jueves, noviembre 17, 2005

SIMBOLOGIA Y SECRETOS DEL AZUL

Por: Fabio C. B. de Abreu-e-Lima

Cuando los colores son dispuestos en el pentagrama, el azul figura en el ángulo inferior izquierdo, y a partir de él ocurren las situaciones ritualísticas que podrían influenciar nuestros cuerpos y mentes, hasta el punto de que sin ser raro, encerráramos nuestros trabajos, antes casi entorpecidos, en una sensación placentera de bienestar físico y emocional, bien diverso de aquella que muchas veces nos acompaña cuando nos iniciamos. Tendiendo a indagar si el color azul del interior del templo podría ser uno de los fuertes factores de influencia, inicié alguna lectura sobre la simbología y los efectos psicométricos de ese color. Sorprendido con la riqueza de detalles inherentes al asunto, decidí compartir con los hermanos, las informaciones que capte por medio de este trabajo.

El azul, es un color fundamental para nuestra orden. Tanto en el rito de York, como en los diversos grados del Rito Escocés, los tres primeros corresponden a la masonería azul, que se refiere directamente a las logias simbólicas de San Juan, así es llamada por ese color a relacionarse con la espiritualidad, al orden, a la tolerancia, a la lealtad y a la honestidad, virtudes a ser desarrolladas, en lo más íntimo de los iniciados el decorrer de su trayectoria ascendente por la Escala de Jacob.

Cuando simbólicamente, los colores son dispuestos en el pentagrama: Tenemos que el azul figura en el ángulo izquierdo inferior, por tanto en la base y es a partir de él que ocurren las transiciones cromáticas, correspondiendo a las diversas fases de la iniciación. Es interesante observar que la primera de esas transiciones ocurren del azul para el verde, que se encuentra en el ángulo superior derecho, eso implica un camino ascendente, de izquierda hacia la derecha, en dirección a la luz solar, (amarilla) considerando eso por los esotéricos como un movimiento de expansión, de adquisición de conocimiento. Similarmente, cuando los colores son dispuestos en cruz, el lugar del azul es el occidente, y por lo tanto, el mismo lugar en dónde se encuentra la puerta de entrada al templo y dónde se inician las marchas de los grados simbólicos.

Históricamente, el color azul, forma parte de las más diversas culturas, desde el siglo XIII, el manto de coronación de los reyes franceses, era azul luminoso, hoy como conocido azul-real. En el pasado se valorizaba mucho al profesional que producía colorantes azules para pigmentos. Esa práctica , llevó a ciertas curiosidades, cómo, que mientras más brillante fuese el azul de una pieza de ropa, más alto sería el nivel social de su dueño. Por otro lado, hubo la prohibición del uso de vestimenta azules por parte de los funcionarios de la iglesia en la edad media, debido a su origen. Para la obtención del azul, era necesaria la mezcla de una planta conocida en europa central como ísatis (puede ser el índigo o el añil) con orina humana, en una proporción de veinticinco kilos para seiscientos litros. Sabíase también, que de la fermentación de esa mixtura resultaba un alcohol, y cuanto más alcohol, mayor la cantidad de tinta.

Consecuentemente, ofrecíase a los trabajadores grandes cantidades de bebidas alcohólicas para que orinasen fuertemente, aumentando así la producción de blanco-índigo, los tejidos eran sumergidos in natura en esa solución y secados al aire libre para que sufrieran oxidación y se transformarán en azul-índigo. Esa fue la causa que movió al Papa, en 1570, a determinar tal prohibición, la profanidad del origen de aquel color. Por esa razón también, que en Alemania se denominaba a los bebedores con la expresión de "azul", refiriéndose al consumo excesivo de bebidas alcohólicas. Ya en Inglaterra y en los Estados Unidos se utiliza la palabra "blue" que también significa "azul" para los individuos que se sienten tristes, melancólicos, "blues" para la música sentimental y retrospectiva de compositores de origen negro o influenciados por ellos. Desde el punto de vista religioso, tenemos el "azul" asociado con el dios egipcio Amon, del Egipto antiguo y figurado en la representación mitológica hindú antiguo de Vishua, como Krisha, en el manto del dios Nórdico, Odín, en la túnica de Jesús como doctrinador, y en el manto de la virgen María, poéticamente también llamada de lirio azul, símbolo de pureza y de modestia. En las pinturas antiguas, frecuentemente se vé a la virgen extendiendo su manto azul para proteger a los fieles. En el arte budista es el color del espacio vacío, y siempre fue usado como fondo para la representación de la imagen de Buda. Otra aplicación religiosa de ese color era la vinculación con la protección contra los malos espíritus.

Romanos, Germanos y Eslavos usaban moras y paños azules para ese fin. Las criaturas al nacer eran envueltas en tejidos azules y cuando se morían eran enterradas en cajas de ese color. Los funcionarios de los cementerios suizos y alemanes, vestían de azul, para alejar los demonios. Los egipcios guardaban las piedras semipreciosas conocidas como lapizlázuli, como sagrada, pues a partir de ella es que teñían de ultramarino, el color de los dioses, para hacer los ojos azules de las máscara de los faraones, la piedra era derretida hasta dar un tipo de esmalte vitrificado, tan caro como el oro. Considerando el color del despertar de la espiritualidad, el azul, es el único capaz de producir calma, tranquilidad, ternura, afectuosidad, paz y seguridad. Favoreciendo las actividades intelectuales y disponiendo el ánimo de los hombres a la meditación. La contemplación del azul, determina la profundidad del sentimiento de penetración en el infinito y sensación de ligereza y satisfacción, estimulando en la personalidad, la parsimonia y la sensatez. La psicología profunda, lo asocia a una liberación espiritual, a una configuración de vida moderada, leve y superior, a un punto tal, de recomendarse que se pinten de azul, las paredes de los lugares sujetos a mucha tensión donde hay discusiones y desaveniencias. En un sentido más profundo, es el color de identificación del ser humano con el planeta, que observado desde el espacio, es de un azul indescriptible. Si alguien presenta aversión o miedo cuando está en presencia del azul, puede significar, desequilibrio psíquico, ansiedad excesiva, inquietud, inconstancia, orgullo, rebeldía y necesidad de realización emocional insatisfecha.

Orgánicamente, los efectos de la aplicación del color por diferentes medios y sistemas, se resumen en: reducción del pulso, de la presión arterial, y de las frecuencias cardíacas y respiratorias, inhibición de la adrenalina, efecto hipnótico en el sistema nervioso central, recargando energéticamente al organismo. Considerando esos efectos benéficos, se indica en los tratamientos cromoterapeúticos como coadyuvante en los casos de estrés, fatiga, convalecencia, presión alta, obesidad, taquicardia, palpitaciones, nerviosismo, insomnio, irritabilidad, celos, miedo, inseguridad, ansiedad, alcoholismo, convulsiones, agitaciones, psicomotora y jaquecas. En contrapartida, no se recomienda el empleo del azul, en los casos de presión baja, parálisis y principalmente en las depresiones. De las formas de aplicación, los especialistas prescriben desde el uso de ropas hasta el empleo de cristales y piedras azules, directamente sobre la región tratada, el acondicionamiento del ambiente, con la utilización de iluminación cromatizada y la pintura de la paredes, lo que es sabio y no apenas coincidentemente aplicado en nuestros templos.

El azul del interior de los templos, nos lleva según Goethe, en su Doctrina de Cores, a perseguir algo que huye de nosotros, atraídos por la sensación del azul, parece retroceder delante de nuestros ojos como la lejanía del cielo, o las montañas que se ven a lo lejos. Esa búsqueda constante, conduce, ciertamente a la evolución del espíritu y de la mente.

Finalizando, transcribo un valioso ejercicio de relajamiento titulado "Tornado a la Luz Azul", sugerido por el Médico Psiquiatra Gerald Epstein, especialista en Terapia por Imágenes Mentales. "Cierre los ojos. Respire tres veces y vea el oxígeno que usted está inspirado en forma de una luz azul dorada, formada por el azul sin nubes, y el sol dorado brillante: vea el gas carbónico que usted expira en forma de fumarada ceniza, como fumarada de cigarro, siendo llevada por el aire y desapareciendo. Vea la Luz tornárse azul cuando entra en su cuerpo, pasar por su corazón y viajar homogénea, ligera y suavemente por las arterias y capilares, sabiendo que en cuanto eso pasa, usted está relajado. Cuando la Luz haya pasado por todo el cuerpo, abra los ojos." " ..... el azul, símbolo de verdad y eternidad de Dios (porque es verdadero y eterno) permanecerá siempre como señal de inmortalidad humana "

miércoles, noviembre 16, 2005

Nuevo Blog Masónico

http://elmason.blogspot.com/

A.Tejerina: Masoneria puede mediar entre diferentes culturas

La masonería practica la mediación y su conocimiento de ella podría servir para evitar el choque de culturas que puede producirse en España, donde las estadísticas dicen que dentro de algunos años el 25 por 100 de la población será inmigrante, y evitar lo que ha sucedido en Francia.

Así lo manifestó hoy a EFE Ascensión Tejerina, Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica Española, que hoy conmemora el XXV aniversario de su fundación con una serie de actos entre los que destacan una serie de conferencias de expertos en esta organización.

Para Ascensión Tejerina, este 25 aniversario 'es muy importante desde el punto de vista simbólico, porque la masonería difícilmente puede estar en un régimen dictatorial, es incompatible con nuestra defensa de las libertades, lo que quiere decir que España también está en democracia, que hay igualdad y libertad'.

Aunque las diferencias con países como Francia, Inglaterra o Bélgica, que cuenta con 300 o 400.000 masones, son grandes 'ya que en España somos apenas 3.000 -560 la Gran Logia Simbólica-, el aniversario tiene su importancia porque celebrar 25 años quiere decir que somos la más antigua, la que primero se inscribió'.

Respecto al futuro de la masonería, Ascensión Tejerina dijo que esta se dedica a la reflexión ética y esta reflexión es 'importantísima en nuestra sociedad, porque se ha perdido esa capacidad de reflexionar, nos dejamos llevar por el mundo sin plantearnos qué queremos en el fondo'.

Dijo que dentro de las logias se practica la mediación. 'Si hay personas de diferentes creencias trabajamos en el respeto y la tolerancia, hay que ejercer la mediación para no llegar al conflicto'.

En este sentido afirmó que 'en una España donde dicen las estadísticas que vamos a ser en un futuro una población con el 25 por 100 de emigrantes de distintas cultura y religiones, si no hay mediación los conflictos van a ser muy importantes, como está sucediendo en Francia en estos días'.

Añadió que 'nuestro conocimiento en la gestión de la convivencia podría servir para no llegar a un choque de culturas. Nuestra apuesta por el progreso no es solo económica sino de valores y por supuesto la apuesta por la laicidad'Esta laicidad, no obstante, debería existir en los organismos oficiales, pero con respeto a cualquier creencia de los ciudadanos.Nuestro concepto de la laicidad no es francés, que es anticlerical, sino que respetamos ese sentimiento religioso pero que tiene que ser parte de la esfera de lo privado y en lo público practicar la igualdad entre todas las culturas y religiones, porque los enfrentamientos mayores vendrán por las creencias religiosas'.

Respecto a la manifestación contra la LOE, dijo que 'todo el mundo tiene derecho a manifestarse, pero al final serán los gobiernos y los ciudadanos con sus votos los que decidirán si la enseñanza religiosa tiene que estar o no dentro de las escuelas'.

A pesar de los años transcurridos desde la muerte de Franco, todavía existen en algunos la idea de que 'somos poco menos que diablos. Basta leer alguna prensa hoy en día para saber que acusan al Gobierno porque algunos de sus miembros pertenecen o no a la masonería'.

