domingo, febrero 27, 2005

EL ASUNTO TAXIL

Los jóvenes lectores de Los Estudios sobre la Franc-Masonería y el Compagnonage[1], experimentan, sin duda, algunas dificultades en comprender, incluso parcialmente, las muchas alusiones hechas al asunto Taxil; y como, por otra parte, saben que Guénon no ha escrito nada “por azar” y que su interés hacia las cosas aparentemente contingentes debe justificarse desde el punto de vista “central” -que era el suyo, y del que no quiso jamás apartarse-, la curiosidad aun es más viva. Bajo nuestro punto de vista, nada puede responder mejor a esta atención, que una Obra, aparecida en 1964, bajo la firma de M. Eugen Weber[2], pues supone una excelente exposición basada en documentos originales, de la famosa mistificación que, a finales del último siglo (se supone XVIII) constituía el episodio más pintoresco y, también, el más tenebroso, de la larga historia de la anti-Masonería en Francia. Es sorprendente, por decirlo de pasada, que, los historiadores de la Franc-Masonería, no hayan prestado más atención a las peripecias en las que, lo siniestro se disputa con lo burlesco, y que, parece que, suelen aportar ciertos toques de fantasía a unos estudios ordinariamente austeros. Si el asunto Morgan, que pasó como ciclón por la Masonería americana, en los años 1828 y siguientes, no comportaba ningún elemento cómico, no ocurrió lo mismo, en Inglaterra, respecto a la acción de los Gormogons y de los Gregorians, ¿no sería por el papel que parece haber jugado, en esta última organización, “Beau Brumel”, príncipe del dandismo? Pero en lo referente a desencadenar la risa, la palma vuelve, sin duda, a la anti-Masonería francesa, de la cual, el asunto Taxil, fue la “obra maestra”. Ninguna mistificación estuvo mejor montada, ninguna lo había logrado tan perfectamente. Las bromas, las más salvajes, que la siguieron: el busto de Hégésippe Simón el Precursor, el pueblo poldeve gimiente bajo el yugo de los “hobereaux”, el conjuro internacional dirigido por Crimías, Tarcos y Xullpo, _ estas amables bromas de escolares, han durado algunas semanas, algunos meses todo lo más. El asunto Taxil ha durado 12 años; y cuando supimos la clave de la historia, aun nos hizo reír más...

Solamente cuando la víctima de la broma es la más alta autoridad religiosa del mundo cristiano, por poco respeto que tengamos hacia las cosas santas, posiblemente nos riamos menos y empecemos a reflexionar. Para este reflexión -digámoslo desde ahora- tenemos que acudir a Guénon y no a M. Weber. Este autor, profesor de la Universidad de los Ángeles, es un especialista de la historia de las ideas y de los movimientos políticos, y ha publicado en esta disciplina, destacadas obras. No se ha visto, entonces, en sus eventos, nada que no lleve tan solo su lado “cómico”. En concreto, insiste mucho y en varias ocasiones, sobre la particular “atmósfera”, que parece haberse “fabricado” por unas manos largas, y en la que estalló el asunto Taxil. En su resumen de las relaciones de la Santa-Sede, con la Masonería especulativa, (pgs. 199 y ss.), acentúa aquellos puntos que, muchas veces, han pasado bajo el silencio. La primera excomunión formal, la de Clemente XII (1738), no reprochaba a la Orden más que su secreto, y el hecho de admitir a personas de todas las religiones. Tales fueron las dos únicas quejas, articuladas durante 150 años. Pero, en 1873, Pío IX, posiblemente a causa de la colusión de numerosos Masones franceses e italianos, con las “ventas” carbonarias, “atribuía por primera vez ex cátedra, la Masonería, a Satán”. Cuatro años más tarde (1877), el Gran Oriente de Francia, abolía, para sus miembros, la obligación de la creencia en Dios. En 1884, la encíclica Humanum Genus de León XIII, iba a agravar considerablemente la situación, renovando la acusación de satanismo y añadiéndole las peores imputaciones: “Aquellos que estén afiliados, deben prometer obediencia declarada y sin discusión a sus jefes..., consagrándose primero, en caso contrario, a los tratos más rigurosos e, incluso, a la muerte. De hecho, no es de extrañar que la pena del último suplicio, se inflingiera a aquellos que estuvieran convencidos de haber cumplido la disciplina secreta de la sociedad o resistido a las órdenes de sus jefes; y esto se practica con una tal destreza que, casi siempre, el ejecutor de la estas sentencias de muerte, escapaba de la justicia establecida”.

Esta encíclica tuvo una inmensa repercusión, y un número increíble de libelistas, miraron “ilustrarse” y explotarla. Después de estos tímidos ensayos de Luis de Estampes (1884) y de dom Benoit (1886), el ex Rabino Paul Rosen -del que Guénon dijo haber sido, “en el asunto Taxil, uno de los agentes más directos de la contra-iniciación” (É.F.M. I, pg. 263, in fine)-, publicó Satan y Cie (1888). En 1891, es el turno de Huysmans, con Là-bas. Pero desde 1885, un solo años después de la encíclica, Léo Taxil había entrado en liza.

Nacido en Marsella, en 1854, se manifestó primero por una serie de sucias obras: Los Amores Secretos de Pío IX, Historia Escandalosa de la Familia de Orleáns, las Maestras del Papa, El envenenador León XII, Los Crímenes del Clero, etc.... Si queremos saber hasta donde puede descenderse en la ignominia, encontraremos en el Libro de M. Weber (p. 207) la mención de otros panfletos, cuyos títulos, por sí mismos, no podrían figurar aquí.

Pero, en 1885, Taxil, expulsado de Suiza por asuntos turbios, condenado de robo, declarado en quiebra y expulsado del rotativo La Lamterne, con el consecuente escándalo, se convirtió, y el nuncio apostólico en persona le levantó las muchas censuras eclesiásticas en las que había incurrido. Desde entonces, empieza una nueva serie de obras: Los Misterios de la Farnc-Masonería, ¿Hay mujeres en la Franc-Masonería?, Las Mujeres y la Franc-Masonería, las Hermanas masonas, etc... Un zumbante enjambre de autores hasta entonces en la obscuridad, se une a la nueva “cruzada”. Mgr. Meurin, de quien hablaremos más adelante, publicó: La Franc-Masonería, Sinagoga de Satán; el Dr. Bataille añade El Diablo en el siglo XIX. Italia entra en el movimiento con Doménico Margiota, que León XIII eleva a la dignidad de Caballero del Santo-Sepulcro, La Revista La Franc-Masonería Desenmascarada, adquirida por los Padres Agustinos de la Asunción, ofrece a sus lectores “detallados reportajes sobre las orgías de la Logias de adopción, sugiriendo que los Masones continuaban practicando sus sacrificios humanos, y denunciado el horroroso desarrollo adoptado, en estos últimos años, por la Orden satánica de los Odd-Fellows, que se auto-llamaron Re-Théurgistes Optimates...”. Escandalizado, Leon XIII se apresuró en excomulgar a los Odd-Fellows (“extraños Compagnons”), simple organización de mutuos socorros, que gusta de incrementar, a la americana, la admisión de sus miembros, a través de un ceremonial que imitaba vagamente a los ritos masónicos. Mientras estuvo en el papado, León XIII, excomulgó igualmente, siempre por satanismo, a otras dos sociedades americanas: los “Caballeros del Pythias” y... los “Hijos de la Templanza”. Evidentemente, nos encontrábamos en plena aberración.

Hay que decir que, en el romancero infernal de Taxil y compinches, la Masonería americana estaba particularmente satanizada. Los Masones franceses, ignorantes del “Palladisme” (Masonería de las “últimas-Logias”), eran, para la mayor parte de los simples pinches, vulgares frega-platos “. Pero el general americano, Albert Pike, en su calidad de fundador del Rito Paladico Reformado Nuevo, disponía de un “teléfono infernal”, para informarse cada mañana de las consignas de Lucifer. Residía en Charleston, en Georgia, donde, todos los Viernes, Satán aparecía en el Sanctum Regnun masónico, delante del Baphomet original. Pike tenía también su servicio a un “diablotón”, al parecer, muy diligente. El Sabio Dr. Bataille, que nos enseña estas cosas, conoce también el número de demonios y de “demonias”: hay 44.435.633 exactamente. Otro jefe del Palladisme es Albert Galatin Mackey, autor de una enciclopedia masónica, varias veces reeditada. Ha llevado de visita, de la forma más simple, al excelente Dr. Bataille, al laboratorio masónico americano. De esta oficina de iniquidad y de otra situada en Naples, salen: el maná de San Nicolás de Bari” y tantos otros vénéfices con los que fueron envenenados “el Papa León XII, así como muchos de sus predecesores”. Envenenados también por la Secta, fueron Adolphe Thiers y el conde de Cavour, y muchos otros hombres de Estado, caídos en un olvido posiblemente inmerecido. La bula Humanum Genus, no decía, entonces, más que la verdad. Por otra parte, “todo el mundo sabe” -el honrado Dr. Bataille, nos lo afirma y debemos creerlo- “todo el mundo sabe que el Presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, ha sido asesinado por orden de los Franc-Masones, y que los restos de su asesino, el actor, John W. Booth, reposan en una Logia de Charleston, bajo el Laberinto Sagrado”.

La gloria lucefiriana de Charleston, palidece, sin embargo, delante de la de Gibraltar: en los subterráneos de esta ciudad maléfica, se deciden las elevaciones a los más altos grados masónicos, según los títulos de cada uno. El buen Dr. Bataille, que ha visitado este pandemonium, conducido por Tubalcaïn en persona, nos enseña notablemente, que todo ocurre bajo la maldita lengua inglesa”; que la expresión masónica “aumentos de salario”, significa “aumentos de la ración de alcohol”, y que los títulos más considerados por los llamados aumentos, son: el incendio de la Iglesias, los ataques contra los monjes al entrar en sus Conventos y el asesinato de niños cristianos (pgs. 69 y ss.).

A la muerte de Albert Pike (1891), el Palladisme, según las más seguras autoridades taxilianas, nombró sucesor a Adriano Lemmi, quien tuvo la audacia de trasladar su residencia a la misma Roma. Convencido de que la Masonería italiana no valía más que la americana, León XIII, que había publicado ya en 1890 la encíclica Dall’Alto (reeditada en italiano), puso de nuevo en guardia a los católicos de la península, mediante las cartas apostólicas Custodi e Inimica vis, ambas de 1892.

Pero Albert Pike, Mackey y Lemmi, no son más que los jefes aparentes de la Orden, que, en realidad, está dirigida por Sophia-Sapho, hija de un ex-pastor, “anabaptista impenitente, devenido Mormón”. Sophia-Sapho es honrada en todas las Logias, incluso francesas, y, en alguna, a pleno derecho. Pues tiene que dar a luz a las obras del diablo Bitru, una niña que, después de unirse al demonio Décarabia, dará el día a la futura madre del Anticristo. (Si alguno se preguntará cuál es padre del Anticristo, le diría simplemente que jamás ha leído el Secreto de La Salette).

Sophia-Sapho, ha escogido una discípula, Diana Vaughan, descendiente del inglés rosacruciano Thomas Vaughan (ordinariamente identificado con Eugenius Philaléthes). Diana, luciferina ejemplar, hubiera deseado con gusto ascender al grado de Maestra Templaria. Rechazada por Sophia-Sapho, después de un violento altercado, Diana, para huir de una muerte segura, se refugió en Francia, donde Léo Taxil la ayuda a pasar desapercibida. Destaquemos que sigue siendo lucefiriana, pero con mucho miedo. Tan solo algunos extraños privilegios obraron en su favor para entreverla. Entre sus elegidos, hay que citar al Comendador P. Lautier, presidente general de la Orden de los Abogados de San Pedro. En las pgs. 114 a 116, nos cuenta como fue admitida, en compañía del infatigable Dr. Bataille, “en presencia de la luciferiana convencida, de la Hermana masona de alto signo, del iniciado en los últimos secretos del satanismo”. Diana, cumplida huésped, ofreció a sus visitas un fino champagne y chartreuse, pero ella bebió un cognac “cuya suavidad, denunciaba (sic) una extremada vejez”. Y el perspicaz decano del Colegio de Abogados, hizo notar que: “La hostilidad hacia la Iglesia, llevada hasta la abstención del licor de Chartreux, ¡realzaba una auténtica tipicidad!”.

