El 24 de junio es una de las grandes fechas de la Masonería y de la humanidad en general y es materia de importantes festividades.
Los que en las Aulas crecimos conociendo las tres regiones naturales del Perú (los geógrafos como Pulgar Vidal hablan hoy como de 7 regiones), sabemos que en la Selva se celebra la fiesta de los “Fanes” con algarabía, desenfado y a la vieja usanza con el sincretismo de una equilibrada mezcla religiosa-pagana; en la Sierra el Cusco ombligo del Mundo para nuestros antecesores Incas es el escenario de una fastuosa “opereta” de un Inti Raymi por la adoración al Sol y homenaje a la Pacha Mama o Madre Tierra; en la Costa hasta el año 1966 aproximadamente, en que desapareció el ambiente natural de la Pampa de Amancaes, Lima se volcaba a cruzar el río Rímac y en esa Pampa majestuosa se juntaban blancos, cholos, zambos para admirar la Flor de Amancaes, la escenificación del Inti Raymi, el despliegue de los Caballos de Paso, las peleas de Gallos, los bailes costumbristas, la fiesta del paladar con la pantagruélica expresión de la comida andina y criolla en su máxima expresión, en esa mezcla de cuyes, cebiches, papas a la huancaína, arroz con pato, adobos, chicharrones, tripulina, anticuchos, pancitas, suspiros a la Limeña, picarones, ranfañote que la multiplicidad de vivanderas con sus mesas de madera y sillas de paja o simplemente bancas, ofrecían a los Limeños y Chalacos de entonces, cuando aún no había llegado el reino de los plásticos y se despachaban las frituras en las pancas de choclo, en un día al que denominaban del Indio y después del Campesino.
Para quienes podemos dar testimonio tardío de ello, de las que fueron las últimas celebraciones, en la Lima aldeana de aquel entonces, la Fiesta de los Amancaes significaba un medio día feriado de revuelo, al estilo de las fiestas pueblerinas donde el licor ya fuese cerveza, pisco, o más popular aún la Chicha de Jora, parecía curar todos los males en el encuentro de gentes de cien mil raleas, porque como dicen las coplas de Joan Manuel Serrat: -en la fiesta de San Juan todos comparten su pan, su tortilla y su gabán y cada quien olvida que es cada cual, juntándose el noble y el villano, el prohombre y el gusano-. Aquella era pues una de las ocasiones en las que Lima olvidaba sus remilgos y sus clases sociales y todos de una u otra forma participaban de esta fiesta nacional, a la que el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada y su delirio por abolir las discriminaciones, curiosamente sepultó, desapareciendo con ella la fiesta más mestiza que celebraba Lima, junto con la abolición de la denominación en los calendarios escolares del día del Indio, al que se le pasó a llamar día del Campesino. Es así como la Pampa de Amancaes fue tragada por las invasiones de pueblos jóvenes que se hicieron propietarios de las cumbres de Lima. En años recientes este medio día feriado desapareció también para dar lugar al jueves de Semana Santa como feriado completo.
Esta rememoración inicial es sólo un aperitivo para hablar de lo que es el tema Central y al que nos aproximaremos desde tres perspectivas, la astronómica, la simbólica y la iniciática.
En sentido astronómico, Solsticio deriva del latín Solis Statio por la aparente detención del Sol y significa tiempo o época del año, o más exactamente, punto de la elíptica donde el Sol alcanza su máxima declinación Norte o Sur, ello porque son dos las oportunidades de los Solsticios del 21 al 22 de junio y del 21 al 22 de diciembre, en cada año. El plano del Ecuador coincide con el plano de la elíptica solamente estas dos veces al año, debido a la inclinación del eje de la Tierra de + 23° 27´ o -23° 27´.
El día 24 de junio, se celebra a San Juan el Bautista y en el Hemisferio Norte corresponde al Solsticio de Verano; el 27 de diciembre se celebra a San Juan el Evangelista correspondiendo al Solsticio de Invierno.
