado si se divide o multiplica constantemente, se va acercando a la circunferencia. Ocho, dieciséis, etc. no es sino la vida, división de células produciendo más y más. El hombre con el tiempo tiende a fundirse con el principio, lo espiritual, lo divino. Si supiéramos emplear adecuadamente la escuadra y el compás, joyas del Arte Real que sirven para trazar las figuras que hemos estudiado, podremos progresar en nuestro desarrollo interior y acercarnos y, quizás, quién sabe, fundirnos con lo trascendente. CUADRADO Y CÍRCULO QQ.•.HH.•.,confieso que el tema de esta plancha me resultó un poco desconcertante. Esperaba el encargo de burilar sobre algo más visible, más tangible, más de H.•.A.•., y no sobre unas palabras que indican algo que sólo es, o sólo existe idealmente en la mente. O por lo menos yo no los veía y por tanto no los podía tocar. Mis pensamientos han vagado por distintos lugares buscando algo de la verdad del Cuadrado y el Círculo. Este es el relato de ese paseo. El primer paisaje en el que me acerqué a nuestro Cuadrado y nuestro Círculo, fue recordando mis más tempranas lecciones de Geometría. La famosa "Cuadratura del Circulo", a mis ojos juveniles, no era algo tan complicado, para dibujar un cuadrado con la misma área que un circulo dado, sólo había que dibujar un cuadrado de lado calculado según la expresión "Raíz cuadrada del producto de Pi por el valor del radio elevado al cuadrado". Y todo ello, cualquier compañero de clase, hasta yo mismo, éramos capaces de hacerlo. Esta primera etapa ya estaba vista, quizás con demasiada ingenuidad, pero las prisas y las ganas por acercarme a paisajes, a lugares más sagrados, más espirituales (desde otro punto de vista), no me dejaban profundizar en esas tierras ya lejanas. Por ahora. En este nuevo escenario, se extendían incontables palabras, evocaciones, sensaciones cuya mínima expresión eran el Cuadrado y el Círculo. Estaban convertidos en Símbolos cuyos significados apenas varían, o han variado, siempre según mis conocimientos, en las distintas tradiciones universales. En estos lugares es donde Leonardo Da Vinci hizo propia su Cuadratura del Círculo en "El Hombre de Vitruvio". Un hombre de canónicas proporciones circundado por un Círculo y enmarcado por un Cuadrado, Círculo y Cuadrado con distinto Centro, proponiendo al hombre como nexo de unión entre ese Círculo y ese Cuadrado. Conciencia humana como nexo de unión entre lo Espiritual y lo Material.

