jueves, julio 02, 2009

ENSEÑANZA PARALELA INTERIOR O ESOTÉRICA

Pinar del Río, Cuba.

Gran Logia de Cuba de A.·.L.·.y A.·.M.·.

Los antiguos masones conocieron, además del aspecto exterior o formal de la masonería y de las prácticas sagradas, una enseñanza paralela interior o esotérica que se daba únicamente a los que se reputaban moral y espiritualmente merecedores y maduros para recibirla.

El aspecto esotérico de la Masonería -conocida exotéricamente por los profanos- lo suministraban especialmente los llamados Misterios (palabra derivada de "mysto", término que se aplicaba a los

neófitos, y que significa etimológicamente reservado o secreto, refiriéndose evidentemente a la obligación de ocultarlo, sellada por juramento, que se le pedía a todo adepto), de los cuales la Masonería esotérica puede considerarse como legataria y continuadora, por medio de las corporaciones de Constructores y otras agrupaciones místicas que nos transmitieron su Doctrina.

Esta Doctrina Interior -esotérica y oculta- es esencialmente iniciática, por cuanto se alcanzará únicamente por medio de la iniciación, es decir ingresando a un particular estado de conciencia (o punto de vista interior), pues sólo mediante él puede ser entendida, reconocida y realizada.

La Doctrina Interior ha sido siempre y sigue siendo la misma para todos los pueblos y en todos los tiempos. En otras palabras, mientras para los profanos (los que se quedan delante o fuera del Templo, es decir sujetos a la apariencia puramente exterior de las cosas) ha habido y hay diferentes religiones y enseñanzas, en aparente contraste las unas con las otras, para los iniciados no ha habido ni hay más que una sola y única Doctrina, Deísta Enseñanza: la Doctrina Madre Ecléctica o Religión Universal de la Verdad, que es Ciencia y Filosofía, al mismo tiempo que Religión.

De esta enseñanza iniciática, esotérica y universal, común a todos los pueblos, las razas y los tiempos, las diferentes religiones y las distintas escuelas han constituido y constituyen un aspecto exterior más o menos imperfecto e incompleto. Y las luchas religiosas siempre han caracterizado aquellos períodos en los cuales por la inmensa mayoría de sus dirigentes, fue perdida de vista aquella esencia interior que constituye el Espíritu de la religión, comprendiéndose únicamente el aspecto profano o exterior.

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ARMONÍA EN EL TEMPLO

Gentileza de M. GUTIÉRREZ S.  M.: M.:

R:. L:. Diego de Ordaz Nº 175. Or.: de Puerto Ordaz , Venezuela.

Mediante la Teoría Ondulatoria el Hombre ha conseguido la comprensión, el conocimiento y hasta el dominio de diversos fenómenos físicos que ocurren en la naturaleza. En esta Teoría se expresa que esos fenómenos son vibraciones, es decir corpúsculos que se mueven con un movimiento periódico que posee una determinada longitud de onda (o camino que recorren alternativamente), una cierta frecuencia (o número de ciclos por segundo), y una característica amplitud (que cuantifica su intensidad).

El sonido se considera una vibración  y el desarrollo de la acústica (o conocimiento y técnica del sonido) ha sido tan grande que prácticamente se puede decir que nada le queda por conocer. Además su máxima manifestación, la Música, se ha convertido en un verdadero arte, para goce y disfrute de la especie humana.

La luz se considera también un fenómeno vibratorio; y aunque esta teoría no se ajusta totalmente a lo que ocurre en los diversos fenómenos lumínicos, los éxitos obtenidos en la descomposición de la luz en sus diversos colores componentes le han dado la categoría de práctica hipótesis explicatorio de uso temporal. Además el cromatismo unido al dominio de las formas y de las proporciones ha permitido el desarrollo del arte de la Pintura; para satisfacción de la raza humana.

La parapsicología ha utilizado la Teoría Ondulatoria para expresar que los sentimientos, los pensamientos y al fin la Vida misma sólo son fenómenos vibratorios. Gran parte del progreso alcanzado por esta forma de estudio (la parapsicología) se ha debido a que, en realidad, estos fenómenos en algunas circunstancias se rigen por las leyes enunciadas por la Teoría Ondulatoria.

Según esta Teoría cuando dos o más cuerpos vibran simultáneamente se pueden producir las siguientes combinaciones:

a.‑ RESONANCIA.‑ En estos cases las vibrations de los cuerpos son mutuamente aumentadas entre sí; llegando al caso extremo en el cual un cuerpo que no está vibrando es inducido a hacerlo porque otro lo hace con la misma frecuencia que él vibraría. Ejemplo de esto se puede observar cuando se toca un diapasón frente a un piano, inmediatamente comienza  a vibrar aquella cuerda que emite un sonido de una frecuencia igual a la que emite el diapasón.

b.‑ ANULACIÓN.‑ En estos cases especiales las vibrations de los cuerpos son mutuamente disminuidas hasta llegar a la detención de los movimientos, y cese de las vibrations.

c.‑ INTERFERENCIA.‑ Este es el caso más general; aquí las vibrations de todos los cuerpos que participan son mutuamente influenciadas hasta obtener una vibración única resultante. Esta vibración resultante puede ser armónica o agradable, cuando entre las vibrations que emiten los cuerpos que participan existen afinidades, que se expresan  por relaciones matemáticas simples entre sus distintas frecuencias. Es inarmónico o desagradable cuando entre las vibrations que emiten los cuerpos que participan no  existen afinidades.

