domingo, febrero 13, 2005

LA MASONERIA RUSA

EUGENIO TSCHELAKOW *
Este artículo está dedicado a la memoria
de René Guénon (1886-1951).


El zar Alejandro I, masón, quien había liderado la heroica gesta emprendida contra su hermano masónico Napoleón I,1 al que había derrotado con el ejército conducido por el mariscal de campo Mijail Kutuzov, también prominente francmasón, decretó, basado en un informe sobre las actividades de los masones rusos elaborado por el teniente general y senador Igor Kushelev (Pro-Gran Maestre de la Gran Logia Masónica Astrea), la prohibición de la Masonería en Rusia mediante el "ukase"2 del 1° de agosto de 1822, frente a la sorpresa general de todo el mundo.

Qué había pasado hasta entonces?

La masonería contemporánea nace en el día de San Juan (24 de junio) de 1717 en el salón comedor de la Taberna del Ganso y la Parrilla ubicado en el primer piso en el patio de la Catedral de San Pablo, Londres, cuando cuatro Logias deciden públicamente constituir la Gran Logia de Londres, luego de Inglaterra. Queremos destacar algunas características de ese proceso ya que se reflejarían posteriormente en el desarrollo de la masonería rusa.

a) La Orden (Institución, Ciencia o Sociedad) como también es llamada la Masonería por los masones, obviamente, ya existía antes de 1717. Así, algunos historiadores afirman que Pedro I El Grande fue iniciado en la masonería, antes de esa fecha, por el arquitecto Christopher Wren,3 restaurador de la citada Catedral londinense. Otros, dicen que su ingreso fue en un navío militar inglés, lo que era muy común en la época. Conforme afirma el historiador inglés Jasper Ridley –que no es masón–4 Pedro I, después de su regreso a Rusia que fue en 1698, ordenó a su ministro de confianza el suizo François Lefort que fundara la primera logia masónica rusa en San Petesburgo y que se hiciera Maestro de ella.

b) Las Constituciones Masónicas de 1723, redactadas por el Reverendo James Anderson y aprobadas por la Gran Logia de Inglaterra, contienen las normas y directrices de la Institución, aún hoy vigentes, a saber:

"Un masón no puede ser ni un estúpido ateo ni un libertino irreligioso". Consecuentemente debe creer en Dios y en la inmortalidad del alma.5 La masonería rusa siempre fue, y lo es actualmente, profundamente religiosa, como lo prueba el hecho de que el metropolita Filareto, seguramente la figura moral, intelectual y espiritual más importante que haya dado el alto clero ruso, militó activamente en sus filas, como veremos más adelante.

"Las discusiones de orden religioso y político están rigurosamente prohibidas en las Logias, debiendo el masón obedecer las leyes del país donde está establecido, y no debe ser jamás relacionado con complots y conspiraciones contra la ley y el bienestar de la Nación". Desde un primer momento, la Gran Logia de Inglaterra ofreció la conducción de la misma al más alto nivel de la Corona Británica, lo que se mantiene hasta nuestros días, siendo su actual Gran Maestre el Duque de Kent. Este ejemplo se trasladaría a toda la aristocracia europea como ser: el rey de Prusia Federico II el Grande, que fue considerado Gran Maestre y Protector universal de la Masonería; el emperador del Brasil, Dom Pedro I; el rey de Suecia que, hasta hoy, es el presidente de la Masonería sueca; Napoleón I y todos sus hermanos; los reyes de Italia Víctor Manuel II y Víctor Manuel III; Leopoldo I rey de Bélgica; Fernando II Rey de Portugal; Estanislao Poniatovsky rey de Polonia; y otros más. Dice Jean Palou que habría evidencias de que el rey Luis XVI (guillotinado durante la Revolución Francesa) y sus hermanos, futuros reyes Carlos X y Luis XVIII fueron recibidos masones en la Logia "Les Frères Unis" constituida ad-hoc en Versailles. En el continente americano, sin nobleza pero ocupando los más altos niveles socio-políticos, destacados francmasones participaron en la construcción de los nuevos países, tales como George Washington, Benjamín Franklin, Francisco Miranda, Bolívar, San Martín, O'Higgins, Artigas, José Bonifacio de Andrade, Gonçalves Ledo, el Padre Hidalgo, Benito Juárez, José Martí, y otros. En la Argentina, a partir del dictado de la Constitución de 1853 y hasta 1932, todos los presidentes, desde el Gral. Justo J. de Urquiza hasta Agustín P. Justo fueron masones, menos Nicolás Avellaneda y Julio A. Roca (padre). Rusia no podía escapar a esta tendencia y así, gran parte de la elite de San Petesburgo, Kiev y Moscú, participó en la Orden. El historiador Nicolás Riasanovsky, citado por Richard L. Rhoda6 afirma que durante el reinado de la emperatriz Catalina II la Grande se llegó a contar con 2.500 miembros repartidos en más de cien Logias en todo el país. De acuerdo con la revista alemana "El Globo" había 145 logias masónicas en el año de 1787, lo cual colocaba a Rusia entre las principales potencias masónicas del mundo en la época.