El Cielo, TAO, el Uno, La Unidad, el Origen, el Padre, el Sol, el Vacío son metáforas dibujadas por un Circulo intangible, simbolismo que a mí me gusta mucho verlo como expresión de lo más profundo y verdadero, la fuente de la Luz, de la Verdad, Luz en constante expresión, Fuente en constante Creación. El Cuadrado, me resuena menos que el Circulo, es ya tangible, es manifestación de la multiplicidad representada por los lados y vértices, y es manifestación de la dualidad, de la oposición y de la contraposición, en esencia y en otras palabras, también es, representación de la Tierra. Esos lados contrapuestos y esos vértices antagónicos, sirven para marcar la punzante oposición de la dualidad manifestada. Manifestada entre lo Bueno y lo Malo, el Arriba y el Abajo, El Norte y el Sur, el Este y el Oeste, La Noche y el Día, La Luz y la Oscuridad. Encontrándome yo vagando por estos pasillos del dualismo y la oposición, de repente me hallé en la sala que simboliza nuestro templo y empecé a encontrar (cosa que antes, ya comenté, no veía por ningún sitio) , a encontrar este dualismo entre Oriente y Occidente, Septentrión y Mediodía, y por tanto el Cuadrado. Cuadrado que estaba infinitamente manifestado en el pavimento ajedrezado, y no había más que levantar un poco la mirada para darse cuenta de que el Círculo también estaba acompañando al Delta Radiante encarnado en el Sol y la Luna. No, no me voy a olvidar de las herramientas más características de nuestro Arte Real. El Compás y la Escuadra, ellas encierran en sí mismo, o mejor dicho, ellas se expresan en las funciones para las que fueron creadas dibujando nuestro Circulo y nuestro Cuadrado. Ahora veo el Compás y la Escuadra de forma más profunda, como metáforas del Cielo y la Tierra, o de lo Espiritual y de lo Material. Ahora descubro que esa intangibilidad que atribuía a esas dos palabras, Cuadrado y Círculo, al principio de este viaje, ha acabado por diluirse completamente. Quizás esa Escuadra en el símbolo del P.•.G.•., ocultando los brazos del Compás, significa que lo Material sigue ocultando el Espíritu. Quizás. Pero eso no es objeto de esta plancha. Ya solidamente armado con el Compás y la Escuadra como instrumentos operativos, me acerqué a los paisajes de la arquitectura y me apliqué en la construcción de templos y catedrales. Ahora todo tenía tres dimensiones. Vi el Cuadrado, estaba estático, sólido, expresándose en sillares cúbicos, firmes, eternos e inamovibles, sosteniendo muros, paredes y contrafuertes, configurando naves y cruceros. Vi el Círculo expresándose en movimiento, en los carros, en las ruedas, en las poleas, etc.. Entre ambos levantan el Templo, y lo elevan, dedicándolo al culto a la Luz ( un forma de nombrar al G.•.A.•.D.•.U.•.). Y qué mejor pórtico de entrada para la Luz que esos rosetones y vidrieras circulares, que elevan nuestros ojos y nos hacen mirar más allá de nosotros mismos, descubriendo un anhelo de algo más elevado. Mientras me despedía de estas dimensiones, un pequeño libro de matemáticas en mi biblioteca me llamó la atención, se trataba de un libro publicado en la antigua U.R.S.S.. En él, el autor, Popov, me devolvió al primer escenario de este paseo, me acompañó a la tierra de la Geometría, y aportó más datos a mi ingenua aproximación a "La Cuadratura del Círculo". El enunciado clásico y completo, que yo desconocía, y que ahora recuerdo a mis HH.•. es: "Construir un cuadrado o un rectángulo de la misma área que un circulo dado de radio R. Utilizando únicamente, el compás y la regla, pero además en un número finito de pasos y la solución ha de ser exacta". ¿Exacta? Exacta. El único dato que amenazaba la exactitud de la solución se llamaba Pi. Esto me sumergió de cabeza en la profundidad de esta número, permanecí un tiempo difícil de expresar en palabras zambullido en el abismo de este número, irracional, (no racional) , inabarcable, imposible de acabar de expresar, infinito en cifras, imposible de imaginar, imposible de calcular. En una palabra transcendente. De esto concluí que esos primeros paisajes de este paseo, esa infantil solución a la cuadratura del círculo encerraba una joya, ocultaba una insondable profundidad tan misteriosa y atractiva como cualquiera de los símbolos antes mencionados. Mi desconcierto inicial por esas palabras, Cuadrado y Circulo, se acabó transformando en un profundo silencio, a la Luz de todo lo que me han hecho descubrir. Agradezco al H.•.S.•.V.•. el encargó de esta plancha.

J.Varela

Símbolos y alegorías



La masonería es un sistema peculiar de moral, ilustrado por símbolos y velado por alegorías.

Un símbolo, del latín symbolum, es una representación de un concepto de manera que los demás puedan percibirlo. Un símbolo es un signo pero con un transfondo que interpretar. Un signo es una indicación, como una señal de tráfico comprensible a hombres que hablen diferentes idiomas. Un símbolo encierra un significado elaborado, como el logotipo de una corporación que tras un análisis arroja varias explicaciones, o los jeroglíficos egipcios a los que no podemos entender con solo mirarlos.

