Es la respuesta de El Vaticano a la petición formulada desde la Zarzuela el pasado viernes día 1. En su último discurso antes de vacaciones, el Pontífice se refirió a la necesidad de defender los valores cristianos en Europa
El monarca español solicitó una audiencia con el Papa nada más firmar, el viernes 1 la reforma del Código Civil que autorizaba el homomonio y lo homologaba con el matrimonio, y un día antes de la manifestación blasfema de los gays, del sábado. La respuesta del Pontífice, según han comunicado a Hispanidad fuentes vaticanas de toda solvencia, ha sido que Benedicto XVI no podría recibirle por “problemas de agenda”.
Esas mismas fuentes aclaran que el Pontífice habría accedido a la petición con mucho gusto en el caso de que se hubiera formulado antes de la entrada en vigor de la norma, no inmediatamente después. Algunos estamentos eclesiales consideran que el monarca español ha tenido miedo de que el pontífice fuera a “pedirle que se comportara como un Balduino”, en alusión al fallecido Rey Balduino, quien abdicó para no tener que sancionar la ley que permitía el aborto en Bélgica. Sin embargo, tras la sanción del matrimonio entre homosexuales, en el Vaticano no se ha considerado procedente dar el visto bueno a la entrevista, lo que podría ser interpretado como un apoyo a la postura del Monarca español. Es cierto que la negativa, que muestra el descontento del Papa con lo que está ocurriendo en España bajo el Gobierno Zapatero y que pude entenderse como un reproche a la actitud de la Corona,
Además, oficialmente, Benedicto XVI comienza sus vacaciones de verano. Precisamente, en su último discurso el Papa ha exhortado a todos los católicos a defender los valores cristianos en la vida pública, y ha centrado su llamamiento, vaya usted a saber por qué, en el continente europeo.
Para el Papa, Europa, y con ello España, constituye su principal objetivo doctrinal. Fue el entonces cardenal Ratzinger, quien, durante una visita de obispo españoles a Roma, preguntó: “¿Son ustedes conscientes de que España está siendo utilizada como campo de pruebas de la masonería europea?”.
Lo que está claro es que las relaciones entre la Monarquía española y la Santa Sede, por mor de las llamadas ‘políticas sociales’ de Zapatero, no atraviesan su mejor momento.
El monarca español solicitó una audiencia con el Papa nada más firmar, el viernes 1 la reforma del Código Civil que autorizaba el homomonio y lo homologaba con el matrimonio, y un día antes de la manifestación blasfema de los gays, del sábado. La respuesta del Pontífice, según han comunicado a Hispanidad fuentes vaticanas de toda solvencia, ha sido que Benedicto XVI no podría recibirle por “problemas de agenda”.
Esas mismas fuentes aclaran que el Pontífice habría accedido a la petición con mucho gusto en el caso de que se hubiera formulado antes de la entrada en vigor de la norma, no inmediatamente después. Algunos estamentos eclesiales consideran que el monarca español ha tenido miedo de que el pontífice fuera a “pedirle que se comportara como un Balduino”, en alusión al fallecido Rey Balduino, quien abdicó para no tener que sancionar la ley que permitía el aborto en Bélgica. Sin embargo, tras la sanción del matrimonio entre homosexuales, en el Vaticano no se ha considerado procedente dar el visto bueno a la entrevista, lo que podría ser interpretado como un apoyo a la postura del Monarca español. Es cierto que la negativa, que muestra el descontento del Papa con lo que está ocurriendo en España bajo el Gobierno Zapatero y que pude entenderse como un reproche a la actitud de la Corona,
Además, oficialmente, Benedicto XVI comienza sus vacaciones de verano. Precisamente, en su último discurso el Papa ha exhortado a todos los católicos a defender los valores cristianos en la vida pública, y ha centrado su llamamiento, vaya usted a saber por qué, en el continente europeo.
Para el Papa, Europa, y con ello España, constituye su principal objetivo doctrinal. Fue el entonces cardenal Ratzinger, quien, durante una visita de obispo españoles a Roma, preguntó: “¿Son ustedes conscientes de que España está siendo utilizada como campo de pruebas de la masonería europea?”.
Lo que está claro es que las relaciones entre la Monarquía española y la Santa Sede, por mor de las llamadas ‘políticas sociales’ de Zapatero, no atraviesan su mejor momento.
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