Sí existe el secreto masónico, pero no tiene nada que ver con el mundo profano ni con conceptos materialistas u ocultistas. Al reconocimiento del secreto masónico solo se llega tras una evolución personal de carácter espiritual, ético y moral, que comienza el mismo día de la Iniciación en la Logia, bajo cualquiera de los Ritos reconocidos por la Masonería, en el caso de la R.·. L.·. S.·. Cibeles Nº 131 dentro de la ortodoxia del Rito Escocés Antiguo y aceptado.
No todos los que entran en la Masonería llegan a conocerlo, pues quienes se inclinan por una concepción exotérica de nuestra Orden, inclinación legítima, por otra parte, según avanzan por ese camino se alejan más y más de la línea de evolución de los que emprenden la vía Iniciática plena, que es la que transcurre por el esoterismo masónico.
El secreto masónico existe, porque lo que permanece velado tras él es intransmisible a terceros, pues siendo consecuencia de reflexiones y vivencias esotéricas, tiene carácter íntimo y estrictamente personal y, más que un conocimiento, es un sentimiento. Se conoce o no se conoce. Se le reconoce o pasa desapercibido en función de la aceptación del proceso iniciático; pero no se transmite ni verbalmente ni por escrito... justo por eso es secreto.
Lógicamente quienes niegan su existencia no tienen posibilidad alguna de llegar a él. Esotérico es igual a secreto mas no tiene nada que ver con el ocultismo ni con y las mancias tan de moda, simples estafas para ingenuos y pobres de espíritu.
Los masones del medioevo europeo conocían el esoterismo en la más amplia acepción de la palabra, tanto que formaba parte de su Arte y así nos lo han dejado en sus obras más representativas ¡las catedrales góticas, auténticas enciclopedias en piedra. Su origen y actividad no era solo laboral stricto sensu. Los antecedentes históricos probados se remontan a los Collegia Fabrorum, en los cuales se agrupaban especialmente los constructores romanos, los que se sabe que conservaban los conocimientos mistéricos de la antigüedad.
Tras la invasión de los bárbaros (tribus germánicas y de las estepas asiáticas que desconocían el Arte Real), que hicieron caer al Imperio Romano y sumieron a Europa y toda la cuenca mediterránea en la más negra noche de la incultura, dando paso, siglos más tarde, a que Asia Menor, Egipto, todo el norte de África y parte del sur de Europa quedaran sometidos al Islam, del que solo Europa, y no toda, se libró tras siglos de reconquista, los miembros de los Collegia Fabrorum se organizaron en Logias que fueron recorriendo toda Europa. El siguiente antecedente, fruto del primero, fue el de los Constructores de Como (Italia), las Corporazioni de Liberi Muratori y las asociaciones de steinmetzen alemanes.
Con la explosión del Gótico, sin él no se puede comprender la espiritualidad y el esoterismo Masónico, las Logias evolucionan rápidamente. La integración en las Logias se da primero con los Templarios, con los que los Masones ya habían colaborado en la construcción de sus singulares castillos, y de los que habían heredado los conocimientos que estos trajeron de oriente (por ejemplo el pensamiento sufí); más tarde los alquimistas, rosacruces y cabalistas, todos ellos a través de siglos, van poco a poco formando lo que luego será la Masonería propiamente dicha, a partir del siglo XVI, bajo el nombre ya de Masones Libres y Aceptados.
Todo el componente esotérico de la Masonería es por su propia naturaleza secreto. Los Trabajos de las Logias son secretos, sea cual fuere su importancia o trascendencia: La Logia solo puede Trabajar a cubierto de profanos, es decir, en secreto. Los miembros de la Logia juran mantener el secreto de los trabajos realizados, básicamente la práctica de los rituales y el estudio de símbolos y alegorías bajo los que la Masonería vela al mundo profano cuanto desvela a los iniciados.
Por lo tanto, la Masonería tiene un muy amplio componente secreto: cuanto se refiere al esoterismo y los Trabajos en Logia. Y una parte abierta al mundo profano, la que se ocupa de cuestiones exotéricas, como la beneficencia.
No todos los que entran en la Masonería llegan a conocerlo, pues quienes se inclinan por una concepción exotérica de nuestra Orden, inclinación legítima, por otra parte, según avanzan por ese camino se alejan más y más de la línea de evolución de los que emprenden la vía Iniciática plena, que es la que transcurre por el esoterismo masónico.
El secreto masónico existe, porque lo que permanece velado tras él es intransmisible a terceros, pues siendo consecuencia de reflexiones y vivencias esotéricas, tiene carácter íntimo y estrictamente personal y, más que un conocimiento, es un sentimiento. Se conoce o no se conoce. Se le reconoce o pasa desapercibido en función de la aceptación del proceso iniciático; pero no se transmite ni verbalmente ni por escrito... justo por eso es secreto.
Lógicamente quienes niegan su existencia no tienen posibilidad alguna de llegar a él. Esotérico es igual a secreto mas no tiene nada que ver con el ocultismo ni con y las mancias tan de moda, simples estafas para ingenuos y pobres de espíritu.
Los masones del medioevo europeo conocían el esoterismo en la más amplia acepción de la palabra, tanto que formaba parte de su Arte y así nos lo han dejado en sus obras más representativas ¡las catedrales góticas, auténticas enciclopedias en piedra. Su origen y actividad no era solo laboral stricto sensu. Los antecedentes históricos probados se remontan a los Collegia Fabrorum, en los cuales se agrupaban especialmente los constructores romanos, los que se sabe que conservaban los conocimientos mistéricos de la antigüedad.
Tras la invasión de los bárbaros (tribus germánicas y de las estepas asiáticas que desconocían el Arte Real), que hicieron caer al Imperio Romano y sumieron a Europa y toda la cuenca mediterránea en la más negra noche de la incultura, dando paso, siglos más tarde, a que Asia Menor, Egipto, todo el norte de África y parte del sur de Europa quedaran sometidos al Islam, del que solo Europa, y no toda, se libró tras siglos de reconquista, los miembros de los Collegia Fabrorum se organizaron en Logias que fueron recorriendo toda Europa. El siguiente antecedente, fruto del primero, fue el de los Constructores de Como (Italia), las Corporazioni de Liberi Muratori y las asociaciones de steinmetzen alemanes.
Con la explosión del Gótico, sin él no se puede comprender la espiritualidad y el esoterismo Masónico, las Logias evolucionan rápidamente. La integración en las Logias se da primero con los Templarios, con los que los Masones ya habían colaborado en la construcción de sus singulares castillos, y de los que habían heredado los conocimientos que estos trajeron de oriente (por ejemplo el pensamiento sufí); más tarde los alquimistas, rosacruces y cabalistas, todos ellos a través de siglos, van poco a poco formando lo que luego será la Masonería propiamente dicha, a partir del siglo XVI, bajo el nombre ya de Masones Libres y Aceptados.
Todo el componente esotérico de la Masonería es por su propia naturaleza secreto. Los Trabajos de las Logias son secretos, sea cual fuere su importancia o trascendencia: La Logia solo puede Trabajar a cubierto de profanos, es decir, en secreto. Los miembros de la Logia juran mantener el secreto de los trabajos realizados, básicamente la práctica de los rituales y el estudio de símbolos y alegorías bajo los que la Masonería vela al mundo profano cuanto desvela a los iniciados.
Por lo tanto, la Masonería tiene un muy amplio componente secreto: cuanto se refiere al esoterismo y los Trabajos en Logia. Y una parte abierta al mundo profano, la que se ocupa de cuestiones exotéricas, como la beneficencia.
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