Una “unión de rezos a Juana de Arco”, publicados por un gran periódico católico, fue la razón de un endurecimiento, que alcanzó el grado de la maldad. Ignoramos si después, Diana reemplazó el cognac por la benedictina, para su uso personal. Pero, a la publicación de las Memorias de una ex-Palladiste, le siguieron prontamente dos obras más: Le 33º Crispi et la Neuvaine Eucharistique, que viene a ratificar la seriedad de la conversión. Era, según un Teólogo de renombre, “el reto más espléndido e imprevisto, lanzado en faz del positivismo contemporáneo” (cf. pgs. 226 a 232). La que muchos llamaban, entonces, “Diana la Santa”, fundó la “Orden del Labarum anti-masónico” en tres grados (Legionario de Constantino, Soldado de Cristo, Caballero del Sagrado-Corazón), con hábitos de la Orden, condecoraciones y joyas. La doble profanación se había completado.

¿Para qué continuar? ¿Para qué hablar de la obscena báscula del diablo”, usada en Logia de adopción; de la cola del León de San Marcos, cortada por los demonios y guardada como trofeo anticipado de la victoria de Lucifer sobre Adonai; Asmodée, aparecido en una escena espiritista bajo el aspecto de un cocodrilo y poniéndose al piano para tocar danzas lascivas, mientras lanzaba miradas concupiscentes hacia la señora de la casa? Un desbordamiento tal de ineptitudes acaba por provocar la risa; y todo esto nos lleva a pensar en una especie de “repetición general” de la Gran Parodia. Es triste que tantos hombres de Iglesia, hayan creído en estas pamplinas. Pero hay que tener en cuenta la atmósfera de sugestión que envuelve a toda esta historia (cf. É.S.F., I, 103). Respecto a León XIII, posiblemente se trataba de otra cosa, y quisiéramos llamar la atención sobre la personalidad de Mgr Meurin. Este obispo de Port-Louis, en la isla San Mauricio, parece haber residido mucho en Francia, donde ejerció una gran influencia sobre el “Hieron del Valle de Oro” de Paray-le-Monial; institución fundada por el barón de Sarachaga (inventor del famoso “arcano de Aor-Agni”), y que publicó una revista cuyo título cambiaba cada 7 años. Mgr Meurin unía a la anti-masonismo de las pretensiones, con la erudición, de la que Paul Vulliaud, en ciertas sabrosas páginas, enseño su ridículo; el Dr. Bataille lo llamaba “sabio orientalista”, y Taxil, que lo trataba frecuentemente, le dio el de “sabio Kabbalista”, lo que es más bien cómico, dado el antiseminismo del Hieron. A este propósito ¿no es como mínimo curioso, que al año siguiente a la conversión de Taxil (1886), apareciera el Barón de Jehová de Sydney Vignaux, este amigo del Dr. Henri Favre, autor ocultista conocido por sus Batallas del Cielo? Guénon señaló (El Teosofismo, pgs. 415 y 416) que la Obra de Vignaux, es una de las principales fuentes de Los Protocolos de los Sabios de Sion, la célebre falsedad, difundida a principios del siglo XX por Okhrana. Para volver a Hieron, sus enseñanzas han inspirado, no solamente a Mme. Bessonnet-Favre, que escribió bajo el nombre de Francis André (sinónimo compuesto con los nombres de sus dos hijos) unas obras, de las que Guénon ha revelado su extraño carácter (É.S.F. I, 98-99), sino también al fundador de la revista Atlantis, Paul Le Cour; la última secretaria de Hiéron, Mlle Lepine, poco antes de su muerte accidental, había repuesto su anillo en P.L.C. (É.S.F. I, 222, final del # 1); pero hay que decir que los escritos de este último, no tienen ningún “tinte” anti-masónico; había hablado un día sobre el despertar al “Gran Occidente”, pero Guénon le preguntó irónicamente: “¿Para cuando un nuevo fuerte Chabrol?”, “Pélékus” ya no volvió a insistir (E.S.F. I, 233, final del #1).

Pero volvamos al Hieron original. Paul Vulliaud ha escrito en La Kabbala Judía: “Parece que León XIII leyó las publicaciones de Hieron; este letrado pontífice debió pensar, sonriendo, que la imaginación es una facultad verdaderamente admirable”. Pero ¿quién sabe si León XIII se contentaba con sonreír? El hecho de ser un letrado, no lo cobija al abrigo de ciertos “prestigios”. Parece que León XIII ha sido un “blanco” particularmente apuntado por ciertos personajes más o menos sospechosos. En el prefacio de su traducción del Siphra-di-Tzéniutha, el mismo Paul Vulliaud, ha explicado la maquinación urdida para hacer creer a los católicos franceses, que el Papa era prisionero, en las “grutas de San pedro”, de los cardenales Franc-Masones, la mayoría, digámoslo, ¡de la Curia romana! Una sosia del Pontífice ¡oficiaba y legislaba en su lugar! Es el traductor de Zohar, Jean le Pauly, quien denunció esta historia rocambolesca a León XIII, y André Gide la ha tomado como punto de partida de su romance Les Caves du Vatican. En fin, Mélanie Calvat, la “vidente” de la Salette, reconocía en su entorno -que ha estado sin ejercer una cierta influencia, sobre toda una “corriente” de literatura de ayer e, incluso, de hoy en día- que León XIII había cesado de reinar el día en que rechazó el reconocimiento de la ortodoxia de la célebre aparición, que algunos decían haber sido organizada con el concurso, consciente o inconsciente, de Mlle. de la Merlière, que persiguió con justicia a sus acusadores, con la asistencia de Jules Favre: lo que no gustó nada en la época....

... En un congreso anti-masónico que tuvo lugar en Trente, durante los últimos meses de 1896, un Jesuita alemán, anteriormente Masón, había subrayado las inverosímiles groserías de la fabulación taxiliana, y emitió sus dudas sobre la existencia de Diana Vaughan. Entonces Taxil anunció que, en una conferencia pública, presentaría la convertida noticia a los asistentes, y haría proyectar en una pantalla, el original del pacto concluido en antaño, entre Thomas Vaughan y Lucifer.

El Lunes de Pascua, 19 de Abril de 1897, en la sala de la Sociedad de Geografía, Léo Taxil, ante una asistencia cada vez más nerviosa, explicó como, después de once años, abusaba de la confianza de la opinión católica, por los inventos más descabellados (pgs 155 a 183). Haciendo broma Mrg Meurin, explicaba, con una extraña insistencia, porque le hizo adoptar, a su amigo el doctor (Dr. Hacks) el nombre de Dr. Bataille”; pero sobre todo, explicaba la particular audiencia que León XIII le había concedido. A la pregunta del Papa: “¿Hijo mío que es lo que deseáis?”, Taxil respondió: “Morir a vuestros pies, querido Santo-Padre, morir aquí mismo, en este instante”. León XIII, felicitó el que, un simple Aprendiz en la Masonería, había comprendido, no obstante, que “el Diablo estaba allí”. Y el siniestro personaje imitaba el acento italiano del Pontífice que repetía con espanto: “¡El Diablo, hijo mío, el Diablo!” Varios sacerdotes, indignados ante tal exhibición de villanía, se habían ido ya al principio de la conferencia. Otros tuvieron el valor de resistir hasta el final y asistieron, aterrados, al vertido de inmundicias del Infierno a la Iglesia de Cristo. Con un tumulto indescriptible terminó la conferencia; católicos y anti-clericales se increpaban hasta el punto de llegar a las manos.

Dejemos ahora a Leo Taxil, que ha vuelto a su primer vómito, reeditar: El Papa hembra, El Hijo del Jesuita, Los Libros Secretos de los Confesores, Clérigos y Clericales, etc... ¿Pero que sería de los demás anti-Masones? Tuvieron destinos muy diversos. Clarin de la Rive, autor de La Mujer y el Niño en la Fran-Masonería Universal, adopta un anti-Masonismo “razonable”; y en cuanto al ocultista Téder, a lo largo de su campaña contra el Gran Oriente de Francia (E.S.F. II, 265, in fine), lanzó contra René Guénon los más venenosos ataques (E.S.F. II, 125). Clarín de la Riva, después de una carta rectificativa de Guénon, entró en contacto en él, pues tuvo el mérito de presentir el “valor”, e incluso, le pidió algunos estudios para su revista; tal es el origen de los artículos firmados “El Sphinx” en La Francia anti-masónica”[3]. Otro anti-Masón, Pierre Colmet (alias Roger Duguet), después de haber intentado resucitar el taxilismo, con El Elegido del Dragón (E.S.F. I, 91 193), novela en la que exponía el plan de la Gran Logia de Francia, indicando los lugares donde se hacían las invocaciones diabólicas, _ adoptó después el “anti-masonismo razonable”, publicando La Corbata Blanca (E.S.F. I, 97); luego, después de graves contrariedades, dio, en términos a veces emotivos, un “supremo testimonio” sobre el “engaño de los profecías”[4].

En fin, Charles Nicoullaud (que, además, era Masón y había firmado “Fomalhaut” una novela, Zoé la Teósofa de Lourdes, violento y, a veces, licencioso panfleto, contra la Compañía de Jesús) devino secretario de Mgr Jouin, en la Revista Internacional de las Sociedades Secretas, donde publicó, notablemente, los “Mantenimientos de Edipo”, dirigidos a retrasar a “El Sphinx” (René Guénon). Nicoullaud fue incontestablemente un agente de la contra-iniciación (E.S.F. I, 213 y 214), así como otro de los colaboradores de la R.I.S.S.: Henri de Guillebert del Essart (E.S.F. I, 171, parte baja de la página).

¿Qué es lo que queda, hoy en día, del asunto Taxil? Las acusaciones de satanismo dirigidas contra la Masonería, después de mucho han sido abandonadas por la Iglesia, que volvió, en suma, a la actitud de Clemente XII, quien reprochaba a la Orden su secreto y su carácter multi-confesional. Este último reproche, ya no es concebible en la época actual. Sólo queda, entonces, el secreto. Considerable “escollo”, es cierto..., y duro como el “diamante”... Por lo cual, no pensamos que los esfuerzos de las “potencias” que suscitaron a Taxil, hayan sido vanas. Después de haber visto al diablo por todas partes, los católicos han pasado a no sospecharlo por ninguna. Y ¡en qué momento! El Dr. Bataille -que nos perdone la insistencia- escribía que, ya en sus tiempos, Satán juzgaba “llegado el momento de meter la mano en la masa” (pg. 22). Es suficiente con leer los Evangelios, para saber que, algunas veces, Satán decía la verdad.

[1] En el curso del presente capítulo, esta Obra será designada por las iniciales E.F.M., seguidas de la indicación del tomo y de la página.
[2] Eugen Weber, Satán Franc-Masón (colección “Archives”, Julliard, Paris).
[3] La mayor parte de los artículos firmados “EL Sphinx”, han sido re-imprimidos en el apéndice del tomo II de los Estudios sobre la Franc-Masonería y el Compagnonnage.
[4] Cf. René Guénon, El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, cap. XXXVII.

LA LABOR DEL APRENDIZ

Aprendiz Masón, es el título que recibe toda persona que se inicia en la carrera masónica, para participar de las enseñanzas que se imparten en la primera cámara de la masonería simbólica. El primer grado de la masonería azul o simbólica, nos proporciona claras y terminantes lecciones de moral, de civismo y de amor fraternal. Las enseñanzas del primer grado tienen como objetivo sembrar la duda en el corazón del iniciado y a la vez, tiene como base el trabajo, el estudio y la investigación de todo aquello que el aprendiz ignora o no comprende, porque para él encierra un misterio que hay que descubrir y que no es otra cosa que la enseñanza filosófica del grado.

La clave del aprendiz es el Silencio. El no puede preguntar el porqué; él no sabe como, claro no tiene muchos derechos. Su obligación es hacer, actuar, expresarse a sí mismo de manera constructiva. El aprendiz debe crecer física y espiritualmente mediante el estudio. El aprendiz debe tratar de abolir todas las desigualdades. Debe buscar el desarrollo de cualidades de modestia necesarias para el trabajo armónico del Francmasón y sus compañeros en el plano material de la naturaleza.