Estos conceptos simples de Teoría Ondulatoria tratemos de aplicarlo a lo que ocurre en el Templo masónico cuando se realiza una Tenida. Debemos tener presente que según ella las personas emiten vibrations a través de sus pensamientos, sentimientos y acciones; además el Templo mismo es un gran emisor de ondas. En estas circunstancias se puede producir una tremenda armonía cuando todas las vibrations emitidas coinciden, es decir poseen una longitud de onda y una frecuencia que corresponde al espíritu masónico; y ojalá que sean emitidas con la mayor intensidad posible.

Sin embargo, estas condiciones óptimas son difíciles de conseguir en la práctica porque suelen presentarse una, varias o todas las situaciones que a continuación se señalan:

-       DECORACIÓN DEL TEMPLO. Es evidente que el principal centro emisor de ondas, el Templo, no vibrará con sentimiento masónico si está decorado con elementos profanos que no corresponden al Simbolismo Masónico. Por muy bonito, o de gran importancia histórica profana que sea el motivo de la decoración, si no corresponde al Simbolismo Masónico no debe encontrarse en el templo. Debemos recordar, además, que la principal lección de Simbolismo Masónico para el grado de Aprendiz, es interpretar los diversos elementos que decoran un Templo; así que intercalar en él un elemento profano es entorpecerle el aprendizaje del Simbolismo creándole confusión mental.

-       CUMPLIMIENTO DEL RITUAL. Se creará una tremenda resonancia armónica cuando cada Q:. H:. ejecute en forma correcta y en el instante adecuado la parte que le corresponde dentro de los Rituales; ya que en esos momentos existe una gran coincidencia de pensamientos y por consiguiente una gran emisión de ondas mentales simultáneas. Por otra parte se crea una interferencia inarmónica cuando, por tratar de ayudar a un miembro de la oficialidad que no ha hecho lo que el Ritual le exige, un Q:. H:. ejecuta un acto que no le corresponde. (ejemplo: adornar el Ara). Sobre esto, se estima preferible en esas circunstancias detener el Ritual hasta que el miembro de la oficialidad realice lo que le corresponda, o hasta que el V:. M:. le solicite que lo ejecute. De esta manera se produce una "detención", no una interferencia; además la enseñanza que recibe el Q:. H:. olvidadizo es superior a la otra, y muchas veces le crea un recuerdo inolvidable.

-       USO DEL MANDIL. El Mandil es el elemento que más diferencia las labores profanas de las masónicas hasta el punto que estas últimas no pueden realizarse sin él y su uso es obligatorio para poder ingresar al Templo. Además, cada grado posee un tipo Mandil específico con un tremendo significado simbólico para las enseñanzas de ese grado. De acuerdo con ello todo Q:. H:. que durante una tenida no utilice el Mandil que le corresponde según el grado que posee en la Masonería Simbólica está en desarmonía masónica, y se transforma en un centro emisor de ondas que interferirán el espíritu masónico que debe imperar en la tenida. Además con esta acción pierde toda autoridad moral para poder explicar, y enseñar, el simbolismo que contiene el mandil de cada grado.

Debemos señalar que en la Masonería Simbólica se deben utilizar solamente los mandiles del Simbolismo; para la Capitular, los correspondientes al Capítulo; y así sucesivamente.

-       UBICACIÓN EN EL TEMPLO. Durante una Tenida cada Q:. H:. tiene que ocupar una determinada ubicación en el Templo, que está definida, ya sea por el cargo que ocupa en la Oficialidad o por el Grado Masónico que posee. El Simbolismo Masónico hace frecuentemente alusión a esto y expresa: "La Columna de Maestro", "La Columna Norte", "La Columna de Compañeros", etc. Además lo relaciona, fuertemente, con los importantes conceptos de "Rayos Solares" y " Luz". No ubicarse en el Templo en el lugar que le corresponde significa negar una gran fuente de simbolismo, y por esta acción, emitir ondas que están en desarmonía con el espíritu masónico.

-       ACTITUD MENTAL. Se producirá armonía entre los concurrentes a una Tenida cuando todos ellos estén mentalmente inspirados en los mismos ideales masónicos; es decir en el deseo de autoperfeccionamiento y en la creencia en un ideal superior. Y si existe coincidencia plena se producirá una gran resonancia con tremendas ventajas para todos los presentes. Por otra parte, si algún Q:. H:. no ha podido olvidar sus problemas profanos y se mantiene pensando en ellos y no en los ideales masónicos, emitirá ondas que producirán grandes interferencias que pueden llegar hasta anular los pensamientos e ideales de los otros presentes. En relación a esto podemos expresar que la finalidad del Ritual de Apertura es facilitar la transición mental desde el ambiente profano a uno masónico; para ello cada uno de los concurrentes debe impregnarse del esoterismo que emana de ese Ritual.

-       CONVERSACIONES ANÁRQUICAS. Uno de los rasgos característicos del comportamiento masónico, ya sea dentro del Templo o en el mundo profano, debe ser la forma en que se utiliza "La Palabra" y el método con que ocupa "El Silencio". Para conseguirlo, en todas y cada una de las Tenidas, tanto el V:. M:. nos lo recuerda en el Ritual de Apertura, como el desarrollo mismo de la Tenida nos lo enseña. Además toda Tenida Masónica debe desarrollarse según un rígido procedimiento. Así que una de las más grandes fallas de desarmonía que puede producirse en un Templo, se origina cuando dos QQ:. HH:. conversan anárquicamente entre sí, desligándose del desarrollo de la Tenida.