Esta prensa 'nos sigue utilizando para decir que de algunas cosas malas de España somos los responsables, pero los 3.000 masones que somos, de todos los estratos sociales y partidos políticos, difícilmente puede ser un grupo que influya demasiado en la sociedad española. Ya me gustaría que fuésemos 300.000 para influir en un pensamiento de libertades, de igualdades y fraternidad'.

La Gran Logia Simbólica decidió en 1993 dar entrada a la mujer en las logias y en el 2000 fue elegida, por mayoría absoluta, Ascensión Tejerina como Gran Maestre.

ARMONÍA EN EL TEMPLO

Mediante la Teoría Ondulatoria el Hombre ha conseguido la comprensión, el conocimiento y hasta el dominio de diversos fenómenos físicos que ocurren en la naturaleza. En esta Teoría se expresa que esos fenómenos son vibraciones, es decir corpúsculos que se mueven con un movimiento periódico que posee una determinada longitud de onda (o camino que recorren alternativamente), una cierta frecuencia (o número de ciclos por segundo), y una característica amplitud (que cuantifica su intensidad).

El sonido se considera una vibración y el desarrollo de la acústica (o conocimiento y técnica del sonido) ha sido tan grande que prácticamente se puede decir que nada le queda por conocer. Además su máxima manifestación, la Música, se ha convertido en un verdadero arte, para goce y disfrute de la especie humana.

La luz se considera también un fenómeno vibratorio; y aunque esta teoría no se ajusta totalmente a lo que ocurre en los diversos fenómenos lumínicos, los éxitos obtenidos en la descomposición de la luz en sus diversos colores componentes le han dado la categoría de práctica hipótesis explicatoria de uso temporal. Además el cromatismo unido al dominio de las formas y de las proporciones ha permitido el desarrollo del arte de la Pintura; para satisfacción de la raza humana.

La parapsicología ha utilizado la Teoría Ondulatoria para expresar que los sentimientos, los pensamientos y al fin la Vida misma sólo son fenómenos vibratorios. Gran parte del progreso alcanzado por esta forma de estudio (la parapsicología) se ha debido a que, en realidad, estos fenómenos en algunas circunstancias se rigen por las leyes enunciadas por la Teoría Ondulatoria.

Según esta Teoría cuando dos o más cuerpos vibran simultáneamente se pueden producir las siguientes combinaciones:

a.‑ Resonancia.‑ En estos casos las vibraciones de los cuerpos son mutuamente aumentadas entre sí; llegando al caso extremo en el cual un cuerpo que no está vibrando es inducido a hacerlo porque otro lo hace con la misma frecuencia que él vibraría. Ejemplo de esto se puede observar cuando se toca un diapasón frente a un piano, inmediatamente comienza a vibrar aquella cuerda que emite un sonido de una frecuencia igual a la que emite el diapasón.

b.‑ Anulación.‑ En estos casos especiales las vibraciones de los cuerpos son mutuamente disminuidas hasta llegar a la detención de los movimientos, y cese de las vibraciones.

c.‑ Interferencia.‑ Este es el caso más general; aquí las vibraciones de todos los cuerpos que participan son mutuamente influenciadas hasta obtener una vibración única resultante. Esta vibración resultante puede ser armónica o agradable, cuando entre las vibraciones que emiten los cuerpos que participan existen afinidades, que se expresan por relaciones matemáticas simples entre sus distintas frecuencias. Es inarmónico o desagradable cuando entre las vibraciones que emiten los cuerpos que participan no existen afinidades.

Estos conceptos simples de Teoría Ondulatoria tratemos de aplicarlo a lo que ocurre en el Templo masónico cuando se realiza una Tenida. Debemos tener presente que según ella las personas emiten vibraciones a través de sus pensamientos, sentimientos y acciones; además el Templo mismo es un gran emisor de ondas. En estas circunstancias se puede producir una tremenda armonía cuando todas las vibraciones emitidas coinciden, es decir poseen una longitud de onda y una frecuencia que corresponde al espíritu masónico; y ojalá que sean emitidas con la mayor intensidad posible.

Sin embargo, estas condiciones óptimas son difíciles de conseguir en la práctica porque suelen presentarse una, varias o todas las situaciones que a continuación se señalan:

‑ Decoración del Templo. Es evidente que el principal centro emisor de ondas, el Templo, no vibrará con sentimiento masónico si está decorado con elementos profanos que no corresponden al Simbolismo Masónico. Por muy bonito, o de gran importancia histórica profana que sea el motivo de la decoración, si no corresponde al Simbolismo Masónico no debe encontrarse en el templo. Debemos recordar, además, que la principal lección de Simbolismo Masónico para el grado de Aprendiz, es interpretar los diversos elementos que decoran un Templo; así que intercalar en él un elemento profano es entorpecerle el aprendizaje del Simbolismo creándole confusión mental.

‑ Cumplimiento del Ritual. Se creará una tremenda resonancia armónica cuando cada Q:. H:. ejecute en forma correcta y en el instante adecuado la parte que le corresponde dentro de los Rituales; ya que en esos momentos existe una gran coincidencia de pensamientos y por consiguiente una gran emisión de ondas mentales simultáneas. Por otra parte se crea una interferencia inarmónica cuando, por tratar de ayudar a un miembro de la oficialidad que no ha hecho lo que el Ritual le exige, un Q:. H:. ejecuta un acto que no le corresponde. (ejemplo: adornar el Ara). Sobre esto, se estima preferible en esas circunstancias detener el Ritual hasta que el miembro de la oficialidad realice lo que le corresponda, o hasta que el V:. M:. le solicite que lo ejecute. De esta manera se produce una "detención", no una interferencia; además la enseñanza que recibe el Q:. H:. olvidadizo es superior a la otra, y muchas veces le crea un recuerdo inolvidable.

‑ Uso del Mandil. El Mandil es el elemento que más diferencia las labores profanas de las masónicas hasta el punto que estas últimas no pueden realizarse sin él y su uso es obligatorio para poder ingresar al Templo. Además, cada grado posee un tipo Mandil específico con un tremendo significado simbólico para las enseñanzas de ese grado. De acuerdo con ello todo Q:. H:. que durante una tenida no utilice el Mandil que le corresponde según el grado que posee en la Masonería Simbólica está en desarmonía masónica, y se transforma en un centro emisor de ondas que interferirán el espíritu masónico que debe imperar en la tenida. Además con esta acción pierde toda autoridad moral para poder explicar, y enseñar, el simbolismo que contiene el mandil de cada grado.

Debemos señalar que en la Masonería Simbólica se deben utilizar solamente los mandiles del Simbolismo; para la Capitular, los correspondientes al Capítulo; y así sucesivamente.

‑ Ubicación en el Templo. Durante una Tenida cada Q:. H:. tiene que ocupar una determinada ubicación en el Templo, que está definida, ya sea por el cargo que ocupa en la oficialidad o por el grado masónico que posee. El Simbolismo Masónico hace frecuentemente alusión a esto y expresa: "La Columna de Maestro", "La Columna Norte", "La Columna de Compañeros", etc. Además lo relaciona, fuertemente, con los importantes conceptos de "Rayos Solares" y " Luz". No ubicarse en el Templo en el lugar que le corresponde significa negar una gran fuente de simbolismo, y por esta acción, emitir ondas que están en desarmonía con el espíritu masónico.

‑ Actitud Mental. Se producirá armonía entre los concurrentes a una Tenida cuando todos ellos estén mentalmente inspirados en los mismos ideales masónicos; es decir en el deseo de autoperfeccionamiento y en la creencia en un ideal superior. Y si existe coincidencia plena se producirá una gran resonancia con tremendas ventajas para todos los presentes. Por otra parte, si algún Q:. H:. no ha podido olvidar sus problemas profanos y se mantiene pensando en ellos y no en los ideales masónicos, emitirá ondas que producirán grandes interferencias que pueden llegar hasta anular los pensamientos e ideales de los otros presentes. En relación a esto podemos expresar que la finalidad del Ritual de Apertura es facilitar la transición mental desde el ambiente profano a uno masónico; para ello cada uno de los concurrentes debe impregnarse del esoterismo que emana de ese Ritual.

‑ Conversaciones Anárquicas. Uno de los rasgos característicos del comportamiento masónico, ya sea dentro del Templo o en el mundo profano, debe ser la forma en que se utiliza "La Palabra" y el método con que ocupa "El Silencio". Para conseguirlo, en todas y cada una de las Tenidas, tanto el V:. M:. nos lo recuerda en el Ritual de Apertura, como el desarrollo mismo de la Tenida nos lo enseña. Además toda Tenida Masónica debe desarrollarse según un rígido procedimiento. Así que una de las más grandes fallas de desarmonía que puede producirse en un Templo, se origina cuando dos QQ:. HH:. conversan anárquicamente entre sí, desligándose del desarrollo de la Tenida.

‑ Grado de la Tenida. Lo que más caracteriza al método de enseñanza masónica es ser gradual; significando con esto que cada grado tiene una materia específica que tratar; por lo tanto todo Q:. H:. debe saber tanto, y nada más que, lo que corresponde a su grado, como a todos los otros grados inferiores al que posee. Además, y en complementación de lo anterior, en el Templo sólo se permite la presencia de QQ:. HH:. que poseen un grado igual o superior al que tiene la Tenida que se celebra. Por consiguiente, produce una gran desarmonía masónica conversar en una Tenida de temas o materias que correspondan a grados superiores. Por otra parte el hecho de hacer alusión a grados superiores muchas veces despierta prematuros apetitos de adquisición de grados, que por ser prematuros son inmerecidos, y por consiguiente no deben satisfacerse.

‑ Ingreso Tardío. Genera una gran interferencia y produce una gran desarmonía, el hecho que ingrese a una Tenida un Q:. H:. después de haber comenzado la Tenida, especialmente cuando el ingreso se hace "con ceremonia", o demasiado profanamente. En realidad "corta" la Tenida y rebaja el sentimiento masónico que estaba ya creado. Se puede expresar que el obsequio que trae a la Tenida un Q:. H:. que ingresa tardíamente a ella es semejante a una caja de Pandora. Por otra parte debemos recalcar que según el mismo ritual de las Tenidas sólo se permite el ingreso a ella, después de haber iniciado, en ciertos instantes bien determinados (al terminar de leer el Tra :., antes de circular el Sa:. de Pro:.)

Estas son las circunstancias que más corrientemente ocurren y que producen que rebajen el espíritu de armonía masónica que debe imperar en toda Tenida.

Sin embargo, y para finalizar, se ha dejado lo más importante:

" NO PODRÁ EXISTIR JAMÁS ARMONÍA MASÓNICA EN UNA TENIDA SI NO EXISTE EN TODOS Y CADA UNO DE LOS QQ:. HH:. UN VERDADERO AMOR FRATERNAL HACIA TODOS LOS DEMÁS QQ:. HH:.. ADEMÁS QUE CADA UNO DE ELLOS DEBEN ESTAR INSPIRADOS EN LOS IDEALES DE AUTOSUPERACION Y PERFECCIONAMIENTO, BASADOS EN LOS PRINCIPIOS DE TOLERANCIA, LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD."

SANGRE Y HERMANDAD

Michael Ross

De acuerdo con los Antiguos Misterios, un registro de fenómenos superfisicos y subjetivos fue almacenado por los dioses, pasado a los semidioses, a los heroes, bajando a traves de los patriarcas y quedo dentro del registro de la sangre. De acuerdo con esto, la union de la sangre fue usada como un metodo de transmitir conocimiento. La sabiduría in-hablable, la palabra impronunciable, y otros secretos que no podian ser comunicados y que "si eran hablados, se desvanecian" y que según dichos misterios quedaron encerrados dentro de la sangre.

Los griegos y Egipcios efectuaban ceremonias para la mezcla de sangre – cada hombre se hacia una pequeña incisión en el brazo y las heridas eran unidas por un corto periodo de tiempo de tal manera que permitia a la sangre fluir entre ambos. El resultado fue una union simpatetica que continuaba hasta la muerte, cada hombre poseia dentro de si una pequeña parte del "alma" del otro. Y de acuerdo a sus creencias, este "compartir la sangre" fue el requisito para comunicación telepatica, intercambio mental de ideas, o comunicación a grandes distancias entre dos hombres.

