lunes, julio 28, 2008

Origenes de la Francmasoneria

 

EL HERMANO MASON

La inagotable literatura y las muchas definiciones académicas coinciden en señalar que la finalidad de la Francmasonería es buscar la felicidad humana a través de la Tolerancia y el Amor; y por su intermedio: perfeccionar las costumbres; glorificar la justicia, la verdad y la igualdad; combatir la tiranía y los prejuicios. Si bien, la extensión geográfica es el mundo entero, requiere indispensablemente de miembros que representen hombres libres, de buenas costumbres, tolerantes, no dogmáticos, tenaces y buscadores de la Verdad.

Todos estos miembros, reciben el título fraternal de Hermano, con el que se distinguen dentro de la Francmasonería. Todos nosotros somos Hermanos en el sentido de la conciencia de nuestros anhelos; lo somos por nuestro común ideal de fraternidad y solidaridad entre todos los hombres; además mantenemos un mismo sentido de humanidad, por un mundo donde impere la concordia y la paz. Como hombres no reunimos todas esas virtudes, ni somos ajenos a las debilidades humanas; pero justamente, al ingresar en la Institución, estudiamos y trabajamos por el perfeccionamiento humano como objetivo.

Existen tres condiciones distintivas del Hermano Masón y que son virtudes muy parecidas:

1. La Unión: Sólo formando un todo con nuestros Hermanos Masones es que la Logia será fuerte y respetada. Acatando las decisiones de la mayoría y las de los DD:. OO:., y procurando cumplir todas las iniciativas de los Hermanos ayudándolos en las obras que emprendan, recordando que solamente la unión trae consigo la armonía y el éxito en el taller.

2. La Lealtad: Esta es una de las más importantes virtudes masónicas, y en ella están comprendidas la honradez, la fidelidad, la justicia, el amor fraternal y la bondad. La lealtad es un gran elemento de fuerza en una Logia Masónica. El Hermano Masón que ajusta su conducta a las enseñanzas recibidas en ella, apoyando a su Ven:. Maest:. y a las DD:. y OO:., y respeta los derechos ajenos y los principios de la Masonería, es leal a su Logia y por ende a sí mismo.

3. La Sinceridad: Si no podemos ser enteramente sinceros con nuestros Hermanos Masones, es preferible retirarnos. Cuando estrechamos la mano de un Hermano, ese apretón es prenda de nuestra sinceridad. Ni él te puede fallar ni tu le puedes fallar. Tenemos obligaciones mutuas, debemos hacernos las mismas concesiones y tenernos el mismo respeto. Esa sinceridad debe extenderse a los principios morales que profesamos, nuestra prosperidad no hará más que reforzarlos y la adversidad no podrá quebrantarlos. Sólo entonces podremos decir que somos sinceros con nosotros mismos.

Filosóficamente, la Masonería considera que cada uno de nosotros es un ser imperfecto. El hombre en su imperfección y, utilizando las herramientas del Libre Albedrío, tiene la alternativa de elegir entre el bien y el mal, entre virtudes y vicios. Nosotros, los Hermanos Masones, pulimos nuestra Piedra Bruta, nuestra piedra natural, nuestra personalidad, con el estudio de la Simbología Masónica en una disciplina hermética y ritualista con la finalidad de acercarnos a la Verdad, con la finalidad de tender al perfeccionamiento humano dentro de nosotros mismos e irradiándolo y aplicándolo al mundo externo, al mundo cotidiano.

Esta concepción no pretende en nadie la Perfección. Ella está sólo en el Oriente de donde viene la Luz y hacia donde nos dirigimos y sólo la posee el G:.A:.D:.U:.. Cada uno de nosotros siempre estará en un estado relativo frente a la Virtud en su concepto verdadero y absoluto. En este estado de la Virtud de Humildad Relativa, la contrapartida es la Vanidad Relativa. La Masonería no la niega, la acepta como una situación de imperfección, como una realidad que, en la medida que el Masón pule su piedra bruta, su personalidad, ella, la Vanidad, disminuye en favor de la Humildad. Pero, la Humildad, también ella es imperfecta.

En este dilema entre Humildad y Vanidad, que esta última, en ningún caso será un Vicio a menos que se manifieste en sus grados extremos, al igual que la Humildad dejará de ser una Virtud, si es exagerada.

La Masonería resuelve este problema con el reconocimiento al Hermano estudioso, al Hermano preocupado e interesado en seguir perfeccionando su personalidad con el estudio y el conocimiento de la Simbología Masónica, teórica y prácticamente, con un sistema de Ritos y Grados jerárquicos que le permiten, al Hermano Masón, al ser humano imperfecto, encontrar una solución inocente e inofensiva a su estado natural de Vanidad Relativa inevitable, con una dosis de ella mensurada, controlada y compatible con la Virtud de la Humildad que, fundamentalmente, debe manifestarse en su máxima expresión tanto en el mundo profano, como en nuestro mundo masónico en su exacta ubicación jerárquica como premio a nuestro esfuerzo.

Por el Q:.H:.Erick Vargas

Origen "Eterno Aprendiz"

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LA MASONERÍA SEGÚN LA BIBLIA (1737)

John Tillotson

No muchas son las referencias que se conservan de John Tillotson; Montesquieu lo menciona, así como el caballero de Ramsay en una de sus cartas. Según la Encyclopaedia Britannica, Tillotson (1630-1694) fue deán de la catedral de Saint-Paul en Londres, antes de convertirse en 1691 en arzobispo de Canterbury. En 1675 editó los Principios de la religión natural, de Wilkins. Han quedado bastantes compilaciones de sus sermones, como Cincuenta sermones y la regla de fe (1691), Cuatro sermones referentes a la divinidad y a la encarnación de nuestro bienaventurado salvador (1693) y los Sermones póstumos (1694). Una curiosa recopilación de algunos de ellos, titulada Selección de discursos sobre diversos temas (Select orations on various subjects), impresa a título póstumo en 1737, contiene el texto que presentamos a continuación. Hemos prescindido de ofrecer anotaciones con las referencias bíblicas del texto, pues son demasiado numerosas y apenas aclararían el sentido del documento. On Scripture masonry fue publicado posteriormente en el vol. 74, pp. 89-98, de “Ars Quatuor Coronatorum”, Londres, 1961, y Patrick Négrier realizó la traducción francesa (Textes fondateurs de la Tradition maçonnique, 1390-1760, París, Grasset, 1995).

LA MASONERÍA SEGÚN LA ESCRITURA

La divinidad y lo sublime de la masonería tal como aparece en los oráculos sagrados…

Al muy respetable gran maestro de la antigua y honorable sociedad de los masones libres y aceptados, este texto está a él dedicado por el más humilde y obediente servidor de su señor.

El autor.

“Por lo tanto, el Señor, el Ser eterno, dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, piedra angular, escogida, sólidamente cimentada… Haré del derecho un cordel, y de la justicia un nivel” (Is. 28, 16-17).

Habiendo ordenado el edificio del universo en número, peso y medida, y habiendo echado los cimientos del mundo, Dios nuestro muy sabio maestro desplegó el cordel sobre sí, y, como dice Job, lo suspendió en el vacío por (medio) de una misteriosa geometría. Se convirtió así en la imagen sensible de la masonería divina, cuyo eterno plan, cuyo modelo arquetípico, era el objeto de su sabiduría y de su inmenso conocimiento antes de que el mundo fuera. Todo lo hizo gracias a su Hijo, que le era fiel en todos los asuntos de su Casa, y distribuyó a sus obreros y servidores sus tareas y sus pagas. Nada cumplió Dios sin trazado, sin modelo en su decreto oculto, que secretamente guarda al abrigo de las miradas humanas. Pues sus caminos son insondables; sus pasos son ignorados; ¿quién ha comprendido al Espíritu del Señor, o quién ha sido su consejero? Las huellas de su omnipotente providencia subsisten en el jardín de la noche; él mismo habita en una luz inaccesible; pasa a nuestro lado y no le vemos. El masón celestial es un excelente obrero; pero, ¿quién puede dar cuenta de la manera como engendra, de su nombre o del nombre de su Hijo? Él, cuyas primeras actuaciones tuvieron lugar hace tanto tiempo, es invisible como el camino de un águila en el aire, como la aguja de un reloj de sol (a mediodía), o como la revolución silenciosa de la gran rueda del mundo, hasta que él alcance el punto final en que el edificio deberá ser derribado, y su materia dispersada en la región del infinito.

En Heb., 11, 10, Dios es llamado el constructor de la ciudad y de sus fundaciones.

Se le describe ciñéndose él mismo de fuerza, apoyando un compás sobre la superficie del abismo, desplegando los cielos como un pabellón, y afirmando la tierra sobre sus pilares; fijando el número de las estrellas, llamándolas a todas por sus nombres; construyendo las cámaras del sur bajo la bóveda del firmamento; pesando las colinas y las montañas en los platillos de una balanza. Además, dice David, su secreto no es sino para aquellos que le temen; a ellos mostrará su pacto. Si obráis con rectitud, ¿no seréis aceptados? dice Dios. En cada nación, aquel que teme a Dios y obra rectamente es admitido por él. Pero, ¿puede un hombre hacer salir lo limpio de lo que está sucio? Nadie llega al ungido, al constructor de la Casa, si el Padre no le conduce hasta su enviado. Debe ser fiel a la obligación cristiana que ha prometido; debe observar las reglas particulares de la compañía y de la santa comunión, (vivir) en el amor fraterno, separado del mundo y sin conformarse a él. Debe edificarse a sí mismo y edificar a los demás como piedras vivientes, según el mandamiento de su maestro, en todo lo que es digno de elogio, y debe esperar a la Jerusalén de lo alto, cuyos muros son de piedras preciosas, y su pavimento de oro puro.

El Libro de Dios, su voluntad y sus obras son los modelos de la masonería sagrada. Está llena de sublimes misterios, no comunicados a todos. No todos toman parte en el Espíritu de Dios, sólo son hermanos de la santa liga aquellos que han (recibido) la adopción para poder decir Abba, Padre. No tengas miedo, pequeño rebaño, dice el ungido, yo te he escogido y (retirado) del mundo, que no me conoce a mí ni conoce al Padre; pero yo le conozco, y te lo he mostrado. ¿Puede darse a una compañía decreto más elevado y venerable que los emblemas y las imágenes de la comunión, que están colocados tan comprimidos en el volumen del Espíritu santo como las estrellas que centellean alegremente en la bóveda del cielo? Somos llamados el edificio de Dios, su obra, su templo, su morada, a la que ha prometido volver, y ha fijado su domicilio entre nosotros.

Caín no fue aceptado porque abatió a su hermano. Una lección para todos los hombres fieles y benévolos: construyó una ciudad que, al no estar hecha con justicia y virtud, no fue masonería; la moralidad y la piedad son tan esenciales a la ciudad como la arquitectura. Los constructores de Babel fueron dispersados, ya que no poseían ni los signos de la verdadera masonería ni el espíritu que la caracteriza. Nuestros padres antes del diluvio vivían en tiendas, imagen del tabernáculo de la ley y del deseo de nuestro Señor de erigir su tienda con nosotros en el Evangelio, y de conducirnos a su Casa sobre el monte Sión, construida en la roca eterna. La estructura de estas tiendas fue el primer punto exterior de la masonería sagrada en ser inventado. San Pablo, el gran doctor de las naciones, y de esta isla, como insinúa Clemente, era un fabricante de tiendas, tal como leemos en el libro de los Hechos. Dios es el Padre de las luces, el autor de todo bien y de todo don perfecto, y entre otros dones el de la masonería es un talento divino. Moisés dice de Betsael en Ex. 25 que Dios el Dios lo llenó de su Espíritu de sabiduría, de inteligencia, de conocimiento en toda clase de obras. Noé construyó el arca siguiendo las instrucciones del maestro celestial. Moisés hizo todo el exterior del edificio (guardando) la Ley según el modelo (mostrado) en la montaña. Y nosotros asentamos los mejores cimientos, lo más profundamente, en la humildad, ofreciendo nuestra habilidad a Dios y a su gloria; así, el alma construye con la mirada puesta en el cielo, sin (correr el riesgo) de la confusión de una segunda Babel.

¿Qué decir de los pilares de Seth, de la construcción de Babilonia por Nemrod, del templo, del trono, de la flota y de los palacios de Salomón, del complejo de Tamar en el desierto, cuyas asombrosas ruinas todavía subsisten, del templo de Diana en Éfeso, de las estatuas y las imágenes de Nabucodonosor y otros, de la reconstrucción del templo por Ciro y Herodes, de las galerías y los patios del palacio de Assuerus, que (el libro) de Esther describe ornado de columnas de mármol, y dotado de capas de oro y de láminas de alabastro incrustadas de esmeraldas? Todos estos ejemplos de esta sublime ciencia, y otros que (igualmente) se encuentran en los escritos inspirados, son una (fuente) continua de elogios para ella, y citarlos todos se convertiría en una fastidiosa repetición.

