domingo, agosto 22, 2010

LA PIEDRA BRUTA Y LA MORAL DEL APRENDIZ

 

Q:.H:. OCTAVIO TAPIA LU

Resp:. Log:. Unión Fraternal Nº 21 -  Gran Logia de Panama

Una reflexión sobre el significado simbólico de la Piedra Bruta, sugiere una estrecha relación con un sistema moral que la Masonería nos enseña en torno a la perfección del hombre, en la búsqueda del desarrollo espiritual y hacia las conductas sociales basadas en valores, el respeto, la fraternidad, la humildad, la tolerancia y los derechos del individuo.

Este sistema moral es representado por la piedra rudimentaria, que desde muy temprano, a nivel de aprendiz, nos estimula a un incesante trabajo en torno a las prácticas y doctrinas masónicas, en un vehemente deseo de buscar la Verdad. De ahí la estrecha relación de sentido entre la Piedra y el Cuarto de Reflexión, negro en su apariencia, donde sobresale la antigua fórmula alquímica y hermética V.I.T.R.I.O.L,: "Visita Interior Terrae, Rectificando Invenies Ocultum Lapidem", (Visita al Interior de la Tierra, Rectificando Descubrirás la Piedra Oculta).

Pero la búsqueda de la Verdad o el descubrimiento de un sentido superior de la vida como respuesta a nuestra propia existencia, sólo es posible por medio de una profunda indagación de nuestros sentimientos y la mejor disposición a un verdadero trabajo interior. Es así cómo el trabajo masónico consiste simbólicamente en perfeccionar la existencia humana, a través de un permanente y sucesivo proceso de transformación. La "piedra bruta" constituye el símbolo del Aprendiz, la "piedra cúbica" simboliza al Compañero y la "piedra cúbica en punta" al Maestro, las cuales en su conjunto, simbolizan el motivo central de la superación permanente y constante en la búsqueda del pensamiento independiente y de la perfección.

Esta atribución de sentido simbólico al moldeamiento de la piedra como unidad de toda construcción, se basa en el trabajo realizado por los antiguos masones operativos, verdaderos albañiles. Los constructores medievales, que erigieron grandes edificaciones y catedrales góticas, adornaron bellamente a Europa, cuya obra se aprecia hasta nuestros días. Organizados en una orden con tradiciones iniciáticas, basados en el estudio del simbolismo, con un sistema conceptual del hombre, de la vida y del universo, eligieron la piedra como el elemento más sencillo y común, para legar la enseñanza más significativa y trascendente: que los hombres son perfectibles.

En las construcciones de Catedrales, la misma comenzaba materialmente cuando la piedra, en su estado más natural, recién cortada de su veta era retirada de la cantera, para ser sometida al trabajo de pulimento que el picapedrero debía realizar, a fin de hacerla útil al plan constructivo a seguir, dándole las debidas dimensiones y formas, además del necesario pulimento. Ello implicaba una habilidad, un conocimiento, un arte y una forma de vida.

Expresiva de esta percepción de la existencia humana, el destacado Poeta y Alquimista Medieval, Clovis Hesteau de Nuycement en su "Poema Filosófico de la Verdad de la Física Mineral" editado en París en 1620, citado por Fulcanelli en el "Misterio de las Catedrales", escribe el siguiente mensaje hermético:

"Ve por este camino, no por otro, te advierto.

Observa solamente las huellas de mi rueda

Y para dar a todo un calor igual,

No subas ni desciendas al cielo y a la tierra

Si demasiado subes, el cielo quemarás;

Si bajas demasiado, destruirás la tierra.

En cambio, si mantienes en medio tu carrera,

el avance es seguido y la ruta más segura".