En los primeros ritos Cristianos, la perpetuacion de una idea se hacia a traves de la sangre. Se dice que Cristo hizo su testamento de sangre, simbólicamente a traves del vino en la Ultima Cena y se prolongo y perpetuo a traves de la herida causada por el centurion, Longinus. A traves de estos eventos los discipulos se dice que recibieron la sucesion de la sangre—el registro ancestral. Si aceptamos los viejos ritos como clave de la verdad, entonces solamente aquellos que fueron Cristianos recibieron la sangre de Cristo. Esto esta simbólicamente representado en el sacramento de la Comunion.

Los escritos de antiguos textos alquimicos revelan, "La Sangre es la primera encarnación del fluido universal, es la materializacion de la luz vital. Su nacimiento es la maravilla mas maravillosa de la naturaleza; vive solamente para transformarse perpetuamente en si misma por eso es el Proteus universal. . . .La substancia universal con su doble movimiento, es el gran "arcanum" del ser y el gran "arcanum de la vida."

La Francmasonería ha sido una de las instituciones que ha preservado mucho de la antigua arcana. Gerald Massey sugiere que la palabra "Mason" se deriva de la palabra sen que tiene el significado Egipcio de "hijo, por la sangre y la hermandad," y de Ma o "La Verdad personificada," cuyo color es el rojo – Mason – hermandad de la sangre en el sentido oculto o mistico.

Miembros de la fraternidad Masonica son a veces llamados como "Hermanos de la Union o del Lazo Mistico." ¿Que es una union o lazo? La respuesta se encontrara entre los Egipcios. La union-Tet, ahora se relaciona generalmente con un lazo o corbata, fue el símbolo antiguo de la sangre de Isis, o tambien por ej. La sangre de la viuda – el lazo mistico, la union de la sangre, la union del alma en la sangre, la sangre desprendida al aplicarse las puntas del compas. Por medio de la union del mas sagrado de los elementos en la ceremonia de la hermandad de la sangre, el alma de la sangre fue comunicada y todos los que la poseyeron fueron como un hombre. Esto es, tenian un alma comun – el alma de la sangre, la cual estaba por encima de todas las otras. El hombre que le falla a sus hermanos de sangre se falla a si mismo, a su alma y a sus ancestros.

Ser masón en nuestros días

¿Qué mueve a un hombre, suponemos que libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería?

He ahí la clave de lo que luego será la percepción que la sociedad tenga de la Masonería...

Pero vayamos por orden. Para ello es necesario comenzar por definir a la Masonería ¡Que no es una ONG! ¡Ni la correa de transmisión de ideas políticas, sean cuales estas fueren! ¡Ni una asociación de ayudas mutuas! ¡Ni un sustitutivo de la religión! ¡Y, en ningún caso, un lobby!.

¡La Masonería, QQ:. HH:., es una Orden Iniciática, Esotérica, Elitista y Caballeresca!.

Como Orden Iniciática reúne una serie de características, tanto por lo que se refiere a su organización, como por lo que respecta a la admisión de nuevos masones, al acceso de estos a la formación y a la graduación y sistema de comunicación por el que los masones llegan a adquirir, única y exclusivamente a través de su trabajo personal, los conocimientos que la Masonería pone a disposición de los que dan realmente el paso que separa al profano del auténtico iniciado.

Como Orden Esotérica la Masonería ha conservado y pone a disposición de los masones que realmente lo son, los fundamentos de la Tradición Primordial que nos llega desde los antiguos Misterios.

Como Orden Elitista la Masonería pretende recibir en su seno y formar como masones a aquellos que procuran vivir de acuerdo con valores espirituales, éticos y morales que les convierten en auténticas elites sobre las que descansa el futuro de la humanidad, en un mundo en el que lo que prima son los valores terrenales, fundamentados sobre el materialismo y el poder.

Aun en la esperanza de que no sea necesario, puntualizaré que para la Masonería el concepto elitismo no guarda relación alguna con la estirpe familiar ni con nada ligado al mundo de lo físico.

Como Orden Caballeresca la Masonería entiende y trabaja, a través de la acción individual de los auténticos masones, por la consecución de un mundo finalmente liberado de poderes fácticos, definitivamente de espaldas a cuantos pretenden imponer dogmas y creencias, libre de todo tipo de demagogos, dictadores y dictaduras. Un mundo en el que el servicio a la causa de humanidad sea la guía que oriente la vida de los hombres. Ideal y fin de la Masonería por el que trabajan los auténticos masones sin esperar ni recibir más recompensa que la satisfacción del deber cumplido, al entender que cada uno de nosotros no es sino un simple eslabón en la evolución de la humanidad. Un eslabón de la larga cadena que nos une con aquellos iniciados que hace muchos siglos comenzaron el largo camino, y con los que en un lejano futuro alcanzarán la meta.

¿Qué mueve a un hombre, suponemos que libre y de buenas costumbres, a dar el paso de unirse a la Masonería?

Los enemigos de la Masonería, temerosos de que la verdad acabe con el poder que obtienen y mantienen a través de la explotación de la ignorancia y la superstición, por mediación de campañas de desinformación sobre el ser, fines y principios de la Masonería, unidas a las de calumnias, difamación e injurias sobre la Masonería y los propios masones, difundidas y mantenidas durante siglos a través de los poderosos medios que controlan, han hecho que nuestra Orden aparezca ante el mundo como una estructura oculta que mueve los hilos de la historia.

Falacias con las que desde hace siglos se bombardea a diario a las almas cándidas, han acercado a la Masonería a todo tipo aventureros que llegan buscando ese poder material que achacan a nuestra Orden quienes realmente lo detentan. Está claro que a cuantos se hacen iniciar así motivados, no les mueve la Masonería ni sus ideales, sino las propias ambiciones personales y profanas. Son los que pretenden convertir a la Masonería en el soporte de sus carreras políticas, de sus negocios, de sus ambiciones materialistas. Son, también, los que dan autoridad a las campañas de desinformación, a las calumnias, a la difamación a la que está permanentemente sometida la Masonería y, con ella, los masones.

Pero no siempre son malvados amorales los que dañan a la Masonería, los que retrasan el avance ético, espiritual y moral de los masones. Llegan con frecuencia a nuestras puertas, y desgraciadamente las franquean, profanos con una idea equivocada de la Masonería; son los que la creen una ONG, un sustituto de la religión, una simple vía para practicar la caridad, un sitio donde hacer amigos, un divertimento, una excusa para salir de casa, la alternativa al sillón del psiquiatra, etcétera. Por lo general no son malas gentes, no buscan medrar, simplemente portan sus errores y pretenden cambiar a la Masonería para adaptarla a sus ideas preconcebidas, transformándose con ello en uno de los más graves canceres que padecemos.

¿Entendéis ahora, mis QQ:. HH:., por qué distingo y me refiero repetidamente a los maso­nes que realmente lo son?

Ser masón en nuestros días comporta una actitud ante la vida que convierte en autentica elite al que ha recibido los benéficos de la iniciación masónica. Elites, no lo olvidemos, son todos aquellos que en un mundo donde reina la materia, la envidia, el interés personal y el rencor, dedican al menos una parte de sus vidas a formarse, a evolucionar espiritual, ética y moralmente, y lo hacen desprovistos de ambiciones bastardas. Elites son todos aquellos que dedican una parte de sí mismos a los demás, sin esperar otra recompensa que la satisfacción de su propia evolución y la de haber obrado bien; sabiendo, y actuando en consecuencia, que obrar bien no es solo no hacer directamente el mal, sino no permitir, por acción u omisión, que alrededor de uno mismo se obre mal, o lo que es lo mismo, no admitir que impunemente se obre contra las leyes, contra la moral, contra los derechos de los demás, contra el orden legítimamente establecido, contra los principios que defendemos.

Ser masón en nuestros días es asumir que tras la iniciación masónica se abre una vía al conocimiento, un camino hacia la luz que en la ceremonia de la Iniciación pedimos para el iniciando los que pocos minutos después seremos sus HH:.. Una vía, un camino, que no es fácil de recorrer. Cuando al final de la dicha ceremonia nos ordenan que cincel y mazo en mano golpeemos por tres veces en la piedra bruta situada a los pies de la columna B, nos están indicando el que a partir de ese día habrá de ser el trabajo al que dediquemos en adelante nuestras vidas ¡Trabajar en nosotros mismos hasta suprimir cada imperfección! La meta del masón es convertir la piedra bruta que es él mismo al llegar desde el mundo profano, en el sillar perfectamente escuadrado y pulido que, de lograrlo, se inserirá en el Templo que la Masonería pretende construir para la Humanidad.

Ser masón en nuestros días es no pretende modernizar la Masonería, ni adaptarla a nuestras propias ideas; por el contrario, el autentico masón se conforma a las leyes de la Orden, a sus tradiciones, a sus usos y costumbres.

Ser masón en nuestros días es no ambicionar grados, ni títulos, ni oficios, ni honores. El masón que lo es realmente cumple con su trabajo y si sus HH:. consideran que debe ser admitido en una Cámara en la que sus obligaciones serán otras, asume con humildad las nuevas responsabilidades que adquirirá en el desarrollo de la Obra.

Ser masón en nuestros días significa que si a un masón, que lo sea de verdad, sus HH:. le eligen para desempeñar algún oficio determinado, antes de aceptarlo medita muy bien si está formado para desempeñarlo en beneficio del Taller y de la Obra; si se considera preparado y dispuesto, se conforma a la voluntad de sus HH:.; y si no lo está o no dispone de tiempo para cumplir con las obligaciones que el oficio comporta, renuncia, pues cualquier función que se realiza en Logia, cualquier oficio que se desempeña, forma parte de la Obra que entre todos realizamos, y los operarios que no cumplen con su misión no solo perjudican gravemente la ejecución de los trabajos con arreglo a los planos trazados, sino que obligan a otros HH:. a ejecutar todas las labores que ellos irresponsablemente abandonan. Y cuando en nombre de una mal entendida fraternidad se disculpa o se apoya en alguna medida al que no cumple, al que no se acomoda a las normas, se mina la estabilidad de la Logia y se da el peor de los ejemplos a los HH:. más jóvenes.

Ser masón en nuestros días es serlo las veinticuatro horas del día durante los trescientos sesenta y cinco días del año, trescientos sesenta y seis los bisiestos.

Ser masón en nuestros días es llevar a nuestra vida privada los principios y verdades que la Masonería vela tras rituales, símbolos y alegorías... Claro que para poder hacer propios tales principios y verdades, llevándolos a nuestras vidas, antes es necesario levantar el velo, es decir, conocerlos, y, para llegar a conocerlos es fundamental el trabajo masónico, en Logia y fuera de ella.

Ser masón en nuestros días es considerar más allá de una obligación para con la Masonería, motivo de alegría y felicidad la asistencia a las Tenidas de su Logia, de las que el autentico masón solo se hurta por causas realmente importantes.

Ser masón en nuestros días es no perder ocasión de reunirse con los HH :., es decir, con los masones, a los que realmente se ama, considera y trata como a tales.

Ser masón en nuestros días es no odiar al mal masón, procurando corregirle fraternalmente, más estando siempre atento a que el mal ejemplo no influya en los HH:. más jóvenes. Al autentico masón no le tiembla el pulso ni le flojea en ánimo cuando hay que apartar a los que entraron en la Masonería pero la Masonería no ha entrado en ellos. No lo duda cuando hay que cerrar las puertas del Templo a los que trasladan sus ambiciones, soberbia y vicios al ámbito de la Logia, contaminándola así con el mundo profano.

R:. H:. Miguel Angel de Foruria y Franco, M:. M:.

¿Qué líderes elegimos?

