Doce años después de su segunda aparición en librerías, el padre marianista Eduardo Arens acaba de editar una tercera versión corregida y aumentada de su libro La Biblia sin mitos. Una introducción crítica. Se trata de una mirada lúcida que cuestiona más de un pasaje del libro más leído y menos comprendido de la historia humana.
Si hacemos una pregunta simple como ¿Qué es la Biblia? Es probable que la mayoría responda que es un libro sagrado que contiene la palabra de Dios. El padre, historiador y teólogo, Eduardo Arens empieza esta introducción crítica desbaratando este mito: la Biblia es palabra de hombres, dice. No es una revelación, sino una sucesión de historias ("de lecciones de vida", las llama él), escritas por diversos autores que responden a un tiempo específico, a una cultura determinada y a fines precisos. Además no es un libro, sino 73 textos diferentes, y los sucesos narrados han sido escritos -en la mayoría de los casos- mucho tiempo después de sucedidos, a partir de relatos, tradiciones orales, testimonios y leyendas muchas veces tergiversados para cumplir con los fines de enseñanza ética y moral que perseguían. Otra dificultad para entender la Biblia cabalmente ha sido el idioma: El Nuevo Testamento y una pequeña parte del Antiguo fueron escritos en griego. El resto está en hebreo y en arameo. Recién en 1528 se imprimió la primera Biblia completa traducida al latín, dividida en capítulos y versículos -división que no figuraba en las versiones anteriores-.
Entonces es un error -dice Arens- ver la Biblia con una fijación historicista o creer literalmente todo lo que ahí se manifiesta. "A lo largo de su lectura aparecen preguntas que no deben de ser pasadas por alto. Hay que tener un espíritu crítico. Por eso yo no he querido dejar ni una sola piedra sin remover".
¿Hay algún relato bíblico célebre que haya sido tergiversado o haya sido creado en el tiempo?
El relato del intento de sacrificio de Isaac por Abraham. Ese relato clave del Antiguo Testamento fue inventado para justificar la tradición del pueblo de Israel de sacrificar animales en el templo. (Abraham al ser detenido por Dios cambia a su hijo por un becerro en el sacrificio). Entonces se crea esta historia para explicar el origen de una costumbre. Pero se hace con afán pedagógico, no para mentir o crear un cuento. Ahí está la dimensión humana de la Biblia. Los textos son mucho más cercanos a nosotros, los humanos, de lo que usualmente creemos. No son textos caídos del cielo, hay que fijarlos en su contexto. En la Biblia no hay una línea que no esté marcada por la cultura de la época.
Una parte importante del Antiguo Testamento es el éxodo del pueblo de Israel. Un tema delicado que hasta hoy tiene connotaciones políticas, ¿Cómo enfrentar este tema?
Es que ese es un relato político. Lo que pasa es que por querer ver las cosas desde el lado netamente espiritual, religioso, abstracto, dejamos de ver la religión en su contexto político, social, humano y cotidiano. Una buena proporción de los textos bíblicos del Antiguo Testamento y unos cuantos del Nuevo Testamento tienen un trasfondo político, nos guste o no. Hay que sacarse los anteojos y mirarlos con desprendimiento. El libro de Josué, el mismo Éxodo de Egipto, el paso por el Mar Rojo, tienen un trasfondo político. Es el llamado de un Dios liberador frente a la opresión de un poder. Y este relato -que se escribe seiscientos años después también durante una época de exilio, en Babilonia- sirve para explicar la situación del pueblo judío en ese momento. El mensaje era claro: si antes Dios nos había venido a liberar, ahora también lo hará. La historia y la arqueología han corroborado que la opresión egipcia no era de la magnitud que dice la Biblia. Es probable entonces que el Exodo retrate más la situación en Babilonia, cuando se escribió el texto.
¿Cuánto de mito y de historia hay en la Biblia?
Hay que tener cuidado con la palabra mito porque a mucha gente le suena a algo inventado y falso. El mito es un género que pretende explicar los orígenes de algo. En el Perú tenemos el mito de la fundación del Cusco y todos los pueblos tienen sus propios mitos de creación. Y eso ocurre también en la Biblia. Eso es normal. Pero eso no significa que estos hechos narrados no tengan un trasfondo histórico. Yo diría que el esqueleto de la Biblia es histórico, pero los músculos, los nervios, la piel no lo es. Incluso hay evangelios apócrifos, que hablan de la niñez de Jesús, del matrimonio de María, del Jesús adolescente. Es decir se tiende a inventar por ese deseo de llenar vacíos. Y hoy mandamos a Jesús a la India, a Cachemira, porque no se nos ocurre otra cosa.
¿El capítulo de la resurrección de Lázaro, mencionado solo en un Evangelio, realmente ocurrió?