Cuando ingresamos a la Orden, adquirimos el compromiso obligatorio de Estudiar y de aprender aunque no haya quien nos enseñe. En la Masonería se puede aprender aunque nadie te enseñe (aunque parezca una paradoja), la sabiduría se obtendrá comprendiendo que uno no sabe nada; Que vivir es aprender a ignorar menos; de cada uno de nosotros depende la decoración y embellecimiento de nuestro templo individual; y estas virtudes nuestras darán belleza y colmarán de espiritualidad a nuestra Logia.

Trabajamos los aprendices en desbastar la piedra bruta, aprendemos a quitar las aristas con mazo y cincel. La ocupación y razón de ser del primer grado es: Aprender, aunque en tal actitud permanezcamos durante toda la vida, independientemente del grado que se obtenga. Tenemos toda la vida para lograrlo, pero también recordemos que esta es bien corta, y que ya no somos tan jóvenes, debemos poner nuestro mayor esfuerzo en ello y hallaremos la felicidad que tanto deseamos.

Debemos empeñarnos desde nuestra iniciación en comprender nuestras doctrinas para poder hacer lo mejor posible nuestro trabajo como Masón, siempre en el sentido moral. Nuestros enemigos son: La ignorancia, el error, el fanatismo y la supertision, sin embargo la Ciencia y Virtud son las bases de nuestra institución. Pero esta iniciación Masónica no es un camino de salvación de carácter religioso o esotérico sino un proceso de autoesclarecimiento y es compatible con cualquier fe religiosa o esotérica que NO anule la libertad del individuo.

La labor del aprendiz es Individual, que cada uno debe ejecutar sobre sí mismo, para transformarse en un verdadero Francmasón y que será lo que le permitirá actuar como un constructor para que sus hermanos lo reconozcan. Este trabajo no puede ser realizado por otro. Es labor intima, sostenida con constancia permanente y profunda, caracterizada por el sello de la más autentica sinceridad. Cada uno de nosotros es distinto, cada uno de nosotros ha de ser su propio arquitecto, y el buen constructor debe estudiar y analizar la calidad de sus materiales; desechar los malos seleccionando los mejores y con ellos llegar a formar esa piedra tallada que encaje en el edificio universal como una pieza armónica y equilibrada. La Masonería no es una cosa material, es una ciencia del alma. No es un credo o una doctrina, sino una expresión de sabiduría universal. Ingresar a la orden es asumir, cada uno por su cuenta, la responsabilidad de su crecimiento individual.

Es honroso ser Masón. Pertenecer a esta fraternidad proporciona prestigio. Pero, para sentirse Masón, es necesario trabajar mucho para conseguir lo que se quiere y es indispensable hacer lo que se debe. No basta haber sido iniciado en la Masonería, no basta asistir puntualmente a las tenidas, no basta creer saber Masonería, no basta sentir la Masonería para ser considerado Masón; Para ello es necesario vivir como Masón, y sólo en ese entonces será realidad contestar la pregunta: ¿Sois Masón?, Y podrá decir: “Todos mis hermanos me reconocen como tal”. Pero, por tener que trabajar para hacerse mejores, muchos que llamaron a la puerta de la orden se fueron, se alejaron desilusionados. No fueron capaces de iniciar o de sostener el esfuerzo. Quisieron alcanzar la esencia de la masonería sin mucho trabajo, sin alargar el brazo para tocarla siquiera y nunca llegaron realmente a ver la luz. No conocieron la dicha de vencer las dificultades y resolver los problemas.

La orden necesita de todos nosotros, por la vida misma, por algo que trasciende más allá de nosotros mismos, y quien lo ignore cede ante el desequilibrio por haberse olvidado de lo esencial, su mundo interior. Por lo tanto el Aprendiz Masón debe definirse como persona, descubriendo su propia identidad, que disfrute la belleza de la vida, abierto a todo, apto para el cambio constante, de espíritu libre, útil socialmente, transparente en su imagen, equilibrado, comunicador, tolerante, valiente, veraz, cortés y por último algo de músico, poeta y loco como dicen por ahí!!.

Alcanzar la virtud para practicarla, es el principal anhelo de un verdadero masón!!!

Fraternalmente:

Luis Alberto Rodríguez Girón

La Logia

Extraído de :
Codex Callis Ianus
(El origen del Camino)
Libro V Cápitulo III

La forma latina lucus acuña los límites de un concepto sagrado. Lucus es la latinización del concepto que proviene del sánscrito loka, como definición de espacios o estados identificados dentro del mundo invisible, lo sagrado, lo espiritual, la comunicación con la divinidad, los onfhalos, y los oráculos.

De loka derivan otras muchas palabras que participan de alguno de estos conceptos sánscritos. Así, por ejemplo, locus, que es lugar; lucus, que es bosque sagrado, o logia, cuya traducción como lugar de reunión, sólo es parcial, pues tiene más parentesco con loqui, hablar, y con locus, lugar; y en todo caso es una síntesis de los dos: “lugar para hablar”. La palabra que en la actualidad nos puede acercar al verdadero sentido del término original es la profana “locutorio”, que hoy unifica ambos significados: “lugar para hablar”.

La palabra lucus es la que, en la Roma del siglo I a.C., designaba el lugar donde se producía el contacto con el dios y que, en su origen, representaba un claro en el interior del bosque que, bajo la bóveda celeste y circundado por los árboles que imaginariamente la sostienen, producía la intima conversación con dios.

El lucus, por lo tanto, es el antecedente natural de un templo, la imagen prototípica del templo construido por el hombre como lugar sagrado, a imagen del lucus en el bosque, en medio de la selva.

Augusto, al fundar Lucus Augusti, propone construir en el interior de la nueva ciudad un espacio sagrado para la comunicación con el dios. Esto es, la logia del Extremo Occidente, la de dios Jano-Quirino-Arkho, cuyas características arquitectónicas deben cumplir a imagen y semejanza del “Lucus” primigenio.

La edificación que guardaba el “lugar” se encontraba en la vía del decumanus máximo, a la llegada al Foro desde el Oeste, frente a la curia. Era la domus de mayor tamaño de la ciudad de Lucus Augusti. En ella vivía el “gobernador de la urbe” y en su interior, en el centro geométrico de la edificación, se encontraba la sala principal a la que solo podían acceder, y en la que solo podían participar, los invitados por el dirigente de la ciudad.

El lugar, con cuidados mosaicos y arquitectura de alto carácter simbólico, tenía un vestíbulo previo, de entrada a la sala principal. Se accedía a éste, desde un corredor que provenía desde el atrio de la domus, tenía forma rectangular y sus dimensiones eran de diez metros y medio de ancho por cuatro metros y medio de profundo. La habitación, con pinturas en sus paredes, tenía en su pavimento central el dibujo de unas figuras montadas sobre dos caballos y, a ambos lados de ésta, dibujos geométricos, en forma de damero, compuestos por círculos que, en su interior, tienen el nudo de Salomón y por cuadrados que, en su interior, tienen una doble svástica. Entre ambas figuras geométricas corazones entrelazaban el conjunto. El simbolismo, que este mosaico representa, tiene relación con la protección solicitada a los dioses del cielo para los personajes que, en el vestíbulo, esperaban acceder a la sala principal a la que el vestíbulo daba paso.

Ver: http://www.arqweb.com/lucusaugusti/mossj.jpg

El vestíbulo tenía en su frente tres entradas a una gran sala de planta cuadrada que ocupaba el punto central de toda la domus del gobernador. Esta sala era la pieza principal de todo el edificio y a ella solo podían entrar las personas autorizadas a las ceremonias que allí se celebraban.

La sala, de planta perfectamente cuadrada, tenia unas dimensiones de diez metros y medio de lado y en su centro poseía doce columnas de gran altura y robustez, aproximadamente, de cuatro metros de longitud y sesenta centímetros de diámetro. Las doce columnas soportaban una cúpula de siete metros de diámetro, que ocupaba la parte central de la sala. Todo el conjunto, por su configuración, se presentaba con un gran simbolismo arquitectónico. La cúpula, soportada por las doce magníficas columnas, representaba a la bóveda celeste con los doce signos zodiacales en las que ésta se apoya. Como representación simbólica del “lucus” primigenio, como claro en medio del espesor del bosque original.

Ver: http://www.arqweb.com/lucusaugusti/mos0.jpg

Los mosaicos del pavimento de acceso a la sala, por la puerta central del vestíbulo, tenían la representación de la imagen del dios Neptuno entre delfines y otros habitantes del fondo marino. Neptuno, dios del mar, también ejerce su influencia sobre los lagos y las aguas corrientes. Era uno de los dioses principales del panteón romano y su influencia divina actuaba sobre uno de los cuatro elementos principales del Universo: el agua. De igual manera, en cada parte central del mosaico de la sala, se representaban los dioses con influencia sobre los restantes elementos que componen el Universo: tierra, aire y fuego.

Ver: http://www.arqweb.com/lucusaugusti/neptuno.jpg

Entre ellos, diversos dibujos geométricos que recuerdan constelaciones y estrellas y todas salvaguardadas por nudos de Salomón, con un claro mensaje simbólico: "lo de abajo es como lo de arriba y lo de arriba como lo de abajo".

Bajo la cúpula aparecen, agrupados en dos conjuntos de seis, las figuras de los símbolos de las constelaciones zodiacales que rigen el Universo y que, con su presencia en el mosaico bajo la cúpula, reafirman el sentido de la sala.

Ver: http://www.arqweb.com/lucusaugusti/domusp1.jpg

La arquitectura de la sala, los dibujos y figuras de sus pavimentos hacen referencia directa a un simbolismo que en Roma se relacionaba con el dios principal del panteón romano, con Jano-Quirino-Arkho. Este dios tenía, desde los tiempos de Numa, un templo dedicado en el Foro romano. La arquitectura de este templo principal tenía la misma forma cuadrada que la sala descrita y en su interior guardaba mosaicos con motivos similares a los existentes en Lucus Augusti.

Jano-Quirino-Arkho velaba por los habitantes de las ciudades, por los ciudadanos. Su culto tenía que ver con la paz y el equilibrio universal. Según el escritor Ovidio, Jano tenía como misión la vigilancia del eje del mundo, quiere esto decir que, de una manera muy amplia, este dios romano de origen etrusco, se encargaba de la correcta marcha de las cosas, en el cielo y en la tierra, entre los dioses y los hombres; y las ciudades, como lugares de unión entre los unos y los otros, dependían directamente de él.

Ver Templo de Jano en Roma: http://www.arqweb.com/arkho/tj.asp

La sala de Lucus Augusti se encontraba en el centro de la domus principal de la ciudad. En esa casa habitaba el dirigente de más responsabilidad en el gobierno de Lucus Augusti y a él estaba encomendada la toma de decisiones, que afectaban a la vida de los ciudadanos de la urbe. Por ello, esa sala, era el lugar en que se invocaba a Jano-Quirino-Arkho y a su divina influencia, para la correcta toma de decisiones.

Lucus Augusti, como Ciudad Sagrada de Augusto, tenía una influencia capital en la vida de los habitantes de todo el Occidente. Desde este centro espiritual debían de emanarse las benefactoras influencias de la Ciudad Sagrada.

Las ceremonias practicadas en la sala, fundamentalmente por la simbología que encierra su arquitectura y mosaicos, determinan el verdadero sentido del lugar. La Logia de Lucus Augusti era el lugar designado para hablar con los dioses.

Las figuras del mosaico del vestíbulo previo a la sala nos dan pistas importantes en ese sentido. En el centro de ese lugar existe el dibujo de unas figuras montadas sobre dos caballos. Esta representación hace referencia directa a los integrantes de la “Orde Equestre”, los caballeros de la clase aristocrática que formaban la Orden de confianza y que, bajo las instrucciones directas de Octavio Augusto, se preocuparon de ejecutar, de manera correcta, lo estipulado para el buen gobierno del imperio.

Los caballeros esperaban, en aquel vestíbulo, el momento de inicio de la ceremonia en la sala contigua. Los oficiantes principales eran los tres personajes principales de la Ciudad Sagrada: los “Arkhontes”. Cada uno representaba a uno de los tres mundos: el poder político, el poder sacerdotal y el poder del conocimiento. Los “Arkhontes” eran: el gobernador, el sumo sacerdote y el gran maestre. Al entrar éstos en la sala, por su puerta central, los caballeros, que esperaban en el vestíbulo, accedían por la puerta lateral situada hacia el oriente, permaneciendo durante la ceremonia en los lados de la logia, sobre un mosaico con forma de alfombra y utilizando la puerta de occidente para la salida de la sala, al finalizar la ceremonia.