Los aprendices buscamos y escogemos las piedras que deben ser preparadas para la construcción del templo y debemos empezar a moldearlas y darle forma a golpe de cincel. Ello deberá ser continuo y pausado, con inteligencia y disciplina, con paciencia y dedicación, con una precisa fuerza que, golpe a golpe de cincel, moldee gradualmente las partículas de la piedra hasta desbastarla. Según sea la resistencia de la piedra, el uso de la fuerza deberá estar en equilibrio con el peso y la solidez de las herramientas; el mazo y el cincel.

Es esta alegoría, la que justamente encierra el motivo central de la existencia humana, cuyo escultor es el propio Yo interno de cada uno hacia el logro de la perfección, al fortalecimiento del espíritu, aprender a disciplinar de manera constructiva todas sus facultades, al conocimiento de uno mismo y de las circunstancias que lo rodean. El logro de la perfección, simbolizada en el pulimento de la piedra, consiste en desprenderse de errores, prejuicios, odios, desarmonías e intransigencias, existentes en la vida interna, así como de aquellas derivadas de las relaciones sociales entre los hombres, tales como el "desorden profano", la oscuridad del fanatismo y la barbarie de la intolerancia.

Lograr la trascendencia a un plano más elevado es cumplir con el elemental compromiso humano de mejorar cada día, en todos los aspectos de su existencia, modelando el carácter y el desarrollo de la personalidad, de acuerdo a valores, como el constante progreso, la pasión por la sabiduría, el conocimiento y el repudio de la ignorancia, la virtud, la búsqueda de lo bello como alternativa, así como el amor a sí mismo y a los semejantes.

De acuerdo a esta atribución de sentido simbólico de la "piedra bruta", existe potencialmente en cada persona, en su calidad de protagonista primario de la historia humana y de su propia vida, un estado de perfección inherente, latente en todas sus formas de expresión, la cual es necesaria reconocer, educar y hacer explícita por medio del trabajo, el estudio y de la obra que masónicamente simboliza el desbastamiento de la piedra informe.

Ahora bien, desde nuestra perspectiva de aprendiz masón, es en la "piedra bruta" donde se representa la fortaleza y la moral del Primer Grado, en la actitud para aprender, del esfuerzo y dedicación que en ello se ponga. Este es el principio y el fundamento en que descansa todo progreso, toda vez que se efectúa reconociendo, asimilando y dominando lo aprendido, a pesar de las circunstancias de la vida y de la sociedad en que nos insertamos, con las respectivas experiencias que se deriven de esta relación.

En la historia de la humanidad, han existido distintas formas de concebir la idea del perfeccionamiento y la búsqueda de la felicidad, expresado en el cambio cualitativo, por un lado, en sus relaciones con los demás y por otro, desde la perspectiva del crecimiento espiritual personal. Así, desde el helenismo, el budismo, el cristianismo, el islamismo, el renacimiento y la denominada modernidad, han significado para la historia humana, distintos niveles y formas de interpretar la realidad social, las relaciones entre los hombres y su  concepción de lo trascendente.

En la sociedad de hoy, caracterizada por distintas crisis estructurales, económicas, políticas, ideológicas y humanas, se manifiesta directa o indirectamenta, la pérdida de una de las aspiraciones históricas entre los hombres: la búsqueda de la felicidad.

Por el contrario, el conjunto de las crisis han estimulado en la sociedad moderna, el pesimismo, la decadencia de valores, la atracción por lo efímero, el consumismo y la posesión material, el individualismo, el hedonismo y la ausencia de sentimientos de solidaridad y fraternidad. La sociedad actual nos muestra que el interés del individuo apunta al goce inmediato, al usufructo de lo material como camino de la satisfacción espiritual y a las relaciones sociales basadas en la vanidad, la arrogancia, la prepotencia del poder y de la abundancia, precipitando al hombre moderno hacia una constante deshumanización.