Por: Christian Gadea Saguier
Asunción, nov. 2005

No hace mucho, estuvimos hablando de la controversia actual que vive la masonería y de las tareas que debemos cumplir como hermanos, para dar vida a los principios que sostiene la organización de la escuadra y el compás.

Pero independiente del trabajo individual de cada uno (el interno-esotérico y el externo-político), gran responsabilidad sobre el rumbo que toma la masonería la tienen los líderes que la dirigen.

Con total responsabilidad estos líderes nacen del apoyo atorgado por los hermanos, pero ¿Qué tipo de líderes tenemos? Tenemos lo que nos representa o nos lideran sin representarnos. A diferencia de los liderazgo que vivimos en América Latina, ¿Existe un liderazgo que podríamos llamarlo, masónico?

Pero antes de buscar lo anterior, ¿Quien es un líder? Podríamos ensayar que líderes son aquellos miembros de organizaciones que debido a la posición que ocupan, por su poder, capacidad, prestigio, y acceso a la información, pueden ejercer influencia sobre las actitudes, opiniones, y preferencias de quienes les rodean.

El hombre fuerte

También conocido como el modelo del caudillo, este modelo está centrado en una persona. El líder es la referencia última en la toma de decisiones, donde el éxito o fracaso dependen de las capacidades de una persona.

Este tipo de liderazgo requiere un bajo nivel de oposición, donde la sociedad no puede o no quiere decidir por sí misma. Existe dentro de ella la sensación de que sin el líder no hay futuro. El se torna irreemplazable y su proyecto personal, el proyecto de todos.

Lidera a través de medidas populistas, por miedo o coerción implícita o explícita No consulta, porque el consultar es una muestra de debilidad

Este modelo de liderazgo presenta graves debilidades, porque posibilita la corrupción y abuso de poder. No estimula el surgimiento de líderes nuevos, entonces la sociedad pasa a un plano secundario. Ni mencionar las instituciones y la ley, él es la ley.

El líder que transa

Este tipo de liderazgo podríamos denominarlo transaccional, porque ocurre cuando el líder premia a sus seguidores dependiendo del desempeño de estos. Se basa en el principio del refuerzo contingente, donde las relaciones entre líder y seguidores están mediadas por transacciones.

La sociedad sigue al líder por lo que éste puede darles, estableciendo un modelo basado en “promesas” mutuas, en transacciones, generadas por pseudos intereses. Así, el bien común es menos importante que los intereses individuales o de las partes en acuerdo.

Similar al anterior modelo, presenta otra serie de debilidades que posibilitan la corrupción y manipulación, pues la tarea o “promesa” es más importante que la sociedad. El éxito del modelo se basa en la capacidad de cumplir con lo prometido, pero claro, no estimula la creatividad y la participación.

El liderazgo masónico

Así como tenemos al “hombre fuerte” y al que “transa”, este modelo de liderazgo podríamos denominarlo “transformacional”.

Aquí el “Venerable” es el modelo de conducta de sus colaboradores o hermanos. El líder es admirado, respetado y la gente confía en él, porque considera las necesidades de los demás por sobre las personales y establece patrones éticos y morales altos para la gestión privada (en logia) y pública (en la sociedad).

Inspira a los demás dando significado a la tarea. Es capaz de infundir y producir espíritu de equipo, contagiando su optimismo y entusiasmo, para crear expectativas cuando describe el futuro a alcanzar como algo deseable.

El líder masónico estimula intelectualmente a sus hermanos. Estimula la creatividad y la innovación cuestionando presuposiciones acerca de cómo las cosas deben ser hechas, permitiendo ideas nuevas y creativas para resolver problemas.

El hermano se preocupa por las necesidades de crecimiento y progreso de cada uno de los miembros del equipo. Sabe escuchar y promueve un ambiente propicio para expresar necesidades e intereses individuales, actuando como un mentor.

Un aspecto clave de este tipo de liderazgo es la visión, la imagen o idea sobre un futuro posible que el líder propone alcanzar a su grupo. Es él el que encabeza y aporta su capacidad para tornarlo real. No lo presenta solamente como una esperanza o una aspiración profunda, sino es algo que puede ser alcanzado.

No necesita ser algo grandioso o espectacular. Puede ser simple y práctico, pero para liderar estratégicamente en una forma inspiradora, el sueño tiene que provenir de las convicciones más profundas del líder.

¿Si tiene peligros? Claro que los tiene, es engañosa cuando no está fundada en valores y principios éticos y morales, narcisista cuando se ven a sí mismos como el centro del universo. Las visiones estratégicas transformadoras son aquellas que se basan en valores que impulsan el bien común (construcción de la sociedad)

Los valores tienen una connotación muy amplia, pero la segmentamos como las ideas y pensamientos que influyen y dirigen el curso de nuestras acciones, en forma conciente o inconscientemente, determinan el cómo y qué tipo de decisiones tomamos.

Debido a que nuestra jerarquía de valores puede ser modificada, entonces es necesario hacer un plan concreto y conciente para modificarla si deseamos liderar la transformación de la organización. Las investigaciones muestran que nuestra jerarquía de valores puede ser modificada con más facilidad si:

• Se hace un esfuerzo conciente para modificarla
• Se cultiva la espiritualidad
• Si el entorno es propicio
• Si se adoptan principios éticos

La transformación empieza con y en nosotros y solo nosotros podemos impedirla o demorarla. Liderar la transformación involucra sacrificios que solo uno puedo decidir hacerlos o no. Esta es nuestra oportunidad de elegir el modelo adecuado de liderazgo para transformar nuestra organización.

Que mejor momento para recordar al filósofo español Ortega y Gasset, cuando afirmó “Soy yo y mi circunstancia, pero si no cambio mi circunstancia no cambio yo”.

miércoles, noviembre 09, 2005

ARQUITECTURA Y MASONERIA

La Masonería se halla estructurada como una ORDEN debido a que posee una regla que le otorga forma, esquema de organización, jerarquía, funcionalidad, principios y procedimientos; posee también una causa o sentido de misión y, finalmente, expresa una disposición simbólica que constituye su lenguaje y su método esencial de enseñanza y comunicación. Estos tres componentes (estructura, misión y simbolismo) son distintivos de las órdenes y la nuestra no escapa a ellos.

Respecto de su simbolismo, habrá que declarar que éste se ha tomado esencialmente de la arquitectura y, particularmente, de la tradición de los constructores de las catedrales góticas de le edad media europea. Desde la perspectiva de los tiempos actuales, sería una grata especulación intentar apreciar hasta qué grado los canteros medievales alcanzaban un determinado nivel de éxtasis o de vibración espiritual, -si es que lo experimentaban-, al ver fluir de sus manos las sublimes revelaciones en piedra levantadas a la Gloria de Dios. Si nuestros antepasados vivían o no de manera efectiva los celestiales sentimientos espirituales que su oficio debía reportarles, lo cierto es que la Orden Masónica recibió el marco esquemático de organización y de simbolismo de los albañiles o canteros medievales y, por supuesto, de sus arquitectos.

La Masonería contemporánea, necesariamente filosófica, aplica las reglas de la construcción al Templo o Edificio Espiritual, cuyo levantamiento exige de sus operarios un doble esfuerzo: la construcción personal en los terrenos de su propio «Yo Interno» y la construcción externa en los escenarios del mundo, de la sociedad y de la comunidad, estructurados sobre la base de los Principios masónicos: la tolerancia, el reconocimiento de la igualdad espiritual de los hombres y la posibilidad política de acceder a esquemas jurídicos que la garanticen, la libertad, la fraternidad entre todos los hombres sin distinción de credos, ideologías, razas, clases y orígenes sociales.

Si el trabajo de construcción del «Yo Interno» es un esfuerzo espiritual, es decir, iniciático, el quehacer de construcción social es un trabajo político. Hay pues una Arquitectura espiritual y una Arquitectura política y en consecuencia se tienen dos edificios: el personal o interno y el social o externo. La Masonería reconoce que ambos edificios son vitales para garantizar la plena realización de la vida humana; sin embargo, la Orden no se declara ni religiosa ni política, porque reconoce que los debates de este género contribuyen a enfrentamientos que anulan el deseo último de la Fraternidad Masónica: llegar a ser el «Centro de la Unión», como asentó James Anderson en The Ancient Charges o Antiguos Deberes de los Francmasones, consignados en el Libro de las Constituciones de 1723, documento que constituye la Carta Magna de la Masonería Filosófica Universal. ¿Cómo realiza entonces la Orden su trabajo externo? La clave de esta realización radica en la eficiencia con que su estructura simbólica e iniciática logra efectivamente transformar la visión del mundo de sus adeptos. Cuando sus educandos logran percibir la realidad sin la venda de la ignorancia, la superstición, el fanatismo y la ambición, cuando la Luz Masónica ha anidado en sus corazones, entonces las cosas aparecen ante sus ojos de otra manera y sus conductas personales y sociales se orientan ahora bajo otros principios, principios que convienen a todos y no afectan a nadie.

Es decir, para lograr las dos construcciones, el masón necesita reunir tres requisitos:

1. Conocimiento de sí mismo y conocimiento del mundo.
2. Dominio de sí mismo y su realización en el mundo.
3. Ennoblecimiento de sí mismo y aspiración a la dicha de la vida de la humanidad.[1]

Esta interpretación ética del trabajo masónico también se manifiesta en que el taller contiguo a la catedral, se halla convertido en Logia, y el templo en un lugar de devoción de especialísima índole en donde se sacraliza el trabajo. Entonces, la Logia se convierte en un «espacio sagrado de trabajo» dedicado a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, espacio en el que la fraternidad y la unión espiritual de los asistentes constituye la mejor garantía del desarrollo colectivo.

Las Logias bien organizadas y bien dirigidas, respetuosas de las formas masónicas dispuestas en los cahiers oficiales y seguidoras de la tradición del ritual y del simbolismo, son una prenda de efectividad transformadora de sus adeptos y se constituyen, de inmediato, en un centro de atracción en el que los integrantes asisten deseosos de participar activamente en el esfuerzo grupal de la Logia por lograr cuantos fines se propongan en su seno. Por lo contrario, las Logias dirigidas por hermanos que desconocen las reglas del Arte Real y los procedimientos básicos de la construcción masónica, las Logias que mezclan la frivolidad y la ligereza, se "profanan" en el sentido literal del término, pierden la vocación constructiva y se alejan de la arquitectura moral de la Orden. No nos sorprenda, por lo tanto, que las Logias abatidas sean precisamente las que se caracterizan por el desorden, el distanciamiento de la tradición iniciática, el involucramiento de la politiquería, el autoritarismo de sus dirigentes, la ausencia de respeto al albedrío de los obreros, la apatía de sus integrantes justamente decepcionados porque no encuentran lo que buscan, el abandono ritual, la desidia, la falta de motivación, etc, etc.

Un hermano de este Oriente, hace ya varios años, indicaba en sus peroratas la necesidad de que los asistentes a las Logias asumieran, de entrada, una disposición y una actitud espiritual religante, -no religiosa, sino meramente «re-ligante»-, de tal forma que la Tenida no se convirtiera en una simple "asamblea, junta o reunión", sino en un acto en el cual se celebrara la Logia. Ahora bien, "celebrar" la Logia significa VIVIR el ritual y el simbolismo y predisponer el ánimo y el espíritu para ser especialmente receptivos al mensaje de la apertura, del desarrollo y del cierre de los Trabajos. Pensar, como pensaba el gran poeta alemán Goethe, cuando observaba la Estrella Flamígera sobre el Ara y decía:

Para empezar y para concluir,
Compás, Plomo y Nivel.
Todo se entorpece y paraliza en las manos,
Si la estrella no ilumina el día.

En otra parte de uno de sus múltiples poemas dedicados a la Masonería, abunda Goethe en la belleza del simbolismo de las Tres Grandes Luces de la Masonería: el Libro de la Ley, la Escuadra y el Compás.

