Los últimos 20 años se han saldado de manera problemática para la masonería española. Fraccionada, sometida a múltiples tensiones internas, y, desde hace un año, soportando a un gobierno en cuyas filas tiene acérrimos enemigos (los miembros del Opus Dei), quedan lejos los días en los el prominente masón Luis Salat, alardeó de contar con dos ministros masones en el gobierno felipista. Los pocos "notables" que militan en la masonería en nuestro país, están adscritos a logias extranjeras, fundamentalmente francesas y suizas. Estas últimas ofrecen como garantía confidencialidad y posibilidad de buenos negocios.
Los tiempos han ido cambiando y la masonería, difícilmente se ha adecuado al tiempo nuevo. Su loable tarea filantrópica ha sido asumida por ONG's. Sin embargo, la institución masónica despierta hoy un renovado interés. Se han sucedido vertiginosamente seminarios y simposiums sobre la Orden y especialistas españoles (Ferrer Benimelli, Pere Sánchez, etc.) gozan de prestigio internacional. La exposición inaugurada en 1996 en Salamanca sobre el patrimonio iconográfico en el Archivo Histórico Nacional ha sido visitada por casi 10.000 personas en un año. Los simposiums sobre masonería celebrado en Toledo en abril de 1995 y el de Alicante en 1989, así como los distintos cursos en Universidades de Verano, muestran el interés de los estudiosos y de la sociedad misma por la masonería. Incluso en Córdoba tuvo lugar en mayo de 1995 un primer estudio sobre los brindis y las tradiciones culinarias masónicas en un Simposio Internacional sobre Cultura Alimentaria...
Pero si los valores masónicos pueden tener todavía vigencia, actualidad y despertar interés público, la vida asociativa de la institución ha sufrido distintas convulsiones desde el paréntesis de los 40 años de franquismo. Esta es la crónica agitada de los últimos 20 años.
1975 PISTOLETAZO DE SALIDA
Tras la muerte de Franco se sistematizaron los intentos por reconstruir la masonería, prohibida desde 1937. Los contactos realizados con los antiguos franc-masones republicanos dieron un resultado negativo. El 90% se desentendieron de la organización en la que habían sido iniciados en su lejana juventud.
A finales de 1976, Villar Massó, da los primeros pasos para legalizar el Gran Oriente de España. Villar había participado en el "contubernio de Munich", reunión de políticos de oposición antifrantista en junio de 1962, en el que los masones formaban un núcleo importante. A principios de los setenta, Villar se reunió con el entonces Príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, a instancias del industrial catalán Pedro Durán Farrell para tratar sobre el futuro de la Orden Masónica en nuestro país.
El Gran Oriente de España (GOE), dirigido por Villar, fue la primera obediencia masónica que se registró, a pesar de la reticencias del entonces Ministro del Interior, Martín Villa, quien denegó en varias ocasiones la constitución de Grandes Logias. Tras esa carrera por legalizarse lo que existía era un intento de llegar los primeros en la reivindicación del patrimonio histórico e inmobiliario de la masonería republicana.
El GOE entontró fuerte concurrencia con la Gran Logia Simbólica de España (GLSE) dirigida por Rafael Vilaplana y vinculada a la Gran Logia de Francia. Hacia 1984, dentro de la GLSE, se generó una tendencia más radical que también terminó por escindirse y vincularse al "Derecho Humano". Rudolf Guerra, entonces diputado por el Partido Socialista de Cataluña fue uno de sus impulsores.
LUIS SALAT GUSILS Y LA GRAN LOGIA DE ESPAÑA
Luis Salat Gussils puede ser considerado como el "reconstructor" de la masonería española. Iniciado en 1935 en la Logia Hermes del Gran Oriente de España, procedía de una familia de industriales de Lérida, fue miembro del Partit Nacionalista Catalá que terminó vinculándose a Estat Catalá y a la Esquerra Republicana de Catalunya (partido que tradicionalmente -hasta la gestión de Angel Colom- ha aportado mayor número de masones al ruedo político). En el seno del PNC conoció a Josep Munté, a partir de entonces sería su brazo derecho.
Salat huyó a Francia en los primeros días de la guerra civil y posteriormente a Latinoamérica. Colaboró con el gobierno de EEUU en el esfuerzo bélico durante la II Guerra Mundial, organizando el suministro de caucho desde Manaos (Brasil). Luego pasó a Vanezuela, Colombia y Méjico, frecuentando logias.
A finales de los sesenta, se reune con oficiales norteamericanos de guarnición en Torrejón y Morón, miembros de la franc-masonería. A través de un oficial de origen hispano, Salat entra en contacto con un militar norteamericano de guarnición en Alemania y Gran Maestro de la Logia Continenal de Alemania. Este oficial, que cuenta con la confianza de la masonería anglosajona, mantenía igualmente lazos de extrema cordialidad con J. Roux, dirigente de la Gran Logia Nacional de Francia. A través de Roux, Salat toma contacto con la masonería inglesa.
En esa primera fase contó con el apoyo y la colaboración de José Carretero, quien fortaleció las relaciones con el Gran Oriente de Italia, Ramón Torres Izquierdo, abogado, y el prestigioso escritor Elías Canetti.
La Gran Logia Unida de Inglaterra, que encarna la regularidad masónica, permitió que la Gran Logia Nacional Francesa, abriera logias en Occitania, compuestas por españoles. Cuando estas alcanzaran el número y los fondos suficientes como para independizarse, podrían constituir una obediencia "regular".
