Recobran vigor en el país las logias masónicas
Tienen 9000 miembros, contra 5800 de 1999; mayor apertura.
Son las 19.30 y la reunión está a punto de comenzar. Dos miembros de la Logia General San Martín N° 384 reciben en el hall de entrada del “gran templo” a las últimas personas en llegar. Uno de los masones corre el telón rojo e invita a LA NACION a pasar: “No somos una sociedad secreta, sino discreta”.
Después de más de dos siglos de historia y de haber ejercido influencia en algunas épocas de la vida política del país, la masonería intenta resurgir: la cantidad de integrantes creció un 55% en los últimos seis años. En 1999 había 5800 integrantes; hoy, 9000, según datos de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, asociación que agrupa a las logias masculinas.
Con el lema “libertad, igualdad y fraternidad”, heredado de la Revolución Francesa, hay 120 logias funcionando en el país, la mitad de ellas ubicada en la Capital y en el conurbano. “Hay tres más en proceso de creación”, dice el gran maestre Sergio Héctor Nunes, máxima autoridad de la masonería argentina.
El crecimiento coincide con una política de apertura hacia la sociedad, que se da en el nivel mundial, para recuperar la presencia que tuvo en otra época. "Hay un cambio de actitud de la masonería, que siempre tuvo un perfil de sociedad secreta. Ahora dan conferencias y seminarios", explica el sociólogo y politólogo Rosendo Fraga. "Tiene una visión más pluralista y disminuyó su anticlericalismo", agrega.
Con él coincide la historiadora Patricia Pasquali, investigadora del Conicet y autora de libros de próceres vinculados con logias. "Hay una política de dar a conocer qué es la masonería y a sumar miembros. Eso puede ser un arma de doble filo, porque podría volverse menos selectiva", advierte.
El símbolo de la escuadra y el compás está presente en cada rincón de la sede de la Masonería Argentina, en la calle Juan D. Perón al 1200. Hace referencia a la palabra masón, que en latín (matio o machio) significa albañil, y al surgimiento de esta asociación, que nació en el siglo X, en Europa, como una sociedad integrada por constructores que guardaban celosamente los secretos del oficio.
Ya en el siglo XVIII, las logias estaban constituidas por intelectuales, en su mayoría anticlericales, que debatían sobre filosofía y política, y, en algunos períodos, funcionaron clandestinamente porque eran perseguidas. En 1717, surgió en Gran Bretaña la primera Gran Logia Masónica.
De la mano de inmigrantes europeos se difundió la masonería en América del Sur. La Logia Independencia, en 1795, fue la primera en territorio argentino. Sólo en 1857 se creó la Gran Logia Argentina. "Las logias cumplieron un papel relevante en el proceso de independencia hispanoamericano. Diversos historiadores aseguran que José de San Martín, Simón Bolívar y Bernardo O´Higgins pertenecían a logias vinculadas con la masonería", explica Fraga.
"Tenida blanca"
"Esto es una «tenida blanca», es decir, una reunión a la que también pueden asistir personas que no pertenecen a una logia", explica un masón que desde hace 30 años integra la Logia General San Martín N° 384. Aunque de las "tenidas", a secas, sólo pueden participar los masones y lo que allí se discute es secreto.
Cerca de cien personas, entre las que también hay mujeres y jóvenes, miran atentamente cómo las autoridades de la Gran Logia desfilan por la alfombra roja. Son ocho hombres que visten traje azul oscuro, "collarín" con ribetes dorados (una especie de collar en forma de "V"), "mandil" (un delantal que, según su forma, indica la jerarquía del masón, que puede ser aprendiz, compañero o maestro) y guantes blancos.
Se ubican en el lado opuesto a la entrada del salón donde está el "sitial del venerable maestre". Un trono y sillas a sus costados, cubiertos por una cúpula de madera oscura, y, más arriba, una estrella que representa "el gran arquitecto del universo" (una fuerza creadora) componen el majestuoso rincón.
"Vamos a entonar las estrofas del Himno Nacional", dice el maestro de ceremonia para dar comienzo a la reunión, que tiene como actividad central una disertación del historiador Pacho O´Donnell sobre el general José de San Martín.