-       GRADO DE LA TENIDA. Lo que más caracteriza al método de enseñanza masónica es ser gradual; significando con esto que cada grado tiene una materia específica que tratar;  por lo tanto todo Q:. H:. debe saber tanto, y nada más que, lo que corresponde a su grado, como a todos los otros grados inferiores al que posee. Además, y en complementación de lo anterior, en el Templo sólo se permite la presencia de QQ:. HH:. que poseen un grado igual o superior al que tiene la Tenida que se celebra. Por consiguiente, produce una gran desarmonía masónica conversar en una Tenida de temas o materias que correspondan a grados superiores. Por otra parte el hecho de hacer alusión a grados superiores muchas veces despierta prematuros apetitos de adquisición de grados, que por ser prematuros son inmerecidos, y por consiguiente no deben satisfacerse.

-       INGRESO TARDÍO. Genera una gran interferencia y produce una gran desarmonía, el hecho que ingrese a una Tenida un Q:. H:. después de haber comenzado la Tenida especialmente cuando el ingreso se hace "con ceremonia", o demasiado profanamente. En realidad "corta" la Tenida y rebaja el sentimiento masónico que estaba ya creado.         Se  puede expresar que el obsequio que trae a la Tenida un Q:. H:. que ingresa tardíamente a ella es semejante a una caja de Pandora. Por otra parte debemos recalcar que según el mismo ritual de las Tenidas sólo se permite el ingreso a ella, después de haber iniciado, en ciertos instantes bien determinados (al terminar de leer el Trau, antes de circular el Sa, de Pro )

Estas son las circunstancias que más corrientemente ocurren y que producen que rebajen el espíritu de armonía masónica que debe imperar en toda Tenida.  Sin embargo, y para finalizar, se ha dejado lo más importante:

“NO PODRÁ EXISTIR JAMÁS ARMONÍA MASÓNICA EN UNA TENIDA  SI NO EXISTE EN TODOS Y CADA UNO DE LOS QQ:. HH:. UN VERDADERO AMOR FRATERNAL HACIA TODOS LOS DEMÁS QQ:. HH:..  ADEMÁS QUE CADA UNO DE ELLOS DEBEN ESTAR INSPIRADOS EN LOS IDEALES DE AUTOSUPERACION Y PERFECCIONAMIENTO, BASADOS EN LOS PRINCIPIOS DE  TOLERANCIA, LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD.“

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miércoles, julio 01, 2009

LEOPOLDO LUGONES: SU BIOGRAFIA DESCONOCIDA

Por Antonio Las Heras(*)

Admitido como uno de los grandes poetas del mundo hispano parlante, elogiado por Jorge Luis Borges y llamado por Rubén Darío "la nota más vibrante de la poesía argentina", Leopoldo Lugones es una figura de la literatura argentina sobre quien mucho se ha dicho y polemizado. Empero, hay un Lugones secreto y desconocido que es al que aquí queremos referirnos.

Pocos conocen que el autor de La Guerra Gaucha mostró gran interés por el espiritismo, el esoterismo, la radiestesia, la quirología, la homeopatía, y la incipiente parapsicologí a, también conocida entonces como metapsíquica. Fruto de ello fue su libro Las Fuerzas Extrañas (1906), conjunto de escritos entre el cuento y el ensayo donde se centra en lo fantástico, lo oculto, lo misterioso.

Fue seguidor de la teosofía creada por Elena Petrovna Blavatsky, que llevó desde la India hasta Londres a Jiddú Krishnamurti, atribuyéndole dotes de mesías. Al respecto, Ricardo Piglia afirma que el espiritismo fue la única visión del mundo a la que Lugones fue siempre fiel.

El mundo de lo iniciático; esto es de la tradición hermética que aspira a que el hombre obtenga los beneficios perdidos tras la Caída pero que le fueron comunes en los tiempos primordiales, fue otro de sus temas de interés.

"Entre los modernistas hispánicos, Rubén Darío aparte, es Leopoldo Lugones -explica Ricardo Guillén- quien más notable inspiración órfica acusa en su obra, especialmente en sus cuentos, donde la idea de que en todo lo existente -mineral, árbol, bestia...- late una fuerza que puede llamarse espiritual, da lugar a páginas notables. La convicción de que las cosas tienen alma, pues, y viven, y hasta matan (como mostró Darío alguna vez) es lo que permitió históricamente hechizos y conjuros, fetiches y amuletos. Idea órfica que empalma con la magia e incita a comunicar con los objetos, es decir con el espíritu que los habita, y esto tanto más cuanto se suponga, como Nerval suponía, que en las cosas hay una postulación hacia el reconocimiento, un deseo de ser reconocidas («Un mystère d'amour dans le métal repose»), una palabra que espera ser oída y podrá serlo cuando hacia ella se oriente una inquietud paralela".

Einstein y los masones

En 1925, Albert Einstein visita la Argentina; uno de quienes estará todo el tiempo a su lado es, precisamente, Leopoldo Lugones. El autor de Lunario Sentimental era el delegado argentino ante la Comisión de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones (organismo anterior a las Naciones Unidas) presidida por el notable filósofo francés Henri Bergson. Einstein también formaba parte. Lugones, aprovechando esa personal relación con el físico, lo invitó a nuestro país.