En el centro de la sala y bajo la cúpula, los tres “Arkhontes” rodeaban una mesa circular de ceremonia, el Ara Sagrada, realizada en mármol y colocada sobre un trípode metálico, situándose en posición triangular: el gobernador en el centro, mirando al Sur, a su derecha el maestro y a su izquierda el sacerdote. Invocaban a la Luz, recitando una oración similar a ésta, recogida siglos más tarde:

"Alfa y Omega, ¡oh, gran Dios!,
Tú lo diriges todo por encima.
Tú lo soportas todo por debajo.
Tú lo llenas todo desde dentro.
Tú tienes sitio sin ser tenido.
Tú cambias los tiempos sin ser cambiado.
Tú fijas lo que va errante sin ser fijado.
Tú lo has terminado todo a la vez.
Sobre el modelo de tu espíritu sublime".


La invocación a la Luz, por los “Arkhontes”, es la búsqueda del conocimiento para el buen gobierno de Occidente, desde la Ciudad Sagrada de Augusto. Es invocar el Orden y la Armonía del Cosmos.

Ver imágenes de los mosaicos: http://www.arqweb.com/lucusaugusti/mosaico.asp

LAS SUBLIMES ENSEÑANZAS DE LA ANTIGUA MASONERÍA CRÍPTICA

Por lo Q.H. Cuauhtémoc D. Molina García
Logia CONCORDIA No. 1. Xalapa, Veracruz, México.
Gran Logia "Unida Mexicana" AA. LL. y AA

El Rito de York de la Masonería tiene a los grados del Consejo como elementos centrales del simbolismo de la construcción simbólica y filosófica del hombre. Los grados crípticos contienen una belleza sin igual y una significación suprema que alude a los momentos íntimos vividos por Hiram Abif mientras éste se concentraba para realizar sus oraciones acostumbradas en el lugar reservado para ello, y justo cuando aparecen en su vida los célebres compañeros que buscan arrebatarle los secretos del Gremio. Se denominan «crípticos» por escenificarse y aludir a los sucesos ocurridos en la cripta subterránea, debajo del templo del Rey Salomón. El término «críptico» significa secreto, oculto, velado, y corresponde al adepto descubrir su contenido y significado esencial, el cual se representa en la Masonería por medio de la Palabra Sagrada.

La Antigua Masonería Críptica se centra en torno a la historia de la pérdida, recuperación y preservación de la Palabra. En el simbolismo magnífico de nuestra Orden, «la palabra» ocupa un lugar preeminente en la estructura de los grados y en el contenido de sus enseñanzas, pues «la Palabra» constituye el leit motiv del carácter iniciático de la Masonería, pues representa nada más y nada menos que la búsqueda de los propósitos centrales del hombre en la vida, pero también representa la naturaleza de Dios. En este sentido, «la Palabra» no es sino un símbolo que alude a la búsqueda esencial del hombre durante su vida terrenal; la Palabra perdida durante los sucesos narrados en la Logia, recuperada en el Capítulo y preservada en el Consejo, encierra dentro de su simbolismo la esencia misma del secreto de la Orden, secreto que una vez develado solo adquiere significado para aquél que ha sabido encontrarle y valorarle. Nadie, con dos dedos de frente, espera que los secretos de la Orden se reduzcan a significantes fonéticamente pronunciados, pues de otro modo ellos desempeñarían el mismo papel que los “paswords” usados para acceder a los cajeros electrónicos o a nuestras cuentas de correo.

Los trabajos ulteriores de la auténtica Masonería iniciática no pueden realizarse en la Logia, pues nuestro Arquitecto Hiram Abif no evocaba la Palabra en el seno de ésta, sino en la Cripta del Templo, en la B. S., ahí donde acostumbraba realizar sus oraciones en punto del medio día, y por lo mismo únicamente en el seno de ésta es como pueden reencontrarse, pues según los hallazgos narrados en nuestros grados, fue ahí donde la Palabra fue recuperada. La recuperación de la Palabra, referida con los sucesos escénicos que los candidatos emulan por virtud del Ritual, no es sino el reencuentro del hombre consigo mismo, es el acto reflejo de la más profunda introspección, es el hallazgo de su propio Ser, o si se quiere, el encuentro con la convicción de haber reconocido aquéllas cosas por las que realmente vale la pena vivir. Encontrar la Palabra es apreciar el verdadero sentido de la vida, tanto como advertir el más profundo alcance espiritual del significado de Dios. Por el contrario, cuando la Palabra se pierde en realidad no se extravía un fonema, sino todo un significado que trasciende el orden material de las cosas y que cala en lo más profundo del Ser. Perder la Palabra es como perder el lenguaje, es decir, disipar de pronto la magia de los significados y la forma divina de acercarnos a la realidad, de abrazarla y sujetarnos a ella. Perder la Palabra es perder el camino y caer en el caos sin poder recuperar el orden.

Todo este esfuerzo de recuperación, una vez consumada la caída del Hombre representada por el drama sufrido por nuestro Maestro y Arquitecto Hiram Abiff, es un aliento que se conduce por el camino de la iniciación, y ocurre en el seno mismo de la B. S., que no es otra que el regazo mismo de nuestro Ser, y también es nuestro mundo interior subyacente en el plano espiritual de la vida. Por ello, la Antigua Masonería Críptica celebra sus trabajos “en el otro lado”, en el lado púrpura de la espiritualidad más profunda, al pie del IX A., cuando ya el sentido material de la existencia ha sido abandonado y el masón se ha sublimado a las esferas de lo verdaderamente valioso y superior.

De esta suerte, los trabajos del Capítulo de Masones del R. A., se ven coronados majestuosamente por la belleza de forma y contenido de la Antigua Masonería Críptica, la cual finalmente nos enseña que la muerte no es sino el principio de la vida, y que si el primer templo de nuestra vida transitoria se halla en la superficie, tenemos en realidad que descender a la Bóveda de la muerte antes de que podamos encontrar el sagrado asiento de la verdad, asiento representado por nuestro segundo templo, el templo escarlata de la Vida Eterna. Por esta razón el candidato a la Logia debe expresar su fe en Dios y en la vida eterna, es decir, en la Inmortalidad del Alma. Es así como el Rito Críptico “completa el círculo de perfección” planteado por el simbolismo masónico.


II

La acción práctica de la Masonería parte de un principio esencial del humanismo: el hombre, si quiere, puede cambiar para su propio beneficio y para su perfeccionamiento interior y exterior, personal y social. No es él una piedra en bruto o un árbol que crece torcido, y por lo mismo condenado fatalmente a no reemplazar sus malos hábitos, actitudes y desempeños ineficientes. El pensamiento lateral combina perfectamente con el pensamiento racional, y ambos impulsan los hálitos de perfeccionamiento y evolución espiritual mediante el trabajo interior, el aprendizaje permanente, la innovación y la creatividad, el liderazgo y la excelencia humana. De esta suerte, la Masonería enseña, desde la Logia, que “el mundo es como somos nosotros”, y que, por lo tanto, si queremos cambiar el mundo “primero debemos cambiar nosotros”.

Muchos masones no entienden este principio fundamental, y aún así pretenden que la Orden salga a la calle sin estar ellos debidamente preparados para enfrentar, como masones, el mundo social. ¿Qué mensaje profundo, no retórico, podremos llevarle al mundo profano si no acabamos por comprender la esencia verdadera de la Masonería? ¿Qué papel estratégico podremos representar en la sociedad si entre nosotros mismos no somos capaces de mantenernos unidos y juntos y en armonía? ¿Cómo podremos contribuir a ordenar el mundo si nosotros no acabamos por entender a cabalidad las sublimes enseñanzas de la Orden? Hay aquí la necesidad de entender dos principios primordiales: el primero es que la Masonería, en realidad, no tiene otra cosa que hacer más que hacer masones. El segundo principio es que a la Logia no se va a discutir, pues el verdadero trabajo masónico empieza cuando todos estamos de acuerdo en lo que somos y en hacer lo que debemos hacer: formarnos espiritual y moralmente, intelectual y socialmente. El trabajo de la Masonería empieza en el seno de todos y cada uno de nosotros, y de manera lenta, pero eficaz y profunda, se va realizando en la sociedad.

Así, la Masonería busca mejorar la comunidad mejorando al individuo; los Consejos de Masones Crípticos tratan de ofrecer mayores oportunidades a sus miembros para que mejoren sus habilidades de innovación creativa, de liderazgo en sus trabajos y en sus comunidades, para hablar bien en público y para relacionarse exitosamente con sus semejantes. El mensaje de la Antigua Masonería Críptica alienta a sus miembros a ser los mejores líderes en sus barrios, colonias, oficinas, empresas y centros de trabajo; en la comunidad y en general en el seno de sus organizaciones, ya sean éstas deportivas, eclesiales, sindicales o políticas.

El Rito de York nos enseña a expresar públicamente nuestras enseñanzas masónicas con discreción, talento y dignidad. Por ello, sus Logias, Capítulos, Consejos y Comandancias, laboran al lado de otras organizaciones, masónicas y profanas, en el servicio a la comunidad, para demostrar que tales enseñanzas son una forma de vida y que el masón es capaz de trasladar fuera de sus cuatro paredes los principios, los postulados y las enseñanzas de la Antigua Masonería Críptica del Rito de York.

EL MOSAICO

Q:. H:. Manuel Eduardo Contreras Seitz
R.·. L.·. "Reflexión" Nº 103
Gran Logia de Chile

Introducción
“In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum hoc erat in principio apud Deum omnia per ipsum facta sunt et sine ipso factum est nihil quod factum est in ipso vita erat et vita erat lux hominum et lux in tenebris lucet et tenebræ eam non conprehenderunt”.
(San Juan 1, 1-5).

(“En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y Dios era el Verbo él estaba en el principio con Dios todo se hizo por él y sin él no se hizo nada de cuanto existe en él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no prevalecen sobre ella”)

San Juan nos muestra en estos versículos de su Evangelio la dualidad básica de las oposiciones humanas: la luz y las tinieblas. Por sobre esta tensión entre ambas polaridades se encuentra el “Verbo”, la palabra en movimiento que se identifica con la fuerza creadora —la divinidad— la cual hace posible la irradiación de la “luz” que vivifica al ser humano.

En correspondencia analógica con lo anteriormente expresado, se hace necesario situar la presencia del ser humano en un espacio vitalizador en particular: la Logia. El Templo masónico, al igual que el de Salomón, cristaliza el Arquetipo de la análoga estructura cósmica, resultado de las correspondencias y leyes que gobiernan la realidad universal. Por lo tanto, en la Logia nada está situado al azar o de modo meramente ornamental, sino que muy por el contrario, cada símbolo manifiesto y cada gesto ritualístico representan una nota más en la Armonía del Mundo. Por ello, las dimensiones de la Logia son las del Universo, como nos recuerda el Manual de Instrucción del Grado:

P.— Cuál es la forma de la Logia?
R.— Un paralelepípedo rectangular.
P.— Cuáles son sus dimensiones?
R.— En el largo, de Oriente a Occidente; en el ancho de Sur a Norte; y en el alto de Zenith a Nadir.
P.— Qué quieren decir estas dimensiones?
R.— Que la Logia, es la imagen del Cosmo; y que la Francmasonería es Universal.

Estas direcciones surgen de la irradiación del punto central de la Logia que es el Ara, creando un sistema de coordenadas que conforman la cruz de tres dimensiones, de donde la geometría implícita se refiere a la espiritualidad tal como ya la anunciaba Pitágoras. Dichas direccionalidades también se consideran, en el plano cosmológico y psicológico, como símbolo de las diversas cualidades y tendencias incluidas en la naturaleza de los seres y del Universo mismo.

Estas tendencias serían de orden ascendente, descendente y cruzadas. Las primeras sugieren la aspiración del iniciado por alcanzar la evolución vertical hacia la perfección del ser, en la búsqueda de lo uno y eterno, tal como hace Dante en la medida en que avanza por los círculos del Cielo, con distintos grados de iluminación. A su vez, la tendencia descendente indica la caída en la materialidad y en la naturaleza instintiva, la cual se halla desde el punto eje hacia el centro de la tierra, representada por el descenso a los infiernos, donde el poeta florentino se encuentra con un florilegio de las pasiones humanas, propias del mundo profano y de la piedra informe que llevamos a cuestas. A su vez, el cruce de los ejes del plano Oriental-Occidental, Septentrional-Meridional simboliza el plano de la manifestación y desarrollo de todas las posibilidades contenidas en el estado potencial de cualquier ser. Estas cuatro direcciones (centro-zenit; centro-nadir; oriente-occidente; norte-sur) enmarcan toda nuestra existencia terrestre y, por lo tanto, los trabajos de la logia.

