Herramientas propias de los canteros, fueron utilizadas durante milenios en las hermandades de constructores, hasta que el destino quiso que su simbolismo fuera incorporado al de las Logias Masónicas en donde todavía hoy figuran en los cuadros del Apr:. y del Comp:. . Una vez más encontramos en estos instrumentos el doble carácter, activo y pasivo, que veíamos en el Nivel y la Plomada. El Martillo, golpea activamente la piedra, dirigido por la hábil mano del artesano que lo dirige, no directamente contra ella, sino optimizando su acción a través del Cincel; éste, por su parte, cumple pasivamente su cometido. La antítesis entre uno y otro es lo suficientemente evidente como para que no insistamos.
Ahora bien, hay una serie de aspectos que interesa resaltar. El Cincel, por ejemplo, en tanto que ocupa un lugar intermedio entre el Martillo y el material que desbasta, es activo en relación a éste y pasivo frente al Mazo y a la fuerte mano que lo maneja. No puede extrañar pues que éste instrumento, fuera asociado inicialmente al Grado de Comp:., el segundo en la jerarquía Masónica, anterior a la Maest:. y posterior al Aprendizaje. O si se quiere, la jerarquía Masónica hace del Comp:. un estadio intermedio entre la pasividad absoluta y la iniciativa total correspondiéndole algo de lo uno y de lo otro.
Pero sobre todo, el Grado de Comp:. es un grado problemático. A decir verdad, quizás la gran carencia de la Masonería moderna consiste en considerarlo como un Grado de trámite en el que los aspirantes a MMaest:. quieren permanecer solo el tiempo imprescindible. Pero, en realidad, es el Grado de instrucción por excelencia. Atrás se ha dejado la fase de ignorancia total, de inercia; por delante quedan los Grados de consumación del aprendizaje, pero éste ¿ dónde se realiza ?. La lógica quiere que fuera en ese Grado intermedio en donde se operase la verdadera formación y selección de Hermanos Masones. Pero no siempre la lógica es la gran aliada del taller fraterno.
Lo característico del Cincel es desgastarse con cierta frecuencia, perder capacidad de penetración y precisar un nuevo afilado, perífrasis mística del sendero que debe seguir el Comp:., siempre propenso a caer en el error y precisar de un nuevo enderezamiento; sometido al riesgo de no persistir en su tarea lo suficiente, de desanimarse así como el Cincel se desafila y convierte en romo y estéril para el trabajo. Entonces la hábil mano del Maest:. deberá entrar en acción; pero también el Comp:. deberá revisar constantemente su preparación y conocimientos y tendrá la obligación de estar sobre sus deficiencias y desviaciones.
El Mallete ha sido símbolo de la autoridad suprema desde la más lejana antigüedad. Arma de Thor y de Hércules, arma de los “dux bellorum”, ha pasado a las Logias con idéntico carácter. Manejado por los MMaest:. se utiliza en las ceremonias para iniciarlas o concluirlas. Tocado a ritmos diversos indica momentos importantes en el desarrollo de los ritos y en las recepciones de nuevos Hermanos.
No es raro que el Mallete sea el instrumento característico del Maest:. : expresa la voluntad libre y soberana de crear y construir; más que ningún otro instrumento tiene un carácter ejecutor de la voluntad, quien lo toma en sus manos debe tener previamente en su interior la imagen de lo que va a construir, la forma de lo que quiere modelar; y todo esto debería ser atributo del Maest:. de la Logia.
Ambos instrumentos, a pesar de estar dotados de contenidos simbólicos diversos, son inseparables uno del otro; perfectamente inútiles cuando no colaboran en la misma obra, denotan una necesaria capacidad organizativa y una coordinación de quien los utiliza. Simbólicamente el Mallete es utilizado con la mano derecha y el Cincel sostenido con la izquierda, tal como corresponden a sus características; es solo así como logran modificar una y mil veces la materia en bruto.
No es extraño que este carácter de extracción de nuevas realidades se haya asociado con cierta frecuencia a un simbolismo sexual. El Cincel sería una forma fálica que a través de su capacidad de penetración de la materia femenina, consigue generar en el vientre de ésta, nueva vida; pero esto no compete en solitario al Cincel sino a su asociado, el Mallete. Y con todo, hay que ser cautos en este tipo de asimilaciones, desconocidas en la antigüedad y que fueron descritas en tiempos relativamente recientes. En efecto, Freud y los suyos, no pudieron concebir un universo simbólico liberado del pansexualismo que desvirtuó todos sus intentos interpretativos. Una vez más, la rana de la charca no pudo concebir la grandeza del océano.