Religión y política
Las logias estuvieron históricamente enfrentadas con la Iglesia. "La masonería se planteó como sociedad muy crítica de la Iglesia Católica, que, de hecho, la condenó", sostiene Fraga.
En abril de 2000 se produjo una cumbre sin precedente: las autoridades masónicas visitaron al entonces presidente del Episcopado, monseñor Estanislao Karlic. La conclusión de ese encuentro fue "un diálogo fructífero que permitiera superar falsas leyendas", según consignó la prensa de la época.
"La masonería ha tenido una injerencia muy importante en el país: impulsó la ley 1420 [de educación] y la ley de matrimonio civil. Hubo 14 presidentes argentinos que fueron masones", afirma Nunes.
Para Fraga, la masonería perdió el poder político que concentró desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1930. "Eso pasó en el mundo. Las logias se presentaron como la ideología del progreso. Con la oposición entre capitalismo y marxismo se dividieron. Tenían representantes en ambas ideologías", argumenta el politólogo.
Dentro de la filosofía, los masones adhieren hoy a lo que llaman el "nuevo humanismo". Así lo describe el gran maestre: "Es una corriente que estudia la globalización, sus aspectos negativos y positivos y que apunta a que el ser humano sea reconocido como sujeto y no como objeto".
Otro de los temas que tratan es el establecimiento de nuevas pautas morales para los gobernantes. "¿Cómo se canaliza eso? A través de nuestros hermanos que son funcionarios, políticos, jueces...", dice Nunes, que se niega a dar detalles.
Sobre la inclusión de la mujer en la masonería regular, no hay planes. "El rito Escocés Antiguo y Aceptado, que es el que adoptan, no lo permite. Eso es algo que algunos masones no comparten, porque es contradictorio y perimido, pero el ritual es estricto", explica Pasquali.
Los jóvenes
Hoy, la masonería busca adeptos entre los más jóvenes, por eso en los últimos años reforzó sus acciones para hacerse conocer. Por ejemplo, con charlas en universidades. "El feeling era que estaban reclutando gente. Nos tomaron los mails y fueron muy amistosos", relata Tomás, estudiante, 25 años, que participó de una clase que dieron masones en la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires.
"Me inicié por afinidad con los principios masónicos", cuenta un abogado de 28 años que prefiere resguardar su identidad. "Salió en Internet mi nombre en una lista de una logia y me echaron del trabajo", cuenta.
Antes de que termine la "tenida blanca", cerca de las 21, pasan el "saco de beneficencia" para recolectar dinero para acciones solidarias, según anuncia el orador. "Los esperamos a todos en esta catedral de la moral y del libre pensamiento", se despide. De a poco, el "gran templo", con su alfombra roja y su techo pintado de celeste y blanco, que emula un cielo en el que del extremo oriental sale el sol, queda vacío.
Por Jesica Bossi
De la Redacción de LA NACION
Presidentes masones
Bernardino Rivadavia Fue el primer presidente argentino, entre 1826 y 1827.
Vicente López y Planes Fue presidente provisional tras la renuncia de Rivadavia.
Justo José de Urquiza Ocupó la presidencia entre 1854 y 1860.
Santiago Derqui Fue presidente de la Argentina entre 1860 y 1861.
Bartolomé Mitre Ejerció la presidencia del país entre 1862 y 1868.
Domingo Faustino Sarmiento Fue presidente entre 1868 y 1874. Fue gran maestre.
Miguel Juárez Celman Ejerció la primera magistratura entre 1886 y 1890.
Carlos Pellegrini Fue presidente en el período 1890 y 1892.
Manuel Quintana Ejerció la presidencia entre 1904 y 1906.
José Figueroa Alcorta Fue presidente entre 1906 y 1910.
Roque Sáenz Peña Ocupó la presidencia entre 1910 y 1914.
Victorino de la Plaza Ejerció la primera magistratura entre 1914 y 1916.
Hipólito Yrigoyen Fue presidente durante 1916 y 1922 y, por segunda vez, entre 1928 y 1930.
Agustín Pedro Justo Ejerció la presidencia entre 1932 y 1938.
Fuente: el libro "La masonería argentina a través de sus hombres", de Alcibíades Lappas, y archivos de la Presidencia de la Nación.