En conexión con esto, hallamos el pavimento mosaico, formado por la alternancia de cuadrados blancos y negros —como los del tablero de ajedrez— en una intersección de líneas verticales y horizontales que representan, nuevamente, las energías celestes y terrestres en constante interacción, dando paso a la correlación de fuerzas pasivas/femeninas - activas/masculinas que se hallan en todo ser vivo. Es, a su vez, imagen de todas las dimensiones de la vida, sus claroscuros, en los que el iniciado debe vislumbrar su propio laberinto y proceso interior, el cual es imposible de dilucidar caminando por una sola vía, sino que debe buscar el equilibrio en este juego de bipolarización de las energías, complementándolas en el eje que las atrae —el ser-iniciado—, recipiendario de tales fuerzas y puente entre la luz y la oscuridad.

Por otra parte, Guénon (1969:296) nos recuerda que “en el sentido más inmediato, la yuxtaposición del blanco y del negro representa, naturalmente, la luz y las tinieblas, el día y la noche, y, por consiguiente, todos los pares de opuestos o de complementarios (apenas es menester recordar que lo que es oposición en cierto nivel se hace complementarismo en otro, de modo que el mismo simbolismo es igualmente aplicable a uno y otro)”, pero también que no se trata de una mera “dualidad maniqueísta”, como muchas veces se ha querido ver. Muy por el contrario, encontramos aquí, dentro del orden metafísico, el simbolismo de lo manifestado y de lo inmanifestado. Ya volveremos más adelante sobre ello, al relacionarlo directamente con el mosaico.

Desarrollo

“El pavimento mosaico es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada por la dualidad, constituida por los pares de opuestos que se encuentran constantemente el uno cerca del otro...”.
(Lavagnini, Manual del Aprendiz, p.126).

Sin lugar a dudas, uno de los símbolos más importantes para quien ingresa en la Orden lo constituye el Templo masónico o Logia. Este recinto es un espacio sagrado, donde se trabaja A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:., y establece la separación existente entre el mundo profano y el taller.

Más que un ícono material se trata de un concepto espiritual que representa el templo interior, el cual crea un espacio íntimo y atemporal. Sin embargo, la simbólica del recinto no es menor en la contrucción de esta obra espiritual y nos recuerda, según la tradición, al Templo de Salomón, consagrado al servicio de Dios en Jerusalem. Recordando las palabras de los Siete Maestros Masones (1992), podemos decir que

La caverna-templo masónico es la matriz, el athanor hermético donde se renace a la vida espiritual. Este renacimiento está tan solo mediatizado por la correcta e inteligente utilización de los instrumentos de geometría y de construcción que se encuentran en su interior. Estos instrumentos son símbolos, útiles apropiados para edificar nuestro propio Templo interior, y que como tales son portadores de un mensaje salvífico que nos regenera en tanto seamos capaces de descifrar su significado espiritual.

De esta manera, las tradiciones de los Gremios de constructores basaban su modelo arquitectónico en la representación de la creación del mundo. Por ello, todos los templos y recintos sagrados, en general, se construían sobre la base de la observación del macro y microcosmos a manera de prototipo. De ahí que la Tierra se represente por la planta del edificio, determinada por la cruz de los ejes cardinales, en cuyos ángulos intermedios se emplazaban las cuatro basas, piedras de fundación o landmarks.

En el caso del pavimento mosaico, éste se halla situado a continuación de las columnas B:. y J:., en el centro del templo, como prolongación de la tensión formada por los pares de opuestos simbolizados por dichas columnas. De ahí que la primera manifestación que nos ofrece el mosaico sea la combinación binaria o dual. Tendencia creadora y generativa, ya que el ser humano pierde su visión del Todo infinito y uno, a la vez, necesitando acotar y poner límites a ese concepto abstracto e incomprendido. Por ello, todo lo observable y aprehensible lo es en virtud de su diferenciación con otros. En tal sentido, el mismo ser humano se establece como entidad dualística: desde su propia interioridad y en relación con otros. Esta combinación es, por tanto, su base del conocimiento y el motor que le permite desarrollar su actividad, ya que es el principio de interacción el que le permite reflexionar en torno de lo que sucede fuera de su propia interioridad.

En todo caso, no debemos dejar de lado que el mosaico es también una combinación de líneas paralelas, esto es, si la unidad se puede representar por un punto, el movimiento generado por esta dualidad —o punto en movimiento— es posible de representar por una línea recta, o mejor, por dos rectas, en virtud de la acotación que se ha señalado previamente. Estas paralelas también representan los diversos caminos o viajes de ida y regreso que se efectúan dentro de la Logia. Asimismo, pueden referirse también, a las tendencias o corrientes a que se hizo alusión en la Introducción de esta plancha. Y es que todas las fuerzas del Universo se van desplegando en esta medida, de forma paralela, pero en sentido inverso de una respecto de la otra. De ahí obtenemos fuerzas centrífugas (fuerza de extensión desde el interior hacia el exterior) y fuerzas centrípetas (movimiento de construcción desde el exterior hacia el interior). De esta forma, se generan los valores activos y pasivos, en polaridades varibles, ya que “lo que es activo interiormente es pasivo exteriormente, y viceversa” (Lavagnini 2002:101), valor manifiesto en el par de columnas que decoran el Templo y que preceden al pavimento mosaico.

Pero este mosaico no sólo es una prolongación dinámica de la unidad, desde el punto de vista morfológico, sino que también, como ya lo señalamos, se manifiesta a través de los contrastes o variaciones lumínicas esenciales: el blanco y el negro.

Sobra señalar el valor común que la tradición, sobre todo cristiana, ha hecho recaer sobre estos símbolos pictóricos. Baste recordar que el blanco es asociado con la luz y la pureza, así como con la divinidad y lo “diestro” y, el negro, por el contrario, con la oscuridad, el miedo, la no-existencia, extrapolándolo hacia el mal y lo “siniestro”.

Sin embargo, otras tradiciones iniciáticas y esotéricas nos entregan una aproximación diferente en relación con dichos valores simbólicos.

Para los templarios, quienes recogieron diversas vertientes iniciáticas de Oriente y Occidente, esta dualidad se manifestaba claramente en aquél gonfalón o pendón de dos bandas característico de la Orden del Temple: el Beaucéant. En conjunción con la paté o cruz templaria señalaban el camino de la realización superior a la cual se refieren los alquimistas (nigredo, albedo y rubedo). El estandarte templario no sólo alentaba el combate durante el enfrentamiento que mantenía al caballero en permanente tensión de vigilia, aún en los momentos de descanso, como imagen de un “simbolismo exterior”, sino que también era la divisa de la ‘batalla interna’, cuya finalidad sobrepasaba con mucho lo volátil de la conquista terrena y aspiraba a la conquista eterna del alma. No por casualidad se han elegido estos símbolos: recordemos que el carbono, esencia de nuestra naturaleza orgánica, es negro. Es la materia prima con la cual trabajamos en el interior de nuestro athanor, en ese claustro íntimo en el cual mediante sucesivas purificaciones, no exentas de esfuerzo y sacrificio, y en virtud de una sigilosa y constante transformación, la Naturaleza nos entrega a la luz aquél carbono cristalizado o piedra preciosa que conocemos como diamante. Esta es la divisa templaria: nacer de nuevo, recorrer el fango, atravesarlo y levantarse de él hacia la pureza, para concluir en la fuente del origen donde nos conduce la muerte interior y el sacrificio.

En dicho sentido, deseo recalcar que el color negro de este mosaico de la vida no es signo de perversión, sino que nos muestra el primer signo alquímico del camino de perfección: la putrefacción de la materia de la semilla que debe morir para convertirse en grano de trigo fructífero, es, por tanto, símbolo de esperanza en una vida interior distinta, en armonía con otra naturaleza, una naturaleza nueva desde la cual emergen los principios vitales que estuvieron latentes por mucho tiempo y que ahora buscan el camino hacia su manifestación.

En esta conjunción de caminos, de símbolos y de energías transcurre la vida, con todos sus avatares que llegan a perturbar el alma.

Sólo para que en la mente quede una imagen, remito a Uds. a ese maestro español del claroscuro, “maño” por más indicios, Francisco de Goya y Lucientes, quien con mano magistral retrata los abismos interiores del alma de su sociedad hispana.

Conclusiones
Las tinieblas representan siempre, en el simbolismo tradicional,
el estado de las potencialidades no desarrolladas que constituyen
el “caos”; y, correlativamente, la luz se pone en relación con el
mundo manifestado, en el que estas potencialidades serán
actualizadas, es decir, el “cosmos”.

(René Guénon, Apreciaciones sobre la Iniciación, p.277)

Al comenzar esta plancha lo hicimos con una cita en latín y luego señalamos su traducción al castellano. Creo que fue fácil darse cuenta cómo una cita tan conocida por nosotros —ya que corresponde a los versículos de San Juan que encabezan los trabajos de los A\A\— puede quedar velada al presentarse en un idioma que desconocemos. Y sin embargo estos versículos aluden a la irradiación de la luz y a su predominio sobre las tinieblas, es decir, al predominio del conocimiento por sobre la ignorancia, al acto sobre la potencia, a la evolución sobre la involución, entre otras posibilidades.

El mosaico es, creo, precisamente eso: el caminar por sobre las apariencias, tanto favorables como desfavorables, gustando de ambas, sin dejarse exaltar por unas o abatirse por otras, conservando un ánimo sereno y constante.

Dentro del macrocosmos que representa el Templo Masónico, como símbolo de la Gran Obra Universal, el pavimento mosaico nos lleva al microcosmos, a la tensión cotidiana de fuerzas a las cuales debe verse enfrentado el ser humano y que se extienden hacia el infinito, ya que unas operan en un sentido y las otras, en el contrario. Sin embargo, estas fuerzas se hallan irredargüiblemente contiguas, una al lado de la otra, interrelacionándose, lo que explica la posibilidad de conciliar dichas oposiciones, pasando por la inmutable ley universal del equilibrio. Si no, basta con observar el tamaño de los cuadros que conforman el pavimento mosaico: bastante inferiores al tamaño de un pie normal. No es casual, pero sí causal. Al caminar por sobre él, indefectiblemente, lo haremos situándonos en ambas cuadros a la vez, esto es, entre ambas fuerzas que están en dinámica permanente. Es por ello que los antiguos egipcios ya asignaban un valor especial a los misterior de Isis.

En el Manual de Instrucción del grado, se hace referencia a la cualidad interior de estas dualidades, manifestadas en la naturaleza del ser humano, cuando se dice:

P.— ¿Qué os ha revelado el número Dos?
R.— Que la inteligencia humana asigna artificialmente límites a lo que es Uno, y sin límites. La Unidad se encuentra así encerrada entre dos extremos que son simples abstracciones a las que las palabras prestan una apariencia de realidad.

De allí que, tal como señalara Platón, sólo somos capaces de “ver” reflejos de aquellas ideas arquetípicas proyectados indirectamente sobre el fondo de una caverna, a los cuales asignamos la condición de realidad, ya que la verdad esencial nos cegaría la vista con su exacerbado brillo.

En todo caso, esto no dista mucho del camino que ha de seguir el iniciado y A:.M:. Cuando éste recibe la luz masónica, al haber estado durante mucho tiempo en las tinieblas, se produce un instante de enceguecimiento cuando cae la venda de sus ojos. Para que esta situación no se vuelva constante, el A:.M:. debe situarse al Norte, lugar que se encuentra mayormente en la penumbra, dado que aún no se cuenta con la instrucción masónica elemental que le permita tolerar una luz mayor.

Con todo, el camino está trazado y escapa a la mera contrastación de oposiciones. Tampoco es casual que coronando el mosaico se encuentre el Ara, en el centro de la Logia, elevándose por sobre los pares de opuestos y que nos permite percibir la verdad trascendente oculta bajo estas aparentes contradicciones. Recordemos, también, que sobre el Ara se encuentran las tres luces y que en medio de ellas se halla el Libro Sagrado, que nos muestra la energía creadora y purificadora de la palabra en acción —el Verbo—, energía que completa la obra alquímica de transmutación interior.