La Biblia, en su caso, es la Luz sobre nosotros no como autoridad dogmática, sino como expresión de fe en una ordenación moral del mundo; la Escuadra es la Luz en nosotros, porque es el símbolo del derecho y del deber que Dios grabó en la conciencia y que conduce moralmente a los hombres; el Compás es la Luz alrededor de nosotros, es el símbolo de la fraternidad y del servicio al prójimo.[2]

Los asistentes a la Tenida deberían tener en cuenta, además, otros elementos de la arquitectura masónica, es decir, de su simbolismo, justo cuando se colocan su mandil para dedicarse al Trabajo y para presenciar la apertura de la Logia. Cada herramienta, cada utensilio tiene su significado en el conjunto logial, como también lo tiene el peculiar lenguaje de apertura, el golpeteo de los malletes de las Luces del taller, la iluminación y la decoración del Templo, etc.

La Invocación de la Apertura de los Trabajos, que es una verdadera dedicación espiritual a la «Gloria del Gran Arquitecto del Universo» y que supone un «re-ligamiento» espiritual ascendente, la dedicación de los Trabajos a la «Confraternidad Universal», que es un «re-ligamiento» espiritual horizontal que apela al sentimiento de fraternidad entre los hombres, todo bajo los auspicios de una Simbólica Potencia que regulariza los Trabajos, todo esto es un monumento a la sublimación que debe disponer el ánimo de los asistentes hacia lo más elevado que la conciencia pueda percibir. Por otra parte, el reconocimiento de que la Logia se sostiene en tres columnas, colocadas en los tronos de cada una de las Tres Luces, -el Venerable y los dos Vigilantes-, nos da la sensación de fortaleza y la convicción de que la Logia se reúne bajo el amparo de leyes universales. Estas columnas respectivamente significan:

La Sabiduría o pensamiento que dirige.
La Fuerza o energía moral que la ejecuta.
La Belleza o armonía de las fuerzas mentales, la concordia entre el pensamiento y la acción.

Con estos elementos en mente ¿es posible no asumir una actitud espiritual capaz de matizar los Trabajos de la Logia con un aliento de construcción personal y colectiva orientada al cultivo del «Yo Interno» y del «Yo Colectivo»? ¿Es factible estropear los trabajos con vacuidades y liviandades más propias de sindicatos y de camarillas que de una Logia dedicada al Trabajo Espiritual e Intelectual?

Una de las razones de que la Arquitectura Masónica se disipe del seno de las Logias es el olvido de estos principios básicos de la construcción masónica; el abandono de las reglas básicas del Oficio y la atracción de motivaciones profanas de algunos hermanos que se aburren de la cotidianeidad masónica y que creen que el «Arte Real de Labrar la Piedra en Bruto» carece de sentido práctico en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Estos hermanos permanentemente expresan que lo que se dice en la Logia es muy bonito, muy bello, muy poético, pero siempre rematan con la pregunta ¿cómo repercute en la sociedad? ¿qué hace la Masonería allá fuera? Y entonces parece que desconocen o que olvidan que la Masonería no tiene otra cosa que hacer más que hacer masones y que en éstos, los principios masónicos actúan de tal forma que en la vida profana las acciones de nuestros hermanos se van manifestando en sus obras, acciones y dichos y es así como destacan en sus trabajos, donde quiera que se encuentren y por modesto que éste sea.

Ciertamente, toda Logia corre el riesgo de caer en una burocratización del trabajo y todos los masones pueden hacer de la sistematización de su asistencia a la Logia un patrón estéril de creatividad, de innovación y de motivación. Evitarlo dependerá del talento grupal de la Logia y de proporcionar a los Trabajos un atractivo siempre renovador.

La Orden Masónica, luego de tantos años de existencia formal, ha resistido persecuciones, excomuniones tan ingenuas como infructuosas de pontífices fanatizados y necios, incomprensiones y denostaciones de toda clase y orígenes; sin embargo, y a pesar de todo, siempre ha salido fortalecida y renovada sin abandonar sus Principios esenciales que le dan forma y contenido y que definen su naturaleza iniciática.

La Orden Masónica no está llamada a ser una sociedad de masas, sino una agrupación selecta y selectiva que escoge a sus adeptos sobre la base de requisitos que cualquier hombre de bien y de honor puede efectivamente cumplir. Aún así, tal vez sus peores enemigos, aquéllos que más contribuyen a su destrucción, lejos de hallarse fuera de sus filas y de sus templos se encuentren justamente dentro de ellos. En efecto, muchas veces los elementos más nocivos para la Orden Masónica solemos ser nosotros mismos, pues nuestra ignorancia de lo que ella es verdaderamente, el desconocimiento que tenemos de su historia, de su naturaleza, de sus fines, métodos, principios, y sobre todo la ignorancia que manifestamos de sus límites, nos predispone en su contra, queriendo que ella, la Orden, sea como nosotros queremos que sea, que actúe como suponemos que debe hacerlo y queremos, encima de todo, transformarla al tono de los tiempos, como si la Institución no fuera, en sí misma, eternamente contemporánea.

Y quiénes son éstos? Son aquéllos que la frivolizan queriéndola despojar de sus atributos esenciales; son aquéllos que con su actitud profanizante alejan a los hermanos de las Logias, estropean el logro de las metas formativas de sus Templos y terminan por destruir lo que no comprenden. El olvido de que la Orden tiene como objetivo disipar la ignorancia, combatir los vicios y las pasiones que deshonran al hombre haciéndole tan desgraciado e inspirar el amor a la humanidad, y que sus métodos son la educación iniciática y espiritual de sus miembros, produce miopía en los hermanos, les impide ver más allá de las "formas" y les produce gran confusión.

De esta manera, podemos concluir que el simbolismo de la Orden se halla cifrado por medio de los recursos de la Arquitectura, al punto que Arquitectura y Masonería se encuentran indefectiblemente unidas. Aprendamos a ver en los símbolos masónicos la pureza de su mensaje y asumamos la voluntad de estudiar y compenetrarnos más y mejor de sus profundos significados.

[1] Lennhoff, Eugen, Los Masones ante la Historia, Traducción de Federico Climent Terrer, Edit. Diana, 1983, p. 29.

[2] Por supuesto, el simbolismo de la Escuadra y el Compás apela también a otros significados. Tradicionalmente, en los cahiers oficiales de la Gran Logia Unida Mexicana del Gran Oriente de Veracruz, se postula que la Escuadra alude a la materia y el compás al espíritu, y este esquema permite explicar las diferentes posiciones que ambos instrumentos adoptan sobre la Biblia según el grado que se trabaje.

Cuauhtémoc D. Molina García

domingo, noviembre 06, 2005

LA PIEDRA BRUTA Y LA PERFECTIBILIDAD DEL HOMBRE.

Sebastián Jans

Una definición de la F:.M:. nos señala que esta es un sistema de moral velado por símbolos y alegorías. Esta definición - "sistema de moral" - nos dice que la Mas:. orienta su accionar en la cualidad de las relaciones entre los seres humanos, como forma de encauzar el desarrollo espiritual del individuo. Este sistema de moral habla de la importancia de las conductas sociales fundadas en valores que posibilitan las relaciones en sociedad y que coadyuvan a estimular las adecuadas correspondencias entre las personas y entre los grupos humanos, y la necesaria convención social basada en el respeto y en los derechos de cada cual.

La F:.M:. tiene, de este modo, un plan que desarrollar en los extramuros, y que se sustenta en un trabajo que debe darse en forma incesante, respecto a las prácticas y doctrinas masónicas, y en un vehemente deseo de buscar la Verdad. Si deseo no existe, es necesario despertarlo, pues, vano sería emprender este viaje sin el impulso que debe darnos fuerza para ello. Debemos perseverar en que, vivir la vida sin una comprensión de lo que implica nuestra existencia, nuestro rol en la realidad, nuestra relación con los demás, no podrá nunca conducirnos a la Verdad.

La Verdad o el descubrimiento del sentido superior de la vida - la respuesta a nuestra propia existencia - no puede revelarse sin un verdadero trabajo interior, sin una profunda indagación sobre lo que ocurre íntimamente en nuestros sentimientos, sin devoción por develarla. Si no vivimos para servir a un propósito, no servimos para vivir. La ley de la causalidad dice que todo ocurre por una razón, todo tiene una causa, un origen, y, por lo mismo, una consecuencia, todo tiene un propósito. Nada es producto de la casualidad.

Encontrar un sentido espiritual para nuestra existencia, es encontrar la verdad que la vida nos tiene velada por los metales, por la rigidez de la escuadra, por la venda que impide nuestra visión, por el dogal que rodea nuestro cuello y nos arrastra hacia el error, y por las aristas - ese material grosero - que arrastramos en nuestra personalidad.

LA IDEA DE PERFECTIBILIDAD EN LA HISTORIA HUMANA.

La sociedad humana, desde sus orígenes, ha concebido una idea de perfeccionamiento, que se ha expresado en las distintas civilizaciones, y que indican, por un lado, el deseo del hombre de buscar un cambio cualitativo en sus relaciones con los demás, y por otro, ponerse en una perspectiva personal de crecimiento espiritual.

Lo que originariamente buscó a través de una inter-relación con fuerzas ocultas, que le eran imposibles de definir adecuadamente y que, posteriormente, derivó hacia la manifestación religiosa en torno a deidades, con las cuales debía relacionarse observando ciertas actitudes y condiciones, en la medida que supo, desde un punto de vista civilizacional, profundizar y recabar en el sentido profundo de la vida, fue capaz de generar enunciados que provocaron profundos cambios espirituales en la sociedad humana, verdaderas revoluciones que crearon un nuevo estadio en las relaciones humanas, en el desarrollo individual, en la moral y la cultura.

La primera gran revolución espiritual del hombre fue el helenismo, el cual tuvo un carácter eminentemente laico. Sus orígenes se producen en Jonia, alcanzando su desarrollo pleno con la cultura desarrollada en torno a la polis de Atenas. Es el gran cambio en la perspectiva terrenal del hombre, que permite el advenimiento de la filosofía, así como del conocimiento científico. Para el helenismo, el centro de preocupación fue el hombre y su ubicación en la vida y el Universo, alcanzando su máxima expresión con el pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles. Este movimiento espiritual, fundado en las potencialidades humanas, estimuló fuertemente una voluntad y aspiración de belleza y bondad , elementos que expresaban claramente una perspectiva y un contenido de superación y perfectibilidad .

Casi paralelamente, 400 años antes de la era cristiana, surge el budismo, el cual tuvo sus raíces en las religiones y los códigos morales desarrollados por el brahamanismo y el hinduismo, pero que, con Buda, sufren una profunda transformación, dando vida a un nuevo concepto que se desprende del propósito esencialmente religioso, adquiriendo una dimensión fundamentalmente laica, cuando éste plantea que la causa del sufrimiento del hombre está en la "sed de vida", es decir, en el ansia de vivir la vida en términos que siempre se produce insatisfacción, como consecuencia de las ambiciones materiales, espirituales, sociales, corporales, etc. Esa "sed de vida" domina sus actos, su pensamiento y su conducta, traduciéndose en manifestaciones constantes de desequilibrio con el medio que le rodea. Para Buda, el sufrimiento solo puede ser suprimido cuando esa "sed de vida" es apagada, y se establece un equilibrio con la Naturaleza, a través de un cambio de vida, adoptando la Vía Media o Vía Octuple, que se refiere a ocho requisitos específicos para una cambio espiritual: fe verdadera, decisión verdadera, lenguaje verdadero, comportamiento verdadero, vida verdadera, aspiración verdadera, pensamiento verdadero y meditación verdadera. De este modo, para el budista está establecido un plan coherente y concreto, que califica el sentido y el contenido de la perfectibilidad a que el individuo debe aspirar, parámetros que pueden ser asumidos por cualquier hombre, mas allá de su condición social, cultural, etc.

