Tema: Presentación revista Papeles de Masonería
Día 4 (diciembre 2007)
Hora: 19:00
Lugar: BIBLIOTECA PUBLICA ARUS.
Psg. Sant Joan, 26. Barcelona
Metro: Arc de Triunf
Conferenciante: Adrian Mc Liman, presidente del CENTRO IBERICO DE ESTUDIOS MASONICOS
http://ciem.shinranet.com
Apartado de Correos 53203
Tel./Fax: (+34) 913.091.747
28006 – Madrid (España)
Tel./Móvil: (+34) 625.898.145
E-mail: info_ciem@yahoo.es
URL: www.geocities.com/postel44/CIEM.html
sábado, diciembre 01, 2007
CONFERENCIA
Etiquetas:
Educación Masónica
domingo, noviembre 25, 2007
EL MASÓN ENTRE LA DUDA Y LA CERTEZA
"Un masón, generalmente, es lo que deseamos ser".
(MAGUT)
Nuestros principios establecen que los masones se reconocen entre sí como hermanos dondequiera que se encuentren. Sin embargo, más importante es que los demás puedan reconocernos como seres más evolucionados tanto intelectual como moralmente en la sociedad. Es decir, que se nos reconozca como seres que aman la verdad y la justicia y que se mantienen en una posición de avanzada en el proceso evolutivo e integrador de la persona en la vida diaria. Los masones hemos de ser una diversidad que, en general, resulta difícil: respetuosos de la opinión ajena, defensores de la libertad de expresión, ansiosos de unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva la paz y el entendimiento, mientras se eliminan los prejuicios de toda índole. Para lograrlo, es necesario mucho esfuerzo personal de cada miembro de la Orden, porque el camino por seguir va a ser, sin duda, sólo aquél que nuestra comprensión y esfuerzo sea capaz de trazar.
La ética es aquella disciplina de la filosofía que corresponde a la Filosofía o Ciencia Moral, es decir, la reflexión sobre las conductas humanas individuales y colectivas y la normas morales en que se basan los diversos comportamientos. Tiene como finalidad principal, lograr el desarrollo humano cautelando que este proceso, a menudo complejo, se cumpla y culmine, alcanzando la plenitud, de acuerdo con las diferencias individuales, las facultades, habilidades y destrezas de cada uno. Por esto, la masonería es, por esencia, una entidad moral.
La Orden Masónica, como institución iniciática, que exalta la práctica de las virtudes en cada uno de sus miembros y el deber de proyectarlas hacia el mundo profano, induce el proceder recto de cada hermano , orientándoles hacia la verdad, aunque ésta no tiene el carácter de absoluta. La ética masónica es el código de moral humana más perfecto que existe, porque crea en el individuo, la conciencia del bien por el bien mismo, sabiendo que los conceptos de bien y mal no existen en forma absoluta.
En su sentido etimológico, ética proviene de la palabra griega "Ethos", que define lo relativo a la costumbre. Tanto los helenos como los antiguos romanos (que derivaron el término de "Mori" que también significa costumbre) juzgaron que esta definición se refería a las costumbres que determinaban la moral.
Pero no es posible referirse a un concepto tan profundo, sin tener en cuenta el pensamiento de algunos filósofos de importancia como Hegel, Kant, Descartes... Hegel distingue entre la moral objetiva, que es la que impone normas, leyes y costumbres y una moral subjetiva, que se refiere al cumplimiento del deber como un acto voluntario, es decir, derivado del pensamiento. Para Kant, son morales los actos que se asientan en la primaria voluntad de hacer el bien. La moral es autónoma y depende sólo de la persona que la cumple, es decir, su razón de ser no es externa, sino interna al individuo. Descartes planteaba que el Ser Humano, como parte de la naturaleza, es un mecanismo que funciona de conformidad con las leyes naturales, obedeciendo leyes físicas precisas que también le imponen su estructura moral. De acuerdo con su perspectiva, toda persona está dotada de razón y basta que ésta actúe para que pueda distinguir el bien del mal.