"Las Logias estarán exclusivamente constituidas por hombres". Desde el inicio de su reinado, Catalina II, quien gobernó Rusia por 34 años (1762-1796), mantenía activa correspondencia con Voltaire y se entusiasmaba con los principios pedagógicos de Rousseau, consintió el crecimiento de la masonería. Sin embargo varios hechos perturbaron esa relación, como ser: la abierta simpatía hacia la Orden manifestada por su esposo y rival Pedro III; el ingreso en 1777 a la Institución –por invitación del rey de Suecia Gustav III– de su hijo y enemigo político el Gran Duque Pablo; la influencia en la masonería de su otro enemigo el rey Federico II el Grande; el desenmascaramiento del pseudo-masón y charlatán Cagliostro en una sesión espírita, realizado en los salones del príncipe Gagarin, lo que motivó a Catalina a escribir tres comedias satíricas: "El chaman siberiano", "El mistificador" y "El alucinado".7 Finalmente, las maliciosas acusaciones del abate Barruel de que la Masonería había realizado la Revolución Francesa (lo cual es totalmente falso) influyeron en el ánimo de la emperatriz quien, en un primer momento no prohibió los trabajos en las Logias, pero dio a entender a los nobles que ya no aprobaba que pertenecieran a ella. Sin embargo, lo que más le molestaba a Catalina II era que no podía ser miembro de la Orden por su condición de mujer, hecho que también disgustaba a las demás mujeres importantes de la época. Años más tarde, la esposa de Napoleón, Josefina, resolvió el dilema afiliándose a una Logia de Adopción (de mujeres; considerada irregular por la Gran Logia de Inglaterra), llegando a presidir en 1805 la Logia Franco-Caballeros, de Estrasburgo, cuya Gran Maestra era madame Dietrich, esposa del Intendente de la ciudad en cuya casa fue cantada la Marsellesa por primera vez en 1792. Por otro lado, el embajador sueco en Rusia, conde Stedingk, escribió que "Catalina sentía una femenina repulsión contra la masonería".

c) Contrariamente a lo que supone la mayoría de las personas, la Masonería no es unívoca, esto quiere decir que existen diversas obediencias masónicas, muchas veces enfrentadas entre sí, que practican, a su vez, distintos ritos durante sus trabajos en Logia. Estamos, pues, lejos de una única organización, con un único ritual y bajo una única conducción; no existe, entonces, ni nunca existió un supuesto gobierno masónico universal. Estas divisiones en la Orden se reflejaron en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XVIII cuando coexistieron dos Potencias igualmente regulares: la de los "Modernos" cuyo Gran Maestre era el Duque de Kent (quien más tarde sería el padre de la reina Victoria) y la de los "Antiguos", encabezada por el Duque de Sussex. Recién en 1813 los dos hermanos consiguieron unificar ambas Obediencias quedando al frente el Duque de Sussex quien ocupó el cargo hasta su muerte en 1843. En Rusia las principales influencias fueron el sistema inglés del cual su principal impulsor fue el senador y consejero privado de la reina, Ivan P. Yelaguin (1725-1794) quien, el 28 de febrero de 1772, fuera elegido Gran Maestre Provincial del Imperio Ruso, bajo los auspicios de la Gran Logia de Inglaterra. Su rival era el "Sistema Zinnendorf" o sueco, que llegó a Rusia vía Berlín de la mano de George Reichell, director de la Escuela Militar y que sólo admitía nobles en sus Logias. Como vimos, a este rito perteneció el Gran Duque Pablo y tuvo gran repercusión por el agregado (además de los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro de la denominada Masonería simbólica o azul) de los llamados Grados Templarios o de Caballería, de acentuadas características místico cristianas.8 En 1776 se produjo la unión de ambas Obediencias, tomando el nombre de Gran Logia Nacional. Hay que tener en cuenta que en el siglo XVIII cada quien quiso forjar su propio sistema masónico, desde luego incorporándolo siempre a la Masonería simbólica (de únicamente tres grados), como puede verse en los ritos herméticos, cabalísticos y filosóficos y en las Ordenes de Caballería.9