Este proceso se prolongó de 1978 a 1980, tiempo necesario para poder nombrar Maestros y conseguir que uno de ellos ocupara el cargo de Gran Oficial de la Provincia de Occitania. Tras alcanzar los mínimos estatutarios requeridos pudo constituirse una "provincia masónica" en Cataluña y casi inmediatamente sucursales en Madrid, Valencia, Andalucia y Canarias. Dado que son necesarias tres provincias para poder constituir una Gran Logia, esta se creó oficialmente en 1981. Había nacido la Gran Logia de España (GLE).
La primera sede estuvo en un modesto local de alquiler de la barcelonesa calle Bruch. Pronto cambian el templo a un amplio y lujoso local en Gran Vía, 623. Salat, contando con apoyos internacionales, logró formar en torno suyo un equipo eficaz y promulgó una constitución masónica excepcionalmente personalista y rígida. Esgrimió como excusa el sacrificar los niveles de democracia interna y para lograr la homogeneización que permitiera el reconocimiento internacional; aseguró que tras obtenerse, democratizaría los estatutos.
En 1989 la mayor parte del Gran Oriente de España o bien estaba disuelto o bien se había escisionado en una obediencia efímera, el Gran Oriente Español Unido (GOEU) que terminó incorporándose a la GLE. Se mantuvo la sigla testimonial en Madrid a efectos de reivindicación patrimonial. Sin embargo, el hecho de que las sedes de las logias fueran incautadas y entregadas a los ayuntamientos y órdenes religiosas, hizo que su evaluación fuera imposible, hasta el punto de estancarse las gestiones primero y olvidarse completamente en el momento actual. De nada sirvió que Salat recordara que dos ministros del gabinete socialista pertenecían al GLE.
En marzo de 1989 la Audiencia Nacional denegó la reclamación del patrimonio argumentando que debía tramitarse mediante proyecto de ley y ni siquiera entró en consideraciones sobre quien era el legítimo heredero del Gran Oriente Español republicano.
A partir de la integración de los miembros del GOEU en la GLE empiezan los reconocimientos. En primer lugar son las Grandes Logias quienes envían credenciales y embajadores a la Asamblea Anual de la GLE. Luego serán las Grandes Logias de Alemania, Irlanda y finalmente la de Inglaterra, en 1985, quienes completarán los protocolos. Uno de los aspectos más criticados a Luis Salat fue el hecho de que accediera a firmar el reconocimiento de la G.L.E. en Gibraltar en presencia del Gran Maestre de la Masonería gibraltareña, y no en Londres como hubiera sido tradicional.
La culminación del proceso de reconocimientos generó el primer problema. Si hasta ese momento Salat había logrado sacrificar la democracia interna a las exigencias del reconocimiento internacional, a partir de ahora, muchos de sus más próximos colaboradores empezaron a abogar por una democratización de los estatutos. Salat se negó. La caja de los truenos quedó destapada.
Las elecciones en la GLE se ganan controlando el "Gran Consejo", institución que da el visto bueno y apoya a candidatos. En 1988 fueron suspendidos de derechos 35 de los más antiguos miembros de la GLE. Su proceso de reincorporación no pudo cerrarse hasta 1992; durante este período el "Gran Consejo" quedó desarticulado e inoperante.
LAS DIFICULTADES DE LA LOGIA SIMBOLICA
A todo esto la Gran Logia Simbólica vivía también una serie de problemas internos. La logia, Europa nº 42, una de sus organizaciones más activas, pasó a a GLE. En plena crisis, Roger Leveder irrumpe como Gran Maestro, sustituyendo a Rafael Vilaplana.
Leveder, de origen francés, participó en un seminario organizado por la Universidad Complutense de Madrid en el año 86, dirigido por el especialista en masonería, Ferrer Benimelli. Al mismo seminario asistieron Villar Masó y Luis Salat. Tanto en esta intervención como en varios programas de TV de la época ("Jurado Popular" de Javier Nart y Fernandez Deus) Leveder causó muy buena impresión. Durante su gestión al frente de la GLSE Leveder logró detener algunas de las crisis que, finalmente terminaron por descabalgarlo.
Después de un período de crecimiento, e incluso de filiación de personajes de primera fila del partido socialista -Pastor Ridruejo- las escisiones y problemas de la GLSE han terminado por convertirla en una obediencia minoritaria. A pesar de estar en la línea laica, librepensadora y republicana propia de la masonería francesa, buena parte de los efectivos de la GLSE están compuestos por amantes del ocultismo, e incluso miembros de organizaciones como AMORC. Buena parte de esta filiación procede la GLE que Salat y Josep Munté siempre quisieron mantener alejada del ocultismo.
LA CRISIS DE LOS AÑOS 90.
En 1992 se presenta la candidatura de Manuel García frente a la de Luis Salat. Los objetivos de la oposición son españolizar la GLE y lograr una mayor independencia y autonomía en relación a la masonería anglosajona. La influencia de los masones ingleses es decisiva en la GLE; hoy, de sus 1.500 afiliados, 400 de ellos ingleses y otros 200 de mayoría holandesa.
Este contingente no interviene en la política interna de la GLE limitándose a trabajar en su interior. Dependen de España pero sus directrices son inglesas y holandesas. Frecuentemente viven en urbanizaciones en Canarias, Málaga y Almería, se trata de funcionarios jubilados que se han retirado a nuestro país.
Ese número de extranjeros obliga a que siempre haya un Gran Oficial en la GLE de nacionalidad inglesa. El que ocupa este cargo en la actualidad se le achaca que en su vida privada se dedique a actividades que han causado escándalo (en efecto, es propietario de una cadena de bares de alterne) en una organización que pide como condiciones de afiliación ser "hombre libre y de buenas costumbres".
