domingo, febrero 13, 2005

La Gran Legión del Aguila Negra

Orlando Rodríguez Núñez.

ANTECEDENTES

Antes del Renacimiento, Europa era una amalgama de corrientes sociales oscurantistas, inmersa en indefiniciones ideológicas, con un régimen feudal asfixiante y un control teológico-monárquico que impedía la manifestación y el desarrollo plenos de la sociedad.

El descubrimiento de un nuevo continente y su convergencia en tiempo con el Renacimiento italiano, fueron el detonante provocador de un cambio en las concepciones científicas de la época, de una redefinición de los esquemas socio-económicos, y marcaron un rumbo diferente al desarrollo de los pueblos viejos y nuevos.

En este rumbo las estructuras sociales tuvieron que redefinirse, las agrupaciones e instituciones que en esa época compartían los espacios de participación o las que influían en los ritmos sociales, tuvieron que modificar sus estructuras, sus métodos, sus orientaciones y sus prácticas como un imperativo de supervivencia.

Todo cambió, todo se modificó, todo pareció avanzar a un nuevo y acelerado ritmo, sin embargo, algunas agrupaciones quedaron estáticas, al menos en su forma. Una de ellas fue la Institución Masónica, derivación de las grandes sociedades iniciáticas que parten del milenario Egipto.

Esta institución, por sus características que respondían al nuevo ambiente se ramificó por toda Europa y se mimetizó con las más variadas vertientes sociales. Adecuó sus prácticas externas a las condiciones y circunstancias de la época, no así su organización y sus prácticas internas, éstas, continúan inmutables.

El auge colonizador de las potencias imperialistas, en su práctica expansionista trasplantó a sus colonias, además de sus hábitos culturales, sus formas de organización social y política, entre éstas, la organización masónica que en México adquirió perfiles propios.

Para entender el caso masónico de México es importante comentar dos vertientes masónicas importadas: la italiana y la inglesa. Ambas estructuradas a partir de las formas de organización y prácticas de los gremios medievales, las cofradías, y las órdenes tanto monásticas como caballerescas, pero, con un carácter especulativo.

La masonería italiana, fundada por Leonardo Da Vinci, sistematizó y dio orden a las organizaciones de la época renacentista a través de la Academia de Arquitectura de Milán. Esta, recibió en su seno a lo mejor del pensamiento Florentino comprometido con la ciencia y las artes, en franca y abierta oposición al determinismo teológico imperante.

En tanto la masonería inglesa fue organizada por el clérigo James Anderson, quien la sistematizó y dio orden con ella a los Clubes de las Tabernas -200 años después que Leonardo - compuestos por la burguesía emergente en los albores de la Revolución Industrial. Esta clase media, a través de las logias, se mimetizó con la monarquía, el clero y la nobleza inglesas.

LA GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA

Durante la Colonia, como producto de la transculturación, algunas de las prácticas sociales y religiosas de los habitantes de la Nueva España se transformaron por sincretismo, muchas se perdieron y otras se mantuvieron en la clandestinidad.

Los símbolos, imágenes y valores, principalmente cristianos, desplazaron a los prehispánicos. En 300 años de dominación española las religiones, creencias y ritos de los naturales fueron relegados, diluidos o transformados, fueron proscritos y sus practicantes perseguidos.

En este lapso y en busca de espacios seguros de organización y participación, los mexicanos encontraron formas de manifestarse y actuar, principalmente en contra del clero prepotente y asfixiante, y de los españoles que controlaban, entre ambos, el poder en todas sus manifestaciones.

En la primera etapa de la Colonia, la de la conquista espiritual, además de las expresiones de repudio al conquistador armado, expresadas en forma violenta y reprimidas de igual modo, se dieron también expresiones de rechazo a las prácticas religiosas que los frailes españoles imponían en forma no menos violenta.

