Por el Dr. César Blondet Sabroso (Teólogo y Exegeta)
Liturgia es una palabra que proviene del griego: Lythos = piedra, y erg = raíz, que indica fuerza, dinamicidad. La piedra para griegos y romanos era señal de perennidad de permanencia, de cosa, hecho, sólido importante, que marca algo trascendental, por ejemplo “dies lapide albo signata”= “Día que hay que señalar con una piedra blanca”, para indicar que ese día era sumamente importante.
De allí que la liturgia está señalando una fecha, un acontecimiento, un hecho trascendental que debe recordarse y repetirse para tenerlo siempre en la memoria.
Por otra parte, para los hebreos, la memoria (tazcar), es el recuerdo que hace presente ACTUALMENTE LA COSA RECORDADA, COMO ALGO EFICAZ. En griego se traducirá anámnesis: Recuerdo eficaz que realiza en el presente la gracia, el hecho salvífico que está conmemorando del pasado.
Entonces la liturgia de por sí es un hecho trascendental en el tiempo, metahistórico, que hace presente con eficacia, con fuerza, el hecho fundamental del pasado que dio origen a una situación, realidad que se vive en el presente y que se renueva vital y realmente. De allí que los griegos lo tomaron como la fuerza del Mystérion, no porque fuese misterioso, oscuro, no comprensible para la inteligencia, sino en el sentido de fuerza divina que brilla y da sentido a la vida en el conjunto total de la vivencia humana.
Por eso los romanos, para que no se tomase en mal sentido esta palabra griega, la tradujeron como sacraméntum, en el sentido de signo sagrado que significa algo que es eficaz (significado que se efectúa) por la fuerza del mismo significante.
Ritual: Es el conjunto de los signos, sacramentos, que significan el sentido y el poder de la liturgia. Son organizados, y propuestos a la comunidad que lo acepta en la medida que expresa total, eficaz y legalmente, su liturgia.
Rito, es el ceremonial concreto, específico, actual por el cual se realiza uno de los signos del ritual.
Desde este aspecto, la liturgia es la acción pública de una comunidad. Por una parte, nadie de los particulares (porque es pública) puede cambiar, sustituir, tergiversar, interpretar el rito, menos el ritual. Por otra, solo los delegados jefes, de la comunidad, porque se supone que la comunidad es una sociedad o grupo correctamente organizada y sujeta a sus fines y objetivos que se expresan mediante una serie de expresiones (valga ahora sí la redundancia) que especifican y traducen con justicia y justeza la fe, creencia, asentimiento de confianza que se le ha dado a la institución al pertenecer por libre disposición a esa o esa comunidad que profesa esta fe (y en consecuencia, su liturgia y rituales, son los llamados a interpretar el sentido de su armazón inteligente que presenta la integridad de sus "dogmas". Al decir jefes se supone que estos pueden delegar el sentido de la interpretación o de los cambios, a otros, pero que después los jefes, que son los responsables genuinos, aprueban.
La interpretación o los cambios jamás deben tocar el sentido genuino y original de la liturgia.
1 comentario:
Mi Q H:
Muchas gracias por haber compartido en tu blog este artículo que nos ayuda a nosotros como miembros de una asociación fraterna.
Quiero resaltar esto, fue de gran ayuda que un exegeta haya escrito este artículo pues caemos en el error de definir a los actos por nuestras experiencias. Sin embargo, una persona que conoce las raíces de cada palabra abre un poco más el panorama.
Por otra parte, tenemos que vivir nuestra liturgia a través del correcto ritual y los adecuados ritos. La experiencia de trabajar en el taller es inolvidable, y eso hace que nos enamoremos más de la fraternidad humana.
Saludos desde el OR de México.
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