Entusiasmado con los resultados de la visita, el autor de Romances del Río Seco, advirtiendo los sucesos que estaban aconteciendo en Alemania, lanza un llamado para recaudar fondos y radicar al notable físico en nuestro país.

Las complejidades de la física teórica no eran ajenas al poeta. "En 1920 el Centro de Estudiantes de Ingeniería de la UBA -escriben Miguel de Asúa y Diego Hurtado de Mendoza- invitó a este famoso escritor y personaje público a dictar una conferencia, la cual fue luego publicada como El tamaño del espacio. Ensayo de psicología matemática (Buenos Aires, El Ateneo, 1921), dedicada al Ing. Georges Duclout. Este trabajo es, en esencia, una larga discusión sobre el origen de los conceptos matemáticos. Lugones critica allí las posturas que considerarían válidos sólo aquellos conceptos geométricos que pueden ser 'intuidos' -visualizados por la imaginación- y defiende una posición según la cual, en el caso de las nociones geométricas, el único criterio de validez es el puramente racional. Para discutir esta cuestión el autor utiliza como principal ejemplo el de la teoría de la relatividad" .

En 1935 escribe el prólogo al libro La mentira más grande de la historia: los protocolos de los sabios de Sion, de Benjamín W. Segel (Ediciones DAIA., Buenos Aires 1936). La obra denuncia como falsificación a este escrito antisemita conocido como Los Protocolos de los Sabios de Sion.

El autor de Cuentos Fatales tuvo intensa actividad masónica. Fue iniciado en la Masonería Argentina el 13 de noviembre de 1899 en la Logia Libertad Rivadavia Nº 51. Obtuvo el grado de maestro el 10 de abril de 1900. El 1 de octubre de 1902 se incorporó a la Logia Confraternidad Argentina Nº 2. De 1905 a 1906 fue Gran Primer Vigilante; esto es, vicepresidente segundo de la Orden. De 1906 a 1907 fue Pro Gran Maestre. A partir del 8 de marzo de 1906 formó parte -en calidad de miembro activo- del Supremo Consejo del Grado 33 para la República Argentina. Tras el derrocamiento (apoyado por Lugones) de Hipólito Yrigoyen, quien también era Hermano Masón, el escritor se alejó de la Orden.

El 18 de febrero del año pasado se cumplieron 60 años de su suicidio. Durante décadas, su féretro permaneció en una tumba del cementerio de la Recoleta sin placa ni identificació n alguna, tal como él lo había solicitado. Sólo en 1994, por iniciativa del entonces Secretario de Cultura de la Nación, el poeta José María Castiñeira de Dios, en conjunto con la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), el catafalco fue retirado del anónimo reposo y llevado a Villa de María de Río Seco, su ciudad natal, en la provincia de Córdoba.

Diario LA GACETA - San Miguel de Tucumán

(*) Antonio Las Heras - Doctor en Psicología social (UAJFK) Escritor, consejero titular de la Fundación El Libro, ex secretario general de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).

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MASONERÍA: HERMOSO SISTEMA O CIENCIA MORAL

CARLOS MANUEL VERHELST BERROCAL

 INTRODUCCIÓN:

La Masonería  es un Hermoso Sistema o Ciencia Moral, velado en alegorías e ilustrado por medio de símbolos, o lo que es lo mismo, una asociación de hombres que aspiran con ver el sol de los libres, caballeros de honor a carta cabal, que proceden de padres honrados, que buscan perfeccionarse y tratar de perfeccionar a la humanidad.  Para eso se nos ha dotado de herramientas de trabajo simbólicas para que volvamos al ADM primigenio.

La masonería proclama desde tiempos inmemoriales, la existencia de un principio Creador, que ha dado un orden matemático al universo y que se le ha dado el nombre de Grande Arquitecto Del Universo.

La masonería no impone límite alguno a la libre investigación de la verdad ya que este es uno de nuestros preceptos, para garantizar lo anterior, exige a todos y cada uno de sus miembros sin importar raza, nacionalidad, creencia tanto política como religiosa, una absoluta y verdadera tolerancia.

La masonería prohíbe en sus TTall:. Toda discusión política o religiosa y acoge a todo profano, lo único que se pide es que sea hombre libre y de buenas costumbres.

La masonería tiene por fin combatir la ignorancia bajo todas sus formas, es una escuela de regeneración, cuyo programa es el de obedecer las leyes del país, vivir con honradez y con honor, practicar la caridad en todas sus formas, amar al prójimo, ya que este es nuestro más sagrado precepto que nos marca el camino y trabajar sin descanso en bien de la humanidad.  Aquí primero tenemos que velar por nuestra familia: la gran familia masónica, que incluye a nuestras mopses, a nuestros sobrinos y sobrinas.

La masonería enseña como debe el masón dominar las pasiones, los vicios, las ambiciones, el odio, los deseos de venganza, todo esto que oprime al hombre y lo hace esclavo de sí mismo y de su prójimo.  Ese es el arte real de la verdadera cantería.

La masonería ayuda al hombre a reforzar su carácter, a mejorar su visión moral y espiritual, a ensanchar su horizonte mental y lo más importante a ser un varón de una sola mopse.

La masonería hace de un hombre bueno un hombre mejor.  Para conocerla hay que vivirla y practicar sus postulados y no convertirse ni en ratones de biblioteca ni en repetir como loros lo que otros han dicho.  La masonería es una escuela de regeneración eminentemente práctica.