Para nosotros que habitamos en el hemisferio Sur o Austral, el Solsticio de Invierno se da el 24 de junio y el de Verano el 27 de diciembre.
Cualquiera que sea el hemisferio, el efecto que producen en el caso del Solsticio de Verano es tener el día más largo y la noche más corta del año, a su vez el Solsticio de Invierno produce la noche más larga y el día más corto del año. Cada una de estas oportunidades representa un acortamiento de las horas de luz, o un aumento de las mismas, según se trate de Invierno o Verano, a diferencia de los equinoccios, donde las horas de luz y oscuridad no varían.
Ambos Solsticios están a mitad de camino de los Equinoccios (los otros dos días del año en que el Sol atraviesa el ecuador celeste y que corresponden al 23 de marzo y al 23 de setiembre de cada año estaciones de otoño y primavera en nuestro Hemisferio Sur) y en los calendarios se dice que el Sol entra en los signos de Cáncer y Capricornio, según se trate de junio o diciembre.
Como vemos se trata de fenómenos derivados del movimiento de traslación de la Tierra en su curso alrededor del Sol y se trata de posiciones extremas que tiene el Sol respecto de la Tierra, con un cambio de curso que adopta luego de cada Solsticio.
En sentido Simbólico, los Solsticios determinan el paso de las dos grandes fases en que la naturaleza ofrece los cambios y contrastes más notables y opuestos; fenómenos sorprendentes y siempre admirables que todas las religiones y cultos han conmemorado bajo distintas formas y alegorías.
Metafóricamente los Equinoccios y los Solsticios fueron llamados la Puerta de los Cielos y de las Estaciones, y de aquí que los dos San Juan, nombre derivado de Janua, que significa puerta, con la que los cristianos sustituyeron los antiquísimos mitos paganos del Janus de los etruscos y del Saturno de los frigios y griegos.
Los Masones, bajo la advocación de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, Patrones de la Orden, celebramos dos Fiestas anuales que son más intensas en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado que en el Rito de York, llamadas indistintamente, fiestas de San Juan o de la Orden y tienen lugar la del 24 de junio dedicada a San Juan el Bautista y que además corresponde al Rito Escocés Antiguo y Aceptado y la del 27 de diciembre a San Juan el Evangelista que corresponde al Rito de York, pero que se pierde en su significación y esplendor, porque para entonces normalmente ya está instalado el nuevo cuadro logial y se ha iniciado un período de suspensión de los trabajos hasta el primer martes útil del nuevo año.
El propósito de estas celebraciones es el de unir a todos los Masones de la Tierra en los inicios del verano y del invierno y obviamente se trata de una exterioridad que es apenas un manto que cubre un profundo simbolismo que está reflejado en las alegorías de nuestros Templos, reproduciendo en su interior las imágenes de la luna, el sol y de la bóveda celeste sembrada de estrellas.
Considerando la Institución Masónica que era su alta misión la de ilustrar moralmente todas las clases del orden social, tomó por modelo de sus importantísimas funciones el cuadro físico de los fenómenos solares, imitando en nuestras Logias el Templo maravilloso e inconmesurable que ofrece en conjunto la naturaleza. De este modo, en nuestros Templos los Solsticios se hallan representados por las columnas que figuran al Occidente, a ambos lados de la puerta de entrada, marcando el Nec plus ultra de la marcha aparente del Sol durante los doce meses del año, simbolizados por los doce trabajos de Hércules, cuyos viajes tienen por límites igualmente dos columnas semejantes.
Estas fiestas tradicionales y eminentemente alegóricas son de rigurosa obligación, para todos los Masones, cualquiera fuera el Rito que practiquen. Para celebrarlas las Grandes Logias se reúnen en Asamblea General y las Logias en sesión magna. Unas y otras, según las antiguas prácticas y regulaciones conllevan la entronización de las nuevas autoridades Logiales en junio las del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y en diciembre las del Rito de York.
Paradójicamente se celebra con los primeros rayos del Sol, la llegada de la Luz y de la Vida y en el inicio del Invierno se medita sobre la Oscuridad, la Tristeza y la Muerte.