El símbolo es así resultado o producto, y acaso causa, de nuestra percepción del mundo, sin que por ello deba suponerse que constituya una copia servil de la realidad. El ejemplo más claro de símbolo es la palabra. Con una palabra podemos representar un ente, una idea, un evento. Por extensión, podemos concluir que la ciencia es simbólica ya que la transmitimos de unos a otros, haciéndola perdurar, por medio de palabras y otros símbolos. Como la ciencia alimenta nuestra inteligencia, qué sería de nosotros sin los símbolos?

En nuestros talleres, tenemos muchos símbolos, como las joyas, muebles, ornamentos, mandiles, la cadena universal, etc.

Por otra parte, una alegoría, del griego allegorein, es “hablar figuradamente”. Allego quiere decir figura y agoreuo hablar o demostrar. Fue un recurso muy usado en la Edad Media y el Barroco para representar en forma humana o como objeto una idea abstracta. Ej: la mujer ciega con la balanza es alegoría de la justicia, el esqueleto con guadaña es alegoría de la muerte.

Sugiere imágenes metafóricas que representan un pensamiento más complejo o una experiencia humana real. La alegoría se transforma entonces en un instrumento cognoscitivo y se asocia al razonamiento por analogías o analógico. Por ejemplo, Omar Khayyam afirma que la vida humana es como una partida de ajedrez, en la cual las casillas negras representan las noches y las blancas los días y el jugador es una pieza más en el tablero cósmico. Y Jorge Manrique afirma, tomándolo del Eclesiastés, que nuestras vidas son ríos y como ellos sólo parecen diferentes en su curso y caudal, pero no en su final, que es el mar/la muerte.

Las parábolas de Jesucristo son una colección magistral de alegorías. En pocas palabras Jesucristo dejó tanto mensaje, como en la exposición de la semilla, los talentos, el hijo pródigo, la oveja perdida, etc.

El dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca llevó a su perfección el subgénero dramático alegórico. Y define así la alegoría:
La alegoría no es más
que un espejo que traslada
lo que es con lo que no es,
y está toda su elegancia
en que salga parecida
tanto la copia en la tabla,
que el que está mirando a una
piense que está viendo a entrambas.

Un ejemplo clásico es el mito o alegoría de la caverna de Platón en su obra la República. Platón describe los prisioneros de una caverna que solo pueden ver sombras de los objetos gracias a un fuego que está arriba. Platón propone liberar a un prisionero y describe sus dificultades al enfrentar la iluminación del sol y las cosas verdaderas de las cuales solo percibía sombras. Pero una vez que el prisionero vence las molestias y percibe bien su entorno, entonces es necesario que vuelva a la caverna a liberar a los demás.

Esta alegoría nos indica que vivimos en ignorancia limitados por lo que pueden percibir nuestros sentidos, pero que debemos liberarnos usando la filosofía y ascender al mundo de las ideas. Y cuando logremos ambientarnos, hay que socializar nuestros triunfos. El objetivo es el bien común. Para llegar a tal entendimiento hay que realizar un análisis como el que sigue:

Símbolo : Interpretación
Prisioneros: El hombre que sobrevive en el mundo
Sombras: Las simples percepciones que brindan los sentidos corpóreos
Salida de la caverna: La liberación del hombre
Encuentro con los objetos causantes de las sombras: El ascenso al mundo de las ideas y de la filosofía
Necesidad de liberar al prisionero: El destino del hombre, la misión del hombre en este mundo
Vuelta a la caverna: No basta llegar a la contemplación de las ideas, hay que liberar a los demás
Llevar a todos hacia el sol: El bien común


Para desvelar las alegorías hay que relacionar los símbolos con la realidad. Y hay que comprender los símbolos para poder usarlos. He ahí la clave del trabajo simbólico en masonería.