La masonería perfecciona a sus miembros mediante la práctica de planchas de suficiencia y trazados de arquitectura.  Trabajos que deben ser prácticos y que sirvan a otros masones a seguir sus pisadas.

La masonería debe ser de mente abierta y lo será cuando sus miembros así lo sean.  Enseña a través de su simbolismo que la transmutación de nuestra parte carnal trae paz, libertad y por último inmortalidad.

– PUNTO DE VISTA MASÓNICO:

La masonería tiene como su emblema la libertad, la igualdad y la fraternidad.  Es discreta pero no secreta.  Emplea en sus ceremonias instrumentos, símbolos y términos tomados de la albañilería que va más allá de la construcción del Templo de Salomón.  A nuestras reuniones le damos el nombre de Tenidas y las celebramos en Templos o Talleres.  A veces se les da el nombre de Altares.  Tiene varios ritos, pero el más conocido y practicado es El Rito Escocés Antiguo y Aceptado.  A las asociaciones locales se les llama logias que son independientes unas de otras, que tienen su carta constitutiva.  Se reúnen en Logias Capitulares, Grandes Logias, que a su vez constituyen los Grandes Orientes.  En ellas los Sefaraditas miembros de La Nación Hispano Portuguesa del Caribe pudieron practicar su judaísmo sin la interferencia de la iglesia de marras, fuimos Co – fundadores y levantamos columnas a lo largo del Caribe.  Ha sido condenada por los Papas, especialmente por León XIII en su Humanus Genus y con anterioridad por Clemente XII en su In Eminenti.  Pero a nosotros ni nos quita ni nos pone, eso hace que seamos una institución bien interesante para la humanidad.  Que El Grande Arquitecto del Universo guarde y proteja a todos los FF:. MM:. A sus mopses, a sus sobrinos y a sus sobrinas donde sea que nos encontremos.

– OPINIÓN PERSONAL:

Desde el Grado de Aprendiz hasta el Grado más elevado, el de Ilustre Soberano Gran Inspector General, la masonería impone una condición, sin la cuál nada se le concede al aspirante, esta es que tenga una reputación de honor y una probidad incontestable.  La masonería no es una religión, no tiene culto, su doctrina entera se encierra en esta bella prescripción: AMA A TU PRÓJIMO.  Y es que el amor al prójimo está ligado al amor a Dios.  Según Magíster, la masonería reconoce la existencia de una Jerarquía Oculta, una Fraternidad de Sabios y Maestros, que a través de las edades se ha manifestado en las sociedades humanas.  A esta fraternidad la masonería le llama comúnmente la gran logia blanca.  Debemos a esta Jerarquía Oculta, formada por Sabios y Maestros de todas las épocas, el primitivo y continuo establecimiento de todos los Misterios y de todos los cultos, en sus formas más antiguas, así como de la institución masónica, y de todo movimiento progresista y libertador.  Elevar y libertar a las conciencias, conducir a los hombres desde las tinieblas de la ignorancia y de la ilusión a la luz de la verdad, desde el vicio a la virtud, desde la esclavitud de la materia a la libertad del espíritu, ha sido y es constantemente la finalidad de estos Seres Superiores, de estos verdaderos Maestros Desconocidos y Filósofos Incógnitos del mundo.

3. – APLICACIÓN PRÁCTICA: La masonería enseña a sus obreros a labrar la piedra, es decir ser buenos canteros, por medio de unos útiles de trabajo.  Aprendiendo a trabajar los instrumentos que nos dota la masonería, aprenderemos a vivir dentro de normas superiores, pero trabajando concientemente.  A nosotros se nos dio el libre albedrío y somos nosotros los que hemos de escoger el camino sea este bueno o malo, podemos cambiar nuestra existencia y todo lo que nos rodea.  A medida que desbastamos y cincelamos nuestra P:. B:. I:. Con los útiles de cantería que nos ha dotado la masonería, vamos ganando virtudes y vamos liberando esencia, vamos construyendo eso lo que nosotros los masones rosacruces gnósticos hemos denominado como alma, vamos moldeando en esta existencia lo que será nuestra próxima encarnación.  Las viejas faltas y caídas se convertirán en los tres, cinco y siete escalones y más de ascenso hacia una mayor perfección.

La masonería da plena libertad a sus obreros para que trabajen su P:. B:. I:. Para ansiar esa libertad como masones: debemos aprender a conocernos a nosotros mismos, a pensar como masones, a actuar como masones y a sentir como masones, para poder empezar a desbastar, cincelar, eliminar todas las impresiones que lleguen a nuestra mente y transformar nuestras energías de la generación, para llegar algún día a ser piedra cúbica en punta del edificio social que levantamos A:. L:. G:. D:. G:. A:. D:. U:.  “La masonería no cambia a la sociedad, el masón si”.

– RESUMEN:

La masonería en la actualidad es una institución liberal burguesa pero en sus comienzos fue una institución revolucionaria, donde se gestaron los grandes cambios que ha tenido la humanidad entera.  Es laicista pero no antirreligiosa, afirma la libertad de conciencia, aboga por la tolerancia tanto política como religiosa, apoya la autoridad de la razón y la verdad demostrada frente a la revelada.  La masonería enseña a sus miembros a ser librepensadores, es decir, reclama para sí la razón individual y una total independencia de todo criterio sobrenatural en materia religiosa.  La masonería proclama que el G:. A:. D:. U:. Le dio al ser humano la posibilidad de actuar independientemente por propia voluntad y no por la acción de causas externas ni por el mayor peso de unas razones sobre otras.  Los principios masónicos de libertad, igualdad y fraternidad y lo que ello implica hay que vivirlos en forma verdadera, no aplicando la doctrina del ojo sino la doctrina del corazón.

