Pese a sus rituales iniciáticos de muerte y resurrección, que evocan los antiguos Misterios, la masonería es vista por los historiadores como una institución moderna, cuyos orígenes se remontan a comienzos del siglo XVIII.
Sin embargo, en los últimos años han aparecido toda una serie de libros que aportan suficientes evidencias según las cuales la moderna masonería sería heredera directa de corrientes iniciáticas mucho más antiguas, como se explica en nuestro dossier. Desde un punto de vista historiográfico esto puede ser muy discutible, pero pretender reducir la tradición masónica a los documentos que se refieren a ella y han llegado hasta nosotros es absurdo. Porque, hasta tiempos muy recientes, las órdenes iniciáticas se caracterizaron por no dejar rastros escritos de sus prácticas y enseñanzas, cuya transmisión era fundamentalmente oral.
Pero, más allá de estas precisiones propias de especialistas, el carácter iniciático de ese conjunto de instituciones muy diversas que conocemos por el nombre común de Masonería, debería permitirnos responder las preguntas que la inmensa mayoría se hace: ¿cuáles son sus objetivos últimos?, ¿qué secretos oculta?, ¿qué significa ser masón?
Aquí debemos recordar algo que ya apuntamos en esta misma página hace mucho, pero que resulta esencial: pese a todas sus desviaciones hacia objetivos ideológicos y hacia la búsqueda del poder en muchos ámbitos –que han afectado especialmente algunas de sus obediencias (o ramas)– la finalidad última de la masonería, como Orden iniciática, es espiritual; aunque muchos de sus miembros actuales lo ignoren, el simbolismo masónico nos indica claramente que su objetivo sería la construcción de un Templo en el interior de cada iniciado, tallando (o transmutando) esa Piedra Bruta que hay en el fondo del ser humano. En otras palabras, buscar su perfeccionamiento a través de un proceso de iniciación espiritual que conduciría al masón a cumplir su Deber de buscar la transformadora Palabra Perdida, oculta en el fondo de nosotros mismos, valiéndose de métodos rituales y simbólicos.
Es precisamente en el significado profundo de sus símbolos, signos y alegorías –que permitirían trascender nuestras limitaciones y condicionamientos mentales– donde reside el gran secreto de la masonería, como nos explican notables masones, desde el caballero Ramsay a Christian Jacq. Por ello, tal secreto no puede ser traicionado ni comprendido por nadie que no esté preparado internamente, y sólo podrían acceder al mismo los adeptos que se entregan a la construcción iniciática de su Templo interior. Ni que decir tiene que demasiados masones han ignorado u olvidado este objetivo esotérico (interno). Y, mientras muchos de ellos se han entregado a la tarea exotérica (social) de intentar perfeccionar el mundo para transformarlo en un Templo armónico, otros se han dedicado a imitar a aquellos mercaderes a los que Jesús expulsó del Templo de Jerusalén, un proceso de corrupción no muy distinto al que han sufrido la práctica totalidad de las instituciones humanas, que inicialmente estaban alentadas por los más nobles ideales.
http://www.akasico.wanadoo.es/akasico/html/carticulos/157313_1.html
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