domingo, abril 03, 2005

CONSEJOS

(Autor anónimo)

Enseña lo que sepas y aprende lo que te enseñen.
La VERDAD es la mejor arma con que
puedes servir, hacer,
conocer y respetar a la Orden.

No hagas mal de palabra ni de obra a
los enemigos de la
Institución; si son buenos trata de convercerlos; si
no, déjalos
tranquilos, su día llegará.

Trabaja porque tu logia sea la mejor
de todas y ser el
mejor miembro de todos.

Considera como cosa tuya, los
intereses de la logia y
paga a tiempo tus cuotas.

El masón que critica a su logia se
critica a sí mismo;
pero si hay alguna falta tiene el DEBER de
remediarla.

Acepta siempre de buen grado los
acuerdos del Taller,
aunque te parezcan malos, pues a la mayoría le
parecieron bien; más
fácil que se equivoquen los menos que los más.

En todos tus actos y palabras procura
honrar a la
masonería y te honrarás a ti mismo.

El buen masón propone, discute y
defiende cuanto acarree
bien a la Humanidad, a la Orden y a su madre Logia.

El mejoramiento económico sin el
mejoramiento moral,
inclina siempre al placer o al VICIO.

Si eres rico, piensa que los miembros
cuentan con tu
ayuda generosa y que creen que es de más valor que
lo que realmente
es.

Si eres pobre, agradece la ayuda del
rico que tiene más
mérito cuando más alto está y menos necesita de su
logia.

No rehuyas nunca cargos ni
responsabilidades, cuando te
toque lo que tú halles bien que los otros hicieron
por ti, debes
prestarte tú a hacerlo por los demás.

Trata a todos con fraternal cariño,
que el que Dios haya
colocado a unos un poco más arriba y a otros un poco
más abajo no
quita que todos sean HERMANOS y como tales deben
AMARSE Y CUIDARSE.

Una Logia, en que sus miembros no se
aman ni se
sacrifican por otros, será siempre un montón de
arena: si lo
contrario, será un bloque de mármol, compacto y
pulimentado.

Una logia en que, además de buscar el
mejoramiento
intelectual y económico, se trata de mejorar a los
hombres moralmente
haciéndoles ver las consecuencias de los vicios y el
valor de las
virtudes, será siempre un emporio de hombres
conscientes de su
dignidad y semillero inagotable de BIENES Y DE
FELICIDAD.

Si cada día no sabes hacerte un poco
mejor, poco vales,
y debe darte pena llamarte hombre.

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