La masonería es descrita como asociación de hombres libres y virtuosos que viven en perfecta paz, armonía e igualdad, unidos íntimamente por vínculos de la estimación, de la confianza y de la amistad.

La masonería enseña como alcanzar la perfección de lo perfecto, perfeccionamiento que sus miembros deben esforzarse en alcanzar con fe, esperanza y caridad.

La masonería enseña a sus miembros a ser hombres de espíritu, es decir, que tengan la habilidad de saberse relacionar cada uno consigo mismos y con su prójimo.

La masonería no hace consistir la religión en solo ritos y dogmas, sino también en la sana moral, en la práctica de la caridad y en toda especie de virtudes, persuadidos de que el G:. A:. D:. U:. Ha creado a los hombres para amarse y servirse mutuamente.

La masonería enseña que debemos ponerle límite a nuestros instintos que no podemos controlar, para que no vayamos a caer al nivel del animal irracional y nos vayamos dejar esclavizar por sus apetitos si es que queremos conservar la dignidad de ser hombres libres.

La masonería enseña a sus obreros a ser hijos sumisos, buenos padres, esposos fieles, amigos sinceros y leales, hombres honrados y de palabra, jueces íntegros y compasivos, trabajadores esclavos de su palabra y de su deber, a ser generosos sobre todo con los débiles y desgraciados sin caer en el vicio de la disipación, a ser imparciales y justos en toda ocasión, a tener siempre presente que todo hombre es hijo de Dios, y por consiguiente considerarse como de un origen común.

En la masonería existen diferentes ritos para practicar la sana moral y las virtudes masónicas, sin embargo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que consta de treinta y tres grados, en los cuales se va progresivamente desenvolviendo con el mayor acierto y circunspección el francmasón, es el que más se práctica en el mundo.

En la masonería del Rito Escocés Antiguo y Aceptado existen tres grados simbólicos, quince grados de perfección, doce grados filosóficos, y tres grados administrativos

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¿Ética Masónica?

Por: Mario Morales Charris 33º

Ven:. Maest:. Resp:. Log:. Lealtad No. 7

Ex Gran Maestro de la Muy Resp:. Gr:. Log:. del Norte de Colombia

Pres:. Gran Consejo de Cab:. Kadosch «Lealtad Nº 3», Cám:. 30°

La Muy Respetable Gran Logia del Norte de Colombia como miembro activo de CLIPSAS, le correspondió asistir al cuadragésimo primer (XLI) Foro y Asamblea realizado en el mes de mayo de 2002 en la ciudad de Curitiba, Brasil.

En el mencionado Foro se trató el tema ÉTICA Y MASONERÍA: El Masón entre la duda y la certeza, el cual nos llamó la atención por ser la ética una cuestión propia de todo Masón, considerada como parte básica de la Francmasonería. Por esta razón —sin que seamos unos eruditos en la materia— hemos tenido la osadía de reflexionar sobre este asunto. Por tanto, nuestro objetivo es demostrar mediante la reflexión —utilizando como herramientas de análisis algunas teorías filosóficas— que los Masones con un sentido de pertenencia y con unos principios claros de lo que es nuestra Institución, no podemos caer en la incertidumbre o dudar de la ética de un H:. y/o de la Francmasonería, sino que tenemos el conocimiento cierto o epistemológico de los fundamentos éticos de los mismos. Estos fundamentos o principios éticos los logramos después de iniciarnos en nuestros augustos misterios, con el estudio y la investigación, es decir, con el pulimento de la piedra bruta alcanzamos a enmarcarnos en un paradigma hacia la perfección.

Nuestro análisis lo comenzamos diciendo que a partir del momento en que el hombre y la mujer formaron grupos sociales, se han visto enfrentados al dilema del «ser» y del «deber ser» y desde siempre se han formulado preguntas sobre cómo acercarse y, en lo posible, adaptarse a un modelo de perfección.

Hace aproximadamente dos mil años, Lucio Anneo Séneca, escribía a su discípulo Lucilio: “Quien se halle resuelto a ser feliz, crea que el único bien es ser honesto”. En cambio otros grandes pensadores mucho antes que Séneca, centraron su atención en establecer una disciplina filosófica de la conducta. La antigüedad clásica está inmersa en una búsqueda permanente del sentido moral de la conducta humana, desde la política a la guerra, desde el amor al mismo acto de morir. Pero a lo largo de la historia, han sido los períodos de decadencia los momentos en que con mayor angustia nos hemos preguntado, no sólo los Masones sino el mundo profano, acerca de las razones que llevan al hombre a abandonar el camino del bien. Cuando la salud moral de los Estados declina, la primera duda que surge es siempre acerca de la conducta humana. Aristóteles ya había planteado la ética como una disciplina filosófica separada, y sus esfuerzos perseguían la necesidad fundamental de definir qué era el bien... cuál era el fin último del bien. Desde entonces el mundo ha cambiado mucho; mientras que, la ética sigue planteando el mismo dilema, el de la conducta humana frente al bien propio y al bien común. Para ello es necesario, antes de profundizar en estas reflexiones, preguntarnos primero ¿qué entendemos entonces por ética? y ¿qué es la moral?