Sin perjuicio de lo dicho sobre Pedro el Grande, está documentado que la Masonería en Rusia aparece en 1731 cuando el capitán John Phillips es designado Gran Maestre Provincial de Rusia por la Gran Logia de Inglaterra. En 1740 el mismo título le es otorgado al futuro mariscal prusiano James Keith, quien comenzó a atraer hacia la Orden a jóvenes oficiales de las mejores familias rusas.

Un destacado papel tuvieron el profesor Johan Eugen Schwarz, director del Instituto Pedagógico de la Universidad de San Petesburgo y Nicolai I. Novikov (1744-1816), fundador del periodismo ruso. Ambos eran hombres muy ilustrados que no sólo trabajaron activamente en favor de la masonería sino que influyeron poderosamente en la vida intelectual rusa. Sin embargo, esto no impidió que se ordenase la prisión de Novikov, el confisco de los bienes de Mijail Kutuzov y que se clausurase la actividad masónica en 1794 por orden imperial. Dos años después el nuevo zar, Pablo I, liberó a Novikov y a otros masones encarcelados pero oficialmente no revocó la prohibición, tal vez porque él se había proclamado, el 16 de diciembre de 1798, Gran Maestre de la Orden de los Caballeros de Malta, una orden rival de los altos grados masónicos Templarios. La masonería sólo sería autorizada nuevamente por el zar Alejandro I en 1805 por influencia de Ivan Boeber, miembro de la Academia Imperial de Ciencias de San Petesburgo. Según Jasper Ridley, Alejandro I le habría contestado a Boeber: "Lo que me cuenta respecto de esa Institución me sugiere no sólo que otorgue mi protección sino que incluso yo mismo debería solicitar ser admitido entre los francmasones".

A partir de ahí, nuevamente se fundaron numerosas logias en las que ingresaron el Gran Duque Constantino (hermano de Alejandro I), el conde Estanislao Potocki, el conde Iván Vorontzov, quien fuera Venerable Maestro de la Logia del Silencio donde también se iniciaron Sumarkov, el príncipe Alejandro de Württemberg, Alejandro Marischkin y otros miembros de la Corte. En la Logia Palestina se destacó Alejandro Ypsilanti, célebre en la lucha por la liberación de Grecia del dominio turco. También deben mencionarse en este período al conde Roman Vorezov, teniente general Melissino, príncipe Nicolás Trubetzkoy, príncipe Gagarin, príncipe Dolgorouky, príncipe Golitzin, Nevitzky, Scherbatov, Mamonov y el príncipe Dashkov. El conde Alexander V. Suvorov (1729-1800) héroe militar que se destacó en la guerra contra los turcos, fue miembro de la Logia Aux Trois Etoiles de San Petesburgo y luego de la Logia Zu den deir Kronen. El escritor y estadista Alexander S. Griboyedov (1795-1825) en 1816 fue miembro de la Logia Amigos Unidos. El citado mariscal de campo Mijail I. Kutuzov (1745-1813) fue iniciado en la Logia Zu den deir Schusseln (de Ratisbona); luego fue miembro de la Logia Trois Drapeux (de Moscú) y después se afilió a la Logia Dying Sphinx (de San Petesburgo), alcanzando el séptimo grado del sistema masónico sueco. También debe citarse al famoso compositor Dimitry S. Bortnyansky (1751-1825) autor de muchas músicas tanto religiosas como masónicas.10