En este contexto, la transformación interna del Aprendiz Masón, a través del pulimento simbólico de la piedra bruta, debe crear en su conciencia, la necesidad de superar las condiciones de arrastre de su materialidad pasada y actual, producto de la vida profana. El trabajo de transformación de la piedra bruta, significa simultáneamente para el aprendiz, la transformación de sí mismo en su condición de masón. Simbólicamente muere para nacer a una nueva vida. He ahí su fortaleza moral, en el descubrimiento de su unidad y esencia interna, en la conciencia de su propio ser y la estimulación de sentimientos nobles, lo cual implica un doble proceso psíquico, en permanente equilibrio:

Por un lado, la capacidad intelectual de razonar, de aprender de la experiencia, de reflexionar en torno a ella e interpretarla, en miras a establecer las formas de interacción entre la conciencia y lo externo a ella. Por otro, el conocimiento intuitivo, emocional, en otras palabras, el volcamiento al interior de la conciencia. Esta consiste en la faceta espiritual del pensamiento humano, que facilita acceder a un conocimiento superior, a través de tres etapas, según el filósofo austriaco Rudolf Steiner, en su "Filosofía de la Libertad", a saber: la preparación, que desarrolla el sentido interior; la iluminación que hace brotar la luz espiritual; y la iniciación, que establece el contacto con las altas realidades del espíritu.

Sin embargo, para acceder a un conocimiento espiritual o superior, el aprendiz deberá asimilar y experimentar en su conciencia, el sentimiento de la enseñanza simbólica del pulimento de la piedra bruta, es decir, la devoción, la vida interior y la calma interior. Sólo de esta forma llegan a aflorar en la conciencia del aprendiz, los valores de fraternidad, de caridad y de tolerancia, los cuales nos hará más dignos de nuestra condición de masones.

Por último, mientras más nos acerquemos a nuestro ideal de perfección, seremos más humanos y, paulatinamente, iluminándonos con la luz de nuestros hermanos para desbastar con certeros golpes la piedra bruta, algún día seremos piedras cúbicas, trascendiendo a planos superiores, para satisfacción de nuestros propios retos, para beneficio de la humanidad y para la gloria de la augusta institución Masónica, como escultores de nuestros propios templos y destinos.

 

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UNIÓN, LEALTAD y SINCERIDAD

Por el Q:. H:.ERICK VARGAS

La inagotable literatura y las muchas definiciones académicas coinciden en señalar que la finalidad de la Francmasonería es buscar la felicidad humana a través de la Tolerancia y el Amor; y por su intermedio:   perfeccionar las costumbres; glorificar la justicia, la verdad y la igualdad; combatir la tiranía y los prejuicios. Si bien, la extensión geográfica es el mundo entero, requiere indispensablemente de miembros que representen hombres libres, de buenas costumbres, tolerantes, no dogmáticos, tenaces y buscadores de la Verdad.

Todos estos miembros, reciben el título fraternal de Hermano, con el que se distinguen dentro de la Francmasonería. Todos nosotros somos Hermanos en el sentido de la conciencia de nuestros anhelos; lo

somos por nuestro común ideal de fraternidad y solidaridad entre todos los hombres; además mantenemos un mismo sentido de humanidad, por un mundo donde impere la concordia y la paz. Como hombres no reunimos todas esas virtudes, ni somos ajenos a las debilidades humanas; pero justamente, al ingresar en la Institución, estudiamos y trabajamos por el perfeccionamiento humano como objetivo.

Existen tres condiciones distintivas del Hermano Masón y que son virtudes muy parecidas:

1. LA UNIÓN:    Sólo formando un todo con nuestros Hermanos Masones es que la Logia será fuerte y respetada. Acatando las decisiones de la mayoría y las de los DD:. OO:., y procurando cumplir todas las iniciativas de los Hermanos ayudándolos en las obras que emprendan, recordando que solamente la unión trae consigo la armonía y el éxito en el taller.