Tienen 9000 miembros, contra 5800 de 1999; mayor apertura.
Son las 19.30 y la reunión está a punto de comenzar. Dos miembros de la Logia General San Martín N° 384 reciben en el hall de entrada del “gran templo” a las últimas personas en llegar. Uno de los masones corre el telón rojo e invita a LA NACION a pasar: “No somos una sociedad secreta, sino discreta”.
Después de más de dos siglos de historia y de haber ejercido influencia en algunas épocas de la vida política del país, la masonería intenta resurgir: la cantidad de integrantes creció un 55% en los últimos seis años. En 1999 había 5800 integrantes; hoy, 9000, según datos de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, asociación que agrupa a las logias masculinas.
Con el lema “libertad, igualdad y fraternidad”, heredado de la Revolución Francesa, hay 120 logias funcionando en el país, la mitad de ellas ubicada en la Capital y en el conurbano. “Hay tres más en proceso de creación”, dice el gran maestre Sergio Héctor Nunes, máxima autoridad de la masonería argentina.
El crecimiento coincide con una política de apertura hacia la sociedad, que se da en el nivel mundial, para recuperar la presencia que tuvo en otra época. "Hay un cambio de actitud de la masonería, que siempre tuvo un perfil de sociedad secreta. Ahora dan conferencias y seminarios", explica el sociólogo y politólogo Rosendo Fraga. "Tiene una visión más pluralista y disminuyó su anticlericalismo", agrega.
Con él coincide la historiadora Patricia Pasquali, investigadora del Conicet y autora de libros de próceres vinculados con logias. "Hay una política de dar a conocer qué es la masonería y a sumar miembros. Eso puede ser un arma de doble filo, porque podría volverse menos selectiva", advierte.
El símbolo de la escuadra y el compás está presente en cada rincón de la sede de la Masonería Argentina, en la calle Juan D. Perón al 1200. Hace referencia a la palabra masón, que en latín (matio o machio) significa albañil, y al surgimiento de esta asociación, que nació en el siglo X, en Europa, como una sociedad integrada por constructores que guardaban celosamente los secretos del oficio.
Ya en el siglo XVIII, las logias estaban constituidas por intelectuales, en su mayoría anticlericales, que debatían sobre filosofía y política, y, en algunos períodos, funcionaron clandestinamente porque eran perseguidas. En 1717, surgió en Gran Bretaña la primera Gran Logia Masónica.
De la mano de inmigrantes europeos se difundió la masonería en América del Sur. La Logia Independencia, en 1795, fue la primera en territorio argentino. Sólo en 1857 se creó la Gran Logia Argentina. "Las logias cumplieron un papel relevante en el proceso de independencia hispanoamericano. Diversos historiadores aseguran que José de San Martín, Simón Bolívar y Bernardo O´Higgins pertenecían a logias vinculadas con la masonería", explica Fraga.
"Tenida blanca"
"Esto es una «tenida blanca», es decir, una reunión a la que también pueden asistir personas que no pertenecen a una logia", explica un masón que desde hace 30 años integra la Logia General San Martín N° 384. Aunque de las "tenidas", a secas, sólo pueden participar los masones y lo que allí se discute es secreto.
Cerca de cien personas, entre las que también hay mujeres y jóvenes, miran atentamente cómo las autoridades de la Gran Logia desfilan por la alfombra roja. Son ocho hombres que visten traje azul oscuro, "collarín" con ribetes dorados (una especie de collar en forma de "V"), "mandil" (un delantal que, según su forma, indica la jerarquía del masón, que puede ser aprendiz, compañero o maestro) y guantes blancos.
Se ubican en el lado opuesto a la entrada del salón donde está el "sitial del venerable maestre". Un trono y sillas a sus costados, cubiertos por una cúpula de madera oscura, y, más arriba, una estrella que representa "el gran arquitecto del universo" (una fuerza creadora) componen el majestuoso rincón.
"Vamos a entonar las estrofas del Himno Nacional", dice el maestro de ceremonia para dar comienzo a la reunión, que tiene como actividad central una disertación del historiador Pacho O´Donnell sobre el general José de San Martín.
