Dejare de ser tu Hermano quizas alguna vez, quizas nunca. Pasaran años, tiempos, primaveras y veranos. Estios y nevadas, flores y hojas secas, tormentas y atardeceres y quizas aun no dejare de serlo. Voluntades se torceran, independencias se esclavizaran, mucho podra pasar pero probablemente todavía lo sea.
Dejare de ser tu Hermano en la probable y fugaz acción resultante de la aspereza de un discurso mal entonado por la acción corrupta del poder que pervierta tus palabras para tornar mis oidos lesionados, y pese a ello, volvere a serlo en el instante en que callas y entienda en mi interior que somos, tanto tú como yo, seres de carne corrompible por eventos tan intangibles como el tiempo y tan microscopico como las bacterias, por ende tambien presa de algo mas que lo que no se puede tocar y no se puede ver: poder, codicia, envidia, o cualquier pecado capital que pueda existir o ser creado. Pese a los que padecemos y a los que se puedan agregar, seguire siendo tu Hermano porque comprendere que la riqueza de nuestra fraternidad esta en saber comprender lo que se siente ser finito, sobrellevar la tristeza de la levedad de nuestros actos en la inmensidad del tiempo y dolerse en el convencimiento de descubrir que el mal que hacemos es solo una molécula de polvo en la inmensidad de labor que implica el cotidiano y duro pulimiento de la piedra bruta de la tolerancia y del perdon.
Dejare de ser tu Hermano por un instante tambien en tu olvido de fechas importantes, de reuniones comprometidas, de momentos transcurridos, de instantes y secuencias, pero volvere a sentirte fraterno en la comprensión de que tus tiempos no son los mios, de que el sueño de que pienses como yo se difumina en esos nimios detalles pero se enriquece en entenderte que te quiero como sos y no como quiero que seas, asi como quiero que me quieras, con mis defectos como virtudes y con mis virtudes sin defectos a tus ojos.
Dejare de ser tu Hermano quizas a tus ojos cuando a mis acciones las juzgues con la imparcialidad de un sentimiento nublado por el fanatismo o los intereses. Pero volveré a ser tu Hermano al entender que quizas en el inescrutable designio de la labor del Arquitecto de la Perfección, estaba escrito que fueras un capital de gracias en el terreno del crecimiento personal de mi ser y que lamentablemente te toco de hacer de malo en el filme de la vida sin querer decir con ello que yo soy el bueno lógicamente, y cuando en otras oportunidades yo tambien he desempeñado ese rol, el cual trato de evitar por todos los medios dia dia.
Dejare de ser tu Hermano cuando en un alarde de obscuridad me niegues el saludo o el toque, me gires la cabeza cuando paso a tu lado o me niegues de entre las listas de contacto de tu teléfono celular donde hasta hace poco ocupaba el lugar de los fraternos y que ahora ha sido ocupado por un número sin importancia. Sin embargo, volveré a serlo cuando sepas, como lo sabes, en el fondo de tu corazón, que puedes contar conmigo como el primero entre mis iguales a tu lado cuando necesites un hombro para llorar o una gota de sangre para vivir, quizás con las mismas lagrimas que quisiste arrancarme con tus actitudes o con la misma sangre derramada simbólicamente en el altar del sacrificio de tu silencio cómplice o de tu accionar activo en pos de actitudes que solo consistieron en danzar sobre los cadáveres de los que te brindabamos la sinceridad tan plena que a veces molestaba y la respuesta eficaz e inmediata cuando todos te daban solo verdades a medias y auxilios inapropiados.
Sin embargo, y finalmente, dejare de ser tu Hermano cuando, a pesar de toda mi tolerancia y mi paciencia, de toda mi voluntad despreciada y mi honorabilidad mancillada, de no dejarme ejercer para contigo y con mis otros Hermanos no solo mis derechos fundamentales de Libertad e Igualdad sino el más básico deseo de Fraternidad a tu persona y a los tuyos, tu obstinación lleve mi tolerancia a pisar sus propios límites y la obscuridad nuble de tal manera tu discernimiento que no sepas distinguir el cordero del lobo y arremetas por igual contra el trigo o la paja. Alli si, con plena seguridad, dejaré de ser tu Hermano.
Y a pesar de ello, el Gran Arquitecto del Universo nuevamente, estoy seguro, me dará la oportunidad de ejercer el amor fraterno que he jurado como tu, que nunca he quebrantado y que, por defenderlo como juramento que es, me ha valido tu desprecio y tu desdén. Y que es mucho mas fuerte que cualquier cadena que te ate o venda que te cubra los ojos, porque tiene la fuerza de la Palabra de Caballero empeñada y el honor puesto en ella en aquel momento en que vi la Luz como tu lo hiciste también alguna vez.
Y alli volveré a ser tu Hermano. Como siempre lo fui. Como siempre lo tuve que haber sido si me lo hubieses permitido. Y como, estoy seguro, lo seré por el resto de mi vida en virtud del Juramento que ambos hemos hecho.