2. LA LEALTAD:     Esta es una de las más importantes virtudes masónicas, y en ella están comprendidas la honradez, la fidelidad, la justicia, el amor fraternal y la bondad. La lealtad es un gran elemento de fuerza en una Logia Masónica. El Hermano Masón que ajusta su conducta a las enseñanzas recibidas en ella, apoyando a su Ven:. Maest:. y a las DD:. y OO:., y respeta los derechos ajenos y los principios de la Masonería, es leal a su Logia y por ende a sí mismo.

3. LA SINCERIDAD:    Si no podemos ser enteramente sinceros con nuestros Hermanos Masones, es preferible retirarnos. Cuando estrechamos la mano de un Hermano, ese apretón es prenda de nuestra sinceridad. Ni él te puede fallar ni tu le puedes fallar. Tenemos obligaciones mutuas, debemos hacernos las mismas concesiones y tenernos el mismo respeto. Esa sinceridad debe extenderse a los principios morales que profesamos, nuestra prosperidad no hará más que reforzarlos y la adversidad no podrá quebrantarlos. Sólo entonces podremos decir que somos sinceros con nosotros mismos.

Filosóficamente, la Masonería considera que cada uno de nosotros es un ser imperfecto. El hombre en su imperfección y, utilizando las herramientas del Libre Albedrío, tiene la alternativa de elegir entre el bien y el mal, entre virtudes y vicios. Nosotros, los Hermanos Masones, pulimos nuestra Piedra Bruta, nuestra piedra natural, nuestra personalidad, con el estudio de la Simbología Masónica en una disciplina hermética y ritualista con la finalidad de acercarnos a la Verdad, con la finalidad de tender al perfeccionamiento humano dentro de nosotros mismos e irradiándolo y aplicándolo al mundo externo, al mundo cotidiano.

Esta concepción no pretende en nadie la Perfección. Ella está sólo en el Oriente de donde viene la Luz y hacia donde nos dirigimos y sólo la posee el G:.A:.D:.U:.. Cada uno de nosotros siempre estará en un estado relativo frente a la Virtud en su concepto verdadero y absoluto. En este estado de la Virtud de Humildad Relativa, la contrapartida es la Vanidad Relativa. La Masonería no la niega, la acepta como una situación de imperfección, como una realidad que, en la medida que el Masón pule su piedra bruta, su personalidad, ella, la Vanidad, disminuye en favor de la Humildad. Pero, la Humildad, también ella es imperfecta.

En este dilema entre Humildad y Vanidad, que esta última, en ningún caso será un Vicio a menos que se manifieste en sus grados extremos, al igual que la Humildad dejará de ser una Virtud, si es exagerada.

La Masonería resuelve este problema con el reconocimiento al Hermano estudioso, al Hermano preocupado e interesado en seguir perfeccionando su personalidad con el estudio y el conocimiento de la Simbología Masónica, teórica y prácticamente, con un sistema de Ritos y Grados jerárquicos que le permiten, al Hermano Masón, al ser humano imperfecto, encontrar una solución inocente e inofensiva a su estado natural de Vanidad Relativa inevitable, con una dosis de ella mensurada, controlada y compatible con la Virtud de la Humildad que, fundamentalmente, debe manifestarse en su máxima expresión tanto en el mundo profano, como en nuestro mundo masónico en su exacta ubicación jerárquica como premio a nuestro esfuerzo.

 

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ARMONÍA EN EL TEMPLO

 

M. GUTIÉRREZ S.  M.: M.:

R:. L:. Diego de Ordaz Nº 175. Or.: de Puerto Ordaz , Venezuela.

Mediante la Teoría Ondulatoria el Hombre ha conseguido la comprensión, el conocimiento y hasta el dominio de diversos fenómenos físicos que ocurren en la naturaleza. En esta Teoría se expresa que esos fenómenos son vibraciones, es decir corpúsculos que se mueven con un movimiento periódico que posee una determinada longitud de onda (o camino que recorren alternativamente), una cierta frecuencia (o número de ciclos por segundo), y una característica amplitud (que cuantifica su intensidad).

