domingo, julio 02, 2006

LOS SOLSTICIOS



Para nosotros los masones, las fiestas solsticiales tienen profunda significación filosófica. En nuestro ritual, al abrir y cerrar la Log:., siempre están presentes LOS SANTOS JUANES en nuestros templos, están representados por dos líneas perpendiculares, dejando el ara al centro, donde se encuentra "un círculo donde ningún maestro masón puede fallar", y no puede hacerlo porque en ese círculo está el volúmen de la ley sagrada que regula la moral y toda acción positiva espiritual y también representa la ley civil que permite al hombre desenvolverse en sus relacionescon sus semejantes.

Los solsticios representan el eterno contraste de la luz y la oscuridad, de la vida y la muerte y el sempiterno renacer de la creación, donde nada puede ser destruído, solo transformado en los tres estados naturales, sólido, líquido y gaseoso, es el ave fénix que siempre renace de sus cenizas.

En este solsticio de verano de 1997 se celebra también el 280 aniversario de la fundación de la Gran Logia de Londres (junio 24, 1717) y de la elección del primer gran maestre. Nace la masoneria especulativa, con la misión de formar un nuevo, magnífico, bellísimo y esplendoroso templo: "EL HOMBRE".

Forjándolo entre los sagrados principios de libertad, igualdad y fraternidad. Hombres que durante los casi tres siglos trascurridos han cambiado la humanidad, haciéndola copartícipe de todas las bondades que el G:. A:. D:. U:. nos permite alcanzar.

Los solsticios representan la armonía cósmica, que permite observar, año tras año, como se cumplen con asombrosa regularidad, de acuerdo a las leyes fisicas de su relación con la tierra, prolonga los dias o las noches, haciendo que la naturaleza cumpla inexorablemente sus ciclos biológicos.

Astronómicamente, los solsticios se realizan cuando el sol se encuentra cruzando el Trópico de Cáncer (verano), haciendo que los días sean mas largos, en el hemisferio boreal, ocurriendo todo lo contrario en el Trópico de Capricornio (invierno), en el hemisferio austral.

En lo individual, el hombre busca su introspección; para él, el invierno es como la incomprensión, la deslealtad, el halago de los mediocres, el acomodo de los timoratos, la crueldad de los ambiciosos y el descaro del intolerante para defender su obsesión.

Sabe que su convivencia con la naturaleza no es fácil, pero es bastante más difícil su relación con la destrucción, la opresión, la injusticia y la desigualdad humana.

En primavera, en cambio, trae la serenidad, porque la naturaleza renace con todo su esplendor, el sol retoza amablemente entre los valles y montañas, permitiendo a toda forma de vida vegetal reverdecer y florecer, llenando el mundo con pinceladas de múltiples colores y agradables aromas.

Nos permitimos observar desde nuestra pequeña concepción cósmica como el supremo regulador de la vida, luego de hacernos padecer sus inclemencias, nos permite convivir con la brillante renovación de la vida. Las aves construyen sus nidos, las abejas producen su mejor miel, las bestias se emparejan en coloquio sentimental, haciendo posible la perduración de su especie; es así como comprendemos que lo vivido es una dura pero necesaria experiencia, su razón hace que pueda superar con coraje sus miles de limitaciones y defectos y los desafíos de lo sobrenatural.

Comienza a sentir el ser humano los signos de dignidad que le son consustanciales, encuentra los valores éticos del ser racional que le son ineludibles e irrenunciables, le reconforta saber que puede compartir su espiritu individualista con su hermano hombre y lograr juntos una sociedad solidaria en sus necesidades e ideales.

La primavera hace florecer en su interior la fraternidad que nos permite entregar a nuestro hermano hombre, respeto, justicia, lealtad, tolerancia, desarrollo cultural, crítica y halago con sentimientos de perfección y para que el hombre puede disfrutar de todas estas cosas maravillosas, el último dia de la primavera es el más largo del año, excelente lección del G:.A:.D:.U:., ofreciéndonos con largueza las cosas buenas para que las disfrutemos en extenso.

Al celebrar este solsticio de verano nos recuerda que es momento de cambios, que tomando como referencia las dos columnas del templo nos coloca en un triángulo cuyo vértice es el sol; las columnas, por tanto, nos permiten ingresar a la LUZ DE LA VERDAD, la que debemos encontrar con nuestro esfuerzo.

Hagamos, pues, que el solsticio que celebramos nos haga sentir que nuestra vestidura corporal, muestra de la perfección con que el G:.A:.D:.U:. hace sus cosas, solo puede ser como en los frutos, alimento de nuestro espíritu, a fin de que se convierta en semilla de la fraternidad, la misma que caída en terreno fértil genera un frondoso árbol, cuyas ramas se extiendan como amparo para nuestro hermano hombre, ávido de alimento corporal y espiritual, sediento de justicia y de libertad, inquieto para lograr el respeto a sus ideas, buscador incansable de un centro de unión en el que reine la tolerancia para los conceptos religiosos, políticos, de etnia o nacionalidad.

Es pues en verano que, con la plenitud de la luz, que se maduran los frutos, como a nosotros nos hacen madurar en ilustraciones y conocimientos las enseñanzas de nuestra madre logia. El masón debe evaluar los factores de la naturaleza que influyen en su vida para que en el esfuerzo de conquistar nuestra naturaleza humana hallemos en aquello que nos brindan los medios, la fortaleza suficiente con la que superemos las dificultades de nuestra existencia.

Cuando niños aprendemos por instinto a caminar, a hablar, a dormir y despertar, pero necesitamos de nuestra madre para alimentarnos y gozar confortablemente en su regazo.

En la juventud iconoclasta, apasionada, agresiva, reformadora, irrespetuosa, rebelde, impulsiva, de vida en plena libertad, sin ataduras a los conceptos y a las formas, hacemos en ella la idealización de nuestros actos, procurando que el mundo sienta la necesidad de cambiar, si es a nuestro modo de pensar mucho mejor.

Cuando adultos, se van formando nuestros pensamientos, ideas y nuestro propio carácter, dejando de lado el idealismo fácil y placentero, buscando y encontrando que la renovación es vida, o que la vida es renovación, dándonos a entender que debemos devolver siempre el beneficio recibido. La dedicación y afecto de los que amamos serán siempre un norte de nuestras acciones, devolviendo ternura, instrucción, reconocimiento y respeto a cuantos nos rodean, logrando, de esta forma, el equilibrio emocional propio de la adultez.

Que este nuevo solsticio, que éste cambio que hace la naturaleza, nos haga meditar en la necesidad de reactivar nuestra voluntad de renacer, que nos haga reflexionar en la necesidad de compartir el alma, cual semilla de fraternidad, que nos repitamos cada dia que cada ser humano requiere ser levantado de sus desgracias. HH:., la tiniebla mas breve y el día más largo han llegado a la cita habitual, el verano se abre esplendoroso pleno de sol y de esperanzas y tenemos la certeza que todo hombre tiene el derecho que lo saquemos de la infamante tumba donde lo han postrado el egoísmo, la ambición, la traición, la felonía y la hipocresía. Recordemos que solsticio nos recuerda que cada día debemos poner lo mejor de nosotros mismos en procura de ser mejores HOMBRES DE BIEN.

César

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