El cristianismo es el tercer hito es esta aproximación histórica al concepto de perfectibilidad que la civilización humana ha desarrollado. Como bien sabemos, su origen se encuentra en el judaísmo y en la profecía del Mesías prometido por Dios a los profetas históricos de Israel. Sin embargo, con el actual conocimiento historiográfico, podemos reconocer también la presencia de otros componentes, tales como los provenientes de Oriente y las presencias iniciáticas de su tiempo, como es el caso de los esenios. Como referencia primera, al respecto, están las Bienaventuranzas expresadas por el Cristo, según el Evangelio de Mateo, donde se indican aquellos aspectos que el hombre debe ensalzar para su perfeccionamiento: la espiritualidad, la apacibilidad, la misericordia, el amor, etc. Para el apóstol Pablo, la conducta observada por los miembros de las distintas iglesias o comunidades cristianas, en que se encontraban repartidos los creyentes, debía ser congruente con la fe que profesaban, y esa conducta implicaba un cambio que daba la calidad específica de cristiano. Sin ese cambio y esa superación personal, no había posibilidad de salvación. No está demás indicar que el cristianismo se diferencia de los dos procesos anteriores, por tener un basamento esencialmente religioso, pero, que su alcance llegará a manifestarse no solo en ese ámbito, como lo prueba que muchos de estos contenidos estén presentes hoy, por ejemplo, en la doctrina masónica.

El cuarto acontecimiento transformador, también de naturaleza religiosa, es el islamismo, cuyos fundamentos iniciales fueron desarrollados por Mahoma en el siglo VI, donde se estableció una impronta de perfectibilidad, que se relacionaba directamente con la aspiración de muslime o musulmán por acceder al perdón de Dios. El Corán es, ni mas ni menos, que el plan de preceptos morales y religiosos, que el fiel o creyente debe observar para obtener la misericordia de Allah. En ese conjunto de exigencias está claro que la misericordia constituye el fundamento principal, así como el concepto de igualdad ante Dios y entre los hombres. La obligación de dar limosnas es una manifestación ineludible de la misericordia que cada cual debe observar con sus semejantes. La Sharia o derecho islámico completa esa visión que exige una actitud espiritual que debe ser manifestada en cada uno de los actos del creyente, reflejando por sobre todo una actitud de bien, y de consecuencia con los preceptos de la fe. El sufismo, que se manifiesta 200 años después del Profeta, da un contenido mas pleno a la idea de perfectibilidad o superación ante Dios, señalando la necesidad de purificación espiritual en el "combate" contra la propia naturaleza del hombre, quien puede discernir el bien y el mal con claridad ( Takwa o conciencia) y actuar en consecuencia.

La ruptura con el poder confesional, que durante gran parte del primer milenio cristiano-occidental dominó ampliamente la civilización europea, significó la quinta gran revolución espiritual del hombre: el Renacimiento. Este profundo cambio, en gran medida significó retornar a la rica herencia del helenismo, replanteándolo a la luz de una nueva época, en que, también, la valoración de la herencia del cristianismo requería de un nuevo enfoque, libre de hegemonías clericales y del oscurantismo de un poder confesional omnímodo. Con el renacentismo, el hombre y su libertad espiritual adquirieron una nueva presencia, que posibilitaron el renacer de la filosofía y de la ciencia. También, como consecuencia de la Reforma, se produjo una nueva interpretación de la fe cristiana, que permitió la libertad religiosa. La idea de perfectibilidad se fundó, a partir de entonces, en la capacidad de acceder al conocimiento, y en las prerrogativas del libre albedrío, obligando al hombre a asumir la responsabilidad de su libertad y de su propia opción de mejoramiento espiritual. El cambio desencadenado por el renacentismo en la civilización cristiano occidental, tuvo su culminación en el Siglo de las Luces, corolario en el pensamiento humano que prepararía a una parte de la Humanidad, para profundos cambios sociales, culturales, políticos y económicos, que se identifican ahora con el proceso de la modernidad.

EL MUNDO QUE VIVIMOS

La postmodernidad, se ha instalado en nuestra civilización, desde hace tiempo, perfilando sus características con profundos arraigos en el modo de ser y actuar del hombre. La crisis de la ciudad del hombre hoy se manifiesta en forma latente en la pérdida de una de sus aspiraciones históricas: la búsqueda de la felicidad. Esta búsqueda de la felicidad fue la que determinó el desarrollo de las ideologías, a través de las cuales el hombre proponía su plan y aspiración social, un modelo de construcción de sociedad.

La búsqueda de la felicidad suponía un plan que se afincaba en las posibilidades colectivas, donde la responsabilidad no recaía solo en lo individual, sino que en la capacidad social de crear las bases materiales y espirituales para que el hombre accediera a la ansiada meta. Es la perspectiva que nos proponía el racionalismo, por ejemplo, o los proyectos socio-políticos que predominaron hasta hace algunas décadas.

Así, las ideas y proyectos que tenían el sello de la modernidad, podían homologarse, a pesar de sus diferencias, en torno a dos características fundamentales: la conducencia y la trascendencia. Conducencia, porque toda la actividad y los hechos del hombre se entendían que conducían hacia un propósito superior: la felicidad en la ciudad del hombre. Y trascendencia, porque cada aporte, cada etapa del desarrollo humano apuntaba al proceso global, cada paso tenía su propia trascendencia (en esa perspectiva se inscriben también, por cierto, los conceptos de progreso o desarrollo)

Sin embargo, la muerte de las ideologías nos dejó sin un plan concreto, instaurándose el paraíso de lo efímero, el inmediatismo y la circunstancialidad. El hedonismo en la postmodernidad nos enfrenta a la impronta cotidiana de buscar el placer, por lo tanto, todo se vuelve efímero, todo es inmediato e inconduscente; y es individualista, porque no hay solidaridad, no hay acercamiento objetivo hacia las capacidades colectivas y convencionales. El hedonismo tiende a coparle al hombre contemporáneo, toda su bitácora de vida. La motivación de vida fundamental es cómo y dónde estar mas agradado, mas confortable, mas satisfecho en su espectativa de placer

Así, pues, la sociedad actual nos muestra que el interés del individuo apunta al goce inmediato, al usufructúo de lo material como camino de satisfacción espiritual. De este modo, los conceptos de comunión y comunidad pierden absoluta relevancia.

El consumismo es parte de esa tendencia epicureísta de la satisfacción puntual. La posesión material, la iconoclastia respecto a la tecnología de punta, la superlativización del mercado, envanecen al hombre y lo vuelven absolutamente intrascendente, ficticio. Empero, esta evaluación no constituye una crítica al beneficio que implica la disponibilidad de bienes de consumo y al usufructúo de ellos, dentro de las posibilidades de la vida actual. Lejos de ello, lo que indica es que es necesario considerar la crítica a un esfuerzo permanente de emulación que hace un individuo frente a los demás, por factores relacionados con la vanidad y la arrogancia, que lo precipitan hacia una constante deshumanización.

LA PIEDRA BRUTA.

De la analogía terminológica con los gremios constructores medioevales, que erigieron las grandes edificaciones góticas con que adornaron Europa hasta nuestros días, la F:.M:. eligió uno de los elementos mas sencillos, el mas común, para establecer uno de sus simbolismos mas significativos y trascendentes: la piedra.

En las construcciones de catedrales, el proceso constructivo comenzaba materialmente cuando la piedra, en su estado mas natural, recién cortada de su veta, era retirada de la cantera, para ser sometida al trabajo de pulimento que el picapedrero debía efectuar, a fin de hacerla útil al plan constructivo a seguir, dándole la debida forma, las adecuadas dimensiones, el necesario pulimento.

El proceso iniciático del Aprendiz nos señala que el hombre carga sobre sí los factores de herencia, y aquellos determinados por el medio en que se desenvuelve. Esto se simboliza en una piedra burda y común, tal como se encuentra en la Naturaleza, la cual, para ser útil, debe ser trabajada, sometida al cincel y al mazo, que le dan la forma adecuada a su propósito final.

Cuando el Iniciado ingresa al Templo, se desplaza arrastrando su materialidad, arrastrando el peso de su formación y de su pasado, realidad que es recordada en la marcha que el A:. debe efectuar cada vez que entra al trabajo logial. Ahora, dentro del Templo, y sin la venda, puede ver lo que le rodea, está lejos del ruido y el bullicio de los extramuros, que en algún momento le llevaron a caminar con enormes dificultades, ha sido purificado por los elementos, emergiendo del vientre de la tierra.

En la Ceremonia de Iniciación se establece con claridad el contenido de cambio, que significa asumir la condición de masón. Simbólicamente el profano muere para nacer a una nueva vida. Cubierto sus ojos por una venda, sin visión, el profano debió descender hasta la Cámara de Reflexiones, donde dejó su testamento masónico, su última voluntad profana, e igual que la semilla depositada en la tierra, debía descomponerse para dar vida a un nuevo fruto: un hombre que ha recibido la Luz de la Iniciación. Posteriormente, ya libre de la venda sobre los ojos y del dogal al cuello, fue conminado ha iniciar su trabajo en el pulimento de su piedra bruta.

De este modo, su trabajo del A:. se hará en torno a su propia existencia, siendo material y obrero de si mismo. Es la piedra bruta, pero, al mismo tiempo es el picapedrero que trabaja con el mazo y el cincel sobre su entorno imperfecto, que debe ser pulido con esmero.

Así, el trabajo que efectúa es de transformación, de creación y recreación, de transmutación, pero, con un contenido específico: se entiende que el hombre es perfectible, que puede ser espiritualmente mejorado. El cambio es, entonces, en una perspectiva de perfeccionamiento, sobre parámetros valóricos que responden a un fundamento racional, convencionalmente aceptados y elevados a una condición de principios éticos superiores.

EL CAMBIO EN MASONERIA.

La F:.M:. está conformada por prácticas y doctrinas. Las primeras se refieren a los ritos y a los componentes simbólicos en torno a los cuales organiza el trabajo de sus miembros; así también, en el ejercicio de la tolerancia, de la caridad, de la libertad y la fraternidad.

El reconocimiento del hombre como ser, y en particular de nuestra persona, es la base de cualquier planteamiento filosófico. Descubrir nuestra unidad y esencia es la misión que nos plantea claramente la docencia del Primer Grado. Debemos ser capaces de intuir nuestro ser, es decir, no sirve estudiar las características del ser para saber que somos: debemos buscar este saber en nuestro interior, en nuestra intuición.

Si no tenemos conciencia de nuestro ser, nada tiene sentido. Para adentrarnos en ese conocimiento, debemos utilizar la introspección y la extrospección: la primera pone énfasis en lo subjetivo, y la segunda, en lo objetivo.

Nuestra espiritualidad se construye sobre la base de dos mecanismos de procesamiento psíquico: uno de ellos es la actividad intelectual, nuestra capacidad de racionalizar, de aprender de la experiencia y reflexionar en torno a ella, de poner nuestra actividad espiritual en función del medio en que nos desenvolvemos y establecer bases de inter-acción entre nuestra conciencia y lo externo a ella; y el otro, es la emocionalidad y la capacidad intuitiva, es decir, la experiencia intra-personal, el volcamiento hacia el interior de la conciencia..

La vida espiritual tiene sus leyes, como las tiene la vida material, dice Rudolf Steiner . El conocimiento de esas leyes permite acceder a un conocimiento oculto, que unido al conocimiento común, permite acceder a un conocimiento superior. Sostiene que hay tres etapas para acceder al conocimiento espiritual: la preparación, que desarrolla el sentido interior; la iluminación, que hace brotar la luz espiritual; y la iniciación, que establece el contacto con las altas realidades del espíritu, De la misma forma, hay tres cualidades que el iniciado debe poseer para acceder a un conocimiento superior: devoción, vida interior y calma interior.