Ahora bien, hay una serie de aspectos que interesa resaltar. El Cincel, por ejemplo, en tanto que ocupa un lugar intermedio entre el Martillo y el material que desbasta, es activo en relación a éste y pasivo frente al Mazo y a la fuerte mano que lo maneja. No puede extrañar pues que éste instrumento, fuera asociado inicialmente al Grado de Comp:., el segundo en la jerarquía Masónica, anterior a la Maest:. y posterior al Aprendizaje. O si se quiere, la jerarquía Masónica hace del Comp:. un estadio intermedio entre la pasividad absoluta y la iniciativa total correspondiéndole algo de lo uno y de lo otro.
Pero sobre todo, el Grado de Comp:. es un grado problemático. A decir verdad, quizás la gran carencia de la Masonería moderna consiste en considerarlo como un Grado de trámite en el que los aspirantes a MMaest:. quieren permanecer solo el tiempo imprescindible. Pero, en realidad, es el Grado de instrucción por excelencia. Atrás se ha dejado la fase de ignorancia total, de inercia; por delante quedan los Grados de consumación del aprendizaje, pero éste ¿ dónde se realiza ?. La lógica quiere que fuera en ese Grado intermedio en donde se operase la verdadera formación y selección de Hermanos Masones. Pero no siempre la lógica es la gran aliada del taller fraterno.
Lo característico del Cincel es desgastarse con cierta frecuencia, perder capacidad de penetración y precisar un nuevo afilado, perífrasis mística del sendero que debe seguir el Comp:., siempre propenso a caer en el error y precisar de un nuevo enderezamiento; sometido al riesgo de no persistir en su tarea lo suficiente, de desanimarse así como el Cincel se desafila y convierte en romo y estéril para el trabajo. Entonces la hábil mano del Maest:. deberá entrar en acción; pero también el Comp:. deberá revisar constantemente su preparación y conocimientos y tendrá la obligación de estar sobre sus deficiencias y desviaciones.
El Mallete ha sido símbolo de la autoridad suprema desde la más lejana antigüedad. Arma de Thor y de Hércules, arma de los “dux bellorum”, ha pasado a las Logias con idéntico carácter. Manejado por los MMaest:. se utiliza en las ceremonias para iniciarlas o concluirlas. Tocado a ritmos diversos indica momentos importantes en el desarrollo de los ritos y en las recepciones de nuevos Hermanos.
No es raro que el Mallete sea el instrumento característico del Maest:. : expresa la voluntad libre y soberana de crear y construir; más que ningún otro instrumento tiene un carácter ejecutor de la voluntad, quien lo toma en sus manos debe tener previamente en su interior la imagen de lo que va a construir, la forma de lo que quiere modelar; y todo esto debería ser atributo del Maest:. de la Logia.
Ambos instrumentos, a pesar de estar dotados de contenidos simbólicos diversos, son inseparables uno del otro; perfectamente inútiles cuando no colaboran en la misma obra, denotan una necesaria capacidad organizativa y una coordinación de quien los utiliza. Simbólicamente el Mallete es utilizado con la mano derecha y el Cincel sostenido con la izquierda, tal como corresponden a sus características; es solo así como logran modificar una y mil veces la materia en bruto.
No es extraño que este carácter de extracción de nuevas realidades se haya asociado con cierta frecuencia a un simbolismo sexual. El Cincel sería una forma fálica que a través de su capacidad de penetración de la materia femenina, consigue generar en el vientre de ésta, nueva vida; pero esto no compete en solitario al Cincel sino a su asociado, el Mallete. Y con todo, hay que ser cautos en este tipo de asimilaciones, desconocidas en la antigüedad y que fueron descritas en tiempos relativamente recientes. En efecto, Freud y los suyos, no pudieron concebir un universo simbólico liberado del pansexualismo que desvirtuó todos sus intentos interpretativos. Una vez más, la rana de la charca no pudo concebir la grandeza del océano.
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