Permitidme más bien ilustrar y afinar el proyecto (de esta ciencia) profundizando en los ejemplos que ofrece la Escritura. Señaladas sociedades, formadas según los principios de la sabiduría, de la virtud y de la bondad, que no comunican enteramente su medio de unión, su misterio específico a nadie más que a sus miembros, son y han sido siempre una práctica de todos los tiempos y naciones. Dice Dios: he amado a Jacob, y a Esaú le he odiado, es decir: He aceptado y preferido a uno antes que a otro. De hecho, Dios hizo de la raza de Abraham una sociedad elegida, un pueblo particular que debería ser la regla de la masonería. David comprendió que no había actuado así con ningún otro pueblo, y que los paganos no tenían conocimiento de sus leyes. Estas últimas eran el secreto de la comunidad judía, y estaban asociadas en el culto judío a símbolos y a signos sensibles. Además, nadie, excepto el sumo sacerdote una vez al año, podía penetrar en el Santo de los santos; nadie más que él podía pronunciar el nombre de Dios, estatuir sobre los leprosos, probar las aguas de los celos, responder por los Urîm y los Toumîm, y cumplir otras funciones propias. Éstos son secretos (ignorados) por las naciones. ¿Hubo entre las naciones reyes que poseyeran estas leyes y esta inteligencia? Y la ley, el culto, el arca, eran signos exteriores del modo de unirse.

La primera comunicación de Dios al hombre fue una regla particular, asociada al signo del árbol del conocimiento del bien y del mal. Adán fue expulsado del jardín por haber roto su obligación; el arco iris fue para Noé y su posteridad un signo del nuevo pacto de Dios. La Ley y el Evangelio son pactos que incluyen obligaciones. Los signos (dados) a Abraham eran la circuncisión y la aparición de los mensajeros. Los patriarcas y sus familias formaban una sociedad separada del mundo y agradable a Dios, que poseía los signos de su palabra y un sacrificio no comunicado a los paganos, aunque imitado por ellos. La perfección de la Ley y la obra de santificación fueron hasta entonces en gran medida exactas.

Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y en particular en el dominio de la masonería. Él, Jacob y los demás tenían visiones y revelaciones, no acordadas al mundo, y sus prosélitos debían jurar su obligación antes de poder ser aceptados. Buscaban una ciudad permanente no hecha por mano de hombre, aunque el velo sobre el rostro de Moisés probaba que existían misterios que todavía no habían sido revelados. De esta tradición recibieron los paganos sus propia doctrina, reservada sólo a los iniciados. El Credo era antiguamente una palabra, una prueba entre dos cristianos destinada a permitir que se reconocieran en todo lugar. Se le llamó después un símbolo, un signo; otros signos eran las ceremonias exteriores.

Desde la antigüedad hasta este día no se permite a los catecúmenos penetrar enseguida en todo lo que concierne al cristianismo; hay todavía una doctrina oculta en las revelaciones, los profetas y otros libros, y la primera noción de los escritos apocalípticos no estaba, como tampoco está, indiferentemente abierta a todos.

En sus instrucciones, san Pablo establece una distinción entre la leche y el alimento sólido, así como hace una distinción entre los principios y la perfección. El ungido enseñaba mediante parábolas a un pequeño número (de discípulos). La Iglesia del ungido es una sociedad de masonería espiritual, escogida en el mundo, que se comunica con signos exteriores y que asiste a misterios. Ella tiene efectos discernibles con el ojo espiritual, no por el hombre natural. Se le llama casa, construcción; el ungido es la piedra angular, y los apóstoles los cimientos. Subsiste gracias a la edificación (de sus miembros), es el único edificio bien concebido, y éste es todo el trabajo de la vida cristiana que expresa el término de masonería. El ungido tenía muchas cosas que decir a sus discípulos, pero en su tiempo no podían entenderlas, y nosotros todavía miramos a través de un cristal opaco. Hay misterios en la Iglesia del ungido, el maestro masón que negó a los fariseos el signo que otorgó a los apóstoles. Sus instrucciones son excelentes, tanto en el plano de la moral como en el de la inteligencia de esta última. De muchos círculos trazados uno dentro de otro, el último es el más cercano al centro. Igualmente, la grandeza y la vida pública no son pruebas de beatitud, y el último puede ser el mayor en el reino de Dios. La firmeza del símbolo de la escuadra nos enseña que la verdadera sabiduría no debe ser quebrantada; y el nivel (nos enseña) que el corazón sigue siempre sus inclinaciones sin alcanzar un enderezamiento, que jamás es igual, y por ello no encontramos aquí abajo ni reposo completo ni satisfacción.

Una regla que intenta ser justa nos prohíbe abandonar nuestra razón por nuestras pasiones, y (nos obliga) a conservar la regulación (ejercida) por el juicio. El corte de las rocas con el cincel nos enseña que el arte y la industria superarán las dificultades. Un ingenio hidráulico nos enseña que el pecado nos obliga a compensar nuestra labor con nuestras lágrimas. Una rueda que no mueve a ninguna otra a menos de ser ella misma movida nos muestra que nuestro propio corazón debería estar preparado ante los sentimientos que queremos inspirar, y que deberíamos amar a Dios para poder ser amados. Una pirámide nos muestra que deberíamos, aunque aparentemente fijados en el suelo, aspirar al cielo. Una columna nos muestra que los inferiores son el soporte de los superiores, un templo que estamos dedicados a la virtud y al honor. Un compás que traza un círculo de un solo trazo muestra que una acción puede tener consecuencias sin fin, tanto en el bien como en el mal. Y el hecho de que una columna invertida parezca más grande en su parte inferior nos enseña que el Espíritu (también reside) en la adversidad y en la muerte, que las aflicciones deberían animarnos, y que la pérdida de la vida (debería) recordarnos una gozosa resurrección.

Hay un principio vital emanado de Dios en esas piedras y esos minerales que son la materia primera de la masonería. Dios es todo en todos. Pero así como los ojos de los apóstoles estaban constreñidos a no poder reconocer a nuestro Señor en su cuerpo espiritual, sólo un pequeño número es capaz de discernir el fuego interior de la tierra cuando madura los frutos de este elemento, así como los minerales utilizados en la construcción y en la vida cotidiana, y que exhala constantemente un vapor que san Juan comparaba con la hoguera y el humo del infierno. Oremos para que la voluntad de Dios pueda realizarse sobre la tierra como en el cielo, que la energía y las potencias de la naturaleza puedan subsistir gracias a su presencia, con respecto a la cual David declara que nada podría disimularla. La sal de la tierra nutre a las piedras, como el maná alimentó a los israelitas en el desierto. De ahí viene que los adeptos nos enseñen que esta sal es llamada con el nombre de Dios, ‘eheyeh, Yo soy, que es el autor y la vida de esta sal, así como ésta lo es de otros seres. San Juan, cuya Revelación es el programa de la masonería espiritual, conocía la piedra blanca, y vio al Hijo de Dios ceñir alrededor de su pecho un cinturón de oro.

El número 3 aparece de manera señalada en el Libro de Dios para ilustrar la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; (está) el cuerpo, el alma y el espíritu; el hebreo, el griego y el latín puestos encima de la cruz; Santo, santo, santo, dicen los serafines; (está) el día en que (Jesús) trabaja, aquel en que descansa y aquel en que volverá a trabajar; Job, Daniel y Noé, los tres profetas que se habrían salvado juntos; Eliphaz, Sophar y Bildad; Ananías, Azarías y Misaël, Shem, Ham y Japhet. También los tres hijos de Adán más conocidos, que eran Abel, Caín y Seth; están además los de Terah, de quienes hemos recibido las promesas, Haran, Nahor y Abram. En fin, tres ángeles aparecieron; tres joyas (adornadas) de piedras preciosas se hallaban sobre el pecho de Aarón; tres letras componen la raíz de cada palabra hebrea; tres veces al año los judíos debían acercarse a Jerusalén; tres días durante los cuales Jonás estuvo en la ballena, y el ungido en la tumba. Hay tres Juanes: el Bautista, el Evangelista, y Marcos, sin contar con que hay otros Marcos distintos a éste.

Por su parte, el número 7 era el del (día del) sabbat, cuando el Creador descansó de sus obras; 7 es el número del jubileo, del año de gracia; los siete ojos de Dios son mencionados, así como los siete brazos del candelabro del templo; está el libro de los siete sellos, y siete ángeles, los siete meses (de la construcción) del tabernáculo. El templo fue construido en siete años. La sabiduría séptuple y la providencia de Dios se muestran en sus acciones. La Pascua se celebra siete veces siete días antes (del don de) la Ley. Éste es un ejemplo de la presencia de los números más perfectos en la Biblia.

Jeremías recibió la orden de construir y de demoler. Fue para disuadir la impiedad, (el signo) del riesgo de que se construya para ver a otro habitar, o de que el Señor abandone el edificio a la desolación. Las piedras del muro gritaron contra la opresión y la injusticia. Es un estímulo al deber, y (el signo) de que la palabra de Dios es capaz de construirnos en derechura, y también (el signo) de que probará la obra de cada hombre mediante el fuego, para demostrar que no se puede poner cimiento distinto de aquel del cual él mismo es el fundamento, el ungido salvador. Es un aliento a la caridad, a que seamos edificados juntos para (convertirnos) en una morada de Dios en el Espíritu, y a que mantengamos firme la profesión de nuestra fe hasta que la piedra rechazada por los constructores se haya convertido en cabeza de ángulo. Es un estimulante para la obediencia (saber) que aquel que ha construido todas las cosas es Dios.

La palabra masón, que es una de las últimas palabras exotéricas (el nombre trascendente, el nombre sagrado, es menos conocido y no puede ser verdaderamente pronunciado más que por los iluminados) viene del francés maison, que significa casa. Somos la morada del ungido, dice el apóstol en Heb. 3, 6. El Señor construyó Jerusalén, dice David en el salmo 147, 2. Ha trazado un camino hacia ella. El ungido es el camino en Jn. 14, 6. Abre la puerta que introduce; el ungido es la puerta en Mt. 7, 13; y nos regala en su morada con su cuerpo y su sangre los frutos de la rectitud. No os enorgullezcáis, dice el ungido, de tener a Abram por Padre, pues Dios es capaz de hacer brotar hijos de Abram de estas piedras. El ungido es llamado por el apóstol el peñasco espiritual, y la conversión de nuestros corazones de piedra en corazones de carne es (el efecto) de su redención, que nos aporta para nuestro arrepentimiento. (Dice en) Jn. 14, 2: En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Morada viene de maneo, morar, que sugiere un objetivo a alcanzar cuando se es miembro de la logia celestial. Muchas iglesias y condiciones particulares son etapas en el camino que conduce a la casa que ningún terremoto puede destruir y que ninguna tempestad puede sumergir. Lo que era de su Padre también era suyo. Todo lo que posee el Padre me pertenece, dice el ungido; y es como si nuestros bienes también fueran suyos. En la esperanza de ello, los elegidos, aquellos que son aceptados, siempre se han lamentado: ¡Desgracia a mí, por residir en Mechek y habitar entre las tiendas de Kedar!

Por su parte, una temible representación de la logia celestial (Gen. 28, 16) arrancó a Jacob esta exclamación: Esto no es sino una casa de Dios, y es la puerta del cielo. ¡Álzate! dijo Dios, he puesto ante ti una puerta abierta que nadie puede cerrar (Ap. 3, 8). La Iglesia es la Casa de Dios, y está en todas partes. Job la encontró en la tierra, Ezequías en su lecho de muerte, Jeremías en su celda, Jonás en el mar, Daniel en la fosa, los tres niños en la hoguera ardiente, Pedro y Pablo en la prisión, el ladrón en la cruz. El cuerpo, llamado templo del Espíritu Santo, debe ser reconstruido en la resurrección en vistas a la adoración durante el reposo eterno. La Iglesia, la Casa de Dios, era antaño llamada, dice el Doctor Donne, el famoso deán de Saint-Paul, oratorio (porque se) pedían a la providencia divina las cosas necesarias. Pues vanos son nuestros esfuerzos sin su asistencia. A menos que el Señor construya la Casa, los obreros trabajarán en vano, dice David.

Y Mt. 21, 44: Aquel que caiga sobre esta piedra fracasará, y aquel sobre el cual caiga, ella le triturará. Aquel que ofenda al ungido, la piedra sobre la que se apoyó Jacob, será confundido. Y si en el juicio ella cae sobre el delincuente, su peso le aplastará más fuertemente a como la piedra de David (aplastó) la frente de Goliath, y le destruirá incluso más que la tumba.