En nuestros talleres tenemos alegorías como el paso por el cuarto de reflexiones, los tres viajes, el desbastado de la piedra bruta, la construcción del templo, ver la luz, la recepción del justo salario, que nos reunimos sobre el nivel y nos despedimos sobre la escuadra, etc.

Quedáis invitados a aplicar esta metodología para interpretar nuestros símbolos y desvelar nuestras alegorías.

ÉTICA Y MORAL, DESDE LA ETIMOLOGÍA



La palabra ética proviene del griego êthos y significaba, primitivamente, estancia, lugar donde se habita.

Posteriormente, Aristóteles afinó este sentido y, a partir de él, significó manera de ser, carácter.

Así, la ética era como una especie de segunda casa o naturaleza; una segunda naturaleza adquirida, no heredada como lo es la naturaleza biológica. De esta concepción se desprende que una persona puede moldear, forjar o construir su modo de ser o êthos.

¿Como se adquiere o moldea éste êthos, ésta manera de ser?

El hombre la construye mediante la creación de hábitos, unos hábitos que se alcanzan por repetición de actos.

El êthos o carácter de una persona estaría configurado por un conjunto de hábitos; y, como si fuera un círculo o una rueda, éste êthos o carácter, integrado por hábitos, nos lleva en realizar unos determinados actos, unos actos que provienen de nuestra manera de ser adquirida. Construimos nuestra manera de ser o êthos.

La palabra moral traduce la expresión latina moralis, que derivaba de mos (en plural mores) y significaba costumbre.

Con la palabra moralis, los romanos recogían el sentido griego de êthos: las costumbres también se alcanzan a partir de una repetición de actos.

A pesar de este profundo parentesco, la palabra moralis tendió a aplicarse a las normas concretas que han de regir las acciones. Así, pues, desde la etimología, hay poca diferencia entre ética y moral: una y otra hacen referencia a una realidad parecida.

Pero hoy, pese a que a menudo se usan de manera indistinta como si fuesen sinónimos, se reconoce que tienen significados divergentes.

Ética y moral, hoy: dos niveles diferentes, Tan antiguo como la misma humanidad es el interés por regular, mediante normas o códigos, las acciones concretas de los humanos; en todas las comunidades, en todos los pueblos, sociedades o culturas encuentran prescripciones y prohibiciones que definen su moral.

En cada comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay acciones obligadas y acciones prohibidas, acciones loables y acciones reprobables. Un pirata tiene que mostrar valor en el combate y justicia en el reparto del botín; si no lo hace así, no es un "buen" pirata.

Cuando un hombre pertenece a una comunidad más grande, el alcance de sus obligaciones y prohibiciones se hace más grande; siempre hay un código al cual se ha de ajustar bajo pena de deshonra pública.

Ahora bien, junto al nacimiento de la filosofía apareció otro tipo de interés, el de reflexionar sobre las normas o códigos ya existentes, comparándolos o buscando su fundamento. Estos dos diferenciados niveles de interés o de actividad humana constituyen lo que conocemos hoy, respectivamente, por moral y ética. Veamos. La moral es un conjunto de juicios relativos al bien y al mal, destinados a dirigir la conducta de los humanos. Estos juicios se concretan en normas de comportamiento que, adquiridas por cada individuo, regulan sus actos, su práctica diaria.

Ahora bien, ni las normas o códigos morales se proclaman como el código de circulación, ni cada persona asume o incorpora automáticamente el conjunto de prescripciones y prohibiciones de su sociedad, ni cada sociedad o cultura formulan los mismos juicios sobre el bien y el mal.

Es por todo eso que la moral a menudo es un conjunto de preguntas y respuestas sobre qué debemos hacer si queremos vivir una vida humana, es a decir, una vida no con imposiciones sino con libertad y responsabilidad.