CONCEPTOS DE ÉTICA Y MORAL

La palabra “ética” proviene del griego y tiene dos significados. El primero procede del término éthos (que quiere decir hábito o costumbre. Posteriormente se originó a partir de éste la expresión êthos que significa modo de ser o carácter. Aristóteles —en su obra Ética a Nicómaco, libro II— considera que ambos vocablos son inseparables, pues a partir de los hábitos y costumbres es que se desarrolla en el hombre y en la mujer un modo de ser o personalidad. Igualmente es el primero en hablar de una ética como una rama específica de la filosofía y en escribir un tratado sistemático sobre ella. Más tarde a través del latín se tradujo este concepto bajo la expresión mos, moris (de donde surge en castellano la palabra “moral”) que equivale únicamente a hábito o costumbre.

La ética y la moral tienen en común el hecho de guardar un sentido eminentemente práctico; a pesar de esto, la ética es un concepto más amplio y rico que la palabra moral. Luego, podemos entender por moral cualquier conjunto de reglas, valores, prohibiciones y tabúes procedentes desde fuera del hombre, es decir, que le son inculcados o impuestos por la política, las costumbres sociales, la religión o las ideologías. Mientras que, la ética siempre implica una reflexión teórica sobre cualquier moral, una revisión racional y crítica sobre la validez de la conducta humana. En tal caso, la ética, al ser una justificación racional de la moral, remite a que los ideales o valores procedan a partir de la propia deliberación del hombre y la mujer. Mientras que la moral es un asentimiento de las reglas dadas, la ética es un análisis crítico de esas reglas. Por eso la ética es una “filosofía” de la moral, si entendemos la filosofía como un conjunto de conocimientos racionalmente establecidos.

La moral no es ciencia, sino el comportamiento consciente, voluntario y responsable, sujeto a normas como ya lo hemos expresado. Por lo contrario, la ética pretende desarrollar la moral misma, sin que por eso deje de influir en ella. Esta incidencia es lo que explica las diversas doctrinas acerca del comportamiento moral del ser humano, como el formalismo kantiano, el utilitarismo, el pragmatismo, el positivismo, el marxismo, etc.

La moral nace con la existencia misma del hombre y la mujer, pues históricamente no se conoce ningún pueblo, por “salvaje” o “primitivo” que se lo quiera suponer, que no haya tenido normas, pautas o rituales de conducta. Por su parte, la ética como saber teórico que justifica o legitima la conducta moral, es relativamente reciente y aparece con el advenimiento de la filosofía en el siglo VI a. de la e\ v\ en Grecia. No obstante, la práctica de una ética teórica en sentido estricto surge hasta el siglo V a. de la e\ v\ con Sócrates —Platón, Apología, 29D S.S.— quien hace tambalear la moral de su sociedad al proponer como primordiales los valores espirituales antes que los materiales.

La moral suele ser inseparable de las costumbres humanas, las cuales dependen de la época, el clima, la región geográfica o de cualquier evento circunstancial. En este sentido, la moral es cambiante y relativa a determinadas prácticas culturales. El hombre y la mujer generalmente se hallan determinados por los valores de la sociedad en donde viven, y por eso consideran que las conductas acertadas son las que se amoldan con esos patrones. Es más en un caso tan controvertible como el aborto, llama poderosamente la atención que las mujeres de los países cuya práctica es legal suelen padecer menor remordimiento que en aquellos en que es ilegal e inmoral. Usualmente, el influjo que ejerce la sociedad sobre sus miembros siempre es mayor que el esfuerzo por educar a cada nueva generación de acuerdo con su propio y verdadero sentido. Así, la estructura de toda sociedad descansa en las leyes y normas escritas o no escritas que unen y ligan a los individuos. De esta manera, la moral es lo que no es diferente dentro de toda forma de asociación, lo mismo si se trata de la familia, una clase social, una estirpe o un Estado. La cuestión de fondo radica en que el hombre y la mujer si son unos simples seres pasivos que aceptan todos los estándares de conducta que la sociedad les confiere, esta sociedad se destruye porque por lo general no son los valores más humanos los que prevalecen.

A pesar del incesante “cambio” de moral, lo valioso estriba en establecer un criterio para delimitar las acciones buenas de las malas. Si consideramos que el ser humano es sólo un ser de costumbres, realmente no lo podríamos distinguir del animal. Pero si consideramos que es un animal con lógos, o sea, que habla y piensa, lo bueno y lo malo no sólo es elegido por la colectividad, sino por la propia razón. Muchas veces el hombre y la mujer creen que piensan por el solo hecho de seguir los dictados de la mayoría y no se percatan de que la sociedad, aun antes de que nazcan, ya les ha escogido sus valores. Pero si alguien es capaz de reexaminar esos valores, ya sea para eliminarlos, fortalecerlos o formar otros nuevos, significaría que también es capaz de pensar por sí mismo y de elaborar una ética o filosofía moral. Por eso resulta fundamental el que la razón se convierta en una fuerza que le permita gobernar al hombre y a la mujer los apetitos que comparte con los animales, al dominarlos en una medida compatible con el bienestar de todo su ser. Si los seres humanos únicamente reaccionáramos ante los estímulos del medio, en nosotros sólo imperaría lo instintivo y lo irracional. Pero además de ello, podemos crear otorgando significados y símbolos y elevar nuestra humanidad a veces a costa del sacrificio de nuestra utilidad personal. Filósofos como Platón y Aristóteles —en sus obras: Platón, Fedón, 73A; Aristóteles, Metafísica, 980b 26— distinguieron la razón de la sensibilidad, considerando a esta última como la fuente de las creencias infundadas y —en Platón, Timeo, 70A; Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1102b 15— como el origen de los apetitos que se comparten con los animales. Asimismo, a los estoicos —Diógenes Laercio, Vidas y opiniones de los filósofos más ilustres, VII, 1, 85 - 86— se les debe la división entre los animales y los hombres: a los animales les es dado como guía el instinto, que los lleva a conservarse y a buscar lo ventajoso para ellos; a los hombres les es dada la razón como la más perfecta guía y, por tanto, para ellos vivir conforme a la naturaleza significa vivir conforme a la razón