Así como los lugares santos del templo de Diana fueron preservados, así nosotros somos un modelo de lo divino. Aunque los cielos de los cielos no puedan contenerle, se aloja en un corazón contrito. David rezó para tener un frenillo sobre el umbral de sus labios. El hombre interior es el lugar santo, el coro, y las bellas cualidades son sus tesoros y sus ornamentos. El santo de los santos es la conciencia arrepentida, en la que la fe y la caridad son dos querubines que recubren la misericordia de las sillas. Aquí está el oráculo divino, el Dios de quien dan testimonio nuestros espíritus que son sus hijos. Sólo el gran sacerdote, el salvador, puede entrar aquí y contentarnos.

Aquí se encuentra el arca de la Ley, el maná del perdón y de la consolación, el candelabro dorado del entendimiento iluminado, los panes de la rememoración, el velo de la rectitud, con el que el salvador oculta nuestros defectos; las columnas, los utensilios, las decoraciones, son la verdad y la justicia, ornamentos de un espíritu bien dispuesto, que son de gran valor ante los ojos de Dios.

Las elevaciones de este género a partir de la Escritura son infinitas. No hay un aspecto de la masonería, desde el porche hasta las murallas, del umbral y del dintel asperjado contra el mal mensajero, hasta la cámara elevada donde los apóstoles se reúnen; no hay un instrumento, desde el hacha que Eliseo ordenó recuperar hasta la plomada del profeta, ni una figura, desde la línea hasta el círculo de los cielos, que no estén santificados por una mención expresada en la lengua de Canaan. Y la referencia a la totalidad de este sistema, en cualquier sociedad, está autorizada por los muchos paralelos (que se encuentran) en la tribuna sagrada de la Escritura.

Pero en el momento de la consumación de todas las cosas, la ciudad de nuestro Dios tiene doce puertas para que los elegidos penetren por el este, por el oeste, por el norte y por el sur, a fin de residir en el reino de Dios. La puerta estrecha es el pasaje a lo que se llama belleza, por el cual entraremos en el corazón (al son de) la alabanza.

Es así que David prefería ser guardián del umbral antes que habitar en las tiendas de la perversidad. La condición para poder pasar esta puerta es creer en el salvador; los dos (senderos ascendentes) laterales son la paciencia y la inocencia; el techo es la caridad. Permaneced firmes en la fe, dice san Pablo. De aquí viene que la Iglesia tienda a que la fe sea llamada pilar y fundamento de la verdad. La entrada de este jardín está guardada por la espada flamígera de la justicia divina. El muro (del recinto) no puede ser medido más que por la caña del ángel. Es un secreto para la razón humana. Por siempre está en la cumbre de las colinas eternas. Aquellos que las frecuentan son justos y perfectos.

Ser, en virtud de la obligación cristiana, miembros libres de esta ciudad consiste, como Agustín decía de Roma, en exaltar la arcilla como si fuera mármol, y en revestirnos de nuestra Casa de lo alto, que en los cielos es eterna.

 

El G.·.A.·.D.·.U.·.

"En el principio era el verbo (VIBRACION) y el verbo estaba con Dios, y Dios dijo, hágase la luz (VIBRACION) y la luz se hizo; ESTE FUE PARA EL GENESIS EL COMIENZO DE LA CREACION"

Presentado por:

José Rafael Gómez Oriol M.:M.:

Octubre del 2002 E:.V:

Caracas, Venezuela.

Introducción:

Empédocles, Filósofo Griego decía que si el hombre tuviera cara de perro, Dios tendría cara de perro. Los hombres intentamos explicar nuestra naturaleza caida, como si fuéramos partícipes antropomórficos de una esencia similar superior y Divina, que cual holograma toma en nosotros,la misma forma existencial en este plano en que nos encontramos. La Ilíada y la Odisea, libros maestros de la Mitología Griega, narran para nuestra cultura esta drama entre los Dioses y los hombres.

El mundo de Parménides, gran exponente del Panteismo Griego, está todo ligado a Dios, es decir todo es Dios y la creación es una extensión de este.

Hoy sabemos por los descubrimientos científicos y el avance de la Física que todo lo que percibimos mediante nuestros sentidos es vibración, todo en el fondo es energía. Pero ¿que es energía?.

La Física define energía como la capacidad de hacer un trabajo, es decir una fuerza que aplicada en un determinado espacio genera movimiento. Es por ello que Trabajo (T), se define como Fuerza (F) por Espacio (E). T=F*E. Einstein posteriormente demostró la identidad Materia (m) y Energía (E) con su famosa fórmula E=m*c2, en donde c es la velocidad de la luz (300.000 Kms./seg.).

Desde el punto de vista de la Biología, podría decirse también como un paralelismo, que esa fuerza o potencia aplicada o quizás mas bién condensada en un determinado espacio, genera vida tridimensional, tal y como se nos presenta en nuestro Universo. A este último planteamiento para que no colida con las principales Religiones Monoteistas, hay que agregarle, que es imprescindible la voluntad de Dios en la conducción de esa energía.

Para nosotros los Masones, Dios o el G.:A.:D.:U.: es la inteligencia ordenadora de esa energía a través de la cual se desarrolla el fenómeno de la vida y con esta, el proceso de la causalidad y la evolución. Pensamos en la existencia de un plan Arquitectónico del Universo, detrás del cual está esa inteligencia activa o G.:A.:D.:U.: y es de la conciencia Masónica, es decir la del hombre buscador y noble, la de entender las leyes que rigen el desarrollo de ese plan.

Si vamos todavía mas allá, desde el punto de vista de la Psicología, el pensamiento humano puede ser también concebido como una energía, pues sabemos es capaz de orientar a muchas fuerzas a hacer un trabajo. De hecho el comportamiento no es otra cosa que fuerzas mentales aplicadas en la realidad y de ello se deriva la conducta humana.

Para Pitágoras Dios es la unidad, es decir el número uno (1). Platón iniciado en las escuelas Pitagóricas, habla de la PARTICIPACION del mundo de las ideas, es decir el hombre toma sus formas de apreciar el mundo en participación con ideas superiores (hoy las podríamos llamar energías), las cuales existen por si mismas, en cierta forma es lo que Carl Jung luego llamaría la SUPRACONCIENCIA; las ideas propias de cada ser son partícipes de las ideas superiores del G.:A.:D.:U.:; así la belleza de una obra arquitectónica realizada por un profesional, participa de una idea superior y única de lo que es BELLO. En este sentido para Platón la idea superior de todas, la que más se aproximaba a la Naturaleza del Ser Supremo es el BIEN y con ella la Belleza como una proyección de este.

Si todavía vamos mucho mas allá y nos introducimos en el campo de la Teología, la esencia del hombre es decir su espíritu y alma, es también una forma de energía muy sutil. Esta esencia que recoge la energía prima es para casi todas las Religiones de la tierra el toque divino en el hombre, es lo que lo pone al frente de la creación conocida y lo que es el tema central de este Capítulo Cuarto, es decir la búsqueda de la similitud vibracional que tenemos en nuestra esencia con la del G.:A.:D.:U.: y que por ello como diría Platón nos hace partícipe de su obra; es la búsqueda de la CONCIENCIA, nuestro Maestro Secreto. Es esa MONADA de la cual habló Leibniz en su obra Filosófica Renacentista y Racionalista para explicar la multiplicidad de los seres, los cuales fuimos creados a la imagen y semejanza del G:.A:.D:.U:. según la tradición Judeo-Cristiana. Es ese fuego esencial del filósofo Pre-Socrático Heráclito, del cual dice es siempre viviente y que a veces se apaga y a veces se enciende; es esa llama interna que debemos tener siempre prendida para que con su calor oriente nuestras acciones.

Para los primeros Fisiócratas Griegos como Tales de Mileto lo esencial detrás de todo era el agua de donde salío la vida, para Anaxímenes y Anaximandro, esta esencia o alma era el aire, ellos veían que lo último que el hombre expiraba al morir era esta substancia liviana y gaseosa y en su pesamiento primitivo sobre la esencia del mismo lo representaron de esta manera.

Iendo todavía mucho mas allá, para adentrarnos en el gran misterio donde la ciencia no puede dar respuestas, podríamos decir a la Luz de los conocimientos de hoy, que "DIOS ES ENERGIA", es vibración. Nosotros los seres humanos también somos energía.

Para explicar lo anterior, imaginemos una esencia de velocidad y vibración infinita, lo que permite ocupar infinitos lugares y planos en el espacio conocido y desconocido, en un infinitésimo de instante, es decir en todo momento. Esto último es lo mismo que decir, que esta esencia está en cualquier punto del universo y simultaneamente en cualquier otro, con todo su poder o fuerza en tiempo "CERO". O es lo mismo que decir que está aquí y allá, en todo lugar del Universo conocido y desconocido, y en todo instante pues regresa a velocidad infinita como si nunca hubiera dejado su lugar.

Esta energía es lo que los Vedas llaman el "Brahma", los Chinos el "Tao", los Judeos-Cristianos "Dios o Yahve", para los Egipcios fue "Rá", para los Mahometanos "Alá", para los místicos "El Absoluto, o el Innombrable" y quizás para los físicos modernos sea el "Superespacio".

De alguna manera esta esencia en su interacción consigo misma, genera movimiento (creación), desplegando compresión u ondas, por amor o lo que llamaremos energía cohesiva. Esta energía infinita en su constante fluir despliega unidades o cualidades finitas como amplitud de onda, frecuencias, y velocidades finitas. Cuando todo esto último entra en juego en el tiempo y el espacio, se da la creación material, es decir el universo local donde nos encontramos.

El objetivo de este breve escrito es dar un resumen y un paneo histórico sobre el pensamiento Cristiano y la Naturaleza de Dios, así como esgrimir las principales pruebas de su existencia; también es el propósito de este escrito introducirnos en el mundo de la energía, es decir en el mundo de la creación, a fin de buscar puntos de unión entre la Ciencia y la Religión Cristiana, en el entendido y la comprensión de que en el fondo llamémoslo Dios o Energía infinita, ello o él o ella, o todo o el G.:A.:D.:U.:, es uno, simple, indivisible, infinito, pero por sobretodo pura vibración cohesiva y coherente es decir "AMOR".

La Edad Media, el gran dilema entre Fe y Razón, la integración del pensamiento Griego a la Teología Cristiana y sus principales exponentes: Los padres de la Iglesia y los llamados Escolásticos.

La Edad Media en Occidente es el período que va desde la caida del Imperio Romano hasta el Renacimiento, para algunos historiadores fue un período oscuro, sin embargo visto desde el punto de vista del pensamiento en Occidente, en este período se sentaron las bases de nuestra cultura actual; es la integración de la Filosofía del mundo antiguo (Griego-Romano) con el pensamiento Teológico del Cristianismo, el cual se había diseminado por el mundo Occidental a través del Imperio Romano.

El principal dilema fué en esta época la discución entre la verdad revelada por los textos sagrados y la iluminación o la y la verdad conocida por la mente del hombre o Razón.

I)La filosofía Patrística:

Se entiende por filosofía Patrística aquellos pensadores que entre finales del Imperio Romano y comienzo de la Edad Media se ocuparon de tratados Teológicos Cristianos o escritos de pastores del alma. Tomaremos a los dos principales. Agustín y Boecio.

1) San Agustín (es estudiado como influencia Pre-Medieval, nace en el 354 y muere en el 430 de la E:.V:.): Quizás el pensamiento y la vida de Agustín pueda resumirse en su famosa vía interna que reza: Y yo que te buscaba afuera y tú estabas dentro de mi ser; yo tan lejos de ti y tú tan cerca de mí. Para Agustín el hombre tiene un fin sobrenatural y su existencia actual no es sino de esencia caida y redimida por Cristo, por ello su interés primario será estudiar la relación del hombre con Dios a través de la Fé y la Gracia. Para él la busqueda de la verdad es el camino a la felicidad y el camino hacia ella lo llevó a una instrospección psicológica, que le servió para poner al desnudo el dinamismo del alma humana. Una pregunta importante a la cual buscó respuesta en su madurez y que está vinculada a la certeza o al conocimiento veraz, fué: ¿Como es que la mente humana finita y mutable, alcanza cierto conocimiento de verdades eternas, verdades que rigen y gobiernan la mente y en consecuencia, trascienden a esta?. Debemos recordar que Agustín había sido Maniqueo (Dos poderes: El Bién y el Mal, con actores de igual fuerza a nivel divino) y su fé maniqueista colapsó al encontrar a Cristo, lo que produjo en él una recaida hacia el esceptisismo académico, y fue precisamente a través de las lecturas de Plotino principal intérprete de Platón y de las obras de este último, que encontró el camino de la particiapción para dar respuestas a sus preguntas, por ello Agustín es el gran integrador de este ilustre filósofo Griego a la Teología Cristiana.