Moral: normas que regulan nuestros actos. La ética, por otro lado, es una reflexión sobre la moral. La ética, como filosofía de la moral, se encuentra en un nivel diferente: se pregunta por qué consideramos válidos unos y no otros comportamientos; compara las pautas morales que tienen diferentes personas o sociedades buscando su fundamento y legitimación; investiga lo qué es específico del comportamiento moral; enuncia principios generales o universales inspiradores de toda conducta; crea teorías que establezcan y justifique aquello por el que merece la pena vivir.

Ética: por qué estas normas?

La moral da pautas para la vida cotidiana, la ética es un estudio o reflexión sobre qué origina y justifica estas pautas. Pero las dos, si bien son distinguibles, son complementarias. Del mismo modo que teoría y práctica interaccionan, los principios éticos regulan el comportamiento moral pero este comportamiento incide alterando los mismos principios.

A menudo los conflictos de normas morales que aparecen cuando tenemos que tomar decisiones son el motor que nos impulsa a una reflexión de nivel ético. Es por ello que Aranguren, reconociendo la vinculación entre teoría y práctica, llama a la ética moral pensada y a la moral, moral vivida.

Estamos a nivel moral cuando: Estamos a nivel ético cuando: Cumplo una promesa hecha ayer pese a que hoy me doy cuenta de que su cumplimiento me crea problemas. Razonamos que los pactos han de cumplir siempre, del contrario, en lugar de acuerdos entre amigos, tendríamos que hacer contratos legales. Ayudo voluntariamente a un compañero de clase si bien me arriesgo a herir su orgullo.

Me pregunto sobre qué tiene más valor moral, la intención que inspira un acto o los resultados que con él se obtienen.

Decido si tengo que ser o no sincero con un compañero de clase que parece quiere ser amigo mío. Reflexiono sobre valores, preguntándome si el valor de la autenticidad es preferible el valor de la amistad. Rechazo robar la calculadora de un compañero de clase sabiendo que nadie me ve.

Los Principios de la Masonería Universal


La masonería no persigue utopías, sino fines realizables en el seno de la sociedad humana, en la que vive y trabaja, recogiendo sus anhelos e inquietudes y sembrando en ella sus ideales.

Tiene por misión preparar la Concordia Universal y debe por ello mejorar tanto al hombre como a la sociedad.

La masonería se define como una Institución esencialmente filosófica, filantrópica y progresiva. Filosófica porque ama la verdad, filantrópica porque ama a la humanidad y progresiva porque no se confina al pasado.

La masonería concibe la marcha evolutiva de la humanidad con arreglo a una filosofía de la historia, que está contenida en sus símbolos y leyendas. La Institución tiene carácter de Academia para enseñar dicha filosofía y forjar en ella las conciencias de los hombres.

Como toda asociación que aspira a realizar fines dentro de la comunidad humana, no puede permanecer al margen de sus problemáticas concretas. Por ello la Francmasonería agrupa en su seno a personas de diferentes ideologías, para estudiar e impulsar lo que hay en ellas de común en beneficio de la humanidad, convirtiéndose así en Centro de Unión.

La Institución cree que únicamente en una sociedad regida por los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, puede ser respetada la dignidad humana, que implica el pleno derecho a su desarrollo, por el libre ejercicio de sus potencialidades para enriquecer su vida con toda clase de bienes.

La masonería aspira a un Orden Universal, democrático y cosmopolita, en el que los hombres y los pueblos colaboren y se beneficien mutuamente en su libre desenvolvimiento a través de su Unión, Solidaridad y Cooperación. En consecuencia reconoce y proclama en su totalidad la Declaración Universal de Derechos del Hombre, aprobada por las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, y trabaja por el desarrollo de un Orden Social que garantice tales derechos.

La filosofía francmasónica supone, como toda filosofía, una actitud ante la vida, que obliga a observar una conducta en estrecha correspondencia con ella.