En 1810 el Ministerio de Policía exigió una copia de las Constituciones y rituales a los dirigentes masónicos y, en 1812, después de un análisis de los mismos, las autoridades rusas constataron el alto patriotismo y claro apoyo a la investidura del zar que profesaban los masones rusos. Pero después de la derrota de Napoleón en 1814, 571 francmasones rusos, incluyendo 62 generales y 150 coroneles, confraternizaron masónicamente con sus hermanos en París. A la vuelta, según algunos historiadores, estaba sembrada la semilla contra el régimen autocrático. El prestigioso investigador masónico Boris Telepneff escribió que existían pruebas conclusivas de elementos peligrosos infiltrados en algunas logias rusas.11 Lo mismo pensó el masón Jefe de Policía Kushelev quien además recomendó que, o las logias se colocaban bajo control gubernamental o debían ser cerradas. Como ya fuera dicho, el zar optó por esto último sentenciando –en mi particular entender y a título meramente especulativo– la suerte de la monarquía rusa un siglo después, cuando el comunismo tomó el poder en 1917 y asesinó a toda la familia Imperial. Esta idea se basa en la siguiente tesis: si no se hubiese prohibido la Orden y si en vez de sucederlo a Alejandro I su hermano reaccionario Nicolás I, lo hubiera hecho el masón Constantino (el esposo de "la Constitución", como decían los soldados) asumiendo el carácter de protector de la Masonería Rusa y estableciendo una monarquía constitucional, tal vez se hubiera preservado la dinastía de los Romanov y otro hubiera sido el destino del país.

La historiadora rusa Tatiana Bakunin, citada por Jean-François Var y por Valerian Obolensky, reuniendo pruebas documentales trató de reconstruir la lista de miembros de la masonería rusa desde sus comienzos hasta 1822. Ella estima su número en 4.000 o 5.000 personas, habiendo registrado documentalmente una lista de 3.267 nombres, incluidos cuatro metropolitas (prelados de metrópolis), entre ellos Filareto, dos arzobispos, cinco archiprestes y tres archimandritas (abades de monasterio).

En diciembre de 1825 estalla contra las autoridades la asonada que después sería conocida como "revolución Decembrista". Algunos decembristas eran masones, como el coronel Batenkow, quien fuera deportado a Siberia por 30 años, pero la mayoría no. Tal el caso del más importante poeta ruso Alexander Pushkin, iniciado en la "Logia Oviedo" el 4 de mayo de 1821 bajo el rito escocés.12 Sin embargo, sus poemas le valieron el exilio, como el dedicado a Chaadaev, que finaliza diciendo: "And on the ruins of autocracy / Will inscribe our names". Es interesante destacar que esta Logia Oviedo no fue clausurada por el "ukase" de Alejandro I ya que se reconoció que su jurisdicción pertenecía a la masonería rumana.

El zar Nicolás I confirmó el decreto prohibiendo la francmasonería el 21 de abril de 1826, con lo cual quedó restricta, entre otros, al ámbito clerical e intelectual, quedando la nobleza rusa alejada de ella. Se inicia así una larga noche donde es muy difícil rastrear el funcionamiento de logias en este período, el cual está registrado por el escritor Alexis Pissensky (1821-1883) en su novela "El masón". Según Telepneff, siempre hubo logias en Kiev, Poltava, Odessa y otras ciudades del interior.

Particularmente interesante resulta la postura del escritor León Tolstoy. Recordemos que en su novela "La Guerra y La Paz" el conde Pierre Bezhujov es aceptado en la masonería, cuyo ritual de iniciación está descripto con todos los detalles, sin por ello revelar cualquier secreto masónico. El Venerable Maestro de la Logia le lee al Conde Pierre unas palabras de bienvenida cuyo fragmento principal dice: "Em nossos templos, não conhecemos outros graus salvo os que estão entre o vicio e a virtude. Cuida em não criar uma diferença que possa perturbar a igualdade. Socorre aos irmãos, quaisquer que eles sejam. Levanta o que cair e não alimenta jamais algum sentimento de cólera ou de ódio contra um irmão. Sê benevolente e afável; provoca em todos os corações o fogo da Virtude. Divide tua felicidade com teu próximo e que a inveja não perturbe jamais esse prazer puro. Perdoa a teu inimigo; não te vingues nunca, a não ser refazendo o bem. Cumprindo assim a lei suprema, encontraras os traços da grandeza antiga que tinhas perdido" (Guerra e Paz, parte V cap. VI, Ed. Ediouro, Río de Janeiro). La época en la que se desarrolla esta escena es en vísperas de las guerras contra Napoleón. Algunos autores sostienen que Tolstoy se basó para describir el ritual de iniciación en los documentos secuestrados por la policía cuando se clausuraron las logias en 1822. Otros sostienen que él mismo fue masón (como su pariente el conde general Alexander Ostermann Tolstoy, quien se distinguió en la batalla de Borodino contra las tropas napoleónicas) y por eso pudo escribir sobre el tema. Sin embargo, a pesar de que Tolstoy figure como ilustre masón en las listas de algunas logias (como por ejemplo de Estados Unidos), entendemos que no lo fue. Al respecto, el historiador especializado en la biografía de Tolstoy, Walter Moss, de la Eastern Michigan University nos envió una correspondencia vía correo electrónico sosteniendo que: "No, (he was not a freemason), but he was interested in it when he was writing War and Peace because freemasonry attracted many intellectuals in the 1805-1820 period when the novel is primarily set...and (Tolstoy) wrote to his wife when he was working on it in 1866 that the Masons were all imbeciles".