Hasta ese momento, la oposición a Salat había sido limitada sin que pudieran evitarse algunos incidentes notables. El acta de la asamblea del 88, por ejemplo, no fue jamás ratificada. Salat ganó en aquella ocasión las elecciones de forma apretada aun a pesar de que el "Gran Consejo" no admitió candidaturas en su contra.
La situación de tensión persistió hasta 1993 en que Salat aplastó a la oposición en el "Gran Consejo" y empezó la política de acoso y derribo de todos los que tuvieron contacto con Manuel García y con su candidatura. Salat colocó en este organismo a su guardia de corps. La situación persistió inamovible hasta la enfermedad de Salat y su muerte, acaecida a principios de 1996.
Entre 1994 y 1995 los expulsados y quienes habían abandonado la disciplina de la GLE, se reorganizaron, primero en los llamados "grados capitulares" (del 4º al 30º, ambos inclusives) y luego constituyendo una nueva obediencia, la "Logia Hispania", con templos en Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante y Málaga. Los miembros de "Hispania" no se plantean el realizar proselitismo en detrimento de la G.L.E., sino crecer con aportaciones nuevas. Su Gran Maestre es Manuel García y carecen de reconocimientos internacionales. En la actualidad centran sus esfuerzos en lograr la consolidación interna y su homogeneización, y buscan contactar con logias de investigación más que con obediencias concretas.
LA ERA SAROBE
Tomás Sarobe Piñeiro, ingeniero de 56 años, accedió al cargo de Gran Maestre de la GLE. El propio Salat, en su lecho mortuorio, con notario y testigos familiares, cedió el cargo a Sarobe, hasta entonces Diputado de la GLE.
En la regularidad del proceso de tránsito adquirió gran importancia la figura del Diputado Gran Maestre Suplente Jean Crozet, francés afincado en España. Crozet trabajó con discrección bajo la dirección de Salat; entre él y Josep Munté mantuvieron la cohesión y la precaria estabilidad de la G.L.E. en los últimos años.
El 15 de junio de 1996, en el curso de una ceremonia secreta celebrada en la sede barcelonesa de la G.L.E., Sarobe fue investido oficialmente Gran Maestre ante 380 delegados venidos de toda España y 16 de otros países; fueron escogidos 52 oficiales. Durante el "ágape fraterno" 600 invitados le manifestaron su apoyo. Heredaba una red de 100 logias, 25 templos y 147 reconocimientos.
En ese momento Valencia era la región con más nivel de filiación, seguida de Madrid, Barcelona, Baleares, Canarias y Andalucía. En Extremadura, por el contrario, no había ni una sola Logia. La GLE, entre otras actividades realizaba periódicos donativos al Hospital de niños de San Juan de Dios, a la Fundación Carreras y a los hijos de las reclusas de la prisión de mujeres de Yeserías. Cooperaba, igualmente en programas de ayuda a refugiados de la zona de los Grandes Lagos y preparaba la apertura de un geriátrico. El perfil de sus miembros correspondía a un profesional, en torno a los 40 años, mayoritariamente sin preferencias políticas ni religiosas, ni religiosas.
Sarobe, en sus primeros meses de gestión, cumplió sus promesas aperturistas: declaró un período de interregno para preparar las elecciones. El mismo se postuló como candidato y, como tal, ganó con cierta oposición las elecciones de 1996. Eliminó elementos imcompatibles con la legislación vigente, en especial los Tribunales de honor masónicos. Pretendió hacer viva la estructura de la GLE diseñada en el período anterior, pero que por diferentes circunstancias, había permanecido inoperante.
EL RETORNO DE LOS CONFLICTOS: LA LOGIA FEDERAL
Algunos que lo habían sostenido hasta entonces y el núcleo que resultó derrotado en las elecciones de 1996, se escindieron argumentando que el nuevo Gran Maestre se dedicó a realizar operaciones internacionales de venta de armas por cuenta de la Empresa Nacional Bazan, especialmente con Sudáfrica durante el período del apartheid.
Algunos de quienes le habían sostenido hasta ese momento se escindieron liderados por el Gran Maestre de Canarias, Antonio Isasi. La escisión adquirió carácteres de gran violencia cuando alcanzó a la Logia Bóveda Celeste de Barcelona. En medio de un ambiente generalizado de querellas personales, amenazas de recurrir a los tribunales, descalificación e insultos mutuos, que frecuentemente llegan a los medios de comunicación, se consumó la escisión de unos 200-225 masones que constituyeron la Gran Logia Federal, de los cuales 80 pertenecían a logias catalanas dirigidas por Florencio Serrano, un industrial que asumió el cargo de Gran Maestre de la Gran Logia de Cataluña.
El "Supremo Consejo de Grado 33", dócil con Salat, dirigido por su amigo, el mejicano Morón, se constituyó en banderín de enganche de los escisionistas, hasta el punto que la GLE denunció el concordato suscrito con esta institución y cursó órdenes para que sus afiliados no acudieran a las reuniones del Consejo. Tradicionalmente las logias canarias han mantenido una relación más viva con sus hermanos del otro lado del océano, especialmente con las logias cubanas, mejicanas y con la Gran Logia de La Florida. El canario Isasi, en definitiva, se entiende bien con el mejicano Morón.
Paradójicamente la decantación de las posiciones en el "Supremo Consejo" está permitiendo a Sarobe trabajar con más libertad. Como se sabe, las llamadas "logias azules" trabajan los tres primeros grados masónicos. Estas logias son dirigidas por Sarobe. Los grados superiores al 3º, constituyen Grados Capitulares y son orientados por el Supremo Consejo de Grado 33. Tradicionalmente han existido fricciones entre los dirigentes de ambas instituciones. Unos han considerado a los otros como superestructura escasamente operativa, mientras que el "Supremo Consejo" se ha considerado siempre superior a las logias azules.