En relación a la existencia del G.:A.:D.:U.:, la prueba central y favorita de Agustín, es la que parte del pensamiento. Es una verdad superior y potencialmente compartida en todos los hombres y cuya posibilidad se dá a si misma por igual en todos, trascendiendo a la mente, y esta se inclina y la acepta al reconocerla como inmutable, lo que la hace diferente y superior a su característica de mutabilidad y más excelente. Esa idea inmutable es Dios y de allí sus principales atributos de eterno y perfecto. También San Agustín busca la prueba de la existencia de Dios a partir de la creación o mundo material, pero en este sentido no es una prueba académica para explicarle al ateo, sino una proclamación en donde el mundo corpóreo clama la existencia del mismo a través del alma, tratando de entender de esta forma la dinámica de ella hacia Dios, formulando las siguientes preguntas: ¿Cómo sé que tú estas vivo si no veo tu mente?, a lo que responderá: Porque hablo, porque ando, porque trabajo. Necio es por las operaciones del cuerpo que yo sé que tú vives, y entonces ¿No podrás por las obras de la creación conocer al Creador?.

Finalmente para terminar este breve resumen en cuanto a los atributos o características de este ser Supremo, en su famoso libro La Ciudad de Dios, Agustín dice: El mismo orden, disposición, belleza, cambio y movimiento del mundo y de todas las cosas visibles, proclaman silenciosamente que sólo pueden haber sido hechas por Dios, el inefable e invisiblemente grande, el inefable e invisiblemente bello, y cuando comentando el Génesis enuncia: El poder del Creador y su fuerza omnipotente y omnisciente es para todas y cada una de las criaturas, la causa de su continuada existencia.

2) Manlio Severino Boecio (llamado el último Romano, nace en el 480 y muere en el 524 E:.V:.):

El problema de Dios es uno de los temas centrales de Boecio y lo trata como una persona, es decir como un ser personal distanciándose por ello de todo lo planteado por Aristóteles, Platón y Plotino en esta materia, además delega a la Edad Media sus tratados sobre el conocimiento de estos filósofos a través de su estudio sobre los escritos disponibles de ellos para la época.

Siguiendo a Agustín, Boecio habla de Dios como el sumo bién que contiene a todos los demás bienes.

Los otros tres principales atributos que Boecio da a la Naturaleza de Dios son: Perfección, Voluntad y Eternidad.

II)La filosofía Escolástica:

Por Escolástica se entiende aquellas filosofías que fueron practicadas en el propio Medioevo, desde Carlomagno hasta el Renacimiento.

3) San Anselmo de Cantorbery (llamado el padre de la Escolástica;

nació en 1033 y murió en 1109 E:.V:.):

Su gran inspirador fué Agustín, su obra trata de iluminar todos los contenidos de la Fé, pero con un programa racional que se convierte en escuela, organizándolos sistémica y lógicamente.

Su prueba de la existencia de Dios, le ha dado un puesto relevante en la historia, a la que Kant denomina argumento ontológico; ella consiste en que la razón encuentra en sí misma la idea de un ser superior o ser sumo que se puede pensar; si este ser existiera solo en la mente, no sería el mayor ser existente, pues podría pensarse en un ser aún mayor a este que existiera no solo en la mente sino en la realidad. Luego la idea de un ser sumo presupone la existencia no solo en la mente sino en la realidad.

Según la teoría moderna del conocimiento, la cual está basada en la experiencia sensible, esta prueba de la existencia de Dios es una falacia, pues representa un salto indebido del orden lógico al ontológico, ya que la verificación de un ser perfectísimo no tiene posibilidad en la realidad que conocemos. Es por ello que Santo Tomás rechazará esta prueba. Anselmo realmente trató de justificar por su Fé religiosa la existencia de esta esencia perfectísima o Dios y por ello puede concluirse que su prueba ontológica es parte de la dialéctica de su Fé.

4) Pedro Abelardo (Subjetivismo medieval, nació en el 1079 y murió en el 1142 de la E:.V:.):

El trabajo de San Anselmo recibe un impulso esencial y técnico por este particular y relevante filósofo de la Edad Media que utilizó la metodología dialéctica del si y el no, lo que constituye el andamiaje del método de la Escolástica y que será posteriormente utilizado en las Sumas y las Cuestiones Disputadas por Santo Tomás. Plantea el problema de los Universales como contenidos que están en la mente y no en la realidad, de allí el subjetivismo y la innovación en Abelardo, lo que será muy posteriormente tratado en el Empirisismo Inglés y particularmente por Berkeley. Según él, el saber está solo en la mente de Dios y el hombre solo puede aprehender las cosas según su humilde percepción de los accidentes materiales que se le presentan como imágenes confusas, las cuales intenta rastrear para poder decir algo de las cosas que percibe.

Este subjetivismo introduce problemas éticos, ya que el planteamiento del mal como carencia de bién y no una substancia en sí de San Agustín, pasa a ser una percepción particular de cada cual, en donde la intención del bién es lo que cuenta, y no que la acción haya hecho un bién, por ello Abelardo entendiendo este problema intenta frenarlo y dice: No es la intención buena por aparecer buena, sino si realmente es aquello por lo que se tiene.

La Alta Escolástica:

La Alta Escolástica comienza a partir del siglo XII por la confluencia de tres factores: 1) El redescubrimiento de Aristóteles que entra con toda su fuerza a Europa a través de España por la obra de los filósofos Arabes como Avicenas y Averroes y Judío como Maimónides y algunas traducciones de textos antiguos; 2) el comienzo de la actividad Universitaria en Europa y 3) el desarrollo de la actividad científica dándole un mayor peso a la razón.

Resumiremos a dos de sus grandes exponentes: San Buenaventura y Santo Tomás.

5) San Buenaventura (nació en 1221 y murió en el 1274 de la E:.V:.): Lo mismo que para Agustín, Para él es Dios lo primero y representa la piedra angular de su filosofía. En contraste con Santo Tomás que piensa que el ser es lo primero conocido, Buenaventura expresa Dios es el primum cognitum, lo encontramos en nuestra alma y lo conocemos en ella, pues está presente allí más que ninguna otra cosa. Acepta la prueba de San Anselmo de la existencia de Dios y también admite las vías racionales posteriores que concluyen de su existencia por la naturaleza creada, pero su vía favorita es la del conocimiento a priori e intuitivo de Dios en la propia experiencia interna del espíritu y de los actos del alma. Concluye que la naturaleza de Dios es inmutable; es ser, vivir, poder, verdad y plenitud de ideas eternas.

6) Santo Tomás de Aquino (El maestro Angélicus como le decían nació en 1225 y murió en 1274):

Es a Tomás quien más se le debe por la aceptación y fusión de la filosofía Aristotélica con el mundo Occidental Cristiano del siglo XIII y posterior. Además fué Filósofo y Teólogo e hizo una distinción formal entre Filosofía, en donde domina la luz natural de la razón y Teología en donde predomina la luz sobrenatural o Fé junto a la verdad revelada. Es Tomás quizás el más conocido y mejor exponente de los Escolástico y son cinco las pruebas que él propone para demostrar la existencia de Dios. Para Tomás probar la existencia de un Ser Supremo fue importante, pues vivió en una época de mucho ateísmo en donde innumerables mujeres y hombres habían sido educados sin ninguna creencia en Dios. La prueba a priori de San Anselmo es objetada por cuanto la debilidad de la mente del ser humano no permite un discernimiento preciso sobre un Ser Perfectísimo, es por ello que la idea de este ser debe ser demostrado por sus efectos a posteriori y no por la vía Anselniana.

Primera prueba (el movimiento): Esta prueba se encuentra en Aristóteles y fue usada por su maestro San Alberto Magno y por Maimónides; se entiende por movimiento el paso de la potencia al acto de cualquier forma sensible, lo que implica que todo lo que se mueve es movido por otro. Si ese otro es a su vez movido por otro, se crea una cadena infinita de causas del movimiento hasta llegar a una primera causa o agente cuya potencia está en acto simultáneamente, y esto es precisamente el primer motor o Dios.

Segunda prueba (la causa eficiente): Esta prueba fué utilizada también por Avicenas y se relaciona con la causa eficiente, es decir que la razón de la existencia de un ser o está en sí (el ser es eficiente o suficente) o está en otro (el ser es contingente) y si está en otro, se genera una cadena infinita de causas hasta que se llega a una primera que tiene la razón de su existencia en sí misma y que es el Ser suficiente al cual denominamos Dios.

Tercera prueba (la existencia de los seres contingentes): Esta prueba la tomó Maimónides de Avicenas y la desarrolló por su parte. Consiste en que algunos seres comienzan a existir y luego perecen, lo que implica que pueden ser y no ser, es decir son contingentes y no necesarios. Santo Tomás concluye entonces que debe haber un Ser necesario o Dios, el cual es la razón de que los seres contingentes lleguen a existir, pues sin este Ser no existiría nada.

Cuarta prueba (los grados de perfección): Esta prueba está sugerida en la Metafísica de Aristóteles y en el fondo se encuentra tanto en San Agustín como en San Anselmo y parte de los grados de perfección, de bondad, de verdad, etc., es decir de los atributos del Ser perfectísimo. Estos son los que permiten la comparación entre las cosas, por ejemplo, este ser o esta cosa es más bella que aquella...., lo que implicaría la posible existencia de un óptimo de la belleza, como también de un óptimo de la verdad, de la bondad, etc., que son los atributos de Dios, el cual debe existir porque lo supremo en bondad debe ser la causa de la bondad que apreciamos y así sucesivamente con los otros atributos. En el fondo como puede apreciarse del argumento, es una prueba Platónica en donde los atributos de las cosas participan de los atributos de Dios en menor grado.

Quinta prueba (la prueba Teológica): Por esta prueba Kant sentía un especial respeto por su antigüedad, su luz y poder de convicción, y es la denominada prueba Teológica. Consiste en nuestra observación de seres inorgánicos que operan por un fin y como es imposible que operen al azar, debe haber entonces una intencionalidad guiada por alguien. Como estos son irracionales y carecen de conocimiento alguno, no podrían operar hacia un fin, a menos que sean guiados por una inteligencia, así como la flecha es guiada por el arquero. Por consiguiente existe un Ser inteligente que dirige las cosas hacia un fin. A este Ser, Kant lo denominó A.:D.:U.:

La Naturaleza de Dios: Una vez establecido la existencia del Ser Necesario, Santo Tomás pasa a estudiar su Naturaleza, encontrando un problema, que es que nuestro conocimiento parte de nuestros sentidos y de la observación de las criaturas y el Ser Supremo no es sensible. En lo relativo al lenguaje, Tomás opina que está formado a partir de nuestra experiencia, entonces ¿cómo podemos formar ideas y palabras aplicables al Ser Divino?.

Aquí el genio y la razón de Tomás advierte y dice en su Summa contra Gentiles: La substancia divina excede por su inmensidad de toda forma que nuestro entendimiento alcance; y así no podemos aprehenderla mediante un conocimiento de lo que es, pero podemos tener alguna noción de aquella por lo que no es. Esta es la famosa vía negativa o vía remotionis. De esta forma decimos que Dios no es un accidente, ni es corpóreo, por lo que lo diferenciamos de todo lo que vemos y percibimos que existe, por lo que nos trasciende, pudiendo concluir que Dios es substancia y accidente; acto y potencia, existencia y esencia, todo ello simultáneamente. Tomás también le agrega con el mismo razonamiento las siguientes cualidades: Es infinito y perfecto, puesto que su Ser no es algo limitado y es autoexistente; Dios es inmutable, puesto que el Ser suficiente es necesariamente todo lo que es y no puede ser cambiado; es eterno, ya que el tiempo requiere de movimiento y el Ser inmutable no tiene movimiento; es uno puesto que es simple e infinito; de esta forma Tomás construye los atributos por la vía negativa, agregando por la vía afirmativa todas aquellas cualidades como bien, vida, belleza, verdad, sabiduría etc., que se derivan del pensamiento Platónico de la participación de los cuerpos vivientes o criaturas en estas cualidades, a quienes conocemos por observación.