Un capítulo especial merece la relación de la masonería rusa con la Iglesia; aquí seguiremos principalmente la opinión de Jean-François Var, historiador, masón y Diácono de la Iglesia Ortodoxa de Francia.13 Dice este autor que no hay ni puede existir una posición oficial, única y unánime de la Iglesia Ortodoxa frente a la masonería como tampoco frente a las demás cuestiones planteadas en el mundo, pues la Iglesia Ortodoxa, a diferencia de la Iglesia Católica romana, no está constituida unitariamente. Cualquier definición dogmática debe provenir de un concilio ecuménico y sólo fueron realizados siete, entre 325 y 787. Obviamente, en ellos nunca hubo un pronunciamiento sobre la masonería. Luego vino el cisma de 1054 que dividió a la Cristiandad en un Oriente ortodoxo y un Occidente católico. La Iglesia Rusa, subordinada a Constantinopla, se independizó en 1448, declarándose autocéfala y eligiendo a su primer metropolita: el de Moscú. Así nació la idea de que la "primera Roma" era herética, la segunda (Constantinopla) había caído en manos de los turcos, entonces Dios había suscitado una "tercera Roma", Moscú y un nuevo emperador para defender la verdadera Fe. Fue cuando los príncipes moscovitas asumieron el título de "zar" (es decir Cesar en ruso) y consideraron que tenían legítimo derecho a asumir como propio el símbolo del Aguila Bicéfala (tan caro al simbolismo de los último altos grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la Masonería).14 Así, en 1589 la Iglesia se transformó en patriarcado y la Pentarquía Ortodoxa quedó así constituida: Constantinopla, Alejandría, Antioquía, Jerusalem y Moscú. La Masonería que se desarrolló en los cuatro primeros territorios sufrió, en su doble condición de masónica y cristiana, la persecución por parte de la dominación turcomana. En la Ortodoxia Rusa, al contrario, halló campo fértil para su expansión, sobre todo a partir de 1776.

Constituye un hecho de gran importancia que Filareto perteneciera a la masonería. Como metropolita de Moscú ocupaba la sede más elevada en dignidad de la Iglesia Rusa; habría sido patriarca de no haberse suprimido este título por Pedro I. Ocupó el cargo brillantemente durante 40 años. Fue filólogo, especialista en los Padres de la Iglesia (sobre todo griegos), conocedor de la escuela espiritual francesa del siglo XVIII, de Fénelon (prestigioso escritor y arzobispo católico de Cambrai) y renovó en Rusia los estudios eclesiásticos. Tradujo la Biblia al ruso (de 1816 a 1820) patrocinado por la Sociedad Bíblica en la cual colaboraron muchos masones ilustres. Todo lo cual sugiere que hubo en Rusia una verdadera compenetración y casi una simbiosis entre la masonería y la religión o, mejor aún, la Iglesia misma. Y si, como vimos, la masonería fue prohibida en dos ocasiones, lo fue por motivos políticos en los que nada tuvo que ver la Iglesia. Lamentablemente en 1822 finalizó una época excepcional que fue testimonio de este raro fenómeno: un movimiento espiritual (la masonería) venido del exterior había logrado que el alma nacional rusa volviera a sus raíces ya casi olvidadas. Si hubo tal armonía entre la masonería y la Ortodoxia rusas, se debió quizás al carácter místico de esa masonería y a que el proprio Cristianismo Ortodoxo sea místico por naturaleza.

