sábado, marzo 05, 2005

EL EGREGOR DE LA LOGIA ::Sobre un tema que debería ser tratado en todas las Ordenes de Iniciación::

DIONISIO E. JARA R.*
INTRODUCCION

La palabra “Egrégor” es una voz verbal del griego clásico. Significa vigilar, velar, estar despierto, no dormir. Por extensión, la raíz sustantiva ha significado vigilia, vela, privación de sueño. Por tanto, el concepto masónico de Egrégor es “Vigilante” de la Logia.

Rizardo da Camino, en su Diccionario Masónico, nos dice que Egrégor es un “Cuerpo Místico que se forma con sus propias peculiaridades, después de la apertura del Libro Sagrado, cuando todos se unen con las mentes para el acto de crear”.

Son muy pocos los escritores que nos entregan una definición sobre el significado de nuestro tema; Mouni Sadhu es uno de ellos y en su obra “El Tarot”, nos dice que el Egrégor es una entidad colectiva, tal como una nación, estado, sociedad, religiones, sectas y sus adherentes, e incluso organizaciones humanas menores. La estructura de los Egrégores es similar a la de los seres humanos. Tienen cuerpos físicos, astrales y mentales por lo que se constituyen en la suma total de todos estos elementos.

Los Egrégores tienen formas peculiares en los mundos superfísicos, similares a sus representaciones simbolizadas, como el león de Gran Bretaña, el gallo de Francia, el águila de Alemania, etc. Estas formas – como lo declaró Paul Sédir, que las observó antes de la primera Guerra Mundial – pueden ser vistas por una persona clarividente, o por otras con la directa asistencia de un Maestro espiritual, como lo fue el caso de Sédir. En sus “Initiations” nos cuenta cómo, poco antes de 1914, el misterioso Monsieur Andréas le mostró el futuro de Europa para algunos años adelante. Habla de la tragedia de su amada Francia, que luego se desangró en la primera Guerra Mundial. En la siguiente visión, que también fue provocada por el mismo Andréas, también se le mostró a Sédir el pasado lejano, volviendo al tiempo de Santa Juana de Arco e incluso habló con ella y tomó parte de la ceremonia mística que siguió en las mazmorras y celdas del viejo castillo, donde la Santa fue reducida a prisión antes de su ejecución en la hoguera. Existe un momento en la historia, cuando Sédir – como puede verse por su narración – pudo apreciar asimismo el futuro distante, probablemente la Segunda Guerra Mundial, tan desastrosa para Francia. Pero se le prohibió revelar algo sobre eso, aunque su profunda preocupación queda en evidencia a través de sus tristes palabras al final del capítulo. En todas estas visiones, el Egrégor de Francia tenía la forma de un gallo, mientras que los otros estaban representados por diferentes pájaros y animales, como los comentados anteriormente.

Una obligada referencia debemos hacer del Maestro contemporáneo de la antigua Filiación Rusa del Martinismo, Gregory Ottonovich de Mebes, más conocido por sus iniciales “G. O. M.”, quien en su obra escrita en idioma ruso “Curso Enciclopédico de Ocultismo” escrita en la ciudad de Saint-Petersburgo entre el año 1911 y 1912 y traducida al español por el antiguo miembro de la Orden Martinista de Chile, Sergei Veshñacov, nos hace referencia en el capítulo dedicado a la explicación del XI Arcano, el desarrollo de diversas instancias iniciáticas, religiosas y filosóficas desde el punto de vista de la construcción egregórica. Su análisis tiene una visión desde la dinámica del Tetragrámaton (el Nombre Sagrado de Dios) y como ella se proyecta en sus diversas etapas hasta encontrar una solución y explicación lógica a la historia y objetivos secretos de las sociedades de iniciación. Sin embargo, no podemos entrar en el estudio de dicho texto ya que requiere de un tratamiento especial y de un auditórium preparado para comprender tales conocimientos. Solamente lo citamos para que los Hermanos estudiosos e investigadores busquen en sus profundos conocimientos, estadios superiores de aprendizaje.

EL PODER DEL PENSAMIENTO, BASE DE TODA CONSTRUCCION EGREGORICA

Para que una Tenida Masónica, o de cualquier Orden Iniciática que sea, dé el efecto deseado, cuyo objetivo es posible percibir por el sentido impreso en el ejercicio del Ritual con el que esta opera, es que el lugar donde se reúne, debe estar exclusivamente dedicado para el oficio iniciático en el cual se trabaja. Egregóricamente hablando, no es conveniente dedicar un lugar usado comúnmente para actividades profanas, para convertirlo en forma ocasional en un lugar para la actividad iniciática.