Bibliografía

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  • Guenón, René (1946). Apreciaciones sobre la Iniciación, de la edición de 1993, CS, Buenos Aires.
  • Guenón, René (1969). Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada, compilación póstuma establecida y presentada por Michel Vâlsan, EUDEBA.
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  • Gran Logia de Chile (s/f). Manual de Instrucción para el Grado de Aprendiz. Grado I del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Santiago.
  • Lavagnini, Aldo (2002). Manual del Aprendiz, 22ª edición, Kier, Buenos Aires.
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  • René Guénon (1969). “Blanco y Negro”, en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada, compilación póstuma de Michel Vâlsan, EUDEBA, Buenos Aires; pp. 296-298.
  • Siete Maestros Masones (1992). Símbolo, Rito, Iniciación: La cosmogonía masónica; Obelisco, Barcelona.
  • Vulgata Latina. Universitätbibliothek Freiburg im Breisgau, Alemania.
  • Wirth, Oswald (1995). El Libro del Aprendiz, nueva edición castellana autorizada por el autor, Imp. Soto, Santiago.

LA GNOSIS Y LA FRANCMASONERIA

RENE GUENON

"La Gnosis, ha dicho el M.·. Il.·. H.·. Albert Pike, es la esencia y el meollo de la Francmasonería". Por Gnosis, debemos entender aquí ese Conocimiento tradicional que constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han transmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida.

Toda doctrina esotérica puede únicamente transmitirse por medio de una iniciación y cada iniciación incluye necesariamente varias fases sucesivas, a las cuales corresponden otros tantos grados diferentes.

Tales grados y fases pueden ser reducidos, en última instancia, siempre a tres; podemos considerar que marcan las tres edades del iniciado, o las tres épocas de su educación y caracterizarlas respectivamente con estas tres palabras: nacer, crecer, producir.

A este respecto, el H.·. Oswald Wirth escribió: "La iniciación masónica tiene como objetivo illuminar a los hombres, a fin de enseñarles a trabajar útilmente, en plena conformidad con las finalidades mismas de su existencia.

Ahora bien, para iluminar a los hombres, en primer lugar se hace necesario liberarlos de todo lo que puede impedirles ver la Luz.

Esto se logra sometiéndolos a ciertas purificaciones, destinadas a eliminar las escorias heterogéneas, causales de la opacidad de aquellas envolturas que sirven como cortezas protectoras del núcleo espiritual humano.

Cuando las mismas se vuelven cristalinas, su perfecta transparencia deja penetrar los rayos de la Luz exterior hasta el centro consciente del iniciado..

Todo su ser, entonces, se satura progresivamente, hasta llegar a convertirse en un Iluminado, en el sentido más elevado de la palabra, vale decir un Adepto, transformado ya en un foco irradiante de Luz.

"Consecuentemente, la iniciación masónica conlleva tres fases distintas, consagradas sucesivamente al descubrimiento, a la asimilación y a la propagación de la Luz.

Estas fases están representadas por los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, que corresponden a la triple misión de los masones, que consiste en buscar primero, para poseer después y, finalmente, poder difundir la Luz.

"El número de estos grados es inamovible: no podría haber ni más ni menos que tres. La invención de los distintos sistemas llamados de altos grados descansa sobre un error, que llevó a confundir los grados iniciáticos, estrictamente limitados a tres, con los estados transitorios de la iniciación, cuya multiplicidad es necesariamente indefinida.

"Los grados iniciáticos corresponden al triple programa perseguido por la iniciación masónica.

Esotéricamente, aportan una solución a las tres cuestiones del enigma de la Esfinge: ¿de dónde provenimos? ¿qué somos? ¿a dónde vamos?, y con ello responden a todo cuanto puede interesar al hombre.

Son inmutables en sus caracteres fundamentales y conforman en su trinidad un todo acabado, al que nada se puede quitar ni agregar: los grados de Aprendiz y de Compañero son los dos pilares que sostienen a la Maestría.

"En cuanto a los estados transitorios de la iniciación, ellos permiten al iniciado penetrar más o menos profundamente en el esoterismo de cada grado; de aquí resulta un número indefinido de maneras distintas de tomar posesión de los tres grados de Aprendiz, de Compañero y de Maestro.

Puede poseerse sólo la forma exterior, la letra y no la comprensión; en Masonería, como en todas partes, hay, bajo este aspecto, muchos llamados y pocos elegidos, ya que solamente a los verdaderos iniciados les está dado aferrar el espíritu íntimo de los grados iniciáticos.

No todos llegan, por otra parte, con igual éxito; muy a menudo apenas logran superar la ignorancia esotérica, sin marchar de manera decidida hacia el Conocimiento integral, hacia la Gnosis perfecta.

"Esta última, representada en la Masonería por la letra G.·. de la Estrella Flamígera, se aplica simultáneamente al programa de búsqueda intelectual y de entrenamiento moral de los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro.

Con el Aprendizaje, busca penetrar el misterio del origen de las cosas; con el Compañerismo, descubre el secreto de la naturaleza del hombre, y revela, con la Maestría, los arcanos del destino futuro de los seres.

Enseña, además, al Aprendiz a potenciar al máximo sus propias fuerzas; muestra al Compañero como captar las fuerzas del medio ambiente y enseña al Maestro a regir soberanamente sobre la naturaleza obediente al cetro de su inteligencia.

No hay que olvidar, en efecto, que la iniciación masónica se remonta al Gran Arte, al Arte Sacerdotal y Real de los antiguos iniciados".

Sin querer entrar en la compleja cuestión de los orígenes históricos de la Masonería, recordaremos tan solo que la Masonería moderna, tal como se la conoce actualmente, deriva de una fusión parcial de los Rosa-Cruces, quienes habían conservado la doctrina gnóstica desde la edad media, con las antiguas corporaciones de Masones Constructores, cuyas herramientas, por lo demás, ya habían sido empleadas como símbolos por los filósofos herméticos, tal como puede verse, en particular, en una figura de Basilio Valentín.

Pero, dejando por el momento de lado el punto de vista restringido del Gnosticismo, por nuestra parte haremos hincapié en el hecho de que la iniciación masónica, como toda iniciación, tiene como fin la conquista del Conocimiento integral, que es la Gnosis en el verdadero sentido de la palabra.

Podemos decir que es este Conocimiento mismo lo que, hablando con propiedad, constituye realmente el secreto masónico y por esta razón dicho secreto resulta esencialmente incomunicable.

Para concluir y a fin de evitar cualquier malentendido, agregaremos que, para nosotros, la Masonería no puede ni debe sujetarse a ninguna opinión filosófica particular, que ella no es más espiritualista que materialista, ni tampoco más deísta que atea o panteísta, en el sentido que habitualmente se atribuye a estas diversas denominaciones, puesto que ella debe ser pura y simplemente la Masonería.

Cada uno de sus miembros, al entrar en el Templo, debe despojarse de su personalidad profana y hacer abstracción de cuanto sea extraño a los principios fundamentales de la Masonería, principios a cuyo alrededor todos debieran unirse para trabajar en común en la Gran Obra de la Construcción universal.

Traducción: Franco Peregrino.

MOZART Y LA FLAUTA MÁGICA

Hedy Chávez Infanta

Wolfgang Amadeus MOZART nació en Salzburgo (Austria) el 27 de Enero de 1756.

Desde muy pequeño se evidenció su talento musical que se fue desarrollando en medio de un efervescente espíritu humanista, donde el Despotismo Ilustrado se planteó como una necesidad de pintar una humanidad ideal, y en el que se mezcló lo profano y lo sagrado, absorbiendo toda diferencia de fe, de raza y de nacionalidad.

En 1784, se inicia como Aprendiz Francmasón en la Logia Beneficencia de Viena.

A partir de este momento plasmó el simbolismo masónico en sumúsica, como se aprecia en las siguientes obras: “Camino a la fraternidad”, “La alegría del masón”, “Oda fúnebre&=#8221;, “Pequeña cantata masónica”, (proviene de aquí el actual Himno Masónico Internacional) y otras más.

Todo este trabajo musical adquiere su máxima expresión en “La Flauta Mágica” donde se observa lo más grandioso del simbolismo masónico musical.

Esta obra es una alegoría a la perfección de la persona dada a través de una representación simbólica de lo que es el camino iniciático.

Cada personaje es representativo de un estado del ser humano; de esta manera, encontramos al sabio, símbolo de la luz que representa la sabiduría, y de la perfección; de esa perfección que conduce a un ideal de humanidad.

Se trata de Zarastro, sumo sacerdote de Isis y Osiris, Maestro de los Iniciados.

En uno de sus parlamentos expresa:

“En estos sagrados muros
no se conoce la venganza;
y su nombre ha caído,
y el amor lo conduce de nuevo al deber:
entonces camina alegre y contento,
de la mano del amigo, hacia un país mejor.
En estos muros sagrados,
donde el hombre ama al hombre,
no puede asechar ningún traidor,
porque los enemigos han desaparecido.
Quien no se alegra de estas doctrinas
no merece ser un hombre.

También encontramos ese estado de la persona humana en vía deperfección, aquél que tiene que enfrentar muchas contingencias y que, con voluntad férrea, triunfa. Esto se encuentra representado en Tamino.

Además está ese estado de ignorancia, de ceguera, de vicio y de maldad al que se somete el ser humano que permanece atado a lo superfluo y mundanal, encarnado en la Reina de la Noche.

Como también, el estado del ser común, ése que vive sin mayores complicaciones.

En la obra este personaje tiene cuatro sabias metas: comer, beber, casarse, tener hijos.
Se trata de Papageno.

Además, la pureza toma fuerza, forma, significado y proyección en Pamina, quien se libera de su progenitora, la Reina de la Noche que, en última instancia, es la liberación del ser en toda su dimensión para asumir un nuevo estado de inocencia y pulcritud, que permite la realización en el ser mismo y la conquista de su felicidad.

Sin duda que hay otros personajes que podrían nombrarse y que también adquieren una representación especial.

El valor de esta obra está en su inagotable significado, en su universalidad y en su eterna vigencia.

LA CAPILLA FRANCMASÓNICA DE LA CATEDRAL DEL BURGO DE OSMA

Extraído del libro El Burgo de Osma y su Catedral.
Guía para el Viajero Curioso e Inquieto (Sotabur, Soria, 1996), de Ángel Almazán de Gracia ©.

Te mostraré ahora el neoclásico de esta catedral y te comentaré que esta catedral estuvo a punto de ser derruida en el siglo XVIII tras el informe que sobre su deteriorado estado hizo Hermosilla y el proyecto de Ventura Rodríguez que únicamente respetaba el claustro y la torre barroca, sustituyendo la catedral gótica por una renacentista con puerta principal hacia la Calle Mayor.

Afortunadamente no prosperaría tal idea y fue el también gran arquitecto real de la Corte de Carlos III, Juan de Villanueva, el encargado de agregar a la catedral gótica la ampliación neoclásica de la Sacristía Mayor y Capilla del obispo Palafox, eligiendo para ello como maestro de obras a Angel Vicente Ubón, el arquitecto del nuevo ayuntamiento, designado por Villanueva aunque el Cabildo escogió también otro supervisor que acompañó al ¿masón? Ubón, si bien una vez fallecido éste los inspectores reales en la capilla del Venerable Palafox fueron los arquitectos Sabatini y Bernasconi.

Para hacer la girola en 1774 fue preciso hacer desaparecer las capillas absidiales aledañas al crucero.

El Burgo contaba entonces con 2.500 habitantes.

La Sacristía Mayor se construyó entre 1770 y 1775.

Es majestuosa.

Impresiona a todos los visitantes.

El material primario fue soriano: la piedra es de canteras de Ucero y la madera de Talveila.

Las puertas se enviaron desde el Palacio Real de Madrid.

En su caja fuerte se guarda el Beato de Osma: te lo mostrarán y darán las explicaciones tradicionales sobre su mapa mundi.

Las cajonerías del ábside son de nogal segoviano con bajorrelieves similares a la escuela de Rubens y sus herrajes y bronces son londinenses; como de Inglaterra es el reloj de péndola real "con muestras de horas, minutos, instantes, días, lunas, secretos y sonerías para las doce tocatas", según manifiestan Taracena y Tudela.