Los naturales de la Nueva España buscaron y encontraron en las organizaciones que tenían como características la disciplina, el secreto y la clandestinidad, un vehículo efectivo de participación, aunque en forma tardía (1806, poco antes y después de la independencia). La más importante de estas agrupaciones fue la masonería, quizás la más influyente de todas durante casi todo el siglo XIX en México.

Pero, la masonería que llegó seguramente en forma subrepticia y se implantó en México no fue parecida en el fondo a la que se practicaba en Europa o en los Estados Unidos de América en ese tiempo -ahora tampoco-, las condiciones sociales, políticas y aún geográficas, modificaron sustancialmente su filosofía, sus fines y sus prácticas. Aunque en un principio se impregnó de un sincretismo religioso, su praxis posterior adquirió un hondo sentido socio-político. Esta última característica es la que conserva, con ligeras variantes, hasta el presente.

El año de 1806 es el que se da por los historiadores masónicos como el de la fundación de la primera logia masónica en México, sin embargo, hay evidencia bibliográfica de actividad masónica organizada desde 1791.

Las logias masónicas de esos años fueron todas del Rito Escocés que es la derivación inglesa. A ellas se afiliaron personalidades como el cura Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, el Corregidor Miguel Domínguez, los licenciados Zárate y Verdad, así como otros miembros del Ayuntamiento de México y funcionarios importantes de la administración pública.

Los trabajos logiales de entonces, por las condiciones socio-políticas imperantes, giraron en torno a la independencia del país, motivados por la inestabilidad política española propiciada por la ocupación napoleónica.

La tendencia inicial de los fundadores de la masonería mexicana fue "liberal". Así convenía a los intereses de los españoles, criollos y algunos mexicanos de familias "españolizadas" que habían sido admitidos como masones y que veían en la independencia la oportunidad de apropiarse de los espacios de poder.

Contra la prohibición que establecen los estatutos masónicos universales del Rito Escocés de no promover en logia cuestiones políticas y religiosas, esta masonería, merced a su influencia que iba en ascenso, fijó un programa político y de reformas al clero, que detentaba, además de la exclusividad ultraterrena, los poderes político, económico y social.

Así, con esta tendencia, se extendió la masonería hasta 1821, año de la consumación de la independencia.

Después de ésta, se crearon logias en todo el territorio mexicano e influyeron en las Juntas Gubernativas, en el efímero imperio iturbidista y en el Congreso Constituyente de 1824, merced a lo cual pudieron crearle al nuevo Estado que recién nacía, el perfil republicano, representativo y federal.

Convertidas las logias en centros de reunión para tratar asuntos públicos y crear planes políticos olvidando su origen y preceptos, los masones mexicanos comandados por Don Nicolás Bravo formaron logias exclusivamente con mexicanos. Así, se originaron los bandos políticos mexicanos, los partidos Escocés y el del Progreso.

Consumada la independencia y superada la etapa del imperio efímero de Iturbide, las logias "escocesas" de mexicanos lograron en las elecciones de 1824 una mayoría pronunciada que llevó a la presidencia de la República a Don Guadalupe Victoria. Las logias "escocesas" de españoles, apoyadas por el clero que pretendía regresar al estado de cosas imperante antes de 1821, sufrieron su primera derrota electoral en el México Independiente.

Por esos años, en 1825, era Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos en México Mr. Joel R. Poinsett, a quien se dirige un grupo de masones encabezados por Don José María Alpuche e Infante -oriundo de Yucatán y condiscípulo, entre otros destacados yucatecos, de Lorenzo de Zavala en el Seminario Conciliar de San Ildefonso en Mérida-, entonces cura de una parroquia de Tabasco; Don Ignacio Esteva, Ministro de Hacienda en el gabinete de Guadalupe Victoria; Don Miguel Ramos Arizpe, Canónigo de la Catedral de Puebla y Oficial Mayor del Ministerio de Justicia y el mismo Presidente Victoria quien entraba en el proyecto, para solicitarle su intermediación y fundar en México el Rito Masónico de York, adaptación norteamericana del Rito Escocés. Poinsett accede, y por su conducto, la Gran Logia de Nueva York otorga Carta Patente a este grupo de mexicanos.