Es así como las iglesias ortodoxas nunca condenaron, sea en conjunto, sea individualmente, a la masonería (el Patriarca Atenágoras I fue masón grado 33° ) a diferencia de los pontífices de la Iglesia católica romana que sí lo hicieron varias veces desde que el Papa Clemente XII dictó la Bula "In eminenti" el 28 de abril de 1738 prohibiendo a los católicos afiliarse a la masonería bajo pena de excomunión, norma del derecho canónico que sorprendentemente está vigente en pleno siglo XXI, conforme declaración del prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Inquisición), cardenal Joseph Ratzinger, el 26 de noviembre de 1983, y nunca revocada hasta hoy.

Llegamos ya a comienzos del siglo XX. En 1906 se destacaban en San Petesburgo la Logia Estrella Polar y en Moscú la Logia Renovación. Esta masonería estaba formada por intelectuales, burgueses, liberales, científicos, escritores, militares, clérigos, algunos nobles, etc. Una de las logias estaba constituida únicamente por oficiales de ideas liberales y otra exclusivamente por diputados (KaDets). Antes de la revolución bolchevique de 1917, había treinta Talleres que después desaparecieron perseguidos por el comunismo. León Trotzky llamó a la masonería de "una concepción ideológica burguesa contraria a los principios de la dictadura del proletariado que tiende a establecer un Estado dentro del Estado". En esa misma línea, el IV Congreso de la Internacional Comunista declaró: "La Masonería es el engaño más avieso y más infame que le hace al proletariado una burguesía inclinada hacia el radicalismo. Nos vemos en la necesidad de combatirla hasta el extremo". En efecto, la masonería rusa fue exterminada totalmente durante la dictadura comunista. Y sin embargo hubo quienes creyeron que la masonería era la vanguardia internacional del bolcheviquismo. Nada más equivocado: ese bolcheviquismo torturó y asesinó más masones que todas las persecuciones realizadas por la Inquisición contra miembros de la Orden. El escritor Valerian Obolensky presenta una extensa lista de masones rusos que escaparon al exterior después de la revolución comunista,15 entre ellos: príncipe Vladimir V. Bariatinsk; Peter L. Bark (último Ministro de Finanzas del zar Nicolás II); Ossip Bernstein, gran maestro de ajedrez; príncipes Paul y Peter Dolgoroukov (ejecutados por comunistas rusos); Gran Duque Alexander (Sandro) Romanov; príncipe Vladimir Obolensky; Marc Chagall (artista); Alexander Davidoff (descendiente de los "decembristas" Trubetzkoy y Davidoff); Alexander Naumov (Ministro de Agricultura del zar Nicolas II); Kristof G. Kafián (músico, presenció la clausura de la última logia rusa en París en 1971; dijo "estamos cansados"); príncipe Grigory Lvov; y otros. Resulta paradójico que hoy en día los comunistas rusos responsabilicen a la masonería del colapso de la antigua Unión Soviética, acusando a Gorbachov y a Yeltsin de ser masones.

Como es sabido, el comunismo explotó a fines de los años ochenta y entonces, poco a poco, comenzaron a resurgir los talleres masónicos en los países que habían vivido sojuzgados bajo la Cortina de Hierro. En el día de San Juan del año 1995, en el edificio del Sindicato de Maestros de Moscú se reinstaló, con el auspicio de la Gran Logia Nacional de Francia, la Gran Logia de Rusia, luego de 173 años de prohibición gubernamental. Los masones rusos presentes eran científicos, oficiales del Ejército y de la Armada, periodistas, escritores y hombres de negocios, representando, como sus colegas ingleses en 1717 a cuatro logias fundadoras: "Armonía" y "Nueva Astrea" de Moscú, "Gamaioun" de San Petesburgo y "Lotus" de Voronezh. La tenida fue presidida por el Gran Maestre de Francia Claude Charbounniaud y en seguida fue elegido Gran Maestre Georgy Dergachov, un académico muy allegado a las autoridades de la Iglesia Ortodoxa Rusa en su condición de profesor de Filosofía Religiosa de la Universidad de Moscú.16 Como Gran Secretario fue elegido Vladimir Djangurian. La Gran Logia de Rusia es, con sus once husos horarios, la mayor jurisdicción territorial masónica del mundo y está reconocida, entre otras, por las Grandes Logias de Portugal, Nueva York, Alemania, Austria, Hungría y Francia. El 6 de julio de 1996 fue instalado en Moscú el Supremo Consejo de Soberanos Grandes Inspectores Generales del Grado 33° del REAA, estando presentes los Soberanos Grandes Comendadores de Bélgica, Brasil, Turquía, Polonia, Rumania e Irán en el exilio. Como primer Soberano Gran Comendador de Rusia fue instalado Víctor Kouznetsov, grado 33°.