Hay también una mesa de mármol soriano de Espejón de pieza única (2´75 x 1´18 m.).

También verás un armario con cálices, un Lignum Crucis y un lavatorio aguamanil de polícromo jaspe y mármol soriano de Espejón, de 1779.

En la bóveda hay frescos barrocos concernientes a Santo Domingo de Guzmán-Beato Diego de Acebes, Venerable Palafox y San Pedro de Osma, y sobre las puertas las emblemáticas figuras de la Fe y la Caridad.

En este recinto podrás comprar, entre otras cosas, diapositivas y libros concernientes a la catedral y al renacimiento y manierismo en la diócesis de Osma-Soria.

La Capilla de Palafox, con acceso desde el centro de la girola, es monumental.

Me atrevo a insinuar que su diseño arquitectónico y ornamental es masónico hasta en los más pequeños detalles, como lo es, por ejemplo, el triángulo divino con letras hebreas del fresco de La Trinidad o La V alabanza del nombre de Dios que verás en el ábside y cuyo autor es el pintor real de Carlos III, Mariano Salvador de Maella.

Este triángulo luminoso, llamado delta en la terminología masónica, suele llevar en su centro un ojo abierto y muy raramente el nombre innombrable del dios judío, Yahvé.

La delta masónica "expresa la presencia en el templo del Gran Arquitecto del Universo, cuando los trabajos se han iniciado según el rito y `a su gloria´, fórmula secular", según desvela Robert Ambelain, quizás el gran maestre masón más leído en este siglo.

En cuanto al nombre hebreo de Dios, el tetragránmaton JHVH (Yod-He-Vav-He), que es impronunciable al carecer de vocales, los ocultistas dicen que es la clave kabalística de la llamada Palabra Perdida, que los masones identifican con el verdadero nombre de Dios, y que se revela ritualmente en la Masonería del Arco Real, de la Bóveda Sagrada o del Cuarto Grado (la esencia suprema masónica).

Ya en 1764 revelaba Lorenzo Dermott en su Ahiman Reson que la Palabra Perdida de Hiram, el mítico arquitecto del Templo de Salomón, es la pronunciación kabalística correcta del tetragránmaton.

Según Hannah esta Palabra Perdida es Jah-Bul-On (Jah de Jahveh, Bul de Baal, y On de Osiris).

Así que esta delta masónica y sus letras son, pues, el sello, la firma más evidente de que una obra arquitectónica se ha realizado bajo el simbolismo masónico.

Pero hay más.

Como se sabe el simbolismo masónico es esencialmente kabalístico y conviene que sepas que los kabalistas (esoteristas judíos, y en Soria los hubo de gran importancia) consideran al Sefer ha-Zohar (Libro del Esplendor) como la máxima expresión medieval de la Kabala.

Pues bien, en este libro por encima de YHVH (Jehová-Yahveh) se encuentra En-Sof, llamado también Temir Micol Temerin (El Oculto de los Ocultos) y también Ilat ha-Ilot (La Causa de las Causas).

En-Sof es superior a YHVH e iconológicamente se le representa encima suyo.

Dirige, pues, nuevamente la mirada al triángulo del fresco y verás cómo esta delta está envuelta por una circunferencia protectora, símbolo por excelencia de En-Sof.

Además, los ángeles que rodean al triángulo y circunferencia podrían corresponder a Olam Yetsirah, el mundo creado por En-Sof en el que habitan los nueve coros angélicos.

Incluso el nombre popular dado, Capilla del Venerable Palafox, podría ser críptico, puesto que en la masonería se denomina Venerable al presidente de cada logia, siendo preciso antes como requisito un mínimo de cinco años de Maestría.

Hay más datos: las logias masónicas tienen una orientación similar a la capilla Palafox, es decir, de este a oeste, encontrándose en occidente la puerta principal en ambos casos.

Flanqueando a la puerta de las logias están las dos columnas cilíndricas rematadas en capitel que simbolizan a las columnas Jakin y Boaz de la entrada del templo de Salomón, sobre las cuales se apoya el gran triángulo.

Curiosamente sucede lo mismo en la Capilla de Palafox.

Asimismo en las hornacinas de la rotonda se encuentran pintadas imitando el mármol de Carrara las cuatro virtudes cardinales, y según los textos masónicos transcritos por Walton Hannah y publicados por Ricardo de la Cierva, "pendientes de las esquinas superiores de la logia hay cuatro cordones ornamentales que nos recuerdan las cuatro virtudes cardinales: es decir la templanza, la fortaleza, la prudencia y la justicia, el conjunto de los cuales, según nos informa la tradición, se practicaba constantemente por la gran mayoría de nuestros antiguos hermanos".

A su vez Fulcanelli califica a las cuatro virtudes cardinales como "guardianas de la tradición y de la ciencia antigua", al mismo tiempo que insiste en que "conjuntamente con la interpretación moral y cristiana de las virtudes cardinales, existe una segunda enseñanza secreta, profana, de ordinario desconocida, que pertenece al ámbito material de las adquisiciones y de los conocimientos ancestrales".

Hannah desvela igualmente que la sala central de la logia tiene habitáculos secretos a los lados, y la capilla Palafox también los tiene.

Igualmente dice el texto masónico que "la Estrella Rutilante o Gloria en el centro, nos conduce al Sol", y en el pavimento de la capilla -que recuerda por cierto a los laberintos de las catedrales- hay una espléndida estrella oculta por los bancos, bajo la cúpula celeste o solar.

G. Kubles estima que el esquema de la capilla es paladiano.

Pues bien, el teólogo y pastor James Anderson, coordinador de las llamadas Constituciones de Anderson o de los Francmasones, publicadas en 1723, y que fijarían la masonería especulativa internacional, era un gran admirador del arquitecto italiano Pietro Andrea di Paladio, en el que veía un maestro de la masonería operativa.

La primera piedra de la Capilla de Palafox se colocó en 1772 siguiendo un viejo ritual de las cofradías de constructores, de los que derivaría la francmasonería del siglo XVIII.

En la época pagana era normal que se sacrificara a una persona cuando se construía un edificio importante.

Posteriormente el sacrificado fue un animal y, pasados los siglos fue reemplazado por alguna reliquia.

Así aconteció con esta capilla, pues el mismo obispo Calderón fue quien colocaría la primera piedra que taparía a un cajoncito de plomo con reliquias de San Pedro de Osma y estampas del Santo Cristo del Milagro, de Santo Domingo de Guzmán y de la Virgen del Espino con sus aleluyas; estampitas similares era tradición arrojarlas por los huecos de la bóveda de la capilla de San Pedro de Osma durante el Sábado Santo.

Por otra parte, en cuanto al que fuera obispo de Osma Fray Joaquín Domingo de Eleta, nacido en El Burgo en 1707, inquisidor y confesor del aparentemente muy católico Carlos III, al que convenció para que patrocinara la ampliación neoclásica de la catedral burgense y enviara a sus mejores arquitectos allí y para levantar el Seminario y el Hospicio, hay que reseñar que en su escudo aparecen una espada y una escuadra que podrían ser masónicas.

La espada era empleada por los Venerables o Maestros de logia en el rito de admisión de un nuevo neófito, y se ponía cruzada sobre la puerta cerrada de la logia durante las reuniones o tenidas, por ejemplo.

En cuando a la escuadra, joya de los Maestros de la Gran Logia de Inglaterra (para Ferrer Benimeli es instrumento simbólico del grado de compañero en España), es un símbolo masónico de la rectitud moral.

¿Fue francmasón Joaquín de Eleta, arzobispo de Tebas, como parece que lo fue Juan de Villanueva? Lo ignoro.

Es posible que sí, pues los datos que estoy dando lo sugieren, pero no me atrevo a asegurarlo.

A este respecto bueno es que sepas que según el jesuíta José A. Ferrer Benimeli, del siglo XVIII se ha constatado "no solamente la existencia de logias frecuentadas exclusivamente por sacerdotes y religiosos, sino incluso la presencia en la mayor parte de las logias europeas, en las que figuran obispos, abades, canónigos, teólogos y toda clase de religiosos y sacerdotes, hasta alcanzar un total de más de tres mil".

La causa de canonización del Venerable Palafox que dinamizaron Eleta y Carlos III tenía, según algunos, varias finalidades políticas, según expresa Bernabé Bartolomé: "Su canoninación no sólo era para la cúpula de ilustrados en el poder la justificación ante el pueblo del proceso de expulsión de los jesuitas y la victoria de las posiciones del obispo de Puebla, donde había estado antes de Osma, en su polémica con aquellos regulares sino que el juego político llegaba hasta una posible proclamación del futuro santo como patrono de España, sacralizando, de algún modo, las teorías ilustradas del regalismo y del jansenismo a las que el obispo Palafox, ya en su tiempo, habría sido adicto".

Sea lo que fuere, el hecho es que el pueblo llano de la época coreaba por las calles de las ciudades de España la siguiente sátira:

¿Quien es el Papa? Un fiero hereje
y el rey Carlos, un francmasón
pues aquesta es la razón
porque a Palafox protege..."

Carlos III fue un gran mecenas para las artes, especialmente para la arquitectura, y estaba volcado personalmente en sus inquietudes religiosas católicas, pero su política internacional fue un desastre para España.

Seguramente no fue masón nunca, pero estuvo rodeado de masones a los que otorgó su máxima confianza.

El diputado nacional Ramón Nocedal, en un juicio muy polémico en el que defendía los escritos antimasónicos de un sacerdote valenciano en una querella presentada y defendida por el Gran Maestre de la la lógia masónica Gran Oriente Español hace poco más de cien años, y que ganó Nocedal, dijo al respecto lo siguiente:"Carlos III cayó por completo en poder de la Masonería; sus primeros ministros, el irlandés Wall y los italianos Grimaldi y Esquilache fueron servidores ciegos de la política masónica; en provecho de la Masonería universal gobernó a España Moñino, y arrancó antea a Clemente XIV el decreto extinguiendo a la Compañía de Jesús; el conde de Aranda, que por orden de las logias había expulsado a los jesuitas de España, fue fundador de un Oriente que hace poco aún existía; los principales ministros y agentes de aquel tiempo estaban sometidos, como masones, ora a Inglaterra, ora a Francia, y como políticos oprimían, desquiciaban y envilecían masónicamente a España desde el gobierno, los consejos y embajadas..."

Más no hablaré más sobre la masonería, ni sobre la realidad o falsedad de acusaciones como las formuladas por Ramón Nocedal porque ni tengo suficiente información, ni sé sobre ello posiblemente más que tu, ni es este el lugar.

Nocedal, por lo visto, era de los que creían en la misteriosa conspiración masónica que muy pocos sostienen hoy día.

Dejaré ya, pues, este tema tan espinoso y hasta ahora silenciado en el ámbito burgense señalado, quizás por desconocido y perturbador, de ahí que me haya alargado en ello.

Quizás a ti también, como a mí, te haya provocado cierto asombro todo ello y hasta una honda inquietud.

Concluiré, eso sí, señalándote que los jaspes son de la localidades próximas de Espejón, Cantalucia y Espeja.

La estatua de la Inmaculada la trajeron de Roma y la colocaron en el altar con autorización papal dada a Carlos III y en espera de cambiarla por una de Palafox cuando éste fuera canonizado.

Además, el Papa autorizaría mediante una bula de 1785 "una imposición sobre la mitra de Osma de 6.000 reales con destino a la construcción de la capilla y la autorización de un impuesto sobre la venta de vino en la diócesis con este mismo destino", según Bernabé Bartolomé.

Te diré también que la cúpula parece ser que la proyectó Sabatini, corrigiendo algo a Villanueva

¿Qué es Escocismo?

Escocismo es el nombre dado al conjunto de grados, ritos y sistemas que son, o pretenden ser, originarios de Escocia.

Aunque su número pasa de 200, se tiene plenamente probado que salvo los 3 primitivos grados, base de todos los sistemas, ninguno se encuentra relacionado directa ni indirectamente con aquél país. (Pag. 168 Diccionario Enciclopédico Abreviado de la Masonería).

La Masonería primitiva fue una Asociación de personas dedicadas al arte de la construcción (Operativa).

