La novela aborda las aventuras de un grupo de masones en una pequeña capital de provincias
El Director General del Libro presentó el libro de Pedro Víctor Fernández «El triángulo del León»
El triángulo del León , de Pedro Víctor Fernández, ya ha sido leído por muchos ciudadanos desde que fue editado el pasado mes de junio por Tabla Rasa, pero no fue hasta ayer cuando se produjo su presentación en sociedad, nada menos que de la mano del Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, el también leonés Rogelio Blanco.
Blanco calificó de «subgénero» a la literatura sobre masones y agradeció la «valiosa aportación» de la obra de Fernández al campo de la novela histórica. El filósofo y escritor hizo un completo recorrido por la historia de la masonería y la percepción que de ella han tenido la política y la sociedad de cada momento. Rogelio Blanco resumió todos esos siglos afirmando que el origen de los masones se remonta a los constructores de catedrales del Medievo, pero que «está envuelto en el mito y la leyenda» y ha venido contando con la hostilidad y la censura por parte del poder, que lo ha calificado en ocasiones de «herejía», como llaman «las instancias oficiales» a todo lo que «les asusta», tal y como ha sucedido también con la masonería. Como ejemplo de este proceder puso el «anti-museo» de la masonería que Carrero Blanco instaló en Salamanca, en las instalaciones del famoso Archivo de la Guerra Civil. Pero Blanco también resaltó lo atrayente que para el lector supone este mundo de logias secretas que pugnaban por el laicismo de la sociedad y el triunfo de la razón y la ciencia. Así, libros como El Código da Vinci o Ángeles y demonios se basan en buena parte de los postulado, aventuras y desventuras de estas agrupaciones «discretísimas», como las llamó Pedro Víctor Fernández.
Ambivalentes relaciones
El Director General del Libro también resaltó las, también en ocasiones, ambivalentes relaciones del poder con la masonería, desde los primeros años de la II República, en la que algunos de sus dirigentes más señalados fueron masones, hasta el año 1933, fecha a partir de la cual «la masonería inició su descenso» y fue atacada «incluso por los propios republicanos». Hasta Ramón Franco, el hermano del general, era un destacado masón, pero la dictadura hizo de ella el blanco de sus iras y la convirtió en un auténtico «chivo expiatorio».
Por su parte, Fernández consideró un «honor y un placer» que Rogelio Blanco presentara su libro, y señaló que, pese a la existencia de un «armazón histórico», la ficción ocupa «el 70% de la obra». No obstante, según dijo el profesor y escritor, el «100% de lo que cuento es verosímil, es decir, perfectamente pudo haber ocurrido así». El autor también recordó su encuentro con el mundo de la masonería, que tuvo lugar en el citado museo de Salamanca, y señaló que una parte de su objetivo con la novela (que además de histórica, también lo es «de intriga», dijo) ha sido «hablar de lo que nunca se habla», en referencia a lo «oculto» y «discreto» de las logias.
Para escribir el volumen, Pedro Víctor Fernández se entrevistó con algunos exiliados españoles, muchos de los cuales mantuvieron sus logias en el extranjero. Las lecturas, entrevistas e investigaciones fueron acumulando «un poso» que acabó por convertirse en novela.
El Director General del Libro presentó el libro de Pedro Víctor Fernández «El triángulo del León»
El triángulo del León , de Pedro Víctor Fernández, ya ha sido leído por muchos ciudadanos desde que fue editado el pasado mes de junio por Tabla Rasa, pero no fue hasta ayer cuando se produjo su presentación en sociedad, nada menos que de la mano del Director General del Libro, Archivos y Bibliotecas, el también leonés Rogelio Blanco.
Blanco calificó de «subgénero» a la literatura sobre masones y agradeció la «valiosa aportación» de la obra de Fernández al campo de la novela histórica. El filósofo y escritor hizo un completo recorrido por la historia de la masonería y la percepción que de ella han tenido la política y la sociedad de cada momento. Rogelio Blanco resumió todos esos siglos afirmando que el origen de los masones se remonta a los constructores de catedrales del Medievo, pero que «está envuelto en el mito y la leyenda» y ha venido contando con la hostilidad y la censura por parte del poder, que lo ha calificado en ocasiones de «herejía», como llaman «las instancias oficiales» a todo lo que «les asusta», tal y como ha sucedido también con la masonería. Como ejemplo de este proceder puso el «anti-museo» de la masonería que Carrero Blanco instaló en Salamanca, en las instalaciones del famoso Archivo de la Guerra Civil. Pero Blanco también resaltó lo atrayente que para el lector supone este mundo de logias secretas que pugnaban por el laicismo de la sociedad y el triunfo de la razón y la ciencia. Así, libros como El Código da Vinci o Ángeles y demonios se basan en buena parte de los postulado, aventuras y desventuras de estas agrupaciones «discretísimas», como las llamó Pedro Víctor Fernández.
Ambivalentes relaciones
El Director General del Libro también resaltó las, también en ocasiones, ambivalentes relaciones del poder con la masonería, desde los primeros años de la II República, en la que algunos de sus dirigentes más señalados fueron masones, hasta el año 1933, fecha a partir de la cual «la masonería inició su descenso» y fue atacada «incluso por los propios republicanos». Hasta Ramón Franco, el hermano del general, era un destacado masón, pero la dictadura hizo de ella el blanco de sus iras y la convirtió en un auténtico «chivo expiatorio».
Por su parte, Fernández consideró un «honor y un placer» que Rogelio Blanco presentara su libro, y señaló que, pese a la existencia de un «armazón histórico», la ficción ocupa «el 70% de la obra». No obstante, según dijo el profesor y escritor, el «100% de lo que cuento es verosímil, es decir, perfectamente pudo haber ocurrido así». El autor también recordó su encuentro con el mundo de la masonería, que tuvo lugar en el citado museo de Salamanca, y señaló que una parte de su objetivo con la novela (que además de histórica, también lo es «de intriga», dijo) ha sido «hablar de lo que nunca se habla», en referencia a lo «oculto» y «discreto» de las logias.
Para escribir el volumen, Pedro Víctor Fernández se entrevistó con algunos exiliados españoles, muchos de los cuales mantuvieron sus logias en el extranjero. Las lecturas, entrevistas e investigaciones fueron acumulando «un poso» que acabó por convertirse en novela.
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