Por el contrario, tampoco es conveniente, desde este mismo punto de vista, que un Templo dedicado al uso de un Ritual preciso, se convierta por cualquier razón, en un lugar para actividades profanas.

Una Tenida masónica debe llevarse a cabo, tanto en el desarrollo del Ritual como en las intervenciones personales que surgen en el debate o análisis de alguna enseñanza, en la más justa y completa armonía. Si uno o más miembros de la Logia, estuvieren pensando, por ejemplo en forma vanidosa, sobre lo ostentoso de los paramentos que lucen para la ocasión, o el deseo de manifestarse en el afán de brillar y tomar parte prominente en los procedimientos del Ritual; si existieran sentimientos personales tales como haber ingresado al Templo en un ánimo de sentirse ofendido, de revancha, o estar afectado por los celos y la envidia, lo más probable es que todo el ejercicio y esfuerzo por conseguir el objetivo oculto del sentido del Ritual sería algo absolutamente inútil.

Si por el contrario, al ingresar en el Templo, los miembros que participan de él hacen el ejercicio de dejar todo pensamiento, sentimiento y acción profana fuera, entonces puede resultar de un efecto muy considerable y beneficioso. Entendemos que en la mayoría de los casos es así, como también que de tales efectos no se tiene conciencia, por lo desconocido que resulta del análisis de dicho tema.

La técnica recomendable para el estudio de un tema en una Tenida en particular, es que todos los miembros que asisten a ella se encuentren al tanto sobre cuál materia se estudiará. Esto permite que todos se hayan preparado convenientemente y con antelación al día de la asamblea. No es de responsabilidad el que algún Hermano llegue a las reuniones de su Logia sin siquiera estar enterado sobre el motivo y temática que se trabajará en ella, sino por el contrario, todo Hermano debe tener una inteligente comprensión del tema que se va a tratar. Su asistencia entonces constituirá un factor de aporte al trabajo general que emprenda la Logia.

Los Aprendices, Compañeros y Maestros, tienen que hacer su trabajo, y más allá de ser simples espectadores, deben estar en condiciones de hacer aportes ciertos sobre los temas en estudio; si no se está en condiciones de hacer un aporte objetivo, al menos cada uno de ellos debe dar su opinión; esto igual sirve, pues también se acumula al resultado sumatorio que en adelante se observa en la construcción del Egrégor que se quiere tener.

Este no es un tema fácil de entender, por el contrario, requiere de cierta reflexión y meditación, pues es necesario fijarse sobre el efecto exacto de un pensamiento bien definido y sostenido en el tiempo.

Todo pensamiento suficientemente definido para ser digno de este nombre, produce dos resultados diferentes. Primeramente, debe establecer una vibración lo suficientemente definida y fuerte como para invadir todo el plano de la comprensión mental que involucra a nuestros hermanos que se encuentran a nuestro alrededor, donde al igual que la voluntad al ordenar a un dedo de nuestra mano que ejerza presión sobre una tecla definida de un piano, resulte de un sonido audible y musical; nuestro pensamiento suficientemente definido entrará en la comprensión de todos quienes asisten al trabajo de la Logia. En segundo lugar, cada pensamiento reúne a su alrededor la materia viviente del plano mental y construye lo que se denomina forma de pensamiento. Allí está el átomo simiente por el cual se construye el Egrégor de nuestra Logia.

Si nuestros pensamientos y aportes al estudio de la Logia están radicados en exclusiva a un simple ejercicio mental, donde nuestro aporte resulte de algo comúnmente repetitivo y ya sin sentido, como quien suma dos más dos, tal esfuerzo no pasa más allá de ser simplemente eso.

Si nuestra intervención ya no es una simple exposición de palabras sin gracia y sentido, sino que nuestro pensamiento expresado por el verbo lleva como sello el sentido altruista, de la aspiración elevada y de la emoción superior por los Ideales que profesamos, entonces esa simple idea como pensamiento, se desarrolla en la comprensión de los hermanos centuplicando así su fuerza y acción.

Pero, un sentimiento y un pensamiento altruista pueden morir si a su derredor moran sentimientos y vibraciones inferiores tales como el egoísmo, el fanatismo o la intolerancia.