Gandhi planteaba que "para nosotros, la virtud moral es la conformidad con nosotros mismos", mientras que Sócrates manifestaba que "la persona inteligente puede experimentar los mismos impulsos violentos y antisociales que el ignorante, pero dominándolos mejor e incurriendo, con menor frecuencia, en la imitación de los seres inferiores".
De acuerdo con lo anterior, cada ser humano ha de ser capaz de distinguir entre el bien y el mal; sin embargo, no existe acuerdo entre los diversos pensadores, acerca de si estos conceptos tienen su origen en alguna condición interna del individuo o, en cambio, surgen desde alguna condición determinada externamente. Karen Horney, psiquiatra norteamericana de gran prestigio, sostiene que la vida está llena de "debes" y "no debes", pero que nadie puede empujamos a ser alguien que cada uno, como persona, no desea ser.
Considerando todo lo aquí planteado, parecería que lo importante es determinar cuales son las normas que funcionan y cuales pueden olvidarse, sin perjudicar a terceros y a uno mismo. Sólo quien es capaz de sumergirse en sí mismo, puede corregir sus errores y alcanzar, en forma consciente, su comportamiento en el mundo.
De acuerdo con lo expresado, podríamos afirmar que la "Ética Masónica" es un compromiso entre cada individuo y la sociedad. Nuestra Orden induce a sus adeptos a la libre aceptación de una conducta moral, sin usar procedimientos compasivos, punitivos ni fanatizantes. En la Masonería somos "armados" de profundos conceptos éticos que nos capacitan para analizar y evaluar nuestras actuaciones individuales, aquilatando nuestra propia institución y la humanidad toda.
La fraternidad se configura como un baluarte de la masonería... ¿Qué forma más elevada de Ética puede encontrarse aparte de ésta que constituye la base de la solidaridad y la amistad? Por otro lado, no debemos olvidar que una característica impuesta a cada uno de los candidatos propuestos para ingresar a la Orden es que sean "personas libres y de buenas costumbres", de manera que sólo cabe esperar que los adeptos se comporten de acuerdo con esta condición.
Se suele definir la Francmasonería como la "asociación ética y libertaria de los constructores de un ser humano mejor y, a través de este, de una humanidad redimida". Sin embargo, la masonería no dicta normas morales, ni señala listas de virtudes o de vicios. En ella no se conoce la palabra "pecado". Cada uno es soberano de sí mismo y debe disponer de los elementos de juicio que autorregulan su conducta, entendiendo que cualquier procedimiento que se desvía del camino verdadero, resulta igualmente incorrecto para cualquier persona de buenas costumbres. No obstante, no se debe perder de vista que los seres humanos presentamos imperfecciones, flaquezas y debilidades, pero el autodesafío de quienes se incorporan a nuestra Institución consiste en enfrentar estas características y superarlas lo antes posible.
Para la Francmasonería, la esencia del perfeccionamiento radica en la libertad de la persona al disponer de la facultad de decidir la forma de ir al encuentro consigo mismo, sin otra condición que la de concretar en sus actos los más elevados valores. De acuerdo con esto, cabe destacar que no le impone a sus miembros meta alguna, pues ésta la debe ir fijando o descubriendo cada uno, pues no se le obliga a seguir un camino trazado previamente. El problema aquí está en descubrir qué ha de entenderse por perfeccionamiento, para lo cual el masón habrá de guiarse por dos tipos de valores que han de orientar su trabajo, aquél conocido como intelectual o lógico, que está ligado al conocimiento y que corresponde a la incesante Búsqueda de la Verdad, o sea, llegar al juicio verdadero y otro que incluye todos los valores éticos y que se expresa en la conducta humana en el sentido de que ésta puede ser moralmente "buena" o "mala".