Finalmente, en el año del resurgimiento de la Orden en Rusia, quien visitó la imponente Catedral de Kazán, con su aspecto similar a la Basílica de San Pedro en el Vaticano,17 pudo apreciar en su interior una sala destinada a la exhibición de objetos masónicos. Eran más de cien artículos entre libros, estandartes, joyas y collarines. Ningún lugar simboliza mejor a la masonería rusa que la Catedral de Kazán: en su cripta, el General Kutuzov, padre de la Patria, quien supo servir fielmente a su Emperador, descansa en el Oriente eterno junto a las tres Luces que guiaron su vida: Rusia, la Iglesia y la Masonería.

NOTAS Y BIBLIOGRAFIA
* El autor es miembro de la Logia Liberdade Nº1, perteneciente a la Gran Logia Masónica del Estado de Bahia, Brasil (GLEB). La versión en portugués fue revisada y corregida por Antonio Aguiar de Sales, ex-Venerable Mestre de esa Logia.

1 Jean Palou, escritor y masón, perteneciente a la corriente Tradicional del pensador metafísico René Guénon, en su libro A Franco Maçonaria Simbólica e Iniciática, Editorial Pensamento, San Pablo, concluye que Napoleón I fue iniciado en la masonería cuando era teniente de artillería en Italia y habría pertenecido a la Logia egipcia de Hermes y también al Rito Escocés Rectificado de la Obediencia del Gran Oriente de Francia. En contra, Jasper Ridley.

2 Ukase: decreto imperial, en idioma ruso. Por increíble coincidencia, en ese mismo año de 1822 (25 de octubre) otro emperador masón, Don Pedro I, a pesar de tener el grado 33° y ser Gran Maestre del Gran Oriente Brasileño, también prohibió la masonería en su país.

3 "History of Russian Freemasonry", de Dennis Stocks, de la Barron Barnett Lodge, en Casebook, documento publicado en Internet, junio de 1997;
http://ripper.wildnet.co.uk/russianfm.html ( url actual)

4 Los Masones, de Jasper Ridley, Editorial Vergara, Buenos Aires. Con relación a Alejandro I este autor afirma que el czar fue designado Gran Maestre de honor de la masonería polaca en Varsovia durante un banquete masónico en 1815. La Gran Logia de Rusia, en su página en Internet (versión en ruso) dice apenas que existen evidencias de la pertenencia de Alejandro I a la Orden.

5 "As Constituições de Anderson" e "Pérolas Maçônicas V 2" en Editorial A Trolha, Londrina.

6 "Russian Freemasonry: a new dawn", de Richard L. Rhoda, Maine Lodge of Research A L 5981, documento publicado en Internet, junio de 1996; http://members.aol.com/houltonme/rus.htm

7 Eugen Lennhoff, Los Masones ante la Historia, Editorial Diana, México.

8 John J. Robinson, que no es masón, en su libro Nacidos en sangre sostiene que la masonería es la continuación de la Orden de los Caballeros Templarios.

9 René Guénon, "Los altos grados masónicos", en revista La Gnose, París, 1910, traducida en revista SYMBOLOS de Guatemala.

10 Gran Logia de Rusia, en Internet: http://freemasonry.narod.ru ( url actual)

11 "Freemasonry in Russia", Boris Telepneff, en la revista Ars Quator Coronatorum volumen 35 del año 1922, de la Quator Coronati Lodge No. 2076 de Londres, citado por diversos autores.

12 "Masonería en clásicos rusos y alemanes", en revista Símbolo de Buenos Aires.

13 Masonería y Religión, de José A. Benimelli, Editorial Universidad Complutense de Madrid, cap. "La Iglesia Ortodoxa y la Masonería" por Jean-François Var.

14 Conforme correspondencia particular de Eduardo Seleson, masón 32° del REAA.

15 Russians in exile, de Valerian Obolensky, libro publicado en Internet, mayo de 1997; http://www.geocities.com/SoHo/Studios/5254/dias13.html

16 "The Grand Lodge of Russia", por Peter Waters, en Masonic Square, documento publicado en Internet, junio de 1996;
http://users.iol.it/fjit.bvg/glrussia.html

17 "La Masonería en Rusia", de Max Grieben, revista Símbolo de Buenos Aires.

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