El Racionalismo en Europa del Norte, El Empirismo Inglés, El Idealismo Alemán, la revolución de las ideas y el desarrollo científico; el cambio de Paradigma:

A partir del proceso Filosófico y Teológico de la Reforma en el norte de Europa, concretado en la realidad por una nueva Geopolítica que se sustentaba en razones estratégicas por los gobernantes que desean separarse del poder del Papado; algunos por razones personales como Enrique VIII en Inglaterra y otros por razones económicas y de poder; se desarrolla en estos países del norte de Europa, unas nuevas corrientes de pensamiento mucho más liberales, lo que permite el desarrollo de las ciencias sin el temor de una Inquisición, la cual quemaba a aquellos que se apartaban de unos dogmas obsoletos y distantes de la razón, como casi le sucede en Italia al famoso científico Galileo Galilei por decir que la tierra se movía alrededor del sol y de si misma y no era el ente estático centro del Universo que se pensaba; solo al cabo de unos 400 años después la Iglesia Católica pidió perdón por este grave error.

El Racionalismo del siglo XVII (Descartes, Leibniz, Newton, Pascal, Spinoza entre otros): Duda de todo aquello que no sea claro y distingas en tu mente (duda metódica) y divide el todo en las partes componentes, comprende estas y sus relaciones y compondrás la totalidad y el sistema en estudio (de las partes al todo).

Fue así como con la duda, Renato Descartes encontró su verdad: Cogito Ego Sum (pienso luego existo), y con el estudio de las partes al todo, fue como Newton y Leibniz desarrollaron el cálculo infinitesimal al mismo tiempo y en puntos geográficos diferentes, dividiendo el área bajo la curva en micropedazos o infinitésimos, que sumados mediante integración, podían componer la totalidad; el primero lo hace para poder explicar su teoría del movimiento y del cosmos en su famosa obra “Principia Matemática” y el segundo por simple abstracción mental e investigación matemática.

La Medicina se desarrolla, pues la separación de la Reforma con la Iglesia Católica da pié pues permite en el Norte de Europa al estudio y disección de cadáveres, lo cual estaba prohibido por la Santa Sede; los científicos mediante este proceso estudian en la realidad las partes del cuerpo humano y aprehenden sobre la diferenciación de los tejidos y las relaciones orgánicas, utilizando el método Mecanicista o Ley Causa Efecto, en donde podemos conocer las causas por sus efectos y no hay efecto mayor que su causa, y el cual es el tercer aporte del Racionalismo.

Descartes dice, dejen el estudio de las almas a los curas, pero el estudio de los cuerpos le pertenece al mundo científico mediante las tres metodologías antes mencionadas (1-la Duda Metódica; 2-de las partes al todo y 3-la Ley Causa Efecto); este nuevo Paradigma denominado Cartesiano, dividió al hombre en dos mitades, y ha dominado hasta nuestros días la estructura del sistema y método educativo en Occidente, potenciando la actividad del lóbulo Neocortical izquierdo del cerebro Humano en el cual se encuentra el análisis lineal y racional, permitiendo el desarrollo de las Ciencias y el control de la Naturaleza, pero materializando simultáneamente a la Humanidad.

Particular mención hacemos al Sistema de la Etica de Spinoza, prácticamente Geométrica y Lógica que este humilde y sabio Judío desarrolla en Holanda a partir del G.:A.:D.:U.:.

Pascal además de sus contribuciones en el campo de la física, hidráulica y la matemática, es el primero que propone la idea del valor cierto equivalente, que es la base de la teoría de decisiones modernas desarrollada por el Stanford Research Institute a finales de los 1960 y comienzo de los 70. Un valor cierto equivalente de un evento no es otra cosa que multiplicar la probabilidad del evento por su resultado, así si jugamos cara y sello la moneda de 100 Bs., y ella está balanceada y su valor es la apuesta, el valor cierto equivalente de que salga sello será 50 Bs., pues su probabilidad es ½, es decir 50%. Pascal habla de la apuesta a Dios y habla de una razón fina, hoy en día conocida dentro de la actividad del lóbulo derecho del Neocortex cerebral; esta razón fina nos lleva a aceptar la existencia del G.:A.:D.:U.: por la vía de su valor cierto equivalente, pues aunque la probabilidad de su existencia sea un infinitésimo, el valor de su existencia es infinito y si multiplicamos infinito por una probabilidad muy baja, siempre nos dará infinito. Pascal dice que vale la pena apostarle a Dios.

En el Racionalismo Dios pasa a ser un objeto de estudio por la razón.

El Empirismo Inglés de siglo XVII al XVIII (Hobbes, Locke, Berkeley y Hume):

El hombre el lobo del hombre dirá Hobbes; es él quien primero intenta a partir de la realidad, utilizando el método racionalista, pero desligándolo de su abstracción idealista, desarrollar una filosofía de la experiencia, renunciando radicalmente a cualquier vinculación con valores religiosos dogmáticos y simplificando el dualismo Cartesiano de la res cogitans (mente-sujeto)y la res extensa (naturaleza-objeto), al estudio simple de la Naturaleza.

Locke es el empirista Inglés por excelencia por su libro Ensayo del Entendimiento Humano. En Oxford estudia la Escolástica que no lo satisface y distingue claramente Fé y Razón, siendo la primera la aceptación de una verdad que no viene a través del razonamiento, sino un acto de crédito a alguien que la propone como venida de Dios y la segunda el descubrimiento de la certeza a partir de ideas adquiridas en la experiencia por el uso de las facultades de la mente.

Berkeley además de sus estudios sobre el conocimiento y la óptica, desarrolla el problema de los Universales al igual que Abelardo, pero mucho más pronunciado, indicando la inexistencia de las ideas abstractas a las cuales señala como la causa del error y subjetivisa la experiencia a la res cogitans (mente-sujeto) en su famoso libro Diálogo entre Hylas y Philonous.

Hume, completa el Empirismo Inglés con un sistema de pensamiento alternativo al Racionalismo continental en Europa y pone a depender a todas las ciencias de la naturaleza humana; es por ello que dedica gran parte de su investigación al entendimiento humano y hace derivar todos los conocimientos de la mente de la experiencia como sus antecesores.

El resultado práctico principal del Empirismo es que para que un planteamiento de la ciencia tenga validación, debe ser probado en laboratorio. Dios pasa a ser un ente de Fé.

A nivel de las ideas del Empirismo y como reacción en el continente (Alemania), se produjo una gran reflexión sobre los límites del conocimiento en unos de los gigantes del pensamiento, el Q.:H.: Emanuel Kant en su famoso libro Crítica de la Razón Pura.

El Idealismo Alemán del siglo XVIII y XIX (Fichte, Schelling y Hegel) y sus consecuencias:

El Idealismo en Alemania surge como una especie de reacción a todos los procesos anteriores y a partir de la obra de Kant la cual pone a temblar y reordena las posibilidades del conocimiento y de la razón a través de categorías. El idealismo se debatirá entre el sujeto que conoce, es decir el hombre; el objeto a ser conocido es decir la naturaleza y la relación dialéctica entre ambos. Fichte será el filósofo del sujeto; Schelling de la naturaleza y Hegel el de ambos y su relación dinámica (tesis, antítesis y síntesis) lo que lo hace el padre del pensamiento Dialéctico moderno. De este último, Karl Marx heredará el método y lo pondrá al servicio de la política y la economía; es la muerte de Dios y el nacimiento de la Dialéctica Materialista que dominó gran parte del siglo XX y todavía amenaza a la humanidad por no haber sabido resolver el problema de la Justicia.

De Hegel y su método dialéctico, también surge el embrión de la idea del superhombre en Nietzsche y de allí un Bismarck conocido como el Canciller de Hierro, apoyando la integración Alemana en el siglo XIX, concreta el Imperio Prusiano bajo la idea subyacente de este superser, lo que gestó la semilla de los orígenes de la primera guerra mundial y de lo que posteriormente plantearía en “Su Lucha” un Hitler en la segunda, removiendo en sus entrañas la Geopolítica del siglo XX.

La historia del pensamiento demuestra que este es energía, es decir la capacidad de hacer un trabajo, movilizando a través de los hombres que lo comparten, esfuerzos monumentales, y que como ejemplo en estas dos guerras dieron origen a gran parte de toda la tecnología moderna como la industria automotriz y naval, la aviación, las comunicaciones, los sistemas computacionales inteligentes, los sistemas de proyectiles espaciales, entre otros y lo más dramático, el desarrollo de la energía atómica. El hombre había despertado a través de la guerra el gigante dormido de la esencia de la creación; la energía almacenada en las entrañas de la materia y con ello la igualdad onda-partícula; m= E*C2.

El nuevo Paradigma Holístico, el siglo XXI, el siglo de la Energía, el pensamiento sistémico, la búsqueda de la Justicia del G.:A.:D.:U.:, el contacto con el Cosmos, la Aldea Global y el gobierno y la moneda universal:

Finalmente hemos llegado a nuestra época y basta ver la TV para darnos cuenta, que a la velocidad de la luz mediante el dominio de las ondas electromagnéticas, podemos conocer todos los acontecimientos importantes desde cualquier región donde estén ocurriendo.

El planeta se nos ha vuelto pequeño, se ha convertido en La Aldea Global, en el sentido de que ya queda muy poco por descubrir en su geografía y las distancias se han achicado física, psicológica y culturalmente por el desarrollo de las comunicaciones, pero sin embargo falta mucho por hacer para su ordenamiento y alineación con los propósitos de la naturaleza, que no son otros que los del G..A.:D:.U.:.

Para esto último está surgiendo un nuevo Paradigma Holístico a partir del pensamiento Sistémico (del todo a las partes) y con el pensamiento ecológico; desarrollado en el Valle del Silicón en California inicialmente y en las principales Universidades de la costa Este de USA y de Europa a finales del siglo XX, como consecuencia de la necesidad de apoyar el desarrollo de la Cibernética y la inteligencia artificial y entender el cambio climático que experimenta nuestra querida tierra.

Está colapsando el Paradigma Cartesiano (de las partes al todo), ya cumplió su propósito y permitió desentrañar con su método, muchos conocimientos útiles para la humanidad, pero también desató muchos peligros que deben ser corregidos por una nueva forma de entender al Mundo.

¿Y es por ello que debemos preguntarnos en todo esto donde está Dios?. ¿Es que acaso Dios juega a los dados como diría Einstein?. ¿Dios ha muerto, como aseveraría un Sartre y ha sido sustituido por el hombre?. ¿Quién es, donde está y que quiere Dios?. ¿Dios es Energía?.........................

El libro de URANTIA, en su primer Capítulo cuando habla del Superuniverso Central o la casa del Padre Universal, nos cuenta de su naturaleza, de sus atributos, de su relación con el Universo, de su relación con sus Criaturas o Individuos, habla de su Hijo Eterno, de la relación de este último con el Universo, del Espíritu Infinito, de la relación de este con el Universo, de la Trinidad del Paraíso, de los Universos que son siete.............. Se dice que este libro fue materializado o canalizado para la nueva humanidad que ha de surgir en este milenio después de la segunda guerra mundial; y mucho de lo que allí se explica como lo siguiente: Dios es la realidad primaria del mundo espiritual, es la fuente de la verdad en las esferas de la mente; Dios da su sombra y calor a todo el mundo material; para criaturas inteligentes Dios es una personalidad y para el Universo de Universos él es la Fuente Primaria y Centro de toda la realidad eterna. Dios no es como el hombre ni se le parece; el Padre Primero es Espíritu Universal, verdad eterna, realidad infinita y personalidad paternal.................; pareciera pensado por el maestro Angélico, Tomás de Aquino; de este se cuenta, que después de haber escrito su monumental obra, tuvo una visión del paraíso antes de su muerte y nunca más quiso volver a escribir, pues todo le parecía inferior a su impactante experiencia; ¿será entonces necesario volvernos hacia dentro y buscar en nuestro Maestro Secreto esa experiencias?.

De esta pregunta y de todo el conocimiento anteriormente resumido, en estos momentos difíciles por los que atraviesa la humanidad y en donde hay tanta desesperanza, pero a la vez hay también Fé, quiero dejar una huella en este escrito de mi humilde pensar sobre tan grande Ser como el G.:A.:D.:U.:, en donde mi razón fina como diría Pascal, me indica que su vibración (Gracia) nos está apoyando y llegando para que demos el cambio que necesita este bello planeta azul, en el extremo externo de la Galaxia que hemos denominado Vía Láctea.

Somos seres cósmicos interconectados con Dios en espíritu o energía, dándole el nombre que queramos; para los Griegos, Cosmos significaba el ordenamiento del Universo, pues bien nuestro planeta está pidiendo Orden y Amor y por sobretodo Justicia.

Para ello se necesita un nuevo orden dentro del nuevo Paradigma Holístico, en donde el todo comanda y fija las partes y por sinergia es mucho más que la suma simple de su interrelación, así como un concierto es mucho más que la suma simple de los instrumentos que tocan.

Este Planeta pide a gritos un reordenamiento del pensar colectivo o salto de la conciencia humana, que debe acercarse más a la de nuestro querido maestro secreto, el cual nos susurra los designios del G.:A.:D.:U.:.

