La Provincia, 19-8-2004
Las retroexcavadoras comenzaron el pasado fin de semana a derribar el antiguo templo de la masonería de Las Alcaravaneras, situado en la calle León y Castillo, que albergó la logia Acacia número cuatro en los años de la segunda república y fue el escenario donde se formaron personajes relevantes de la historia de Las Palmas de Gran Canaria como el que fuera alcalde, Juan Rodríguez Doreste, y Justo Alfonso Carrillo.
El edificio se erigía como el último vestigio masónico en Gran Canaria y como el segundo templo de estas características en la región, junto al edificio de la calle Sanlúcar, en Tenerife, perteneciente a la logia Añaza. Varios seguidores de la institución masónica, integrada por unos 350 miembros en la comunidad canaria, se lamentan de la escasa sensibilidad demostrada por los responsables municipales en materia de patrimonio histórico, por no impedir la demolición de un edificio que suponía el último vínculo con el pasado de
las quince logias registradas en la actualidad en Canarias.
El inmueble, fue construido en 1934, siendo su maestro Antonio Medina Mesa, nacido en Arrecife. El máximo representante masónico era capitán de la marina mercante y había ejercido su profesión al frente del correíllo El Hierro. El gran maestro, tío del parlamentario europeo socialista Manuel Medina Ortega, fue represaliado por el régimen franquista, perdió su estatus profesional y fue luego encarcelado, según recoge el diario digital Canariasahora.com
Pasadizo
El edificio fue requisado tras la Guerra Civil por el movimiento falangista y, posteriormente, una vez sacado a subasta pública, pasó a manos de particulares en virtud de la aplicación de la ley franquista de Represión de la Masonería y del Comunismo. El inmueble ahora derruido disponía de una gran sala rectangular para las reuniones, varias oficinas y un pasadizo secreto que servía para unir el templo con la playa de Las Alcaravaneras. Precisamente, el túnel fue utilizado para la evasión de muchos masones perseguidos por los vencedores de la Guerra Civil.
Las retroexcavadoras comenzaron el pasado fin de semana a derribar el antiguo templo de la masonería de Las Alcaravaneras, situado en la calle León y Castillo, que albergó la logia Acacia número cuatro en los años de la segunda república y fue el escenario donde se formaron personajes relevantes de la historia de Las Palmas de Gran Canaria como el que fuera alcalde, Juan Rodríguez Doreste, y Justo Alfonso Carrillo.
El edificio se erigía como el último vestigio masónico en Gran Canaria y como el segundo templo de estas características en la región, junto al edificio de la calle Sanlúcar, en Tenerife, perteneciente a la logia Añaza. Varios seguidores de la institución masónica, integrada por unos 350 miembros en la comunidad canaria, se lamentan de la escasa sensibilidad demostrada por los responsables municipales en materia de patrimonio histórico, por no impedir la demolición de un edificio que suponía el último vínculo con el pasado de
las quince logias registradas en la actualidad en Canarias.
El inmueble, fue construido en 1934, siendo su maestro Antonio Medina Mesa, nacido en Arrecife. El máximo representante masónico era capitán de la marina mercante y había ejercido su profesión al frente del correíllo El Hierro. El gran maestro, tío del parlamentario europeo socialista Manuel Medina Ortega, fue represaliado por el régimen franquista, perdió su estatus profesional y fue luego encarcelado, según recoge el diario digital Canariasahora.com
Pasadizo
El edificio fue requisado tras la Guerra Civil por el movimiento falangista y, posteriormente, una vez sacado a subasta pública, pasó a manos de particulares en virtud de la aplicación de la ley franquista de Represión de la Masonería y del Comunismo. El inmueble ahora derruido disponía de una gran sala rectangular para las reuniones, varias oficinas y un pasadizo secreto que servía para unir el templo con la playa de Las Alcaravaneras. Precisamente, el túnel fue utilizado para la evasión de muchos masones perseguidos por los vencedores de la Guerra Civil.
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