EL MASÓN ENTRE LA DUDA Y LA CERTEZA
"La búsqueda de la verdad, tarea que debiera preocupar a todos los seres humanos, es el trabajo, es el afán propio del masón. Su caminar por la Orden le debe llevar a descubrir los valores que dignifican la vida y, junto a ellos, su encuentro con la verdad significará la cristalización de su esencia humana".
Lo señalado en el párrafo precedente constituye uno de los fundamentos básicos de nuestro quehacer como masones. La Orden nos pone permanentemente en la disyuntiva de enfrentarnos con nosotros mismos y de buscar en forma armónica y constante la razón de nuestro destino y de nuestra existencia. La formación de cada uno depende del hábitat en que le corresponde vivir y del cual no puede desligarse. Por el contrario, no sólo deberá enfrentar los desafíos con los medios que tenga a su alcance, sino que se tendrá que comprender y amar el entorno que se le ha entregado, con sus costumbres, sus tradiciones y su cultura.
El inicio del caminar como masón será incierto, ya que éste no estará en condiciones de decidir cuál ruta seguir. Pero estará consciente de que deberá proceder a la elección dentro de los marcos de ética y moral que le dicte su conciencia que, en un principio, no le será fácil de visualizar. De este modo, sólo podrá saber si ha elegido bien, una vez que haya tomado su decisión y comience, en forma objetiva, a dar sus primeros pasos en su etapa de aprendizaje.
Sus primeras elecciones no estarán exentas de aprehensiones, temores, esperanzas y fracasos, fundados o no; aspectos propios de un ser dotado de inteligencia y con poder de deducción, a los cuales deberá enfrentarse constantemente... Expresado en pocas palabras, su comportamiento estará invadido por la duda... Duda respecto de qué camino seguir... Duda respecto de cómo responder a los diversos desafíos... Duda acerca de cómo tomar la decisión más sabia, más justa, más ética... Duda respecto de si las respuestas encontradas serán "la Verdad", una parte de ella, o sólo errores que le obliguen a seguir buscando. Los primeros pasos, vacilantes y temerosos ante lo desconocido le inducirán incógnitas que tendrá que despejar en su marcha inexorable hacia el final de la existencia humana. El camino elegido habrá de variar tantas veces como sea necesario hasta encontrar aquél que le parezca el más adecuado a sus posibilidades y la respuesta que espera encontrar. Pero lo que sí deberá tener claro, es que jamás podrá ser simple espectador o podrá dejar que el azar resuelva sus dudas o temores. Sólo él podrá dilucidar si se encuentra en un camino correcto, porque sólo su conciencia será quien le indique si está o no satisfecho con la respuesta encontrada, que no es otra cosa que "su respuesta" y no necesariamente la de los otros.
El caminar tanto por los senderos de la reflexión sólo le conducirá a comprender que la búsqueda ha tenido, apenas, un éxito relativo, ya que solamente ha logrado visualizar sus deberes y responsabilidades y el hecho de que puede considerar como absoluta, únicamente, la verdad de su existencia, ya que su materia desaparece y se transforma.
A estas alturas, sólo podrá, aparte de saber que lo único absolutamente cierto de su existencia es que ésta habrá de terminar en algún momento y, por lo tanto, revisar lo que ha sido su vida personal; en consecuencia, podrá sentirse satisfecho de haberse preocupado fundamentalmente de conocerse a sí mismo, de haber ponderado y evaluado correctamente su especial condición de ser humano y, por lo tanto, perfectible; de haber sido capaz de detectar las impurezas que afectan a su personalidad, de reconocer con valentía sus defectos y con humildad sus virtudes; de reconocer que las respuestas que se le van generando no poseen la condición de ser verdades absolutas y, por lo tanto, siempre será necesario seguir buscando otras, cada vez más adecuadas, aunque no por ello definitivas. Es decir, por mucho caminar y esforzarse, la otra certeza que podrá tener es la de reconocer que la verdad encontrada es su mejor verdad, pero no necesariamente la verdad de todos... De aquí deriva la última certeza posible: la permanente necesidad de seguir perfeccionándose cada día.