Religión y política
Las logias estuvieron históricamente enfrentadas con la Iglesia. "La masonería se planteó como sociedad muy crítica de la Iglesia Católica, que, de hecho, la condenó", sostiene Fraga.
En abril de 2000 se produjo una cumbre sin precedente: las autoridades masónicas visitaron al entonces presidente del Episcopado, monseñor Estanislao Karlic. La conclusión de ese encuentro fue "un diálogo fructífero que permitiera superar falsas leyendas", según consignó la prensa de la época.
"La masonería ha tenido una injerencia muy importante en el país: impulsó la ley 1420 [de educación] y la ley de matrimonio civil. Hubo 14 presidentes argentinos que fueron masones", afirma Nunes.
Para Fraga, la masonería perdió el poder político que concentró desde la segunda mitad del siglo XIX hasta 1930. "Eso pasó en el mundo. Las logias se presentaron como la ideología del progreso. Con la oposición entre capitalismo y marxismo se dividieron. Tenían representantes en ambas ideologías", argumenta el politólogo.
Dentro de la filosofía, los masones adhieren hoy a lo que llaman el "nuevo humanismo". Así lo describe el gran maestre: "Es una corriente que estudia la globalización, sus aspectos negativos y positivos y que apunta a que el ser humano sea reconocido como sujeto y no como objeto".
Otro de los temas que tratan es el establecimiento de nuevas pautas morales para los gobernantes. "¿Cómo se canaliza eso? A través de nuestros hermanos que son funcionarios, políticos, jueces...", dice Nunes, que se niega a dar detalles.
Sobre la inclusión de la mujer en la masonería regular, no hay planes. "El rito Escocés Antiguo y Aceptado, que es el que adoptan, no lo permite. Eso es algo que algunos masones no comparten, porque es contradictorio y perimido, pero el ritual es estricto", explica Pasquali.
Los jóvenes
Hoy, la masonería busca adeptos entre los más jóvenes, por eso en los últimos años reforzó sus acciones para hacerse conocer. Por ejemplo, con charlas en universidades. "El feeling era que estaban reclutando gente. Nos tomaron los mails y fueron muy amistosos", relata Tomás, estudiante, 25 años, que participó de una clase que dieron masones en la carrera de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires.
"Me inicié por afinidad con los principios masónicos", cuenta un abogado de 28 años que prefiere resguardar su identidad. "Salió en Internet mi nombre en una lista de una logia y me echaron del trabajo", cuenta.
Antes de que termine la "tenida blanca", cerca de las 21, pasan el "saco de beneficencia" para recolectar dinero para acciones solidarias, según anuncia el orador. "Los esperamos a todos en esta catedral de la moral y del libre pensamiento", se despide. De a poco, el "gran templo", con su alfombra roja y su techo pintado de celeste y blanco, que emula un cielo en el que del extremo oriental sale el sol, queda vacío.
Por Jesica Bossi
De la Redacción de LA NACION
Presidentes masones
Bernardino Rivadavia Fue el primer presidente argentino, entre 1826 y 1827.
Vicente López y Planes Fue presidente provisional tras la renuncia de Rivadavia.
Justo José de Urquiza Ocupó la presidencia entre 1854 y 1860.
Santiago Derqui Fue presidente de la Argentina entre 1860 y 1861.
Bartolomé Mitre Ejerció la presidencia del país entre 1862 y 1868.
Domingo Faustino Sarmiento Fue presidente entre 1868 y 1874. Fue gran maestre.
Miguel Juárez Celman Ejerció la primera magistratura entre 1886 y 1890.
Carlos Pellegrini Fue presidente en el período 1890 y 1892.
Manuel Quintana Ejerció la presidencia entre 1904 y 1906.
José Figueroa Alcorta Fue presidente entre 1906 y 1910.
Roque Sáenz Peña Ocupó la presidencia entre 1910 y 1914.
Victorino de la Plaza Ejerció la primera magistratura entre 1914 y 1916.
Hipólito Yrigoyen Fue presidente durante 1916 y 1922 y, por segunda vez, entre 1928 y 1930.
Agustín Pedro Justo Ejerció la presidencia entre 1932 y 1938.
Fuente: el libro "La masonería argentina a través de sus hombres", de Alcibíades Lappas, y archivos de la Presidencia de la Nación.
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