Esta es la primera orden del Venerable Maestro al iniciar los trabajos. El desarrollo del ritual exige de cada uno de los participantes una actitud de respeto y atención. Los murmullos extemporáneos no solamente demuestran la omisión del Hermano en el cumplimiento de estas normas, sino su falta de consideración para el resto de los participantes, pasivos o activos.
Una supuesta norma repetidamente mencionada es la de imponer silencio a los Aprendices. Esta aseveración tiene su origen en la Masonería Operativa, en la cual el Aprendiz no tenía ni voz ni voto en los asuntos de la Logia hasta haber completado su período de adiestramiento, que podía llegar incluso a siete años. Más antiguamente, en los ritos iniciáticos del Cercano Oriente y Grecia, los aprendices debían cumplir igualmente con una regla de silencio hasta haber adquirido los conocimientos filosóficos o religiosos que les permitieran emitir opiniones y participar activamente en las distintas ceremonias.
Nuestra personal opinión es que el silencio del aprendiz tiene relación con su capacidad y no con su Grado ni su edad en la Orden. Debe estar muy seguro de sus aseveraciones cuando emite una opinión, debe tratarse de un tema al que le haya dedicado un estudio suficiente, debe haber adquirido la suficiente fluidez retórica para expresarse correctamente. Y aún así debe ser prudente al desarrollar sus ideas, siendo preferible que plantee preguntas antes que afirmaciones. Su palabra debe ser el resultado de la reflexión. El momento será el oportuno, de acuerdo con los Rituales y las costumbres de la Logia. Y debe recordar que es preferible plantear en privado una duda a un Maestro, antes que crear una imagen disminuida de sí mismo en todos los Hermanos presentes en una Tenida.
Una supuesta norma repetidamente mencionada es la de imponer silencio a los Aprendices. Esta aseveración tiene su origen en la Masonería Operativa, en la cual el Aprendiz no tenía ni voz ni voto en los asuntos de la Logia hasta haber completado su período de adiestramiento, que podía llegar incluso a siete años. Más antiguamente, en los ritos iniciáticos del Cercano Oriente y Grecia, los aprendices debían cumplir igualmente con una regla de silencio hasta haber adquirido los conocimientos filosóficos o religiosos que les permitieran emitir opiniones y participar activamente en las distintas ceremonias.
Nuestra personal opinión es que el silencio del aprendiz tiene relación con su capacidad y no con su Grado ni su edad en la Orden. Debe estar muy seguro de sus aseveraciones cuando emite una opinión, debe tratarse de un tema al que le haya dedicado un estudio suficiente, debe haber adquirido la suficiente fluidez retórica para expresarse correctamente. Y aún así debe ser prudente al desarrollar sus ideas, siendo preferible que plantee preguntas antes que afirmaciones. Su palabra debe ser el resultado de la reflexión. El momento será el oportuno, de acuerdo con los Rituales y las costumbres de la Logia. Y debe recordar que es preferible plantear en privado una duda a un Maestro, antes que crear una imagen disminuida de sí mismo en todos los Hermanos presentes en una Tenida.
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