El sonido se considera una vibración  y el desarrollo de la acústica (o conocimiento y técnica del sonido) ha sido tan grande que prácticamente se puede decir que nada le queda por conocer. Además su máxima manifestación, la Música, se ha convertido en un verdadero arte, para goce y disfrute de la especie humana.

La luz se considera también un fenómeno vibratorio; y aunque esta teoría no se ajusta totalmente a lo que ocurre en los diversos fenómenos lumínicos, los éxitos obtenidos en la descomposición de la luz en sus diversos colores componentes le han dado la categoría de práctica hipótesis explicatorio de uso temporal. Además el cromatismo unido al dominio de las formas y de las proporciones ha permitido el desarrollo del arte de la Pintura; para satisfacción de la raza humana.

La parapsicología ha utilizado la Teoría Ondulatoria para expresar que los sentimientos, los pensamientos y al fin la Vida misma sólo son fenómenos vibratorios. Gran parte del progreso alcanzado por esta forma de estudio (la parapsicología) se ha debido a que, en realidad, estos fenómenos en algunas circunstancias se rigen por las leyes enunciadas por la Teoría Ondulatoria.

Según esta Teoría cuando dos o más cuerpos vibran simultáneamente se pueden producir las siguientes combinaciones:

a.‑ RESONANCIA.‑ En estos cases las vibrations de los cuerpos son mutuamente aumentadas entre sí; llegando al caso extremo en el cual un cuerpo que no está vibrando es inducido a hacerlo porque otro lo hace con la misma frecuencia que él vibraría. Ejemplo de esto se puede observar cuando se toca un diapasón frente a un piano, inmediatamente comienza  a vibrar aquella cuerda que emite un sonido de una frecuencia igual a la que emite el diapasón.

b.‑ ANULACIÓN.‑ En estos cases especiales las vibrations de los cuerpos son mutuamente disminuidas hasta llegar a la detención de los movimientos, y cese de las vibrations.

c.‑ INTERFERENCIA.‑ Este es el caso más general; aquí las vibrations de todos los cuerpos que participan son mutuamente influenciadas hasta obtener una vibración única resultante. Esta vibración resultante puede ser armónica o agradable, cuando entre las vibrations que emiten los cuerpos que participan existen afinidades, que se expresan  por relaciones matemáticas simples entre sus distintas frecuencias. Es inarmónico o desagradable cuando entre las vibrations que emiten los cuerpos que participan no  existen afinidades.

Estos conceptos simples de Teoría Ondulatoria tratemos de aplicarlo a lo que ocurre en el Templo masónico cuando se realiza una Tenida. Debemos tener presente que según ella las personas emiten vibrations a través de sus pensamientos, sentimientos y acciones; además el Templo mismo es un gran emisor de ondas. En estas circunstancias se puede producir una tremenda armonía cuando todas las vibrations emitidas coinciden, es decir poseen una longitud de onda y una frecuencia que corresponde al espíritu masónico; y ojalá que sean emitidas con la mayor intensidad posible.

Sin embargo, estas condiciones óptimas son difíciles de conseguir en la práctica porque suelen presentarse una, varias o todas las situaciones que a continuación se señalan:

- DECORACIÓN DEL TEMPLO. Es evidente que el principal centro emisor de ondas, el Templo, no vibrará con sentimiento masónico si está decorado con elementos profanos que no corresponden al Simbolismo Masónico. Por muy bonito, o de gran importancia histórica profana que sea el motivo de la decoración, si no corresponde al Simbolismo Masónico no debe encontrarse en el templo. Debemos recordar, además, que la principal lección de Simbolismo Masónico para el grado de Aprendiz, es interpretar los diversos elementos que decoran un Templo; así que intercalar en él un elemento profano es entorpecerle el aprendizaje del Simbolismo creándole confusión mental.