Este orden Universal necesita también de un reordenamiento económico hacia la moneda planetaria única que pondere la especulación y permita los flujos para el desarrollo, y el gobierno global con representaciones locales que respeten la diversidad; esto sucederá algún día no muy lejano por necesidad y por evolución, no sin antes pasar por mucho dolor y quizás algunas guerras; las nuevas generaciones que están naciendo lo saben; en nuestras calles venden el libro de los Niños Indigo que son los nuevos pobladores que traen una conciencia más elevada.

Es un problema de vibración, como el diapasón; el Planeta está vibrando en una frecuencia más alta y atrae los nuevos espíritus que están vibrando en esa frecuencia; son las Leyes de vibración y correspondencia que Hermes Trismegisto el tres veces grande nos delegara en el Kybalión. Estas leyes actúan por resonancia y será por esta, que la sumatoria de mentes nuevas que vienen a construir y desean el cambio, conformarán el nuevo Logos Planetario para la Gloria del G.:A.:D.:U.:, quién como diría San Anselmo: Nuestra alma noble y su Maestro Secreto lo conoce y sabe de su existencia y sabiduría y de su amor infinito por sus criaturas, cualquiera que estas sean, pues para él no hay blanco y negro, bueno o malo, masculino y femenino, viejo y joven, sino puro devenir y fluir en su esencia o vibración superior, la cual es la fuente de la vida o energía Universal, que da la paz y da la luz, y a la que todo Masón de mi Valle desea dirigirse y fundirse en ella.

Fraternalmente,

José R. Gómez Oriol, M.:M.:

Bibliografía:

-Historia de la Filosofía de Frederick Copleston, tomo II, de San Agustín a Escoto, Editorial Ariel, Barcelona-Caracas-México.

-Historia de la Filosofía de Johannes Hisrschberger, tomo I, Antigüedad, Edad Media y Renacimiento, Editorial Herder, Barcelona, España.

-Historia de la Filosofía de Frederick Copleston, tomo 5, de Hobbes a Hume, Editorial Ariel, Barcelona-Caracas-México.

-Historia de la Filosofía de Johannes Hisrschberger, tomo II, Edad Moderna y Contemporánea, Editorial Herder, Barcelona, España.

-The Urantia Book (El Libro de Urantia), Fundación Urantia, Chicago, USA.

-La Biblia, Edición Pastoral, Impreso por Gráficas Caracasa, Madrid.

-Manual del Grado 4º de Pedro A. Barboza de la Torre, Publicado por Fondo Editorial Moral y Luces, Maracaibo

-Ciencia Jónica y Pitagórica de Angel Cappelletti, Editorial de la Universidad Simón Bolivar, Caracas.

-Inicios de la Filosofía Griega de Angel Cappelletti, Editorial Magisterios S.A., Caracas.

-La Filosofía de Heráclito de Efeso por Angel Cappelletti, Editorial Monte Avila, Caracas.

-Platón, El Banquete, traducido por Juan David García Baca, Editorial Mediterráneo, Madrid.

-Las Tres Caras de la Mente de Elaine de Beauport y Aura Sofía Díaz, Editorial Galac, Caracas.

-The Esoteric Tradition de G. De Purucker, Unabridge Verbatim Edition; Theosophical University Press, Pasadena, California, USA.

-The Dancing Wo Li Masters (Sobre la Historia de la Física Moderna y Cuántica) de Gary Sukav.

-El Kybalion, Filosofía Hermética del Antiguo Egipto y Grecia, Editorial Panapo, Caracas.

-Pascal, Opúsculos, Editorial Agular, Argentina.

-Hobbes System of Ideas de J.W. Watkins, Editorial Hutchinson, Londres.

-The Changes in Scientific Paradigms (Los Cambios de Paradigma) de Kunz.

-The Turning Point (El Punto Crucial sobre el cambio de Paradigma al Holístico) de F. Capra, Físico Cuántico de la Universidad de Berckely, California.

-Leibniz de Hans Heinz Holz, Colección Semblanzas, Madrid.

-Kant, Vida y Doctrina de Ernest Cassirer, Fondo de Cultura Económica, México.

-The Philosophy of Hegel por Carl Friedrich, The Modern Library, N.Y.

-Psychological Reflections por C.G. Jung, Editorial Lowe & Brydone, Londres.

-The Logic of Scientific Discovery de Karl Popper, Editorial Hutchinson, Londres.

-Introducción a la Historia Comparada de las Religiones de E.O. James, Ediciones Cristiandad, Madrid.

domingo, julio 27, 2008

LA MASONERIA COMO VALOR ESPIRITUAL

Alice Ann Bailey

Este artículo es una de las varias conferencias dadas por la Sra. Bailey en Nueva York, que mereció los honores de la publicación en The Master Mason, Revista Nacional Masónica de los Estados Unidos, editada por la Masonic Service Association, 910 Seventeenth St, N. W. Washigton (EE.UU.)

Tomado de "Teosofía" Setiembre y Octubre 1932. ("Teosofía" fue la revista que continuó la obra de "Sophia" y "El Loto Blanco" en España)

En ninguna otra época como en la presente, ha sido tan activa la búsqueda de la luz, la Verdad, la belleza y la sabiduría.

Jamas han existido tantas y tan diferentes organizaciones que pretendan dar la luz de la verdad. Por todas partes aparecen instructores que pretenden haber encontrado algún método específico, mediante el cual el hombre puede alcanzar el conocimiento de Dios, la paz interna y la iluminación; conseguir el dominio de sí mismo; o adquirir riquezas, bienestar y poder.

La gente va de un instructor a otro, buscando algo que les dé luz y sosiego. Todos pertenecemos a algún grupo organizado de buscadores de la luz; sea metafísica, esotérica u ortodoxa. Las organizaciones tales como «Nuevo Pensamiento»; «Ciencia Cristiana» y «Unidad» cuentan sus afiliados por miliares. Cualquier pseudoinstructor, capaz de hacerse oir o de prometer mucho, encuentra siempre quien le escuche.

En el caos originado por estas tendencias sectarias y adherencia a determinada presentación de la verdad, la verdad misma queda olvidada, En el choque entre personalidades, luchando cada

una en favor de determinado instructor y de su enseñanza de la realidad, la tranquila y susurrante voz de la sabiduría se apaga en la controversia sobre doctrinas, dogmas y cismas; y en la energía que se disipa en la construcción y destrucción de las formas, que la verdad puede asumir, se desvanece su verdadero significado espiritual.

Ante tal confusión, no es extraño que muchos investigadores sinceros, al contemplar la aparición y caída de instructores y escuelas de pensamiento, se pregunten si es que la verdad puede

encontrarse en alguna parte, ¿Es posible que la unidad pueda estar velada por tantas y tan diversas formas? ¿Será imposible encontrar una expresión de la verdad que sea incluyente y no excluyente? ¿Habrá una enseñanza de la Sabiduría Antigua que venga a satisfacer la necesidad universalmente sentida? ¿Será posible crear una organización cuyas características sean la impersonalidad y la más amplia tolerancia y que, a la vez, haga hincapié en principios esenciales que todos puedan aceptar, pasando por alto todos aquellos detalles susceptibles de controversia?

Seguramente ha de haber algo que nos guíe con seguridad en nuestro avance hacia el origen de toda luz y toda vida, y que hemos de encontrar algún poste indicador que sea suliciente para guiar en su camino al peregrino que trata de evitar los tropiezos a que está expuesto en la oscuridad.

En efecto, existe la organización, depositaria de la verdad, cuya plataforma es tan amplia y cuya enseñanza de la verdad es tan universal, que es capaz de satisfacer la necesidad del mundo.

Es un hecho curioso, sin embargo, que esa organización es tan extensamente conocida, que nuestra misma familiaridad con ella es causa de que se nos oculte su verdadero objeto. El conocimiento que de ella se tiene es tan general, que las enseñanzas y las

verdades que tiene la misión de impartir, quedan veladas por la importancia que atribuímos al aspecto forma. La organización a que nos referimos es la Masonería.

En todos los países del mundo es conocido y actúa «ese sistema peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbolos». Es muy probable que la Masonería, en una forma u otra, haya existido siempre en nuestro planeta. El estudiante de la Masonería, capaz de asimilar el conocimiento contenido en sus rituales, y de comprender el significado espiritual de los símbolos, mobiliario y alhajas de una logia, y de apreciar la idea subyacente en la acción que allí se desarrolla, percibirá gradualmente que esa Institución es depositaria de una expresión incluyente de la verdad, y que en la forma simbólica del trabajo masónico se ha preservado, para beneficio de la humanidad, una revelación que (cuando se investigue) dará la clave del misterio del universo y será un guía que permita al hombre llegar al corazón de su propio misterio.

Es opinión de muchos y profundos pensadores, que si en un momento dado desaparecieran de la faz de la tierra todas las religiones, iglesias y sectas ortodoxas, con sus diversas exposiciones de la verdad, esa pérdida se compensaría con la comprensión de la Masonería. El estudio del simbolismo y la aplicación práctica de las reglas de moralidad y ética, que ella inculca, permitirían reconstruir todo cuanto el hombre necesita conocer acerca de Dios, de Sus obras y leyes que rigen la economía del universo; y descubrir la relación existente entre el alma individual del hombre y la Superalma, así como la conexión entre la unidad, parte integrante del gran Templo en construcción, el Gran Arquitecto de Cuya idea el Templo es una revelación .

Dos son las vías de acercamiento que se ofrecen al pensador ordinario, cuyo desarrollo le han de demostrar la verdad o falsedad de lo que se acaba de afirmar. Una es seguir el desenvolvimiento del cuerpo de doctrina a través de las edades, tratando de encontrar los antiguos hitos, que demuestran la continuidad de la enseñanza y su aplicación universal. Otro sería considerar a la Masonería en su forma actual y demostrar que las verdades que

ella encierra, las enseñanzas que inculca y el espíritu que la informa son de posible aplicación universal y servir de fundamento lógico sobre el cual pueda la humanjdad edificar. Esas dos vías de acercamiento se han seguido en sus etapas preliminares; pero

no se han llevado hasta su conclusión. Nuestro propósito en este artículo es patentizar la amplitud todo inclusiva y la esencialidad de la plataforma masónica y demostrar que, sí las actuales organizaciones masónicas, diseminadas por todo el mundo, reconocieran su responsabilidad y aceptaran su herencia espiritual, la actual «oscuridad» de la ignorancia y el general letargo e inercia, se trocarían en esperanza para los que buscan la luz. No cabe duda de que puede elevarse en la tierra un Templo cuyas puertas estén abiertas de par en par para que por ellas todos los hombres puedan pasar y para que el mensaje procedente de sus precintos proclame la fraternidad, la libertad y la igualdad; libertad de pensamiento, fraternidad de actitud e igualdad de oportunidad, basada en la unidad de origen, de esfuerzos y de meta.

¿Qué es la Masonería? Se nos dice que es «un sistema peculiar de moralidad, velado en alegorías e ilustrado por símbolos». Consideremos, por un momento, el significado de esas palabras, Sistema, según la definición de este término, es el desarrollo de un plan determinado; la ejecución de un proyecto, con una finalidad definida en vista, ¿Cual es el objeto, o finalidad, hacia el cual va encaminado el sistema de moralidad, inculcado en la Masonería?

Es labrar la piedra bruta; transformar el bloque sin labrar, por medio de las herramientas del albañil, el cortafrío, la regla, la escuadra y el compás, en el perfecto sillar, de manera que asiente en el templo de Salomón y sea una «piedra viviente» del Templo de la humanidad, En la ejecución de su trabajo, y a medida que avanza hacia la luz, el aprendiz masón pasa por muchas experiencias. Antes de llegar a Maestro artífice tiene que aprender todas las fases de su oficio; hasta que finalmente perfecciona su técnica y se hace merecedor del título de Maestro Masón, alcanzando así el grado superior de la Masonería, el de Maestro de Sabiduría, Constructor bajo el G.'. A.'. del U.'. Tal es la finalidad de la Masonería y tal es la meta de todo candidato, al ser admitido en los misterios. Ha de convertirse en el perfecto sillar viviente; llegar a ser una columna del Templo de Salomón o, como lo expresa el V.'. del C.'. S.'.: «llegar a ser un pilar del Templo de mi Dios de donde no tenga que salir jamás»; ha de pasar por muchas pruebas y orcdalias y resucitar de entre los muertos, como lo hizo nuestro Maestro Constructor, y así aprender el significado de la resurrección, por la cual se entra en posesión de la luz y de la vida.