El primer Gran Maestro de este rito en México fue Don Ignacio Esteva, y las cabezas visibles por su influencia y prestigio fueron Don Vicente Guerrero y Don Lorenzo de Zavala.

(Al respecto de la introducción del Rito de York en México, hay otra versión que atribuye a Poinsett la paternidad de éste en México como parte de su estrategia diplomática de anexión de Texas a los Estados Unidos y que, valiéndose de su habilidad y ascendencia sobre algunos políticos mexicanos, indujo la creación.)

La presión de los grupos políticos a través de las logias masónicas pronto rebasó la capacidad de respuesta del Presidente Victoria quien, además de luchar contra los grupos internos y sus intereses, debía atender los asuntos propios de su alta investidura y las presiones de las potencias colonialistas que trataban de aprovechar la oportunidad de apropiarse de lo que España perdía.

En el mismo año de 1825, el 22 de agosto, un grupo integrado por masones escoceses y yorkinos fundaron el Rito Nacional Mexicano, con características propias, con elementos sincréticos de la cultura nacional y a favor de los intereses mexicanos.

De esta manera, con el advenimiento de un nuevo grupo, se conformó el espacio político mexicano entre: "escoceses" protegiendo los intereses ingleses; "yorkinos" protegiendo los intereses norteamericanos, y "mexicanos" protegiendo los intereses nacionales.

Pero España no terminaba de entender que la independencia de la otrora Nueva España era un hecho consumado. Nunca dejó de propiciar -al menos en los primeros años de la independencia- movimientos de reconquista, aun cuando la situación en la península ibérica era compleja.

A partir de la consumación del movimiento armado de independencia, se generó un movimiento xenofóbico muy agudo contra los españoles, propiciado por las diversas fuerzas políticas en pugna.

Había también, por parte de los españoles radicados en México, un clima de incertidumbre, de temor y de animadversión hacia el régimen del Presidente Victoria quien, ante la bancarrota del erario, recurrió a medidas drásticas con respecto a los bienes y capitales de los peninsulares, ya sea expropiando, ya sea incautando o pidiendo prestado sin esperanzas de devolución.

Una respuesta a estas medidas fue la conspiración del padre Arenas (Joaquín Arenas, Español, regular de la Orden Dieguina) quien en 1827, en enero, y bajo el lema de "¡Viva españa, viva la Religión de Jesús Cristo!", encabezó sin éxito una revuelta tendiente a restaurar la soberanía española sobre la Nueva España.

Los lemas, las consignas, las características de los grupos y sus dirigentes, y la participación de los clérigos criollos y españoles, apuntaban hacia la conservación de fueros y privilegios, del "statu quo" que tanto añoraban y que la masonería en general combatía.

Por su parte los mexicanos creaban sus estructuras y grupos para oponer a sus enemigos naturales, uno de ellos, además de los masónicos fue la GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA.

Al respecto de esta agrupación, Poinsett informó así a su gobierno: "...los miembros dirigentes del partido Yorkino estaban por organizar una sociedad secreta siguiendo los lineamientos del Plan de los Carbonari de Italia, Plan que les fue dado por algunos inmigrantes que están aquí"

Esta afirmación de Poinsett a su gobierno era parte de su estrategia para crear un ambiente adverso hacia México en los Estados Unidos que beneficiara sus verdaderos motivos diplomáticos de anexión de Texas. Además, como prominente Yorkino, culpaba a los "escoceses" de la conspiración del padre Arenas y de otros movimientos de desestabilización.

Continúa Poinsett : "...esta forma de organización estaba peculiarmente bien adaptada para atraer a la gente común de México". Lo anterior lo escribió en 1826 cuando la organización ya había sido integrada no por los Yorkinos como veremos más adelante, sino por el propio Presidente Victoria que a estas alturas había consolidado ya su pensamiento anticlerical y antiespañol, no podía ser de otra manera.

