domingo, marzo 06, 2005

El APRENDIZ MASON

H:.M:. RODOLFO DE URIOSTE

Cuando por primera vez como profanos llamamos a las puertas del templo, la curiosidad y el temor a lo desconocido son las emociones predominantes. Conforme avanza la ceremonia de iniciación el miedo va cediendo espacio y empezamos a percibir algunas respuestas que a su vez nos plantean nuevos cuestionamientos. Escuchamos que la masonería es una escuela iniciática que elige hombres libres para adiestrarlos en la búsqueda de la verdad a través del conocimiento y la práctica de las virtudes , que recomienda alejarse de los vicios y ensalza la tolerancia y la caridad teniendo como sus lemas la libertad, la igualdad y la fraternidad. Que su enseñanza velada por alegorías se explica mediante símbolos, y que una vez logrado el objetivo de superación personal esta debe ser proyectada en el entorno social. Ciñéndonos un mandil blanco que debe resguardarnos de los materiales con los que vamos a trabajar, nos indican que de aquí en adelante como AA:.MM:. lazos indisolubles nos unen a todos los hermanos pertenecientes a la Orden.

Regresamos a nuestro hogar con la misión de hacer entrega a nuestra esposa de un par de guantes blancos que llevamos en el bolsillo, y que constituyen un símbolo de honestidad y respeto a una de las cosas más sagradas que tiene el ser humano, su familia.

Aun embargados por las encontradas emociones vividas durante esa noche, tratamos en la soledad de nuestro dormitorio de aclarar algunas interrogantes: Será correcto el paso que hemos dado?, hemos ingresado a una secta o grupo religioso? , es una especie de ONG con carácter filantrópico? , es un grupo de gente que busca hacerse con el poder político o económico? ,o simplemente es un grupo de quijotes con ideas trasnochadas que disfrutan con los juegos ritualísticos ,y se solazan con las ideas revolucionarias del siglo XVIII ?, por ultimo, en esta época valdrá la pena ser masón?

Un poco pretensiosamente me voy a permitir responder a estos cuestionamientos:.

La masonería no es una religión por que no adora a un determinado Dios y sus templos y rituales no están dedicados a una deidad excluyente, mas bien unificando el concepto insiste en que cada uno de nosotros desarrolle sus creencias religiosas y cumpla con los compromisos adquiridos con su propia religión, insistiendo en el respeto y la tolerancia con la fe y las ideas religiosas de los demás.

Tampoco es una ONG con carácter filantrópico, porque a pesar de que recomienda la práctica continua de la caridad, su principal misión es la de contribuir a la superación personal como continuadores de una muy antigua tradición iniciática con principios esotéricos y manifestaciones exotéricas que iremos conociendo conforme avanza nuestra instrucción masónica, y por lo tanto , a través del renacimiento que representa la iniciación el masón nunca mas dejará de ser un aprendiz, aunque ostente cualquier grado superior, porque siempre deberá estar ávido de ampliar sus conocimientos.

No es un grupo en busca de poder social o económico porque su principal objetivo es la superación del ser humano entendido como una trinidad espiritual, anímica y material, pero tampoco es una escuela de santos o ángeles, aunque por supuesto al exigirnos desarrollar las mejores capacidades individuales alejándonos de los vicios y practicando las virtudes el resultado final será un mayor liderazgo social, y el convertir al iniciado en un paradigma de vida correcta en la sociedad profana.

Menos aun somos un grupo de quijotes enraizados en ideas dieciochescas, porque es totalmente evidente que los enemigos conceptuales de la masonería de esa entonces siguen completamente vigentes en los albores del siglo XXI, nos referimos al fanatismo, la ignorancia y la ambición.

La sociedad actual continua desarrollando valores negativos que determinan que “ el hombre sea un lobo para el hombre”, los fundamentalismos y fanatismos político – religiosos que se creen dueños de la verdad absoluta crean imaginarios ejes del mal para acallar sus retorcidas conciencias y cometer genocidios impunemente, que luego son respondidos con una escalada de violencia en nombre de Dios cometiendo los crímenes mas crueles en contra de indefensas criaturas divinas hechas a imagen y semejanza del Sublime Hacedor, a quien ellos dicen defender. El terror y el horror al que el ser humano se va acostumbrando no impedirán que la sangre de los justos caiga encima de sus victimarios.
Mientras el resto de la humanidad contempla azorada la inmensa crueldad de las fuerzas malignas transitando en el lado más oscuro de los hombres, los masones estamos obligados a participar activamente en la construcción de la paz universal.