La situación en este momento es extremadamente movediza y agitada. Mientras que la Gran Logia Federal ha sido reconocida por Méjico, Cuba y el Gran Oriente Italiano, ha visto cerradas las puertas de la Conferencia Masónica Andina celebrada el pasado mes de marzo en Chile y de la Conferencia Anual Norteamericana celebrada en el mes de febrero.
Nadie puede intuir como se desarrollarán los acontecimientos en los próximos meses. Lo que resulta evidente es que este rosario de escisiones y conflictos ha supuesto un parón para el desarrollo de la masonería en España. A la vista de los conflictos, la Gran Logia Unida de Inglaterra, o bien puede reconocer a nuevas formaciones surgidas de la GLE, o bien, retirar el reconocimiento a esta última institución hasta que se aclare la situación. A la vista de tanto revuelo cabe preguntarse qué queda de la fraternidad masónica...
MASONERIA Y POLITICA
Los masones españoles no tienen un perfil político claramente. Están presentes en todas los partidos importantes, en mayor o menor medida, salvo en el PNV. Si durante la República y en la transición democrática, defendían mayoritariamente opciones de izquierda, en la actualidad sostienen posturas de centro izquierda y centro derecha, con un núcleo ligeramente mayor de militancia en el PSOE. En otros partidos, donde la influencia masónica fue decisiva, hoy ha desaparecido (caso de Esquerra Republicana hasta la llegada de Angel Colom).
En el P.S.O.E. la masonería constituyó siempre un grupo interno de opinión, desde su fundación hasta la escisión de 1972 entre históricos y renovadores. Los masones quedaron mayoritariamente en el "Sector histórico" y los renovadores prefirieron buscar el apoyo de la Internacional Socialista.
Entre los fundadores del PSOE se encontraba Jaime Vera, alienista, miembro de la Logia Hispano-Americana. Otro histórico, Daniel Anguiano era Grado 18. A partir de la dictadura de Primo de Rivera y durante la República, la presencia de masones en el socialismo español es importante, en número y responsabilidades: Jiménez de Asúa, Fernando de los Ríos, Francisco Largo Caballero, Julio Alvárez del Vayo, etc.
Tierno Galván había sido llevado el socialismo por Villar Massó, uno de los artífices de la reconstrucción del GOE en la transición y entonces líder de la Agrupación Socialista Madrileña. Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE antes de la escisión felipista, fue igualmente masón.
Durante la transición democrática se integraron algunos masones al PSOE y varios de ellos consiguieron escaños en las primeras cortes democráticas. Los senadores socialistas Virtudes Castro, Alberto Armas, Fernando Baezam Manuel Díaz, Rafael Fernández, Javier Paulino, Andreu Abelló, Rudolf Guerra, Feliciano Paez, Francisco Ramos, fueron o son masones. El padre de Gregorio Peces barba y Carmen García Bloise, secretaria de organización del PSOE, Félix Pastor Ridruejo, etc. fueron también masones. De Joaquín Leguina y Luis Solana se ha dicho que frecuentaron las logias, sin poder confirmarse.
Existen igualmente masones en Izquierda Unida, aportados fundamentalmente por el PASOC e Izquierda Republicana. Incluso en la CNT-FAI catalana existe un núcleo masónico vinculado a la Logia Simbólica.
Los partidos de centro-derecha tienen su cuota de masones, especialmente en Cataluña a nivel de cuadros intermedios, tanto de Convergencia Democrática como de Unió Democrática. En el Partido Popular existen masones -y no precisamente pocos- si bien mantienen muy discretamente su opción, conscientes de que buena parte del partido está controlado por sus enemigos mortales: los miembros del Opus Dei.
MARIO CONDE, FINANCIERO Y FRANC-MASON
Mario Conde declaró en cierta ocasión que le atraía el aspecto iniciático de la masonería. En ambientes masónicos nadie duda que Conde no entró en la masonería por oportunismo, ni en busca de buenos negocios, si bien estos le vinieron de manera natural gracias a la amistad que mantiene con Giuliano Di Bernardo, Gran Maestre del Gran Oriente de Italia (GOI).
Di Bernardo, terminó rompiendo con el GOI y constituyó la Gran Logia Regular de Italia y la fundación "Dignity". Esta última, legalizada en Suiza el 11 de abril de 1993, cuenta con la presencia de personajes ligados al Opus Dei y a la polémica logia Propaganda-2. A la presentación de "Dignity" asistieron Mario Conde y el Duque de Northampton, alto dignatario de la masonería inglesa.
Conde se rodeó en su logia -Concordia nº 4 de Madrid, de la que fue "Primer Vigilante"- de un núcleo con sus mismas aspiraciones masónicas e impulsó las "logias de investigación".
En cada país existe una de estas logias dedicadas exclusivamente a la realización de estudios masónicos. En España es la "Logia Duque de Wharton" la que cumplió esta función y a la que Mario Conde ayudó, así como a la "Quatuor Coronati", dependiente del GOI. Es falso, sin embargo, que Conde perteneciera a la Logia Propaganda-2.
Conde se retira cuando empieza a realizar negocios al límite de la legalidad vigente. Es consciente que puede comprometer a la masonería en operaciones poco ortodoxas y carece de tiempo suficiente que dedicar a la vida de logia. Pasa al "estado de durmiente" y redacta la "plancha de quite" que lo acredita, según la tradición masónica, sin deudas ni compromisos incumplidos ante sus "hermanos". Conde no dejó en la masonería ningún círculo que sirviera a sus intereses particulares.
