El Solsticio de Verano, se celebra habitualmente la víspera del 21 de Junio, aunque la fecha exacta puede oscilar entre los días 20 a 22 de este mismo mes. Marca la mitad exacta del verano celta (de Beltane, 1 de mayo a Lugnasadh, 1 de agosto).
Justo en este momento, el eje de la Tierra está inclinado 23,5 grados en dirección al Sol, dando lugar al día más largo y la noche más corta de todo el año.
Se trata de una fecha cargada de simbolismos y de magia, en la que las deidades de la naturaleza, las hadas y los duendes andan sueltos por los campos para bendecirlos, siendo posible tropezarse o comunicarse con ellos.
En la tradición pagana, este es el momento en el que la Diosa Madre queda embarazada del Dios, que se encuentra en la cumbre de su poder y su esplendor. En este tiempo, el Rey Acebo (la senectud) renace y expulsa al Rey Roble (la juventud), dando lugar a que los días vayan en disminución a partir de ahora, hasta cumplir un nuevo ciclo con la llegada del Solsticio de Invierno. Pero este sacrificio del Rey Roble no es en vano, ya que gracias a él son nutridos los campos que pronto ofrecerán sus frutos para la cosecha.
Las celebraciones del Solsticio de Verano están llenas de símbolos y otras alusiones de carácter solar, como las hogueras (encendidas con el doble propósito de proteger y purificar, y ayudar al Dios Sol a mantener vivo su poder) y las ruedas solares, que se encienden y se echan a rodar por una colina hasta que alcanzan el rio.
Se trata de una festividad que celebra el placer y la alegría de la vida y la abundancia de la naturaleza.
Como sabbat, el Solsticio de Verano es un festival de fuego solar, pero también lo es de agua: el fuego representa a la deidad masculina, mientras que el agua hace lo propio con la deidad femenina.
En esta noche, tradicionalmente, se recolectan las hierbas mágicas y medicinales que se usarán durante el resto del año, así como también se recoge agua de los manantiales o del mar a la que se le atribuye milagrosas propiedades por estar situado el Sol a cero grados de Cáncer, signo de agua.
Como sabbat, el Solsticio de Verano es un festival de fuego solar, pero también lo es de agua: el fuego representa a la deidad masculina, mientras que el agua hace lo propio con la deidad femenina.
En esta noche, tradicionalmente, se recolectan las hierbas mágicas y medicinales que se usarán durante el resto del año, así como también se recoge agua de los manantiales o del mar a la que se le atribuye milagrosas propiedades por estar situado el Sol a cero grados de Cáncer, signo de agua.
Está considerado como uno de los mejores momentos para la magia, siendo especialmente eficaz toda aquella relacionada con ritos de amor, salud y prosperidad.
Es también un momento tradicional para los enlaces matrimoniales (uniones de manos).
Como ha ocurrido con casi todas las antiguas festividades paganas, la religión católica ha transformado su simbolismo hasta reconvertirlo en la festividad de San Juan, que se celebra el 23 de junio.
FCP.
Justo en este momento, el eje de la Tierra está inclinado 23,5 grados en dirección al Sol, dando lugar al día más largo y la noche más corta de todo el año.
Se trata de una fecha cargada de simbolismos y de magia, en la que las deidades de la naturaleza, las hadas y los duendes andan sueltos por los campos para bendecirlos, siendo posible tropezarse o comunicarse con ellos.
En la tradición pagana, este es el momento en el que la Diosa Madre queda embarazada del Dios, que se encuentra en la cumbre de su poder y su esplendor. En este tiempo, el Rey Acebo (la senectud) renace y expulsa al Rey Roble (la juventud), dando lugar a que los días vayan en disminución a partir de ahora, hasta cumplir un nuevo ciclo con la llegada del Solsticio de Invierno. Pero este sacrificio del Rey Roble no es en vano, ya que gracias a él son nutridos los campos que pronto ofrecerán sus frutos para la cosecha.
Las celebraciones del Solsticio de Verano están llenas de símbolos y otras alusiones de carácter solar, como las hogueras (encendidas con el doble propósito de proteger y purificar, y ayudar al Dios Sol a mantener vivo su poder) y las ruedas solares, que se encienden y se echan a rodar por una colina hasta que alcanzan el rio.
Se trata de una festividad que celebra el placer y la alegría de la vida y la abundancia de la naturaleza.
Como sabbat, el Solsticio de Verano es un festival de fuego solar, pero también lo es de agua: el fuego representa a la deidad masculina, mientras que el agua hace lo propio con la deidad femenina.
En esta noche, tradicionalmente, se recolectan las hierbas mágicas y medicinales que se usarán durante el resto del año, así como también se recoge agua de los manantiales o del mar a la que se le atribuye milagrosas propiedades por estar situado el Sol a cero grados de Cáncer, signo de agua.
Como sabbat, el Solsticio de Verano es un festival de fuego solar, pero también lo es de agua: el fuego representa a la deidad masculina, mientras que el agua hace lo propio con la deidad femenina.
En esta noche, tradicionalmente, se recolectan las hierbas mágicas y medicinales que se usarán durante el resto del año, así como también se recoge agua de los manantiales o del mar a la que se le atribuye milagrosas propiedades por estar situado el Sol a cero grados de Cáncer, signo de agua.
Está considerado como uno de los mejores momentos para la magia, siendo especialmente eficaz toda aquella relacionada con ritos de amor, salud y prosperidad.
Es también un momento tradicional para los enlaces matrimoniales (uniones de manos).
Como ha ocurrido con casi todas las antiguas festividades paganas, la religión católica ha transformado su simbolismo hasta reconvertirlo en la festividad de San Juan, que se celebra el 23 de junio.
FCP.
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