Cuando un Iniciado piensa y hace aportes muy bien definidos desde el punto de vista de la Doctrina a sus hermanos y Logia en general, está enviando a su derredor una vibración muy potente, porque prácticamente no sufre oposición, al igual que un sonido en un gran silencio. Es como una luz brillante en una noche oscura. Es la visión que mediante la potencia de su vibración, remece las mentes de sus iguales para despertarlos de su sueño mental. Es el momento en que se esclarecen las mentes de todos y comprenden las múltiples posibilidades de un pensamiento bien dirigido, esclarecido y con emoción. Esto no quiere decir que se comprende por completo las doctrinas que nos sustentan, sino que los hermanos que lo han escuchado tienden a liberalizar ciertas posiciones del plano mental, que los dejan en condiciones beneficiosas e incalculables de recepción y creatividad.

Ahora bien, si el pensamiento de un solo hermano produce tales resultados, fácil será comprender que el pensamiento de veinte, treinta o más hermanos dirigidos al mismo fin producirá un efecto enormemente mayor. La fuerza del pensamiento unido de un gran número de hermanos es, con mucho, mayor que la suma de sus pensamientos aislados.

Un Masón u Hermano de cualquier Orden Iniciática consecuente en pensamiento y emoción con sus ideales, se constituye en un centro del cual fluyen hacia el mundo profano, las ideas y pensamientos liberalizadores hacia mentes que en absoluto han sido despertadas a ideas superiores, produciendo un verdadero aceleramiento al momento de su despertar.

Quizás muchos piensen que aquí se cierra la enseñanza, pero en verdad recién está a punto de comenzar.

EL EGREGOR Y LA LOGIA

La construcción del Egrégor de una Logia está directamente relacionada con varios aspectos que es importante anotar. De hecho, cuando se funda una Logia, esta viene a la existencia bajo ciertas condiciones, que pueden ser de tipos astronómicas, astrológicas, numerológicas, cabalísticas, etc., y que afectan toda su vida. Algunas nacen sanas y robustas, otras débiles y enfermizas, permaneciendo así durante el transcurso de muchos años.

Quienes hemos tenido alguna experiencia en visitar algunas Logias de diferentes Ritos, por ejemplo, nos podemos dar cuenta que todas tienen sus características peculiares que perduran a pesar de los individuos que entran y salen y de los que las componen en forma regular. De hecho, están animadas desde su fundación por propósitos muy particulares. Algunas Logias llevan el nombre de alguna virtud, como por ejemplo “Esperanza”, “Unión Fraternal”, “La Concordia”, etc.; otras llevan el nombre de personajes famosos, como: “San Martín”, “Mozart” etc., y otras llevan nombres de santos patronos como, “San Juan Evangelista”, “San Andrés de Escocia”, etc., todas ellas animadas por una idea sostenida en una inspiración que busca una meta en particular. Estos nombres están sostenidos por pensamientos, los cuales se revisten con materia de planos superfísicos y que permanecen como una entidad independiente, durante un tiempo más o menos largo con mayor o menor actividad, según sea el impulso original que se le ha dado y según es reforzado por nuevas corrientes de pensamiento.

Un hecho que es importante considerar, y que reafirma lo que dijéramos en un principio, el Templo de la Logia debe ser considerado como el lugar donde habita el Egrégor formado por el pensamiento colectivo de todos los Hermanos que asisten a las Tenidas.

El Templo es el lugar exclusivo para los trabajos de todos los masones y no otro lugar. La construcción y permanencia del Egrégor no puede ser perturbado por pensamientos desarmónicos, cosa que ocurre cuando dicho lugar es utilizado para fines que no son iniciáticos.

Si un Templo es utilizado en otros días de la semana para actividades de tipo profano, el Egrégor se siente desarmónicamente afectado con las formas de pensamiento creadas allí por las habladurías, comentarios, chismes, discusiones, risotadas, diversiones, diversos aromas y olores que emanan del consumo de cigarrillos, bebidas alcohólicas, etc., todos ellos como efectos de una convivencia social profana. El Egrégor ciertamente que es afectado por todos estos elementos, y nuestro deber es defenderlo de todo este perjuicio evitando que nuestros Templos se conviertan en centros de actividad profana.

Nuestro interés por el embellecimiento del Templo debe ser permanente ya que el Egrégor que construimos se ve agradablemente afectado por los pensamientos de todos los que ingresen en él. Por el contrario, lo perjudicamos, si al ingresar al Templo este se encuentra sucio, con adornos de mal gusto, los Hermanos mal decorados, los candelabros deslucidos y no lustrosos, las paredes mal pintadas, mal iluminado. El Templo puede ser sencillo pero debe estar escrupulosamente limpio, decorado de un buen gusto para estimular el respeto, el recogimiento y el estímulo para la emoción artística, porque el Egrégor debe ser perfecto en todos los sentidos, y el arte y la belleza son fundamentales para la evolución tanto del Egrégor de la Logia como de los Hermanos que la componen.