La habilidad de Poinsett impidió que los mexicanos se dieran cuenta de sus verdaderas intenciones expansionistas.

El panorama nacional de entonces y las características que adquirió, dejaron de manifiesto que el Presidente Victoria había perdido el control de los grupos masónicos de los cuales él también formaba parte.

Su respuesta a la situación fue la fundación de otra agrupación, una sociedad a la que llamó: LA GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA. Integrada con antiguos patriotas que lucharon por hacer la independencia de México. Su objetivo: consolidarla, frustrar los trabajos de los enemigos de ella y oponerse al avance que con ayuda del clero habían logrado los españoles.

Por su conocimiento de la estructura masónica, de su organización y de la urgente necesidad que tenía de contrarrestar los avances de los grupos que se le oponían, y de otros que ante las circunstancias promovían el descrédito de la nueva nación, encargó un proyecto de asociación a un Fraile Betlemita exclaustrado, el cubano Simón Cruz, en 1825, para que formara las bases de lo que él llamó: LA SOCIEDAD DEL AGUILA NEGRA.

Simón Cruz le dio un carácter masónico, utilizo elementos sincréticos culturales propios, llamó a sus miembros "Guadalupanos" en honor de su promotor e hizo que sus integrantes trabajaran bajo juramento para defender la independencia de México, promover la expulsión de los españoles y evitar que ocuparan algún empleo de gobierno.

Con respecto a la expulsión de los españoles, lograron tiempo después, que el Congreso integrado en su mayoría por masones expidiera una ley en este sentido.

La coincidencia de objetivos propició que se unieran los Yorkinos con "Los Guadalupanos" o sea, con la GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA.

Entre tanto, quedaba clara la unión también entre los españoles y los "escoceses".

El clero, utilizando en su provecho la fe religiosa del pueblo, propició e indujo en los grupos el enfrentamiento directo y hábilmente provocó que en sus manifestaciones públicas dieran una imagen de religiosidad que convenía a sus intereses. Así, los Yorkinos y los "Guadalupanos" organizaban procesiones a la Virgen del Rosario de Portacelli, a Santa Catarina Mártir y a la Virgen de Guadalupe. Los grupos contrarios rendían culto a Santiago de Galicia y a la Virgen del Pilar de Zaragoza.

Ya hemos dicho que Simón Cruz dio a la organización un carácter masónico. Sus palabras de reconocimiento fueron: Degüello General. Ningún Europeo Ni Persona Blanca Que No Nos Pertenezca Viva. Religión Natural Se Adopta. Ridiculizar Al Clero Por Los Diezmos, Hasta Desmoralizar A Los Pueblos Y Destruir La Teología Católica. Los Indios Vivan. Estas palabras se exponían por las iniciales utilizando el clásico tripunteado de la masonería:

D.´.G.´.N.´.E.´.N.´.P.´.B.´.Q.´.N.´.N.´.P.´.V.´.R.´.N.´.S.´.A.´.R.´.A.´.C.´.P.´.L.´.D.´.H .´.D.´.A.´.L.´.P.´.Y.´.D.´.L.´.T.´.C.´.L.´.I.´.V.´.

Los miembros de La Gran Legión eran llamados "indios" y no hermanos como en la masonería. Solamente se admitía a las personas que juraban defender la independencia y se comprometían a expulsar del país a los españoles confiscándoles sus bienes.

Formaron cinco logias: Tolerancia Religiosa, Rosa Mexicana, Independencia Mexicana, Federalista y Luz Mexicana.

Los Varones Fuertes (equivalentes a los Venerables Maestros de la masonería) fueron: José María Alpuche e Infante, Vicente Guerrero, Lorenzo de Zavala, Felix Aburto y Agustín Viesca. El Gran Maestro fue Ignacio Esteva, Ministro de Hacienda del Presidente Victoria. Estos grupos se convirtieron posteriormente en Yorkinos y simpatizantes de Nicolás Bravo, líder de los "escoceses" mexicanos. Al final, van a enfrentarse a Guadalupe Victoria y promover a la Presidencia de la República a Esteva y posteriormente a Guerrero, cosas que consiguen.