La Logia Concordia nº 4, ha seguido siendo la estructura masónica más importante en Madrid. Tras la muerte de Luis Salat ha entrado en crisis y en estos momentos se encuentra inmersa en una aguda polémica interna y ha adoptado una actitud contraria a Sarobe.
Artículo publicado en la revista "Año Cero"
Los tiempos han ido cambiando y la masonería, difícilmente se ha adecuado al tiempo nuevo. Su loable tarea filantrópica ha sido asumida por ONG's. Sin embargo, la institución masónica despierta hoy un renovado interés. Se han sucedido vertiginosamente seminarios y simposiums sobre la Orden y especialistas españoles (Ferrer Benimelli, Pere Sánchez, etc.) gozan de prestigio internacional. La exposición inaugurada en 1996 en Salamanca sobre el patrimonio iconográfico en el Archivo Histórico Nacional ha sido visitada por casi 10.000 personas en un año. Los simposiums sobre masonería celebrado en Toledo en abril de 1995 y el de Alicante en 1989, así como los distintos cursos en Universidades de Verano, muestran el interés de los estudiosos y de la sociedad misma por la masonería. Incluso en Córdoba tuvo lugar en mayo de 1995 un primer estudio sobre los brindis y las tradiciones culinarias masónicas en un Simposio Internacional sobre Cultura Alimentaria...
Pero si los valores masónicos pueden tener todavía vigencia, actualidad y despertar interés público, la vida asociativa de la institución ha sufrido distintas convulsiones desde el paréntesis de los 40 años de franquismo. Esta es la crónica agitada de los últimos 20 años.
1975 PISTOLETAZO DE SALIDA
Tras la muerte de Franco se sistematizaron los intentos por reconstruir la masonería, prohibida desde 1937. Los contactos realizados con los antiguos franc-masones republicanos dieron un resultado negativo. El 90% se desentendieron de la organización en la que habían sido iniciados en su lejana juventud.
A finales de 1976, Villar Massó, da los primeros pasos para legalizar el Gran Oriente de España. Villar había participado en el "contubernio de Munich", reunión de políticos de oposición antifrantista en junio de 1962, en el que los masones formaban un núcleo importante. A principios de los setenta, Villar se reunió con el entonces Príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, a instancias del industrial catalán Pedro Durán Farrell para tratar sobre el futuro de la Orden Masónica en nuestro país.
El Gran Oriente de España (GOE), dirigido por Villar, fue la primera obediencia masónica que se registró, a pesar de la reticencias del entonces Ministro del Interior, Martín Villa, quien denegó en varias ocasiones la constitución de Grandes Logias. Tras esa carrera por legalizarse lo que existía era un intento de llegar los primeros en la reivindicación del patrimonio histórico e inmobiliario de la masonería republicana.
El GOE entontró fuerte concurrencia con la Gran Logia Simbólica de España (GLSE) dirigida por Rafael Vilaplana y vinculada a la Gran Logia de Francia. Hacia 1984, dentro de la GLSE, se generó una tendencia más radical que también terminó por escindirse y vincularse al "Derecho Humano". Rudolf Guerra, entonces diputado por el Partido Socialista de Cataluña fue uno de sus impulsores.
LUIS SALAT GUSILS Y LA GRAN LOGIA DE ESPAÑA
Luis Salat Gussils puede ser considerado como el "reconstructor" de la masonería española. Iniciado en 1935 en la Logia Hermes del Gran Oriente de España, procedía de una familia de industriales de Lérida, fue miembro del Partit Nacionalista Catalá que terminó vinculándose a Estat Catalá y a la Esquerra Republicana de Catalunya (partido que tradicionalmente -hasta la gestión de Angel Colom- ha aportado mayor número de masones al ruedo político). En el seno del PNC conoció a Josep Munté, a partir de entonces sería su brazo derecho.
Salat huyó a Francia en los primeros días de la guerra civil y posteriormente a Latinoamérica. Colaboró con el gobierno de EEUU en el esfuerzo bélico durante la II Guerra Mundial, organizando el suministro de caucho desde Manaos (Brasil). Luego pasó a Vanezuela, Colombia y Méjico, frecuentando logias.
A finales de los sesenta, se reune con oficiales norteamericanos de guarnición en Torrejón y Morón, miembros de la franc-masonería. A través de un oficial de origen hispano, Salat entra en contacto con un militar norteamericano de guarnición en Alemania y Gran Maestro de la Logia Continenal de Alemania. Este oficial, que cuenta con la confianza de la masonería anglosajona, mantenía igualmente lazos de extrema cordialidad con J. Roux, dirigente de la Gran Logia Nacional de Francia. A través de Roux, Salat toma contacto con la masonería inglesa.
En esa primera fase contó con el apoyo y la colaboración de José Carretero, quien fortaleció las relaciones con el Gran Oriente de Italia, Ramón Torres Izquierdo, abogado, y el prestigioso escritor Elías Canetti.
La Gran Logia Unida de Inglaterra, que encarna la regularidad masónica, permitió que la Gran Logia Nacional Francesa, abriera logias en Occitania, compuestas por españoles. Cuando estas alcanzaran el número y los fondos suficientes como para independizarse, podrían constituir una obediencia "regular".
Este proceso se prolongó de 1978 a 1980, tiempo necesario para poder nombrar Maestros y conseguir que uno de ellos ocupara el cargo de Gran Oficial de la Provincia de Occitania. Tras alcanzar los mínimos estatutarios requeridos pudo constituirse una "provincia masónica" en Cataluña y casi inmediatamente sucursales en Madrid, Valencia, Andalucia y Canarias. Dado que son necesarias tres provincias para poder constituir una Gran Logia, esta se creó oficialmente en 1981. Había nacido la Gran Logia de España (GLE).