Se reconoce esta Institución como contemporánea, aunque por lógica es más antigua, con el reinado y Construcción del Templo de Salomón, en que se organizaron grupos definidos de Aprendices (neófitos), Compañeros ( iniciados en conocimientos y secretos) y Maestros(Expertos y en posesión de los Secretos del Arte), que optaron por un lenguaje y signos especiales de reconocimiento (solo transmisibles en ceremonias litúrgicas), así como sitios de reunión (Logias), con el fin de resguardar los secretos de la profesión y a sus adeptos, creando asociaciones similares a donde fueron, lo que explica su gran profusión e identidad.

Estas asociaciones obtuvieron además de algunos privilegios, el derecho de jurisdicción, o sea que se daban a sí mismas sus reglamentos y dirimían sus conflictos o diferendos, independientemente de otros tribunales, lo que les valió el nombre de Free Masons o Masones Libres o Francmasones.

Las Asociaciones de Obreros Constructores, desde el principio de la Era Cristiana, existían en las Islas Británicas, porque las Legiones Romanas conquistadoras las llevaban consigo para realizar obras de fortificación, o para construir las grandes poblaciones que se llamaron ciudades Romanas.

Cuando estas asociaciones empezaron a aceptar a personas ajenas al arte de la construcción, ya fuera por su sabiduría, importancia política o por esperar de ellas alguna protección especial y se adoptó la filosófica y simbólica expresión de perfeccionar el edificio moral del ser humano, se creó la Masonería Especulativa, que desde luego abrió nuevos niveles de gradación para que los Aceptados fueran logrando por sus obras o méritos o posiciones jerárquicas, que constituyen hoy el sistema Escocista.

Aun cuando en el año 926 se efectuó en York una gran asamblea de Masones, el Historiador Masónico I:.P:.H:. Américo Carnicelli dice que la actual Masonería tal como existe hoy en Colombia y el resto del mundo, procede de Inglaterra porque la Orden sólo fue establecida formalmente en 1.717 al crearse la Gran Logia de Londres.

En 1.721 los Masones Ingleses establecieron la Masonería en Francia; en 1.756 cambió la tendencia de la Masonería Francesa, adoptando los principios filosóficos sociales, luchando por las libertades de conciencia y de pensamiento.

La Masonería llegó a las Antillas, Isla de Jamaica, en 1.739; y a Santo Domingo, en 1.748. Como en 1.758 se fundó en París el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente, con 25 grados y llamado Rito de Perfección, traído a América por el Israelita Francés Esteban Morin, investido con el grado de Gran Inspector General y con poderes suficientes para establecer esta Rama Masónica, fue así que esta fecha dio nacimiento en América al R:.E:.A:.A:. y a su origen de la Rama Masónica Francesa.

En los Estados Unidos de Norte América, en Charleston, Carolina del Sur, el 3 de Enero de 1.797 se constituyó el Gran Consejo de Sublimes Príncipes del Real Secreto, con 25 grados, a los que se agregaron luego 8 grados más, para un total de 33 grados, del "Rito Escocés Antiguo y Aceptado", cuyos Miembros son llamados Soberanos Grandes Inspectores Generales y su conjunto SUPREMO CONSEJO DEL GRADO 33.

Historia del Rito de Misraim y del Rito de Memphis

Una de las primeras versiones del Rito de Misraim nos aparece a traves de Marc Bedarride, nacido en 1776 en Cavaillon, condado de Venaissin, con su publicacion la "Orden Masonica de Misraim".

En su obra Bedarride se basa en el Pentateuco, los 5 primeros libros del Antiguo Testamento. Segundo el , Adan conjuntamente con sus hijos crearon la primera Logia de la Humanidad y su hijo Seth fue su sucesor. Y Noe salvo la Logia de la Gran Inundacion ( Diluvio ) , el y su hijo Sem se establecieron en Mitzraim que significa Egipto . Es entonces a traves de estas personas que viene la tradicion secreta del esoterismo.

Es en esta fuente que los sacerdotes de todas las naciones vienen a tomar su conocimiento : Moises, Salomon, Pitagoras asi como todos los sabios de la antiguedad , Griegos, Romanos y Arabes .

El ultimo eslabon en esta ininterrumpida cadena fue hecha por el padre de Bedarride que recibio en 1782 la visita de un misterioso "Iniciador Egipcio" en Cavaillon Francia , del cual el solamente conocia su NOMEN MYSTICUM ANANIAH "El Sabio", ANANIAH lo inicio en la Masoneria Egipcia. Todavia no es la unica vez que encontramos la referencia del paso de un Superior Desconocido en la Masoneria Egipcia.

En la obra de Vernhes en defensa del Rito de Misraim publicado en 1822 tambien menciona el paso de un misionero de Ananiah en el sur de Francia en el ano 1782.

La version de los origenes del Rito de Misraim por Bedarride son tomadas solamente como leyendas, pero el Egipto es en la tradicion esoterica e historica una corriente original totalmente distinta de otras tradiciones y entendemos que cada autor masonico intenta conectarse a una fuente lo mas antigua posible.
En el tiempo que el Emperador Napoleon Bonaparte efectuo su campana en Egipto, el no conocia mucho del antiguo simbolismo Egipcio, de su religion y de su escritura.

Porque el Arqueologo Champollion todavia no habia descubierto la llave del alfabeto Jeroglifico. Champollion hizo su sensacional anuncio solamente el 17 de diciembre de 1822, muy poco se sabia hasta el momento de la tradicion Egipcia, sus iniciaciones sacerdotales eran escritas de forma increiblemente romanticas.

Con todo ya en 1640 en la region de Mountauban y Avignon , Francia , algunos tratados alquimicos guardados dentro de las asociaciones de albanileria de los grupos reconocidos "no operativos" , circulaban por "debajo de las tunicas".

En 1760 un tratado secreto sobre las Iniciaciones Egipcias circulaba conteniendo alusiones transparentes referentes a la Gran Obra.

Tambien este mismo tratado era conocido por los masones Alemanes bajo el nombre de "CRATA REPOA" donde era considerada una iniciacion Egipcia real. Este tratado traducido por los Alemanes von Koppen y von Hymmen , fue llamado "El silencio de los dioses". El tratado describe la antigua iniciacion hecha en la Gran Piramide, y afirma que en esos grados una lenguaje secreto , denominada Ammaniana era ensenada y usada. Fue fielmente reproducida por la recepcion simbolica de siete grados sucesivos, a saber ;

1. Pastophoros o Novicio,
2. Neocoros o Artifice,
3. Melanophoros o Mestre,
4. Christophoros o Juez,
5. Balahatos o Filosofo,
6. Knephu o Astronomo,
7. Prophetos o Profeta y Sacerdote.

Las iniciaciones Egipcias muy populares en ese tiempo rapidamente se tornaron moda, conquistaron Paris e irian a ejercer grandes influencias en la mente de las autoridades masonicas de la epoca.

Les daremos ahora a conocer mas detalladamente la historia del Rito de Misraim que ha sido siempre un rito misterioso, y por sobretodo ha respetado siempre las tradiciones y principios de la francomasoneria y que siempre ha mantenido su especificidad.

Levesque , en su obra "Revista Historica General", escribe en 1821 ;
"Han pasado seis anos desde que este Rito se ha establecido en Paris.
El Rito vino de Italia, siendo muy bien aceptado en las Islas Ionian y en la frontera del Golfo del Adriatico. Pero nacio en Egipto."

El mason Thory (1759-1817) que en sus dos volumenes "Acta Latomorum", y principalmente en su obra "Nomenclatura de los ritos principales", reproduce considerables documentos historicos y especifica que " El Rito de Misraim que es muy joven en Francia era muy popular en Venecia y en las Islas Ionan. Alla existen muchos capitulos de Misraim en Abruzzis y en Pouilles, Italia. Y todos los grados excepto el 88, 89 y 90 tienen nombres diferentes. Los nombres de los ultimos tres grados no son conocidos , ellos son indicados en el manuscrito que nos fue comunicado a nosotros como siendo velado."

En 1913 en la ciudad de Naples Italia, fue conferido por primera vez a los hermanos Gaborria , Joly y Garcia el poder de trabajar el Rito en Francia. Los documentos necesarios fueron escritos en Italiano y presentados a los comisarios del Gran Oriente de Francia el 20 de Noviembre de 1816. El Rito de Misraim o de Egipto era practicado en Italia antes de 1789. Los ultimos Grados del Rito eran praticados en tres diferentes formas o "Regimenes" a saber ;

1. El Regimen Copta-Egipcio , Arcana-Arcanum Arcanorum o el Mysterium Magnum , Regimen de Venecia .

2. El Regimen Egipcio-Griego , Arcana Arcanorum o el Secreto de los Secretos, Regimen de Naples.

3. El Regimen Filosofico Cabalistico de Bedarride

La Orden de Misraim es una escuela secreta y sus ultimos cuatro grados nos transmite los mas considerables tradicionales y espirituales secretos , atraves de la investigacion Religiosa, Alquimica, Hermetica y Cabalistica. El Rito de Misraim siempre se limito a la felicidad humana y a la emancipacion del espiritu y a la educacion del corazon. La preocupacion del Rito ha sido siempre la conquista de la verdad de la naturaleza en sus miles de secretos.

Damos en seguida la referencia cronologica del Rito de Memphis y Misraim ;

1788 : Un grupo de Sociniens pide una carta de constitucion del Rito Egipcio a Joseph Balsamo, Conde Alexandre de Cagliostro.

1815: En Naples Italia, los hermanos Gaborria , Joly y Garcia reciben de Lassalle los Poderes Supremos de la Orden de Misraim. Los tres hermanos Bedarride desarrollan el Rito de Misraim en Francia.

En Francia Samuel Honis y Gabriel Mathieu Marconis de Negre fundan en la ciudad de Montalban el Rito de Memphis, bajo una nomenclatura reelaborada de los grados del Rito Antiguo y Primitivo Oriental de Misraim.

1816: En Francia el 21 de enero , Gabriel Marconis de Negre, Gran Maestro de la Orden de Memphis fue elegido Gran Hierophante del Rito de Misraim. En Francia el Gran Maestro del Rito de Misraim es tambien Gran Maestro del Rito de Memphis por primera vez.

1817: El Rito de Misraim es introducido en Bruselas.

1820: Entre los miembros de la Orden de Misraim forman parte del Gran Consejo General de la Orden los tres hermanos Bedarride, el Conde Muraire, el General Baron de Teste, el abogado de la corte real Muret, el General Conde de Fernie, el Doctor Briot y sus miembros de honor el Duque de Cazes, el Duque de Saxeweimar, el Duque de Leicester y el Duque de Sussex.

1822: El 22 de septiembre las logias del Rito de Misraim estan activas en Paris con 6 en Lyon, 6 en Metz, 5 en Toulouse, 3 en Bordeaux, 3 en Lausanne, 3 en Geneva y una en Courtray.

1838: Marc Bedarride reorganiza el Rito de Misraim.

1839: En Francia el Rito Oriental de Memphis es fundado por Etienne Marconis en Paris

1862: El Mariscal Magnan Gran Maestro del Gran Oriente de Francia envia una circular a todas las obediencias en Francia a fin de unir la masoneria Francesa. El hermano Hayere del Rito de Misraim que recibio la circular, contesto de la siguinte forma ;

"El Rito de Misraim debe mucho a su independencia para que reconozca el poder del Gran Oriente y someterse a su dominacion ; jamas se sometera a tal demanda".

1881: En Italia, Giuseppe Garibaldi hace la federacion de los Ritos de Memphis y de Misraim.

1891: En Francia el Baron Achille Laviarde I (Rey de Araucania y Patagonia) fue elevado por el Gran Maestro del Rito de Misraim al grado de Soberano Principe de la Orden y es reconocido como Soberano Gran Maestro Honorario.

1899: Durante este ano la federacion entre ciertas logias de los dos Ritos de Misraim y Menphis tuvo lugar bajo el titulo de Memphis Misraim .

1900: Logias independientes del Rito de Misraim empiezan a desaparecer una a una, la madre Logia "El arco en el cielo" cierra sus trabajos.

1902: Theodore Reuss, establece el Soberano Santuario Memphis Misraim en Alemania.
En Francia el ultimo suspiro de independencia de la Orden de Misraim.
Los grados de Memphis y Misraim son agrupados en una misma estructura.

1973: El Hermano Albert Cools reactiva una Logia dentro del Rito de Memphis Misraim que trabaja unicamente el Rito de Misraim.

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