Es obvio que duda y certeza son dos conceptos complementarios. Cuando uno de ellos aumenta, el otro necesariamente disminuye y, aunque triste después de mucho esforzarse, siempre va a prevalecer la duda sobre la certeza.
A modo de conclusiones, consideremos las aseveraciones siguientes:
Se puede calificar la ética masónica como una moral subjetiva, progresista, volitiva, autónoma, racionalista, humanista, analítica, selectiva y laica.
La ética radica en el aquí y ahora en que se halla toda persona digna y libre que necesariamente debe actuar en el mundo y como ser racional.
La ética orienta la vida del individuo y le ayuda a conseguir sus fines humanos mediante la práctica de las virtudes morales, es decir, lo guía en la realización de sí mismo y de sus potencialidades, modificando sus hábitos.
La ética masónica afirma la autonomía de los valores y principios morales que los masones deberán practicar libremente, buscando siempre su perfeccionamiento, la conquista de su felicidad y la de los demás seres humanos.
La ética francmasónica permite concebir al ser humano como un "animal ético", porque tanto la moralidad como su comportamiento ético son expresiones de espiritualidad que procede de la conducta reflexiva, consciente, responsable y libre.
Las únicas certezas posibles son: el saber que la existencia humana es limitada y la de necesitar un permanente perfeccionamiento.
La senda para seguir en el perfeccionamiento del ser humano está poblada de dudas permanentes que definen, en todo momento, la necesidad de seguir buscando la verdad, a veces, tan esquiva.
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Carta de un 33º a un Aprendiz
Q:. H:. Aprendiz.,
Me pide usted unas cuantas palabras con ocasión de su ingreso a la Masonería hace unos días, y aunque he querido contestarle rápidamente no me ha sido fácil hacerlo.
La razón de esta demora, radica en que el método que practica la Orden es rico en cauces, y no es sencillo elaborar un instructivo Masónico al estilo de la "Guía para la Vida", de Bart Simpson, como sería mi deseo.
Sin embargo, creo que debo comenzar diciéndole que en lo personal me alegra la llegada a la Masonería de jóvenes de mentes abiertas. Seguramente, acostumbrados a la vida académica, y diestros en los nuevos adelantos tecnológicos de la sociedad de la información (Internet, Escáner, Video Bean, wi–fi, celular, megapixel, e– mail, i-Pod, i-Pac, DVD, Mp3, Palm, space, chat, USB, Pocket PC, bytes, mouse, blogs, vlogs, podcast, spyware, adware, etc.).
Por lo tanto, no son ustedes ciudadanos que ingresan a la Masonería con los escasos conocimientos con que lo hacíamos nosotros cuando no existían las computadoras. Muy por el contrario, se trata de personas que, antes de tocar nuestras puertas, pudieron investigar en la Internet, en compañía de sus allegados, quienes somos los Masones, quienes hemos sido, que hacemos, que dicen de nosotros nuestros simpatizantes y que afirman nuestros malquerientes.
Naturalmente, esto nos crea el reto, frente a ustedes, nuevos compañeros de ruta, de estar permanentemente actualizándonos acerca de las nuevas corrientes de opinión y practica de la Masonería en una época que se llama a si misma la de la información. Es decir, que estamos obligados, por imperativo de los tiempos que corren, a asumir simultáneamente el rol de heraldos del progreso y guardianes de la tradición. Y eso no es fácil.
La buena noticia, es que la experiencia ha demostrado que de estos diálogos intergeneracionales la Masonería siempre emerge ratificando un rol muy afín con la construcción de un mundo más humano y más sensible al dolor ajeno que el que encontró. Un mundo más respetuoso de la diferencia y la heterogeneidad.
Del mismo modo entiendo, que jóvenes como usted, que han optado por dedicar su tiempo a la Masonería, se respetan a sí mismos, y también respetan a aquellas personas que han escogido para ejecutar un proyecto común, y con quienes obligatoriamente están analizando esta nueva distracción de la vida familiar, así como su lugar en la vida de pareja.
