"La Masonería es una escuela donde en la mayor paz y concordia se aprende la verdadera ciencia y se practica la virtud". Estas son las afirmaciones del ritual de iniciación. ¡Y qué virtud más grande que el cuidar, proteger y velar por nuestro prójimo más cercano: Nuestras Familias!.
La masonería es algo maravilloso, y significa mucho para los que estamos aquí. Precisamente por eso puede convertirse, sin darnos cuenta, en un gran rival para nuestras familias. Si se está absorto en una tarea que se disfruta mucho, es entendible que uno no quiera dejar de hacerla, ni que nadie lo moleste o lo distraiga.
A veces es difícil recordar que nuestra función no sólo es proveer techo, comida o dinero a la familia, hay que proveer también afecto, seguridad, guía, estabilidad, atención y compañía.
En un estudio realizado en USA de la conocida frase: "Es más importante la calidad que la cantidad", usada por los padres sobre el tiempo que les dedicamos a los hijos, se descubrió que, desde la perspectiva de los hijos, necesitan tanto cantidad como calidad, ninguna sustituye a la otra. De manera que esta frase sólo ha sido hecha para apaciguar el sentimiento de culpa de nuestras conciencias.
Cito otra frase del ritual de iniciación: "Los Masones son tolerantes, altruistas, humanitarios, aun con sus enemigos y deben ser, para merecer el dictado de Masones, fieles cumplidores de la palabra empeñada y de sus deberes de hijos, padres, esposos, hermanos, amigos y ciudadanos".
¿Hasta dónde tenemos la capacidad de ingresar a esta augusta institución sin descuidar a nuestras familias? He ahí el dilema. Y en eso debemos ser muy cuidadosos para no afectar a terceros por las decisiones personales que tomemos.
Definitivamente, la búsqueda de la luz puede convertirse en un trabajo de tiempo completo. Por eso es imprescindible la consideración hacia las necesidades de nuestras familias. Grave sería si, por buscar la luz, dejáramos de ser responsables con nuestra esposa, padres, hermanos o hijos.
No creo que la masonería se trate de un grupo de personas egoístas y despiadadas, que sólo piensan en adquirir sabiduría a toda costa sin importar las consecuencias o las necesidades de otros. Todo lo contrario, masonería es entender que es mejor dar que recibir, que la sabiduría radica en poner en balance las necesidades de otros y las propias, sin descuidar ninguna de las dos.
Prueba de esto es lo que sabiamente se nos pregunta en el ritual de iniciación: "y juráis, asimismo, mantener siempre la paz, el honor y el bienestar de vuestra casa y de los vuestros?.
Creo que aquí ya no queda ninguna duda.
La familia es la primera instancia a la cual nos debemos, y que hay que beneficiar con el comportamiento y los principios masónicos.
La mejor forma de poder cumplir con las obligaciones familiares es teniendo un aliado que nos "cubra las espaldas" dentro de la familia.
Ese compañero de batalla que está con nosotros de sol a sol se llama esposa. Ella nos da el apoyo necesario para poder aventurarnos a nuevos horizontes.
¡Dichoso aquel que cuenta con el apoyo de su esposa!. Más aún: ¡Desafortunado aquel que no lo tiene!.
Como dice el conocido refrán: "detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer". Y yo añadiría: "Gracias a una gran mujer es que se pueden desarrollar los potenciales de un gran hombre".
No sé cuál sería mi reacción si mi esposa me dijera que va a tener ciertas reuniones 2 o 3 veces por semana de las cuales no puede contarme nada, y que además va a necesitar que me ocupe de los niños y de la casa para tener más horas libres y poder estudiar ciertos libros a los cuales yo no puedo tener acceso. Tal vez no lo tomaría con tanta comprensión, amor y abnegación como lo hace ella.
De manera que no puedo hacer menos que corresponderle con la misma entrega y amor desinteresado. Es por esto que cada día estoy más agradecido con mi esposa y la valoro más. La admiro y aprendo de ella cada día, porque si no fuera por ella que prepara el terreno para que yo pueda dedicarme a la masonería con tranquilidad, probablemente no estaría aquí.