La primera sede estuvo en un modesto local de alquiler de la barcelonesa calle Bruch. Pronto cambian el templo a un amplio y lujoso local en Gran Vía, 623. Salat, contando con apoyos internacionales, logró formar en torno suyo un equipo eficaz y promulgó una constitución masónica excepcionalmente personalista y rígida. Esgrimió como excusa el sacrificar los niveles de democracia interna y para lograr la homogeneización que permitiera el reconocimiento internacional; aseguró que tras obtenerse, democratizaría los estatutos.
En 1989 la mayor parte del Gran Oriente de España o bien estaba disuelto o bien se había escisionado en una obediencia efímera, el Gran Oriente Español Unido (GOEU) que terminó incorporándose a la GLE. Se mantuvo la sigla testimonial en Madrid a efectos de reivindicación patrimonial. Sin embargo, el hecho de que las sedes de las logias fueran incautadas y entregadas a los ayuntamientos y órdenes religiosas, hizo que su evaluación fuera imposible, hasta el punto de estancarse las gestiones primero y olvidarse completamente en el momento actual. De nada sirvió que Salat recordara que dos ministros del gabinete socialista pertenecían al GLE.
En marzo de 1989 la Audiencia Nacional denegó la reclamación del patrimonio argumentando que debía tramitarse mediante proyecto de ley y ni siquiera entró en consideraciones sobre quien era el legítimo heredero del Gran Oriente Español republicano.
A partir de la integración de los miembros del GOEU en la GLE empiezan los reconocimientos. En primer lugar son las Grandes Logias quienes envían credenciales y embajadores a la Asamblea Anual de la GLE. Luego serán las Grandes Logias de Alemania, Irlanda y finalmente la de Inglaterra, en 1985, quienes completarán los protocolos. Uno de los aspectos más criticados a Luis Salat fue el hecho de que accediera a firmar el reconocimiento de la G.L.E. en Gibraltar en presencia del Gran Maestre de la Masonería gibraltareña, y no en Londres como hubiera sido tradicional.
La culminación del proceso de reconocimientos generó el primer problema. Si hasta ese momento Salat había logrado sacrificar la democracia interna a las exigencias del reconocimiento internacional, a partir de ahora, muchos de sus más próximos colaboradores empezaron a abogar por una democratización de los estatutos. Salat se negó. La caja de los truenos quedó destapada.
Las elecciones en la GLE se ganan controlando el "Gran Consejo", institución que da el visto bueno y apoya a candidatos. En 1988 fueron suspendidos de derechos 35 de los más antiguos miembros de la GLE. Su proceso de reincorporación no pudo cerrarse hasta 1992; durante este período el "Gran Consejo" quedó desarticulado e inoperante.
LAS DIFICULTADES DE LA LOGIA SIMBOLICA
A todo esto la Gran Logia Simbólica vivía también una serie de problemas internos. La logia, Europa nº 42, una de sus organizaciones más activas, pasó a a GLE. En plena crisis, Roger Leveder irrumpe como Gran Maestro, sustituyendo a Rafael Vilaplana.
Leveder, de origen francés, participó en un seminario organizado por la Universidad Complutense de Madrid en el año 86, dirigido por el especialista en masonería, Ferrer Benimelli. Al mismo seminario asistieron Villar Masó y Luis Salat. Tanto en esta intervención como en varios programas de TV de la época ("Jurado Popular" de Javier Nart y Fernandez Deus) Leveder causó muy buena impresión. Durante su gestión al frente de la GLSE Leveder logró detener algunas de las crisis que, finalmente terminaron por descabalgarlo.
Después de un período de crecimiento, e incluso de filiación de personajes de primera fila del partido socialista -Pastor Ridruejo- las escisiones y problemas de la GLSE han terminado por convertirla en una obediencia minoritaria. A pesar de estar en la línea laica, librepensadora y republicana propia de la masonería francesa, buena parte de los efectivos de la GLSE están compuestos por amantes del ocultismo, e incluso miembros de organizaciones como AMORC. Buena parte de esta filiación procede la GLE que Salat y Josep Munté siempre quisieron mantener alejada del ocultismo.
LA CRISIS DE LOS AÑOS 90.
En 1992 se presenta la candidatura de Manuel García frente a la de Luis Salat. Los objetivos de la oposición son españolizar la GLE y lograr una mayor independencia y autonomía en relación a la masonería anglosajona. La influencia de los masones ingleses es decisiva en la GLE; hoy, de sus 1.500 afiliados, 400 de ellos ingleses y otros 200 de mayoría holandesa.
Este contingente no interviene en la política interna de la GLE limitándose a trabajar en su interior. Dependen de España pero sus directrices son inglesas y holandesas. Frecuentemente viven en urbanizaciones en Canarias, Málaga y Almería, se trata de funcionarios jubilados que se han retirado a nuestro país.
Ese número de extranjeros obliga a que siempre haya un Gran Oficial en la GLE de nacionalidad inglesa. El que ocupa este cargo en la actualidad se le achaca que en su vida privada se dedique a actividades que han causado escándalo (en efecto, es propietario de una cadena de bares de alterne) en una organización que pide como condiciones de afiliación ser "hombre libre y de buenas costumbres".
Hasta ese momento, la oposición a Salat había sido limitada sin que pudieran evitarse algunos incidentes notables. El acta de la asamblea del 88, por ejemplo, no fue jamás ratificada. Salat ganó en aquella ocasión las elecciones de forma apretada aun a pesar de que el "Gran Consejo" no admitió candidaturas en su contra.