Y si para ello, usted cancela una suma mensual de dinero que fácilmente podría dedicar al disfrute de un buen libro, de un partido de fútbol, a oír música de su gusto, charlar con su pareja, comer una rica pizza (doble queso con piña, pollo y champiñones), o a degustar un excelente congrio con un cabernet, en inmejorable compañía, o a cultivar con devoción un pecado capital, eso me impone el máximo respeto por su presencia entre nosotros.
Sentado esto, créame, Q:. H:., cuando le digo, que la promesa que le hace la Masonería consiste en brindarle la posibilidad de dialogar sin intermediarios con usted mismo, de confrontarse, y de elaborar en consecuencia un argumento propio para incorporarlo a su biografía personal. Es este el real carácter instrumental de los muchos textos y psicodramas que conocerá entre nosotros. Es el "atrévete a pensar" que Kant (otro Masón como usted) escribió en el frente de su casa.
La Masonería además le ofrece una catarsis. Es decir, en palabras del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, una "purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones provocada por el arte". En nuestro caso, por el "Arte Real" de la construcción de nosotros mismos y del de la construcción de la sociedad en que vivimos.
La Iniciación por la que acaba de pasar, en palabras de René Guenon (un escritor Masón francés), no es más que "la transmisión de una influencia intelectual". Y en esta, como en cualquier otra transmisión, para que sea funcional se requiere un emisor idóneo (la Masonería), un receptor idóneo (usted) y un medio idóneo (lo llamamos Rito). Es decir, que nuestros modos le imponen a usted mismo un gran peso en su construcción particular, y no es caprichoso el diseño puesto que solo usted conoce la exacta configuración del terreno en donde habrá de levantarse su edificio.
La Orden Masónica cuenta, y ha contado siempre, con muchas formas y estilos de decirle a sus adeptos: "se tú mismo", "lo que tú haces te hace", "supérate", "valora el honor, el saber y la virtud", "estudia", "lucha contra la ignorancia y la ambición", "no te dejes llevar por el brillo de los metales", etc. Cualquiera que sea nuestra forma personal de transmitirlo, usted no pierda de vista el mensaje central.
No espere, ni busque, ni practique entre nosotros, proselitismos ideológicos, políticos, metafísicos, o de cualquier otra índole, por que estas corrientes de pensamiento corresponden a otros espacios más específicos de adoctrinamiento. No obstante, debemos reconocer que todas esas corrientes de opinión son legítimas en una sociedad plural, a cuya pluralidad debemos incorporarnos con respeto. "He ahí el detalle", diría Mario Moreno, Cantinflas (otro Masón extraordinario).
Q:. H:. Aprendiz,
Al iniciar usted ahora el método de construcción personal que ofrece la Masonería, mi invitación cardinal es al estudio. Hago votos por que las expectativas que lo llevaron a tocar nuestras puertas sean colmadas a entera satisfacción, y por que tenga una vida Masónica muy placentera.
Bienvenido y mil éxitos.
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El silencio
El silencio es algo desconocido para el hombre común, no solo porque en la vida moderna no se le asigna ningún valor, sino porque hablar cumple con otras funciones, aparte de la obvia que es la comunicación través de la palabra nos representamos la realidad, de manera que nuestra descripción del mundo se sustenta en una estructura de imágenes y conceptos traducidos en palabras que pierden su condición de instrumentos y se transforman en un sustituto de aquello que representan.
En términos del maestro: "Lo malo de las palabras es que siempre nos fuerzan a sentirnos iluminados, pero cuando damos la vuelta para encarar al mundo, siempre nos fallan y terminamos encarando al mundo como nos es habitual sin iluminación".
Así, siempre estamos hablando. Llenamos los vacíos de nuestras interacciones con palabras que, al no haber intencionalidad carecen de significado cuando no tenemos a nadie a nuestro lado para justificar el parloteo, hablamos a nosotros mismos para decirnos lo que somos, lo que sentimos y lo que queremos.