Vistos así con este carácter de meditación y reflexión, estos fenómenos siempre fueron observados con mucho respeto y veneración por los antiguos pueblos mitológicos. Las creencias de los primeros pobladores, ante el misterio de la naturaleza, de la vida y de la muerte, se relacionaban directamente con el recorrido, la entrada y la salida del Sol, y naturalmente rendían su más profunda veneración al astro que les proporcionaba Luz y Calor. Posteriormente esta concepción derivaría en complejas religiones, ritos y filosofías que eran celebrados con pompa extraordinaria ya sea a las riberas del Nilo, o en el Techo del Mundo el Tibet.
Estos jolgorios enraizados en el misticismo de las creencias, recayeron fundamentalmente en el solsticio que se inicia en los últimos siete días del mes de diciembre, al que se denomina como el Solsticio Metafísico, Sagrado y Universal, porque está asociado con el nacimiento de la Luz y en el renacimiento de la esperanza espiritual, ya que curiosamente es durante este fenómeno cósmico que nacieron -por lo menos en la mente de las gentes-, los Grandes Redentores mensajeros de Dios; así nació el Mito de El Salvador, hijo de madre Vírgen, concebida de Dios en pensamiento puro y vino al Mundo como su representante Divino; que se desarrolló en las entrañas de ésta por la concepción más pura y el más perfecto ambiente, fue dado a luz por una madre, significando a la “Reina del Cielo” y al Reino Divino y nació en circunstancias humildes como representante del pueblo, para quien iba a ser el mensajero.
En la metafísica, el 25 de diciembre es una fecha simbólica y lo ha sido por muchos siglos como figura en las antiguas escrituras. Por una suerte de consenso universal, casi todas las naciones de la Tierra en el pasado, escogieron esta fecha para celebrar el parto de la Reina del Cielo, de la Virgen Celestial, de la Esfera y el nacimiento del Dios Sol.
Jesús hijo de María la Virgen Inmaculada nació el 25 de diciembre, igualmente Buda hijo de la Vírgen Maya; Mitra en Persia, Baco y Adonis también, Osiris hijo de una Santa llamada Koros, todos ellos también acreditan haber nacido el 25 de diciembre. En esta misma fecha los antiguos griegos celebraban el nacimiento de Hércules en la noche del Solsticio de Invierno que fue llamada la noche Triple, aludiendo así a la Santa Trinidad o a las Tres Luces Sagradas simbolizadas por un triángulo, representando que Dios el Salvador nació esa noche conteniendo tres personas en una sola Divinidad, habiendo sido incluida en los rituales eclesiásticos muchos años después del establecimiento de la Iglesia Cristiana. También en Roma llegó a ser un día santo, la celebración se llamó: Natalis Solis Invietti (Cumple años el Sol invisible). Los pueblos germanos celebraban este Solsticio con el nombre de Jule Feast (Fiesta Navideña). Los escandinavos llamáronle la Madre Nocturna y la Fiesta fue llamada Jul, que significa Navidad. Los Druidas en Bretaña e Irlanda y entre los galos celebraban el 25 de diciembre con fogatas, llamándole Nolagh que quiere decir día de la Regeneración, y para los franceses ahora se llama Navidad.
En todas las culturas con ligeras variantes el significado simbólico ha sido similar, la puerta de Cáncer o Verano en el hemisferio norte como la Puerta de los Hombres, la caída de las almas y el descenso de los Dioses a la Tierra, el Pitr-Yana de los Hindúes, el Anubis de los Egipcios y el Hermes Trimigesto de los Griegos; la otra Puerta, la de Capricornio o Invierno en el Hemisferio Norte, como la Puerta de los Dioses, la Deva de los Hindúes, el ascenso del alma a planos superiores y la búsqueda de la Luz, la elevación del hombre a la eternidad. En el tránsito Orfico-Pitagórico hasta llegar a la puerta de los inmortales después de tres viajes.