Según la definición, «Moralidad» significa la capacidad de escoger entre el bien y el mal, la aptitud de discernit sabiamente. Es muy significativo que, al instruir al candidato, se hace constantemente hincapié en su libre voluntad, y cuando en el curso de las diversas iniciaciones ha de escoger entre varias cosas, se le deja en entera libertad a fin de que él mismo sea el árbitro de su propio destino. De esta manera se educa la mente a que razone y escoja, para que llegue a ser un maestro más sabio. El candidato ha de ser enteramente libre y venir por propia iniciativa y libre voluntad a solicitar que se le admita en una Logia de Masones Libres y Aceptados.

Nos falta considerar las otras dos palabras: alegoría y símbolo, que comprenden todo lo concerniente al arte masónico, los rituales, accesorios de la logia e instrucciones, «Alegoría» es la representación pictórica de algún hecho; es un método de inculcar en la mente no desarrollar, en forma de cuadros, lo que los conocedores de Dios han experimentado y enseñado a través de las edades. En las sublimes alegorías de la Masonería se ilustra para nuestro beneticio, la acción de las leyes de Dios, según se manifiestan en la naturaleza y en el hombre, y las consiguientes verdades acerca del desenvolvimiento de la conciencia humana, su progreso y su destino final.

En el gran drama central de la Masonería, se representa para nuestra enseñanza, aquello por lo cual «la entera creación ha sufrido y laborado hasta ahora bajo el dolor esperando, que los hijos de Dios se manifiesten»; puesto que solo un Hijo de Dios puede levantarse de entre los muertos en la peculiar quíntuple manera en que es levantado el Maestro Constructor.

El simbolismo de la Masonería es susceptible de las interpretaciones más diversas; sus signos, señales y palabras de reconocimiento, herramientas, pasos y mobiliario del templo, así como el significado de sus luces mayores y menores conservan para el

iniciado aquellas verdades esotéricas que todo hombre necesita saber para encontrar su camino «de la oscuridad hacia la luz; de la muerte a la inmortalidad; de lo ilusorio a lo Real».

La Masonería, de consiguiente, no sólo es un sistema de moralidad, que inculca la ética más elevada, la cual, si se practica, provoca el desenvolvimiento de la divinidad; sino que además es una representación dramática de la regeneración. Nos representa el restablecimiento de la oculta divinidad del hombre, haciendo que se manifieste; representa la ascensión a los Cielos del hombre caído y, en la escena que se representa en la Logia, nos demuestra el poder, latente en todo hombre, de alcanzar la perfección, y la capacidad para adquirir plena visión e inteligencia y, de esa manera, hacerse dueño de sí mismo y árbitro de su destino. Lo que es verdad con respecto al individuo, lo es igualmente con respecto a la colectividad: por tanto la Masonería nos ofrece la promesa del triunfo final de una humanidad cuya medida es la perfección y cuyas filas están integradas por aquellos que, según las palabras del L.'.del C.' . S.' .,"han alcanzado la medida de la estatura y plenitud de Cristo", una humanidad formada por todos los hombres libres. En tal síntesis termina el camino».

Además de ser un sistema de moralidad y un gran drama de regeneración, la Masonería es una representación pictórica de la Gran Búsqueda. Instintiva en todo hornbre existe el ansia de saber y de expresarse, que es característica de la evolución del reino humano, y que constituye la prueba de su verdadera naturaleza.

Esta verdad yace oculta en el nombre de nuestro Maestro Hiram Abif; pues Hiram, según muchos estudiantes de la Masonería, viene de "Khy", que significa viviente y de "Ram", lo que se levanta. El viviente Hijo de Dios que es levantado, de su condición de caído, «a las alturas», según otra de las interpretaciones del nombre «Ram». «Si soy levantado -dijo el Gran Carpintero de Nazaret- atraeré a todos los hombres hacia Mi.» Estas palabras hacen referencia al misterio central de la Masonería. Abiff quiere decir Padre, término con que se designa, en todas las religiones, al Gran Aspecto Espíritu.

Los tres primeros grados de la Masonería representan esta glan búsqueda o pesquisa. Progresivamente, el candidato recibe más luz; paso a paso, su ansia de conocimiento va siendo satisfecha; pasa del estado de ignorancia al del estudio, donde las artes y las ciencias le revelan sus secretos y dones. Adquiere en su oficio la pericia que de él se espera; no obstante necesita algo más. Ha de graduarse para algo mejor y más elevado. Debe encontrar la Palabra Perdida; pasar por varias pruebas y probarse a sí mismo; para finalmente llegar a dominarse y convertirse en un adepto de la sabiduría y en un instructor de otros; pagándoles el salario que les es debido y guardando la Palabra que le ha sido comunicada , con su propia vida, si es necesario.

La Búsqueda se tipifica de tres maneras en el curso de los tres grados: primero la Búsqueda de la lluminación representada por el determinado avance del candidato hacia el Oriente, en la actitud del oyente y del aprendiz. Por las enseñanzas que recibe, mientras circula por la Logia, aprende que él mismo es trino, una entidad compleja que es la suma total de sus estados mental, emocional y físico y que, no obstante, esas tres formas del ser encubren una luz interna, análoga a la Gran Luz en el Oriente; luz que es necesario encontrar.

Esta verdad, con respecto a la búsqueda de la luz divina, está bien expresada en una conocida leyenda que dice así : Hubo un tiempo en la historia de la raza en que los dioses despojaron al hombre de su divinidad y reunidos en consejo trataron de decidir donde esconderla. Uno de los dioses indicó que se llevara a otro planeta, donde el hombre no podría encontrarla; pero otro dios se opuso diciendo que el hombre, por naturaleza innata, era un gran viajero y que no había seguridad de que alguna vez encontrara su camino hacia ese otro planeta. Escondámosla, dijo, en las profundidades del mar, en el fondo del océano, porque allí estará segura. Pero otro habló manifestando que el hombre era un gran investigador natural y que algún día conseguiría penetrar en lo más profundo y escalar las mayores alturas. Así continuó la discusión hasta que un dios de inteligencia más brillante se levantó y dijo: «Ocultemos la joya robada de la divinidad del hombre dentro de él mismo, porque jamás la buscará ahí.» Con este acuerdo el consejo se disolvió, pues los dioses comprendieron que habían encontrado el lugar verdaderamente inaccesible. En verdad, durante edades parecía como si la luz oculta en el hombre se hubiese perdido para siempre.

Poco a poco, sin embargo, algunos descubrieron el secreto y aprendieron los medios para encontrar la luz. Este conocimiento ha trascendido a determinados grandes grupos de pensadores; de manera que hoy la religión y la Masonería nos ponen en camino de descubrir las leyes que gobiernan la revelación de la luz.

Los rituales que no se le deja conocer, y el trabajo de los grados cuya participación se le niega, dan al Aprendiz idea de su ignorancia; mientras trabaja en el exterior del Templo del Rey Salomón, tiene conciencia del misterio interno, el cual no puede penetrar todavía. Adquiere práctica en el manejo de las herramientas del Aprendiz, y gracias a la comprensión de su significado simbólico, labora en la formación de su carácter. La luz, que ya ha recibido, le basta para comprender la necesidad de sabiduría y para apreciar su indigencia. Pasa luego el segundo grado y empieza la gran Búsqueda de la Sabiduría. En este grado aprende que la vida es una escuela y que por el fíel cumplimiento de sus deberes y la lealtad hacia sus compañeros, podrá comprender un poco de la sabiduría, fortaleza y belleza que el Gran Arquitecto del Universo trata de expresar en Su Grandioso Templo.

En su trabajo, el Compañero aprende otras muchas cosas; ya no está limitado al recinto externo del Templo de Salomón, sino que tiene acceso al Santuario, donde aprende que hay otra etapa de desenvolvimiento y otro paso que dar en el corazón del misterio de la Masonería. No le ha sido dado todavía el penetrar en el Sancta Sanctorum.

Ha avanzado en conocimiento y en el dominio de sí mismo; trata de unirse a sus compañeros sobre el nivel y de ejemplarizar la libertad, la fraternidad y la iguaIdad; pero falta algo más todavía. Vislumbra cada vez con más claridad, que la luz está dentro de sí mismo; luz que es una con la que brilla constantemente en el Oriente; lo cual le prepara para la etapa final del gran drama del desenvolvimiento del Alma, y para iniciar la Búsqueda de la Palabra Perdida.

Esta es la búqueda del Ego, el Alma, que es el verdadero hijo de la Viuda, a quien la Madre ha de dar nacimiento. La palabra «viuda» tiene origen en una palabra sánscrita que significa «faltar». Lo que falta en todas las demás formas en la naturaleza (materia virgen, la oculta Virgen María), lo puede encontrar y manifestar el ser humano. El candidato penetra ciego en el Templo. Destituído y falto de luz, sabiduría y conocimiento del alma; pasa por las experierlcias de los dos primeros grados y por la dramática ocurrencia del grande y Sublime Grado de Maestro Masón, a la plena posesión de su derecho hereditario y se convierte en un Hijo de Dios, enriquecido por la luz, la plenitud de los dones que el Rey Salomón confiere a sus Masones y la posesión de la Palabra, de la que se dice:

«En Él había Vida y la Vida fué la Luz de los Hombres... que era la verdadera Luz que alumbra a todo hombre al venir a este mundo». (San Juan, I: 1,2, 3.)

Las enseñanzas de esos tres grados han sido expresadas maravillosamente en las antiguas Escrituras induistas con estas palabras:

«Condúceme de la oscuridad a la luz», que resume la enseñanza del Primer Grado;

«Condúceme de lo ilusorio a lo Real» que compendia el significado del Segundo Grado;

«Condúceme de la muerte a la inmortalidad» que es la consumación del hecho central del Tercer Grado,

Considerada bajo este aspecto, ¿no encontramos en la Masonería todos los elementos necesarios para la formulación de una religión universal? ¿No es cierto, como ya se ha dicho, que si todas las religiones y todas las Escrituras llegaran a desaparecer de la faz de la tierra y sólo quedara la Masonería en el mundo, podríamos todavía reconstruir el gran plan de salvación? Es este un punto que merece la más seria consideración de los masones sinceros. Es patente, en la esfera del pensamiento religioso actual, la gran necesidad que existe de que se formulen las grandes verdades espirituales, de manera que lo comprendan todo y a todos, que satisfagan y que estén libres de interpretaciones sectarias.

El estudio de este punto convencerá al Masón sincero que, si la Masonería ha de alcanzar su ideal, será imposible para él el ir contra ningún hombre ni contra ninguna religión. Entonces se unirá a todos los buscadores verdaderos de la luz, cualquiera que sea su creencia y su raza. Su prencupación será dejar brillar la luz y encarnar el espíritu de unión y de fraternidad, en vez de dar ímpetu al odio ya la división.

Una masonería revitalizada, formada por masones fieles a sus juramentos y que hayan alcanzado la comprensión del Lazo Místico que los une en una Fraternidad real y verdadera, nos proporcionaría un sistema filosófico tan universal y amplio, que sería aceptable para los pensadores de toda clase y de todas las escuelas de pensamiento. De esta manera, no sólo llenaría el anhelo del espirítu religioso proveyendo una religión universal sinó que satisfaría las ansias mentales, sentidas por todos los pensadores de mente abierta. El mundo está cansado de las diferencias y de las polémicas religiosas; harto de las controversias sobre cuestiones sociales, políticas y económicas, entre los pensadores de todas las nacionalidades. El espíritu de separatividad y los problemas que suscita nos sofocan. La hermandad masónica, ajustada a las cláusulas de su propia constitución y encarnada en sus propios principios, podría muy bien ser el punto de convergencia, y dar al mundo un postulado de tanta amplitud, que unos y otros podrían participar y desarrollar en cada uno la comprensión de los puntos de vista y aspiraciones de los demás.

La Masonería enseña por la "voz viviente del signo", y donde exista esta base de enseñanza no puede haber imposición de autoridad o dictadura, porque cada uno es libre de interpretar el signo o símbolo, como mejor pueda, y desarrollarse por el esfuerzo que para ello haga. Un signo o símbolo es susceptible de muchas interpretaciones, y cuanto más se acerque el hombre al Sancta Santorum del Templo de Salomón, mejor verá detrás de la forma y mayor será la porción de verdad que obtendrá del símbolo. De consiguiente, la Masonería será suficiente para muchas mentes, con tal que no trate de imponer arbitrariamente una interpretación símbólica.

Se ha dicho que el verdadero Templo de la Humanidad, del cual cada Logia de Francmasones es parte integrante, se ha eregido en tiempo y espacio y que no tienen cabida en la verdadera Masonería las distinciones que hacemos en nuestras mentes, basados en nuestros limitados sentidos. El Templo que la institución construye es el de la unificación y armonización de la entera familia humana; idea que está perfectamente compendiada en la bien conocida frase: «Dios hizo de la humanidad una vasta fraternidad, «El mismo su Maestro y del Mundo Su Logia».

