El concepto de un Gran Arquitecto, o Principio Divino Inteligente que constituye el foco espiritual y la Base Inmanente de la Gran Obra de la Construcción particular y universal, ha representado sin duda en todos los tiempos el fundamento de la Religión de los Constructores.
Este mismo concepto constituye el Principio Cardinal de la Masonería Moderna, pues no tienen valor masónico los trabajos que no sean hechos "a la gloria" de este Principio, es decir, con el fin de que la espiritualidad latente en todo ser y en toda cosa encuentre por medio de los mismos su expresión o manifestación más perfecta.
Se trata, sin embargo, de un concepto eminentemente iniciático, es decir, en el cual ingresamos progresiva y gradualmente a medida que nuestros ojos espirituales se abren a la luz masónica. Así pues, mientras en el principio se deja a cada masón en libertad de interpretar esta expresión de Gran Arquitecto según sus particulares ideas filosóficas, opiniones y creencias (teístas como ateístas, considerándose en este último caso el Gran Arquitecto como expresión abstracta de la Ley Suprema del Universo), se le conducirá después gradualmente, por medio de su propio trabajo interno o del esfuerzo personal con el cual se consigue todo progreso, a un reconocimiento más perfecto, a una realización más íntima y profunda de este Principio, al mismo tiempo inmanente y trascendente, que constituye la base y esencia íntima de todo lo existente.
Alrededor de esta idea central (cuyo carácter iniciático la diferencia de todo concepto o creencia dogmáticos) se han agrupado, como en torno de su centro natural, las diferentes tradiciones, símbolos y misterios que constituyen otras tantas aplicaciones y expresiones del Principio Fundamental a la interpretación de la vida y a su perfeccionamiento.
De esta manera, sin imponer opinión o creencia alguna, pero dejándole a cada cual en libertad de interpretar esta expresión simbólica según su particular educación y sus convicciones, todos son conducidos naturalmente hacia una misma Verdad, esforzándose en penetrar cada cual más adentro, llegando al fondo de su propia visión y creencia, que (como todas) tiene que ser tolerada, respetada e interpretada como uno de los infinitos caminos que conducen a la Verdad.
La vida en la tierra es verdaderamente asombrosa, extraordinaria y admirable. Sucedió algo tan grande que no tiene paralelo en la Historia del Universo, por eso la Tierra se ha poblado de dioses, los humanos son creadores, tienen la herencia divina.
Tal vez las etapas hayan sido muy lentas, hasta que el espíritu se forme y la inteligencia se desarrolle, para comprender todo y descubrir uno a uno, los secretos de la naturaleza en el espacio insondable del Universo.
Estrellas, soles, planetas, millones, millones. Distancias inconmensurables entre uno y otros. En ese torbellino inigualado de la materia, la vida que brota, como una floración del TODO y de la nada.
La ciencia hasta hoy se ha detenido junto al origen de la vida, y en los dinteles del espacio infinito, palpitante, todo poderoso, bello, insuperable, misterioso. Ante semejante espectáculo, el hombre ha podido articular una sola palabra, que encierra toda la grandeza, esa palabra, esa palabra ha surgido de los labios de los seres humanos, desde el preciso momento que aparecieron en la tierra. Esa palabra es: DIOS.
Ideal de la Verdad, del Bien, de la Belleza, de la Civilización y del Progreso. "El problema de la divinidad, ó , acaso mejor planteado, del origen del Universo y de sus fenómenos, en cuanto permanece ignorado para la razón humana, es el fundamento de las religiones y ha sido el martirio de muchas escuelas filosóficas.
Creyentes, pensadores y sabios resultan divididos, a este respecto, por límites infranqueables. Entre tanto la MASONERÍA, que busca la verdad sin exclusivismos y sin pretender ser su maestro infalible, que respeta todas las creencias sinceras y juicios honrados, aunque no acepte cuanto estima erróneo, ha debido adoptar una formula que a nadie repugne fundamentalmente y que no coarte ninguna investigación. Esa formula es la del: GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO, Con esta denominación, nuestros hermanos que pertenecen a cualquiera de las comunidades religiosas que se disputan el mundo de los creyentes, pueden reconocer y adorar a sus particulares divinidades. Aquellos otros de nuestros hermanos que no comulgan en religión alguna pueden ver en el GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO la sustancia universal con sus actividades constructoras, con sus modalidades y leyes propias y fijas, sin causa superior, realizando sus creaciones por causas secundarias, impotente para realizar el milagro y sin actos providenciales.
Cada masón, según su cultura, según su idiosincrasia, asigna esencia y reviste de atributos AL GRANDE ARQUITECTO DEL UNIVERSO. Que lo que es la masonería levanta esa formula como manifestación DE RESPETO A TODOS LOS CULTOS, COMO SIGNO DE ALIANZA ENTRE INCRÉDULOS Y CREYENTES Y COMO INCÓGNITA FORMIDABLE PARA LA CIENCIA" (Liturgia de Iniciación, G ∴L ∴B ∴).