La masonería considera que la elevación ética, la emancipación y el progreso de los seres humanos y de los pueblos se consiguen a través de su ilustración por la ciencia, el valor del trabajo y la práctica de la virtud.

No reconoce la masonería, en la investigación de la verdad, ninguna autoridad superior a la razón humana. Considera que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de la apreciación individual, por lo que la Institución rehúsa hacer ninguna afirmación dogmática y, en consecuencia, no prohíbe ni impone ninguna convicción religiosa.

Proclama los principios de absoluta Libertad de Conciencia y Laicismo del Estado como medio para garantizar esa libertad, y permitir a todos los hombres la creencia en los dogmas, si así les place, o no creer en ninguno, si así lo prefieren.

La masonería admite diversos ritos y grados, siempre que dicha diversidad no altere los principios que profesa, los medios que adopta, ni el objeto que se propone.

Masonería, Iglesia y Estado

Un público numeroso y atento llenó el ámbito del Club del Progreso en la presentación del libro "¿Como Dios manda? Iglesia, masonería y Estado en la Argentina. En qué creían los que hicieron el país", de Lucía Gálvez, licenciada en historia y autora de diversos ensayos, como "Mujeres de la Conquista" y la misma historia de ese club fundado en 1852, yendo hacia el cual se suicidó en un carruaje Leandro N. Alem. Entre otros, estaban Armando Ribas, María Sáenz Quesada, José Luis de Imaz, Enrique Mayochi, Bartolomé Tiscornia, Luis Vincent de Urquiza, Víctor Massuh, Delfina Gálvez de Williams (hija del escritor Manuel Gálvez), que a los 93 años sigue escribiendo libros.

La obra presentada está dedicada a "aquellos que se tomaron en serio la tarea de construir una Nación y a los pocos que, desde un presente conflictivo y hacia un futuro incierto, intentan seguir su ejemplo". Se pregunta cuáles eran sus creencias, sus dudas; si sus ideas fueron siempre las mismas, cómo influyeron las ideas liberales llegadas de Europa en la religión católica aprendida en sus hogares y escuelas. Sin perjuicio de antecedentes y consecuencias, está centrado en el siglo XIX.

En la presentación habló sobriamente la autora, quien agradeció a todos y expresó que el tema de la influencia masónica en nuestra historia no ha sido demasiado tratado, falta que no puede atribuirse sólo a prejuicios o a falta de interés. La primera razón, reconocida por los propios masones, según estimó, es la escasez de documentos. O no existían por haber sido destruidos o los propios protagonistas no querían mostrarlos por distintas razones (ser mal interpretados, perder el halo de esoterismo y misterio que los caracterizaba). Consideró que esa actitud ha cambiado actualmente. Eduardo Callaey, historiador, miembro de la Academia de Estudios Masónicos de la Gran Logia de la Argentina, se explayó en aspectos de la trayectoria de la organización en el país.

Estaba previsto que hablara Bartolomé de Vedia, presidente de la Academia de Periodismo, pero no pudo estar por un problema de salud, y en su lugar habló Roberto Bosca, abogado, profesor de Doctrina Social de la Iglesia. Señaló que el libro pone en claro aspectos que permanecen en la leyenda y el mito, y consideró que muestra realidades sin acomodamientos de uno u otro lado, sin leer la historia como una dialéctica de opuestos. Pero expresó que por lealtad a la verdad y honestidad intelectual, "no todo ha de ser té con masitas", como dice su amigo, el rabino León Klenicki. Y en ese sentido, consideró que la masonería y el catolicismo no son asimilables el uno al otro, básicamente porque el relativismo no es conciliable con el mensaje cristiano. Aunque ser diferentes, consideró, no quiere decir que no pueda haber una valoración recíproca.

El libro será presentado por segunda vez en la Feria del Libro el 5 de mayo, donde hablará de nuevo Callaey, junto con un sacerdote, el padre Ernesto Salvia.

Por Jorge Rouillon
jrouillon@lanacion.com.ar