El hombre en la sociedad profana busca sin cesar sensaciones nuevas, y corre de la una a la otra, y sin pretenderlo su horizonte permanente es distraerse. Ese camino de ansiedades y presión hace imposible encontrar el camino del conocimiento espiritual. Para contraponerse a esa tendencia, es válido tener presente lo que Steiner propone: la estimulación de los sentimientos nobles, tales como el respeto, la estima, la devoción hacia el trabajo espiritual, aspectos que contrarrestan el menosprecio, la antipatía y la denigración, que paralizan y matan la fuerza de conocer. El hombre cuyos sentimientos son intensos y profundos, dice Steiner, "experimenta algo que no es capaz de experimentar otro con sentimientos mas pobres".

Justamente, lo que pretende la Ceremonia de Iniciación y la praxis masónica, es estimular los sentimientos mas nobles del iniciado, hacerlos emerger, superlativizarlos: tener el sentimiento de la tolerancia, el sentimiento de la caridad, el sentimiento de la fraternidad.

El meliorismo, desde el punto de vista epistemiológico, nos señala una conducta humana, que apunta a tomar lo mejor de las ideas, con el fin de hacer de esta selección una síntesis superior. Este autor, al respecto, quiere proponer otro punto de vista: meliorismo en Masonería, consiste en que lo mejor de la espiritualidad del Iniciado sea lo que fluya hacia medio en que este se encuentra, y aquello tiene una impronta axiológica: cuando decimos "lo mejor" se trata de que emerja lo bueno, el bien.

Consideremos que los contenidos masónicos nos proponen, a través de los rituales para el Primer Grado, un trabajo que tiene dos vertientes: la racional y la emocional; lo racional en el mensaje litúrgico específico y lo emocional expresado en los contenidos anímicos y las experiencias que el recipiendario debe vivir en la Ceremonia de Iniciación (pruebas, viajes, etc). El conjunto de valores que promueve doctrinalmente, requieren de una internalización en el recipiendario, que debe asumirlos desde un punto de vista reflexivo, pero, también desde un punto de vista emotivo, ya que se requiere la afectación para que realmente estos principios y valores se integren a lo mas profundo de su personalidad.

Para este logro individual, cabe proponer dos pasos metodológicos: una repetición perseverante de la práctica de esos principios y valores, y el aislamiento o concentración anímica, expresado a través del estudio y la reflexión mas íntima. El buen ejercicio de estos pasos, puede conducirnos a desarrollar una vía interior, la meditación y la consolidación de una nueva forma de entender la vida.

En el contexto de lo expresado, hay saber buscar un buen equilibrio entre la racionalidad y la emotividad. La experiencia cotidiana del trabajo masónico nos muestra, sin embargo, que, por deformaciones formativas - herencias de la educación y de las concepciones modernistas - tendemos a privilegiar el camino de lo racional en todos nuestros actos, dichos y conductas, olvidando que la emocionalidad es un componente vital para la construcción de una espiritualidad mejor, pues, nos permiten hacernos mas sensibles a la interioridad de los demás y a la propia. La posición al Orden nos señala simbólicamente que debemos contener las pasiones, lo cual es distinto que contener las emociones. Por el contrario, la Ceremonia de Iniciación nos enseña que las emociones deben ser parte de nuestra realidad personal.

De tal modo que, descubrir y expresar nuestras emociones, nos hace, en definitiva, encontrar en lo profundo de nuestra conciencia lo bueno y lo bello de una espiritualidad mas plena, que se alimenta y se expresa en su integridad. Así, los actos de fraternidad, de caridad, de tolerancia, serán parte de nuestra vivencialidad, en una plenitud que nos hará mas dignos de nuestra condición de masones.

Por otro lado, los mas puros ideales que representa la Masonería, para cada uno de sus adeptos, se pueden resumir en las tres luces que nos iluminan, y que se expresan en la trilogía Sabiduría, Fuerza y Belleza, y que se relacionan espiritualmente con las aspiraciones de Justicia, Verdad y Bondad, y, consecuencialmente, con los actos de pensar, actuar y sentir.

Pensar con justicia, es capaz de ponernos en un nivel que nos permite ser capaces de tener la sabiduría para superar el error. Actuar con verdad nos posibilita desarrollar nuestra fuerza interior, la fuerza de una espiritualidad capaz de equilibrarse entre la racionalidad y la emocionalidad, a fin de darse las respuestas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida. Sentir con bondad, nos permite captar la belleza de la existencia, mas allá de las propuestas estéticas, encontrando el valor de la Naturaleza y de los seres que la componen, en su condición mas íntima, profunda e integral

CONCLUSIONES.

Hay una aseveración que quiero reiterar, y que corresponde a uno de los landmarks de nuestra Orden, y que se nos recuerda permanentemente: la Mas:. es una oportunidad para el hombre de superar el error y buscar la Verdad. Superar el error tiene implícito un contenido de salvación para el hombre, y en esto, pienso que hay una estrecha ligazón con la significación que tenga para cada uno la idea del Gran Arquitecto del Universo.

Desde un punto de vista histórico, ocurre siempre que toda idea que se aproxime a una Inteligencia Creadora, establece un requisito de superación del error, de perfectibilidad, condición necesaria para salvarse de las consecuencias que aquel provoca. La salvación - desde cualquiera de sus perspectivas y referencias cosmovisionales - es la perfectibilidad, es encontrar la Verdad, en suma, encontrar la propia respuesta al sentido de la Vida, que, en definitiva, permite la respuesta personal sobre Dios.

No estoy diciendo con esto que comparto el criterio de las religiones, que se refieren mas bien a una idea de salvación que se vincula a la superación del pecado, y que permite ganar un lugar junto a Dios. No hablo de una idea redencionista, sino de la oportunidad misma de la vida, que nos indica que la superación del error nos permite acercarnos al Bien, una oferta del Gran Arquitecto del Universo que el hombre tiene la oportunidad de tomar o desechar.

La piedra bruta solo puede ser pulimentada en la medida que seamos capaces de lograr cumplir estos objetivos, tarea personal, individual, íntima, que no está radicada exclusivamente en los límites del Primer Grado, sino que se relaciona con la toda la vida masónica, pues, el masonismo es un proceso de constante pulimento, y el conferir grados solo tiene que ver con el ámbito de preocupación que cada cual debe observar en las distintas etapas del proceso iniciático.

Francmasonería—Un Sistema Metafísico

Michael Ross

Mucho ha sido escrito acerca de los maravillosos símbolos y alegorías contenidas en la Francmasonería; pero a menos que y hasta que cada Francmason reconozca que la Francmasonería presupone un Sistema Metafísico, continuara permaneciendo en las sombras del pasado.

Dentro del Ritual Masónico, la Francmasonería considera la “progresión regular de la ciencia desde un punto a una línea, de una línea a un plano, de un plano a un sólido”. Esta idea es actualmente una aproximación neo-platónica utilizando un idioma matemático para describir el proceso por el cual la Deidad trae al Universo en existencia. Desde esta perspectiva Geométrica el proceso empieza con un punto como el elemento fundamental; el punto se mueve, y haciéndolo genera una línea; la línea se mueve, en una dirección no paralela a si misma y genera un plano; el plano se mueve en una forma similar, generando un sólido.

Las características geométricas de esta sucesión de figuras es tal que cada acción trae un Nuevo objeto creado, el cual tiene sus propias características, pero también contiene e incluye las características del objeto que lo genero. Los Neo-Platonistas utilizaron este idioma geométrico para describir el proceso por el cual la Divinidad (el Punto, la esencia fundamental Fuente – de – Todo) proyectada a si misma dentro de la existencia, progresivamente a través de niveles mas complejos del Espíritu (líneas); la Psiquis, (Planos) y finalmente Materialmente (sólido). Cada uno de estos “mundos” contiene dentro de si mismo el siguiente nivel superior del cual este fue derivado. Esta misma “evolución” puede ser encontrada en la interpretación metafísica del Libro del Génesis cuando Dios “crea” el Mundo del Espíritu (Capitulo I); “forma” el Mundo de la Psiquis (Capitulo II); y finalmente expele (proyecta) a Adán y Eva en el Mundo Físico por el proceso de encarnación.

La Masonería, como esta siendo practicada hoy en día, en su mayor parte, ha gastado demasiado tiempo enfocándose con la forma sólida de las cosas (el Mundo Físico) y generalmente ha ignorado o negado la existencia de todos los otros niveles de progresión.
La Francmasonería como esta establecida, se concentra a si misma con los “planos”. Esto es, con la Psiquis; pero no con la exclusión de otras partes del Sistema Metafísico. Por el contrario, la Masonería esta basada en la premisa de que el individuo que explora su Psiquis, puede y podría, conseguir a/y guiado por su Dios como que el continua su rol activo en el mundo físico. Es por esta razón que la creencia en un ser supremo es muchas veces un pre-requisito de membresía en la Orden y por esto sus miembros son recomendados a continuar en sus respectivas religiones.

Si aun existen algunas dudas de que la Francmasonería es un Sistema Metafísico, solamente se necesita examinar las ceremonias de los tres grados; las tres Grandes Luces de la Logia; el Libro de la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás.

Este Sistema Metafísico define el Modelo Masónico de la Psiquis. El Masón que sigue el trabajo como una forma de crecimiento personal llega a conocer estas ideas primero como un concepto intelectual y entonces; con la practica (labor) él se da cuenta de su realidad a través de su experiencia en el curso de su actividad del día a día en el mundo físico. Esto es, de facto, una muy vieja aproximación para el desarrollo individual. Esta basado en la idea que si uno hace un esfuerzo real para entenderse uno mismo, sus motivaciones y su ambiente, la Deidad (o sus agentes) proporcionara las experiencias que facilitaran ese aprendizaje. Durante la ceremonia de iniciación se le dice al candidato,”Aunque su presencia es fervientemente solicitada en nuestras en nuestras Comunicaciones, esto no quiere decir que la Masonería deba interferir con su vocacion necesaria; ya que estas no deben ser descuidadas...” y en otro parrafo ”… en sus horas de ocio, se espera que Ud. Mejore en el conocimiento Masónico.” Una instrucción simple al candidato que se espera que observe lo que esta pasando en su vida, interpretándolo en el contexto del Simbolismo del Trabajo y aprendiendo de la experiencia.

Nosotros como Masones debemos de movernos hacia la Luz de la conciencia. No podemos tener en cuenta solamente el mundo físico. No podemos mas actuar de una forma y creer en otra. Debemos convertirnos en un ejemplo viviente de la verdad metafísica que nos ha sido encomendada.

LA PACIENCIA, VIRTUD INICIATICA

Hace tiempo, al escuchar un discurso que hablaba entre otras cosas sobre la paciencia, saltó en mi mente la inquietud de reflexionar sobre esa virtud tan sublime y paradójicamente tan poco estudiada. De todas esas cavilaciones presento hoy, como barajas sobre la mesa -y sólo como eso-, algunas de las conclusiones a las que llegué, mismas que podrían ser tratadas de manera individual y en un análisis más profundo por aquellos a quienes logre inocular de la duda filosófica en tan interesante materia.

En efecto, entre las cualidades, aptitudes o actitudes que merecen colocarse en primer plano para todo hombre Libre y de Buenas Costumbres, debe encontrarse la paciencia y la tolerancia. Sin embargo, en lo que toca a la doctrina masónica, es curioso constatar que ningún autor cuyas obras sean asequibles de modo regular, la ha estudiado, siendo que -como ya hemos dicho- es un tema del cual puede hablarse por largo rato y desde las más variadas perspectivas, dependiendo de los campos de acción en que ésta incide.

Dentro de la vida masónica, la paciencia se presenta desde el momento mismo en que se solicita el ingreso. Hay que llenar una solicitud, debiendo esperar cierto lapso para ser aceptado, previos papeleos, entrevistas, etc. No obstante, es de subrayarse que la espera debe realizarse en forma activa, aprovechando ese tiempo para documentarse sobre los principios, organización básica y objetivos que la Francmasonería persigue, meditando sobre lo que ésta espera del candidato, así como lo que éste espera de aquélla, para entonces tener la oportunidad de brindarle lo mejor y a su vez, sacar el mayor y mejor provecho de ella una vez sumado a sus filas.