Todo lo anterior se complicó con la aparición de otros grupos que incrementaron las tensiones y el caos propios de una república recién independizada y sin experiencia republicana. Algunos de estos grupos fueron: "Los Novenarios", "Los Masones Federalistas", "Los Anfictiones" o "Anfitriones ", y varios grupos eclesiásticos y pararreligiosos.

La Sociedad de "Los Guadalupes", fue otra de las agrupaciones de gran arraigo e influencia en México producto del juego de pasiones e intereses. Fundada casi simultáneamente con el inicio de la guerra de independencia y difundida desde Chihuahua hasta Chiapas, contaba en su seno con casi toda la fuerza política y social, así como las simpatías de las clases populares de México quienes, a través de ella y con suma discreción se manifestaban. Esta sociedad cuya fundación se atribuye a López Rayón, fue el antecedente inmediato de las agrupaciones que este trabajo trata.

Ante la situación, la Cámara de Diputados compuesta en su mayoría por "escoceses" fieles al Presidente Victoria, quien a estas alturas ya había perdido el control político de la nación, se hizo eco del "Plan de Otumba" resultado del pronunciamiento del Teniente Coronel Manuel Montaño (23 de diciembre de 1827) y expidió una ley el 25 de octubre de 1828 en la cual se consignaba la abolición de las sociedades secretas.

En esta fecha desapareció la GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA.

El fraile cubano Simón Cruz fue desterrado a Yucatán donde falleció.

COMENTARIOS


Lo anterior confirma que en México, a diferencia de Europa y los Estados Unidos, las sociedades masónicas adquirieron un perfil socio - político que la época y las circunstancias demandaron. Fueron, a decir de Jesús Reyes Heroles, en su Historia del Liberalismo Mexicano: partidos políticos embrionarios.

A pesar de la ley citada líneas arriba, al menos, el Rito Nacional Mexicano continuó trabajando aun a costa de persecuciones y anatemas, recibió en su seno fraternal a los masones de los otros Ritos.

Así, la historia recoge a los grupos masónicos como: "Las sociedades que consolidaron la República a través de su organización y sus prácticas. Sociedades que desde siempre contaron en sus filas con los mejores hombres, que marcaron con la escuadra y el compás la Independencia, la Reforma y la Revolución "

A fines del siglo XIX y principios del XX, la masonería escocesa se reagrupó y junto con el Rito Nacional Mexicano, continúan siendo agrupaciones vigentes y actuantes en México hasta la fecha.

En síntesis, LA GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA, aunque efímera, es una muestra de los caminos que los pueblos ensayan en búsqueda de su personalidad.

BIBLIOGRAFIA y NOTAS

-Mateos. José María .- HISTORIA DE LA MASONERIA EN MEXICO.DESDE 1806 HASTA 1884 México 1884.

-ENCICLOPEDIA DE MÉXICO .- Tomo VIII -( pp 651 )

-Fuentes Mares. José .- POINSETT,HISTORIA DE UNA GRAN INTRIGA. Ed. Océano .- México 1982 .- (pp. 99)

-Sims. Harold .- LA RECONQUISTA DE MEXICO .- Edit. F. C. E. .- México 1984 ( pp. 44)

-LA ENCICLOPEDIA DE MÉXICO consigna Simón de Chávez ( Tomo VIII pp. 327) en tanto Mateos señala Simón Cruz. También consigna La GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA y Mateos la SOCIEDAD DEL AGUILA NEGRA . La GRAN LEGION DEL AGUILA NEGRA es la denominación correcta.

-LA ENCICLOPEDIA DE MÉXICO da como fecha de fundación de la Gran Legión del Aguila Negra el año de 1823. En ese año Guadalupe Victoria no era Presidente de México ni se había fundado el Rito Yorkino, la fecha es 1825.

-El Plan de Otumba pedía también la expulsión del Ministro Norteamericano Poinsett.

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