El primer paso que debe dar el aprendiz para alcanzar el silencio, es controlar el parloteo. En la medida que la mente tiene la facultad de conversar consigo misma y al mismo tiempo, de observar su conversación, el aprendiz debe usar esta facultad para analizar el contenido de sus conversaciones. Descubrirá que la mayor parte de ellas son la manifestación de hábitos prescindibles, entre los cuales, el más destacado, es el habito de quejarnos. Buena parte de nuestras conversaciones tiene por objeto transmitir nuestras quejas a un interlocutor que no necesariamente está interesado en escuchar, sino que está esperando su turno para transmitir, a su vez, sus propias quejas. El objetivo de esto es, como se verá mas adelante, mantener una determinada imagen personal.
Despojado del hábito del parloteo inútil, el aprendiz no sólo descubre el sentido de la verdadera comunicación, sino que también aprende a escuchar la riqueza del silencio, el que lo lleva a una comprensión más profunda de la vida y le ayuda a dejar el hábito de hablar siempre de sí mismo. El silencio le enseña también a no quejarse y a no esperar nada, lo que construye la base de la quietud y armonía interior. El silencio controla la ira, la excesiva emotividad, aquieta la mente y predispone al espíritu para el trabajo de desarrollo.
Oscar Ruíz
sábado, noviembre 24, 2007
SÍMBOLOS Y SIMBOLISMO
Los Símbolos revelan el curioso mecanismo del cielo y la tierra, explican los engranajes de la máquina humana, conducen al hombre hasta el átomo y las relaciones entre la naturaleza y el hombre, narran la evolución de las razas humanas que tocaron los límites de la ciencia y la civilización.
Los hechos cotidianos, no son tan anodinos como pueda parecernos a primera vista. Los símbolos han acompañado al Hombre desde el principio de los tiempos y le han ayudado a comunicarse con la Divinidad desde la mirada de todas las religiones.
La principal función de los símbolos es permitir el acceso a niveles de realidad inabordables de otra manera, y abrir el entendimiento humano a perspectivas insospechadas.
Es un hecho que la palabra símbolo es usada corrientemente en nuestro lenguaje, se dice que un triángulo, un circulo, una cruz, una estrella, algunas herramientas de construcción, la historia de un hombre bueno muerto por otros malvados, he aquí todo lo que es honrado con gran misterio por la inteligencia de los pueblos. En tanto los paisajes cambian de un lugar a otro, poco importa porque allí donde aparecen trazados cruces, estrellas, triángulos, cuentan la historia de un Dios bueno que vivió entre los hombres.
Para la mayoría, estos signos son caracteres sobre naturales. Su secreto complejo revela una historia divina, de un hombre bueno, un martirio, una gesta de un héroe, que la muchedumbre adora sin comprenderlos. Es la religión de los padres que murmura la multitud. Es el idéntico fervor que anima al árabe a postrarse ante el cubo de la Ka'aba, al Cristiano ante la Cruz, al Judío en el Muro de los Lamentos.
Los símbolos son tan antiguos como el hombre, fueron la expresión manifiesta de los primeros destellos de la inteligencia, que les permitió formular las ideas, que tomaron cuerpo en su mente ante el grandioso espectáculo de la naturaleza. Por medio de símbolos los Egipcios comunicaron el conocimiento de su filosofía esotérica. En general la primera enseñanza de la palabra, en todas las civilizaciones antiguas, Egipcias, Caldeas, Judías, consistía en símbolos.
En cuanto a aquellos que hacen profesión de Ciencia estos signos son símbolos con los que los hombres representaban sus actividades. Para el sacerdote, manifiesta la verdad revelada por Dios, son las letras sagradas de aquel gran libro que es el Cielo. Para los iniciados, estos símbolos constituyen la expresión sintética de una Ciencia Ancestral y maravillosa de la cual los hombres han perdido la memoria. Enseñan todo lo que ha sido, todo lo que es y todo lo que será, de una forma inmutable. En fin estos símbolos constituyen las gemas cristalizadas, de las obras del pasado, que dejaron las razas antes de morir, a fin de que puedan transmitir en el tiempo su alma intelectual.