¿Será que tuve la suerte de casarme con la mejor esposa del mundo? No lo creo. Y eso ni siquiera es necesario. La relación matrimonial se redefine cada día sobre la base de lo que se da y de lo que se recibe. Todo éxito o fracaso en una relación depende en un 50% de cada cónyuge, ni más ni menos. Así que también está en nuestras manos saber motivar y estimular la buena disposición de la familia para apoyarnos, o todo lo contrario.
Con esto de ser aprendiz he tomado casi como una obsesión el pulir la piedra bruta, y trato de ver sólo las cosas mías que debo cambiar y no las que otros podrían mejorar. Esto me ha servido mucho para ser más tolerante y comprensivo hacia situaciones que antes no aceptaba, probablemente porque siempre había querido que el mundo se adaptara a mí y no yo al mundo.
Pero, ¿cómo me atrevo a hablarles a ustedes QQ:.HH:. De lo importante de la familia, cuando sé la importancia que los masones le asignamos al núcleo familiar?.
No es por azar que hemos escogido la figura de la hermandad como vínculo entre nosotros.
No nos llamamos primos, ni cuñados, ni amigos, o ningún otro término, nos llamamos hermanos.
De hecho, es el segundo secreto que se le revela a recipiendario el día de la iniciación: "El segundo, es el amor fraternal, el más sagrado de nuestros vínculos, que hace que la Masonería sea una de las más nobles y respetables de todas las instituciones".
Como ven QQ:.HH:. escogimos la fraternidad porque significa mucho, es un lazo irrenunciable, íntimo, intenso y único, que no puede ser disuelto ni aunque alguna de las partes lo desee.
En nuestras familias no podemos escoger a nuestros hermanos. Ellos nos son "asignados" por el G:.A:.D:.U:. Él decide en cuál familia nacemos y quiénes son nuestros padres y hermanos.
Los masones en cambio sí escogemos pertenecer a la Familia Masónica Universal gracias a nuestro libre albedrío, y tratamos de emular a las familias al llamarnos hermanos. Con esto llevamos a la masonería al seno de cada hogar, como si deseáramos tener lazos consanguíneos y pertenecer a una misma familia.
Así que como lo ven, la familia es esencial, y es lo máximo en nuestras vidas, y haré todo lo que esté a mi alcance para cumplir a cabalidad con mis obligaciones, esperando que nunca, de verdad nunca, las circunstancias de la vida me lleven a tener que decidir entre la masonería o la familia.
25 de marzo, Valle de San José, 2002 e:.v:.
La masonería es algo maravilloso, y significa mucho para los que estamos aquí. Precisamente por eso puede convertirse, sin darnos cuenta, en un gran rival para nuestras familias. Si se está absorto en una tarea que se disfruta mucho, es entendible que uno no quiera dejar de hacerla, ni que nadie lo moleste o lo distraiga.
A veces es difícil recordar que nuestra función no sólo es proveer techo, comida o dinero a la familia, hay que proveer también afecto, seguridad, guía, estabilidad, atención y compañía.
En un estudio realizado en USA de la conocida frase: "Es más importante la calidad que la cantidad", usada por los padres sobre el tiempo que les dedicamos a los hijos, se descubrió que, desde la perspectiva de los hijos, necesitan tanto cantidad como calidad, ninguna sustituye a la otra. De manera que esta frase sólo ha sido hecha para apaciguar el sentimiento de culpa de nuestras conciencias.
Cito otra frase del ritual de iniciación: "Los Masones son tolerantes, altruistas, humanitarios, aun con sus enemigos y deben ser, para merecer el dictado de Masones, fieles cumplidores de la palabra empeñada y de sus deberes de hijos, padres, esposos, hermanos, amigos y ciudadanos".
¿Hasta dónde tenemos la capacidad de ingresar a esta augusta institución sin descuidar a nuestras familias? He ahí el dilema. Y en eso debemos ser muy cuidadosos para no afectar a terceros por las decisiones personales que tomemos.
Definitivamente, la búsqueda de la luz puede convertirse en un trabajo de tiempo completo. Por eso es imprescindible la consideración hacia las necesidades de nuestras familias. Grave sería si, por buscar la luz, dejáramos de ser responsables con nuestra esposa, padres, hermanos o hijos.
No creo que la masonería se trate de un grupo de personas egoístas y despiadadas, que sólo piensan en adquirir sabiduría a toda costa sin importar las consecuencias o las necesidades de otros. Todo lo contrario, masonería es entender que es mejor dar que recibir, que la sabiduría radica en poner en balance las necesidades de otros y las propias, sin descuidar ninguna de las dos.