- CUMPLIMIENTO DEL RITUAL. Se creará una tremenda resonancia armónica cuando cada Q:. H:. ejecute en forma correcta y en el instante adecuado la parte que le corresponde dentro de los Rituales; ya que en esos momentos existe una gran coincidencia de pensamientos y por consiguiente una gran emisión de ondas mentales simultáneas. Por otra parte se crea una interferencia inarmónica cuando, por tratar de ayudar a un miembro de la oficialidad que no ha hecho lo que el Ritual le exige, un Q:. H:. ejecuta un acto que no le corresponde. (ejemplo: adornar el Ara). Sobre esto, se estima preferible en esas circunstancias detener el Ritual hasta que el miembro de la oficialidad realice lo que le corresponda, o hasta que el V:. M:. le solicite que lo ejecute. De esta manera se produce una "detención", no una interferencia; además la enseñanza que recibe el Q:. H:. olvidadizo es superior a la otra, y muchas veces le crea un recuerdo inolvidable.

- USO DEL MANDIL. El Mandil es el elemento que más diferencia las labores profanas de las masónicas hasta el punto que estas últimas no pueden realizarse sin él y su uso es obligatorio para poder ingresar al Templo. Además, cada grado posee un tipo Mandil específico con un tremendo significado simbólico para las enseñanzas de ese grado. De acuerdo con ello todo Q:. H:. que durante una tenida no utilice el Mandil que le corresponde según el grado que posee en la Masonería Simbólica está en desarmonía masónica, y se transforma en un centro emisor de ondas que interferirán el espíritu masónico que debe imperar en la tenida. Además con esta acción pierde toda autoridad moral para poder explicar, y enseñar, el simbolismo que contiene el mandil de cada grado.

Debemos señalar que en la Masonería Simbólica se deben utilizar solamente los mandiles del Simbolismo; para la Capitular, los correspondientes al Capítulo; y así sucesivamente.

- UBICACIÓN EN EL TEMPLO. Durante una Tenida cada Q:. H:. tiene que ocupar una determinada ubicación en el Templo, que está definida, ya sea por el cargo que ocupa en la Oficialidad o por el Grado Masónico que posee. El Simbolismo Masónico hace frecuentemente alusión a esto y expresa: "La Columna de Maestro", "La Columna Norte", "La Columna de Compañeros", etc. Además lo relaciona, fuertemente, con los importantes conceptos de "Rayos Solares" y " Luz". No ubicarse en el Templo en el lugar que le corresponde significa negar una gran fuente de simbolismo, y por esta acción, emitir ondas que están en desarmonía con el espíritu masónico.

- ACTITUD MENTAL. Se producirá armonía entre los concurrentes a una Tenida cuando todos ellos estén mentalmente inspirados en los mismos ideales masónicos; es decir en el deseo de autoperfeccionamiento y en la creencia en un ideal superior. Y si existe coincidencia plena se producirá una gran resonancia con tremendas ventajas para todos los presentes. Por otra parte, si algún Q:. H:. no ha podido olvidar sus problemas profanos y se mantiene pensando en ellos y no en los ideales masónicos, emitirá ondas que producirán grandes interferencias que pueden llegar hasta anular los pensamientos e ideales de los otros presentes. En relación a esto podemos expresar que la finalidad del Ritual de Apertura es facilitar la transición mental desde el ambiente profano a uno masónico; para ello cada uno de los concurrentes debe impregnarse del esoterismo que emana de ese Ritual.

- CONVERSACIONES ANÁRQUICAS. Uno de los rasgos característicos del comportamiento masónico, ya sea dentro del Templo o en el mundo profano, debe ser la forma en que se utiliza "La Palabra" y el método con que ocupa "El Silencio". Para conseguirlo, en todas y cada una de las Tenidas, tanto el V:. M:. nos lo recuerda en el Ritual de Apertura, como el desarrollo mismo de la Tenida nos lo enseña. Además toda Tenida Masónica debe desarrollarse según un rígido procedimiento. Así que una de las más grandes fallas de desarmonía que puede producirse en un Templo, se origina cuando dos QQ:. HH:. conversan anárquicamente entre sí, desligándose del desarrollo de la Tenida.

