domingo, enero 22, 2006

Johannes Chrysostomus Wolfgang Amadeus Mozart, el genio de Salzburgo

2006 el año Mozart

El día 27 de enero de 2006, Wolfgang Amadeus Mozart hubiese cumplido 250 años. Por desgracia, no llegó a cumplir ni tan siquiera treinta y seis, pero fueron más que suficientes para alcanzar la inmortalidad.

El año que comienza será el año Mozart. Tal como sucedió en el bicentenario de su muerte, allá por 1991, su imagen volverá a aparecérsenos en todas partes. Austria entera se volcará con el acontecimiento y, por supuesto, su institución más universal, la Orquesta Filarmónica de Viena, será la primera en hacerlo.

En vida, como cualquier músico de su época, fue considerado un artesano más. Cerca de doscientos cincuenta años más tarde, a la hora de buscar un motivo auténticamente representativo para la cara nacional de sus euros, la hoy República de Austria grabó su efigie. Optó por el que, sin duda, es el hijo más ilustre de aquella nación, y su símbolo más conocido, postergando a emperadores, reyes, políticos, militares y a toda la excelsa nómina de intelectuales y artistas que ha dado el país alpino. Y este detalle, claro, es lo de menos. Incluso gente que jamás ha oído una sola nota de música culta sabe quién fue Wolfgang Amadeus Mozart.

Todo es sencillez en Mozart. Y, aunque sea tópico, esa es la marca del genio. La elegancia de la sencillez, la simplicidad con la que las mayores dificultades terminan por caer. Sucede a menudo en otros campos de la ciencia y del arte. Cuando el genio acaba su tarea, todo es armonía, todo es equilibrio. Y, por eso, llega al profano. En el caso de Mozart, el resultado es una música deliciosa, increíblemente melódica, emotiva y que, por todo ello, atrae al oído de especialistas y legos.

A los legos, simplemente porque les gusta. A los especialistas porque saben de sobra que hizo falta un talento inmenso para obtener esos resultados, esa simpleza aparente que, en ocasiones, encierra complejidades que no son salvables sólo por la vía del esfuerzo. El trabajo, por sí solo, jamás hará un Mozart, ni un Picasso, ni un Einstein. Hace falta algo más, algo que no es asequible a todo el mundo. Quizá la constatación de ese hecho, ante el que no cabe más remedio que rendirse, resulte inaceptable para muchos.

Por todos conocido, la obra mozartiana es inmensa. Y toda ella es sublime. Porque el genio no tiene altibajos. Nunca, jamás, le abandonó la inspiración. Ni siquiera en las cercanías de la muerte, presagiada, por ese Réquiem inacabado que, llegado un punto, se torna más oscuro... para seguir siendo igualmente bello.

Como increíblemente bellas son sus cuatro obras maestras operísticas. Così fan Tutte, Don Giovanni, Las Bodas de Fígaro y... la Flauta Mágica. Mucha gente es capaz de tararear algunos de sus pasajes. Pertenecen al imaginario universal. Y, al tiempo, son de una complejidad y una calidad musical, sencillamente, inigualables.


Para nosotros, los masones, la más alta representación de la música masónica corresponde a Wolfgang Amadeus Mozart, iniciado masón el 14 de Diciembre de 1784 en la Logia "La Esperanza Coronada" (Zur Wohlthätigkeit) de Viena, interpretándose en la Logia, con tal motivo, su cantata «A ti alma del Universo, Oh Sol» (K. 429) en la que el aria del tenor es un himno al sol y a la luz; cantata doblemente adaptada a la celebración de la gran fiesta masónica de San Juan (más conocida como del solsticio). Allí conoce a Johann Joseph Schikaneder quien se hacía llamar Emannuel, el que más tarde sería el libretista de "La Flauta Mágica".

Mozart es el genio en estado absoluto. Una broma que, de cuando en cuando, se complacen los dioses, revoltosos ellos, en gastar a la inmensa cantidad de gente que poblamos la tierra.

Ese hombre que nos mira de refilón desde el euro austríaco, seguramente, gozaría sobremanera de que su música sirviese para cimentar buenos sentimientos entre la gente. Y, bien pensado, no puede ser de otra manera. ¿Quién puede albergar malos sentimientos mientras escucha música de Mozart?

Feliz 2006. Feliz año Hermano Mozart.

Publicacion de la Revista Argentina SIMBOLO NET

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