Aunque, lamentablemente, no puedas entender eso ahora. O no te dejen entenderlo.
Dejare de ser tu Hermano en la probable y fugaz acción resultante de la aspereza de un discurso mal entonado por la acción corrupta del poder que pervierta tus palabras para tornar mis oidos lesionados, y pese a ello, volvere a serlo en el instante en que callas y entienda en mi interior que somos, tanto tú como yo, seres de carne corrompible por eventos tan intangibles como el tiempo y tan microscopico como las bacterias, por ende tambien presa de algo mas que lo que no se puede tocar y no se puede ver: poder, codicia, envidia, o cualquier pecado capital que pueda existir o ser creado. Pese a los que padecemos y a los que se puedan agregar, seguire siendo tu Hermano porque comprendere que la riqueza de nuestra fraternidad esta en saber comprender lo que se siente ser finito, sobrellevar la tristeza de la levedad de nuestros actos en la inmensidad del tiempo y dolerse en el convencimiento de descubrir que el mal que hacemos es solo una molécula de polvo en la inmensidad de labor que implica el cotidiano y duro pulimiento de la piedra bruta de la tolerancia y del perdon.
Dejare de ser tu Hermano por un instante tambien en tu olvido de fechas importantes, de reuniones comprometidas, de momentos transcurridos, de instantes y secuencias, pero volvere a sentirte fraterno en la comprensión de que tus tiempos no son los mios, de que el sueño de que pienses como yo se difumina en esos nimios detalles pero se enriquece en entenderte que te quiero como sos y no como quiero que seas, asi como quiero que me quieras, con mis defectos como virtudes y con mis virtudes sin defectos a tus ojos.
Dejare de ser tu Hermano quizas a tus ojos cuando a mis acciones las juzgues con la imparcialidad de un sentimiento nublado por el fanatismo o los intereses. Pero volveré a ser tu Hermano al entender que quizas en el inescrutable designio de la labor del Arquitecto de la Perfección, estaba escrito que fueras un capital de gracias en el terreno del crecimiento personal de mi ser y que lamentablemente te toco de hacer de malo en el filme de la vida sin querer decir con ello que yo soy el bueno lógicamente, y cuando en otras oportunidades yo tambien he desempeñado ese rol, el cual trato de evitar por todos los medios dia dia.
Dejare de ser tu Hermano cuando en un alarde de obscuridad me niegues el saludo o el toque, me gires la cabeza cuando paso a tu lado o me niegues de entre las listas de contacto de tu teléfono celular donde hasta hace poco ocupaba el lugar de los fraternos y que ahora ha sido ocupado por un número sin importancia. Sin embargo, volveré a serlo cuando sepas, como lo sabes, en el fondo de tu corazón, que puedes contar conmigo como el primero entre mis iguales a tu lado cuando necesites un hombro para llorar o una gota de sangre para vivir, quizás con las mismas lagrimas que quisiste arrancarme con tus actitudes o con la misma sangre derramada simbólicamente en el altar del sacrificio de tu silencio cómplice o de tu accionar activo en pos de actitudes que solo consistieron en danzar sobre los cadáveres de los que te brindabamos la sinceridad tan plena que a veces molestaba y la respuesta eficaz e inmediata cuando todos te daban solo verdades a medias y auxilios inapropiados.
Sin embargo, y finalmente, dejare de ser tu Hermano cuando, a pesar de toda mi tolerancia y mi paciencia, de toda mi voluntad despreciada y mi honorabilidad mancillada, de no dejarme ejercer para contigo y con mis otros Hermanos no solo mis derechos fundamentales de Libertad e Igualdad sino el más básico deseo de Fraternidad a tu persona y a los tuyos, tu obstinación lleve mi tolerancia a pisar sus propios límites y la obscuridad nuble de tal manera tu discernimiento que no sepas distinguir el cordero del lobo y arremetas por igual contra el trigo o la paja. Alli si, con plena seguridad, dejaré de ser tu Hermano.
Y a pesar de ello, el Gran Arquitecto del Universo nuevamente, estoy seguro, me dará la oportunidad de ejercer el amor fraterno que he jurado como tu, que nunca he quebrantado y que, por defenderlo como juramento que es, me ha valido tu desprecio y tu desdén. Y que es mucho mas fuerte que cualquier cadena que te ate o venda que te cubra los ojos, porque tiene la fuerza de la Palabra de Caballero empeñada y el honor puesto en ella en aquel momento en que vi la Luz como tu lo hiciste también alguna vez.
Y alli volveré a ser tu Hermano. Como siempre lo fui. Como siempre lo tuve que haber sido si me lo hubieses permitido. Y como, estoy seguro, lo seré por el resto de mi vida en virtud del Juramento que ambos hemos hecho.
Aunque, lamentablemente, no puedas entender eso ahora. O no te dejen entenderlo.
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