- GRADO DE LA TENIDA. Lo que más caracteriza al método de enseñanza masónica es ser gradual; significando con esto que cada grado tiene una materia específica que tratar;  por lo tanto todo Q:. H:. debe saber tanto, y nada más que, lo que corresponde a su grado, como a todos los otros grados inferiores al que posee. Además, y en complementación de lo anterior, en el Templo sólo se permite la presencia de QQ:. HH:. que poseen un grado igual o superior al que tiene la Tenida que se celebra. Por consiguiente, produce una gran desarmonía masónica conversar en una Tenida de temas o materias que correspondan a grados superiores. Por otra parte el hecho de hacer alusión a grados superiores muchas veces despierta prematuros apetitos de adquisición de grados, que por ser prematuros son inmerecidos, y por consiguiente no deben satisfacerse.

- INGRESO TARDÍO. Genera una gran interferencia y produce una gran desarmonía, el hecho que ingrese a una Tenida un Q:. H:. después de haber comenzado la Tenida especialmente cuando el ingreso se hace "con ceremonia", o demasiado profanamente. En realidad "corta" la Tenida y rebaja el sentimiento masónico que estaba ya creado.         Se  puede expresar que el obsequio que trae a la Tenida un Q:. H:. que ingresa tardíamente a ella es semejante a una caja de Pandora. Por otra parte debemos recalcar que según el mismo ritual de las Tenidas sólo se permite el ingreso a ella, después de haber iniciado, en ciertos instantes bien determinados (al terminar de leer el Trau, antes de circular el Sa, de Pro )

Estas son las circunstancias que más corrientemente ocurren y que producen que rebajen el espíritu de armonía masónica que debe imperar en toda Tenida.  Sin embargo, y para finalizar, se ha dejado lo más importante:

“NO PODRÁ EXISTIR JAMÁS ARMONÍA MASÓNICA EN UNA TENIDA SI NO EXISTE EN TODOS Y CADA UNO DE LOS QQ:. HH:. UN VERDADERO AMOR FRATERNAL HACIA TODOS LOS DEMÁS QQ:. HH:..  ADEMÁS QUE CADA UNO DE ELLOS DEBEN ESTAR INSPIRADOS EN LOS IDEALES DE AUTOSUPERACION Y PERFECCIONAMIENTO, BASADOS EN LOS PRINCIPIOS DE TOLERANCIA, LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.“

MASONES QUE NO CONCURREN A SUS LOGIAS

 

Con frecuencia oímos decir que determinado Q.:H:: que no concurre a las Tenidas es una buena persona, tiene espíritu masónico pero tiene mucho trabajo, está muy ocupado. Nunca compartimos esa forma de encarar el problema: siempre creímos que es una benevolencia equivocada, que hace mal a la orden y hace mal al Hermano. Es muy fácil decir "yo pertenezco a la masonería y desentenderse de todo lo demás:¿Qué pasaría si todos hiciéramos lo mismo? ¿Si a la hora de la tenida siempre estuviéramos viendo televisión, leyendo, con los amigos o simplemente durmiendo?. A estos QQ.: HH:: Muy Buenos se deben esas Logias anémicas, que apenas llenan los principales puestos, que en medio de un general e inevitable aburrimiento arrastran una vida masónica penosa y lamentable.

Para ser Masón autentico no basta figurar en el Cuadro Logial, es necesario quemarse diariamente en la llama de la acción y la militancia.

. ¿Qué interés, qué estimulo pueden sentir el Venerable Maestro y los Queridos Hermanos que concurren regularmente?

Esos QQ.: HH.: Muy Buenos destruyen la base de la institución y ya se sabe que la grandeza de la Masonería radica en su base, es decir, en sus obreros, en todos nosotros. Así la Orden no progresa, no se fortifica, así no cumple con su deber. En cuanto al Hermano si no asiste no puede vibrar con nosotros, no siente el ímpetu de la vida del Taller, perceptible o no pero real y verdadera.