La situación de tensión persistió hasta 1993 en que Salat aplastó a la oposición en el "Gran Consejo" y empezó la política de acoso y derribo de todos los que tuvieron contacto con Manuel García y con su candidatura. Salat colocó en este organismo a su guardia de corps. La situación persistió inamovible hasta la enfermedad de Salat y su muerte, acaecida a principios de 1996.
Entre 1994 y 1995 los expulsados y quienes habían abandonado la disciplina de la GLE, se reorganizaron, primero en los llamados "grados capitulares" (del 4º al 30º, ambos inclusives) y luego constituyendo una nueva obediencia, la "Logia Hispania", con templos en Barcelona, Madrid, Valencia, Alicante y Málaga. Los miembros de "Hispania" no se plantean el realizar proselitismo en detrimento de la G.L.E., sino crecer con aportaciones nuevas. Su Gran Maestre es Manuel García y carecen de reconocimientos internacionales. En la actualidad centran sus esfuerzos en lograr la consolidación interna y su homogeneización, y buscan contactar con logias de investigación más que con obediencias concretas.
LA ERA SAROBE
Tomás Sarobe Piñeiro, ingeniero de 56 años, accedió al cargo de Gran Maestre de la GLE. El propio Salat, en su lecho mortuorio, con notario y testigos familiares, cedió el cargo a Sarobe, hasta entonces Diputado de la GLE.
En la regularidad del proceso de tránsito adquirió gran importancia la figura del Diputado Gran Maestre Suplente Jean Crozet, francés afincado en España. Crozet trabajó con discrección bajo la dirección de Salat; entre él y Josep Munté mantuvieron la cohesión y la precaria estabilidad de la G.L.E. en los últimos años.
El 15 de junio de 1996, en el curso de una ceremonia secreta celebrada en la sede barcelonesa de la G.L.E., Sarobe fue investido oficialmente Gran Maestre ante 380 delegados venidos de toda España y 16 de otros países; fueron escogidos 52 oficiales. Durante el "ágape fraterno" 600 invitados le manifestaron su apoyo. Heredaba una red de 100 logias, 25 templos y 147 reconocimientos.
En ese momento Valencia era la región con más nivel de filiación, seguida de Madrid, Barcelona, Baleares, Canarias y Andalucía. En Extremadura, por el contrario, no había ni una sola Logia. La GLE, entre otras actividades realizaba periódicos donativos al Hospital de niños de San Juan de Dios, a la Fundación Carreras y a los hijos de las reclusas de la prisión de mujeres de Yeserías. Cooperaba, igualmente en programas de ayuda a refugiados de la zona de los Grandes Lagos y preparaba la apertura de un geriátrico. El perfil de sus miembros correspondía a un profesional, en torno a los 40 años, mayoritariamente sin preferencias políticas ni religiosas, ni religiosas.
Sarobe, en sus primeros meses de gestión, cumplió sus promesas aperturistas: declaró un período de interregno para preparar las elecciones. El mismo se postuló como candidato y, como tal, ganó con cierta oposición las elecciones de 1996. Eliminó elementos imcompatibles con la legislación vigente, en especial los Tribunales de honor masónicos. Pretendió hacer viva la estructura de la GLE diseñada en el período anterior, pero que por diferentes circunstancias, había permanecido inoperante.
EL RETORNO DE LOS CONFLICTOS: LA LOGIA FEDERAL
Algunos que lo habían sostenido hasta entonces y el núcleo que resultó derrotado en las elecciones de 1996, se escindieron argumentando que el nuevo Gran Maestre se dedicó a realizar operaciones internacionales de venta de armas por cuenta de la Empresa Nacional Bazan, especialmente con Sudáfrica durante el período del apartheid.
Algunos de quienes le habían sostenido hasta ese momento se escindieron liderados por el Gran Maestre de Canarias, Antonio Isasi. La escisión adquirió carácteres de gran violencia cuando alcanzó a la Logia Bóveda Celeste de Barcelona. En medio de un ambiente generalizado de querellas personales, amenazas de recurrir a los tribunales, descalificación e insultos mutuos, que frecuentemente llegan a los medios de comunicación, se consumó la escisión de unos 200-225 masones que constituyeron la Gran Logia Federal, de los cuales 80 pertenecían a logias catalanas dirigidas por Florencio Serrano, un industrial que asumió el cargo de Gran Maestre de la Gran Logia de Cataluña.
El "Supremo Consejo de Grado 33", dócil con Salat, dirigido por su amigo, el mejicano Morón, se constituyó en banderín de enganche de los escisionistas, hasta el punto que la GLE denunció el concordato suscrito con esta institución y cursó órdenes para que sus afiliados no acudieran a las reuniones del Consejo. Tradicionalmente las logias canarias han mantenido una relación más viva con sus hermanos del otro lado del océano, especialmente con las logias cubanas, mejicanas y con la Gran Logia de La Florida. El canario Isasi, en definitiva, se entiende bien con el mejicano Morón.
Paradójicamente la decantación de las posiciones en el "Supremo Consejo" está permitiendo a Sarobe trabajar con más libertad. Como se sabe, las llamadas "logias azules" trabajan los tres primeros grados masónicos. Estas logias son dirigidas por Sarobe. Los grados superiores al 3º, constituyen Grados Capitulares y son orientados por el Supremo Consejo de Grado 33. Tradicionalmente han existido fricciones entre los dirigentes de ambas instituciones. Unos han considerado a los otros como superestructura escasamente operativa, mientras que el "Supremo Consejo" se ha considerado siempre superior a las logias azules.