Emmanuel Kant llegó a teorizar la obligatoriedad necesaria de las normas morales en cuanto a mandamientos de la razón. La ética kantiana se apoya en dos puntos de fuerza: la universalidad de la ley moral, que la distingue de todas las otras normas, y la dignidad del hombre por la cual nadie puede ser tratado como medio o instrumento, es decir como cosa.

Hoy se advierte la exigencia de que la conducta de los individuos, aislados o reunidos en la comunidad, no se vea condicionada por el temor de la sanción sino estimulada por el deseo del honeste vivere, que presupone una íntima convicción de la validez de los inalienables principios morales.

Por último, la ética la podemos definir como una explicación o teoría del comportamiento moral de los individuos en la sociedad. De acuerdo a este concepto no debemos confundir el objeto estudiado, es decir, el llamado mundo moral, constituido por aquellos actos que el ser humano realiza de manera consciente, voluntaria y responsable, con la ética que es teoría de dicho objeto.

CONCEPTOS ÉTICOS DE LA MASONERÍA

Con el advenimiento de las Revoluciones sociales inspiradas en principios de la naciente Masonería especulativa, surgen conceptos que inspiran su divisa de Libertad, Igualdad y Fraternidad; los dos primeros, producto de ese movimiento reivindicativo del ser humano. Es así, como se incorporan a la Francmasonería, el Librepensamiento, el Laicismo y el Humanismo, todos propiciados por Francmasones.

En esencia se trata de saber, sí la Masonería tiene, entonces, Principios, Doctrina y Filosofía. Para ello, trataremos de conceptuar de manera concurrente, los tres aspectos que le dan vigencia y practica.

Los Principios, son realidades de las cuales derivan las cosas. Son razones por lo cual todas las cosas, son lo que son. Se nos presentan como proposiciones básicas o verdades primeras, que configuran la preceptiva de la Institución. Los Principios Masónicos son entonces, las verdades orientadoras de la esencia y de la realidad de nuestra Orden.

Del desarrollo en sociedad se perfilan los Principios. Educados y formados en esas prácticas de convivencia, se va formando la Doctrina, que como brújula, va señalando al hombre y a la mujer, el norte de sus vidas, creando para su cumplimiento, normas de conducta. En la búsqueda incesante de la Verdad y del Conocimiento, se encuentra el ser humano a sí mismo, a sus valores (Axiología), a su Ser (Ontología), al comportamiento (Etica) de su accionar, su trascendencia (Metafísica); y a todo ello llama, Filosofía.

Luego entonces, ¿tiene la Masonería, una Filosofía propia? ...Claro que sí la tiene, aunque no exclusiva. Decía un autor Masónico al respecto, que “No obstante la geométrica hechura de un sistema filosófico como el de un Descartes, o de un Espinoza. Tampoco es una escuela porque no la fundó un pensador determinado, ni una Institución porque no fue constituida por persona alguna; su sistema ideológico, se adapta a las evoluciones y revoluciones del mundo de la cultura, en ello no opera, la rigidez de una docencia gradual, coordinada”.

Es tributaria de la Doctrina Esotérica y Tradición Iniciática, que no es obra de un solo pensador, sino el resultado de milenios de Sabiduría y, el esfuerzo hacia esa Sabiduría, como diría Jámblico, es su base filosófica.

La filosofía Masónica la fundamentamos en la razón porque la racionalidad humana es el elemento que nos libera de prejuicios (ideas fundadas en la ignorancia), estereotipos (imágenes rápidas y simplificadas de la realidad) u opiniones arraigadas pero falsas, y que nos permite establecer un criterio universal o natural para regir nuestra conducta. En este sentido, la razón es capaz de penetrar en las leyes que rigen la perfección y la dignidad humanas, las cuales son válidas para todos los tiempos y todas las culturas, siempre y cuando no sean el resultado de los intereses individuales o las conveniencias egoístas. Por eso una de las misiones de la Francmasonería se centra en fundamentar una ética cuyos valores sean universales y permanentes, y no el monopolio de una raza, un credo o una determinada civilización. La ética para nosotros los Masones es el arte de la perfección humana que se extiende desde los individuos concretos hasta el conjunto de todos los seres racionales. En este orden de ideas, la ética es una forma saludable de vida que muchas veces implica apartarse de las prescripciones que imponen los grupos mayoritarios, en vistas a un desarrollo auténticamente humano.

Por todos estos motivos, es conveniente señalar, que la ética que practicamos los Masones la soportamos en los principios de laicidad, humanismo, libertad y tolerancia, entre otros.

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