Mackey, define EL SIMBOLO como un signo visible, con el cual está representado un sentimiento espiritual, emoción o idea. Lorenzo Frau lo define como una figura emblemática o imagen significativa. El credo o sumario que contienen los artículos de fe. Signo eterno y visible con el que se enlaza un sentimiento espiritual, una emoción o una idea.
La palabra francesa symbole viene de la palabra griega sumbolon que significa literalmente para comparar una cosa con otra. René Alleau en su obra la Naturaleza de los Símbolos, dice: El símbolo exprime, o más bien sugiere verdades irracionales, teniendo por consecuencia una parte de misterio, él escapa en gran parte al dominio de la razón, que no es en todo el espíritu y se emparienta aquel de sagrado, siendo en ciertos aspectos el lenguaje de los Dioses. El carácter objetivo de un símbolo que representa algo material a la vista y al tacto, como representación de una cosa mas profunda, era más comprensible para la mente humana de las primeras edades del mundo.
Una de las ideas del simbolismo es el de sugerir lo inexplicable, de hacerlo asentir, por las transposiciones que permite efectuar de uno a otro orden, de lo inferior a lo superior. Su modo gráfico de expresión, se basa en la relación de analogía entre la idea que se trata de expresar y la imagen gráfica por la cual se expresa.
LOS MISTERIOS ANTIGUOS Y EL SIMBOLISMO
En cuanto al termino Misterios, nadie puede dudar que fueron los símbolos el lenguaje universal de la Teología Antigua, pues los Instructores del Mundo a semejanza de la naturaleza dirigían la enseñanza por la vista. Los sabios antiguos Persas, Egipcios y Griegos, adoptaron la costumbre de rodear sus doctrinas de enigmas difíciles de interpretar, ilustrando a los hombres con símbolos y parábolas que estaban más a su alcance y conocimiento. Eran los Misterios una sucesión de símbolos y la parte oral de los mismos una explicación de su significado, en ellos se mezclaban comentarios sagrados, ideas sobre física y moral, teorías sobre la creación, alegorías sobre la naturaleza, las relaciones entre los planetas y los elementos y sobre todo las ideas recibidas acerca de las relaciones entre Dios y los hombres.
La palabra Misterio viene del griego musterion, que significa secreto algo que debe permanecer oculto, da la idea de silencio, otro termino que etimológicamente se aplica a todo lo relacionado con misterio es Místico, del griego mustikos que es un adjetivo de mustes o iniciado, por lo que musticos es iniciático, y se relaciona con la iniciación y su doctrina. En el sentido mas exterior, el misterio es de lo que no se debe hablar, aquello que está prohibido hacer conocer afuera, un segundo sentido mas interior, designa lo que se recibe en silencio, eso sobre lo cual no se debe discutir, porque son verdades que por su naturaleza supranatural y supraracional, están sobre toda discusión.
Finalmente hay un tercer sentido mucho más profundo, en el cual el misterio es propiamente inexpresable, que no se puede mas que contemplar en silencio, y por tal razón es incomunicable. Existe una alianza entre los sistemas filosóficos y simbólicos que se evidencia en monumentos de todas las edades, y en los escritos simbólicos de los Padres de las Naciones y que luego pasaron a formar parte de los rituales de las Sociedades Secretas y Místicas. Fue de esta forma como los Patriarcas se expresaron mediante una serie constante de principios invariables y uniformes que forman un conjunto armonioso y perfecto que a su vez definen una ceremonia de naturaleza religiosa y secreta, que necesita una preparación o una iniciación por parte del interesado que desea comprenderlos.