Entre los latinos se tiene al Dios Jano, el Dios de las dos caras visibles y un tercer rostro invisible con dos llaves, una de oro y la otra de plata para abrir ambas puertas solsticiales. Una cara mira al pasado y la otra hacia el futuro y el invisible tercer rostro simboliza el presente, lo que no existe. Todo en cualquier momento ha sido o será, pero jamás es, está representado en la tradición Indica en el ojo frontal de Shiva, también invisible, simbolizando el sentido de la Eternidad que destruye el pasado y el futuro y es el “Eterno presente”.
Jano en Latín es Ianus que significa puerta o entrada, de allí deriva Ianuaris, comienzo o inicio, que se transforma en January en Inglés y Enero en Español, como primer mes del año.
La semejanza de las voces Jano o Ianus y Juan o Ioannes, no obstante no tener raíces idiomáticas, facilitó la suplantación del Jano pagano, por el Juan cristiano, con el fin de extinguir una tradición dispar en los albores de la nueva religión, el Cristianismo.
En general los pueblos antiguos, espectadores del fenómeno natural de mayor o menor esplendor del Sol, vinculado a un ciclo de Aparición - Desaparición de éste y debido al respeto que sentían por su tamaño y por sus efectos benefactores así como a su condición de centro del universo, temían que este ciclo pudiera interrumpirse y un buen día el Sol dejara de aparecer definitivamente
En cuanto a lo iniciático es bueno recordar que Juan el Bautista fue integrante de una comunidad iniciática de corte masónico, que bautizaba a sus adherentes en las riberas del Jordán, administrándoles la gracia y el fuego de la fé a través del bautismo
Los Solsticios de Invierno y Verano representan la eterna muerte y resurrección del Sol, presentándonos en sentido alegórico, las Alternativas de la Luz, a la cual consideraban como el Fuego Sagrado de donde se desprenden nuestras almas en guerra constante contra la materia.
En el ciclo de paso del verano al invierno esta condensado el misterio permanente de la vida, de la creación, de la muerte, de la resurrección. Ese Sol que nace, es el mismo Sol que muere. Además en esencia HH:. que es la vida en sus múltiples aspectos, sino la muerte y resurrección, el perpetuo cambio y el avance eterno. Es nada menos que la materia y el espíritu que lo tenemos simbolizados en la Escuadra y el Compás.
Debemos igualmente y para terminar, rememorar que muchos de los hitos importantes de la Masonería especulativa se han dado en fecha coincidente a los Solsticios
Las regulaciones de 1663 de San Albano, se aprobaron el 27 de diciembre de 1663, día de San Juan Evangelista, donde se sientan las bases de muchas de las conductas que hoy observamos los masones Especulativos
El 24 de junio de 1717 se elige al primer Gran Maestro, estableciéndose entonces Tenidas Trimestrales y el festejo del día de San Juan (24 de junio). Fue entonces que se creó la Gran Logia de Inglaterra, primer cuerpo de esa naturaleza organizado en el Mundo, transformándose la institución de Operativa en Especulativa.
. La Regulación de 1720 fue adoptada el 24 de junio para determinar que el Gran Maestro será designado y propuesto a la Gran Logia con anterioridad a la fecha en que se verifique la fiesta solsticial; y si fuese elegido y se hallare presente, deberá ser saludado como Gran Maestro electo.
Hermanos, no debemos olvidar la celebración de los Solsticios, porque ellos están vinculados al principio, origen y significación de la Masonería Especulativa en su tránsito de Vida y Muerte, pero además recuerdo a todos vosotros, que los Solsticios por ello son Fiestas de la Masonería, de la Orden y que su celebración es de vigorosa obligación, por lo cual soy de la idea que en nuestra Madre Logia, debemos instituir, como una fecha que debe ser materia de una Tenida especial conmemorativa del Solsticio de Invierno, aquella más cercana al 24 de junio de cada año, además que debemos concurrir mayoritariamente a la celebración del Solsticio de verano en el mes de diciembre, que organiza la Gran Logia del Perú y en la cual se entregan las insignias de VM:. y PVM:.