En esta frase tenemos la visión y el ideal de una vastísima Fraternidad en la que cada miembro coopere en armonía con los demás en la erección del edificio, cada cual atento a su propia tarea. Dios mismo, el V.'. M.'., actua por intermedio de Sus Maestros Masones.

Al considerar este programa universal, es oportuno hacer presente que la Masonería está basada en ciertos principios fundamentales, tan tolerantes y de significado tan universal, que es difícil concebir cómo podría excluirse de ella a individuo alguno de cualquier raza que fuese o a quién podría negarse la entrada, con tal que el solicitante sea sincero y busque ansioso la verdad.

La primera cláusula de este programa se encuentra en lo que se declara con respecto a «Dios y la Religión», en la constitución de 1723, que es la más noble expresión que conocemos de la universalidad espiritual de la orden. Dice así :

«El Masón, por el hecho de serlo, está obligado a obedecer la ley moral. Si comprende debidamente el Arte, nunca será un estúpido ateo ni un libertino irreligioso. Pero aunque en antiguos tiempos se recomendaba a los masones de todos los países que profesasen la religión de su país o nación, cualquiera que ella fuese, se considera ahora más conveniente obligarles únicamente a que profesen la religión en la que todos los hombres coinciden, reservándose sus opíniones particulares para sí mismos; es decir, que sean hombres buenos y leales, u hombres de honor y honrados, cualquiera que sea la denominación o creencia, por la que se distingan. De manera que la Masonería viene a ser el lazo de unión y el medio de que personas que habían permanecido distanciadas perpetuamente traben verdadera amistad.»

Ningún masón que acepte la declaración que antecede y procure vivir de acuerdo con ella, llevará a su Logia ninguna cuestión o disputa de carácter personal y mucho menos cualquier controversia sobre religión, política nacional o internacional. Las cláusulas de carácter religioso incluídas en dicha constitución no son más que tres y de naturaleza tan general que todos pueden adherirse a ellas.

La primera se refiere a la creencia en Dios, en sus tres aspectos, a quien se considera como el G.'. A.'. D.'. U.'., el Creador del mundo material natural, que trae a la manifestación el cuerpo físico y material (individual y cósmico). Este nombre se le aplica en Su obra como la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el aspecto Espíritu Santo, cobijando a la Virgen materia a la que infunde vida e inteligencia. En cuanto al aspecto constructor de formas, la gran fuerza de atracción del universo, el alma consciente e inteligente, se le llama el G.'. G.'. D.'. U.'. La Segunda persona es la personiticación de la fuerza subjetiva que trajo los mundos a la existencia; «el Verbo era con Dios... y sin El nada se hizo de lo que estaba hecho» (San Juan, I, 3). En el libro de los Proverbios se representa la Sabiduría como diciendo: (otra vez el segundo aspecto en todas las creencias) «yo estuve con El en el principio como Maestro Constructor» y gracias a su actividad, se trazó el delineamiento del plan y se puso en movimiento el ímpetu que llamamos Ley de Atracción en la naturaleza, o Amor, en términos del reino humano.

Finalmente, a Dios se le llama el Altísimo, significando el aspecto superior, o Padre, la Vida Una, o Principio subyacente en toda manifestación, la energía central que se da a conocer por medio de la fuerza y a través de la materia.

De modo, pues, que para el Masón, Dios es la vida espiritual esencial que trajo todas las cosas a la existencia; el factor coherente y preservador que mantiene todas las cosas en el ser; y la substancia de Ia cual se han hecho todas las cosas. Primero el Aliento del Altísimo; luego el Verbo y, finalmente, el descubrimiento del Verbo, asumiendo forma material. Esta no es la representación de una Deidad antropomórfica personal, ni se la representa de acuerdo con las diversas concepciones de una humanidad dada a la controversia, sino que se le presenta como el gran constructor Creador del Universo y como el Principio esencial subyacente en todas las formas. Todos podemos coincidir en este terreno; aunque cada uno haya formado su propio concepto y se imagine a Dios según su temperamento y tradiciones. Sin embargo, al encontrarse con sus hermanos masones en el recinto del TempIo, se reservará su concepto privado y limitado de la Deidad y reconocerá únicamente el gran Principio y Maestro Constructor Cuyo «amor es más amplio que la medida de la mente del hombre» y quien es suficientemente vasto y suficientemente grande para lIenar todas las pequeñas fórmulas de verdad con respecto a El, y, abarcándolas todas, ser más grande que cualquier concepto acerca de El, Su Sabiduría, Fortaleza y Belleza, bastan para iIuminarlos a todos y unirlos a todos, sin dejar uno solo en la oscuridad y fortalecerlos a todos hasta que encuentren su camino hacia la Luz.

Ya hemos tratado anteriormente de los otros dos conceptos del credo masón; a saber: la inmortalidad del alma y la fraternidad del hombre. Estos dos conceptos surgen naturalmente del concepto de Dios como Padre, al dar a cada uno de Sus hijos vida e inmortalidad divinas y desarrollando paso a paso el proceso de evolución, hasta que la unidad de parentesco y la unidad de destino sean un hecho en la manifestación. De esta manera, mediante la práctica de la fraternidad y la comprensión de los lazos que unen a todos los hombres, se realizará aquello de «Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, Quien está sobre todo a través de todo y en todo» .

Este programa nunca ha servido mejor su objeto que en el caso bien conocido, ocurrido en Oriente y que se cita en una carta que el Gran Maestre Regional suplente escribió a Jorge William Speth: «Acabo de iniciar a Moung Ban Ahm, un birmano que ha modificado sus creencias religiosas hasta reconocer la existencia de un Dios personal; El Venerable era un parsi; uno de los Vigilantes era induista, el otro un cristiano inglés; y uno de los diáconos, mahometano».

Para ser admitido fué bastante que Ahm creyera en Dios, en la inmortalidad del alma y en la fraternidad del hombre. Esto debería ser suficiente en todo el mundo. «La Masonería, debiera dar de mano a toda controversia y antagonismo sobre puntos no esenciales y abrir de par en par sus puertas y difundir su ideal por toda la tierra.

Debemos tener presente que la Masonería no es específicamente cristiana. En las Logias primitivas había muchos librepensadores. La Biblia no fué una de sus Luces Mayores hasta 1760, en que se inició la cristianización de la Masonería. En la proclama de la Gran Logia Unida de Inglaterra, en 1842, puede verse un intento para contrarrestar esa tendencia. En dicha proclama se afirma que la actitud de la Masonería no responde a religión alguna y que sus filas deberían estar abiertas para todos. Es interesante notar también, que los judíos fueron admitidos hace 150 años; los induistas en 1865 y los mahometanos en 1836. Apoyernos, de consiguiente, este amplia y generoso programa y neguémosnos a limitar el ideal original con la mezquindad de nuestro punto de vista.

Sistema Masónico de Gobierno

La Masonería es un organismo verdaderamente democrático, en lo que respecta a su sistema de gobierno. No obstante, está modelado de acuerdo con la divina Jerarquía que gobierna, desde el lado sujetivo de la vida, todo nuestro universo. Las dimensiones de la logia son (simbólicamente expresadas) «longitud de Este a Oeste, y en anchura de Norte a Sud y alcanza desde la altura más elevada al centro». Con tal que el hombre sea «libre y de buenas costumbres» no tiene impedimento para ser masón Libre y Aceptado. Todos entran en la Logia en igual condición de ceguera y pobreza y tienen todos las mismas oportunidades en los precintos del templo. En la Logia ideal, todos llegan finalmente a sentarse en el Oriente y a ocupar el sitial del Rey Salomón, lo cual simboliza la igualdad de todos los Hijos de Dios y la unidad de la Gran Obra. Así en el trabajo dentro de la Logia todos se reunen en el mismo nivel y se separan siempre sobre la escuadra y son, uno en espíritu.

No es posible en los límites de un artículo como este, tratar más que ligeramente del bello simbolismo de una Logia de Masones, en lo que se refiere al gobierno de la misma, Aunque existe igual oportunidad para todos y un espíritu de verdadera democracia, el gobierno de una Logia, simbólicamente hablando, está confiado a sus tres dignidades principales, que con cuatro más constituyen una Logia de masones. Los tres funcionarios principales representan las tres personas de la Trinidad, los tres aspectos de la Deidad, mientras que los siete, que constituyen la Logia, representan el septenario de existencia espiritual, por cuyo medio, se puede considerar que desarrolla Dios su obra. Reciben diversas denominaciones, tales como: Los «Siete Espíritus ante el Trono», los Siete Arcángeles, Artesanos, Constructores, Rayos y Logos PIanetarios, de acuerdo con la terminología o creencia determinada de cada exponente. Estos siete rigen durante el período de su mandato a los «Masones Libres y Aceptados» que se sientan como «columnas» del Templo; y puesto que todos pueden ocupar los sitiales a su vez, tenemos en una Logia de Masones la representación simbólica de una democracia verdadera y una autocracia vital actuando simultánea y armónicamente.

Para terminar, se puede considerar este interesante tópico tanto desde el punto de vista del mundo como desde el punto de vista individual. No obstante las imperfecciones de la Orden y de la materialidad con que la masonería en general se manifiesta actualmente; no obstante la pérdida de visión y de ideales que la caracterizan en determinados sectores, la Masonería, como movimiento mundial, ha sido el custodio a través de las edades de la Verdad y de un método de llegar a ella; método que sólo ahora va asumiendo la importancia que debería tener. Los símbolos, los rituales, los signos, los toques y las palabras de paso y todos los elementos de los antiguos misterios se han conservado intactos.

Tenemos la organización, tenemos la forma, tenemos el trabajo, tenemos los rituales, tenemos el simbolismo y las alegorías y tenemos todo lo que necesitamos para representar el gran drama del desenvol vimiento del Alma.

Se ha dicho, muy acertadamente, que el primero y más importante propósito y el principal fundamento de nuestra Orden, sobre el cual descansa y que ningún poder humano puede destruir, es preservar un cierto misterio, para transmitirlo a la posterioridad; un misterio que no ha llegado desde los tiempos más remotos, desde el primer hombre; y del cual depende, quizás, el porvenir de la raza humana. Pero este misterio es de tal carácter, que no puede conocerlo ni utilizarlo quien no se haya preparado por medio de una prolongada y completa purificación de sí mismo; por tanto, no todos pueden esperar poseerlo.

Cuando hayamos puesto nuestra casa en orden y hayamos comprendido el significado de nuestros juramentos; cuando cumplamos con nuestra Magna Carta; cuando seamos universales, como deberíamos ser, entonces eI poder Dios descenderá y tendremos una gran agrupación de masones espiritualmente hablando.Cuando suministremos un programa amplio que sea todo inclusivo y no exclusivo; cuando no vayamos contra nada ni contra nadie, dando ejemplo de fraternidad; entonces ejecutaremos la Gran Obra y la Luz del G.'. A.'. D.'. U.'. brillará de nuevo en su templo. Entonces tendremos en el plano físico, en manifestación objetiva y tangible, el restablecimiento de los misterios, los cuales, aunque los hemos tenido siempre en limitada escala, han perdido su eficacia hasta que el hombre pueda consciente e inteligentemente penetrar en el templo por su propia y libre voluntad, Los misterios en toda su eficacia han sido retirados desde hace muchos siglos, porque los hombres no se han libertado todavía de la tradición, de la autoridad impuesta y de las supersticiones. Hemos de ser libres antes de poder tomar parte en los misterios. ¡Liberémosnos de trabas! Esto no es un ideal imposible, sino realizable. Los signos de la época nos anuncian que el día está cercano.

El movimiento masónico tiene ante sí una oportunidad de ser útíl, que a muchos les ha pasado inadvertida. La mayoría de los masones no se han dado cuenta de lo que ocurre y todavía no han visto la belleza de su ritual ni la verdadera utilidad del trabajo de su taller. Cuando reclamen la herencia que les pertenece y se den cuenta del privilegio que significa el ayudar en la unificación de los muchos grupos dispersos y proveer una técnica y una demostración que iluminen la investigación individual, entonces tratarán de comprender su obra y trabajarán en la construcción del templo. Entonces tendremos en el mundo una organización apoyada sobre una base tan amplia y tolerante que nos dará no sólo un postulado universal aceptable para los pensadores de todas las escuelas de pensamiento, sino también una religión universal y una forma de gobierno que pueda servir de modelo a todos los pueblos de la tierra.

El concepto se reduce, de consiguiente, a la actitud de cada masón individual, pues ningún grupo es mayor que las unidades que lo intengran. Él es quien ha de iniciar la búsqueda por la luz y quien ha de ir en busca de la Palabra Perdida.