Existen así PEQUEÑOS Y GRANDES MISTERIOS, siendo los primeros lo mas a menudo de naturaleza simbólica y de uso común, comprenden todo lo que se relaciona con el desarrollo de las posibilidades del estado humano y culminan con lo que se ha denominado la restauración del Estado Primordial, y estos no son mas que una preparación para los Grandes Misterios, estos conciernen a la realización de los estados suprahumanos, tomando al ser en el estado que lo han dejado los Pequeños Misterios y conduciéndolo a través de estados de orden espiritual hasta llegar a la Identidad Suprema, los Grandes Misterios tienen por dominio el conocimiento metafísico, son los más elevados y acercan al iniciado a las verdades ocultas de la divinidad. Para caracterizar estos dos términos, se puede aplicar un simbolismo geométrico, en la primera se puede hablar de una realización horizontal, representada simbólicamente y correspondiente al dominio humano, esta sirve de base a la segunda, la realización vertical descrita como una ascensión a los cielos, es una realización suprahumana que se identifica con los estados superiores.
Todos los filósofos que han ilustrado la antigüedad, fueron discípulos de la iniciación, siendo el progreso y la fundación de los misterios en aquellos tiempos los que permitieron a los hombres liberarse del caos de las supersticiones. Solo los Misterios pudieron liberar al hombre de la barbarie. De ellos se derivan su doctrina Confucio, Zoroastro y Hermes.
Tales eran las características de los Misterios Antiguos que fragmentos de ellos han llegado a la moderna Francmasonería. Estas influencias las encontramos en los diferentes Ritos de la Orden. Los más importantes fueron los de Osiris en Egipto, los de Mithra en Persia, los de Adonis en Siria, los de Dionisio y Eleusis en Grecia, los Druidicos entre los Celtas. En todos los misterios se encuentra un factor común indicando un mismo origen, las ceremonias de iniciación eran todas de carácter fúnebre, eran del tipo de una muerte y resurrección místicas que aludían a un personaje heroico o de un semidiós. En todos se instruía en la subordinación de los grados y el candidato se sujetaba a pruebas, físicas y de conocimientos, las pruebas se celebraban en la oscuridad de la noche, el aspirante debía ser probado y enteramente purificado para poder alcanzar la sabiduría y la luz. El carácter esotérico de los misterios quedaba preservado por medio de los mandatos y juramentos de discreción, y cuya violación era castigada con la muerte. En la fábula de Osiris, Isis encontró sobre la tumba del cuerpo de su esposo Osiris, un árbol frondoso de Acacia, este concepto fue tomado por los Judíos pues José y Moisés fueron iniciados egipcios, y lo transformaron en la leyenda de Hiran, de allí el simbolismo de la muerte y resurrección del iniciado, el simbolismo de la rama de acacia, de la transmutación del compañero cuando es simbólicamente asesinado y resucita posteriormente. En los misterios de Mithra Zoroastro recluía a los iniciados en lúgubres cavernas, ceremonia que fue adoptada por casi todos los Misterios y paso la francmasonería en la forma del Cuarto de Reflexiones. La iniciación Eleusiana exigía al aspirante permanecer estacionario por diferentes intervalos de tiempo, de allí las edades de la masonería. En los misterios de la India el candidato hacía tres viajes, describiendo un circulo que se detenía en el sur, la masonería simbólica ha conservado estos viajes. Los Essenios exigían a los aspirantes a ingresar en la Orden a desprenderse de todas sus riquezas.
Considero que a los fines y metas de nuestro Rito, los símbolos son de gran trascendencia para el conocimiento Masónico, debiendo de trabajar en sus internados misterios, en búsqueda de la Luz en cada uno de nosotros y posteriormente en los que nos rodean, proclamando la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Quiero terminar este trabajo proclamando que " Cualquier día es bueno para arreglar las cosas, incluso nuestra vida ". Mirad cuan bueno y cuan delicioso es, habitar los hermanos juntos en armonía...
A.·. M.·. EMM
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