La situación en este momento es extremadamente movediza y agitada. Mientras que la Gran Logia Federal ha sido reconocida por Méjico, Cuba y el Gran Oriente Italiano, ha visto cerradas las puertas de la Conferencia Masónica Andina celebrada el pasado mes de marzo en Chile y de la Conferencia Anual Norteamericana celebrada en el mes de febrero.
Nadie puede intuir como se desarrollarán los acontecimientos en los próximos meses. Lo que resulta evidente es que este rosario de escisiones y conflictos ha supuesto un parón para el desarrollo de la masonería en España. A la vista de los conflictos, la Gran Logia Unida de Inglaterra, o bien puede reconocer a nuevas formaciones surgidas de la GLE, o bien, retirar el reconocimiento a esta última institución hasta que se aclare la situación. A la vista de tanto revuelo cabe preguntarse qué queda de la fraternidad masónica...
MASONERIA Y POLITICA
Los masones españoles no tienen un perfil político claramente. Están presentes en todas los partidos importantes, en mayor o menor medida, salvo en el PNV. Si durante la República y en la transición democrática, defendían mayoritariamente opciones de izquierda, en la actualidad sostienen posturas de centro izquierda y centro derecha, con un núcleo ligeramente mayor de militancia en el PSOE. En otros partidos, donde la influencia masónica fue decisiva, hoy ha desaparecido (caso de Esquerra Republicana hasta la llegada de Angel Colom).
En el P.S.O.E. la masonería constituyó siempre un grupo interno de opinión, desde su fundación hasta la escisión de 1972 entre históricos y renovadores. Los masones quedaron mayoritariamente en el "Sector histórico" y los renovadores prefirieron buscar el apoyo de la Internacional Socialista.
Entre los fundadores del PSOE se encontraba Jaime Vera, alienista, miembro de la Logia Hispano-Americana. Otro histórico, Daniel Anguiano era Grado 18. A partir de la dictadura de Primo de Rivera y durante la República, la presencia de masones en el socialismo español es importante, en número y responsabilidades: Jiménez de Asúa, Fernando de los Ríos, Francisco Largo Caballero, Julio Alvárez del Vayo, etc.
Tierno Galván había sido llevado el socialismo por Villar Massó, uno de los artífices de la reconstrucción del GOE en la transición y entonces líder de la Agrupación Socialista Madrileña. Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE antes de la escisión felipista, fue igualmente masón.
Durante la transición democrática se integraron algunos masones al PSOE y varios de ellos consiguieron escaños en las primeras cortes democráticas. Los senadores socialistas Virtudes Castro, Alberto Armas, Fernando Baezam Manuel Díaz, Rafael Fernández, Javier Paulino, Andreu Abelló, Rudolf Guerra, Feliciano Paez, Francisco Ramos, fueron o son masones. El padre de Gregorio Peces barba y Carmen García Bloise, secretaria de organización del PSOE, Félix Pastor Ridruejo, etc. fueron también masones. De Joaquín Leguina y Luis Solana se ha dicho que frecuentaron las logias, sin poder confirmarse.
Existen igualmente masones en Izquierda Unida, aportados fundamentalmente por el PASOC e Izquierda Republicana. Incluso en la CNT-FAI catalana existe un núcleo masónico vinculado a la Logia Simbólica.
Los partidos de centro-derecha tienen su cuota de masones, especialmente en Cataluña a nivel de cuadros intermedios, tanto de Convergencia Democrática como de Unió Democrática. En el Partido Popular existen masones -y no precisamente pocos- si bien mantienen muy discretamente su opción, conscientes de que buena parte del partido está controlado por sus enemigos mortales: los miembros del Opus Dei.
MARIO CONDE, FINANCIERO Y FRANC-MASON
Mario Conde declaró en cierta ocasión que le atraía el aspecto iniciático de la masonería. En ambientes masónicos nadie duda que Conde no entró en la masonería por oportunismo, ni en busca de buenos negocios, si bien estos le vinieron de manera natural gracias a la amistad que mantiene con Giuliano Di Bernardo, Gran Maestre del Gran Oriente de Italia (GOI).
Di Bernardo, terminó rompiendo con el GOI y constituyó la Gran Logia Regular de Italia y la fundación "Dignity". Esta última, legalizada en Suiza el 11 de abril de 1993, cuenta con la presencia de personajes ligados al Opus Dei y a la polémica logia Propaganda-2. A la presentación de "Dignity" asistieron Mario Conde y el Duque de Northampton, alto dignatario de la masonería inglesa.
Conde se rodeó en su logia -Concordia nº 4 de Madrid, de la que fue "Primer Vigilante"- de un núcleo con sus mismas aspiraciones masónicas e impulsó las "logias de investigación".
En cada país existe una de estas logias dedicadas exclusivamente a la realización de estudios masónicos. En España es la "Logia Duque de Wharton" la que cumplió esta función y a la que Mario Conde ayudó, así como a la "Quatuor Coronati", dependiente del GOI. Es falso, sin embargo, que Conde perteneciera a la Logia Propaganda-2.
Conde se retira cuando empieza a realizar negocios al límite de la legalidad vigente. Es consciente que puede comprometer a la masonería en operaciones poco ortodoxas y carece de tiempo suficiente que dedicar a la vida de logia. Pasa al "estado de durmiente" y redacta la "plancha de quite" que lo acredita, según la tradición masónica, sin deudas ni compromisos incumplidos ante sus "hermanos". Conde no dejó en la masonería ningún círculo que sirviera a sus intereses particulares.
La Logia Concordia nº 4, ha seguido siendo la estructura masónica más importante en Madrid. Tras la muerte de Luis Salat ha entrado en crisis y en estos momentos se encuentra inmersa en una aguda polémica interna y ha adoptado una actitud contraria a Sarobe.
Artículo publicado en la revista "Año Cero"
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