El episodio de Lázaro es solo relatado por San Juan y no lo cuenta ninguno de los otros tres evangelistas, quienes son más cuidadosos en cuestiones históricas. De ahí lo sospechoso. Si uno lee cuidadosamente el texto se dará cuenta que tiene como trasfondo una enseñanza. En el capítulo once del mismo Evangelio Jesús se presenta diciendo: "Yo soy la resurrección y la vida" y dos capítulos antes se presentaba como "Yo soy la luz del mundo". Juan ilustra esto con el episodio del hombre ciego de nacimiento al que Jesús le devuelve la luz. Pero Jesús no le abre los ojos en sentido físico, sino figurado. Ese despertar es reconocer a Jesús como salvador. Lo de Lázaro va por la misma línea. Jesús da la vida, pero no en sentido físico, sino como realización. En La Biblia sin mitos hay un capítulo que enseña a leer la Biblia sin caer en la ingenuidad de tomar todo al pie de la letra.
Estos textos son lecciones de vida, no son doctrinas, que te dicen cómo hablar, cómo vestirte. El peligro de lo literal es que nos termina llevando al fundamentalismo. Y eso es algo que está ocurriendo en algunos sectores de la Iglesia. Nos quejamos de los talibanes y nosotros tenemos nuestros propios talibanes cristianos, muy educados, pero con una mentalidad igual de fundamentalista. No olvidemos que si Jesús fue víctima de algo, fue justamente víctima de los dueños de la verdad.
El Apocalipsis es el más fascinante, pero menos entendido, de los relatos bíblicos. ¿Cuál debe ser su correcta lectura?
Este es un perfecto ejemplo de cómo se debe y no se debe acercarse a los textos bíblicos. Primero, yo pido una lectura corrida de los 22 capítulos del Apocalipsis, no salteándose de aquí para allá. Segundo, uno tiene que observar atentamente quién habla y a quien se dirige. Y eso está dicho en el texto: Habla un tal Juan y se dirige a las siete iglesias en Asia, y da los nombres de las iglesias. No dice que son iglesias peruanas ni europeas ni norteamericanas. Siete, además, es un número simbólico. Por lo tanto uno debe entender que está escrito en un tiempo definido. Tercero: los temas que trata son de fines del primer siglo. De esa época, no de la nuestra. La bestia es claramente el emperador y Roma, que también es llamada Babilonia.
El Apocalipsis es una obra pictórica. Si el autor la hubiera escrito hoy probablemente habría hecho una película. Por eso dice "vi", "me mostró", porque es totalmente imaginario. No es una revelación profética en el sentido de anuncio de lo que vendrá, sino en el sentido del que habla en nombre de Dios. Es profético para las iglesias cristianas del primer siglo. Por eso dice: "Bienaventurados los que se mantienen firmes hasta el final". ¿Por qué? Porque en ese momento la Iglesia era perseguida y hostigada. Entonces el que escribe está diciendo "manténganse firmes en su fe", porque al final el cordero (Jesucristo) vencerá a la bestia (el imperio y el emperador).
¿El anticristo y el famoso número 666 son también símbolos?
El anticristo es una imagen, una manera de mencionar a alguien que se oponga a Cristo frontalmente. El número 666 es un código y el autor lo dice claramente: "Es cifra de un hombre", no de una institución, sino de alguien específico. "Y su cifra suma 666". No te dice más. ¿Por qué no lo dice? Porque ha sido lo suficientemente inteligente para no revelar el nombre del emperador en un momento de persecución y miedo. Si uno coge los equivalentes numéricos de las letras hebreas que forman la palabra "emperador Nerón" efectivamente su suma dará como resultado 666.
¿Pero el emperador Nerón ya había muerto en aquella época?
Es que el autor está jugando con los nombres del emperador de entonces, que es Dionisiano, con Nerón, que es el símbolo del perseguidor. Por eso en el capítulo 13 se habla de esa bestia que fue herida de muerte, pero que ha vuelto a aparecer.
Yo he publicado este libro porque siento que hay un gran vacío de información sobre el origen, la génesis, los límites y los alcances de los textos bíblicos. A partir de una lectura crítica e informada tiene que hacerse el camino para decir qué mensaje tiene la Biblia en el momento actual.
Jorge Paredes
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domingo, enero 02, 2005
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1 comentario:
Al padre Eduardo Arens,Dios le ama tanto que le dió libre albeldrio para que ud.decida a quien abrirle su corazón,a quien o a que adorar,El lo esta esperando con los brazos abiertos para que deje de ser su creacion y se convierta a el como su hijo. Voy a orar por ud.JESUS LE AMA, Y FUE ENVIADO PARA TODO AQUEL QUE EN EL CREE, NO SE PIERDA,MAS TENGA VIDA ETERNA juan3:16
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