Se podrá llamar Masón pero no se puede ser Masón sin concurrir a las Tenidas. Pero hay más; no se puede ser masón si no se integra al CUERPO MENTAL y al plano espiritual de la Logia. Cuando el Venerable Maestrodice "Silencio y en Logia, mis Hermanos" se crea un cuerpo mental colectivo que nos envuelve a todos. Es entonces cuando la cadena de unión, esa cadena de unión que está aplicada al muro, baja hasta nosotros, palpita, se  humaniza, nos libera y nos une: nos libera del polvo de todos los caminos, del lastre de la vida profana, de las fuerzas negativas que actúan en nosotros mismos y nos une en un plano superior de bondad, de tolerancia, del afán de superación, es decir, nos une a un nivel masónico: Y esa emoción no la puedo sentir yo ni nadie si estoy sentado en mi casa, leyendo, con mis amigos o durmiendo entre otras cosas. Si no sabemos como opina el Taller o la Orden sobre determinado problema, si no nos formamos en la fragua masónica, si no aprendemos a manejar las herramientas de la vida superior, ¿Cómo vamos a influir; sobre quiénes vamos a influir?

Se ha dicho siempre que no deben traerse aquí las pequeñeces y resquemores que nos separan de la vida profana, pero si se deben llevar hacia fuera la comprensión, la tolerancia, el respeto, la fraternidad que prevalecen en nuestra convivencia. ¿Cómo vamos a llevar hacia fuera esas buenas prácticas si empezamos por no practicarlas? Si queremos influir en el mundo profano tenemos que asistir a las Tenidas, por Muy Buenos que seamos.

Hay más la Orden elige a sus hombres, los educa, los mejora, los transforma, pero ese proceso no se improvisa, no se opera por milagro, no se opera por el sólo hecho de estar en nuestros registros, por Muy Buenos que seamos. La Orden tiene ese proceso perfectamente organizado desde el primero hasta el último grado. Entre nosotros nada responde a la casualidad o la suerte, todo está cifrad en la razón y en el análisis. Es un sistema moral y filosófico"velado por el misterio y embellecido por los símbolos.", es el más perfecto sistema, sin duda alguna, que el hombre ha creado para su convivencia, pero ese sistema no funciona con entelequias, nombres escritos en Cuadro Logial. ¡No!  Ese sistema funciona con hombres de carne y hueso y esos hombres son su arma, su instrumento y su triunfo: Para que ese sistema funcione es preciso concurrir a la Logia.

Hay más: todo lo que aumenta la libertad del hombre aumenta su responsabilidad. La Masonería, para el que la entiende, aumenta la libertad interior, ayuda a pensar, suprema tarea y en consecuencia aumenta y compromete su responsabilidad. Y uno de los primeros deberes que son inherentes a esa cuota de responsabilidad es el de asistir a Logia. Porque cabe preguntar ¿dónde está la vida masónica, el mundo masónico que hemos escogido libremente, la esencia de sus enseñanzas?. ¿Estarán en la oficina, en la fábrica, en el estudio o consultorio profesional o en la calle? NO. Están en la Logia.

Alguien podrá llamarse Masón, decir que figura en nuestros registros, pero nadie puede ser masón si no vive nuestra vida masónica y para eso es imprescindible concurrir a Logia.

Puedo resumir y sintetizar todo lo dicho en los siguientes términos; la finalidad más allá de la Masonería, el ideal mas puro y la ambición más noble y, a la vez, la tarea más difícil, la superación del hombre, la planificación del hombre, eso, mis QQ.: HH.:, no se obtendrá nunca con Masones que no asisten a Logia.

Revista Talleres Año III Nº 20.1965. Montevideo Uruguay.

Hernando Sequera M:.M:.

Resp:. Log:. "Sol de Guayana" Nº 218

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