sábado, diciembre 31, 2005

EL SOLSTICIO DE VERANO

QQHH.·. , nuestro planeta gira viajando alrededor del Sol y durante en este movimiento varía su inclinación respecto a los rayos solares.

Los solsticios son los dos momentos del año en que la distancia angular del Sol al ecuador celeste de nuestro planeta es la máxima; estos ángulos extremos son más 22 y ½ grados y menos 22 y ½ grados, que son el trópico de Cáncer y el trópico de Capricornio, arriba y abajo del Ecuador respectivamente. Los antiguos pueblos identificaron y marcaron estos días extremos, y en base a ellos surgieron los calendarios solares en las diferentes culturas.

En diciembre el Polo Sur se halla inclinado hacia el Sol. Por lo tanto, el hemisferio sur recibe los rayos del sol de manera perpendicular, las sombras a medio día se reducen a su mínima expresión, hace gran calor, los días son más iluminados y más largos. Justamente, el Polo Sur no tiene noche oscura durante el verano.

Mientras la rotación de la Tierra sobre su propio eje da lugar al día y la noche, su traslación alrededor del Sol, variando su inclinación, origina cambios en calor e iluminación sobre la superficie terrestre. Estos cambios dan lugar a las cuatro estaciones. Si no hubieran invierno, primavera, verano y otoño, que forman el ciclo de vital en el reino animal y vegetal, no tendríamos nuestra vida terrestre actual. Si la inclinación de la tierra fuese mayor, las estaciones serían más intensas, incidiendo en la vida terrestre.

En el Solsticio de Verano se celebran las cosechas, la abundancia de la naturaleza, la fecundidad de plantas, animales y hombres; se hace fiesta a la vida. La cultura quechua celebraba el solsticio de verano (Capac Raymi) en Diciembre.

Alrededor del mundo, las celebraciones del Solsticio de Verano están repletas de símbolos y otras alusiones de carácter solar, como las hogueras (encendidas con el doble propósito de proteger y purificar, y ayudar al Dios Sol a mantener vivo su poder) y las ruedas solares, que se encienden y se echan a rodar por una colina hasta que alcanzan un río.

El Solsticio era celebrado por celtas y sajones en la festividad de Yule. Luego los romanos, durante el imperio de Aureliano, establecieron el 25 de Diciembre como nacimiento del Sol. Después del siglo IV d.C. esta fecha quedó establecida como el nacimiento de Jesucristo en el calendario de Filocalus.

Justamente, los celtas tenían un calendario de 12 meses, nombrados según los árboles a los cuales reconocían nobles propiedades. Adoraban a la encina en diciembre. Esta costumbre pagana se fundió a la celebración del nacimiento de Jesús de los romanos cristianizados. Posteriormente, hemos cambiado a la encina por el pino.

En verano los días son más largos que las noches. En el Solsticio de verano tenemos el día más largo del año. El sol están en su máximo apogeo. Luego comenzarán a acortarse los días. Por eso es también el tiempo de comenzar a almacenar para las jornadas cortas y frías que vendrán.

Por otra parte, para el ciclo de vida, Roma tenía al Dios Jano, de dos cabezas, que lleva una corona y una llave, porque es rey y porque controla el tiempo. Representa el futuro y el pasado. De acuerdo a René Guenon, Jano es el ianitor (portero) que abre y cierra las puertas (ianuae) del ciclo anual, que no pueden ser más que las puertas solsticiales.

Jano presidía los Collegia Fabrorum, depositarios de las iniciaciones y vinculados a las artesanías. Estos Collegia Fabrorum alimentaron las corporaciones que, a través de todo el Medioevo, mantuvieron el mismo carácter iniciático, destacándose la de constructores.

Las dos fiestas de Jano de los romanos han precedido a los dos San Juan del Cristianismo, que hoy se celebran casi coincidentemente con los solsticios. Justamente, la corporación de los constructores tuvo como patronos a los dos San Juan, por eso pertenecemos a las logias de San Juan.

QQHH.·. , así como los Solsticios rigen el ciclo agrario, también deben marcar para nosotros ciclos de evolución personal. Si en el verano hay que regar los campos, así también nosotros debemos nutrir nuestro espíritu. Si en el verano hay que deshierbar los cultivos, también nosotros debemos preocuparnos por arrancar los vicios y pasiones que comienzen a germinarnos. Si tras el Solsticio hay que comenzar a almacenar para el otoño y el invierno, también nosotros preparémonos para tiempos difíciles. Si en el Solsticio se agradece a natura su generosidad y abundancia, también nosotros agradezcamos la luz que recibimos y el desprendimiento de nuestros congéneres. Si en el Solsticio los agricultores celebran con el vino que es fruto de la vid que se ha nutrido del sol estival, también nosotros brindemos con el cáliz de nuestro arduo trabajo que nos lleva al máximo beneficio para nuestra institución y para nuestra sociedad.

Nicanor Calderon.

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