Prueba de esto es lo que sabiamente se nos pregunta en el ritual de iniciación: "y juráis, asimismo, mantener siempre la paz, el honor y el bienestar de vuestra casa y de los vuestros?.
Creo que aquí ya no queda ninguna duda.
La familia es la primera instancia a la cual nos debemos, y que hay que beneficiar con el comportamiento y los principios masónicos.
La mejor forma de poder cumplir con las obligaciones familiares es teniendo un aliado que nos "cubra las espaldas" dentro de la familia.
Ese compañero de batalla que está con nosotros de sol a sol se llama esposa. Ella nos da el apoyo necesario para poder aventurarnos a nuevos horizontes.
¡Dichoso aquel que cuenta con el apoyo de su esposa!. Más aún: ¡Desafortunado aquel que no lo tiene!.
Como dice el conocido refrán: "detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer". Y yo añadiría: "Gracias a una gran mujer es que se pueden desarrollar los potenciales de un gran hombre".
No sé cuál sería mi reacción si mi esposa me dijera que va a tener ciertas reuniones 2 o 3 veces por semana de las cuales no puede contarme nada, y que además va a necesitar que me ocupe de los niños y de la casa para tener más horas libres y poder estudiar ciertos libros a los cuales yo no puedo tener acceso. Tal vez no lo tomaría con tanta comprensión, amor y abnegación como lo hace ella.
De manera que no puedo hacer menos que corresponderle con la misma entrega y amor desinteresado. Es por esto que cada día estoy más agradecido con mi esposa y la valoro más. La admiro y aprendo de ella cada día, porque si no fuera por ella que prepara el terreno para que yo pueda dedicarme a la masonería con tranquilidad, probablemente no estaría aquí.
¿Será que tuve la suerte de casarme con la mejor esposa del mundo? No lo creo. Y eso ni siquiera es necesario. La relación matrimonial se redefine cada día sobre la base de lo que se da y de lo que se recibe. Todo éxito o fracaso en una relación depende en un 50% de cada cónyuge, ni más ni menos. Así que también está en nuestras manos saber motivar y estimular la buena disposición de la familia para apoyarnos, o todo lo contrario.
Con esto de ser aprendiz he tomado casi como una obsesión el pulir la piedra bruta, y trato de ver sólo las cosas mías que debo cambiar y no las que otros podrían mejorar. Esto me ha servido mucho para ser más tolerante y comprensivo hacia situaciones que antes no aceptaba, probablemente porque siempre había querido que el mundo se adaptara a mí y no yo al mundo.
Pero, ¿cómo me atrevo a hablarles a ustedes QQ:.HH:. De lo importante de la familia, cuando sé la importancia que los masones le asignamos al núcleo familiar?.
No es por azar que hemos escogido la figura de la hermandad como vínculo entre nosotros.
No nos llamamos primos, ni cuñados, ni amigos, o ningún otro término, nos llamamos hermanos.
De hecho, es el segundo secreto que se le revela a recipiendario el día de la iniciación: "El segundo, es el amor fraternal, el más sagrado de nuestros vínculos, que hace que la Masonería sea una de las más nobles y respetables de todas las instituciones".
Como ven QQ:.HH:. escogimos la fraternidad porque significa mucho, es un lazo irrenunciable, íntimo, intenso y único, que no puede ser disuelto ni aunque alguna de las partes lo desee.
En nuestras familias no podemos escoger a nuestros hermanos. Ellos nos son "asignados" por el G:.A:.D:.U:. Él decide en cuál familia nacemos y quiénes son nuestros padres y hermanos.
Los masones en cambio sí escogemos pertenecer a la Familia Masónica Universal gracias a nuestro libre albedrío, y tratamos de emular a las familias al llamarnos hermanos. Con esto llevamos a la masonería al seno de cada hogar, como si deseáramos tener lazos consanguíneos y pertenecer a una misma familia.
Así que como lo ven, la familia es esencial, y es lo máximo en nuestras vidas, y haré todo lo que esté a mi alcance para cumplir a cabalidad con mis obligaciones, esperando que nunca, de verdad nunca, las circunstancias de la vida me lleven a tener que decidir entre la masonería o la familia.
25 de marzo, Valle de San José, 2002 e:.v:.
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