domingo, julio 31, 2005

EL GENIO DE SALZBURGH

Wolfgang Amadeus Mozart, nació el 26 de Enero de 1756 en la ciudad de Salzburgh, Austria. Desde muy temprana edad se reveló como un prodigio de la música. Contaba apenas tres años de edad y ya buscaba armonías en el piano; a los siete años y durante diez más, fue llevado por su padre, músico también, a realizar giras por toda Europa, presentándolo en los más importantes escenarios. Leopoldo Mozart supo manejar con habilidad la carrera artística del Genio.

A los doce años, Mozart compuso su primera Opera, "Bastian y Bastiana", del género cómico, la cual todavía es aplaudida. En su corta existencia, 35 años, produjo una extensa y maravillosa obra en la cual cultivó todos los géneros musicales, y es así como su profusa creatividad cuenta con 35 sonatas para piano y violín, 17 para piano, más de 50 conciertos para piano y violín, 26 cuartetos para cuerdas, más de 40 sinfonías, 6 óperas, misas y un requiem, escapándoseme algunas obras más.

La música de Mozart, se ha dicho, al escucharla parece fácil, pero en realidad es de las más difíciles para sus intérpretes. El mismo compositor solía decir: "La gente se equivoca cuando cree que me ha sido extremadamente fácil adquirir mi arte; puedo aseguraros que nadie se ha esforzado tanto en el estudio de la composición y que sería muy difícil encontrar un compositor célebre que yo no haya estudiado con aplicación y a menudo, más de una vez de arriba a abajo...".

Wolfgang Amadeus Mozart, se inició en la Masonería el 14 de Diciembre de 1784 con el grado de Aprendiz, en la Logia Vienesa "POR LA BENEFICENCIA", siendo su Venerable el Barón Otto Von Gemminger-Hombarg, al que había conocido en 1778 a su paso por Mannheim, cuando se dirigía a París. Este benemérito escritor, traductor y admirador de Rousseau y de Diderot, fue el contacto de Mozart para ingresar a la Orden. Tanto Von Gemminger como Von Sickingen, relacionaron en Francia al Compositor con otro músico y Masón, Franccis-Joseph Gossec.

A partir de la fundación de la Gran Logia de Inglaterra, en Londres, el 24 de Junio de 1717, bajo los auspicios de San Juan Bautista, la Masonería había experimentado una rápida expansión, no solo en Europa sino también en América.

A pesar de la Bula Papal de 1738, que la condenaba, la Francmasonería fue en un principio tolerada y posteriormente admitida en Austria, fundándose la primera Logia Vienesa en 1742.

La Orden era el punto de encuentro perfecto para la elite intelectual de la época. Inspirada por tradiciones provenientes del Cooperativismo medieval y más concretamente con las de los Arquitectos y Albañiles, así como de los Ritos Iniciáticos que se remontaban a la antigüedad Egipcia, la Masonería estaba abocada a suscribir las ideas humanistas del siglo de las luces. Generosas ideas que tenían por finalidad la felicidad de la humanidad, no podían menos que seducir a un ser tan sensible como Mozart.

En realidad el músico, ya desde tiempo atrás había estado en contacto con Masones, pues en 1767, en Viena, compuso el Lied "Andie Freude" sobre un texto Masónico, en agradecimiento al médico que le curó las viruelas.

Tanto Gebler, Von Gemminger, Legros, director de conciertos espirituales de París, Von Swieten y el sabio Von Born encausaron su vida y le ayudaron a recorrer el camino hacia su Iniciación, la cual tuvo gran acogida ya que el 7 de Enero de 1785, a sólo un mes de ingresar, se convertía en Compañero y el 22 de Abril del mismo año era exaltado al Grado de Maestro.

Gracias a su amor por la Masonería, ingresaron a su Logia Joseph Haydn, el 11 de Febrero de 1785 y Leopoldo, su padre, en Marzo del mismo año.

Ya como miembro de la Orden, su obra musical encausada a la Francmasonería es muy prolífica, contándose entre sus grandes obras Masónicas, las siguientes:

Pequeña Cantata Masónica – KV-623,
Lied – KV-623A,
Thamos – KV-345,
Oda Fúnebre Masónica – KV-477,
Música Fúnebre Masónica - KV-479A, y su
Requiem.

Así mismo, debo destacar su obra cumbre, "La Flauta Mágica" K-620, obra construida sobre una intriga y frívola en apariencia, que no es más que una serie de pretextos a las moralidades que constituyen su esencia. La última ópera de Mozart es, sin duda, la más importante, a pesar de su carácter enigmático. Es a la vez una farsa destinada a divertir al pueblo de los suburbios de Viena y un oratorio Masónico a medida del sueño que lleva en sí, sueño de amor y de belleza, visión de un paraíso que hay que conquistar por el sufrimiento.

La historia interna de la génesis de la Flauta Mágica, está rodeada de una misteriosa oscuridad. Conocedores como somos, de los vínculos de su acción con respecto a ideas, símbolos y prácticas de la Orden Masónica y del deber de discreción que obliga a sus miembros, y siendo Mozart Masón, se pueden aclarar los enigmas y encontrar el camino hacia la comprensión de su ópera.

Sin duda alguna, las aspiraciones humanas de los Francmasones, su lucha contra la superstición y contra la estrechez de conciencia, los principios de ayuda mutua e igualdad fraterna, se ganaron vivamente el sensible corazón de Mozart.

El enigmático Ceremonial de la Orden, el importante papel de la música seria en sus prácticas y ceremonias hicieron lo demás, cautivando la fantasía artística del músico, de ahí que su gran Opera sea un clamor solemne cargado del simbolismo de la Iniciación Masónica.

Tanto amó y honró, Mozart, a su Logia y a la Orden, que sus últimos pensamientos fueron para la Francmasonería, dedicándose a componer su Requiem, el cual quedó desafortunadamente inconcluso. Precisamente durante los últimos años de su vida será junto a sus Hermanos Masones, donde encuentre el consuelo intelectual, material y moral que le eran tan necesarios.

Wolfgang Amadeus Mozart, finalmente deja de existir en Viena el 5 de Diciembre de 1791 agobiado por las penurias económicas y fue enterrado casi en el anonimato, en una fosa común, debido a que su esposa Constanza se hallaba enferma y dos amigos que quisieron acompañar el féretro, tuvieron que devolverse a causa de un torrencial aguacero.

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