Son en realidad, muchas las conclusiones que podemos sacar de este bello párrafo del Ritual de Iniciación, simplemente resumiremos que: la masonería respeta toda idea personal que cada hombre pueda tener de Dios, cualquiera que pueda ser esta y los alcances que individual e íntimamente se le quiera dar, y es más, la sabiduría de la Orden, a través de LA TOLERANCIA, respeta aún a aquellos que no tienen creencia alguna.
Para nosotros las pruebas de la existencia del G:.A:.D:.U:. , resultan inútiles y superficiales, pero la verdad es que este, aparte de ser un tema de inagotables discusiones que recuerdan a nuestras trasnochadas bohemias, ES UNA CUESTION DE FE y para la Orden la FE, junto a LA ESPERANZA Y CARIDAD, forma parte de las tres virtudes Teologales es decir nuestra UNION con Dios.
Aunque esto parecería muy poco científico, debo confesar que tomar los conceptos de FE y CIENCIA, como opuestos excluyentes, es demasiado simplista. No olvidemos que la FE no es completamente irracional, y la ciencia-especialmente la ciencia moderna- no está exenta de artículos de fe.
Por otra parte nosotros los masones, abrimos nuestros Trabajos "A la Gloria del Gran Arquitecto del Universo", es decir: consagrados a Él, y las Tenidas son en realidad un culto dedicado al Ser Supremo, Único Creador, y cuando se consagra un Templo, abriendo la Biblia en Eclesiastés, se pide a Dios bendecir el recinto como un lugar sagrado donde alabaremos su Nombre.
He considerado importante, el recordar el concepto de los Trabajos Masónicos, para encontrar en esos conceptos la ayuda necesaria para cambiar nuestra actitud y nuestras posturas, cuando nos encontramos en Logia.
Por otra parte y nada más que a modo de comentario, la masonería, siguiendo su tradicional método de enseñanza es decir EL DEDUCTIVO, analiza el Universo y la perfección que reina en el y concluye que esta no puede ser la Obra de otro que no sea EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO.
Dios existe en todo lo creado por la naturaleza y masonería sostiene que en el hombre existe un Soplo Divino, una esencia Luminosa, que le hace practicar todos sus actos ajustados a los dictados de su conciencia.
Ya sabemos que el egoísmo es propio del hombre ignorante, pero el YO SAGRADO, el YO conciente y respetuoso, que nos guía y nos aconseja, para obrar con razón y con justicia, es nada menos, lo que en el hombre, se llama CONCIENCIA, o sea el VERBO DE LA DIVINIDAD, y efectivamente, la conciencia es el medio por el cual Dios hace llegar hasta nosotros sus dictados, sobre la manera de obrar o proceder dentro de la sana moral y perfecciona nuestros actos.
La filosofía de la Divinidad, o del concepto humano sobre DIOS, no consiste pues, en vivir, nada más porque se nos dio la vida; nuestra vida en masonería debe ser el conducto por el que nuestra inteligencia trabaja, se perfecciona y progresa, dándonos a conocer los fines que la Naturaleza persigue dentro del mundo espiritual y que nos obliga a ser útiles a la Humanidad, aún a costa del sacrificio propio.
La filosofía que entraña la enseñanza del VERBO DIVINO consiste en compenetrarse fielmente al conocimiento de la SUPREMA VERDAD, pues hay que tener en cuenta que nosotros mismos formamos parte de la Naturaleza, esa fuerza irresistible e invisible que a la vez que da vida y vigor, destruye sus obras, para poderse hacerse inmortal, y Naturaleza quiere decir Dios, no cabe duda de que en cada Ser animado existe un Soplo Divino.
El masón define a Dios como EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO y al hombre lo distingue como artífice de su propio destino, o lo que es lo mismo, la causa y el efecto de la propia Naturaleza.
Si tomamos en consideración las enseñanzas esotéricas de las explicaciones anteriores veremos que las funciones naturales de lo creado, tienen su origen en donde otras mueren para nosotros, pero la verdadera interpretación simbólica consiste en saber ser útiles a Dios y con ello lo seremos a nuestros semejantes y aun a nosotros mismos, para que mas tarde, sin temor a la muerte, podamos rendir nuestro último tributo a Él, dándole cuenta de nuestra misión en la Vida.
El masón, para cumplir debidamente su misión ante Dios, no tiene moralmente, más que cumplir con los dictados de su Conciencia, esa Virtud que constituye la enseñanza de todas las religiones.
Esa es la Doctrina más pura que debemos observar, la Moral, la Caridad, ese dorado cofre de esperanza de la Humanidad; el Honor y la Honradez; el Olvido a las injurias, la indulgencia y la tolerancia Universal porque constituyen los verdaderos Dogmas de la Teología Masónica. La HERMANDAD es el don precioso que la Divinidad hizo sobre la Tierra para consolar al hombre en medio de las tribulaciones de su vida. Constituye el dulce sentimiento de las almas grandes.
Después de todas estas consideraciones, después de definir que la sola nobleza que se nos encomienda a nuestra Orden consiste en practicar LA CIENCIA Y LA VIRTUD, podremos todavía poner en duda la existencia del GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO ? , dejo en ustedes la respuesta cabal y que su conciencia rija no solamente sus vidas sino también su masonería.
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