Superada esta etapa, ya que es aceptado el ingreso del postulante, dentro de la ceremonia de recepción aparece de nueva cuenta, al momento de someterse a las pruebas físicas. Aquí también debe que huirse de letargo, utilizando la paciencia para agudizar los sentidos y pensar en silencio sobre el gran paso que está por darse, sobre la gran responsabilidad que se va a contraer.

Al poco rato, sorprende de nueva cuenta al recipendiario, durante el paso por la prueba de la Tierra; pero en esta ocasión, ya no se percibe su cara ni se ve su imagen. Se intuye su presencia como si se ocultara en algún rincón, jugando un extraño juego de escondite dentro de esa cámara obscura, representación de la muerte, a la que se debe la mayor de las paciencias, y donde hay que aprovechar la corta estancia para reflexionar sobre los actos pasados, el presente y el propio legado hacia el porvenir, para entonces renacerá una flamante y purificada vida en la que se edificará el templo individual ladrillo a ladrillo, sobre los cimientos del Arte Real.

En este contexto, la lámpara sepulcral que se encuentra dentro del cuarto de reflexiones, además de todos los significados tan abundantes y abundados por los doctrinarios masónicos, podría también emblematizar la paciencia, como esa llama que pervive dentro de la aparente muerte física o inactividad, en el fondo de aquella pasividad objetiva, pero latente, de nuestra reflexión interior.

Una vez iniciado, la paciencia ocupa su Columna junto al neófito en las tenidas, señalándole cómo escuchar, cuándo y en qué medida pedir y usar la palabra, cuándo callar y la manera de entender y asimilar los conceptos vertidos en cada reunión, sacándoles el mejor provecho. Tiempo después, habrá que echar mano de ella para recibir el salario, siempre proporcional al esmero y dedicación puestos para desempeñar el trabajo asignado.

Dirigiendo la mirada hacia otros valles, descubrimos que si en la Masonería se ve a la paciencia vestida con un velo que puede pegarse a su figura auxiliándose con el viento de la sensibilidad para adivinar su forma, en la vida profana por el contrario, la contemplamos tal cual es. Fríamente verdadera, cálidamente dispuesta, extiende sus brazos y nos estrecha para ayudarnos a combatir, día con día, en lucha abierta contra nosotros mismos y nuestra condición social, moral, cultural, económica y política y la de nuestro pueblo. Sería absurdo pensar que alguno de nosotros no deseara para sí, su familia y su comunidad una vida mejor; pero igualmente resultaría inconcebible que tuviéramos que esperar a que ese cambio nos llegara, como el mítico maná, del cielo.

En el ámbito de la vida diaria, la espera que camina de la mano de la paciencia, al igual que en la vida masónica, tiene que ser activa. Es una fuerza que se opone a otra, en efecto, pero en este sentido, debemos utilizar el tiempo preparándonos para ser mejores ante nuestra familia, en nuestra profesión, en nuestra comunidad, haciendo a un lado la estéril rutina, que lo único que hace es ponernos el cencerro al cuello.

Como podemos ver, tanto en el mundo masónico como en el profano la paciencia no es, ni debe ser, sinónimo de pasividad, sino una virtud preciosa que hay que emplear para analizar conscientemente lo que nos preocupa y así poder trazarnos nuevos caminos y perfeccionar los que ahora recorremos; Pero contrariamente a lo que pudiera pensarse, es triste constatar que desde los tiempos más remotos y aún con más fuerza en nuestros días, la paciencia vestida con el traje de la indiferencia, parece ser una práctica generalizada. Por ejemplo, en el cristianismo de la antigüedad, una falsa concepción de la paciencia condujo a la degeneración de los difusores de la escuela estoica griega.

Hoy en qué hemos convertido a esa virtud tan poderosa? En qué concepto la tienen los masones del presente, si es que acaso han pensado en alguno?.

La masonería moderna, históricamente ligada a los procesos políticos de la humanidad, ha participado indistintamente en la salvaguarda de los derechos del hombre, tanto los subjetivos, como los que se vinculan con la actividad Estatal.

Libertad, Equidad, Justicia, son sólo algunos de los baluartes cuya observancia ha procurado la Francmasonería desde su surgimiento, esquivando inclusive los obstáculos impuestos por el poder constituido. En ese entonces, la ilustración francesa surge como un ejemplo vivo del uso de la paciencia activa, que se transformó en acción revolucionaria cuando la tolerancia llegó al limite.

Así también lo demostró tiempo después, por ejemplo, la masonería mexicana durante el movimiento insurgente, de independencia la Reforma, la Revolución, y en la organización obrera y campesina de los años 30, productos todos del uso sabio de la paciencia, atemperada con el compás implacable de la tolerancia.

Organizada y combativa desde sus bases, se ha erigido en vigilante feroz del cumplimiento de la teleología Estatal, garantizándola a su vez al escoger a los más preclaros de sus miembros, proponiéndolos al pueblo para desempeñar la alta responsabilidad de ser gobernantes.

Ellos aceptaron el grave compromiso de actualizar el inmutable proverbio pitagórico que postula: "La virtud es la filosofía en acción", teniendo como únicas armas contra el vicio, el fanatismo y la ignorancia una corona de laurel y olivo sobre sus cabezas. Conscientes de su realidad histórica, hicieron uso de los frutos cultivados por su paciencia activa y los llevaron al campo de los hechos cuando se volvió imposible tolerar el dramático espectáculo de ver a su pueblo vejado, ultrajado bajo las garras de la explotación de los enemigos del progreso.

Por desgracia parece que ahora todo es muy diferente. ¿Quién de nosotros ignora la miseria aún irresoluta de nuestro pueblo, los vicios del poder constituido que, contaminado por algunos hijos del Vaticano, llegan a puntos donde se araña el velo del surrealismo?. Ante tales sucesos ¿La Masonería es paciente o mejor dicho apática? ¿tolerante o más bien indiferente?. Es lamentable reconocer que la propia masonería ha propiciado que en lugar de masones que intervengan en política, haya más "grillos" inmiscuidos en la masonería e igualmente lamentable es ver que la masonería se esté trocando de la organización portadora del estandarte del progreso, en una institución reaccionaria que se impide a sí misma la oportunidad de evolucionar; en una dama rica, gorda y vieja que contempla indiferente, recostada sobre su diván tapizado de laureles, el paso de la historia presente, oyendo a los lejos el grito desesperado de los que le llaman a su auxilio y donde los chacales se atragantan en festín, mientras ella impasible, suspirante, se dedica a repasar con la mirada por milésima ocasión, el álbum de fotos de sus amantes de juventud.

La masonería se ha dejado ver, oír y sentir en los momentos cruciales de nuestra historia: no es este uno de ellos? mantengamos en nuestras mentes que ni Hidalgo, Morelos, Bolívar, ni O'Higgins, ni Mina; ni Juárez, Ocampo, ni Lerdo; ni Martí, ni Flores Magón, Madero, ni Carranza; ni Cárdenas, ni Allende, ni sus correligionarios, se quedaron en sus talleres lanzando loas a los prohombres que les antecedieron. Ellos son lo que son, porque entendieron que la mejor forma de honrar a sus antepasados es imitando su actividad en pos del bien de su pueblo y asimilando su mensaje inmortal de dignidad, de conciencia social, de acción renovadora, y comprendieron que cuando el vaso de la tolerancia y el plato de la paciencia se colman con gotas de injusticia, enajenación, fanatismo, hegemonía y explotación, se rompen para hacer correr el turbio torrente hacia el filtro de la regeneración.

Ahora ellos son héroes; pero en lugar de adularlos, hay que imitarlos como ellos lo hicieron con sus hermanos mayores; sólo así, los que comienzan el ascenso en la escala masónica podrán tener nuevos héroes que honrar, nuevos proyectos que continuar y superar.

Que la paciencia no sea apatía; que la tolerancia no sea indiferencia. Hay que tener presente el compromiso adquirido desde que se vio la primera luz. Hay que Dejar de ser ratones de templo para recuperar esa condición original de leones del progreso humano.

José Ramón González Chávez

martes, noviembre 01, 2005

LOS DEBERES DEL MASÓN

por el V :. H:. Elías Katzman P.M.

El tema de la Masonería y en particular del masón y sus deberes, es tan dúctil y tan flexible que podemos afirmar que cada uno de nosotros tiene su concepto particular sobre este tema, tan valido y tan cierto, como los conceptos de cada uno de sus miembros. Estas variaciones están referidas según el medio social, económico, político, etc. dentro del cual trabaja la Masonería en el mundo. Influyen también la época y las convicciones filosóficas personales. Si bien es cierto que están basados en landmarks sólidos, inmutables y universales, se acentúan unos mas que otros, de acuerdo a las características de cada Oriente. Así vemos que algunos se inclinan hacia una tendencia mas religiosa, como en Inglaterra en el siglo pasado. Otros hacia la vida política, como España y la mayoría de América Latina; otros a las actividades sociales, como los Estados Unidos, etc. Pueden tener denominadores comunes, como ser profesionales, filosóficos, socioeconómicos, etc., y hasta raciales en algunos casos. Pero todas la Logias tienen -o deberían tener- la argamasa de la Unión, que es la Fraternidad entre sus miembros, el cultivo del estudio de las normas y los símbolos que nos son comunes y la influencia que la Orden puede aportar al mejoramiento de la sociedad humana por medio del dialogo, la tolerancia, la comprensión y ejemplo.

Debemos mantener en alto la antorcha que ilumina nuestros actos, porque la oscuridad siempre acecha a la luz divina que el G.A.D.U. ha legado a la humanidad. Por lo tanto, el deber mas importante del masón es mantener esa lucha constantemente, aun en desmedro de sus propios intereses. No somos perfectos, pero nuestro valor es tratar de serlo y bregar constantemente por nuestros principios. La Iniciación de un profano a la vida masónica representa para el individuo una nueva experiencia y responsabilidades que le hacen aplicar a ella todos los valores positivos que en la vida profana ha sido acumulando y que en primer termino hace pesar en su Logia, para discutirlos pulirlos, mejorarlos. junto a sus hermanos, y después volcarlos a la vida profana nuevamente y poner su granito de arena a la gran Obra Masónica.

La Masonería puede ser calificada como una fuente filosófica, pero su propósito no es formar filósofos, sino crear hombres virtuosos que infundan fraternidad y amor entre sus semejantes. No intentamos convencer a nadie que caminos por los senderos de la vida, que religión, que sistema político (salvo el fanatismo y el ateísmo), ni cualquier otro "modus vivendi". Solamente queremos influir con los sanos principios de la razón y la virtud. No debemos olvidar que la Masonería no es un partido político, sino una asociación de hombres y los pueblos lazos de orden ético. Esta ética se condensa, entre otros, en convertir el caos en disciplina, el egoísmo en buenas acciones, en dar el ejemplo en todos los ordenes de la vida diaria, en el progreso del hombre y por ende en el progreso de la humanidad, en tender la mano al indeciso, al sufriente y al necesitado.

Debemos tener siempre presente que la obediencia y la fe ciega envilecen y degradan; el vicio nos lleva a la esclavitud: combatirlos es liberarse. La adulación es patrimonio de los mediocres; la hipocresía es el refugio de los embusteros.

Estos son algunos conceptos vertidos en este tema tan amplio que seguramente serán enriquecidos por las opiniones personales de cada uno de los hermanos, tan validas y tan ciertas como las pocas que he escrito. Permitidme expresar que pienso personalmente que es tan improbable la fraternidad y el amor entre todos los pueblos de la tierra, como es imposible la llegada del Mesías tan esperado, pero vale al pena intentar alzar los brazos hacia El, y el solo imaginarlo nos da sentido a la vida.