El segundo enemigo que continúa vigente en el siglo XXI es la ignorancia. Parece un poco paradójica esta afirmación, cuando vemos que la tecnología de la comunicación ha avanzado a niveles que hasta hace un tiempo atrás eran de ciencia –ficción. La nueva caja de Pandora del Internet que nos permite una inmediata comunicación con el conocimiento mundial, así como la magia del televisor que nos abre las puertas a una información globalizada podría dar lugar a pensar que el nivel de ignorancia ha disminuido, pero, si hacemos un análisis mas profundo podemos entender que el aumento del nivel de información enlatada ha hecho que el ser humano disminuya su capacidad de pensar y por lo tanto tenga menos criterio propio, que ha sacrificado su libertad creativa en aras de la uniformidad del sistema dirigido por una elite tecnocrática cerrada que se cree dueña del conocimiento y el saber humano utilizando el nombre de globalización. El “homus veintiunus”, es indudablemente muchísimo mas técnico, pero también indudablemente menos sabio que sus antecesores. Un gran autómata y un empobrecido filósofo.

El tercer enemigo tradicional del masón, es la ambición, tal vez el fenómeno mas característico de nuestra civilización a finales del siglo XX y principios del XXI, y que resumidamente se traduce en que la persona vale por lo que tiene y no por lo que es, que el fin de tener justifica todos los medios del obtener. Que el hecho de ser un gran consumidor eleva el status, sin importar que en el camino haya dejado una estela de corrupción, abuso social, deshonestidad o aun otros crímenes de mayor envergadura. La falsa ecuación de soy rico, soy poderoso, soy mejor, bombardea sin misericordia nuestros sentidos a través de todos los medios de comunicación masiva, distorsionando los valores verdaderos.

Ante esta trágica situación vital en la que estamos inmersos, la masonería nos entrega un mazo y un cincel y de una manera alegórica nos indica que es preciso tallar nuestra piedra bruta y de esa manera contribuir a la construcción del templo y participar de la Gran Obra Divina.. Para comenzar es necesario conocer el material sobre el cual vamos a utilizar nuestras herramientas y por lo tanto debemos empezar por un estudio de auto conocimiento e introspección, el cual nos ayudará a encontrar nuestras aristas e imperfecciones personales que son las que nos impiden constituirnos en una piedra cúbica y armónica. Esta alegoría nos indica que somos participes de la construcción del universo, pero que nuestras deformidades nos impiden unirnos de una manera adecuada con el resto de la humanidad, por lo tanto nuestro primer trabajo como aprendiz deberá ser perfeccionarnos individualmente. En un segundo periodo cuando el pulido de nuestras aristas nos permita unirnos a los otros sin lastimar ni ser lastimados, aunaremos esfuerzos con los compañeros y de una manera conjunta empezaremos a levantar los muros del gran templo de la humanidad. Perseverando en nuestras intenciones conseguiremos la destreza de los maestros y podremos decorar nuestra obra con los toques maravillosos de la espiritualidad, consiguiendo transformar nuestra piedra en una piedra cúbica piramidal perfecta digna de ser habitada por el Ser Supremo.

A pesar de la magnificencia de esta construcción personal, la misma estaría inconclusa y casi inútil si no es irradiada al resto de la humanidad a través de una conducta ejemplar acorde con nuestros principios. Ante los fanatismos, debemos enseñar la tolerancia con las ideas ajenas, admitiendo la posibilidad de que hayan seres distintos y de que nadie es poseedor exclusivo de la verdad absoluta y que las diferentes visiones son solamente facetas de una maravillosa realidad. Esta tolerancia nos ha de enseñar a aceptar al diferente, al extraño y nos ha de permitir conocerlo mejor disminuyendo el racismo, la xenofobia y el fundamentalismo. Ante la ignorancia ,debemos profundizar el conocimiento enriquecedor que estimule la creación de criterios propios formadores de parámetros que nos permitan analizar si aquello que vemos o escuchamos reúne o no los valores que se le pretenden adjudicar, y por último contra la ambición desarrollaremos la solidaridad basada en el amor fraterno sin paternalismos ni poses farisaicas, sino con la seguridad de que todo lo existente es parte del Gran Proyecto Universal, al cual debemos contribuir desde nuestros sitiales.

Como ven, QQ:.HH:. no es pequeña la obra con la que nos hemos comprometido. Nuestro compromiso implica convertirnos en las herramientas utilizadas por el GADU para cambiar el mundo.

Y de esta manera encontraremos fácilmente la respuesta a la última pregunta: en esta época vale la pena ser masón? … Sin titubeo alguno, estoy absolutamente seguro de que realmente vale la pena ser mason , y llevar con orgullo el apelativo de AA:.MM:. y que nuestros HH:. y todos los seres del mundo entero nos reconozcan como tales. Gracias.

Santa Cruz, 17 de Septiembre de 2004

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