El Egrégor es formado con nuestros pensamientos, sentimientos y emociones y de acuerdo a ellos, este reacciona sobre nosotros ayudándonos tan pronto como nos pongamos bajo el amparo de su influencia.

En el Templo no debería haber ninguna murmuración, ni menos ningún pensamiento o gesto poco fraternal, pues un mal pensamiento y un acto antifraternal por parte de un iniciado es multiplicado por esta condición que al ser hechos por un profano. No da lo mismo un comentario mal intencionado de parte de un profano, que una crítica incorrecta, maligna e injusta hecha por un iniciado. Por eso, todos los hermanos deben procurar que los trabajos siempre estén poblados de los pensamientos más elevados y con las palabras más respetuosas y afectuosas. Siempre hay que dar paso a opiniones útiles, verdaderas y agradables.

Todos los miembros de una Logia son importantes. Son necesarios los Hermanos con capacidades intelectuales, para construir su cabeza; son necesarios los Hermanos de vivos sentimientos para construir su corazón, son necesarios los Hermanos cooperadores y siempre dispuestos a servir a sus demás Hermanos, para construir sus miembros. Si se da el caso que un grupo de ellos es muy excesivo, entonces la construcción del cuerpo y el alma del Egrégor también será desproporcionada.

Las Tenidas deberían ser constantes y regulares y tan frecuentes como fuere posible, no precisamente muy concurridas, pero sí los que asistieren debieran ser sinceros y entusiastas con los trabajos de la Logia. Esta actitud es fundamental para su construcción ya que necesita además ser cargada continuamente con nuevo poder.

El Gran Arquitecto del Universo es el Logos constructor, y al igual que el que crea los mundos de acuerdo a sus designios, los miembros de una Logia (que es un microcosmos) también crean al Egrégor según los patrones de pensamientos que emiten en su conjunto. Es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo un gran privilegio el tomar parte de tan magnífica forma de pensamiento, cargada de benéficas influencias que ayudará a todos los que se pongan en contacto con él.

Por cierto que el Egrégor tiene una individualidad, y es por el resultado de quienes tengan un poder de pensamiento más poderoso, fuerte y definido, elementos que son más activos al momento de definir su edificación. Sin embargo hay que tener cuidado, porque si todos los elementos que colaboran a la construcción del cuerpo del Egrégor no son lo suficientemente equilibrados, entonces es posible que nos encontremos con Egrégores de clases muy variadas. Unos pueden ser fríamente intelectuales, otros activos y batalladores, otros adormecidos y tristes, otros muy cautelosos y desconfiados.

Si visitáramos varias Logias y poseyéramos la capacidad sensitiva de captar la influencia de un Egrégor, podríamos entonces definir aún sin conocer a los miembros que componen tal o cual Logia, qué clase de Hermanos son los que tenemos en frente. El Egrégor influencia permanentemente a los miembros de una Logia, aún a aquellos que ignoran que sus nobles pensamientos son el resultado de muchos que acuden a sus mentes en el curso de su asistencia a las Tenidas de la Logia.

Finalmente y para terminar esta pequeña exposición, agregaremos que es posible construir más de un Egrégor para una sola Logia, y señalarles a cada uno de ellos ciertas misiones que tienen que cumplir por el bien de la Orden y de la Logia en particular; dotarlos a cada uno de ellos con la armadura que estimemos conveniente y con los atributos tanto en defensa como de ataque que creamos necesarios. Solo nos reservamos la técnica con la cual es posible fabricar y dar forma a estos auxiliares invisibles ya que allí radica el secreto real de lo operativo por sobre lo especulativo y que debe ser necesariamente enseñado por quienes corresponde.

Por último, agregaremos que es perfectamente posible considerar que los iniciados con capacidades innatas para el trabajo teúrgico, pueden construir de igual forma a como lo hacen para una determinada Logia, el Egrégor o egrégores para la protección de su propio hogar y entorno familiar, pero en ello, radica ni más ni menos, que los fundamentos de una enseñanza particular.

De esta manera y considerando todos los aspectos que antes hemos señalado, y si las formas de pensamiento tanto colectiva como individuales son armoniosamente construidas, pueden ser vivificadas por los Maestros Pasados, quienes son los verdaderos Guardianes de nuestra tradición, y transformarse por este medio en el canal por el cual se viertan los dones del Espíritu en casi forma tangible. Entonces la divinidad, invocada a través del Gran Arquitecto del Universo, puede enfocar su gracia en la forma de pensamiento que nosotros hemos creado.

En el Valle de Santiago de Chile, Enero de 2004 V.·. L.·.

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